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Crónicas asesinas

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Septiembre, 01

Ayer por la noche, sin ser percatado por nadie

Desapareció Luis Montalves, Dueño de DINDAV

...

Sigue sin rastros

 

Desaparecido dueño de DINDAV

Septiembre, 10.- Las autoridades no descansan en la búsqueda del Empresario que desde el 31 de agosto por la noche, desapareció del patio de su casa mientras salia a tomar aire fresco. Se conocen de algunas evidencias que pueden dar con su paradero, pero no es nada concreto aún.

Los familiares tienen esperanza de encontrarle con vida. No se conoce de llamadas hechas a los familiares para lograr hacer un descarte de un posible secuestro.

...

Caracas, septiembre 16.- El día de ayer fue encontrado un cadáver, el cual fue identificado como Luis Montalves, de 35 años de edad, en las adyacencias de la montaña El Ávila. El identificado era dueño de la empresa DINDAV principal encargada de la distribución de alimentos por todo el territorio nacional. Los agentes de policía forense, aseguran que el cuerpo llevaba en el lugar más de dos semanas, tiempo aproximado en el que había desaparecido.

Se rumora entre las autoridades, que fue un secuestro y homicidio, para poner en peligro la integridad y economía de la empresa, como primer paso hasta llevarla a la quiebra. Actualmente se buscan pistas sobre quien o quienes pudieron haber sido los autores de tan terrible crimen. Desde ayer se está investigando en toda el área, pero aún no se consigue la primera evidencia que involucre al primer sospechoso del caso.

El cuerpo del hombre malherido fue trasladado de manera particular a la morgue donde se espera el estudio de una autopsia, para ver el motivo por el cuál murió, que por ahora es un misterio para la policía científica, sólo se sabe que fue un asesinato.

 

Estaba sentado en el bus de la universidad, iba camino a casa, usualmente no lo usaba, pero mi carro estaba en el taller mecánico. La noticia no me había causado el más mínimo asombro mientras la veía en mi celular, mas bien, formé una pequeña sonrisa torcida; lo que más me cautivo: no habían tenido ni siquiera idea de quién lo había asesinado. Había sido un homicidio perfecto, aparentemente.

Esa noticia del secuestro estuvo resonando durante quince díasanteriores en todos los canales televisivos, en todas las páginas web, estaba en todas partes como un virus letal expandiéndose por el medio ambiente. Además, meses anteriores, Luis Montalves, logró ganarse una enorme cantidad de enemigos que, quizás, solo quizás, pagarían una enorme cantidad de dinero por verlo muerto o derrotado y en la ruina.

Dejé de mirar mi teléfono celular, mientras algunos anuncios publicitarios de la página de noticias saltaban como hologramas desde la pantalla de mi celular el cual apagué y guarde en el bolsillo. No pensé más en el multimillonario Luis Montalves. Vi la hora en mi reloj de mano, era ya un poco tarde, necesitaba llegar rápido para hacer un trabajo de la universidad. Mi universidad la mejor del país, y mucho más en el área de dibujo artístico profesional, que es lo que me apasiona desde niño.

Para variar en la autopista había un terrible tráfico, me hubiese gustado que mama me hubiese regalado el transportador que le pedí cuando cumplí mis diecinueve años, recuerdo claramente su respuesta:

«—Hijo, aunque estés posicionado en el primer lugar en el cuadro de honor de la universidad, no puedo regalarte un transportador, sabes que solo hay tres en el planeta, y dos de ellos están a la venta en Londres, pero el único que fue comprado...»

«—Si, si. Tranquila mamá, que se qué le pasó a la persona que compró el transportador.»

Esa es la manera que mamá tiene para decirme: No. Me explica siempre un montón de cosas inútiles que me ponen en desventajas. A la primera y última persona que compró uno de los tres transportadores, lo asesinaron para robárselo en su propia casa, y hoy en día no se conoce donde puede estar el aparato, de igual, manera el artefacto es muy pequeño. La persona que lo robó debe estar yendo de un lugar a otro en cuestión de segundos, sin siquiera tener que soporta el tráfico de la autopista. Después de la hora y media ahorcado en el tráfico, viendo mi reflejo en el vidrio del autobús, mis claros ojos azules, mi cara cuadrada, mis gruesas cejas, mi cabello castaño y parte de mi gran musculatura en los hombros; reparé en el paisaje que se veía a distancia en la autopista, la gran ciudad de Caracas, con su montón de edificios, trenes electromagnéticos que viajaban entre edificio y edificio interconectando toda la ciudad en segundos. Tenia mucho tiempo que no detallaba con tanta afinidad la ciudad y me parecía excelente saber que la tecnología avanzo tanto, mi vida no sería la misma viviendo hace par de siglos atrás. Al gran rato, salimos del tráfico de la autopista, el autobús de la universidad me dejo en la parada mas cercana a la urbanización donde vivía, así que decidí dar una camina. Nunca estaba de mas caminar.

