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Sex in Tokio 6: EL ASCENSOR DEL PLACER

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―Vivirás -– dijo Ritsuko, terminando de poner un nuevo vendaje en la cabeza de Shinji, luego de comprobar que el golpe no había sido de cuidado, gracias a un rápido scanner hecho por las MAGI.

―Gracias ―dijo un sonrojado Shinji.

―Bueno. Los de mantenimiento me aseguraron que las cañerías estarán listas para mañana, así que ya no tendremos más malos entendidos -– dijo una mosqueada Misato, ya que no le gustó mucho eso de una Rei desnuda sobre un Shinji desnudo, aunque fuera un accidente.

―¿¿MAL ENTENDIDO?? ―rugió Asuka ―Misato, te digo que la muñeca y el baka, estaban...

―ASUKA ―dijo Misato, cortando a la pelirroja ―Shinji y Rei, ya explicaron "3" veces lo que pasó. Shinji salió de la regadera, se sorprendió al ver a Rei, ya que se suponía que ella no estaría a esa hora, se le cayeron sus cosas de las manos, pisó el jabón, se fue de cabeza contra la pared y Rei se arrodilló para ver si estaba bien. Entonces llegaste tú, y creíste ver algo que no era.

―¡¡¡¡PERO LO TENIA LEVANTADO!!!! ―rugió Asuka, señalando acusadoramente a Shinji, que se recogió sobre si mismo, sumergido ya en una nueva dimensión de vergüenza.

―Asuka, entiende que lo que pasó fue un accidente. Pero aun así, para cualquier hombre el ver a una mujer desnuda, genera ciertas reacciones naturales del cuerpo. Mas aún si la chica es tan linda como Rei. ¿Verdad Shinji? -– dijo Maya, con toda la intención, totalmente divertida con el nuevo enredo en el que se había metido su masturbado amigo.

El aludido solo se limitó a bajar la cabeza y desear que se lo tragara la tierra.

―Si ya no me necesitan, me retiro ―dijo Rei, con rostro serio y voz monocorde.

―Si, Rei. Puedes retirarte ―dijo Misato, bastante fastidiada.

―Hasta luego Mayor. Shinji, cuida tu cabeza. Te diste un golpe muy fuerte ―dijo Rei, mirando las vendas que rodeaban la magullada cabeza de Shinji.

--S, si... gracias ―dijo un sonrojado Shinji, agradeciendo mentalmente a Rei, por no mencionar lo que realmente había pasado en los vestidores, mientras observaba como la chica se retiraba de la enfermería, y se sorprendió al ver que al abrir la puerta, Rei se detuvo un momento para dedicarle una discreta mirada, junto con una diminuta... ¿sonrisa cómplice?

―Bien. Yo aún tengo una montaña de informes por completar, y... ―empezó Misato, tratando de ocultar su nerviosismo.

―N, no te preocupes. Puedo regresar solo ―dijo Shinji, sin atreverse a mirarla a los ojos.

Cuando Asuka vio que Misato no iba a hacer nada sobre lo que pasó entre la Muñeca y el Baka, lanzó un bufido, dio media vuelta y salió de la enfermería, cerrando la puerta de un fuerte portazo.

―¡¡Asuka!! ―regañó Misato, saliendo detrás de la pelirroja ―¡¡ASUKA!! ¿Qué demonios te pasa niña?... ¡¡ASUKA!! ―regañaba Misato, mientras seguía a la pelirroja por el corredor.

―Esa chica está furiosa -– dijo Maya divertida, ante los evidentes celos de la pelirroja.

―Bien Shinji, ya puedes retirarte. Toma los analgésicos que te receté, ten cuidado con tu cabeza... y trata de no meterte en más líos, si no quieres que Asuka te mate en un arranque de celos ―dijo Ritsuko, mirando a Shinji, con una sonrisa divertida.

―¿Qué? ―preguntó Shinji, con ojos desorbitados, sin creerse lo que acababa de escuchar.

Como Ritsuko no tenía intención de repetir lo que dijo, se dio la vuelta y miró a su discípula.

―Tú también puedes retirarte Maya. Recuerda que hoy tenías el día libre. Ve a casa y descansa. Nos vemos mañana ―finalizó la científica, saliendo de la enfermería, no sin antes dedicarle una sonrisa a su discípula.

―Si, doctora -– dijo una sonrojada y excitada Maya, con ojos soñadores, mientras se derretía en su lugar.

