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Elixir del Sexo 02

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Ya había pasado casi un mes desde que le di la primera dosis a mi madre, esa dosis que tanta satisfacción me dio en casi cuatro semanas así que decidí darle la siguiente dosis en esos días, estaba completamente enamorado de mi madre, mi mujer, mi putita como quería ella que la llamara.

Después de aquella primera noche en la que se entregó a mí, siguieron muchas otras noches de pasión y no solo noches, mañanas, tardes, prácticamente cualquier momento era propicio para entregarnos a la pasión y hacer el amor en cualquier rincón de la casa. El encuentro más ardiente que tuvimos fue la noche que deliberadamente me apodere de su ano, la sodomicé con tal desesperación que le costaba sentarse en cualquier lugar, así que le permití durante esos días comer de rodillas en el piso como una perrita.

Sin embargo, uno de mis primeros comandos para ella fue que debía estar en casa con tacones y ropa interior, además de usar tanga en todo momento cuando no estuviéramos haciendo el amor; para poder abrir la puerta cuando fuera necesario podía usar un ligero albornoz de seda o un batín semitransparente. El solo verla arrodillada comiendo de su plato, con la fina tela cubriendo su hermoso par de nalgas hizo que me pusiera al cien, y sin pensarlo me avancé sobre ella y allí mismo la volví a tomar de las caderas, arranque su tanga de un tirón y la penetre con toda la fuerza que pude hasta llenarle el intestino con mi lácteo y espeso semen.

Una tarde unos días antes de que se cumplir el mes, estaba hablando con ella mientras estábamos abrazados en la cama después de una particularmente vigorosa sesión de sexo:

-mi macho, estuviste magnifico querido mío.-dijo ella suspirando

-gracias perrita, me esfuerzo cada vez más para ti, cada vez duro más.

-me encanta todo lo que me haces mi macho, eres el mejor hombre del mundo

-Sí, que lastima ¿verdad?- dije orgulloso.

-¿Lastima? ¿Lástima Porque mi rey?

-porque soy tan bueno para dar placer y satisfacer a mujeres fogosas y necesitadas, pero tú no quieres que otras mujeres tengan ese placer… -dije lanzando la bomba- eres muy egoísta putita.

-Pero… pero papito, yo… no, no te puedo compartir

-Eres egoísta putita, deberías compartirme con otras, satisfacerlas como a ti mi perrita, ¿o no soy un buen dueño?

-mi amor tu eres mi dueño, yo solo soy tu perra, no puedo decirte que hacer. Si quieres satisfacer a otras mujeres necesitadas, creo que deberías hacerlo. ¡Eres tan bueno y caritativo!- y sonriendo nos besamos apasionadamente por haber llegado a un acuerdo.

Fue en ese momento que me di cuenta de que ella estaba sometida completamente a mi voluntad, y que no se resistiría a nada que yo le pidiera o le ordenara. Y obviamente estaba dispuesto a aprovecharme de eso. Así que empecé a pensar en quien o quienes serían mis siguientes elecciones, como muchos imaginaran mis hermanas eran las elecciones obvias, pues al ver la situación en la vivíamos ahora se escandalizarían, así que habría que “convencerlas” de alguna forma, pero aún faltaban casi tres meses para que regresaran a casa, así que mientras podría divertirme con alguna otra putita.

Ese día en cuestión, iba a darle otra dosis a mi putita/madre, ella estaba sensual vestida con un conjunto de lencería rosa y negra, su brassier apenas sostenía sus enormes chiches copa D, porque la hacía usar una talla más chica para ver los más grandes aun, una tanga que por poco se metía desaparecía sus labios y completaba el atuendo con unas medias negras de licra semitransparentes y sus obligatorios zapatos de tacón de plataforma.

Los dos estábamos en la cocina yo sentado a la mesa y ella terminando de prepararme el desayuno, ella solo desayunaba fruta y jugo, para mantenerse en línea para su amado dueño, mientras ella estaba de espaldas puse las gotas en el jugo de mi madre, y espere a que fuera a darle un trago, no tardo ni 5 minutos en darse la vuelta y tomarse de un golpe todo su jugo, unos minutos después mi madre me llevo mi plato con mi desayuno, y al ponerlo en la mesa se me agacho para darme un apasionado beso en los labios que se convirtió en una lucha de lenguas hasta que se separó de mí y me sonrió para dejarme desayunar y se sentó a mi lado para comer su fruta. Mientras desayunábamos, yo seguía pensando en quienes podrían a unirse a mi mami.

