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Historias de oficina (1 de 2)

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Hoy el día comienza con una ansiosa tranquilidad, es sábado de jornada continua hasta las 2:00 p.m. y los aburridos uniformes de oficina se han quedado en casa, todos respiramos un aire de libertad por comenzar el fin de semana.

El género del personal está muy repartido, las mujeres ocupamos las oficinas mientras que los hombres se encuentran en la bodega o de conductores, ellos aprovechan el día sábado para examinar las cualidades físicas de sus compañeras de trabajo, nosotras por vanidad o por no defraudar a los ojos masculinos nos vestimos con ropa sensual pero lo más casual posible, tal vez un escote, un pantalón en lycra o una blusa ceñida con un jean de buena horma, es interesante hacerse la indiferente mientras es perseguida por las miradas medio morbosas de los hombres que realizan trabajos pesados y una se dedica a la papelería y las llamadas telefónicas.

Una tractomula acaba de llegar, de ella baja Carlos, un hombre alto, muy bronceado por el trabajo, ha conducido toda la noche y el sudor del viaje hace brillar su piel, un bluejean y una camiseta con las mangas cortadas muy ceñidos revelan un cuerpo muy grande y atlético por el trabajo duro que realiza diariamente, de pelo en pecho, ojos pícaros y muy bromista, le calculo alrededor de 40 años de edad, siempre requiere fotocopias por lo que debo ponerme de pie y dirigirme a la copiadora, ocasión que el aprovecha para detallar mis curvas y de vez en cuando lanza alguna indirecta para la que finjo no entender su verdadera intención. Sin embargo, cuando sus ojos realmente cambian es al bajar Andrea, la asistente de la gerente, quien lo saluda con evidente cortesía y el responde siguiendo su cuerpo de abajo hacia arriba una blusita negra de tiras a la altura del ombligo con un pesquero azul oscuro descaderado realzan su cuerpo de baja estatura, piel blanca, cabello castaño largo, ojos verdes y definitivamente la mejor cintura de la empresa acompañada de una cadera muy pronunciada. Ella se dirige a mí para encargarme una tarea, la atiendo y él recuerda preguntarme algo, mientras lo escucho, noto que los ojos claros de mi compañera están detallando meticulosamente el cuerpo del conductor desprendiendo cierto brillo, no me imaginaba que ella correspondería a la atracción de él. Ella se dirige a su oficina, pero primero entra al baño del primer piso, que desafortunada o afortunadamente para ella tiene dañada la chapa, él se dirige a buscar al jefe de bodega, pero antes siente deseos de ir al baño después de un viaje tan largo, el baño de hombres se encuentra ocupando y él se ve forzado a entrar al de las mujeres.

Excelente sorpresa para Andreita cuando se pone de pie y al disponerse a subir su tanga entra Carlos y la ve semidesnuda, la cara de ella se sonroja por completo y lo mira sin parpadear, ni gesticular una palabra, tampoco puede detenerlo cuando el se dispone a entrar, tal vez su instinto sexual fue más fuerte que su moral. El entra rápido para que nadie lo note, la mira concentrándose en aquel triangulo desnudo muy bien depilado con pocos bellos cortos en el centro, ella suelta la tanga dejándola caer sobre el pantalón que con rapidez quita de sus pies, lo deja atrás y se acerca a él, que la mira con cierto asombro, pero la toma con sus manos enormes por la cintura, desliza su blusa hacia arriba y desabrocha su sostén, dejándola sin ropa, mientras tanto ella le baja la cremallera del bluejean desgastado con apuro, como si necesitará palpar aquel falo portentoso para seguir respirando, al ser liberada por completo de su ropa, ella se arrodilla para ver mejor y más de cerca su premio después de varios meses sin novio o pareja. El extenso horario laboral no le ha dejado tiempo a su vida sentimental, mucho menos a la sexual, por esta razón ella no se permite perder esta oportunidad de desahogar todo el placer que ha acumulado, disfruta del duro y largo pene rosado que apunta hacia hacia sus labios, lo acaricia con dedicación de arriba abajo, sus manos blancas con el manicure impecable se deslizan con suavidad hasta que se acerca a su boca y la lengua prueba la piel del glande que brilla provocativamente, ella siente la necesidad de introducirlo por completo lo chupa como si fuera su última oportunidad de probar uno, es tanta la necesidad de sexo que no le importa ni pensar en donde, ni con quien está, solo disfruta, se entrega al mete y saca que le aplica aquel hombre, que aún no puede creer que ella la más seria de las oficinas este arrodillada haciendo realidad su fantasía de verla desnuda a su disposición. La toma de su rostro y la levanta, mientras la besa, la empuja hasta una pared, el frío de la baldosa en la espalda y nalgas desnudas, respinga sus pezones, que inmediatamente Carlos siente en su pecho, aquellos puntos duros le proporcionan más erotismo al momento y Carlos, dirije su mano izquierda a la vagina caliente de Andrea, que se retuerce cerrando sus ojos, pero el quiere hacerla gozar más y ahora comienza a sobar y chupar sus pechos dándole pequeños mordisquitos a sus pezones, mientras la masturba comienza a empujar su pene hacia adentro despacio para detallar como ella lo succiona intentando acelerar el momento, en su rostro se dibuja la ansiedad como suplicando que no la haga esperar más, que la lleve hasta el fondo y comience a agitarla con fiereza. Pero él, se hace esperar y parece divertirse observando como ella empuja su orificio para acelerar la penetración.