―Parece que se preocupa por ti ―dijo Shinji, bajándose de la camilla, aún con lo que dijo Ritsuko dándole vueltas en la cabeza... "¿En verdad Asuka estaba...?"

―Si... las cosas van bien encaminadas ―dijo Maya con mucha ilusión, cortando el tren de pensamientos de Shinji, mientras se abrazaba a si misma para sentir la ropa de su querida doctora, que estaba impregnada con el aroma de la mujer, lo que tenía a Maya medio intoxicada con esa afrodisíaca fragancia... según ella.

Shinji dejó de lado sus meditaciones Asukianas, al ver como Maya seguía abrazándose a si misma, mientras olía la ropa que llevaba puesta. (Gota de sudor del aludido) Fue en ese momento que Shinji reparó en el atuendo de Maya, que vestía una ropa idéntica a la de la doctora Ritsuko. Solo le faltaba la bata blanca, los anteojos y una taza de café en una mano.

―¿Y tú desde cuando te vistes igual que la doctora Ritsuko? ―preguntó curioso.

―Desde que me manchaste el uniforme con sangre -– respondió Maya, con cara de pocos amigos.

―¿Yo hice eso?

―Estabas inconsciente. Vamos, por el camino te lo cuento... después de que tú me cuentes lo que realmente pasó con Rei en los vestidores ―dijo Maya, pasando un brazo sobre los hombros de Shinji y llevándolo a la salida de la enfermería, para internarse juntos en uno de los solitarios corredores de NERV.

―¿Qué te hace pensar que pasó algo con Rei? ―preguntó un sonrojado Shinji.

―Después de todo lo que me contaste anoche, no me creo que hayas estado con Rei, solos y desnudos sin que ALGO hubiera pasado.

―Tienes una muy mala impresión de mí. ¿Lo sabías? ―dijo Shinji, un tanto fastidiado.

―Motivos no me faltan... señor masturbado.

―¿Y que hay de ti?.... aspirante a lesbiana.

―Y a mucha honra.

―¿En verdad vas en serio con eso? ―preguntó Shinji, mirando a su nueva amiga.

―Por supuesto -– respondió Maya con convicción.

―No sé que decir... ¿No te hace sentir rara el hecho de... ya sabes, estar con otra mujer?

―Bien... sé que puede parecer extraño, sobre todo para una persona que ha sido heterosexual toda su vida, pero... bueno. No quiero estar con "ella" porque sea mujer, quiero estar con ella porque es... "ella". ¿Entiendes?

―Si... entiendo ―dijo Shinji, comprendiendo las palabras de la chica.

La pareja finalmente llegó frente al ascensor, Shinji pulsó el botón y las puertas se abrieron poco después. Una vez dentro, Maya miró a Shinji unos momentos antes de hablar.

―Sabes Shinji. No sé cómo irá a resultar lo tuyo con Misato-San, pero una cosa es segura. Estos días has madurado un poco, y ganado algo más de confianza en ti mismo.

―¿Tú crees? ―preguntó Shinji.

―Por su puesto. Tal vez no te hayas dado cuenta, pero ya no eres el mismo de hace 3 días atrás.

Shinji meditó un momento las palabras de Maya, y estaba por responder, justo cuando el ascensor se sacudió para luego detenerse a medio camino de la superficie, dejándolos con la luz de emergencia y sin sistema de aire acondicionado.

―¿Qué rayos? ―preguntó Shinji, tratando de recuperar el equilibrio.

―El ascensor se detuvo ―dijo Maya, presionando los botones del tablero, pero ninguno parecía funcionar -– Parece que es un problema mecánico o algo por el estilo. ¡¡Rayos!!. El teléfono de emergencia tampoco funciona ―dijo Maya, colgando el aparato en su lugar.

―Genial. Lo único que me faltaba. Quedar atrapado como en un lata de sardinas -– regañó un frustrado Shinji.

―Tranquilo Shinji. El sistema acusa automáticamente cualquier tipo de fallo. Lo arreglarán dentro de poco. Aunque me parece una falla muy extraña considerando que hasta el teléfono de emergencia está fuera de servicio. Los sistemas están diseñados precisamente para evitar este tipo de fallos. Me preguntó qué lo habrá causado ―se preguntaba una intrigada Maya

**********

En ese preciso momento, en los vestidores de hombres......