Cuando estaba por terminar su plato sonó el timbre y mi madre raudamente fue a abrir la puerta y antes de abrirla se puso un albornoz para tapar parte de sus atractivas formas. Al abrir la puerta escuche el saludo de mi tía Ruth la hermana menor de mi mami, 6 años menor que ella, soltera a sus 32 años, había tenido varios novios y amantes, pero ninguno le había podido echar el lazo. Físicamente era similar a mi madre, piel morena, cabello negro y largo, unos centímetros más alta que mi madre, y sus senos también mayores llamaban la atención de cualquier hombre su breve cintura, sus carnosas nalgas y sus largas piernas paraban el tráfico y ella lo sabía y lo aprovechaba para lo que necesitara, el problema con mi tía es que a pesar de sus atractivos, siempre terminaba con patanes.

Yo en la cocina apenas alcanzaba a escuchar la conversación entre mi tía y mi madre; parecía que su ultimo novio la había dejado o algo así, un tipo con familia con el que tenía viviendo casi un año, ella estaba hecha un mar de lágrimas.

Mientras escuchaba a mi madre consolar su hermanita, empecé a pensar que mi tía necesitaba un hombre joven que la satisficiera, y de jara de buscar tipos que no le convinieran. Y al mismo tiempo a planear como poder darle a mi tía una dosis de mi elixir, después de todo no podía desaprovechar esa gran oportunidad que se me brindaba, había ido a casa el mismo día que le di la segunda dosis a mi mamita, por lo que no tendría que calcular dos fechas distintas.

Y de la misma forma providencial que mi tía llego sola a casa en esa importante fecha, mi madre entro a la cocina contoneando sus deliciosas formas, para preparar un poco de té para mi tía. Cuando la vi llenando una taza con agua le dije:

-mami-putita, vete con mi tía, está mal, no deberías dejarla solita- dije con voz melosa mientras la abrazaba por la cintura.

-pero mi rey, tengo que llevarle algo para tranquilizarla…-dijo mi mami mientras le besaba el cuello, y acariciaba sus curvas.

-yo termino de preparárselo y se lo llevo, pero tu ve a consolarla.

- qué bueno eres mi rey, allá te espero- dijo mientras me daba un apasionado beso

-Espera putita, cuando yo llegue con el té- le ordené a mi madre mientras la agarraba de la muñeca para que me pusiera atención –y mi tía le dé el primer trago quiero que te vayas al baño hasta que yo te hable, ¿entendiste perrita?

-si mi amor, entiendo y obedezco.

Y vi salir a mi hermosa madre enfundada en sus escasas ropas, y no pude evitar sonreír pensando en el banquete que me iba a dar con mi tía y mi madre. Llene la taza a la mitad para calentar el agua con un sobre de té y luego llene el resto con agua fría, para que a mi tía no le costara trabajo tomárselo sin problemas, después puse cuatro gotitas de la botellita que le había comprado al brujo.

Salí de la cocina con el té para mi tía, y las vi allí sentadas en el sofá de la sala, mi madre enfundada en su conjunto rosa con negro, casi transparente que dejaba ver parte de sus aureolas morenas, y su impúdica tanga que se escondía   entre sus labios, todo cubierto con el albornoz de seda negra, ella abrazaba a su hermana que desconsolada lloraba en sus brazos, a mi tía la vi también hermosa vestida en con una blusa de tirantes, de la que casi se salían sus pechos sin sujetador, y pantalón deportivo que se pegaba a su redondo culo.

Cuando me acerque, pude ver su linda cara llena de lágrimas, así que me acerque con cuidado y la saludé para darle su bebida, ella me saludo, y le dio el primer  sorbo a su té, en ese instante mi mamita se levantó y se dirigió al baño como se lo había ordenado, mi tía me agradeció y cuando me miro pude ver un brillo extraño en sus bellos ojos cafés entonces  me pregunto cómo estaba yo, tal vez para cambiar de tema y no pensar en lo que le pasaba, o tal vez para el elixir empezaba a hacer efecto.

-Danny, que lindo eres, y atento- dijo mi tía- tú si sabes cómo cuidar a una mujer, no como otros hombres que abundan, y nada más se aprovechan de las mujeres.

