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Historias de oficina (2 de 2)

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Comenzó el invierno, definitivamente me encanta el clima de hoy, el trabajo se hace más liviano y es un descanso algo de lluvia en una tierra tan caliente como la de esta región. Todos están tan tranquilos que casi ni salen de sus oficinas, las llamadas han sido escasas y tampoco hay visitantes. La bodega está muy silenciosa, hoy no se reciben ni se despachan mercancías, Santiago el jefe de bodega aprovecha para arreglar unos papeles en su oficina, él es un hombre de piel trigueña de estatura media, 35 años de edad y contextura media, hace un mes se casó con Gina una digitadora del segundo piso que aunque es bajita tiene muy bonita cara, contextura gruesa pero lo que definitivamente más llama la atención son sus senos muy bien formados, redondos y firmes de talla 36, se pueden observar mejor en los escotes que ella prefiere usar en su ropa de calle, ya se podrán imaginar lo feliz que está la pareja es en su luna de miel, sin embargo no han podido viajar y vaya que lo necesitan.

Me llama la contadora para que le ubique a Santiago, me dirijo a su oficina que está en la entrada a la bodega pero ya no se encuentra allí, dejó sus archivos abiertos en el PC y nadie en los pisos superiores lo ha visto, en el sepulcral silencio de la bodega me parece escuchar algo, he comenzado a sospechar que él no quiere ser encontrado, con mucha discreción me dirijo a la bodega y entre cajas y estanterías el ruido se hace más claro, me dejo guiar por él y muy al fondo en el rincón más oscuro puedo observar que Santiago y Gina están muy ocupados calentando sus cuerpos en este invierno, él la rodea con un brazo por la cintura mientras besa su cuello y ella acaricia su cuello con una mano y con la otra masajea su pene por encima del jean con firmeza pero sin afán. El uniforme de oficina de Gina va desapareciendo, primero desabrocha la blusa azul y su sostén habano resalta cuando el lo desabrocha sin quitarlo para besar sus senos, pegado a sus pechos como un niño, los disfruta los masajea, los muerde un poco mientras ella aprieta sus labios, él sube por su cuello hasta volver a besarla, y ella desabrocha el pantalón y con rapidez encuentra el duro y grueso miembro que libera del bóxer y estruja con su mano. Ya que comprendo las necesidades del nuevo matrimonio no tengo intención de interrumpir este momento de felicidad para ellos y para que decir mentiras también para mí, porque no quiero ni parpadear viendo como ellos dejan un poquito de su amor impregnado en el aire abandonado de la bodega. Ella comienza a gemir cuando el introduce su mano por el pantalón de tela que desabrocha y cae junto con la tanga dando espacio a su mano para masajear a gusto la vagina ya mojada de su esposa.

Las piernas de ella se ven temblar cuando el da círculos con sus dedos en el clítoris y ella empuña con mas fuerza el pene entre su mano subiendo y bajando, con el movimiento el cierra los ojos, baja su pantalón hasta las rodillas y con sus manos en los hombros de Gina la empuja hacia abajo, lo cual ella entiende enseguida y sin dudarlo se arrodilla ante aquel tronco enrojecido para que ella siga el delicioso masaje con sus labios, lo besa, pasa su lengua para humedecerlo, comienza por el glande, después de unos besos solo a la punta, comienza a profundizar más en su boca hasta que se pierde completamente entre sus labios, lo saca despacio y vuelve a introducirlo, su lengua se pasa por el glande con lascivia el placer se apodera de Santiago, quien toma su cabeza para indicarle el ritmo más indicado, se decide y comienza a bombear la boca de ella, después de un rato parece no aguantar más y la mira con un gesto de no poder contenerse más, ella esboza una sonrisa maliciosa y mueve con rapidez su lengua en el glande brillante y rojo de él, lo introduce de nuevo en su boca e inmediatamente puedo ver como su boca se llena y se derraman de sus labios algunas gotas del líquido blanco que ella intenta tomar.

Él sonríe con satisfacción mientras ella se pone de pie dando besos sensuales a torso bronceado, el acaricia ese cuerpo femenino casi desnudo y retoma las acaricias en la entrepierna, ella está extasiada de placer, noto como tiemblan sus piernas en cada vez que recibe un masaje en su clítoris, al ver la lujuria en sus ojos el no puede evitar la tentación y le da un beso, veo que él está listo de nuevo después de aquella placentera masturbación que le ha dado. Le proporciona un beso profundo donde se confunden sus lenguas y muerde sus labios, mientras la levanta de los muslos para montarla encima de su miembro, ella descarga las manos en las cajas de atrás y respiran con rapidez, suspiran con fuerza y emiten gemidos, estos ruidos me preocupan y miro hacia atrás con cuidado recordando que aún hay personas en la empresa, pero veo que nadie más que yo se ha enterado de aquello y continuo disfrutando de aquella escena de placer.

Al acomodarla correctamente frente a él, la mira con misterio y ella espera lo que todo este rato ha deseado, ubica la punta del pene duro en la entrada de la vagina y de un solo tajo lo hunde hasta el fondo, lo cual hace que ella se queje con fuerza y yo me muevo silenciosamente entre las sombras y al ver hacia las oficinas, veo que la gerente asoma la cabeza por la ventana que de su oficina da a la bodega. Santiago, tapa la boca de Gina con un beso para evitar el ruido y despacio comienza un mete y saca intenso, poco a poco acelera y ella sonríe encorvando su espalda hacia atrás y moviendo su cadera para proporcionar más movimiento en el ajetreo que Santiago le concede desmesuradamente, cuando ella menos lo espera él une a este espectacular momento unos toques precisos en su clítoris que masajea con rapidez y firmeza, sus labios vaginales están tan rojos que parece que no pudiera soportar más, sin embargo ella le susurra: más, así, más duro, me encantas mi amor, me encanta que me lo metas así… ahhh… Es feliz se le ve en el rostro, y en el momento en el que él se queda quieto con los ojos cerrados ella lo abraza para que se descargue muy profundo en ella.

En ese momento yo caigo en cuenta que debo alejarme antes de que ellos salgan de su trance porque de lo contrario me pueden descubrir, me alejo con todo esto en mi mente y cierto cosquilleo en mi entrepierna, ahora tengo suficiente material para relajarme a mi modo esta noche, llego a mi escritorio los teléfonos no han parado de sonar, los atiendo mientras observo salir a Gina con una cara de satisfacción increíble, por un momento la envidio pero ya veré como me desquito de este antojito.

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