―¡¡¡¡¡MIRA LO QUE HICISTE PEDAZO DE IDIOTA!!!!!! ―regañó uno de los técnicos de mantenimiento, al ver como su compañero había cortado accidentalmente unos cables, junto con la tubería que iban a reemplazar.

―Oye, fue un accidente ―se defendió el otro ―Al menos parece que no es nada grave. No ha sonado ninguna alarma todavía.

―Si, es verdad. ¿Qué cables cortaste? ―preguntó el otro.

―A ver... parece que son los que alimentan energía a los ascensores. Pero solo rebané unos pocos. A lo más habrán 2 o 3 ascensores sin energía.

―Ah, bueno, en ese caso no es tanto. Aquí hay ascensores de sobra. Terminemos con las tuberías y después arreglamos eso.

―¿Y si quedó alguien atrapado? ―preguntó el otro. Ambos hombre se miraron fijamente por unos momentos, hasta que... ―¡¡¡Noooooooooo!!!! ―y siguieron "trabajando".

**********

Habían pasado ya cerca de 30 minutos y el par de atrapados ya estaba algo preocupado al darse cuenta de que el ascensor no daba señales de moverse. Seguían con la luz de emergencia que los tenía a media luz, y sin aire acondicionado, por lo que hacía mucho calor. Motivo por el cual Maya se había abierto un poco la blusa, al igual que Shinji, que tenia varios botones de la camisa abiertos.

―Ya han pasado 30 minutos -– dijo Shinji.

―Lo sé. Y eso me preocupa. Como te dije, esto no debería pasar. Los sistemas están diseñados precisamente para que esto no pase. Debe haber sido un problema externo.

Luego de esas palabras, el silencio se hizo otra vez. La mente de Shinji sin querer comenzó a recordar lo que pasó con Rei en los vestidos. Nada mas recordarlo, el pene se le paró como impulsado por un resorte. Recordar el beso que había dado a la intimidad de Rei, era suficiente para ponerlo a 100 por hora. Y es que nunca imaginó que los "otros" labios Rei fueran TAN suaves y TAN besables. Eso sin mencionar el otro beso que le dio Rei poco después. Y no fue un beso como el que se dio con Asuka. Se habían dado un beso en toda la regla, CON LENGUA Y TODO, y como bono extra, la punta del pene había estado a milímetros de colarse entre los "otros" labios de Rei. No pudo evitar imaginar qué hubiera pasado si en vez de asustarse y salir arrancando, se hubiera quedado ahí. Rei parecía dispuesta. En una de esas...

Shinji seguía fantaseando sobre metérsela a Rei, con ojos soñadores y un hilillo de baba escurriéndosele por la boca, mientras que Maya estaba en un transe similar, pero con Ritsuko. La chica repasaba en su mente una y otra vez lo que había ocurrido en los vestidores. El cómo Ritsuko prácticamente la había devorado con la mirada antes de agacharse frente a ella. No pudo evitar imaginar qué hubiera pasado si Ritsuko nunca se hubiera levantado y derechamente se lo hubiera lamido. El ardor de la entrepierna de Maya, que no había parado desde que dejó los vestidores, volvió a subir en intensidad mientras la excitación comenzaba a consumirla.

"Mierda. Estoy caliente otra vez" pensaron Shinji y Maya, al mismo tiempo. Ambos levantaron la vista y se observaron uno al otro, ya que estaban sentados frente a frente.

Shinji no pudo evitar recorrer el cuerpo de Maya con la vista. La chica tenía una respetable delantera, y una linda figura. Sus piernas eran preciosas, sin dejar de lado esa tentadora entrepierna, que él había tenido la fortuna de admirar. Todo eso coronado con un rostro angelical. Si, Maya Ibuki estaba para comérsela.

"¿¿Cómo puedo pensar en eso en un momento así??" se preguntó Shinji, tan excitado, que el pene empezaba a dolerle.

Por su parte, Maya también le estaba haciendo un chequeo visual a Shinji. El chico estaba en plena pubertad y se estaba desarrollando bien. Sus hombros estaban más anchos, y podía adivinar que bajo la camisa ya no estaba tan raquítico como antes. En eso reparó en lo que Shinji trataba de ocultar. Una poderosa erección, que a primera vista denotaba que Shinji estaba bien dotado para su edad. Maya no pudo evitar imaginar como sería tener a Shinji dentro de ella. Ese solo pensamiento causó que su excitación aumentara un grado más.

