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Padre e hijo (03: La entrega total - Final)

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Desperté de la siesta y el aún seguía durmiendo. Ya era casi de noche, comí algo rápido y me puse a leer un libro. Pronto el despertó, no cruzamos miradas. El ambiente estaba pesado. También comió algo y se puso a leer el diario. Nos quedamos leyendo cada uno lo suyo hasta tarde. Tenía el ano irritado, dolorido, me latía.

Luego cada uno se fue a dormir sin despedirnos. Recordé las imágenes de la tarde, recordé el dolor y el sometimiento que sentí. No hubo placer de mi parte, pero observé que esos recuerdos me produjeron una erección.

Al otro día nos levantamos, desayunamos y fuimos a la playa. Una vez instalados el abrió la conversación.

Siento que haya resultado como resultó, pero yo estaba demasiado caliente como para detenerme. Tenés que comprender que no se puede llegar hasta un punto como el que llegamos, sin terminar como terminamos, dijo en tono reflexivo

Talvez yo no tenga experiencia, pero pudiste darme mas tiempo, pudiste dialogar mas.

Si no lo hacíamos de esta forma, no lo hacíamos mas, además toma en cuenta que solo estaremos 2 semanas en la costa, dijo.

Hijo, no quiero avasallarte, pero me gustaría que disfrutes de esta experiencia, quiero hacerlo otra vez, pero esta vez quiero que vos lo disfrutes.

Imposible, con ese monstruo que tenés!, olvidate

Podemos tomarnos mas tiempo, confía en mi, se que te va a gustar.

No se porque pero esta última frase me calentó, de todas formas mi ano todavía me ardía, así que no di respuesta alguna.

A la tarde, de regreso de la playa pasamos por una lencería, en cuya vidriera se exhibían conjuntos de tanga, corpiño, portaligas, etc.

Nos paramos a mirar. Mi padre me miró y con una amplia sonrisa me dice:

No te gustaría vestirte de mujer y ser mi putita?

Lo miré con furia, pero no pude resistir la tentación de reírme, no podía creer lo zafado que era, hacía 24 horas que me había casi violado y ahora alegremente me proponía una aventura sexual.

Nos reímos juntos un buen rato, y el insistió con su propuesta.:

Me gustaría que uses ropa interior de mujer y seas mi putita.

Lo miré, miré un conjunto de ropa interior color negro con portaligas que tenía un maniquí, me puse rojo de la vergüenza y la calentura que me provocó, sentí unas tremendas ganas de jugar con ese enorme pene, y hasta talvez intentar ponerlo nuevamente en mi ano.

Porque no?, le dije, pero esta vez sin presiones.

Sin presiones, me contestó.

Como vamos a hacer para comprarlo? Dije

Digamos que le vamos a hacer un regalo a alguien, pero mejor voy a entrar solo.

Llegamos al departamento con la ropa, la dejó en una mesa, me miró y miró la caja en la que venía, yo le dije:

Ni lo sueñes, por lo menos necesito 3 días para recuperarme.

Cenamos en casa y fuimos a dormir.

Me despertó cierta ternura el hecho que durante 2 días no haya ni insinuado la posibilidad de tener sexo nuevamente.

Era la tercera noche, volvíamos de cenar y yo ya me sentía muy caliente, el dolor y el ardor ya habían desaparecido por completo, con lo cual decidí darle una sorpresa.

Entré al baño con la ropa interior de mujer escondida y salí vestido con corpiño, una tanga que se me metía en la raya del ano y dejaba mis nalgas al descubierto, unas medias hasta los muslos sostenidos por unas portaligas y unos zapatos altos que el había conseguido.

Me miré a un espejo y parecía una mujer, el único problema es que estaba al palo y no podía ocultarlo.

Salí del baño y se quedó inmóvil mirándome.

Parecés una puta!, me dijo asombrado

Soy tu puta, le dije con voz resuelta

Me acerque a el, le di un beso en la boca y luego me arrodillé, le tomé el pene y comencé a chuparlo.

