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Distopía I

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CAPITULO I

 

Abrí los ojos, todo se veía borroso, observé el ambiente por unos segundo, luego salí en busca de aire. Recordé al mirar el reloj que faltaba muy poco para empezar las clases. Así que me dirigí a mi casa a guardar  la tabla de surf y buscar un uniforme limpio antes de entrar al instituto. Mi nombre es Jonas tengo 16 años, mido 1.75, tengo ojos color verde pero en aveces  mis amigos me dicen que se ven azules, mi cuerpo es fibrado sin mucha masa muscular, como el de cualquier chico que entrene 3 veces por semana en el gym, mi cabello me tapa las orejas es de color castaño y un poco ondulado debido a la agua del mar.

Llegue a casa y encontré en la mesa una nota de mama diciendo que llegaría tarde.―Lo mismo de siempre pensé. Me bañe lo más rápido y en el momento que me iba a poner el uniforme tocan la puerta. Cuando abrir vi a Paris con su típico peinado en trenzas que dejaba ver más el rosado de sus mejillas.

―Siempre tan puntual. Le dije. Ella era la típica alumna ejemplar que siempre sacaba buenas notas, su mirada era penetrante, su cabello color oro y con una sonrisa que a cualquiera hipnotizaría.

―Sabes que no me gusta llegar tarde, ademas debes dejar de surfear antes de ir a clases, aveces ni asiste. Me dice volteando sus ojos color grises.

―Vámonos ya que la clase va a empezar.

En el camino pasábamos las típicas casa del  distrito norte, cuadradas y muy minimalista, todas eran exactamente iguales. Pensé en la clase de historia de primaria, aquella profesora un tanto excéntrica que siempre hablaba de la guerra roja  o como muchos la llaman la tercera guerra mundial. Ya había pasado casi un siglo de ese lamentable acontecimiento histórico que acabo con parte de la vida en el planeta y sentencio a los pocos sobrevivientes a vivir en Clean, un lugar exactamente redondo encerrado en unos muros de vallas.

―En que piensas. Me dice Paris levantado las cejas y buscado mi mirada.

―¿Cuanto crees que pueda medir?. Le digo viendo hacia el gran muro.

―Pues no lo se, pero pasa fácilmente los 8 metros de altura. Oye, hoy no vas a poder venir a casa  mi casa como habíamos acordado, mi familia organizo una cena muy importante a la cual debo asistir.

―Descuida, hoy mi madre llegara temprano por primera vez en su vida. Le dije mintiendo.

―¡Eeey! Chicos. Dice una voz muy familiar cada vez más serca.

Echo un vistazo y veo a Nicolás viniendo hacía nosotros, estaba en la entrada del instituto. Junto a los otros compañeros del curso. Desde qué me mude al distrito norte, hace 2 meses, Ellos desde los primeras semana que me vieron caminando por la vereda han sido mis dos únicos amigos. Siempre salimos o vamos a casa de Paris, su mama es muy amable además de pertenecer a una de las mejores familias de la zona norte.

―¡Jonas!. Dice Paris gritando.

―Siempre de distraído, ya ni hablar contigo se puede. Comento Nicolás en modo de regaño. Mientras me agarraba del hombro haciendo que su cara quedara al frente de la mía, y cuando su mirada choco con la mia continuo diciendo.―Tomás el amigo de mi hermano va a dar una megafiesta en el refugio, dice que todos los del instituto están invitados, van a ir las chicas del último año, no te párese estupendo?. Me pregunta emocionado.

―Pues es grandioso, exprese tratando de parecer contento por su noticia.

―Como que no te agrado la idea. Me dice un tanto triste.

―Pues tu sabes que Jonas lo que le gusta es estar todo el día surfeando. Dijo Paris sentándose en las mesas justo delante de la pizarra.

―Pues animate hombre sabes que los del norte nos gusta son las salidas y las fiestas. Deja la playa atrás. Eso es para las personas que viven en el este.

El día continuo como un típico día en el instituto cuando salimos Nicolás había quedado en irse conmigo, ya que vivimos en la mismas vereda, era la primera vez en estos 2 meses que nos íbamos a ir juntos.

―¿Que esperas?. Le pregunto cansado por el largo día.

―Deja el apuro hombre, me dice cuando su hermano Mathias se dirige hacia él.

Al verlo con la camisa blanca que le apretaba los músculo y le dejaba ver su trabajado cuerpo, más esa sonrisa perfecta que siempre traía. Mi cuerpo comenzó a sentirse raro. Pero ¿que me podía estar pasando?.

