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Complaciendo a mi mujer (6)

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Mi esposa y yo regresamos la tarde del miércoles. Exhausta, de tanto chupar y de tanta metida que recibió allá en Melbourne. Regresó antes de que me llegara el video que Alex había prometido.

El miércoles me levanté temprano para viajar. Aún así llegué a Melbourne a eso de las dos de la tarde. Algo cansado, sobretodo por el trabajo de los días anteriores. Por el hecho de no poder dormir bien durante la semana, se le van juntando a uno las bolsas bajo los ojos y el cansancio se va acumulando. Sin embargo, al llegar al piso de Alex, la polla se me puso a cien cuando vi. el espectáculo con el que me recibieron. Cansado o no, cuando ves a una mujer disfrutando de una buena cogida, con las piernas bien abiertas, las manos haciendo puños con las sábanas y gritándole a su amante que le de mas fuerte; y este esmerándose por metérsela mas profunda a cada arremetida y mas rápido que la anterior, cansado o no, la verga se te tiene que poner dura.

Estuve a punto de jalármela mientras veía como este par disfrutaban. Desde donde estaba sentado veía perfectamente la polla de Alex entrar y salir de la concha de mi esposa. El golpeteo indiscutible de genitales, los gemidos de Sara, el aroma a sexo y los gruñidos de Alex llenaban la habitación.

Que puta es, pensé, ¿Se le quitará algún día? Ojala no.

No pude con la excitación, me saqué la polla y le di un par de jaladas. En eso me percaté del video cámara montada sobre un par de revistas (para darle el ángulo mejor apuntando hacia la cama), la tomé y empecé a grabar a Sara y a Alex. Por fin se dieron cuenta que estaba ahí,

La toma fue buena, y los filmé follando en todas posiciones. La última toma fue desde atrás, enfocando bien en la polla de Alex entrando y saliendo de mi mujer. Sara había llegado cuando menos a dos orgasmos muy fuertes en los pocos minutos que estuve ahí. Cuando Alex se chorreó, contrajo su culo y ensartó su polla una última ves hasta el fondo. Agachó la cabeza para besar a Sara, en un beso muy mojado intercambiando lengua y saliva. A los pocos instantes, después de sacarle la polla, la leche de Alex se le chorreaba de la concha a las sabanas.

Con la polla todavía bien parada, me le acerque a Sara, esta la agarró y le dio unas cuantas jaladas, antes de chorrearme, le apunté la polla a su vagina y toda mi leche goteó en sus labios vaginales que ya estaban empapados con la lefa de Alex.

-¿Que tal? Alex me preguntó.

-Bien, me imagino la tienes agotada.

-Uffff, ella a mi, este es el segundo que echamos hoy.

-Y mírala, se quedo fulminada en la cama, ni se ha preocupado de limpiarse,

-No se ha ni movido,

-Las piernas abiertas y todo, y puedo ver como se le sale el semen. Le voy a tomar unas fotos para el álbum.

Regresamos a nuestra casa, a eso de las nueve de la noche. Agotada, me pidió la dejara descansar ‘por lo menos un año, por que me duele mucho mi conchita, creo que me pasé’. Mala suerte para mi, me tengo que esperar para poder metérsela. Se duchó y se acostó. No se levanto hasta otro día a las diez de la mañana.

-¿No vas a trabajar?

-Estoy muy cansada.

-No te vayan a reñir

-Por favor, si algo pasa, amenazo al hijo de mi jefe con no volvérsela a chupar.

Me imagine a Sara mimándole la verga al hijo de su jefe, o quizás amenazándolo de decirle a su esposa lo que hacen en la oficina.

-Claro que me tengo que esperar hasta el siglo que viene, me duele ahí abajo

Habló por teléfono con su jefe y este le dio el resto de la semana libre. Me tuve que conformar con jalármela mientras ella me contaba con lujo de detalles todas las aventuras con Alex. Al fin, el Viernes por la noche me ayudó a jalármela y me dic un par de chupadas. La concha estaba todavía fuera de juego.

Para el Sábado Sara se sentía ya mejor, pero por mi trabajo, no pudimos hacer nada. El sábado trabajé todo el día y ella se fue de compras con sus amigas. A las ocho de la noche que regresé, Sarita estaba ya en casa, pero no sola….Jason nos visitaba y me recibió de la misma manera que cuando estaba en Melbourne, con las piernas abiertas y un tipo arriba de ella metiéndosela a cien por hora. La muy puta le gritaba que se la metiera mas duro, y Jason respondió arremetiendo con más fuerza.

