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Una divertida anécdota

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Antes de comenzar, quiero enviarles un saludo a todos los que se toman un espacio para leer este sencillo relato y agradecerles por su atención al mismo.

 

El 24 de diciembre, con motivo de la cena de noche buena nos fuimos mi esposa y un servidor al súper a comprar lo necesario, la verdad es que sólo compramos pollos rostizados, papas fritas, refrescos y una botella de tequila para amenizar el ambiente; mi suegra se había quedado en casa con el bebé, así es que tuvimos un momento de libertad.

Como ya eran casi las 8 de la noche, salimos bien abrigados de casa ya que el frío estaba en su punto. Eso sí, por la tarde nos dimos un buen baño y nos vestimos de manera formal para pasar la noche buena. No esperábamos a nadie en casa, simplemente lo hicimos porque eso es lo que tenemos por costumbre, pienso que es una noche especial, así es que nos vestimos de forma especial.

Yo vestí un traje de color gris, camisa blanca y corbata que contrastaba con el traje; mi esposa vistió una faldita muy cortita y de color negro con algo de vuelo, se vistió con dobles pantimedias, una de color natural y de lykra, encima una de red, una blusa a rayas muy bonita y una tanguita de color negro, botas negras y listos, a celebrar.

Como les decía; salimos bien abrigados al súper. Al llegar a la tienda le pedí que se desabotonara el abrigo para que la pudieran admirar de la forma en como había vestido ese día.

Yo no se que piensen ustedes, ver a una chica en pantimedias es algo que a mí en lo personal me encanta, pero si es mi esposa me vuelve realmente loco y me hace muy feliz que la gente la volteé a mirar, aunque debo decirles también que hay muchos que lo hacen de formas muy descaradas, pero a veces esas miradas también las disfrutamos, especialmente ella.

Llegando al súper nos fuimos directamente al departamento de comida, había mucha gente haciendo fila para los pollos así es que tuvimos que esperar nuestro turno. Después nos fuimos al departamento de panadería para tomar lo necesario para acompañar la cena.

Como ese había sido el objetivo principal y habíamos terminado rápido, nos dimos el tiempo para ir a darnos una vuelta a los demás departamentos, especialmente el de línea blanca ya que mi esposa me está pidiendo desde hace mucho tiempo que cambiemos el refrigerador, el que tenemos actualmente no hace más que hacer ruido porque ya no enfría el ingrato.

Antes de llegar al departamento de línea blanca pasamos al departamento de vinos y licores, como se podrán imaginar estaba hasta la madre de cabrones buscando bebidas, pero al fondo de unos anaqueles, muy cerca de donde estaba las torres de las cervezas había un tipo armando una torre más de sidras, solo que como estaba comenzando estaba casi hincado en el suelo.

Fue entonces cuando se me ocurrió una idea, que con solo recordarla se me para la verga hasta el tope. Le pedí a mi esposa que fuera hasta el tipo aquel, que le pidiera una explicación acerca de las sidras o que le preguntara cualquier otra chingadera, pero que se quedara parada frente a él; sus piernas quedarían a la altura de la cara del tipo. Me costó un rato discutir con ella, ya que ella quería que yo fuera con ella, pero yo preferí esperarme como a dos metros de distancia, como si fuera un desconocido en ese momento.

Se dirigió hacia el tipo y dicho y hecho, se le paró al frente. Su cara lo decía todo, no se movió ni un instante y se veía que se la quería comer.

Cuando la vio al principio, la recorrió con su mirada desde los pies a la cabeza y mientras él seguía armando la supuesta torre, ella seguía parada hablando con él.

Igual y hablaron más de dos o tres minutos y yo veía que el tipo le hacía la indicación con la mano hacia un lado y hacia otro, mi esposa giraba el rostro haciéndose la desentendida, y eran esos momento en los que él aprovechaba para quedar nuevamente su mirada frente a sus piernas y con tal descaro la veía que casi creí que en cualquier momento la tomaría de las piernas.

No aguantaba el dolor que me provocaba, pues tenía pelos enredados en la verga y al momento de que esta se me paró, pues lógicamente me jaló los vellitos. Tenía la verga al máximo, a punto de reventar, fue entonces que decidí ir por ella, me excito tanto que, para sacarme la calentura y no poder coger, tuvo que mamarme la verga hasta hacerme venir en su boca.

Cuando me acerqué a ella le hablé muy tiernamente y respondiéndome con un beso solo sonrió, el tipo se paro de inmediato y no sabía ni que responder, se había trabado de la lengua y no encontraba palabra alguna para decir algo, lo que fuera.

Nos fuimos a casa y mientras caminábamos de regreso me explicó todo lo que le decía el tipo y que de alguna manera ella le estaba dando entrada para que él disfrutara del esplendor de sus piernas luciendo ese hermoso par de pantimedias y pantimedias de red.

Me hizo venirme en su boca dos veces, y todavía cuando hacemos el amor hablamos del tipo y fantaseamos con él. Creo que es la mejor película XXX que podemos tener en casa, je, je, je.

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