Cuando acechan,
el mundo de fantasía es el refugio,
la mirada vuela entre claveles
y me oculto entre las hojas del otoño,
soñando con las alas, muchas alas.
Es apenas un pequeño parpadeo,
un delicado instante sumergido
en mundo paralelos y preciosos.
Cada palabra me lleva entre sus brazos.
Elevo
las anclas de esmeraldas de los sueños,
y navegaremos
por pedazos de poemas y relatos,
por columnas esparcidas
y restos de cerámica de siglos
en los yacimientos arqueológicos.
Navegaremos
por los pueblos de España,
por las salas del Prado
y el Palacio de Cristal, entre leyendas.
Y seguiremos, ávidos,
a la muchacha del bosque, misteriosa,
para ver el envejecimientos de los árboles,
el paso del tiempo en los abetos
y el vuelo de libélulas
en el esplendor de tus brazos.
Y ver la noche campestre, y los planetas,
con su lento baile, colmado de hermosura,
como la bailarina de una caja de música.
O leer
los mitos sobre el corazón de Andrómeda,
cómo Ulises regresa a su Ítaca,
entre las islas griegas.
Crecen las alas
con cada poema,
tesoros de papel,
con Neruda, Lorca, Gloria Fuertes.
Tengo tu mirada hermosa y trasparente,
tu sonrisa despierta mi esperanza,
y voy soñando con alas entre rosas.