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Malinche Capitulo 06 La Sangre de los Toltecas

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Malinche

Libro 1: La sangre de los Toltecas

Capitulo 6: El escorpión y la rana

 

La Malinche pidió agua. Raki venía todas las noches desde hace una semana. Era la primera palabra que decía la guerrera de los ojos plateados desde que estaba en el templo de Balam, el dios Jaguar. Solo un murmullo apenas audible. El muchacho le dio de beber con cuidado. Ella continuaba débil y totalmente inconsciente de lo que pasaba a su alrededor. Solo escuchaba una música celestial de una ocarina de vez en cuando sin saber de donde venía. Unas manos que por primera vez la trataban con cuidado y suavidad o hacían el intento. Un paño húmedo en su frente. La débil luz de la luna y las estrellas dándole fuerzas y sanando sus heridas. De día dormía profundamente. De noche recuperaba algo del sentido. No podía abrir sus ojos, ni sentir nada con su débil y titilante Youki.

Su cuerpo sentía como era levantado por alguien que apenas podía con su peso. Como era aseada y sus heridas atendidas. A veces sus costillas eran apretadas o levemente tocadas y ella reprimía su dolor. Una voz se disculpaba y trataba de calmarla. Ese alguien extremaba sus cuidados al tocarla o al llevarla. Su parte Yoma estaba hambrienta y muy mal herida. El ambiente de oscuridad total la mantenía débil y sumisa. La luz de la noche era solo la suficiente para mantenerla con vida. La parte humana de la Malinche estaba en su límite. Sin el puñal en su corazón la parte Yoma trataba de consumir a la parte humana. Su parte humana trataba de impedirlo y eso hacía que su conciencia volviera poco a poco.

Con la conciencia venía el dolor. Un dolor intenso e insoportable. La parte Yoma acechaba en su interior consumiéndola. Solo su férrea voluntad y firme deseo de morir como humana impedía que se transformara por completo en demonio Yoma. La parte Yoma sentía al niño. Una silueta sin rostro que la Malinche sintió que le era vagamente conocida. La parte Yoma no sentía en el niño nada de miedo, ni nada en él que fuera una amenaza. ¡Carne, sangre, alimento! era todo lo que el niño era para su lado demoniaco. Ella sentía como el Yoma en su interior trataba devorar su alma humana para completar su transformación, para liberarse de todo freno o atadura.

Raki venía todas las noches sin saber que más hacer. Que hacía mal. La joven tiritaba de la fiebre, deliraba en su pesadilla. Jadeaba en forma lastimera. El muchacho le puso de nuevo el paño húmedo con agua fresca en la frente. ¡Su fiebre no bajaba! La luz de su cuerpo aumentaba de fulgor todas las noches, pero el templo estaba construido para estar siempre a oscuras. El brillo de su cuerpo iluminaba la estatua dándole un aspecto vivo. El muchacho sentía que la estatua respiraba y lo miraba con sus fieros ojos. ¡Arrebátasela a la muerte, tú que has desafiado a los Dioses! Parecía decir.

El muchacho recordó que se decía que las Malinches comían como los Yomas carne y sangre humana. Que con el dinero con que les pagaban los hombres de La Organización compraban huérfanos, cadáveres humanos, criminales sentenciados a muerte…

-¿Si le doy un poco de mi sangre?- Se dijo el muchacho en voz alta. Se miro la muñeca y cerro su puño- ¿Cuánta de mi sangre le podría dar?...

***

-501, 502, 503, 504, 505, 506, 507, 508, 509…- La número 509 fallo. Judas Tadeo no pudo romper su record de jugar perinola de ayer que fue de 1000 veces seguidas sin fallar. Hastiado tiro la perinola a un lado. ¡Una semana completa de inactividad total! A su alrededor había basura y restos de comida. Se echo un trago de la botella de licor que siempre llevaba en el bolsillo. La botella estaba vacía. El hombre de negro miro su interior con un ojo para ver si era cierto. La inclino lo más que pudo para aprovechar la última gota de licor que quedaba.

De entre sus bolsillos saco un gurrufio. Este era un pequeño disco atravesado por una cuerda en dos orificios. Se acostó en su chinchorro y empezó a mecerse con un pie. Con la cuerda entre los dedos enguantados hizo que el disco girara y este zumbara. Miraba el cielo azul y las nubes pasar. Su mente ociosa se puso en blanco. El gurrufio zumbaba a medida que sus manos se acercaban y separaban. El chinchorro lo mecía en suave vaivén…

***

Raki de su casa había tomado dulces y golosinas para Paquita. La vieja llama por fin “lo perdono”. A los niños siempre les gustaba el aire de importancia que se daba. Era muy seria y aristocrática. Los dulces que los niños le daban eran un tributo y un homenaje que ella aceptaba con fría majestad de aristócrata de rancio abolengo. Los niños que no le daban dulces recibían un espeso y elegante escupitajo en la cara. La llama ponía una cara de ofendida tan humana que los niños se desternillaban de la risa. Las veces que la llevaban al matadero para sacrificarla los niños y niñas se unían para impedirlo. ¡Armaban berrinches y pataletas tremendos! Raki y sus amigos ideaban formas para robarse a Paquita y de esconderla. Al final la llama era devuelta al señor Tiuna.

La llama era fea, caprichosa y altanera. ¡Los adultos no entendían por que los niños la querían tanto de entre todas las llamas! Los animales se veían enfermos y débiles por el Yoma, pero era la única carne comestible en el pueblo. Los únicos animales que parecían hasta cierto punto inmunes a su poder. Ningún niño volvió a nacer, pero las llamas tenían a sus crías sin problemas todos los años.

Raki dormía todas las tardes y estaba casi toda la noche cuidando a la Malinche. El anciano senil del señor Tiuna parecía no notar el cansancio del muchacho, ni sus ojeras. Raki al final no le dio de su sangre a la Malinche pensando que solo le podía dar muy poca y el necesitaba darle mucha para que se recuperara por completo. Llamo a las llamas con su ocarina y fueron a casa. El muchacho bajo al pueblo.

En el pueblo sintió una fría hostilidad hacia él. El muchacho camino hasta el matadero, donde eran sacrificadas todas las llamas. Raki se dio cuenta de que el encargado no lo miraba con buenos ojos. El muchacho se quedo un momento en silencio pensando que pedirle sangre fresca de llama sin decirle para qué, ¡no había sido muy buena idea!

Los hijos y los sobrinos del hombre siempre ayudaban a Raki a salvar a Paquita. Los avisaban si a la llama la iban a matar de noche cuando todos dormían. El hombre encargado sabía que uno de los cabecillas era Raki. La reciente muerte del menor de sus hijos y de algunos de sus sobrinos por el Yoma solo aumentaba la animosidad que sentía contra el muchacho. Raki hizo disimuladamente la cabeza de conejo con la mano detrás de sí y dijo:

-Yo… me preguntaba… si usted… podía darme trabajo en el matadero… de día ayudo al señor Tiuna con las llamas y él solo me da alojamiento y comida… yo pensaba si usted me podía dar trabajo como a esta hora… ¡yo podría limpiar todo y dejarlo listo para ustedes en la mañana!... sé que ahora no puede pagarme… pero ahora que el Yoma ha muerto estoy seguro que las cosas van a mejorar… de momento me puede pagar con carne, pero después sería con dinero… ahora que me encuentro solo necesito ahorrar dinero… ¿no cree?

El hombre solo guardaba silencio. De seguro pensó que desde el principio debieron de haber expulsado a los dos hermanos del pueblo. La gente solo hacía trueques para intercambiarse las cosas que se necesitaban. Raki esperaba su respuesta. En el pueblo había un montón de normas de higiene que los Toltecas habían dejado que solo se podían cumplir en el matadero. Ningún criador de llamas mataba y beneficiaba sus animales en su casa.

El hombre le debía dinero a Murachi por unas herramientas de pedernal y obsidiana que nunca pago. Esa deuda la heredaba Raki, por ser su único familiar vivo. El carnicero sentía aumentar su rabia de solo imaginar que encima de todo lo que habían sufrido con el Yoma, muchos le debían como él dinero al hermano del Yoma.

Murachi era un artesano elite iniciado en los secretos de su arte por maestros que aprendieron de sus antepasados de los Toltecas. Una línea ininterrumpida de maestro a alumno que se perdía en las noches de los tiempos. Era gracias al trabajo de artesanos como él que se pudo reunir el dinero para pagar a la Malinche, a pesar de que todo lo que hacían era vendido a precio de regalo. Toda herramienta de metal en el pueblo fue vendida y fueron artesanos como Murachi quienes hacían sustitutos de piedra y madera de excelente calidad.

El carnicero solo beneficiaba la carne y con ese trabajo recibía de los demás lo que necesitaba. El matadero por dentro era dantesco. Raki se quedo mudo.

-Bueno niño, ¡alguien tenía que ensuciarse las manos para que en tu casa hubiera carne fresca!-Dijo serio el hombre

-Si… señor Macuto… ¡solo dígame lo que quiere que haga!- Dijo el niño.

El señor Macuto era una persona muy amable. Raki recordaba cuando iba a su casa a llevarles la carne personalmente. Clare lo recibía dando muestras de alegría, le servía una bebida refrescante. Murachi dejaba lo que estaba haciendo en su taller y se ponía a hablar animadamente con él. Las cuchillas del carnicero se las amolaba y se las llevaba el hermano mayor de Raki o el niño en lo que estaban listas.