-no digas eso tía

-claro que si, además te estás poniendo muy guapo - dijo ella mientras ponía su mano en mi pierna- de seguro tienes muchas niñas detrás de tus huesitos…

-ay tía este…- dije fingiendo nerviosismo- no son tantas tía- en ese momento apretó mi pierna y empezó a recorrer mi pierna hacia mi cuerpo- ni siquiera tengo novia.

-pues que desperdicio de hombre, alguien como tú no debería estar tan solito- mientras decía esto su mano ya había llegado por debajo de mi playera a mi vientre y abdomen, que aunque no era de lavadero, estaba un poco duro por el ejercicio- con un chico guapo y fuerte como mi sobrinito, una mujer podría olvidar a cualquier pelmazo- y cada vez acercaba más su cuerpo a la mío.

- Es que nada más hay que saber tratarlas bien tía- dije mientras tomaba su mano bajo mi playera- tratarlas como se debe- y pase mi mano por su cintura, mientras nos mirábamos a los ojos- saber cómo se debe tratar a cada mujer.

- ¿Y tú sabes cómo tratar a una mujer como yo? ¿A una mujer con ms necesidades?- dijo mi tía justo antes de besar mis labios- yo si se cómo tratar a un macho como tú- dijo mientras agarraba mi miembro suavemente pero con decisión, y sin decir nada más empezó a lamer por encima de la tela del short que llevaba en ese momento.

Mi tía no tardó nada en sacar mi verga y metérsela en la boca, yo sentía como iba creciendo en la cálida boca de mi tía Ruth, ella se metía mi verga hasta el fondo, podía sentir como llegaba a su garganta y los ruidos que hacia eran de una experta en gargantas profundas, cuando se la saco de la boca la tenia llena de su saliva, y mi tía empezó a besar y lamer mi tronco, de la punta hasta la base, y allí en la base empezó a besar el punto justo donde se separa la verga de los huevos, y le pareció delicioso que no tuviera vellos, incluso se metió una de mis bolas completa en la boca chupándola y acariciándola con la lengua.

Sin titubear un segundo ella se quitó la blusa que llevaba liberando sus enormes y hermosas chiches talla DD un poco más grandes que las de mi madre. Sus pezones ya estaban completamente erectos coronando las enormes y oscuras aureolas de sus tetas, y ni tarda ni perezosa se puso a hacerme una paja rusa con esos gloriosos globos de carne, no podía creer lo que estaba pasando, mi tía me masturbaba con sus tetas en la sala de mi casa, y cada vez que el glande se asomaba aprovechaba para darle un rápido beso. Después de un rato mi tía se levantó restregándome sus tetotas en la cara y yo aproveché para besarlas, pero me las quito rápidamente y se paró frente a mí, y con movimientos sensuales se bajó el pantalón deportivo dejando solo una minúscula tanga blanca que sin ningún pudor también se quitó y me lanzo con un beso. Pude ver su sexo que tenía un triángulo de bello recortado con rastros de minúsculos bellos al rededor, seguro hacía varios días que se había retocado, por lo que estaban empezando a crecer de nuevo. Ella se acercó a mí y se sentó sobre mis piernas diciendo:

-¿te gusta lo que ves sobrinito? ¿Te gusta el macizo cuerpo de tu tía?- dijo sentándose de frente a mí- ¿Te gustan las tetas de tu tía? ¿Sus nalgas?-dijo mientras me restregaba las tetas en la cara y me dirigía las manos para apretarle sus nalgas-

-Me encantan. Están bien ricas- dije mientras las besaba y me las metía a la boca, las chupaba y ponía especial atención a sus pezones- están enormes. Que lastima

-¿Lastima de que mi amor?

-lástima que nunca hayan dado lechita, estaría bien rica-

-¿mi sobrinito quiere lechita de su tía?- dijo ella con tono algo meloso-¿Quiere probar leche de mis tetas?- dijo entre quejidos de placer- Chúpalas más fuerte a ver si les sale algo…-me dijo mi tía al oído mientras me lo mordía.