―Y este ¿quien es?. Le pregunto Mathias a su hermano.

―Es Jonas el amigo de quien te hable la otra vez.

-Mathias bro, un placer. Me dice el chico tendiendo su mano.

Me quedo unos segundos contemplando su bella sonrisa. Y veo que lleva ya tiempo con su mano extendida, luego la retira.

―Es del este, ya sabes como son en su distrito. Expresa rápidamente Nicolás al ver que su hno frunce el ceño.

―Jajaja así que eres un freak, con razón tu vestimenta. Me dice burlándose.― Nico recuerda que hoy voy al refugio hacer los preparativos de la fiesta así que no iré a la casa sino hasta mañana, avísale a papa. Luego de esto se dirige hacia su grupo de amigos que lo estaban esperando.

La verdad nunca me había fijado en Mathias de esa manera. En el distrito este no se acostumbra a saludar de brazos y de besos a las demás personas, sólo se asiente con la cabeza, ese es el saludo tradicional allá.

―Entonces te espero en la plaza Snow a las 9 para ir junto a Paris a la fiesta, según me contó mi hermano va hacer la más grande de todas. Expreso emocionado.

―Pues tengo mucha tarea que hacer y he quedado hoy en ir a la playa. Le dije casi entre dientes

―Te he dicho mil veces que debes dejar tu antigua vida atrás, vamos tío anímate, siempre metido en el mar. Vamos a divertirnos un poco en esa fiesta. Me insistía en todo el camino

―Ok ok, dije para que dejara de estar insistiendo.―Pero no tengo que ponerme mi ropa es anticuada, de seguro la gente se burlara como lo hizo tu hermano. Dije yo parado en la puerta de su casa.

―Yo resuelvo, tranquilo. Dijo rápidamente antes de entrar a su casa

Cuando llego a casa, noto que esta Verónica sentada hablando con su novio por el reflector tridimensional.

―Oye raro!. Me decía así desde que teníamos una semana aquí. Ella es todo lo contrario a mi. Muy extrovertida y a los dos días de haber llegado ya tenía amistades y vestía igual que los nativos en esta zona, pues papa siempre dijo que ella pertenecía a este lugar. Cuando a mi mama la transfirieron a este distrito la única feliz en la casa era ella. Pues nunca le gusto el sol y la bellísima vista de nuestra región natal.

―Mama llegara un poco tarde, me dejo una nota, así que tenemos que preparar la comida, sino quieres morirte de hambre claro, deja de hablar con tu novio y ven ayudarme. Le dije yo un poco molesto.

―Tranquilo ya la hice, esta en el horno. Hizo una pausa y se sentó en la mesa de la cocina. Hoy hay una fiesta así que me cubres, con eso me pagas el delicioso almuerzo que te hice. Dijo guiñando el ojo y poniéndose de pies.―además Tomás es solo mi amigo tonto. Grito mientras subía las escaleras

Sin dudar Verónica era una de las más guapas en este lugar. Recuerdo cuando llego al instituto conmigo que todos los chicos del curso de Mathias se quedaron viendo a la que iba hacer su futura compañera. Pues no falta alguien que me pregunte por mi hermana o me diga que  le haga favores para conocerla.

―Que se supone que sea esto. Grite yo con una mirada de confusión.

―A esto se le llama hambuerguesa, por favor nunca has probado una en todo el tiempo que llevamos aquí?.

************

Mathias.

Me llamo Mathias tengo 18 años recién cumplidos, pues la gente me dice que soy muy guapo, pero nunca le paro a los comentarios de las demás persona. Me la pasaba con mis amigos en el gym por eso mi cuerpos está formado, soy de piel  blanca y mis ojos son verdes un poco grandes, mi cabello es castaño medio y llevo un tupe. Desde qué mama nos abandonó para irse al distrito central en busca de "trabajo", mi papa se inscribió en la guardia mayor, estos  son los encargados de la paz en Clean y casi nunca está con nosotros. Así que tengo que asumir un papel protector para mi hermano Nicolás y mis abuelos. La vida es dura en Clean, desearía haber nacido en el viejo mundo mis abuelos siempre me hablan de como funcionaban las cosas antes. Por madurez me convertí en el líder del último curso haciendo una buena labor hasta el día de hoy.

Los panes para la fiesta iban perfectos, el día no había podido salir mejor hasta que recibí el mensaje de Natasha, desde ese momento todo el perfecto día se derrumbó.

―Oye Mathias estas muy pensativo hombre, Ven y ayúdame a conectar el audio. Me dijo Tomas.