Finalmente llegué a casa. Abrí las puertas con el reconocimiento ocular. Crucé el gran jardín y atravesé la sala. Llamé gritando para que supieran que ya había llegado, pero nadie contestó. Me acerque a la cocina para beber agua, traía una sed incontrolable, desde allí grité, nadie contesto. No contestó ni Sussana, la señora de servicio, morena ella, medio regordeta, era muy amable; papá no contestó tampoco, vi la hora de nuevo y era tiempo de que estuviera en casa; mamá tampoco contestó y mis dos hermanas tampoco contestaron. Un vacío en el estómago hizo que todo desapareciera, la sed fue sustituida por una angustia que inundó complemente mi cuerpo. Me asusté: todos siempre estaban en casa los martes que regresaba de la universidad. Algo andaba mal.

Revise toda la parte inferior de la casa. Nada. Mi familia. No podía ser posible. Millones de cosas pasaban por mi mente. Pero esas cosas no podían ser ciertas. Iba en contra del contrato que había firmado. Mi familia era la primera prioridad. Se les aseguraba protección máxima.

Subí y revisé las habitaciones en búsqueda de alguien. Cuando estaba abriendo la puerta del cuarto de mis padres escuche un terrible grito ahogado proveniente del cuarto de mi hermana Aurys, no pude distinguirlo, a lo mejor mi mente me estaba traicionando al ver que estaba tan nervioso. Corrí por el pasillo junto a las escaleras. La puerta estaba entreabierta. Mala señal.

Al abrirla pude notar que estaban todos allí, viendo como el sudor corría por mi frente, además de lo pálido que estaba. Mi circulación volvió a normalizarse y el oxígeno que tanto sentía que me faltaba, regresó a mi cerebro al observar a Sussana cerca del closet; a mamá con su gran cabello rojizo ondulado, su mirada cautivadora (que lograba con sus ojos color aceituna) y su cara fina, con su montón de accesorios de lujos y su vestido favorito, de seda, azul profundo y brillante como el inmenso mar en un día de sol radiante, era un modelo exclusivo, se lo había encargado a quien ella consideraba la mejor diseñadora del mundo, Catherine Hernandez, sentada en la cama de mi hermana; papa estaba allí también recostado en el mostrador del cuarto, con sus ojos azules y muy redondos iguales a los míos; mi parecido al de papá era impresionante, sólo que él era mucho mayor, y tenía en la cara una que otra arruga, pocas pero las tenía, siempre estaba en forma; Adamaurys yacía cerca de la ventana, con su hermoso cabello como el de mamá, rojizo, su cara fina y sus ojos verdes aceituna que me observaban fijamente, traía su ropa a la moda de cualquier niña de 16 años; al parecer Aurys se convirtió en el centro de atención de la familia, estaba con su nuevo tutú de ballet, tumbada en el suelo, su linda miradita de ángel me hizo volver del shock en el que me encontraba por todo aquel revuelo de no encontrarlos, el grito ahogado al parecer era de ella al caer, su largo cabello cubría su cara. Papá me vio fijamente, para después anexar:

—Parece que viste un fantasma, Áaron.

Su gruesa voz sonó severa, pero me lleno de mucha seguridad.

—Es que estaba en los alrededores de la casa trotando, —mentí —, y después subí aquí corriendo...

—Estás loco. —sentenció mi hermana Adamaurys.

— ¿Qué haces en el suelo Aurys? —pregunte a mi pequeña hermana que aún yacía en el suelo.

Se levantó de allí, arregló su tutú, y me respondió:

— ¡Mañana a las tres de la tarde comienzo en ballet!¡Y les mostraba a todos que tan buena puedo ser!

Lo dijo con una gran sonrisa dibujada en fino rostro, supongo que de la alegría.

—Se ve hermosa, ¿No es así, Áaron? —dijo mamá observando fijamente a Aurys.

—Parece un pequeño angelito, —agregó rápidamente Sussana.