Mi tía seguía ofreciéndome sus tetas, mientras me besaba las orejas, con sus manos me acariciaba la verga, y sin dudarlo un momento dirigió mi erecto miembro a la entrada de su coño, y de un solo golpe se sentó en el mientras me besaba los labios con la pasión de una amante ansiosa de cariño. Comenzó a cabalgarme con la fuerza de una amazona, y yo la embestía como poseído por una fuerza animal. Ella daba brincos sobre mi verga mientras gritaba y hacia caras de placer, sus gestos eran cada vez parecidos al éxtasis que al placer. La tome de la espalda y la acosté sobre el sofá en el que estábamos sentados. Poniéndome sobre ella mientras ella me apretaba con las piernas alrededor de mi cintura y besándonos con la pasión de dos enamorados, separamos nuestros labios un momento, y entre jadeos le dije:

-¿te gusta tía… te gusta cómo te cojo?

-si mi amor, me encanta- decía con los ojos cerrados y la cara deformada del placer- tú si sabes coger a una mujer como yo. Quiero que seas mi hombre, macho, mi dueño- decía entre jadeos y suspiros- ¡quiero ser tu hembra, tu perraaaaaa…!- la frase quedo incompleta por un enorme orgasmo que la invadió.

-mi perra, mi esclava- dije terminando casi al mismo tiempo que ella.

Ella solo asintió con la cabeza con los ojos cerrados y mordiéndose los labios; termine dentro de su hirviente chuchis, quedando ella temblando exhausta, bese sus labios y baje besando por su cuello hasta sus tetas, saque mi pene de su interior, ella dirigió una de sus manos a su vagina e introdujo dos dedos, los saco con restos de mi semen que se escurrían por sus labios, sonriendo dijo “mi macho me lleno todita de su lechita” y se metió los dedos mojados con mi leche y sus jugos en la boca y los chupo “además esta deliciosa” dijo chupando se los dedos y guiñándome el ojo.

-¿Terminaste rico mi rey?- dijo mi tía relamiéndose los dedos.

-¡sí!-dije yo- pero tengo ganas de más- Espérame a aquí.

Casi me había olvidado de mi putita favorita, mi madre, que estaba en el baño esperando a que fuera por ella, como se lo había ordenado. Así que me levante solo con la playera puesta y me dirigí hacia donde estaba ella. Al entrar al baño la encontré sentada con las piernas cruzadas, un codo apoyado sobre su pierna, y la cara en la mano del mismo brazo, con expresión de hastío, solo verla así sentada con su hermoso y sexy  conjunto hicieron que se me volviera a parar. Cuando me vio entrar su rostro se ilumino con su hermosa sonrisa y se levantó rápidamente a besarme, la tome por la cintura y nos besamos.

-te acuerdas de lo que estuvimos hablando.- dije- te voy a presentar a tu nueva compañera.

-mi señor es tan bueno, y yo estoy tan contenta y orgullosa de que sea tan bueno con las mujeres.

La tome de la mano y la guie hasta la sala, con mi tía, su hermana, mi nueva esclava, su nueva compañera. Encontramos a mi tía sentada en el sofá de la sala, desnuda y esperando, senté a mi madre en el mismo sofá que ella, ambas se veían con una mezcla de placer, deseo y confusión, o por lo menos eso es lo que yo pensaba, y honestamente en ese momento yo mismo no sabía qué era lo que sentía, y mucho menos que decirles. Así que solo acerté a presentarlas como si fueran un par de desconocidas:

“Fátima te presento a Ruth, mi nueva perra, tu nueva compañera. Ruth ella es Fátima, mi puta favorita, mi perra más fiel y tu nueva compañera. Quiero que se lleven bien y que las dos sean perritas obedientes, y se porten bien con su dueño y macho.”

Las dos dijeron que si al mismo tiempo, y luego se voltearon a ver y dijeron sonriendo una a la otra “encantada” y se dieron un beso justo en los labios. Yo me senté en el sillón individual al lado del sofá donde estaban ellas, la visión de mi madre en lencería y mi tía desnuda compartiendo sus labios, mientras se acarician sus cuerpos y recorrían con sus manos las formas de la otra. Después de un rato de acariciarse una a la otra y besarse mientras sus lenguas entraban en la boca de la otra, se separaron y mi tía volteo a verme con una expresión entre picara y retadora:

-¿Ella es tu perra favorita?-pregunto mi tía- pues voy a hacer lo posible por quitarle su puesto.

-Eso ya lo veremos PERRA- dijo mi madre algo indignada.

