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La mamada que me dio mi vecina

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Hoy me levanté muy temprano para ir a un mercadito que instalan cerca de la casa, donde venden frutas y hortalizas frescas. Como también tenía que llevar el carro al Autolavado decidí llevármelo para ahorrarme la caminata. Ana se quedó durmiendo debido a que no le gusta levantarse temprano los fines de semana, menos los domingos.

Cuando estaba haciendo mis compras me encontré con mi ex-vecina Pilar, con quien en el pasado viví una intensa relación, nos saludamos cordialmente, ya que quedamos como muy buenos amigos, y decidimos acompañarnos durante las compras. Tomamos un café y desayunamos juntos mientras nos contábamos los detalles de nuestras vidas.

Como a las 11 a.m. terminamos de hacer las compras y Pilar comenzó a ponerse como nerviosa, le pregunté que le sucedía y me respondió que estaba preocupada porque su marido pasaría a buscarla y no quería que nos encontrara juntos, para evitarse problemas. Yo le pedí que lo llamara para saber dónde él estaba y le contestó que estaba aún algo complicado con la reparación de su carro y que era probable que se tardara más de lo acordado y que era preferible que tomara un taxi y se fuera a casa sola.

Yo muy amablemente me ofrecí a llevarla, aunque al principio lo dudó a la final aceptó.

Buscamos el auto, guardamos las cosas en el maletero y arrancamos. Como tenía que llevar el carro al Autolavado le pedí que me acompañara y aceptó. Pilar llevaba puesto un pantalón deportivo, una franela blanca y zapatos deportivos. No era una ropa nada excitante, pero yo sabía lo que había debajo de esa ropa y comencé a decirles algunos piropos y ella sólo sonreía aceptando de muy buen modo lo que le decía.

Cuando llegamos al Autolavado mecánico (de esos donde uno permanece dentro del auto mientras pasa por el túnel de lavado) nuestra conversación ya estaba en el nivel de los recuerdos de las cosas que hacíamos cuando estuvimos juntos. Mi pantalón ya estaba abultado, ya que los recuerdos habían despertado mi pija. Como tenemos mucha confianza le dije lo que me estaba pasando y ella sólo sonrió diciéndome que tendría que echarme agua fría o que me apurara en llegar a casa para que Ana me hiciera el favor… Aquel comentario me pareció un reto y como estábamos dentro del túnel, me le acerqué e intenté besarla, al principio se rehusó pero más pudieron sus ganas que su pudor. Nos dimos un largo y profundo beso, que me hizo poner mi mano sobre sus tetas. Con la otra mano le agarré la suya y la llevé sobre mi pantalón. Cuando Pilar sintió el bulto abrió su mano y apretó con fuerza mi pija.

La mano que tenía sobre sus tetas la deslicé hasta llegar a su pantalón que era de cinta elástica y la metí encontrándome con su bombacha, ella se acomodó y logré hacer contacto con su concha.

Para ese momento ya estábamos a punto de salir del túnel y decidimos quedarnos quietos.

Nos bajamos para que terminaran de limpiar el auto por dentro, no montamos nuevamente y decidí llevar a Pilar a su casa, pero la situación del túnel me había dejado muy excitado y decidí desabrochar mi pantalón y bajar mi interior dejando al descubierto mi pija totalmente parada, le tomé la mano a Pilar y la puse sobre mi pija, ella reaccionó como si hubiese tenido un corrientazo, la apretó y de mi pija comenzó a brotar líquidos seminal con el que lubricó mi verga y se dedicó a deslizar su mano de arriba hacia abajo, mi cuerpo se estremecía, moví mi asiento un poco hacia atrás (todo esto mientras manejaba despacio por las calles de la urbanización, que estaban muy solas). Pilar acercó su boca a mi pija, posó sus carnosos y jugosos labios sobre la cabeza de mi verga, la arropó en la primera succión, la soltó y dejó ver un hilo de mezcla entre saliva y líquido seminal. Pilar siempre puso cara de puta mientras me chupaba mi pija, eso siempre me gustó, pero esa sensación de mamarme mi pija mientras conducía era como demasiado.

Ante esa situación orillé el auto bajo un enorme árbol, Pilar se acomodó en el asiento de manera tal que yo pudiera meter mi mano debajo de su franela y poder juguetear con sus tetas. Ella levantaba su cara para mirarme y su cara de lujuria me hacía poner cada vez más caliente.

Deje sus tetas y bajé hasta su concha nuevamente, para ese momento ya estaba muy humedecida. Deslicé mis dedos dentro de sus labios vaginales y jugué con su clítoris, eso le provocó rápidamente un orgasmo, que hizo que su boca mordiera, pero de manera subliminal mi pija. Pilar estaba totalmente desatada mamándome mi verga.

La sacó de su boca y se dedicó a pajearme, a deslizar sus manos de arriba hacia abajo, yo no me pude contener ante esa situación y comencé a eyacular, pero como Pilar tenía su cara muy cerca de mi pija no dejó que se desperdiciara ni una gota de semen. Lo succionó todo, se tragó toda mi leche.

Estábamos muy sudados por lo intenso de la situación, Pilar sonreía pícara y temblorosamente, limpió su cara con servilletas que tenía en el auto. Me pidió que le comprara un refresco y que la llevara de vuelta a casa. Me dijo que aunque estaba muy nerviosa había disfrutado mucho el encuentro. Quedamos pendientes para vernos en una nueva ocasión en circunstancias más cómodas.

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