Nuevos relatos publicados: 6

Acoso y derribo con mi hermano jordi

  • 6
  • 38.055
  • 9,44 (27 Val.)
  • 1

Soy María tengo 18 años, soy una chica bajita, de gran pecho (talla 100) pelo largo, rellenita y con culito bien puesto. Mi vida sexual ha sido muy activa, he tenido sexo con muchos chicos, en muchos sitios distintos, he hecho tríos y más variedad de experiencias sexuales pero había algo que hasta hace poco no había conseguido, una fantasía que me faltaba, algo que quería que me sucediera, un sueño: Mi hermano Jordi, 35 años, casado y con 2 hijos. Siempre ha sido mi fantasía erótica, empecé a fijarme en él tras mis primeras experiencias y leer algunos relatos.

Me fijaba en él, en su cuerpo, lo veía y me mojaba, soñaba con algún día tener su polla en mi boca, en tenerlo dentro de mí y lo mío me ha costado. Siempre ha sido una fantasía sin acercamiento, lo veía como algo imposible hasta hace medio año que decidí hacer acoso y derribo, no podía quedarme con esa espina clavada, prefería conseguir esa estaca dentro de mí. Empecé de manera suave, cuando lo veía empecé a ser más cariñosa con él, abrazos, besos cerca de los labios, cuando iba con él en el coche ponía mi mano en su pierna cerca del paquete. Pese a notar a veces su excitación, no vislumbraba nada que me diera esperanzas.

Así que decidí dar un paso más, él es fotógrafo así que le pedí que me hiciera una sesión. Esa sesión hubo fotos de todo tipo, desde más sencillas y completamente vestida a más atrevidas y desnuda. Él estaba excitado pero me paraba los pies, me recordaba que es mi hermano. Pese a no pasar nada ese día fue un paso adelante, a partir de ese día hablábamos más, yo cada vez estaba más caliente hablando con él incluso empezamos a tener conversaciones sexuales en las que él me contaba sus experiencias y él a mí las suyas, fue esa época en la que me contó que tenía 22 centímetros de polla. Decidí apretar todo intentarlo por última vez, así que ideé un plan y salió bien. Primero le pedí una nueva sesión ésta vez desde el principio le dije que la quería completamente desnuda.

La semana anterior cada día hablábamos, cada día le recordaba que iba a verme desnuda, cada día le decía que me moría de ganar de follármelo, él me decía que no que era mi hermano, que le ponía pero que no se debía hacer. Cada día intentaba ponerlo caliente y crearle ganas. Hasta que llegó el día, nada más verle le di un abrazo, le bese muy cerca de los labios, empezó la sesión y yo le hablaba de mis tetas, de mi culito, para que se fijara. Le daba de vez en cuando abrazos, besos, algún roce como aquél que no quiere la cosa.

Lo notaba excitado, pero yo no le decía nada ni lo intentaba simplemente intentaba alargar su excitación posaba de manera muy erótica delante antes sus ojos. Así llegamos al final de la sesión, al acabar le volví a abrazar, ésta vez desnuda sobre él abrazándome, restregando mi cuerpo con el suyo, diciéndole que gracias hermano. Entonces noté como su paquete abultaba más de lo normal, como eso estaba duro, fue entonces cuando le tiré mano por encima del paquete, le tocaba la polla por encima de pantalón y le dije por fa déjame aunque sólo sea una vez hacerte una paja. Su respuesta fue decir que no quería, pero yo no dejaba de tocarla, cada vez le notaba menos reticente le volví a decir que sólo una vez, en ese momento bajé la cremallera de pantalón y le di un beso en los labios, él me dijo vale pero sólo una vez, una paja sólo.

Fue entonces cuando por fin se la vi, ante mis ojos la polla de mi hermano, la que llevaba tanto tiempo soñando con ver. La rodeé con mi mano, mientras le besaba en la boca, nuestras lenguas jugueteaban, mientras seguíamos abrazados y empezaba a hacerle una paja. Le daba ritmo y al mismo tiempo delicadeza quería que lo disfrutara tanto como yo, cada vez los besos eran más apasionados, cada vez su polla vibraba más con el contacto con mi mano. Entonces me agachó y engullí su polla en mi boca, él me decía que no, que eso no era lo acordado pero yo seguí aumentando el ritmo, me follaba su polla con mi boca.

Así conseguí acabar con su reparo y seguí lamiendo, ponía mi lengua en la punta le miraba a los ojos, le recorría todo la polla de arriba abajo y me la metía en la boca todo lo que me cabía. Él estaba disfrutando mucho, se le notaba en sus gemidos, en eso estaba cuando me empecé a tocar, a masturbar, mientras le comía su bonita polla yo me tocaba, estaba a tope. Él se dio cuenta, y ésta vez fue él quien me dijo de dar un paso más y por una vez follar. Fue entonces cuando se tumbó en el sofá y yo me senté encima, muy suave, insertándome su polla dentro de mí, restregando mis tetas en su cara, me senté y al principio me quedé quieta para que saboreara mis pechos, mordisqueándome los pezones.

Entonces empecé a mover mis caderas, a mover e iniciar un metesaca frenético mientras nos comíamos la boca, costaba mantener los besos por el placer que nos estábamos dando. Pero me encantaba esa situación. Por fin me estaba follando a mi hermano, no sabía si se iba a repetir pero sí que lo tenía que disfrutar, cada vez me movía más sus manos se apoderaban de mis pechos sin dejar de besarnos, aunque por momento le besaba el cuello y le daba mordisquitos en la oreja. Cada vez más fuerte, empezamos a movernos los dos, decidí parar y levantarme, me apoye en la pared yo de pie, puse culo en pompa y él por detrás entraba en mí. Sus manos me apretaban el culo ahora era él quien llevaba el ritmo, quien marcaba los movimientos, lo estábamos disfrutando mucho estaba siendo un gran polvo. Cada vez era mayor el ritmo y la velocidad.

Hasta que llegamos al éxtasis, él se corrió y yo llegué al orgasmo había sido brutal, espectacular.

(9,44)