Después de decir eso, ambas se dirigieron hacia mí en cuatro patas, como verdaderas perras, mi tía fue un poco más rápida y alcanzo primero si verga y empezó a chupármela con fuerza, mi madre no tardo en tomar mis huevos y besarlos con cariño, los lamia con fuerza mientras mi tía mamaba mi verga, podía sentir sus labios y lenguas en mi falo y mis escroto era lo más hermoso, el placer que me estaban dando era el mayor que había sentido hasta ese momento. De repente mi madre tomo la iniciativa y se acercó a besar el oído de mi tía quien sonriendo le ofreció mi verga a la boca de su hermana, ella la tomo con sus labios y empezó a chuparla sin usar sus manos, mientras tanto mi tía tomo su lugar en mis testículos. Entonces mi madre desabrocho su sostén para quitárselo sin dejar de mamar mi miembro, y con sus tetas empezó a pajearme mientras chupaba el glande cada vez que salía de entre ellas. Mientras mi tía trataba de meterse mis bolas en su boca, jugaba con ellas con su lengua como podía, pero el cuerpo de mi madre le dificultaba esta actividad. Resignada mi tía se acomodó detrás de mi madre y la hice que me siguiera chupando pero en 4 patas, mientras mi tía acostada con su cabeza entre las piernas de mi madre, le empezó a chupar el clítoris y a besar sus labios vaginales mientras con la lengua la penetraba en la vagina; mientras mi madre me chupaba a mí, podía escuchar los sonidos húmedos de ambas mujeres chupando su respectivo objetivo. Mi tía le chupaba con tal fuerza a mi mamá que ella a su vez me apretaba con los labios haciendo me sentir un éxtasis indescriptible. Entonces decidí que mi verga estaba bastante dura y que quería probar los coños de mis mujeres.

Le  ordene a ambas que se dieran la vuelta, y así lo hicieron, cuando mi madre me ofreció su hermosos y redondeado culo, tome la su tanga y la baje por sus firmes y hermosas piernas, acariciando su piel suave mientras la deslizaba. Mi madre se puso entonces en cuatro patas frente a la pachita de mi tía, dándome una hermosa vista de sus nalgas y con mi verga parada y mojada penetre la húmeda caverna de carne de mi madre que ya mi tía se había encargado de dejar mojada. Sin mucho esfuerzo introduje mi verga en mi madre, mientras ella le regalaba un cunnilingus a mi tía. Empecé el mete-saca con un agresivo vaivén que mi madre acompaño de inmediato, el poco rato empecé a escuchar los gemido s de placer de mi madre que combinados con los de mi tía y mis resoplidos por el esfuerzo de follarme a mi progenitora por el mismo conducto por el que yo había salido. Imagino que mi madre aparte de sentir como la taladraba por su pucha, sentía el sabor de mi semen dentro de la vagina de su hermana. Mi mamá no tardó en empezar a temblar de placer, al mismo tiempo que sus gritos se incrementaron tanto en volumen como en intensidad, en ese momento mi madre se desplomo con un grito apagado mientras mi tía convulsionaba en silencio, mordiéndose los labios y apretándose las enormes tetas.

Después de haberme cogido a mi madre de perrito, me senté en el sofá grande y le dije a mi tía que sentara sobre mí, ella obedeció presta y se levantó aun temblando un poco, se acercó a mi ofreciéndome sus pechos de enormes y oscuras aureolas y duros pezones, se montó sobre mi verga que aún seguía dura y estaba lubricada por los jugos de mamá, puso la cabeza de mi pene en la entrada de su vagina y se deslizo sobre ella metiéndola casi por completo, mientras yo me deleitaba con la sensación de sus húmedas paredes vaginales y besando sus tetas. Esto no pareció gustarle mucho a mi madre, pues estaba frente a nosotros de rodillas con los brazos cruzados y cara de pocos amigos, así que le dije “dame tu coño, puta” ella sonriendo se acercó a nosotros y como pudo se paró en el sofá, con las manos apoyadas en la pared, mi cara quedo a la altura perfecta para lamer su coño, mientras con mi mano tome el cabello de mi tía y dirigí su cara las nalgas de mi madre, y sin necesidad de que dijera nada mi tía empezó a besar sus nalgas y lamer el ano de mi mamá. Mi tía sabia acompasar muy bien mis movimientos con los suyos, además de lamer el culo de su hermana, mientras yo le penetraba la vagina con mi lengua y sentía el agridulce sabor de su coño, el morbo de la situación, cogerme de dos bellezas maduras de piel morena, que además son hermanas, y mejor aun siendo mis propias madre y tía, aunado a los sonidos de chapoteo de sus húmedas cavidades y sus lenguas, mas sus gemidos de perras que daban, y los olores de sus sexos destilando néctares sexuales, y el aroma de su sudor sobre la piel, hicieron merma en mí, y no aguantaron mucho más, mi tía dio un grito de placer mientras se abrazaba a mi cuerpo como podía, mientras mi madre se desplomo, y como pudimos la sostuvimos para que no cayera al piso de golpe, la acomode acostada en el suelo y luego a mi tía sobre ella.