El carnicero le había traído unos dibujos al muchacho para que le hiciera unas herramientas nuevas que los demás artesanos decían que eran imposibles hacerlas. Murachi trabajo una semana completa hasta tenerlas listas. El hombre prometió pagarle al muchacho delante de todo el mundo y enseñaba las herramientas orgullosas de tenerlas al que quisiera admirarlas. ¡Los artesanos del pueblo eran los mejores del mundo por que los Toltecas les habían enseñado! Nuevamente se comprometía a pagarle a Murachi delante de todo el mundo cuando todo mejorara.

El señor Macuto al parecer se sintió ofendido de que el niño lo llamara por su nombre. No lo exteriorizo. Pero el niño se daba cuenta de que su semblante no era del amable carnicero que conocía. El rostro del hombre estaba duro y tenso. Miraba las herramientas hechas por Murachi con rabia. Al niño nunca lo había pasado, pero solo lo consideraba un niño travieso y revoltoso. Una mala influencia para sus hijos y sus sobrinos. ¡Murachi y Clare lo consentían demasiado!... pero fuera de eso nunca llego a odiar al niño, ni a desearle el mal… ¡como ahora!

-Raki… ¡solo quiero que dejes todo esto impecable!... estarás a prueba por unos cuantos días sin paga… si veo que me sirves discutiremos lo que te puedo pagar…

El señor Macuto se fue. Todas las noches limpiaba el matadero, pero ahora sería el trabajo de Raki. El muchacho se puso manos a la obra. Las Tinajas de sangre fresca de las llamas eran arrojadas en las afueras del pueblo, junto con las vísceras y otros desperdicios. ¡Nadie iba a sospechar si se llevaba una! El joven empezó a ir y venir con las tinajas. Finalmente se llevo la tinaja con la sangre fresca.

El trabajo de limpiar el matadero era en verdad pesado. Raki pensó que la sangre que llevaba le duraría varios días. La tinaja de barro cocido estaba hecha para que la sangre se mantuviera fresca y no oliera mal o se coagulara. Pero la Malinche se tomo varias tazas de sangre hasta vaciar la tinaja. La joven no rechazaba la sangre, como había rechazado la otra comida. El muchacho le daba de beber con mucho cuidado sosteniéndola con un brazo y con la otra mano dándole de beber el rojo líquido en lentos sorbos. La joven gemía débilmente cuando la sangre se terminaba y el niño intuía que quería más.

Raki volvió a asearla, atender sus heridas y ponerle ropa limpia. Volvía a ponerla en el haz de luz de luna. Tocaba su ocarina para ella. Finalmente la volvía a poner a los pies de Balam. Estaba muy cansado y la idea de traerle una pesada tinaja de sangre después de matarse limpiando el matadero todas las noches no lo hacía feliz. Como todas las noches le hizo una reverencia a la estatua antes de irse. Se puso a pensar que era mejor darle una tinaja de sangre de llama que darle de su sangre. ¡Esperaba que lo que decían sobre los huérfanos, cadáveres y criminales fueran habladurías de la gente!

***

Un Pretoriano paseaba por una pobre y mísera aldea. El hombre de negro de La Organización era escoltado por el cacique del pueblo hasta un edificio de tablas y paja. Unos niños flacos y desnutridos estaban ahí.

-Estos son huérfanos que encontramos vagabundeando por aquí, señor…

El hombre de negro se toco sus gafas.

-Quiero a las tres niñas que están en ese rincón y al niño que esta cerca de la ventana… ¡a los demás déjelos ir!- Dijo.

Los cuatro niños fueron aseados y llevados a la presencia del pretoriano. Este los esperaba en una casa en donde los cuatro niños vieron una mesa repleta de manjares y de cosas apetitosas para comer. El hombre de negro comía una deliciosa manzana delante de los niños. La aldea era de mestizos, de descendientes de aquellos que fueron esclavizados por los españoles. Un cura flaco acompañaba al hombre de negro.

-Nadie puede ser reclutado en La Organización en contra de su voluntad, niños… ¡ustedes ahora tienen que elegir!... para el resto de la humanidad están muertos… solo tienen la opción de ser devorados por los Yomas o convertirse en Yomas… La Organización les ofrece la oportunidad de ser inmortales… en nunca… ¡jamás!... volver a pasar hambre…

-Y la serpiente dijo: “No es cierto de que morirán si comen del fruto prohibido, por que Dios sabe que en el momento de que prueben el fruto del conocimiento sabrán lo que es bueno y malo… ¡seréis como Dios!”... esta es la mentira original que trajo el pecado al mundo niños… ¡no lo escuchen!... pueden quedarse conmigo en mi iglesia…

-A morir de hambre juntos ¡en perfecto amor cristiano, niños!… ¡lo malo es que toda esta comida se va a echar a perder!- Dijo el Pretoriano

Los niños no dudaron. El Pretoriano previamente había ordenado que a los niños los tuvieran días sin comer. El cura bajo los ojos impotente y apesadumbrado. Los niños comían con desesperación.

-¡Lo siento, Padre!... pero su Dios sabe que cuando menos lo intento…- Dijo el Pretoriano poniéndose su sombrero con una sardónica sonrisa.

El Pretoriano caminaba con los cuatro niños por la aldea. Una familia de una mísera choza lo esperaba. Un niño o una niña eran examinados por el Pretoriano, si se mostraba satisfecho le daba al cabeza de familia unas cuantas monedas de oro. El niño o la niña se unían al grupo. El cacique le esperaba en las afueras del pueblo en un siniestro edificio de piedra solida.

-Espérenme aquí niños… ¡pueden irse si quieren, nada se los impide!... pero sus familias me tendrán que devolver el dinero que pague por ustedes… como por los otros no he pagado nada aún, no me preocupo… ¡espero que el padre no se eche para atrás y que ustedes sean felices con solo amor y caridad cristiana!

Ninguno de los niños se movió. Pero uno de ellos siguió al Pretoriano. En el edificio unos cuantos hombres estaban atados. El Cacique le explicaba al Pretoriano los crímenes que habían cometido, pero el Hombre de negro no demostraba ningún interés. Solo le interesaron 3 hombres del grupo después de tocarse sus gafas. Le dio unas 40 monedas de oro con unas cuantas de plata.

-Mis compañeros vendrán por los hombres que escogí… aliméntelos bien… sobre todo al grandote…

-Sí, señor…

-No quiero que se suiciden… ¡necesito carne y sangre fresca!... me tendrá que devolver el adelanto que dimos si eso ocurre… ¿entendido?

-Sí, señor… pero espero que los otros niños que no estaban en el acuerdo inicial…

-No se preocupe… para todo lo demás La Organización regatea… pero esos cuatro niños están bien… pero no me corresponde a mí eso… solo me llevare todos los niños… el pago adicional no va ha ser discutido, ni regateado y se le entregara en forma puntual, ¡a su entera satisfacción!... pero le advierto que la codicia rompe el saco… esos niños abandonados que circulan por ahí son imanes de Yomas o son Yomas con apariencia de niños… un huérfano de esos, de apariencia inocente e inofensiva, ha destruido pueblos y ciudades en incontables ocasiones… ¡tenga eso siempre presente!

Los niños de la aldea fueron transportados a otro sitio en forma al parecer mágica para ellos. El Pretoriano solo guardo algo en su bolsillo. Estaban en Xibalba y uno de los Cenobitas, vestido de pies a cabeza de negro, tomo el lugar del Pretoriano. Los niños y las niñas fueron separados en grupos. Los niños fueron conducidos por otro Cenobita a un edificio de la imponente ciudad subterránea. Allí se unieron a otros niños. Un Cenobita, que al parecer era el que ostentaba el mayor rango, hablo:

-Pierdan totalmente toda esperanza aquellos que estén aquí… ¡De ahora en adelante le pertenecen a La Organización!... sus vidas ya no les pertenecen… la ley principal prohíbe, sin importar la razón, el motivo o la circunstancia, a nuestras sagradas hijas matar humanos… ¡esa ley no nos afecta!... si no sirven como agentes de La Organización, servirán como comida para nuestras sagradas hijas… ¡mientras más frescas la carne y la sangre estén, mejor para ellas!... ellas son premiadas de vez en cuando con sangre y carne humana por nosotros… con el alma y la energía vital cedida en forma libre y voluntaria por ustedes… ¡El premio para todos nosotros es la vida eterna!

El silencio era total. La voz del Cenobita era hipnótica. Los niños fueron conducidos a sus habitaciones. Unas habitaciones llenas de lujos y comodidades. Los días siguientes solo fueron unas alegres vacaciones. Buena comida todos los días, algo casi desconocido para la mayoría. Pero los Cenobitas estaban ahí, con su presencia amenazante. Finalmente el día del fin de la diversión llego y sus guardianes empezaron a adiestrarlos y a evaluarlos. El grupo iba disminuyendo y nadie osaba preguntar por los que faltaban.

Uno de los niños de la aldea de mestizos ya había cumplido los 12 años. El momento había llegado y uno de los Cenobitas lo conducía a una habitación. Una Malinche lo esperaba. Los Cenobitas habían hecho su trabajo de educarlo y de lavarle el cerebro para que aceptara lo que iba a pasar en esa habitación.

