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En mi ausencia

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Hola, me llamo Andrés y mi mujer y yo tenemos una casa en las afueras de Guadalajara, una preciosa casa rodeada de un gran jardín y bordeada por una valla que impide la mirada de curiosos desde fuera de ésta. El verano pasado nos disponíamos a pasar una velada mi esposa Laura y yo en compañía de uno de mis amigos, Carlos, cuando me surgió una inesperada entrevista a primeras horas de la mañana en Madrid, nuestra residencia habitual. A mi esposa no le gusta que madrugue para marchar deprisa en coche, así que decidimos que después de la cena yo partiría y pasaría la noche en Madrid.

La velada transcurrió con normalidad, llegó Carlos con un ramo de flores para mi esposa, en agradecimiento a nuestra hospitalidad, y ésta nos obsequió con una magnífica cena, el tiempo pasó rápido y llegó la hora que yo debía partir para Madrid, Carlos insistió en marchar, pero le rogué que se quedara en compañía de Laura ya que yo no podía quedar por más tiempo.

La verdad es que no partía tranquilo, pues noté en la mirada de Carlos un algo especial que me hizo dudar de él, tengo una magnífica relación con mi esposa, pero él es divorciado y no paraba de mirar las largas piernas de ella.

No sé por qué decidí hacer una travesura, me despedí de ellos, pero aparqué el coche a la vuelta de casa y entré en el jardín por la puesta lateral de acceso. Como ya he dicho nadie me podía ver desde fuera, pues la valla lo impide, así que las cortinas no suelen estar corridas en casa.

Espié desde fuera la evolución de sus movimientos, la verdad es que estaban tomando una copa en el salón mientras los miraba tras los setos, al cabo de un cuarto de hora se levantaron entre risas y se dirigieron al salón del billar, he de decir que tanto Carlos como yo somos unos magníficos jugadores, pero Laura nunca a prestado ningún interés en el juego, así que me extrañó.

Carlos fue colocando las bolas y empezó a hacer unas carambolas, luego Laura tomó un taco y él desde atrás, agarrando sus manos dirigía sus movimientos. La verdad es que no me gustaba demasiado aquella situación, pero irrumpir en la casa por esa tontería hubiera sido peor, así que poco a poco veía como Carlos la cogía con más fuerza y su cara se acercaba a la de Laura, ella entre risas y copas parecía que no rechazaba sus roces.

Carlos empezó a decirle cosas al oído, mientras Laura seguía doblada sobre el tapete y parecía pasarlo bien, entonces Carlos, con su mano izquierda sobre la de Laura apoyó su mano derecha en el culo de ésta y comenzó rozarlo lentamente con la palma de su mano, mientras ella nada disgustada lo movía agradeciendo su caricias.

La verdad es que la situación me tenía desconcertado y excitado a la vez, así que decidí seguir mirando sin interrumpirles. Carlos introdujo su mano bajo su falda para acariciar directamente sus nalgas, para después estando ella en la posición de jugar al billar colocarse justo detrás de ésta y con una mano en cada nalga acariciárselas con su miembro, que por el bulto que se veía bajo su pantalón debía esta totalmente erecto.

Su culo se movía rítmicamente, frotando su pene a través del pantalón, pasando de las sonrisa en sus caras al placer de la excitación... Carlos levantó su falda, dejando al descubierto su culo, únicamente oculto por un tanga que fue bajando mientras doblado hacia delante besaba sus nalgas y de rodillas las extraía de sus piernas apartándola hacia un lado. Él se incorporó y acto seguido Laura giró y colocándose de rodillas fue desabrochando los botones de sus pantalones hasta que dejó al descubierto su slip ajustado por su gran polla erecta, bajó sus pantalones y comenzó a besarle alrededor del slip, sacando su lengua y pasándola por las comisuras de éste, así como por sus ingles.

Quitó su slip y asiendo su miembro con ambas manos bajó la piel que envolvía su capullo y con su lengua lo acarició, bajándola después por los laterales de su pene, lo mordisqueó con cuidado dándole gran placer, para finalmente introducirlo en su cálida boca, la gran polla desapareció entre su labios, asomando únicamente sus huevos, que duros de excitación quedaban fuera de su boca, jamás Laura había hecho algo así conmigo, decía que no le apetecía hacerlo, pero ahora y con Carlos saboreaba su polla, extrayendo de ésta los jugos que afloraban de ella, la introducía en su boca adelante y atrás con frenesí, acariciando sus huevos, colocando su manos en sus nalgas y ayudándole a que la metiera más adentro, al fondo de su garganta. Carlos, con sus manos en la cabeza de ella dirigía el ritmo de la mamada que le estaba haciendo. Parecía que a ella le daba tanto placer como al él el sabor de una gran polla en su boca era nuevo y no le disgustaba paladearla y sentir el sabor que tiene el sexo.