Ellas empezaron a acariciarse una a la otra y a besarse como si fueran un par de amantes lesbianas. Me puse detrás de ellas y empecé a penetrar a mi madre, con estoadas cortas y rápidas, luego pasaba a l coño de mi tía que estaba sobre ella, y la taladraba también con rapidez y fuerza, así estuve pasando de un coño a otro alternando unas cuantas estocadas a cada una; ellas casi sin fuerza empezaron a hacer quejidos algo apagados, muy bajos, acompañados del sonido de húmedos besos. Yo ya no pude más y con un gruñido de placer eyacule en el coño de mi tía de nuevo, y me desplome sin fuerzas junto a ellas que seguían acariciándose una a la otra, allí me quede descansando unos minutos, y sin darme cuenta me quede dormido.

Cuando desperté, ellas estaba dormidas una sobre la otra, sus cuerpos era una hermosa masa de carne morena, brillosa por su sudor y delicioso olor a orgasmo de mujer. Pero la cereza del pastel, la parte más bella de esa imagen, eran los coños de ellas, toda vía un poco abiertos, y del de mi tía se escurría una línea de espeso semen de un blanco intenso que contrastaba con lo oscuro de esa parte de la intimidad de mi tía, el semen había salido del coño de mi tía y se había resbalado hasta la intimidad de mi madre mientras ambas dormían, una sobre la otra. Después de admirar a mis perras en esa deliciosa posición, me levante y fui por algo de beber a la cocina, cuando salí de la cocina con una lata de jugo, pase por la cómoda donde mi madre tiene varias fotos de la familia, algunas en vacaciones, otras de fiestas, algunas en las que estamos solos mis hermanas y yo, y algunas con mi difunto padre; sin embargo las que llamaron mi atención fueron dos fotos grandes una era una composición de mis hermanas, en diferentes partes, unas con vestidos largos y copas, otras en bikinis en la playa, sentadas con minifaldas en alguna fiesta, otra vestidas igual para alguna tabla rítmica etc. Me mordí los labios pensando en ellas, era obvio que cuando volvieran a casa de estudiar les parecería extraño que mi tía Ruth estuviera viviendo en la casa, y más aun que mi madre y mi tía se pasearan semidesnudas por toda la casa, porque evidentemente iba a decirle a mi tía que se viniera a vivir con nosotros. Mi primera idea fue que iba a tener que ordenarles que siempre anduvieran vestidas en la casa mientras estuvieran ellas… Pero inmediatamente me di un golpe en la frene a mí mismo, ¿por qué fingir con mis perras vestidas, si con un poco de ayuda podía convencer a mis hermanas de unírseles? Y allí fue cuando la otra fotografía llamo mi atención, la tome en mis manos y fui por mis perras, las desperté con unas ligeras pataditas en las costillas, cuando abrieron los ojos les ordene que me acompañaran a la habitación. Ellas se levantaron y caminaron de tras de mi agarradas de la mano.