"¿¿Cómo puedo pensar en eso en un momento así??" se preguntó Maya, juntando más las piernas, en un vano intento por librarse del ardor que la consumía.

Shinji y Maya levantaron la cabeza y se miraron fijamente a los ojos, con la respiración acelerada producto de la excitación. Excitación que prácticamente podía sentirse flotando en el aire.

Para ese momento, Shinji tenía una erección tan intensa que amenazaba con reventar el cierre de su pantalón. Por su parte, Maya se encontraba en una situación similar, sintiendo un fuego abrasador entre las piernas, y una humedad que ya había empapado las bragas de su querida doctora. Fuego que amenazaba con aumentar, de solo ver el abultado pantalón de Shinji, y lo que ocultaba debajo.

Fue en ese momento que Maya supo que ya no aguantaría más y tomó una decisión. Pese a conocerlo más a fondo hace solo un día, Shinji se había transformado en un buen amigo, y los buenos amigos a veces... Con un suspiro se armó de valor, y decidió hacerle la propuesta a Shinji.

―Shinji... ―comenzó Maya, casi en un susurro y con la voz cargada de excitación.

―...¿si?... -– contestó Shinji, en un tono de voz similar.

―Yo... quiero a Ritsuko... ¿Lo sabes, verdad? ―dijo Maya.

―Si... y yo... quiero a Misato -– dijo Shinji, sonrojándose al reconocer lo que ya era obvio.

―Lo digo para que no te hagas una idea errónea... yo solo... quiero... bueno, me preguntaba si tú y yo... podríamos... si quieres... -– empezó Maya, pero se quedó sin palabras a medio camino.

Shinji, que por lo general no es de los tipos que captan las cosas a la primera, en esta ocasión entendió a la primera lo que Maya trataba de decir. Un escalofrío lo recorrió por la espalda al saber que por fin se le había hecho el milagro. Una mujer estaba deseosa de tener sexo con él.

―s, si... me... gustaría... -– respondió Shinji, temblando como gelatina, pero tan caliente que dejó todos sus temores de lado.

Shinji y Maya se miraron a los ojos una vez más. Con la mirada se dijeron lo que no eran capaces de expresar en palabras: "Es solo sexo entre amigos. Nada más, nada menos".

Ninguno supo quién lo comenzó, pero de un momento a otro, Shinji y Maya estaban trabados en un fuerte abrazo, mientras se besaban en forma desenfrenada. Shinji quedó repentinamente atrapado de espaldas a la pared del ascensor, mientras Maya lo devoraba a besos a la vez que le abría la camisa para poder acariciarlo sin nada de por medio.

Al sentir las manos de Maya sobre su piel, Shinji sintió como una descarga eléctrica recorriéndole el cuerpo. Pese a todas sus desventuras de los pasados días, nunca había estado en esta situación. Era su primera vez y estaba navegando a ciegas. Aún así, sabía que debía corresponder en algo a la chica. Sus manos entraron en acción comenzando a recorrer el redondo trasero de Maya, la cual respondió con un gemido de placer, que le dejó más que claro que lo estaba haciendo bien... en ese momento las cadenas de Shinji se soltaron, y se dejó llevar por sus instintos y el deseo.

Maya se sintió repentinamente arrinconada contra la pared del ascensor, mientras Shinji comenzaba a devorarle el cuello a besos. Sonrió cuando sintió las manos de Shinji comenzar a recorrerle el cuerpo, ahora con total seguridad. En cosa de nada, ya tenía la blusa abierta y las manos de Shinji comenzaron a acariciarla sin nada de por medio. Maya respondió de igual forma, acariciando la espalda de Shinji por bajo la camisa, a la vez que lo abrazaba apegándolo a su cuerpo, para sentir esa placentera sensación de piel contra piel.

Shinji estaba extasiado y excitado como nunca antes en su vida. Finalmente todas esas fantasías masturbatorias se estaban haciendo realidad y podía POR FIN meterle mano a una mujer, y esa parte instintiva de su ser le decía que no desaprovechara la oportunidad. Las inexpertas manos de Shinji, continuaron su recorrido por la piel de Maya, acariciándola con pasión, mientras la chica lanzaba pequeños gemidos que lo volvían loco y aumentaban su excitación.

Maya estaba disfrutando plenamente de las atenciones de Shinji, tímidas en un primer momento, pero que de a poco tomaban más confianza, pero ella necesitaba más que simples caricias en ese momento, y su joven amante no la decepcionó.