La Malinche le quito la camisa. Ella sonrió al ver lo fuerte, vigoroso y bien alimentado que estaba el niño... el alma y la fuerza vital del niño estaba intacta… ¡ella iba a ser la primera!...

A las Malinche inferiores les daban carne y sangre de animales… A las de bajo nivel cadáveres humanos… A las de rango medio los Cenobitas mataban y destazaban criminales… ¡y malos estudiantes!... A las de Mayor rango, la sangre, el alma y la fuerza vital de jóvenes como él. El tolerar la presencia y el tocar a las Malinches ya lo habían acostumbrado los Cenobitas.

-Siento tu miedo… ¡No temas!... la ley principal me impide matar humanos… solo puedo tomar tu fuerza vital y un poco de tu alma si tu me lo permites en forma voluntaria… beber de tu sangre sin matarte… ¡no morirás jamás!... ni a tener frio o hambre después… ¡Solo no te muevas!

Las manos de la Malinche le acariciaban los desnudos pectorales incipientes… las yemas de sus dedos empezaron a absorber el alma y la fuerza vital del niño. El mestizo sentía que se quemaba vivo desde adentro…

-¡Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaah!- grito Judas Tadeo al despertar. Respiraba entrecortadamente sentado en su chinchorro. Estaba bañado de pies a cabeza de frio sudor. Ya era de madrugada. De entre sus bolsillos saco el objeto con forma de reloj de bronce que sonaba con insistencia. La Malinche seguía inestable y moribunda. Su lado Yoma se estaba apagando, durmiendo. Judas Tadeo estaba confundido con lo que estaba pasando.

-A ese paso quedara inactivo por completo en poco tiempo… ¡No son buenas noticias!...

***

La Malinche abrió sus ojos plateados y su cuerpo dejo de irradiar luz. Un violento e intenso dolor la hizo gritar. Raki que todavía estaba cerca lo escucho y fue corriendo a ver. Al entrar al templo solo los ojos plateados de la Malinche se veían. La débil luz de sus ojos solo dejaban visible la silueta de la estatua de Balam. Ella estaba de pie, débil y desorientada, usando su Chaska como improvisado bastón. Las cuerdas con que el niño la ataba siempre antes de irse las había deshecho.

-Tranquilízate… soy yo… Raki… Yo estaba paralizado sin poder moverme cuando peleabas con el Yoma… ¿recuerdas?

-¿Dónde estoy?... ¿Qué hago en este lugar?...- Los ojos plateados de la Malinche veían al muchacho con claridad en medio de la total oscuridad. El niño solo podía ver sus ojos con su antinatural brillo de plata en las tinieblas negras como la tinta.

-Estas a salvo… ¡yo te traje aquí para curar tus heridas!...

-¿Qué hiciste que?- grito ella visiblemente furiosa. Sus ojos se volvieron dorados. Raki sintió de nuevo que era crucificado en el aire… pero solo por poco tiempo… cayo en el piso violentamente. Los ojos de la Malinche volvieron a ser plateados.

-¡Eres un imbécil!- grito ella fuera de sí

-¡Solo quería salvarte la vida!... ¡tu me salvaste y yo solo quería retribuirte!

-Yo no te salve… ¡no era mi intención salvarte!... no podía dejar que el Yoma se desarrollara por completo… ¡Te hubiera matado yo misma si no se me estuviera prohibido!... solo fuiste un estorbo, algo que estaba ahí que me frenaba y me obligaba a limitarme…

Raki guardo silencio incomodo. La Malinche se desplomo, a la altura a la que estaban sus ojos. El muchacho se dio cuenta de que estaba de rodillas. El niño dijo:

-Yo solo quería demostrarte mi gratitud por lo que hiciste por nosotros… yo solo quiero ayudarte… ¡si hice mal quiero enmendar mi error!... ¡Dime lo que tengo que hacer!

-Sin importar el motivo, la razón o la circunstancia, una Sagrada Hija se le esta prohibido matar humanos o inmiscuirse en los asuntos humanos. Esta es la Ley Principal y su incumplimiento se castiga con la muerte, sin excepciones… Una Sagrada Hija es fiel a La Organización, no a los hombres de La Organización. Nunca debe desobedecer o cuestionar a La Organización, pero La Organización jamás podrá ordenarle nada que vaya en contra de la ley principal… Una Sagrada Hija solo puede morir en combate. Le esta prohibido suicidarse, dejarse matar a propósito o dejarse morir por sus heridas si no existe peligro de convertirse en Yoma o aún no ha llegado a su límite… Una Sagrada Hija caída en combate es abandonada a su suerte. Si ha llegado a su límite o existe el peligro de convertirse en Yoma o ha roto la ley principal puede dejar que sus compañeras o los humanos o los hombres de La Organización la maten, sin hacer nada para defenderse…

Raki se quedo mudo. La Malinche se dio cuenta de que tenía que ser más directa.

-Esas son las sagradas leyes que garantizan que yo y mis hermanas estamos al servicio de la humanidad… son esas leyes inquebrantables para nosotras las que nos convierten en armas contra los Yomas… ¡las que nos convierten en esclavas del hombre!… la ley principal me prohíbe defenderme o defender a otros de los humanos… la segunda ley me obliga a obedecer las ordenes de mis superiores me gusten o no… la tercera ley me quita mi vida y me convierte en una herramienta que puede ser desechada una vez que ya no es útil… la ultima Ley es solo un alivio momentáneo… niño, ¡tu no conoces lo que es el dolor a tal grado que llegas a ansiar la muerte como liberación!... Si crees que me debes algo… ¡mátame!

-¿De que estas hablando?-Se escandalizo el muchacho- ¡no puedo hacer eso!... estas recuperándote de tus heridas…

-¡No me estoy recuperando de mis heridas! Solo dormiste mi parte Yoma… mi lado humano sigue moribundo… el puñal de obsidiana en mi pecho era para que al morir mi parte humana, también lo hiciera mi parte Yoma… era solo cuestión de horas, ¡Estaría inconsciente sin sentir nada!… ¡Tu lo convertiste en días!... días de intenso dolor en la que tendré que estar consciente o me convertiré por completo en un monstruo sediento de sangre… ¡Ahora entiendes el mal que me hiciste con tu estúpida gratitud niño!...

-¡Sin importar lo que seas o tus motivos para hacerlo, quedaste mal herida por pelear contra el Yoma!... ¡tu nos salvaste a todos!... –Raki balbuceaba confuso- gracias a ti nuestra pesadilla termino… ¡no era justo pagarte con una puñalada en el corazón!

-¡Tu no tienes idea del mundo de horror y de pesadilla de donde vengo!... ustedes tuvieron solo un mal sueño del que acaban de despertar… tuvieron suerte de que aquel que contenía el Yoma lo frenara y lo contuviera… ¡Dices que ese Yoma de pacotilla convirtió sus vidas en un infierno!... yo solo te digo que el infierno es algo que todavía no han conocido… ¡algo que no han vivido en carne propia!... solo son un montón de pueblerinos egoístas y comodones que lloran por que no tienen zapatos delante de quien no tiene pies… ¡Ustedes melindrosos llorones no saben lo que es en verdad un Yoma auténtico desplegando todo su poder de muerte y destrucción sobre una aldea indefensa que no tiene el dinero para pagar nuestros servicios!... ¡la crueldad y el sadismo de un Yoma verdadero!... ¡Lo que el miedo y el terror verdadero le hacen a la gente!... Por 12 años tu hermano contuvo y freno el Yoma… ¡Así que no te llenes la boca diciéndome lo mucho que ustedes han sufrido por que lo único que lograras es que me ría en tu cara!... ¡Tu gratitud no me sirve absolutamente para nada!... no la quiero, ni la deseo, ni la pedí, ni la necesito… soy una mercenaria que mata Yomas por dinero… a mis amos solo les interesa ese dinero… ¡no van a renunciar a él o van a obtener descuentos por solo salvarme la vida!…

La Malinche caminaba en forma amenazante hacia el muchacho mientras hablaba y este retrocedía. De esta forma salieron del templo. El muchacho solo veía sus ojos plateados acercándose y sentía su aura repulsiva. La Malinche miraba a su alrededor. El haz de luz de luna estaba cerca. La Malinche sujetaba su arma con una mano y la arrastraba al caminar. Agarro al muchacho por la camisa y lo llevo al haz de luz de luna.

En la oscuridad la Malinche se quito el vestido de Clare rasgándolo, haciéndolo trizas. Luego dio un paso al haz de luz. El cuerpo de la Malinche, su rostro… ¡estaba desfigurado por cicatrices, magulladuras, hematomas y quemaduras! A la Malinche solo la cubrían sus vendajes y la ropa interior de Clare. Su cuerpo bajo el haz de luz de luna era repulsivo. El niño contuvo a duras penas las arcadas premonitorias del vomito.