Cuando llegamos a la habitación, les ordene que se arrodillaran para chupármela, ellas obedecieron de inmediato y una da cada lado empezaron a recorrer mi miembro con sus labios y sus lenguas, tome sus cabezas y las dirigí para que mientras me recorrían el pene, ellas tuvieran sus labios en contacto en todo momento. Cuando ya lo tuve de nuevo duro y listo les dije que quería probar una posición especial, le ordene a mi tía que se pusiera en cuatro patas con las rodillas separadas sobre la cama, y a mi mamá le ayude a costarse sobre la espalda de mi tía, con un poco de fuerza ella logro hacer equilibrio y separar sus piernas mientras se agarraba los tobillos con las piernas levantadas. La visión de sus coños abiertos de nuevo para mí penetre primero a mi madre con cierto cuidado y cariño, pero fui haciendo cada vez más fuertes mis embestidas, ella con los ojos cerrados se tambaleaba, sobre la espalda de mi tía, luego fue el turno de mi tía, a la que también penetre con cuidado y cariño, no quería que se fueran a caer en esa posición tan delicada. Mientras ellas recibían mis arremetidas yo les decía que las ambas, que estaban deliciosas, que eran mías, que eran mis perras. Ellas solo decían que sí, que eran mías y que yo era su dueño. De nuevo estuve alternando de un coño a otro y esta vez no tarde mucho en acabar pero ahora en el coño de mi madre, como termine antes que ellas, les dije que hicieran un 99 (noventa y nueve), ellas se rieron de mí, pues por el cansancio y la excitación no me di cuenta de mi error, eso me molesto:

“Las perras nunca deben burlarse de su amo, ahora pongan esos culos en alto que van a ser castigadas” Ellas se pusieron serias y obedecieron, yo tome un cinturón del armario y les dije “quiero que cuentan los azotes” y empecé a azotar sus nalgas con el cinturón mientras ellas contaban diciendo “uno señor, dos señor…” les di diez golpes a cada una, sus culos quedaron rojos y entonces les dije que ahora si hicieran un 69, imaginen dos hermosas maduras, de piel morena con sus culos rojos, chupándose mutuamente el coño, y al hacerlo probando el semen del jovencito que se las acaba de coger, a eso súmenle el hecho de que son hermanas y que el que les dejo el semen en sus cucas es el hijo de una y sobrino de la otra.

Mientras ellas cumplían mi orden, yo me senté en un taburete, a disfrutar del espectáculo, tome del tocador la foto que había llevado, mientras la acariciaba con deseo. La foto era de la graduación de la preparatoria de mis hermanas, estaban ellas en el centro de un grupo de gente mi mama y mi tía al lado de cada una de mis hermanas que como recordaran son gemelas, junto a mi mama y mi tía estaban las hermanas de mi difunto padre, dos hermosas bellezas delgadas de rasgos europeos, pues mis abuelos paternos llegaron a mi país huyendo de los horrores de los nazis, de allí nosotros heredamos la piel clara al igual que mis tías. Junto a mis tías, de un lado estaba la mejor amiga de mi mamá una mujer madura pasadita de carnes pero con cara de niña, y junto a ella estaba su hija una criatura juvenil pero con un cuerpo de mujer bien desarrollado, que la hacía ver aun mayor que mis hermas y del otro lado  mis dos primas hijas de la hermana mayor de mi mamá; todas ellas con vestidos de noche y levantando copas de champagne a salud de mis hermanas por haber terminado la preparatoria. Ya se imaginaran todo lo que mi mente empezó a maquilar, de pronto los gemidos de placer de mi tía y mi madre que anunciaba sus inminentes orgasmos me sacaron de mis cavilaciones.

Me acerque a ellas y las separe cada una se acostó de un lado mío y recargaron sus cabezas en mi pecho, las abracé a ambas pasando mis brazos sobre sus hombros y les mostré la fotografía a ambas y les comente

-quiero una foto igual a esta- ellas voltearon a verla algo desconcertadas- pero todas encueradas en la alberca de la casa- y reí.

-Nuestro dueño es tan bueno-dijo mi madre- seguro que todas lo harían con placer para ti.

-Yo creo que todas estarían encantadas de tenerte como su macho- dijo mi tía.

Así abrazados nos quedamos dormidos otro rato y cuando despertamos, le dije a mi tía que quería que se viniera a vivir con nosotros, y que tenía que andar como mi mama, siempre encuerada o cuando menos en ropa interior dentro de la casa, y que se tenía que quitar todo el vello de su cuerpo; ella acepto encantada, inmediatamente se metió al baño a rasurarse y esa misma tarde después de comer fuimos por sus cosas a su casa, ya no le importaba que su novio la hubiera dejado, abandono su casa para venirse a vivir con nosotros, y al día siguiente puso su casa en renta con todo y muebles, eso significaría un ingreso extra para nosotros.

Mis objetivos estaban fijos, sin embargo no contaba con las sorpresas que el destino me tenía preparadas

C O N T I N U A R A

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(9,25)