Pese a ser algo fascinante, Shinji se cansó de devorar a besos el cuello de Maya, deslizó por hombros la blusa de la chica, haciendo que cayera al suelo y comenzó a acariciar y besar sus hombros, para terminar en ese par de pechos que acarició por sobre el sujetador. Maya reaccionó con un profundo gemido al sentir como sus pechos eran estimulados. Shinji deseaba seguir, podía sentir que Maya también lo deseaba, pero aún así, miró a la chica, buscando su autorización.

―¿Maya... yo... puedo...?

―No hay necesidad de preguntar, Shinji ―respondió una excitada Maya, mirando con los ojos nublados de deseo a su joven amante, mientras ella misma se quitaba el sujetador y le ofrecía uno de sus hermosos y tentadores senos a Shinji.

Shinji tragó sonoramente, al ver lo que le estaban ofreciendo. Eso es lo que quería, pero por alguna razón no pudo moverse. Con una sonrisa gentil, Maya tomó la cabeza de Shinji con una de sus manos y la llevó hasta su seno. Todas las dudas Shinji se fueron literalmente al carajo y se dejó llevar por la situación, comenzando a besar y lamer ese turgente seno que le estaban ofreciendo, mientras que con su otra mano trabajaba en el otro seno de la chica, acariciándolo y estimulándole el pezón tal como había visto en esas películas Hentai que vio en casa de Kensuke el día pasado.

Maya se retorció de placer al sentir como Shinji comenzaba a trabajar en sus senos, mientras dejaba escapar gemidos que resonaban con un inesperado eco dentro del pequeño ascensor. Shinji siguió con su labor, dándose el gusto de su vida, acariciando, lamiendo y chupando ese par de senos, pero pronto comenzó a descender, acariciando y besando el vientre de Maya, hasta quedar de rodillas ante ella, no sabía si por voluntad propia, o porque Maya misma lo había empujado de los hombros hasta tenerlo en ese posición. Lo único que tenia claro es que estaba bajándole las medias y las bragas a Maya, mientras ella se levantaba la faltada.

Shinji volvió a tragan sonoramente ante la vista que tenía ante él. Maya no estaba excitada, estaba RECRONTRACALIENTE. Eso era evidente al ver su intimidad empapada de lubricación, y sentir ese olor dulzón a excitación femenina que ya había sentido la otra noche en el cuarto de Misato. La pregunta era... ¿Será Maya tan dulce como Misato?

―Shinji... ¿Te vas a quedar ahí todo el día? ―preguntó Maya con la voz cargada de deseo.

Shinji fue sacado de su tren de pensamientos por las palabras de Maya, dándose cuenta que estaba de rodillas ante la deseosa intimidad de una deseosa Maya, sin hacer absolutamente nada.

Maya dejó salir un resoplido de fastidio, pero decidió perdonárselo por esta vez, ya que Shinji era aún inexperto en estas materias. Aún así tomó la cabeza de Shinji con sus manos y la enterró entre sus piernas mientras daba un profundo y fuerte gemido de placer.

Shinji en un primer momento no supo que hacer, pero cuando fue conciente de su posición, se dejó llevar por sus instintos y comenzó a lamer el sexo de su nueva amante.

"ES DULCE. MAYA TAMBIEN ES DULCE" pensó Shinji con ríos de lagrimas de felicidad saliendo de sus ojos.

Maya, que en un comienzo creyó que Shinji podía sentirse sobrepasado por la situación, ahora estaba disfrutando de una deliciosa sensación que hacía tiempo no experimentaba. Lo que más la enloquecía es que Shinji se lo estaba lamiendo de la misma forma que había imaginado que lo hacía su deseada Ritsuko, mientras se masturbaba por las noches. El solo pensar en Ritsuko hizo que se calentara un poco más.

Shinji seguía con su cara hundida en la entrepierna de Maya mientras la sujetaba de las piernas con sus manos, disfrutando de la situación, excitándose más y más, y mientras más se excitaba, más profundas eran las lamidas al sexo de Maya, hasta que de lleno, comenzó a introducirle la lengua.

Cuando Maya sintió la lengua de Shinji entrando en su intimidad, lanzó un profundo gemido que resonó por el ascensor, mientras tomaba la cabeza de Shinji entre sus manos, presionándolo mas entre sus piernas, invitándolo a seguir en lo que hacía, hasta que de pronto sintió que ya no podía seguir en pie. Sus piernas flaqueaban producto del placer. Había llegado al clímax.