-Ya no te parezco bonita, ¿verdad niño?... –Dijo ella con sombría ironía- ¡esta es mi verdadera apariencia humana!… mi parte Yoma es la que cura mis heridas y me mantiene eternamente joven… sin mi parte Yoma soy este despojo que ves… esta débil luz alivia mi dolor… ¡pero si fuera más fuerte despertaría a mi parte Yoma y yo no podría evitar que consumiera mi lado humano!... ¡tienes que matarme ahora que puedes!... por que si pierdo el conocimiento, ¡me transformare!… mi lado Yoma tomara mi fuerza vital y mi alma humana… con esa fuerza y energía sanara de sus heridas y será indetenible para ustedes… ¡De nada habrá servido que me hayas traído a este lugar de oscuridad total o que sea de noche si eso pasa!...

La Malinche le puso su arma en las manos del niño. La pesada Chaska era ahora liviana como una pluma y el muchacho la podía blandir con una sola mano.

-Con el Youki que me queda he podido hacer que mi arma sea liviana… ¡cortara lo que sea!... lo puedo hacer en esta oscuridad total y por que has dormido a mi parte Yoma… esta no te percibe como amenaza, ni tiene hambre y duerme profundamente… ¡usa mi arma y córtame la cabeza!

La Malinche estaba de rodillas esperando. Pero el joven tiro el arma al suelo.

-Mi deuda contigo es de vida, ¡no de muerte!... si tu parte Yoma esta dormida, ¡dime que tengo que hacer para curar tu parte humana!...

-¡No se puede hacer nada!

-Tu dijiste que para ti esta prohibido suicidarte, dejarte matar a propósito o dejarte morir por tus heridas si no existe el peligro de convertirte en Yoma… sola a lo mejor no se puede hacer nada, ¡pero yo te puedo ayudar!... ¿Qué puedo hacer yo para ayudarte?...

La Malinche guardo silencio. Con los restos del vestido de Clare el muchacho cubrió su horripilante desnudes. La joven se irguió usando el vestido roto como una capa. No se iba a convertir en Yoma de noche, mientras estuviera en el ambiente de oscuridad total. El hambre de su lado Yoma estaba saciada con la sangre de llama, su lado Yoma no sentía al niño como amenaza, ni nada en él que la hiciera reaccionar con violencia. En su interior estaba completamente dormida. Pero eso solo significaba para ella una lenta agonía de días… ¡de estar despierta y alerta!… de mantener la conciencia hasta el momento final en que moriría por sus heridas, si su lado Yoma no las curaba.

-Niño… ¿conoces la historia del escorpión y la rana?

-¡No!... pero ¿que tiene que ver con lo que estamos hablando?

-Un escorpión le pidió a una rana que lo llevara en su lomo hasta el otro lado del rio. La rana se negó diciendo que todo el mundo sabía de la naturaleza malvada de los escorpiones, que a mitad de camino el escorpión le clavaria su aguijón con su veneno por pura maldad. El escorpión le dijo: “¡No seas tonta! Si yo hiciera eso también moriría. ¡Me ahogaría en el medio del río!”... la rana quedo convencida con ese argumento. El escorpión se subió a su lomo y a mitad de camino le clavo su aguijón… la rana antes de morir pregunto: “¿Por qué has hecho esto?... ¡tu morirás ahogada sin remedio!... ¿Por qué lo hiciste, sabiendo de que también tú morirías?” el escorpión solo respondió: “Es mi naturaleza”… niño, como el escorpión de la historia es mi naturaleza ser igual o peor que los Yomas… ¡Soy un peligro y una amenaza para ti, para la gente de este pueblo en mi actual estado!... la única ayuda que puedes darme es una muerte rápida que me libere de este dolor… ¡no moriré realmente!... uno de los hombres de negro de La Organización vendrá por mi cuerpo… este será utilizado para crear a otras como yo… mi alma sin recuerdos de su vida pasada ocupara otro cuerpo…

-¡Tiene que haber otra forma!

-No la hay

-¡Te conseguí sangre de llama!... puedo traerte toda la que quieras… en el templo estarás segura y no lastimaras a nadie… ¡Solo dime que es lo que necesitas y yo buscare la forma de encontrarlo!…

-¡No pareces que entiendas nada!... soy peligrosa… sencillamente es mi naturaleza… ¡es mi naturaleza ser un monstruo!… es mi naturaleza alimentarme de carne y sangre humana… ¡No me podre contener por siempre!... ¡perderé el control en el momento más inoportuno!... las leyes de mi mundo son inflexibles e inquebrantables… ¡mi verdadera naturaleza se impondrá al final sin que se pueda hacer nada para evitarlo!

-No es así… ¡no eres un monstruo!... ¡tomare precauciones!... mira a tu alrededor… ¿Qué te hace falta?

La Malinche guardo silencio. Su nivel de Youki era bajo y dentro de poco empezaría a agonizar. El niño dijo:

-Escucha… si todo el mundo odia al escorpión sin motivo, ni razón… si nadie confía en él o cree en él o le da una oportunidad… si todo el mundo le teme y siempre esta solo… ¿Qué otra cosa le queda al escorpión que seguir siendo un escorpión?... yo estoy dispuesto a arriesgar mi vida como lo hizo la rana de tu historia y darle una oportunidad al escorpión… en confiar en que se aferrara a la vida en vez de autodestruirse…

La Malinche perdió la paciencia

-¡Pero de que demonios hablas, niño estúpido!... ¿Qué parte de que el escorpión mato a la rana no entendiste?... ¡no puedo creer esto!-mascullo colérica- ¡Quiero hablar con un adulto ahora!... no se por que me puse a perder mi tiempo contigo… ¿Dónde están los adultos?... exijo hablar con tus mayores en este momento… ¡¿Dónde están?!

Raki palideció. La Malinche adivino la verdad.

-¡¿Me trajiste y me tienes aquí, sin el permiso y el conocimiento de tus mayores?!... ya eso no es de rana estúpida, ¡Es de rana suicida!... eres el hermano del Yoma… del monstruo que los atormento por 12 años… ¿Qué crees que te harán si saben que irresponsablemente los estas poniendo en peligro por encapricharte de una medio Yoma de cara bonita, buenos pechos y largas piernas?... ¡sacarte a patadas del pueblo me parece demasiado poco!

Raki cruzo los dedos de una mano detrás de su espalda para hacer la cabeza de conejo.

-Ellos saben que estas aquí… ¡me costo mucho convencerlos!... no te voy a mentir… ¡te tienen mucho miedo y no quieren acercarse o hablar contigo!... pero nosotros descendemos de aquellos a quienes los Toltecas consideraron dignos de recibir sus enseñanzas… fueron ellos los que nos ordenaron pagar siempre con bien al que nos ha hecho bien… todos en mi aldea se sienten moralmente obligados de hacer lo posible para salvarte la vida… ¡yo no estaría aquí si fuese mentira lo que te estoy diciendo!... después de que te clavaron el puñal de obsidiana hable con los ancianos del pueblo… ¡les dije que nuestros antepasados se revolvían en sus tumbas de la vergüenza y la deshonra!… sin importar quien fueras o tus motivos, ¡arriesgaste tu vida por todos nosotros y por ello quedaste mal herida!... les dije a los ancianos que yo tenía una deuda contigo y que por limpiar el nombre de mi hermano me comprometía a cuidarte y hacerme responsable de ti… fuimos a buscarte de noche y con lo débil que estabas te sometimos y te trajimos aquí… ¡no creerás que yo solo hice! ¿Verdad?... desde entonces solo vengo de noche… el hombre de negro que dijiste que vendría por el dinero no ha venido todavía y nosotros pensábamos que él podría…

-Conociéndolo como lo conozco no vendrá mientras exista el peligro de que me transforme… ¡pero ya debe de saber que el Yoma esta muerto!... es un tonto y un irresponsable, pero… ¡no creo que sea capaz de irse de farra con sus amiguitas en plena misión!…- Dijo la Malinche para sí en voz alta, luego le hablo a Raki- niño, ¡no te creo!... mi experiencia me dice que después de 12 años de pasar hambre… de tener miedo… de sentirse impotentes, indefensos, a merced de una fuerza maligna desconocida e indetenible… ¡es demasiado pedir a la gente que actúen con sensatez y en forma racional!… ¡me estas mintiendo!… ¡la gente en estos momentos debe de estar en tu contra y lo peor que puedes hacer es darles la excusa para que desahoguen en ti todas las frustraciones y resentimientos que han acumulado en estos 12 años!... lo peor del Yoma parasito es la forma en que degrada a la gente… ¡como los pone uno contra otro!... como el miedo y la desconfianza bestializa a los seres humanos

Raki se hizo el ofendido. Hizo la cabeza de conejo detrás de su espalda con su otra mano. Con las dos manos haciendo la cabeza de conejo esperaba que su mentira fuera más creíble.

-¡Te digo la verdad!... no sé como será en otras aldeas… pero, ¡nosotros somos diferentes!... todos saben que no era culpa de mi hermano lo que el Yoma nos hizo… ¡no me tratan diferente o mal!… admito que te tienen miedo y no quieren hablarte, ni estar cerca de ti… pero ellos entienden que te debo la vida, ¡que estoy en deuda contigo!... ¡Que esto que hago corresponde a lo que los Toltecas le enseñaron a nuestros antepasados!... ¡tu no conoces a estas personas como yo!