—Claro que se ve hermosísima, ven a darle un abrazo a tu hermano. — Abrí mis brazos.

Me llene de alegría al ver que todos estaban a salvo, que nada les había pasado. Aurys me abrazó muy fuerte, yo le respondí el gran abrazo que me dio.

Esto era lo que me gustaba de llegar a casa, era un lugar agradable en el cual podía siempre reír con las locuras de cualquiera de los que la integrábamos.

La cena fue una de mis favoritas. Sussana volvió a lucirse con la comida.

Mientras estábamos en plena cena:

— ¿Quién te llevará mañana a tu primer ensayo pequeña? —pregunté.

—Mamá. —Respondió Aurys.

— ¿Dónde la inscribieron? — pregunté a papá.

El estaba tragando un pedazo de plátano horneado que se había llevado a la boca.

—En la Academia Elegante V. —me dijo papá después de haber tragado.

—Lo sabía.

—Sabes que papá siempre se esfuerza en darnos lo mejor. —recordó Adamaurys. —Además la coreógrafa de allí, es muy buena, eso leí ayer cuando papá me lo dijo.

—Eso también lo sé, pequeña pimpolla. ¿Por qué siempre soy el último en enterarse de lo que pasa en esta casa?

—Porque debes esforzarte mucho en la Facultad de Dibujo y siempre estás en trabajando en ello. —respondió Sussana.

—Sabes que queremos que seas todo un profesional, hijo. —añadió mamá para no hacerme sentir mal. —Así que a veces le hacemos caso omiso cuando duras días sin salir de tu cuarto, a eso debemos tus notas...

—Gracias, má.

Después de haber terminado la cena, me tocaba hacer el trabajo de la universidad, tenía que hacer un ensayo sobre un problema reciente. El tema era libre. Por mi mente pasaban un montón de cosas, pero la idea que más se repetía en mi mente, fue la de hablar de mi trabajo. Sencillamente no podía. Estaba prohibido para mí, hablar de El Empleo que cubría mis ratos libres. El dinero no lo necesitaba para nada, mis padres me lo daban todo. Pero en la vida de alguien, que tiene tanto dinero, como un miembro de la familia Vidoso (La familia con más poder económico en la actualidad del distrito capital), tenía que tener algo en que gastar “el tiempo”. Yo era bueno en todo lo que hacía, en todo, todo me salía bien; en los estudios era el mejor de la universidad, eso a su vez me convertía en el mejor del país, ya que la universidad era la mejor del país; era perfecto en mi trabajo, uno de los mejores, para ser algo más exacto el numero uno; con las chicas era igual, las seducía a gran placer, las hacia babear por mí, no he conocido a la primera chica que me haya rechazado, y si la llego a conocer, literalmente, estará tres metros bajo tierra por haberme rechazado.

Tome mi laptop. Anoté algunas líneas... Las borré... Nada... Dos horas más tarde... Igual, la pantalla de mi laptop seguía en blanco...

¿Un ensayo? ¿Cómo podía impresionar al profesor más exigente que tenía en este semestre?

Debía comenzar por algo... Vacié mi mente, y las palabras comenzaron a fluir solas, hablé de mi familia, sin mencionar que era mi familia, lo titule: “La felicidad se encuentra en el corazón de tu familia.”.

Sencillamente amaba a toda mi familia, eso también incluía a la señora Sussana. Fui a la cama un poco tarde, al día siguiente tenía clases a las ocho de mañana, papá me dejaría en la universidad antes de ir a su trabajo.

Dormí.

...

Mi profesor de Ética Profesional, al ver el titulo de mi trabajo se impresionó, y me dijo que sonaba prometedor. Tomé una de las horas libres que tenía para estudiar de todo un poco y repasar un poco de Dibujo abstracto.

Llegué a la biblioteca, me encontré a varios compañeros de clases los cuales arrastré para que estudiarán conmigo. Al sentarme...

Un fuerte dolor de cabeza, esa era la manera que me llamaban del trabajo. Intente persuadirlo para lograr estudiar, pero se convirtió en un terremoto de dolor en mi cabeza. Mi palidez me delato, Ernesto, un compañero moreno, delgado, de cara redonda, mediano, con los ojos café claro y poco atractivo, no dudó en preguntar:

— ¿Te sientes bien?

Asentí, entrecerrando los ojos, la presión provocada por el dolor era increíble.

