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Edith (2 de 2)

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Como conté en un relato anterior, en mi casa trabajaba como domestica una joven llamada Edith. De 19 años, era un poco más baja que yo, tenía una linda sonrisa, de cabello castaño rizado largo, un cuerpo bien definido, unas tetas medianas y firmes con pezones pequeños, caderas y un culo de infarto. La verdad, yo la trataba más como a una amiga más y mi relación con ella era bastante buena. La aconsejaba de cómo hacer las cosas, de vez en cuando la ayudaba y le permitía ciertas libertades en la casa, tales como dejarla descansar viendo televisión en mi cuarto o a veces hasta dejaba que durmiera una siesta en mi cama o en el sofá de la sala. Edith me contaba todo sobre su vida, que pasaba problemas en la casa donde se quedaba, su vida allá en el interior y eventualmente, llego a contarme de sus relaciones amorosas, principalmente de cómo había dejado al novio que tenia, el cual, según ella, no la hacia venirse cuando tenían sexo.

Un día, hablando de todo un poco, el tema se centro en discotecas y clubes nocturnos. Me comento que le gustaría salir a bailar uno de estos días, pero que no tenía con quien. En un principio no capte la indirecta y fue Edith la que me pregunto si la invitaba algún día. La idea no era mala, después de todo, era una linda chica y no había problema en salir con ella una noche. No era como si tuviera que esconderme o algo así (tal vez de mi novia si, pero eso es otra historia). Acordamos salir el fin de semana que venia y quedamos en que iríamos donde ella quisiera.

Como a los dos días, estando en la PC, me pidió el favor que la llevara a la casa donde trabajaba una amiga suya, ahí mismo en la barriada. Como estaba editando unos videos que iban a tomar algo de tiempo, arranque el carro y la lleve al lugar. Me contó que a la amiga le habían mandado una encomienda del interior y le había prometido darle unos dulces de los que le mandaron. Cuando llegamos, Edith se bajo del carro y fue a tocar el timbre. Me quede en el carro esperando cuando de la casa salio una muchacha, morena, algo mas baja que Edith, pero con un cuerpazo parecido al de la amiga. Mientras conversaba con Edith, la amiga echaba un par de miradas al carro, sonreía y seguía hablando con la amiga. Cuando terminaron, Edith regreso con sus dulces y nos fuimos a la casa. Le pregunte quien era y me dijo que se llamaba Zuleika, que era una amiga suya de allá del interior y que de casualidad quedaron trabajando en la misma barriada.

Llego el sábado de la cita y fui a recoger a Edith a la casa de la tía, bueno, mejor dicho, una calle antes, donde me dijo que la esperara. Cuando la vi venir, me di cuenta que venia con la amiga, que se quedo a cierta distancia del carro. Edith se me acerco y me dijo que si no era problema invitar también a la amiga. La verdad me dio cosa decir que no, así que accedí y los 3 nos fuimos a una parrillada a comer algo primero. Edith llevaba puesto un jeans a la cadera color negro, un suéter blanco sin mangas y un abrigo rosado amarrado a la cintura. Zuleika, llevaba puesta una blusa lila y una minifalda que le llegaba a las rodillas con un corte a los lados del mismo color de la blusa. Zuleika era algo tímida, casi no hablaba y se notaba que tenía como pena. Así que empecé a tratarla más, a fin de soltarla un poco y finalmente funciono. Entre chistes y relajo, la pasamos bien. Luego de cenar, a Edith se le antojo ir a pasear por la ciudad y finalmente terminamos en un club nocturno. Tuvimos suerte y pudimos conseguir una mesa, algo alejada de la pista. Las chicas empezaron a tomar y yo me aguantaba un poco, después de todo, tenia que manejar todavía, así que controlaba mis tragos. Edith se puso de pie y me dijo que quería bailar, así que me jalo a la pista. Bailamos un rato hasta que Edith me dijo que sacara a bailar a Zuleika también. Nos turnamos así toda la noche, a veces bailando ellas solas mientras yo descansaba algo en la mesa. Conforme pasaban los tragos, las sentía mas sueltas y los bailes cada vez eran más pegados. Llego el momento en que bailar con Edith o Zuleika equivalía a ellas restregando su cuerpo contra el mío y mis manos sobando sus cuerpos. Ya era pasadas las 2 de la mañana cuando Zuleika se empezó a sentir un poco mareada y nos retiramos del lugar. Esperamos un rato mientras cogiamos algo de aire, pero como Zuleika no mejoraba, decidimos que ya por ese día era suficiente y las lleve a la casa de la tía. Edith se despidió ese día dándome un beso en la mejilla y después otro en los labios, dándome las gracias por la velada.