Casi sin darme cuenta estaba tras un gran seto viendo como mi amigo se iba a follar a mi mujer delante de mí, y yo lleno de excitación estaba con los pantalones bajados, con mi polla grande y dura como una piedra en mi mano, lubricada y deseando correrse. Mi mano no paraba de masturbarla mientras ella se la chupaba.

Carlos retiró a mi mujer y la hizo levantarse, la sentó sobre la mesa de billar y colocándose de rodillas frente a ella se dispuso a devolverle la caricia, subió su falda hasta la cintura y abriendo sus largas piernas le besó su vientre, su poco poblado vello que cubría justo su coño, besó sus ingles, el interior de sus pantorrillas, las mordisqueó e introdujo lentamente su lengua en su sexo. Cuántas veces había yo querido hacer eso.... ella con sus manos apoyadas en el tapete y la cabeza hacia atrás no paraba de gemir, estaba disfrutando como hacía tiempo no la veía hacerlo, yo seguía mirando mientras con una mano agarraba mi polla y la otras jugueteaba con mis huevos.

Mi amigo se levantó y apoyó su polla contra su coño, sin llegar a introducirla, mientras con las manos levantaba su vestido sacándolo por su cabeza, dejando al descubierto ese par de hermosas tetas que ella tiene, besó su cuello y besó sus pezones, asiéndolos con sus labios y con sus manos acariciaba sus caderas, todo ello sin dejar de mover su cuerpo para que el roce frotara sus sexos.

Laura notaba la dura polla rozando su bello púbico y cómo su parte central abría los labios de su chocho empapado, suave por el fluido que manaba de él, deseaba que esa verga la perforara y saciara su hambre de sexo.

Carlos la tumbó sobre la mesa tomó con cada brazo cada una de sus piernas y moviendo su culo hizo rozar su capullo con la entrada de su coño que abierto le permitía la entrada, Laura gemía de placer, la muy golfa estaba notando cómo entraba suavemente su duro nabo en su jugoso coño, que después de la chupada que él le había hecho debía estar chorreando de placer. Carlos movía su duro culo para que la penetración fuera más placentera y a ella se le oía gritar de placer diciéndole que se la follara, que quería que la regara con su leche, quería inundarse con sus líquidos, Carlos incrementó la velocidad de sus movimientos golpeando su polla dentro de ella con furia y desenfreno, su polla entraba y salía de su chorreante chocho, su capullo brillantemente lubricado salía completamente de ella y volvía a entrar resbalando por las paredes de su coño totalmente abierto, él le dio con placer aquello que le pedía, se corrió abundantemente dentro de ella, sacando su duro pene y asiéndolo con su mano derecha llegar a regar sus tetas, que ella frotaba, mojando todo su cuerpo con el líquido que emanaba de su polla. Todo su cuerpo estaba lleno de semen... ella pedía más, más y él continuaba totalmente erecto, su duro pene brillaba de semen y de su capullo manaba leche , Carlos la giró y aprovechando la lubricación le dio que le iba a regar su culo.

Laura dijo que sería su desvirgue, lo que les excitó todavía más... apoyada sobre el billar y con las tetas sobre el tapete le ofreció su culo, él introdujo primero un dedo y fue dilatando su esfínter, luego dos y después su chorreante capullo se fue introduciendo en su culito, ella gritaba de placer, la sensación de que alguien que no era su marido la desvirgara con una gran polla que ella había chupado con gran arte la llevó de nuevo al orgasmo, mientras Carlos apartó su pene de su culito y dejó salir toda su leche sobre éste. Sus cuerpos se fundieron sobre la mesa de billar y descansaron.

Yo en el jardín me retorcía de placer y rabia a la vez, era muy excitante ver una pareja hacer el amor sin tapujos, sin ensayos, sin comedias mi polla iba a estallar y así lo hizo, casi al unísono salió un gran chorro de leche que inundó mi mano por completo, quedando ésta empapada de semen, mientras que de mi capullo seguía emanando ese maravilloso líquido viscoso.