—No parece que estés bien. —Alertó Misaella, una chica guapa que nos acompañaba, cabello castaño ondulado, cara delgada y larga, de tez pálida, y un cuerpo esbelto con una gran silueta.

Como pude, logré levantarme del asiento, con gestos dije que regresaría en un momento. Caminé a toda velocidad hacia el baño del sexto piso del edificio central, ese de allí siempre estaba solo, ahí podría atender la llamada de OAE.

Llegué, me encerré en el último cubículo del baño, me senté en el retrete y respiré hondo. Saqué de mi bolsillo un aparato del tamaño de un dedal. Los dolores no cesaban. Era urgente.

¿Qué quería OAE a las once treinta de la mañana de un miércoles? ¿Quién era tan importante como para solicitar a un agente del equipo élite?

Tomé el simulador, y lo coloqué en el centro de mi frente, éste, allí se adhirió lanzando suaves haces de luz verde por todo el baño del sexto piso; un segundo después, todas las luces eléctricas del baño se apagaron, la puerta se cerró automáticamente, con un chasquido adicional, por sí solo, el seguro de la puerta principal se pasó. Aún no comprendía que tipo de tecnología era capaz de hacer tanto.

El cuarto quedó en silencio total. El dolor cesó.

Las paredes del cubículo, se llenaron de una luz proyectada por el artefacto en mi frente, ocasionando que se generaran las bien denominadas Holograllamadas, fueron apareciendo noticias, relacionadas a una gran cantidad de logros que había obtenido. Frente a mí aparecieron algunas noticias de periódicos digitales, canales internaciones de información hablando de la muerte de Luis Montalves. Una voz femenina se accionó. Mi jefa era la que me atendía, esto quería decir que se trataba de un Encargo A-S.

—Bienvenido de nuevo, Proyecto Áaron S. — hice un ademán de gratitud, — todo el equipo de la OAE, te da las felicitaciones por tu más reciente trabajo: El del asesinato del empresario Luis Montalves. —Mientras decía el nombre del empresario, varia imágenes pasaron por las pantallas holográficas que el aparato en mi frente producía. —A tus veinte años eres el mejor asesino de la organización, tus cualidades han ido superándose cada vez, convirtiéndote así en nuestro único Proyecto de rango S.

»Asimismo, se le recuerda que para la madrugada de este viernes debe asistir a una sesión de entrenamiento arduo, en nuestra cede en OAE-Argentina —las imágenes que aparecían iban acorde a lo que mi jefa decía, de este modo aparecieron imágenes de la cede. Un gran edificio escondido entre algunas montañas, muy lujoso, de color negro brillante eran todas sus columnas que se entrelazaban de manera de intersecciones de rectas, no tenia una forma cuadrada como cualquier edificio, sino mas bien, su forma en la planta baja era circular, para ser de manera cuadrada en los siguientes pisos restantes los que por cada piso el espacio de cuadro perdía área, dejando así una gran torre que se volvía angosta mientras ganaba altura.

—Debe ser algo grande este encargo, ya que, casi hacen explotar mi cabeza.

Nunca había conocido a la dueña de la voz que siempre me hacia las holograllamadas, ella era un misterio para mí, como parte de toda la Organización de Asesinos Especializados, encontraba extraño algunas que otras cosas en esta organización, que se cubría las espaldas como Organización de Asuntos Especiales para todo el resto del mundo. Esta era una organización desquiciada y eso era mi pasatiempo. Me entretenía ser un asesino.

—Disculpe la insistencia Proyecto Áaron S, pero es que el encargo es un Encargo A-S, es un poco sencillo, asesinar a una niña de diez años junto con el adulto que la acompaña. —Nunca había hecho un encargo de asesinar a un niño, estaba un poco en desacuerdo, pero trataría de que la niña no sufriera. —El motivo por el cual le hemos puesto un nivel Encargo A-S, es porque de este trabajo depende la solidez de esta organización, en tus manos estamos dejando la funcionalidad de la OAE. Adicional a esto, debo anexar, que la rapidez con que debe realizar el trabajo es de tres horas y media. El encargo debe realizarse a las tres de esta tarde...

— ¿Lugar?, porque ya no queda casi tiempo, debo preparar una estrategia de ataque... —Dije algo preocupado por la falta de tiempo.

Las imágenes iban al par con la sexy voz de mi jefa.

—A las tres de esta tarde debe estar en la Academia Elegante V. El Encargo A-S se llama...

Leí y vi sus fotos.

Aurys Vidoso y Audry de Vidoso.

(9,50)