-Conozco lo suficiente de la naturaleza humana para decirte que todos los seres humanos son egoístas, hipócritas y mentirosos, ¡Sin excepciones de ningún tipo!… que solo ven el mal en los demás y no en si mismos… que lo que no les duele, ¡no les afecta! y por lo tanto no les interesa… que son personas buenas, decentes y racionales cuando les conviene, ¡cuando no les cuesta nada!... pero en momentos de peligro, cuando se sienten amenazados en sus vidas y propiedades… ¡toda esa decencia y racionalidad desaparece!... niño, tu forma de pensar es infantil… ¡no existe lo bueno o lo malo!, ¡lo correcto y lo incorrecto!... solo existe lo que te conviene y lo que no te conviene… ¡solo se puede elegir entre lo malo y lo menos malo!…

El niño dejo de hacer la cabeza del conejo con sus manos detrás de la espalda.

-¡¿Eso es para ti la vida?!... ¿un castigo, una maldición de la que no puedes escapar?... ¿para eso matas Yomas y vas de pueblo en pueblo?... ¿o solo buscas uno que te libere?, ¿que te haga el favor de matarte?... ¿nada hay, nada tienes para aferrarte a la vida?... ¿Cómo puedes seguir viviendo si así es como piensas?

La Malinche guardo silencio. Finalmente hablo

-Mi vida es una búsqueda, niño… si mato Yomas y voy de pueblo en pueblo es por que busco un Yoma en particular… ¡no puedo morir hasta que lo encuentre y lo mate!... es todo lo que me sostiene… ¡lo único que vale la pena para mí!... ¡odio y aborrezco a La Organización!... pero es un mal menor que es preferible tolerar para evitar males mayores… por los seres humanos solo siento indiferencia o desdén… ¡solo existo para la búsqueda y la destrucción de los Yomas!... no mato Yomas por gusto, ni por que sea mi deseo hacerlo… ¡sencillamente es mi naturaleza!

-Yo creía que me haría feliz la muerte del Yoma… ¡no me daba cuenta de que mi corazón estaba enfermo y pudriéndose de odio!... ¡todos estos años hemos estado mintiendo para no volvernos loco! Fingiendo que no teníamos miedo… te estoy muy agradecido por haberme salvado la vida, aunque esa no hubiera sido tu intención… te estoy muy agradecido por haber salvado a este pueblo, aunque lo hayas hecho por dinero… te estoy muy agradecido de que hayas liberado a mi hermano y que le dijeras a los demás de que no era responsable de lo que hacía... te estoy muy agradecido que hayas liberado las almas de todos aquellos que fueron asesinados por el Yoma y eran prisioneras de su poder… ¡ahora por fin podrán descansar en paz!... si mis acciones te lastimaron, ¡lo hice sin mala intención!... solo aumenta todo lo que te debo… ¡nunca voy a olvidarte, ni a pagarte por completo la deuda de vida que he contraído contigo!... los Toltecas nos enseñaron a amar la vida, ¡a honrarla y respetarla!... ¡Matarte sería traicionar todas sus enseñanzas!… ¡sería traer vergüenza y deshonor a mis antepasados!… ¡sería un insulto a todos aquellos que murieron por el Yoma!… ¡yo prefiero morir como la rana de tu historia que traicionar las enseñanzas de los Toltecas!... por favor, ¡debe de haber alguna forma de enmendar lo que hice sin que mueras!... algo que yo pueda hacer para que sanes y te cures de tus heridas…

La Malinche no parecía impresionada por el discurso del muchacho.

-Hay una forma… que de fallar cuando menos me permitirá morir sin dolor… ¡escúchame bien niño!… regresa esta noche con más sangre de llama… dentro de poco amanecerá y mi parte Yoma sentirá la luz del sol sobre la tierra… debes de dejarme atada en el templo otra vez y regresar en medio de la noche con la sangre de llama… ¡por ningún motivo te acerques a mí!... puedo usar mi Youki para desatarme en el momento que quiera, pero mi parte Yoma no… de día la contendré y si pierdo el conocimiento la encontraras atada y a tu total merced… ¡tendrás que matarme entonces, sin excusas!... no uses velas, ni nada luminoso- la joven cerro los ojos y su cuerpo volvió a brillar por un breve instante, de pronto la joven cerro un ojo por el dolor y se presiono las costillas con una mano, su cuerpo dejo de brillar- ¡me encuentro más débil de que lo que pensé!... si estoy en mi forma Yoma seré como un animal sin mente, ni conciencia… si todavía sigo humana te podre hablar… ¡solo harás lo que te indique!... ¿has entendido?

-Sí

-Mi Chaska continuara liviana y su filo cortara lo que sea esta noche… ¡úsala sin dudar si me encuentras en mi forma Yoma!… será la única manera de que mi alma siga humana... nosotras no sentimos el apego a la vida que sienten ustedes, pero morir como humanas es nuestro mayor sueño… ¡si el Yoma consume mi alma matare a todos en este pueblo y tuya será la culpa!… ¡mis instrucciones deben de ser seguidas al pie de la letra!... no te preocupes, ¡tengo algo pendiente!... No moriré, ni me dejare matar si veo que no es necesario…

Raki dejo a la Malinche fuertemente atada en una de las columnas del templo. La joven se había puesto uno de los vestidos de Clare por insistencia del niño sobre sus vendajes y la ropa interior que llevaba puesta. Para la Malinche eran solo tonterías y de malos modos le hizo caso. La columna no era muy gruesa y ella podía poner sus muñecas una sobre otra. Con fuertes cuerdas y casi usando solo el tacto el muchacho dejo atada a la bruja de los ojos plateados. La joven estaba fuertemente atada de pie contra la columna. Por insistencia de ella, el niño la había atado por el cuello, la cintura y los pies contra la columna dejándola completamente inmovilizada.

En la oscuridad total del templo solo sus ojos plateados se veían. Con solo ver los ojos plateados el muchacho podría ubicarla y cortarle la cabeza con la Chaska. La estatua de Balam no se veía esta vez, así que Raki no se pudo despedir de ella como siempre lo hacía.

El muchacho llego a penas a tiempo. El señor Tiuna lo encontró desde temprano en sus deberes. El muchacho había escondido el arma de la Malinche debajo de su cama improvisada. Durmió en la mañana y en la tarde, Paquita le lamía la cara. El muchacho se desperezo y llamo a las llamas con su ocarina. Las llevo al cobertizo. El señor Tiuna y el viejo ex jefe lo esperaban. El anciano solo le dijo que lo acompañara sin más explicaciones. Los dos bajaban al pueblo. El niño tenía curiosidad y al mismo tiempo temor. ¡Se preguntaba si habían ido a su antigua casa y se habían dado cuenta de que la Malinche no estaba!

-Raki, eres menor de edad y no tienes familia- Dijo el anciano sin mirarle la cara, como cuando sospechaba de que él era el Yoma- ¡no eres un niño, ni tampoco un hombre!... los Toltecas estipularon en tu caso que tu podías elegir a alguien que te representara y hablara por ti… ¿quieres que sea yo o quieres que sea otra persona de tu confianza?

-Noble abuelo, ¡por mi esta bien si es usted!... ¿pero que sucede?

-No sé si lo sabes, pero fui destituido de mi cargo… ahora hay un nuevo jefe y el quiere verte…

Con el nuevo jefe estaban el señor Macuto y otras personas que Raki conocía. Al muchacho le dio mala espina todo. El niño sentía que era un acusado y que lo iban a juzgar. Estaban en la sala de audiencias que casi nunca se usaba. Al entrar el niño confirmo sus sospechas de que era juzgado por algo al escuchar decir de todos los presentes al entrar el nuevo jefe:

-¡Que la justicia de Inti ilumine la justicia de los hombres!

Raki palideció. El nuevo jefe se sentó en su estrado de magistrado y todos los demás detrás de Raki. Solo el anciano y el niño estaban de pie. Raki miro al hombre y trato de ver en él al padre de su amigo, ¡pero no pudo! Augusto y severo parecía la encarnación del Dios Inti, la justicia imparcial e incorruptible personificada.

-Uno caña Chapulín Raki de la familia Arichuna. ¿Haz elegido a tu representante?

-Perdón… pero no entiendo… ¡los Toltecas dejaron en claro todo lo que se tenía que hacer para citar a alguien a un tribunal!…

-Raki, ¡deja que yo hable!- Dijo el anciano, se dirigió a todos los presentes- Yo soy su representante. El niño me ha aceptado. ¡Yo hablare por él!... ¡terminemos con esto de una buena vez!…

Raki se preguntaba si lo iban a echar del pueblo. ¡Seguramente les tendría que decir donde estaba la Malinche!

-Raki, ¡no debes preocuparte! – Dijo el nuevo jefe – solo queremos arreglar y dejar en claro algunas cosas. Muchos de los presentes le debían dinero a tu hermano y muchos consideran que después de todas las cosas que tú hermano hizo…

-Mi hermano no hizo nada malo… ¡todo lo hizo el Yoma!- Dijo el niño con viveza – pero entiendo lo que todos sienten… para mi fue duro saber que el Yoma usaba a mi hermano… ¡que el Yoma uso a mi hermano para matar y esconderse de todos nosotros!... yo solo quiero limpiar su nombre…

-¡Me parece justo Raki!- Continuo el nuevo jefe- Para limpiar el nombre de tu hermano creemos necesario que renuncies a tus derechos como único familiar vivo de lo que le deben todas estas personas… ¡Raki tu las conoces!... son gente honrada y decente, ¡estarás de acuerdo conmigo que es injusto deberle dinero al Yoma que mato a tantas personas en este pueblo y por 12 años nos martirizo!... tu hermano era un artesano sin igual y el Yoma se aprovecho de eso… ¡el Yoma se burlaba de todos nosotros usando a tu hermano!