―Aaaahh, Shinji... Aaahhh... -– Maya se doblo sobre Shinji, mientras juntaba las piernas atrapando la cabeza de Shinji a la vez que gemía, producto del placer provocado por los orgasmos que recorrían su cuerpo.

Cuando finalmente Maya pudo calmarse lo suficiente, se recargó contra la pared del ascensor tratando de recuperar la respiración, mientras se secaba el sudor de la frente con el dorso de la mano. Y es que la fuerza de esos orgasmos la habían pillado totalmente desprevenida.

Shinji, finalmente libre de su prisión, (aunque no es que se estuviera quejando) miró como Maya trataba de recuperar el aliento, recargada contra la pared del ascensor. No pudo evitar una sonrisa. Eso había sido intenso... y delicioso. Se limpió la cara de los restos de fluidos vaginales de Maya con el dorso de la mano y se puso de pie.

―Maya... ¿Estás bien? -– preguntó Shinji, aun sintiendo el sabor de Maya en su boca.

―Si... estoy... genial... me hiciste acabar como nunca antes ―dijo Maya, ya más calmada, pero aún con la respiración acelerada.

―¿De... de verdad? -– preguntó un sonrojado Shinji, sin atreverse a mirarla a la cara.

―De verdad ―dijo Maya con una sonrisa, tomando el aún húmedo rostro de Shinji entre sus manos. Paso la lengua por su mejilla retirando los últimos vestigios de su corrida, para luego plantarle a Shinji un profundo beso. Al separarse de él, miro a Shinji a los ojos con una sonrisa traviesa ―Bien. Es hora de devolverte el favor.

Shinji se quedó congelado cuando su cerebro pudo procesar lo que Maya acaba de decir.

"¿Acaso ella iba a...?"

La pregunta de Shinji quedó respondida cuando Maya lo recargó contra la pared del ascensor y se arrodillaba lentamente frente a él.

"OH, MY GOD. EN VERDAD LO VA A HACER" pensó Shinji cuando vio como Maya le desabrochaba el pantalón y como luego comenzaba a bajarle el cierre, mientras lo miraba con ojos traviesos y una sonrisa seductora.

Maya bajó los pantalones y los calzoncillos de Shinji y el pene del susodicho saltó libre de su prisión irguiéndose con una poderosísima erección, frente a los ojos de una sorprendida y complacida Maya, al constatar que su joven amante estaba efectivamente bien dotado.

―Wow. Tenías esto bien guardado, Shinji ―dijo Maya con voz traviesa mientras tomaba el pene de Shinji con una mano, logrando que el chico se estremeciera de pies a cabeza ―Ahora sé porque Misato-San se entusiasmó y te masturbó ayer por la tarde ―dijo Maya con una sonrisa y le dio una suave lamida a la punta del pene de Shinji.

―Aaaaahhh... -– dijo Shinji, mientras se estremecía por completo.

―¿Te gustó eso Shinji? -– peguntó Maya, con una sonrisa traviesa, con el pene de Shinji aún en las manos, y procedió a lamerlo como si fuera un caramelo, pasándole la lengua desde la base hasta la punta, para luego lamer metódicamente la punta del pene.

Shinji gemía y se retorcía por lo que hacía Maya, pero estaba tan excitado que eso no le bastaba, necesitaba más.

―Maya... ―comenzó Shinji, pero se quedó sin aliento para continuar.

Maya levantó la vista y observó la mirada excitada y suplicante de Shinji. No había que ser muy inteligente para saber lo que Shinji quería pedirle, y ella estaba dispuesta a dárselo.

―Shinji...

―¿Si? ―preguntó Shinji en un susurro.

―¡¡ITADAKIMASU!! ―dijo Maya con una sonrisa traviesa, tomó el pene en una de sus manos, lo rodeó con los labios y se deslizó hasta la base, mientras Shinji echaba la cabeza hacia tras y cerraba los ojos con fuerza, emitiendo un agónico y silencioso gemido de placer.

Maya comenzó a subir y bajar, tragando el pene de Shinji, y repitió la operación una y otra vez, mientras que Shinji, aturdido por el placer que experimentaba, jadeaba y gemía al sentir como se deslizaba dentro de la húmeda y caliente boca de Maya.