Ayyy, mi putita, que bien que me lo chupas, ayyyy, siiiii, chupame, chupame.

Luego de una buena mamada, fui a la cama, me puse en cuatro patas, me corrí la tanguita para un costado y le pedí que me chupe el agujero del ano.

Hizo lo que le pedí, los dos estábamos al palo.

No puedo mas, me dijo, te lo quiero poner.

Trae la vaselina, le dije.

Trajo la vaselina y comenzó a untarme como la otra vez, pero ahora los dedos entraban mucho más fácil. Yo me pude relajar mejor y el se tomo mas tiempo para dilatarme.

Luego que los 2 dedos de el jugaban cómodamente en mi ano, se puso en posición detrás de mi, se untó vaselina en el pene, y procedió a la penetración.

Por favor, despacio, le dije

Apoyó la cabeza en mi agujero pero no avanzó. Nuevamente introdujo los 2 dedos y volvió a tomar su posición. Esta vez la cabeza de su pene entró con más facilidad. De todas formas me dolió bastante y le pedí que lo sacara. El lo hizo de inmediato y comenzó su trabajo nuevamente con los dedos.

Ya entro la cabeza, no va a ver problemas si aguantas un poco, quiero verte gozar.

Dale, metémelo, le dije

Volvió a intentar la penetración muy suavemente. Su enorme instrumento comenzó a penetrarme, y el dolor nuevamente me invadió. Pero esta vez era un dolor soportable.

Te duele?, me dijo

Si, me duele, conteste

Querés que te lo saque?

No, no, puedo aguantar, dale, metelo un poco mas

Lo introdujo un poco más, y rápidamente estaba totalmente adentro.

Ayyy dios mio, entró todo, dije

Te duele?, preguntó.

Duele, pero está pasando, me gusta tenerte adentro

Ayyy, siiii, me gusta cogerte

Dale, movete, cogeme, soy tu puta

Siiii, sos mi puta, sos mi putita caliente!

Ayyy, que terrible pedazo que tenes, que duro, que grueso

Vos me lo pones así de duro, porque sos una perra calienta pitos

Ayyyy, papa, dame mas, dame mas, que acabo

Toma, puta, toma, puta, toma

Agarró mi pene con fuerza, lo masajeó un poco y acabe de una forma genial, con ese enorme monstruo adentro que presionaba mi próstata mientras eyaculaba.

El siguió bombeando, haciendo más y más presión.

Dame, papa, dame tu leche, dije

No putita, voy a hacerlo durar, porque quiero que acabes otra vez.

No voy a poder, dije

Si, que vas a poder, porque sos mi perrita, y mi perrita acaba cuando yo le digo

En ese momento comenzó a tirarme del pelo y a metérmelo mas adentro, me ponía ese grueso sable hasta que los testículos golpeaban contra mis glúteos, estaba como loco. Eso hizo que se me vuelva a parar. Cuando vio mi erección, comenzó a pegarme con la palma de la mano en las nalgas y me decía:

Ves putita que estas otra vez caliente, vez putita que vas a acabar otra vez.

Esas palabras me pusieron otra vez a mil, y realmente estaba otra vez para acabar.

Metemelo mas, cogeme, rompeme bien el culo, abrimelo todo, haceme mierda como la otra vez, rompeme el culo bien roto hijo de puta.

Mis palabras lo pusieron más loco aún y comenzó a pegarme más fuerte en las nalgas y a tirarme más del pelo.

Ayyyy, siiii, haceme mierda, ayyyy, siiii, no puedo mas, ayyyyy, ya estoy, ya estoy, ya estoyyyyyyyy

Siiiii, mi perra puta, ya estoy yo también, siiii, siiii, siiiii, ahhhhhhh

Así fue que acabamos juntos en esta tremenda cogida. Caímos en la cama y no nos movimos más. Estábamos extenuados. Finalmente nos quedamos dormidos.

 

FIN

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