La escena duró poco más, Laura se colocó una bata y él marchó a los cinco minutos. Ya había conseguido lo que venía buscando. Laura subió al piso de arriba a las habitaciones, lo que yo aproveché para introducirme en la casa, no sabía lo que iba a hacer, estaba confuso, así que la seguí observando.

Se había introducido en la bañera, había vaciado un bote de sales y llenado la bañera, debía limpiar todo su cuerpo cubierto del semen de Carlos, la música llegaba hasta el baño y con la puerta abierta se introducía en él la música relajante de Mozart.

Laura con los ojos cerrados no podía ver cómo yo desde la oscuridad de nuestra habitación la observaba. Sus pezones se endurecieron, no por el frío, todavía tenía en la mente aquel hombre que la había follado sobre el billar, sus manos recorrían su cuerpo, mientras con una mano frotaba una de sus tetas la otra jugueteaba con el interior de sus muslos, para poco a poco ir acariciando la entrada de su coño, frotar suavemente su clítoris y comenzar a masturbarse, podía ver cómo por su mente aparecía aquella gran polla que había mamado, era su primera vez, jamás olvidaría su sabor, se retorcía en el agua acariciando su cuerpo, sus dedos se introducían en su coño aumentando el ritmo.

Yo también seguía excitado, y aquella escena de mi mujer relajando su cuerpo recién follado en el agua hizo que mi polla recobrase su vitalidad alcanzando una nueva erección.

Ella se incorporó y abriendo un armario del baño, detrás de todos sus perfumes y leches limpiadoras abrió un caja y extrajo un gran secreto, era una enorme polla vibradora de látex, jamás hubiera pensado que tuviese una, pero era claro que no desaprovechaba mis ausencias... volviendo a la bañera y abierta de piernas fue introduciendo aquella polla en su conejo, lubricado por el deseo, el semen de Carlos y el agua caliente de la bañera.

Aquel artilugio parecía darle gran placer, pues sus tetas estaban a punto de estallar y ella introducía y sacaba el pene de su coño a la vez que éste con sus vibraciones le producía un orgasmo extraordinario, casi el mismo que volvió a inundar mi mano, todavía tenía suficiente leche como para volver a lubricar toda mi polla y mi mano, goteando hasta el suelo.

Salí de la casa y marché confuso hacia Madrid, sin saber cómo actuar, pues mi mujer me había engañado, pero esto me había producido un gran placer, aturdido decidí dirigirme a ver a mi amiga Alicia, que trabaja por las noches en un pub, ella es mi gran confidente y antigua novia hasta que apareció Laura, ella siempre ha deseado continuar nuestra relación, pero mi fidelidad me lo impedía.

Charlamos durante largo rato y yo bebí abundantemente, le conté la historia que me había ocurrido y amaneciendo borracho como estaba ella decidió llevarme a su casa en un taxi, me ayudó a subir y al llegar caí fulminado sobre la cama, ella empezó a desnudarme para que pasara la noche, me desabrochó la camisa y los pantalones, y al quedar en slip, quizás por la borrachera, quizás por los acontecimientos ocurridos pudo apreciar mi polla en su máximo esplendor, creo que eso fue lo que la decidió a abalanzarse sobre mí y comenzar a besarme, yo estaba aturdido y no recuerdo muy bien lo que pasó pues estaba muy bebido, pero Alicia frotaba su cuerpo sobre el mío, besando mi cuello, y acariciando con sus manos.

Su lengua recorrió mi pecho, notaba su suave calor sobre mi cuerpo, era como soñar, no sabía si realmente sucedía, ella llegó a mi slip y casi rompiéndolo se deshizo de él quería ver esa gran polla que tantos años había deseado, ahora por fin estaba indefenso frente a ella y en sus manos, la tomó entre sus manos y su lengua recorrió el capullo, para que luego sus labios la besaran y comenzaran a introducirla en su boca hasta hacerla desaparecer en ella.

La punta de la polla llegaba hasta su garganta y sus labios hasta los huevos, la tenía toda dentro y sabía lo que hacer con un hombre, por mi mente pasaba mi mujer follando con Carlos e introduciéndose su polla dentro de ella, estaba a punto del orgasmo cuando ella se separó y se despojó de toda su ropa, yo no podía ni moverme, pero ella sí, saltó sobre la cama y con su mano derecha abrió su coño húmedo y con la izquierda tomó mi polla y se llenó de ella, de rodillas sobre mí movía su culo y gritaba de placer, me decía que la follara como a la puta de mi mujer, que le hiciera sentir lo que Carlos a Laura. Que era una golfa que quería cabalgar sobre mí y sentir un duro nabo entre sus piernas.