El lunes siguiente, el tema de conversación era que la habían regañado por llegar tan tarde ese día. Esa semana, en mi casa planearon ir a la casa de playa el próximo domingo, que ya teníamos rato de no ir y la estábamos descuidando. A mi mama se le ocurrió invitar a Edith para que conociera el lugar y nadie se opuso. El único problema era como llevarla y yo me ofrecí a buscarla y encontrarnos allá. Le conté a Edith los planes y estaba muy emocionada. Se la paso el resto de la semana diciéndomelo una y otra vez.

Llego el domingo y temprano fui a buscarla. Llevaba puesto un suéter sin mangas de baloncesto y un licra azul que le llegaba a la mitad de los muslos. Conversando en el camino, mi mirada no se apartaba de sus muslos y me atreví a ponerle la mano encima y sobarselos mientras conversábamos y su única respuesta fue sonreírme mientras me decía que pusiera atención al camino. Llegamos y nos quedamos todo el día por allá. Como a eso de las 2 de la tarde, mi familia ya tenía ganas de irse, pero Edith me decía que quería ir a caminar por la playa, así que converse con mi gente y acordamos en que yo me quedaría un tiempo más con ella para que aprovechara el paseo. Al rato de irse todo el mundo, trancamos todo en la casa y nos fuimos caminando por la orilla hasta que nos alejamos bastante de la casa, cerca de una zona rocosa donde no había nadie.

Edith me dijo que tenia ganas de bañarse (que no lo había hecho en todo el día) y se quito el suéter y el licra, dejándome ver un bikini negro espectacular. Al verla, se me hizo agua la boca. Nos metimos al agua y la pasamos bien. Al rato, como las olas rompían con más fuerza, quedamos abrazados los dos, Edith con sus manos rodeando mi cuello y sus piernas rodeando mi cintura mientras yo trataba de mantener el balance. Le agarre las nalgas y se las apreté mientras Edith me sonreía y meneaba su pelvis contra mi. Empezamos a besarnos y nuestras lenguas se encontraban una contra la otra. Salimos a la orilla y nos fuimos hacia las piedras. Puso su ropa encima de una piedra y se sentó. Yo me arrodille frente a ella mientras le hacia a un lado la parte superior del bikini buscando pellizcar sus pezones. Se los chupe un rato y le jale la parte de abajo del bikini. Edith abrió las piernas y empecé a lamerle la concha con muchas ganas. Le agarraba los muslos y la chupaba con todas mis fuerzas mientras Edith gemía y trataba de no caerse. Sin embargo, Edith me interrumpió diciéndome que venia una gente camino a donde estábamos y tuvimos que dejar las cosas así. La gente nos miro raro, como que sabían que estábamos haciendo. Caminamos de regreso a la casa agarrados de la mano y después de un rato regresamos a la ciudad sin que Edith mencionara algo de lo que había pasado.