Jason se detuvo lo suficiente para levantarse y postrarse ante ella, entre las piernas de Sara, de rodillas, estando ella de espaldas, Jason levantó las piernas de ella. Sara a su vez cruzó sus tobillos detrás de la nuca de Jason. Este alternaba agarrándola de la cadera, o por la parte de enfrente de las piernas o la cogia de las nalgas para metérsela. Sara no duró mucho en esta posición y dejo escapar un gemido acompañado de gritos cortados por sus respiración. La puta se chorreaba y Jason no dejaba de bombear su polla.

Jason se cansó de esta posición y le dio la vuelta. Con su culo al aire, Sara sumió su cara en la almohada cuando Jason se la volvió a meter. Estuvo así un rato hasta que se volvió a cansar. Jason, se acostó bocarriba al lado de Sara, su polla apuntando hacia el techo, dura y brillante con las secreciones de Sarita. Sara se subió arriba de Jason y con la mano izquierda se balanceaba mientras con la otra guiaba la polla de Jason a su concha. De rodillas sobre el cuerpo de Jason, pero dándole la espalda, (ósea, viéndome), poco a poco se sentó sobre el órgano gueso y venudo, hasta que el vello púbico de la base de la polla de Jason se juntó con los labios vaginales de mi esposa.

Jason la cogió de las nalgas y la ayudaba en el vaivén de cada arremetida. Ella me indicó con el dedo que me acercara, cuando estuve cerca de ella me besó, la boca le olía a polla, probablemente de chupársela a Jason.

-Chúpame las tetas.

Muy obediente, le cogí la izquierda con la mano y a la otra me la puse en la boca. Ella gemía como loca, con la polla de Jason bien metida y yo mordisqueándole los pezones. Me empujó suavemente, y se acostó sobre Jason.

Viendo a mi mujer así, de espaldas sobre el pecho de Jason, con las piernas abiertas y la polla metida, me estaba poniendo bastante duro. Puta, pensé, no me pudo esperar.

Jason extendió los brazos de Sara hacia arriba y le cogió las tetas desde abajo. La mano de ella se deslizó a su concha y se frotó el clítoris un par de veces.

-Sabes como me gusta que me comas la concha- Me dijo- Chúpame, pásame la lengua por ahí.

La polla de Jason seguía entrando y saliendo y mantenía la concha abierta.

Me fui deslizando lentamente por el cuerpo de mi mujer, con las manos en sus tetas, pellizcando suavemente sus pezones, besé y lamí sus tetas, y corrí mi lengua en pequeños círculos, pasando por su vientre hasta llegar a su vagina. Encontré su clítoris y me di a la tarea de masajearle bien con la lengua. A escaso un centímetro de mi boca la polla de Jason entraba y salía de Sara. Casi inmediatamente, un orgasmo de los más intensos cogió a Sara y la mantuvo en un éxtasis sexual por casi un minuto. Durante el cual, ni Jason dejó de bombear su polla, ni yo dejé de comerle el clítoris. Minutos después, Jason pidió volver a cambiar de posición. La puso otra vez de espaldas, se puso el de rodillas entre las piernas de ella, Al mismo tiempo que levantaba las piernas de Sara sobre sus hombros, le volvió a meter la tranca. Yo me puse a la cabeza de ella para ponerle mi verga en la cara, Sara abrió su boca y me chupo mientras Jason continuaba follándosela salvajemente.

Finalmente Jason gruñó y se chorreó depositando una buena cantidad de leche dentro de Sara. Yo saqué la polla de entre los labios de mi mujer y me puse entre sus piernas. Cuando se la metí, sentí lo caliente de la vagina de mi esposa y la leche de Jason. En cuestión de cinco minutos deposité mi leche junto a la de Jason dentro de mi mujer.

Minutos después, Jason y yo charlábamos en la sala mientras Sarita se duchaba.

-Cabrón que eres Jason, llevo una semana sin poder follarme a mi mujer y te me adelantas.

Con una sonrisita diabólica me dijo que solo venia a visitarnos sin saber que yo no estaba. Cuando llegó, Sara estaba desvistiéndose y no se preocupó por ponerse más ropa que la que llevaba puesta, ósea, bragas y una pequeña jersey en vez de brasier. Le comentó a Jason que ella estuvo en Melbourne vacacionando mientras yo permanecí aquí por el trabajo. A Jason le pareció curioso que yo no hubiese ido a Melbourne pues siempre estamos juntos. Luego me explicó que Sara se sonrió y le platicó que fue lo que hizo con Alex. Jason luego la cogio de la cintura y la beso, debiéndole que yo era un tipo muy afortunado y que el quisiera encontrarse con una chica como Sara. Sara preguntó que tipo de chica es ella. Jason dijo liberal, libertina, libre y con muchas ganas de sexo a todas horas del día. De la cintura, las manos se le fueron al culo de mi mujer y pronto las bragas estaban en el suelo y mi mujer con la polla de el en la boca dándole una mamada que le aflojó las piernas. Cuando se estaba follando a Sara fue cuando entre y lo demás ya lo saben.

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