El muchacho busco ayuda con los ojos a su “Representante” pero este solo bajo la vista.

-¿solo renuncio a la deuda y ya?, ¿verdad?- dijo el niño.

-Si… como ves, eliminamos y simplificamos todo para una solución sencilla y sin complicaciones… ¡los Toltecas siempre decían que las leyes debían de ser flexibles y en beneficio de la gente!… Nosotros los mayores somos los responsables de preservar y transmitir a la próxima generación todas las tradiciones y enseñanzas de los Toltecas… ¡a ti solo te corresponde obedecernos y confiar en nosotros sin dudar!…

- Mi hermano de todas formas sabía que no le podían pagar nada… después de que mataran al Yoma costaría mucho levantar el pueblo… ¡todas las facturas de la gente que le debía dinero las destruyo!... ¡no tengo que renunciar a ninguna deuda que no existe!... ni siquiera tengo idea de a quienes o a cuanto le adeudan a mi hermano… - Dijo el niño.

-¡¡¿No hay facturas, nada que pruebe que esas deudas existen?!!- Dijo el nuevo jefe con asombro

- Mi hermano trabajaba con piedras que no se podían comer y quienes le debían dinero le surtían de cosas necesarias como ropa y comida… ¡mi hermano se consideraba ya pagado!... todos aquellos que creen que le deben, ¡solo destruyan sus facturas y olvídense de esa deuda!...

-De todas formas vamos a necesitar que firmes un documento en que renuncias a esas deudas Raki…

Raki firmo todo sin leer nada. Su representante estaba ahí para eso y sin él nada de lo que firmaba tenía validez, como lo estipulaban las leyes que los Toltecas habían dejado por escrito. Raki no podía desconfiar de aquellos adultos que fueron también como sus padres, sus tíos o sus abuelos. Cuyos hogares y familias estuvieron siempre abiertos para él. Los hombres estaban inescrutables.

-¿Es todo?-Dijo el niño. Se sentía aliviado. Los mayores sabían más que él sobre esos asuntos.

-Si Raki, es todo… ¡ya te puedes ir!

Raki no se movió de su sitio. Miraba al nuevo jefe confundido. A los adultos detrás de él.

-Señor… ¿no se acostumbra a cerrar un tribunal invocando la justicia de Inti?

Todos los adultos se pusieron de pie visiblemente avergonzados de olvidar algo tan obvio y dijeron:

-¡Si la justicia de los hombres fallo este día, que Inti juzgue y haga justicia en esta vida o en la otra!

Raki miraba a los adultos como si fueran un montón de extraños. Una forma infalible de reconocer un Yoma era si este, tomando la forma de alguien conocido, actuaba en forma desacostumbrada. Le parecía imposible que los adultos olvidaran invocar la justicia de Inti al final de un proceso legal… miro a su representante, pero este le rehuía la mirada.

-¡Me retiro entonces!- Dijo el niño haciendo una reverencia como señal de respeto a sus mayores, como siempre se tenía que hacer en cualquier ceremonia oficial o reunión formal. Los adultos no dijeron nada. Solo el anciano ex jefe dijo lo que se tenía que decir.

-¡Que los Dioses te bendigan, hijo!... puedes retirarte

Raki no dijo nada más, lo usual era que el de más edad diera el permiso y la bendición para que el de menor edad o rango se pudiera retirar. En cierta forma estaba aliviado de que no lo hubieran mandado a llamar por causa de la Malinche. Hizo la cabeza de conejo con una mano en donde nadie lo veía en lo que estuvo lejos y le dijo:

-¡Gracias!... estuvo cerca… ya cuando menos me hablan… a lo mejor la Malinche tiene razón de pensar lo peor de la gente por las otras aldeas a las que ha ido… ¡pero nosotros somos los legítimos herederos de los Toltecas!... ¡somos totalmente diferentes a la gente mezquina, hipócrita y cobarde que ella acostumbra a tratar!…

-¡Claro que destruyo todas las facturas!... ¡el maldito planeaba matarnos a todos!- estallo uno de los aldeanos sin poder contenerse en lo que el muchacho se fue. Ese era el pensamiento que estaba en la mente de todos los presentes. El nuevo jefe estaba complacido de lo fácil que resulto todo. El viejo jefe solo pensaba: “¡Eras tu o yo, niño!” El nuevo jefe lo nombro asesor permanente con un sueldo fijo que en un hombre de su edad era el único modo de subsistencia. Como Representante del niño todo era legal si decidía que lo era.

Raki se fue al matadero a limpiarlo. Prefería no pensar y solo concentrarse en su trabajo. ¡La faena era en verdad pesada! La tinaja que se había llevado anoche tenía que volver a traerla para que no se notara su ausencia. Se llevaría otra llena de sangre y de regreso se traería la otra. Las dos tinajas vacías no eran pesadas, pero eran difíciles de llevar para uno solo.

La tinaja con la sangre la llevaba en su espalda. ¡Empezaba a creer que era verdad aquello de que ver los ojos plateados de una Malinche daba mala suerte! Antes de entrar al templo apago la vela y dejo la tinaja en el suelo. Empuñaba la Chaska con una sola mano. El templo estaba completamente oscuro.

- Niño… ¿eres… tú?- dijo una voz gutural. Los ojos plateados se abrieron y el muchacho pudo verlos- Acércate… niño… y desátame…

-¡No!… me dijiste que podías hacerlo sola… ¡no voy a desatarte!

La Malinche siseo como una serpiente. Se retorció tratando de liberarse de sus ataduras.

-¡Sucio y maldito bastardo!... ¡desátame!... ¡libérame ahora en este mismo instante!

El muchacho no se movió de donde estaba y solo le dio la espalda por si acaso usaba sus ojos dorados contra él.

-Solo tu parte humana puede liberarte… ¡te traje la sangre fresca que te prometí!... si la quieres, ¡ven por ella!…

El niño puso la tinaja en toda la puerta y la destapo. El olor de la sangre parecía que iba a enloquecer a la Malinche.

-¡Desátame, tu sucio campesino muerto de hambre!... ¡Suéltame!... ¡libérame!... ¡maldito bastardo!

La Malinche empezó a sisear y a rugir. Silencio. A retorcerse y tensar las cuerdas. Silencio. Gruñía y jadeaba. Silencio. El muchacho escuchaba como mordía, en potentes chasquidos, el aire. Silencio. En lentos y explosivos resoplidos su respiración se escuchaba en todo el templo. Silencio. Un grito, un alarido de furia inhumana retumbo con fuerza haciendo recorrer un frío por la espalda del muchacho. El niño apretaba el arma que era casi de su tamaño con su puño. Miraba el suelo y le daba la espalda a la Malinche. La boca húmeda de la bruja de los ojos plateados chorreaba baba y en los momentos de silencio la acústica del templo permitía escuchar como las gotas de saliva caían al piso.

El silencio volvía a ser total. El niño escucho el cuerpo de la Malinche caer al piso. A la joven respirar entrecortadamente, inhalando y exhalando con lentitud. Poniéndose de pie y caminando hacia él. Sintió su mano en su hombro.

-No me mires a los ojos… ¡te dije que si me encontrabas en mi forma Yoma me mataras!... si mi parte Yoma hubiera tomado mi fuerza vital y mi alma, ¡estarías muerto en este momento!…

-Me dijiste que tenías asuntos pendientes y que no ibas a morir, ni a dejarte matar hasta que lo resolvieras… ¡tuve que arriesgarme!... pensé que si usabas tus ojos dorados me obligarías a liberarte…

La Malinche guardo silencio.

-¡Entonces hiciste bien! Mi parte Yoma no te siente como amenaza… pero eres solo comida para ella… ¡no bajes la guardia, ni sueltes mi arma!... sigue mirando el suelo mientras me bebo la sangre que me trajiste… Te explicare lo que tienes que hacer después…

La Malinche empezó a beber la sangre animal de la tinaja con un cacharro de barro que el niño usaba para darle agua. En poco tiempo la tinaja estuvo vacía. El muchacho estaba fuera del alcance de su Youki. La Malinche le dijo al niño que se diera la vuelta. El cuerpo de la joven brillaba y sus cicatrices no estaban. Pero tenía el cuerpo cubierto de las marcas rojas otra vez. La Malinche comenzó a explicar:

- Estas marcas que ves son la que contienen mi parte Yoma y la mantienen bajo mi control. En mi sangre hay un potente veneno que solo mata a los Yomas, que solo los hombres de La Organización saben hacer. ¡Con ese veneno nos controlan y hacen que obedezcamos sus ordenes!... cada vez que intentamos desobedecer las sagradas reglas estas marcas aparecen y el veneno en nuestra sangre nos inflige dolor… un dolor que nos hace ansiar la muerte, pero no nos mata.... cuando perdemos el control y nos transformamos por completo, este veneno desaparece de nuestra sangre y las marcas que cubren nuestra piel se borran ¡Nadie sabe por que!...

Raki guardaba silencio. La Malinche continúo con su explicación.