Al día siguiente, cuando llego Edith, conversamos normal, como si nada hubiera pasado. Me pidió prestado el teléfono para llamar a Zuleika. Se lo preste y me fui a mi cuarto. Al rato se asomo y me dijo que iba a lavar el baño para que me fuera a bañar antes y así no ensuciarlo (algo que me decía todos los días). Como no tenia nada más que hacer, entre al baño y por costumbre, tranque la puerta. Me metí al baño y prendí la regadera cuando Edith empezó a tocar la puerta pidiéndome que la abriera. Me tape con la toalla y abrí la puerta. Edith completamente desnuda me pidió permiso y entro a la regadera, diciéndome si no la acompañaba. Por seguridad le pregunte si todo estaba trancado y me asintió con la cabeza. Entre al baño con ella y cerré la puerta de vidrio. Nos abrazamos bajo el chorro de agua y la recosté contra la pared. Le sujete las manos y le extendí los brazos hacia arriba, deslizando mis dedos por su piel mientras bajaba y me agachaba un poco para chuparle primero el cuello y luego las tetas, manoseando y pellizcándole un pezón con una mano mientras la otra se la chupaba y mordisqueaba. Después Edith me recosto a mi contra la pared y se arrodillo frente a mi. Empezó a mamarme la verga con fuerza, la chupaba con unas ganas que nunca había sentido en otra mujer. Se veía tan linda así arrodillada, con el agua cayendo en su cabello y deslizándose por su cuerpo. De vez en cuando me miraba a los ojos y cuando lo hacia me chupaba con mas fuerza que se me hacia difícil quedarme parado.

Edith se puso de pie mientras rozaba su cuerpo mojado contra el mío. Me empezó a besar el cuello mientras mis manos agarraban sus nalgas y las apretaban y trataban de separarlas. La recosté de frente contra la pared y ella por instinto, se inclino y empino el culo. Me agache detrás de ella y le abrí las nalgas, para empezar a lamerle la concha por detrás. Edith gemía despacito y echaba el cuerpo hacia atrás con cada lenguetazo que le daba a su concha. Sin decirle nada, le abrí las nalgas lo más que pude y empecé a lamerle el culo. Le pude dar un par de lamidas, antes de que reaccionara y se incorporara, diciéndome que por allí no. Me hizo sentarme en el piso y se sentó ella sobre mí para empezar a cabalgarme lentamente mientras me decía lo rico que se sentía haciéndolo conmigo. Nos acomodamos un poco y quede prácticamente acostado en la ducha con Edith montada encima mío. Edith empezó a coger ritmo y a montarme cada vez con más fuerza ya que la posición la dejaba dominar la situación. Al rato cambiamos de posición y Edith quedo acostada, le abrí las piernas y empecé a penetrarla, agarrandole los tobillos e inclinándolos hacia ella para facilitarme la penetración. Empecé a penetrarla con fuerza y ya Edith gemía y se le cortaba la respiración. Nos volvimos a acomodar, pero no cabíamos en el baño, así que abrimos la puerta de vidrio y Edith quedo agachada de la cintura hacia abajo dentro del baño y el resto del cuerpo fuera. Me le acerque por detrás y se la metí de un tiron mientras le agarraba la cadera y la penetraba cada vez con mas fuerzas cada vez que la oía. Edith empezó a gritar que se venia y finalmente lo hizo. Cuando sentí su orgasmo, no aguante más y se la saque antes de venirme dentro de ella. Le chorrie toda la nalga de leche mientras ella se incorporaba contra mi y yo la abrazaba y le hacia el pelo a un lado para besarla. Nos quedamos sentados abrazados un rato ahí en el baño sin decir nada hasta que finalmente nos bañamos. Como cogimos con la puerta abierta y la pluma echando agua, se mojo buena parte del piso del baño y después le ayude a limpiarla. Ese día, le ayude con todo en la casa y término temprano, así que nos acostamos en mi cama y nos quedamos durmiendo abrazados hasta que era hora de que se fuera. Al despedirse ese día, me dejo una tanga color vino suyas, "para que me recuerdes" fue lo que me dijo. Edith compartió conmigo mi cama un par de veces más, antes de que la despidieran por otras cosas. Nunca más la volví a ver, pero aun conservo sus bragas en un lugar secreto, como un recuerdo de nuestra "relación".

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