―Disculpa bro!, Es que Natasha dijo que no iba a poder venir. Dije yo un poco triste.

―y eso por que?. Me responde tomas sentándose en las sillas curvas del salón principal de el.

El refugio era un edificio abandonado luego de la guerra que nadie quiso habitar, pues yo con ayuda de los muchachos del curso y recaudaciones externas pudimos arreglarlo. Dandole un toque abandonado por fuera para no llamar las sospechas de los guardianes, y por dentro un lugar completamente diferente, moderno, con luces, 3 salones, el último salón esta ubicado en la azotea, una especie de terraza que da la vista al mar.

―No ya sabes bro, sus papás son muy estirados, y en mis planes estaba pasar la noche aquí con ella.

―Pues venga tío, no se me vaya a deprimir por eso, ya casi todo esta listo me iré a mi casa arreglar recuerda que soy el cumpleañero y tengo que venir por primera vez en mi vida bien presentable, además Verónica me dijo que asistirá así que hoy hay fiesta aquí y en mi cuarto. Dijo esto último riendo,  se levanto de su asiento y se fue.

Al cabo de 1 hora y media  ya todo estaba listo, subí a la terraza para agarrar un poco de aire estaba cansado, así que comenze a mirar el mar. Las olas estaban altas y la arena pálida y vacía como siempre excepto por una persona que estaba nadando con su tabla hacia una de esas gigantescas ola.― Que loco montar una ola tan grande como esa, pensé. El chico se paro en su tabla y pudo ponerse delante de la ola, pero en unos segundos nuestras miradas chocaron  y perdió la concentración cayendo, la ola lo arrastro hacia unas piedras haciendo que su tabla se rompiera. Espere unos segundo  no vi al chico salir a flote, como puede baje corriendo hasta donde estaban las afiladas piedras y lo vi apoyado en una de ellas tratando de respirar. Me metí al agua, cuando estaba cerca  me percate de que era el amigo de Nico, puse su dos manos en mis hombros y lo lleve a la orilla, lo recosté en la arena notando su perfecta cara de niño tranquilo un poco quemada por el sol.

Como puede le corrí el traje térmico hacia abajo y vi sus pecas en sus hombros. Pensé que lo mejor era llamar a Nicolás, y contarle lo que le había pasado a su amigo pero cuando iba a buscar el movil escuche su voz de niño tímido y un poco preocupado. Recordé que Tomás me había dejado su coche para cualquier emergencia, así que busque las llaves para llevarlo a su casa.

************

Jonas.

Sentí mi mejilla caliente y me percate de que estaba tirado en la arena. Que me paso?. Pensé, cuando escuche que alguien estaba a mi lado. Me asombre ya que muy poca gente viene a esta playa pero recordé lo que me había pasado minutos antes.―!Eran sus grandes ojos¡ o ¿me estoy volviendo loco?. Pensé.

―Bro ¿estas bien?.

Era su voz me intente levantar sin decir una sola palabra y termine en la arena.

―¡Cuidado!, es mejor que te lleve a casa. Metió la mano en su bolsillo y sacó la llave.― Vamos te llevare en el carro.

―No, no, esta bien puedo solo. Dije tratando de pararme.―Estoy bien.

Veo que se aproxima más se agacha me toma por las piernas y la espalda con sus fuertes brazos, me carga, siento como sus fuertes músculos rodean mi cuerpo y como su pecho hace precion en mis costillas, se me pone la piel de gallina con el tacto  y me sienta en el puesto del copiloto.

Mis mejillas se ruborizan y escondo la cara tras el vidrio para que no noté mi vergüenza.

Íbamos en el carro con un silencio sepulcral, ninguno emitía una palabra, hasta que recordé que había dejado mi tabla de surf. Gire mi para observarlo y me tope con su blanca piel y su mirada puesta en la carretera, voltea y le digo:

―Creo que he olvidado mi tabla.

―Con el impacto de la ola se partió. Me dijo en un todo seco. Y detuvo el carro en el sector de las viviendas.

―¿Qué pasa?. Le digo asustado.―¿Por qué te detienes?.

―Es que no me has dicho donde vives. Dijo frunciendo el ceño.

Cuando llegamos a la casa se bajó y luego me abrió la puerta, mis mejillas se volvieron a ruborizar. Antes de entrar a la casa le dije.― Ni una sola palabra a tu hermano, si se entera de lo que me paso me matara. Él solo esbozo una sonrisa y entro en su carro....continuará.

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