-Cuando estamos mal heridas, usamos nuestro Youki para indicar a nuestra parte Yoma que debe sanar. ¡He recibido un daño masivo casi irreversible! Para sanar tendría que usar mi Youki hasta casi llegar al punto de transformarme por completo en Yoma. En ese caso mis marcas se activarían y este veneno se mezclaría con mi sangre… en el estado en que estoy me mataría… ¡puedo usar estas marcas para restringir mi parte Yoma!... pero necesito que de noche cuides mi cuerpo… mi parte Yoma siente el sol cuando ilumina la tierra… restringida por mis marcas curara mi cuerpo y mientras este en este ambiente de oscuridad total no me transformare… pero al sentir la llegada de la noche caerá en un profundo sueño… el veneno debe ser extraído de mi cuerpo y mi parte Yoma alimentada con sangre… ¡debes de venir cada noche sin falta!... de lo contrario moriré dormida, ¡pero sin nada de dolor!…

La joven se hizo una cortada en su muñeca con su uña, un liquido negro y espeso empezó a manar de su herida.

-La sangre negra no es venenosa para los humanos… ¡debes extraerla chupándola de mis muñecas hasta que mis marcas desaparezcan!… entonces mi sangre volverá a ser roja y mis heridas cicatrizaran… cada vez que veas mis marcas aparecer en mi piel debes repetir el proceso, de lo contrario moriré… ¡te advierto que es amarga y que no debes tragarla!

-¿Que pasa si me la trago?

-Sentirás en carne propia lo que es el infierno… ¡no morirás!... pero sentirás un dolor tan fuerte y tan intenso que desearas la muerte… ¡solo chupa y escupe en el acto sin detenerte hasta que mis marcas desaparezcan!

El niño solo tomo un pequeño sorbo y lo escupió en el acto… ¡en verdad era amarga!... tosió, escupió y gargajeo por un rato… el rostro de la Malinche estaba inexpresivo… el muchacho sintió nauseas al recordar como la sangre negra había disuelto el cuchillo de obsidiana.

-Mi arma sigue liviana y afilada… si no puedes hacerlo, ¡solo córtame la cabeza!

El niño siguió chupando la sangre a grandes sorbos y escupiendo el negro liquido hasta que las marcas desaparecieron por completo. El muchacho hizo gárgaras con agua hasta que desapareció el mal sabor de su boca. Esperaron un rato y el niño repitió la misma operación con la otra muñeca. La Malinche le explico que debía alternar las muñecas, ¡que nunca chupara dos veces en el mismo sitio en forma seguida!

-¿Qué pasa si lo hago?

-La sangre negra se vuelve más amarga…

Raki tuvo un tic en el ojo de solo pensar que ese nauseabundo líquido podía ser más amargo todavía de lo que ya era. La Malinche se veía tal como la había conocido. El niño se dio cuenta de que no sentía su repulsivo Youki. Cautelosamente le toco el brazo y no sintió nada desagradable. La joven brillaba otra vez y la estatua del Dios Balam se veía majestuosa con su luz. El niño dijo:

-Esas marcas que tienes en el cuerpo solo pueden ser las marcas con que los Toltecas sellaban a los Yomas por medio del juramento sagrado... ese veneno que tienes en la sangre debe de ser sangre Tolteca corrompida y manipulada por La Organización… ¿verdad?

-Niño… ¿si te dijera que la tierra es redonda como una naranja?... ¿Qué cada estrella que ves en el cielo es un sol tan brillante o más que el nuestro?... ¿si te mostrara que todo lo que crees o sabes, lo que da sentido y significado a tu vida, esta errado?... niño, ¡la ignorancia es felicidad!… te recomiendo que no preguntes nada de lo que después te arrepientas de saber…

-¡La ignorancia es para los cobardes!... los hombres de La Organización traicionaron a los Toltecas y robaron sus secretos para crearlas a ustedes… ¡Desafiaron a los dioses!... los pocos Toltecas que quedan tienen que esconderse para que no los maten…

La Malinche solo guardaba silencio.

-Niño, ¡los Toltecas no existen, ni nunca existieron!... no hay dioses… ni sentido o significado para la vida… no hay futuro, ni pasado… ¡solo este eterno y efímero presente!... muchas cosas de las que hago te pueden parecer mágicas y sobrenaturales… pero tienen una explicación lógica y racional que desgraciadamente no la vas a entender por más que te lo explique… el conocimiento es poder niño… y quienes tienen el poder deciden e imponen lo que es bueno y lo que es malo a los demás… ¡Los Toltecas son solo una fantasía!… algo que inventaron para embrutecer y controlar a las masas… puro escapismo y evasión de la realidad…

Raki sintió que la tierra se abría bajo sus pies.

-Pero este pueblo fue fundado por aquellos a quienes los Toltecas consideraron dignos de sus enseñanzas… el Yoma no podía matarme por el poder Tolteca de mi nombre verdadero… ¡tu misma me dijiste que Malinche significaba carroñera en el antiguo idioma Tolteca!

- Una religión es siempre un montón de cuentos absurdos e irracionales que pasa de generación en generación. A la gente sencillamente se la imponen. Tu crees en los dioses y en los Toltecas por que naciste entre gente que cree en eso. Si hubieras nacido entre mestizos, ¡serias cristiano y creerías en Jesucristo, Moisés y en todo lo que dice la Biblia cristiana sin cuestionar nada!... he peleado con Yomas que le temían a la cruz cristiana o que creían que el agua bendita los quemaba… los Yomas usan los recuerdos y experiencias de sus victimas, ¡llegan a creer lo que ellos creen!… La religión es solo miedo a lo desconocido. Miedo a la muerte… tu hermano frenaba al Yoma por que tenía una fuerza de voluntad más fuerte de lo común, tal vez su religión y sus creencias le daban fuerzas o el Yoma término creyendo también todo eso del nombre verdadero ¡no lo sé, ni me importa!… Niño, ¡las palabras tienen el significado que tu quieras darle!… ¡tu nombre en lengua Tolteca significa sacrificio, como puede significar mesa o perro!... Conozco el idioma Tolteca y no hay nada en él que sea especial, mágico o diferente del español que tú y yo usamos para hablar o de los otros idiomas que conozco...

-¡Pero si los Toltecas no existieron como hizo la humanidad para sobrevivir!... eran ellos los que peleaban contra los Yomas y nos enseñaron a defendernos de ellos…

-En el pasado los Yomas no eran tan fuertes como ahora, ni eran tantos. Para herirlos y matarlos se necesitan armas de obsidiana que se fueron perfeccionando con el tiempo. Algunas cosas funcionaban y otras no. Unos tenían más resistencia que otros a los poderes de los Yomas… poco a poco el conocimiento para enfrentarlos se fue perfeccionando… fue un proceso de milenios y de aportes de muchos pueblos… ¡eso es más lógico y coherente que creer en un pueblo de superhombres que ayudaban a la gente sin pedir nada a cambio y luego desaparecían sin dejar rastros!…

-Pero los Yomas… ¡tú me dijiste que las guerreras y los Yomas parásitos venían de Serpiente Emplumada!

-Los Yomas provienen de cuatro Yomas primigenios… los de La Organización los llaman por el nombre que les dieron en las leyendas antiguas por comodidad, por no encontrar otra forma mejor para llamarlos… niño, los de La Organización no saben lo que son los Yomas, el Youki o el alma… ¡pero no llenan el vacío con cuentos de hadas y Toltecas!... honestamente dicen “No sé” e investigan hasta hallar una respuesta que sea lógica y racional que se pueda verificar…

-Pero, ¡No todo puede ser explicado en forma lógica y racional, ni se puede verificar!...

-Entonces esa respuesta no existe, ni puede ser verdadera… Niño, tus Toltecas solo son una fantasía, un anhelo imposible… la búsqueda de Manoa, la ciudad dorada ¡solo simboliza la búsqueda del ideal inalcanzable!… Tus nobles, justos e incorruptibles Toltecas solo es una forma de escapar a la cruda realidad de La Organización y los Yomas de las mentes débiles.

Raki se puso delante de la estatua del Dios Balam y dio tres palmadas que se convirtieron en tres potentes rugidos de jaguar.

-Este templo fue un regalo de los Toltecas a mis antepasados… ¡su magia y poder hacen rugir a la estatua!... ¿Qué explicación lógica y racional das para eso?

La Malinche dio una palmada y la estatua se hizo añicos. Exploto desde dentro convirtiéndose en un montón de fino polvo.

-Las ondas de sonido rebotan en las paredes de piedra del templo y la estatua actúa como un resonador, vibra y deforma el sonido de una palmada hasta que parezca como un rugido… el templo esta recubierto de espejos negros de obsidiana que refractan y dirigen la luz a la estatua dejando todo lo demás a oscuras…

El niño no escuchaba la explicación. ¡La Malinche acababa de insultar al iracundo señor del inframundo! Al temible dios de la guerra y de la venganza divina. ¡Al dios que acusa!... ¡por insultos más leves el iracundo Dios de la Guerra provocaba terremotos y hacía vomitar los volcanes!… el muchacho cayo de rodillas y se meso los cabellos con las manos

-¡Pero que has hecho!... Balam, Por favor perdónala… ¡no sabe lo que hace!... fue un accidente… ¡no era su intención ofenderte!- dijo el niño de rodillas, haciendo una y otra vez reverencias al montón de polvo pegando la frente al piso.