Mi polla entraba y salía de su jugoso coño, sus tetas saltaban con sus movimientos y ella las agarró con sus manos, estrujándolas entre éstas y sin parar de moverse pidiéndome más... tuvimos un gran orgasmo y caímos dormidos sobre la cama.

A la mañana siguiente ella me hizo comprender que yo había disfrutado viendo follar a mi mujer con otro, y que quizás es eso lo que más me excitaba, así que decidí poner un plan en práctica y terminar con aquello.

Llamé a Carlos y lo cité para el fin de semana en casa, con la excusa de que había tenido que marchar apresuradamente, él pareció encantado de volver a ver a mi mujer.

Pedí a Laura que se pusiera un vestido negro muy sexy y con minifalda que tenía y que se pusiera las medias con el liguero y sin bragas, que ello me excitaría durante la cena, así que ella aceptó.

El sábado Carlos se presentó y las miradas de ellos se cruzaron con placer, me di cuenta de la excitación de mi mujer y del volumen que tomaba el pene de Carlos bajo su pantalón.

Durante la cena fui colocando mi mano sobre el muslo de Laura acariciándolo con la palma de mi mano, y jugueteando bajo el mantel le acariciaba la parte interna de las piernas, alargando mis dedos y rozando su pubis, mientras no dejaba de hablar con Carlos. Mis dedos tocaban la entrada de su coño y acariciaban suavemente su clítoris, ella estaba empapada y juntaba sus piernas para que el roce fuera mayor, estaba a punto de tener un orgasmo, así que la dejé y nos fuimos a los sofás a tomar unas copas.

A esas alturas de la noche la bebida comenzaba su efecto y el calor se notaba en el ambiente los tres estábamos muy calientes, comencé besando a mi mujer mientras esta charlaba con Carlos que se encontraba situado frente a nosotros, besando su cuello y su boca, mis manos jugaban con sus piernas, Carlos estaba empalmado frente a nosotros, mi mano fue subiendo por sus piernas y hasta que bajo su falda abrí sus piernas mientras la besaba, de tal forma que mi amigo viera que ella no llevaba nada bajo su vestido. Laura gemía de placer y abría y cerraba sus piernas introduciendo mi mano dentro de ella. Mis dedos entraron fácilmente en su coño empapado mientras Carlos no sabía cómo reaccionar.

Con mi mano bajé la cremallera de su vestido dejando libres sus tetas, sus pezones estaban duros y estaba disfrutando de la situación, besé sus pechos y Carlos bajó sus pantalones y mostró su enorme polla erecta comenzando a acariciársela, yo no paraba de besarla y tocar sus tetas, y Carlos arrodillándose ante ella abrió sus piernas y comenzó a lamer su coño. Laura estaba a punto del orgasmo y yo también, ver a mi mujer follar con otro y participar de esa escena era lo más placentero que me había ocurrido.

Ya desnuda Laura sobre el sofá abierta de piernas y con la lengua de Carlos follándosela me desnudé e introduje mi pene en su boca, Laura me la chupaba con gran avidez y Carlos hacía lo propio con ella. Laura le pidió a Carlos que la penetrara y la hiciera correrse, él introdujo su miembro en su coño y comenzó a moverse y hacer que con ese movimiento mi polla entrara y saliera de su boca, corriéndome abundantemente dentro de ella y sacándola para regar sus tetas con mi semen, ella con sus manos esparcía el semen sobre sus tetas dándose un gran placer, Carlos se corrió en su coño y regó su pubis con su semen, Laura empapada de leche no paraba de tener orgasmos.

Cambiamos y Carlos comenzó a besarla mientras yo sin soltar mi polla de las manos la introduje en su coño mojado de leche, el semen fluía de su coño a cada empujón de mi polla y ella no paraba de chupársela a Carlos. Carlos se incorporó y ella levantándose se puso frente a él y se la chupo ofreciéndome su espalda y pidiendo que se la metiera en el coño por detrás, la cogí con las manos por el culo y la volvía a meter suavemente, golpeando con mi polla su coño haciendo que mis huevos tocasen su culo con cada golpe mientras ella relamía la polla de Carlos gritando de placer, nos corrimos a la vez en su boca y en su coño, ella cayó al suelo extasiada, su cuerpo estaba totalmente lleno de semen, sus tetas brillaban mojadas y de su coño manaba un reguero de leche.

Desde entonces nuestra relación ha mejorado y exporádicamente invitamos a Carlos a cenar y a algo más...

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