―Ooohhh... Maya... si... -– gimió Shinji, mientras los labios de la chica hacían el recorrido a lo largo de su miembro, para luego sacarlo de su boca y lamerlo metódicamente, sujetándolo con las manos -– Oohhh... Maya... por favor... ―dijo Shinji, mirando a Maya con desesperación en la voz y los ojos.

Ante esas palabras de Shinji, la chica supo que su joven amante ya estaba apunto de acabar, por lo que volvió a rodearle el pene con los labios y descendió hasta la raíz. Ese fue todo el estímulo que Shinji necesito para acabar.

Esta vez fue el turno de Shinji de doblarse sobre Maya, mientras sujetaba la cabeza de la chica con las manos, lanzando toda su carga en la boca de su amiga-amante, a la vez que daba un potente gemido de placer y liberación. Fue justo en ese momento que la luz se restableció, a la vez que el ascensor daba un fuerte zamarrón antes de volver a funcionar. Zamarrón que causó que Maya le diera a Shinji un accidental... mordisco.

―¡¡¡¡¡AAAAAAAAAAYYYYYYYYYYYYYY!!!!!

Maya cayó sentada al suelo del ascensor mientras Shinji caía de rodillas ante ella, sujetando su agredida masculinidad. Maya tuvo que tragar con rapidez, sin alcanzar a disfrutarlo, para poder ver el estado de su lastimado amante.

―Shinji, perdona, no quise morderte. Fue un accidente ¿Shinji? ¿Shinji estas bien? ―preguntó Maya con verdadera preocupación, ya que le había dado una mascada verdaderamente fuerte.

Shinji miró a Maya con ojos llorosos.

―Casi me lo arrancas de un mordisco ¿¿CÓMO RAYOS CREES QUE ESTOY?? ―lloró Shinji con dos ríos de lágrimas saliendo de sus ojos, sujetando su ahora mordisqueado pene.

―Te dije que fue un accidente ―se defendió Maya, que comenzó a subirse las bragas y las medias, ya que aun las tenía abajo ―Vamos Shinji, arréglate antes de que el ascensor se detenga y nos vea alguien ―finalizó Maya, bajándose la falda y buscando su sujetador y su blusa.

En eso estaba el par cuando el ascensor de detuvo y las puertas comenzaron a abrirse.

―¡¡Shinji, tápate!! -– lo apremió Maya, mientras se tapaba los pechos como podía con la blusa.

―¡¡¡¡¡AAAAAAAAAAYYYYYYYYYYYYYY!!!!!

―¿Shinji qué pasa?

―¿¿QUÉ FUE ESE GRITO?? -– preguntó Ritsuko, asomándose dentro del ascensor.

―Do, do, do, doctora Ritsuko ¿Qué, que hace aquí? ―preguntó Maya, sin poder creer su mala suerte al ver a la científica, que observaba a Shinji arrodillado en el suelo de espaldas a la puerta, y a ella desnuda de la cintura para arriba, medio cubierta con la blusa.

―Regresaba a mi laboratorio luego de buscar a Misato para llevarla a la superficie ―dijo Ritsuko, mirando fijamente a la medio vestida, despeinada y sudorosa Maya.

―¿La Mayor Katsuragi se perdió otra vez? -– preguntó Maya, con una sonrisa nerviosa.

―Si... se volvió a perder ―contestó Ritsuko, viendo con detenimiento una sustancia de aspecto lechoso que Maya tenía untada en una de sus mejillas, muy cerca de la boca ―Límpiate la cara Maya. La tienes untada con... "Algo" -– dijo la rubia entre dientes, ya imaginando lo que era ese "algo".

Maya se sonrojó a la quinta potencia mientras se limpiaba la cara de los restos de la corrida de Shinji.

―¿Se puede saber que le pasa a Shinji? Lanzó un grito que parecía que lo estuvieran matando ―preguntó Ritsuko, con cara de pocos amigos, mirando a Shinji, aún de rodillas y de espaldas a la puerta.

Al escuchar su nombre, Shinji volteó lentamente para ver a las dos mujeres, con los ojos anegados en lágrimas.

―Ayuda ―dijo Shinji, con voz finita y suplicante, al borde del llanto.

―¿Ayuda? – preguntaron Ritsuko y Maya, sin entender.

―Me lo agarré con el cierre del pantalón.