-No fue un accidente y era mi intención ofenderlo… si tu dios existe, ¡que aparezca y me castigue con todo su poder!- Dijo la Malinche. Raki se puso de pie visiblemente consternado.

-Pero, ¡de que estas hablando! ¿Te has vuelto loca?... a ti no te va a castigar, ¡me va a castigar a mí por haberte traído y hacerme responsable de ti!

-¡Que te mate entonces en mi presencia si existe!…-

Raki trago saliva y miro con miedo el montón de polvo. ¡Los castigos de Balam eran crueles y atroces! Solo por piedad mataba a los sacrílegos en el acto sin hacerlos sufrir. Raki nuevamente trago saliva. Según las leyendas Balam solo había sentido piedad una vez, hace mil años. Convirtió a los sacrílegos en cenizas por jurar falsamente en su nombre. Tuvo piedad por las mujeres y los niños que estaban con ellos y murieron con ellos. Solo dejo uno vivo para que contara la historia y este se suicido después de hacerlo.

-Esa estatua fue un regalo de los Toltecas a mis antepasados… ¿es que no respetas nada?- Dijo el niño molesto.

- ¿Así es como valoran ustedes un regalo de los Toltecas?... este templo esta abandonado y descuidado. ¡Como todo lo que supuestamente les enseñaron los Toltecas!

El niño se quedo mudo. ¡Era como la adivinanza de los arboles de Murachi! El dios Conejo le mostraba la verdad, pero el no la veía. La magia y poder de los Toltecas había dejado de protegerles por que ellos solo repetían sin entender o comprender sus enseñanzas.

-¿Por qué no puedes ser más agradecida?... ¡mira todo lo que he hecho por ti!…

-Tú no has hecho nada por mi, niño… desobedeciste a tus mayores trayéndome aquí… ¡no insultes mi inteligencia diciéndome que como descendientes de yo no sé que y por no sé que están obligados conmigo por su falsa gratitud!... ¡has puesto a tu gente en peligro y solo buscas en forma egoísta una salida que no deje mal parado a tu ego hipócrita y la autoimagen que tienes de ti mismo de niño bueno!... en el momento en que tengas que elegir entre salvar tu pellejo o dejarme morir, ¡me dejaras morir!... en el momento en que tengas que elegir entre poner en practica esos ideales que supuestamente se los enseñaron tus ficticios Toltecas a tus mentirosos antepasados o mirar para el otro lado, ¡miraras para el otro lado!... por que la naturaleza humana es así… los seres humanos siempre estarán dispuestos a matar, a morir por sus prejuicios y sus mentiras que les dan seguridad que reconocer que están equivocados… Siempre dejaran que el inocente sufra y muera por culpas ajenas… nunca se harán responsables de nada… ¡siempre estarán esperando que sea otro el que resuelva el problema y los salve!

-¡Te equivocas!...

-Niño, ¡no quiero discutir contigo!... esta noche sencillamente no vengas… moriré dormida sin dolor, sin que te tengas que ensuciar tus manos o tu conciencia…

-¡Tengo una deuda contigo y he jurado por los Dioses pagarla aunque me cueste la vida!... ¡vendré esta noche como acordamos y cuando estés curada tendrás que admitir que estas equivocada!…

-Solo admitiré que estoy equivocada si me enseñas un Tolteca de verdad, cuya sangre sea dorada… ¡un Tolteca noble, justo e incorruptible como el de las antiguas leyendas!

-¡Eres una tramposa!... sabes que están casi extintos y los que quedan se esconden de tus jefes para que no los maten…

-¡No existen, niño!... ¡jamás existieron!... ¡entiéndelo de una buena vez!... ¡solo son cuentos de hadas para dormir a los niños!… ¡lo único lógico y racional que se puede concluir ante la falta de pruebas o evidencias es que no existen, ni nunca existieron los Toltecas!... siento que pronto amanecerá… será mejor que te vayas…

Raki no olvido de llevarse las tinajas. El niño dejo los recipientes vacíos en el matadero. La verdad no tenía ganas de volver esa noche y prefería dejar que la malagradecida de la Malinche se muriera. Nuevamente el señor Tiuna encontró al muchacho despierto y a punto de irse a la cama. El anciano y él empezaron con las faenas matutinas. El niño se preguntaba si volvería a dormir de noche alguna vez.

Durmió algunas horas en la mañana. Paquita le lamio la cara y el niño tuvo que ir a buscar una cría de llama perdida. El muchacho tuvo que separar dos machos que peleaban por una hembra. ¡Las llamas eligieron ese día para dar todos los problemas que no habían dado en los días anteriores! Al finalizar el día el joven estaba muy cansado y se acostó en su cama sin ganas de dar un paso más. La tinaja de la sangre estaba lista, por que venía de limpiar el matadero. El niño durmió algunas horas hasta que sintió nuevamente a Paquita lamiéndole la cara. El niño dio un resoplido. No le apetecía dar un paso más.

El niño encontró a la Malinche dormida. Le dio de beber la sangre primero. Luego espero. Las marcas en la piel empezaron a aparecer y el muchacho empezó a succionar el amargo veneno escupiéndolo en un recipiente sin tragarse una gota. El recipiente estuvo lleno y las marcas desparecieron. El muchacho se quedo mirando la sangre negra antes de tirarla. Puso un dedo en el líquido y se trago una gota. Sintió retortijones en el estomago y se doblo sobre si mismo con violencia. ¡Su sangre era dorada en sus venas!

Estaba en una aldea en ruinas. De entre los escombros escucho unos sollozos. Un Yoma de ojos plateados, con un aspecto mil veces peor al Yoma que la Malinche había matado, escuchaba los gimoteos y se acercaba. Tenía el aspecto de un demonio del averno, con cuernos, patas de cabra y alas de Murciélago. Quien gemía y lloraba fue descubierta y sacada de su escondite con violencia. El bestial Yoma la olisqueo, sus fauces rezumaban sangre, la niña estaba paralizada por el miedo y el terror…. ¡Pero el Yoma no le hizo nada!, solo se fue volando apartando la niña con un violento empujón… su hambre estaba saciada y la niña seguía llorando en medio de las ruinas, en medio de los cadáveres.

La niña era de cabellos negros y piel canela como Raki… era una niña de la mitad de su tamaño y edad… Raki intuía que era la única sobreviviente del pueblo… ella sollozaba sola y desamparada en medio de los escombros y despojos… había cadáveres por los alrededores, un amasijo repugnante aquí y allá de lo que el Yoma no se quiso comer, charcos de sangre. Una imagen tétrica y macabra que el niño pensó que hubiera sido el destino de su aldea si la Malinche no hubiera matado al Yoma que por 12 años había desangrado a su pueblo.

Raki vomito copiosamente en el suelo antes de volver al mundo real. El muchacho se enjuago la boca con agua. La piel de la Malinche estaba nuevamente con sus marcas y el niño tuvo que repetir la operación de chuparle la sangre, pero esta vez de la otra muñeca. Así lo hizo por toda la noche una y otra vez cuando las marcas aparecían de nuevo en su piel. Raki se enjuagaba la boca cada vez hasta quitarse el mal sabor.

El niño tocaba la ocarina mientras esperaba que las marcas volvieran a aparecer. El niño todavía podía ver en su mente al terrorífico Yoma. La aldea destruida, sin nada de vida. Todavía escuchaba a la niña llorar. Ella y la niña eran la misma persona y su aldea había sido destruida por que no tenían el dinero para pagar por una Malinche… entonces… acaso… ¿ella viajaba de pueblo en pueblo matando Yomas buscando al Yoma que había destruido a su aldea?... Raki pensó que un Yoma como ese debería de haber muerto hace tiempo por otra Malinche… ¿o con el tiempo se habría hecho más poderoso?...

Raki recordó que el Yoma había dicho que ella solo era Yoma en una cuarta parte. Que había sido creada a partir de la carne y la sangre de otra Malinche… ella le había dicho que en realidad no moriría, que su alma sin recuerdos, ocuparía otro cuerpo… Raki había escuchado que a las Malinches las creaban a partir de otras y con los cuerpos de los Yomas que mataban hasta que fueran mitad Yomas y mitad humanas… ¿Por qué ella era solo una cuarta parte Yoma?... y si fue creada a partir de otra Malinche, ¿su alma sin recuerdos era el que ocupaba el cuerpo de ella o las dos almas eran una sola?

El niño sintió que ya era hora, que pronto iba a amanecer. El montón de polvo de la estatua recibió una reverencia del niño antes de irse.

-¡Por favor, perdona esta ofensa de la guerrera sin nombre de los ojos plateados!... mía a sido la culpa por haberla traído… ¡mi juramento hecho en tu nombre sigue en pie! ¡Estoy en deuda con la guerrera de los ojos plateados y pagare mi deuda aunque me cueste la vida!... - Dijo el niño y después se fue.

El muchacho regresaba la tinaja de sangre vacía al matadero y volvía al cobertizo. Se acostó, bocarriba, en su cama sabiendo que el señor Tiuna se iba a aparecer en cualquier momento. Hizo la cabeza de conejo con su mano y le dijo entrecerrando los ojos:

 -¡Debes estarte riéndote de mí a carcajadas!

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