Ellos dos disfrutan, mientras tanto yo me he dado cuenta por el reflejo de uno de los ventanales que ellos dos se encontraron en el baño, y sin que nadie sospeche nada, paso silenciosamente por el frente sin dejar que suenen mis tacones y cerca de la puerta, logro escuchar el ajetreo que se esta llevando acabo adentro, ella gime y puedo notar que su boca es silenciada, sigo imaginando todo lo que sucede al otro lado de esa puerta, él ahoga los gemidos de Andrea con su mano, ella cae en cuenta y comienza a chupar los dedos gruesos de su semental del momento como intentando distraer su boca. En cierto momento los golpes contra la pared son más evidentes, escucho como aceleran el ritmo, mientras él susurra "Eres deliciosa… pequeña", y ella le responde con suma excitación "Si soy tan deliciosa, demuéstramelo con más fuerza", él se sorprende pero no lo duda, aprieta sus senos con más fuerza y mientras le da un pellizquito a uno de ellos, le introduce todo su tronco hasta el fondo, ella grita muy pasito cuando siente que ha chocado con el fondo de su vagina, "Es como si me partieras, sigue así, me encanta…". Yo mientras tanto, siento el corazón en mi clítoris que palpita cada vez con más fuerza, escuchando e imaginando todo aquello, con disimulo aprieto mis piernas y me concentro más en lo que escucho del sexo express que sostienen mis compañeros. En ese momento, "Me vengo, me vengo…" anuncia él, ella lo retira hacia atrás y de un golpe abre la boca para empujar el miembro hasta el paladar, inmediatamente su boca se inunda del espeso sémen que ella traga sin dudar, tal vez necesitando esta medicina después de tanto tiempo con la abstinencia de sexo, lo deja muy limpio, se pone de pie abraza el hombre por un momento, después orina, limpia su entrepierna, lava su boca y sus manos mientras que él limpia su miembro. Ella se viste y sus ojos verdes lo miran profundamente y con sinceridad, diciendo "Me encantó lo que sucedió, gracias" y sale sin decir nada más. Mientras el termina de hacer sus cosas en el baño, yo ya estaba sentada en mi puesto, de reojo observo como ella abre la puerta con cuidado, muy colorada después de tremenda faena, mira a todos lados para no ser descubierta, después de 10 minutos, el sale muy callado y cada uno sigue su día normal, ella con una alegría que no se le veía hace muchos días y él, notablemente distraído, el más parlanchín de los conductores parecía estar en otro mundo.

Por supuesto yo quedé muy complacida por las ventajas que me da mi trabajo, mientras los demás están abstraídos en sus labores, yo puedo disfrutar de esos pequeños espectáculos sin que nadie lo sospeche y esta noche, dormiré plácidamente después de masturbarme deliciosamente pensando en la maravilla de polvo que se echaron en el baño que le corresponde a la recepción. Muy seguramente estaremos en contacto próximamente ya que las historias de esta erótica oficina pululan por doquier.

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