**********

Una mosqueada Ritsuko estaba sentada en una silla frente a un avergonzado Shinji, que estaba con los pantalones abajo mientras la científica le desinfectaba con pinzas, algodón y yodo, la pequeña herida que se había hecho en el pene con el cierre del pantalón. Pero lo que tenía realmente avergonzado a Shinji, es que su recién estrenado Camarada de Armas, no se le había bajado, por el contrario, lo tenía levantado y firme en su lugar, listo para el siguiente Round. Y es que no todos los días tenía a una mujer tan atractiva como Ritsuko al frente y a la altura precisa para que se lo chup... se entiende. Sumado esto a lo que le había hecho Maya, pues como que estaba más que sobre estimulado y el dolor parecía no hacerle efecto. En otras palabras, seguía caliente.

Mientras, Ritsuko seguía su labor con cara de circunstancia y un ligero "Tic" en su ojo derecho, al tener la masculinidad de Shinji apuntándola directo a la cara. Pero lo que en verdad la molestaba era la marca de una dentadura rodeando la base del pene de Shinji. No se necesitaba ser muy listos para saber a "quien" pertenecía ese molde de dientes.

―No puedo creer que aun lo tengas levantado ―regañó Ritsuko.

―Perdón -– dijo Shinji, casi llorando de vergüenza, mientras se cubría el rostro con las manos.

―Lo digo por esa marca de dientes que tienes ahí. Por poco y te lo arrancan de un mordisco.

Shinji no supo que decir, solo se limito a crear una nueva tonalidad de rojo. Un poco más atrás, Maya estaba tan avergonzada como Shinji, manteniendo la cabeza gacha para tratar de ocultar su sonrojo, mientras pensaba en su actual situación

Ritsuko no había dicho una sola palabra luego de encontrarlos en el ascensor, pero era evidente que sabía lo que había pasado. No por nada los encontró con la ropa desarreglada, sudorosos, a Shinji con el pene afuera del pantalón, y a ella con restos de semen escurriéndose por la cara... eso sin mencionar ese olor a sexo que estaba flotando dentro del ascensor, y el molde de dientes que le dejó al pene de Shinji, cuando lo mordió por accidente. No había que ser muy inteligente para saber lo que estaban haciendo.

―Eso es todo -– dijo Ritsuko, levantándose repentinamente y lanzándole a Shinji una caja de curitas ―Ponte la curita tú mismo y saca esa cosa de mi laboratorio.

―Perdón...

Ritsuko dio un resoplido molesto y dejó a Shinji curándose a si mismo, para acercarse a Maya, quedando frente a ella mientras la observaba con una mirada que Maya no podía clasificar.

―¿Có... cómo está Shinji? ―preguntó Maya, encogiéndose sobre si misma producto de la penetrante mirada de su superior.

―Vivirá ―fue la seria respuesta de la científica.

―Que... que bien ―respondió Maya, un tanto nerviosa por la proximidad de Ritsuko, ya que pese a todo lo que había pasado, seguía excitada y necesitaba con urgencia terminar lo que había comenzado con Shinji... aunque si pudiera acabarlo con su deseada Ritsuko, sería algo realmente fabuloso.

―Si... me alegro por ustedes ―dijo Ritsuko, de brazos cruzados y con una mirada que ahora Maya pudo reconocer como de enfado.

―No doctora, yo... ―dijo Maya, pero se detuvo al darse cuenta de que había cogido a Ritsuko por un brazo, y que prácticamente se había apegado a ella.

Ambas mujeres se miraron a los ojos. Maya con algo de arrepentimiento y deseo, y Ritsuko con enfado. Por unos momentos ninguna dijo nada, hasta que Ritsuko sintió un aroma familiar. Olisqueo un par de veces cerca de Maya y lo confirmó. Olor a excitación femenina.

Maya abrió los ojos en sorpresa al comprender que uno de sus mayores temores se había hecho realidad. Estaba tan excita y tan mojada entre las piernas, que Ritsuko terminó por oler su excitación. La mirada seria y penetrante que le dedicó la mujer fue la confirmación.

―Bien. Los dejo. Imagino que tienen cosas que hacer ―dijo Ritsuko en un tono molesto y salió del laboratorio a grandes zancadas dando un fuerte portazo al salir.

―¿Que pasó? ―preguntó Shinji levantando la cabeza, ya que estaba ocupado abrochando sus pantalones, por lo que no se percató de lo que pasó entre las dos mujeres.

―Nada... vamos Shinji. Se hace tarde ―dijo una ahora decaída Maya.

 

Continuará.......

(9,40)