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Vuelve

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Ha llegado ese día tan odiado, tienes que partir de nuevo, es inevitable, tu trabajo es así, permanecer poco tiempo en el hogar y demasiado en el mar.
No es fácil marchar dejando a mujer e hijos y saber que no los verás en mucho tiempo, ¡cuántas cosas te perderás de vivirlas con ellos!.

Te asomas a la ventana y levantas la vista hacia el cielo, el sol comienza a brillar, te resignas pensando que al menos zarpareis con buen tiempo, intentas encontrar algo positivo a este día para no dejarte envolver por la tristeza.

Te vuelves y miras a tu mujer que todavía está dormida, la observas con detenimiento grabando esa imagen en tu corazón, te acercas cauteloso y le acaricias el cabello con suavidad y cuidado para no despertarla………….

Es la hora de partir, querías ir solo para evitar una triste despedida, pero tu mujer no te dejará, te acompañará hasta el muelle para despedirse, desearte buen viaje y ante todo rogarte que vuelvas.
Sabe que el mar es muy traicionero, que uno no debe fiarse de él, le teme y desearía que no te marchases…………

Ya en el muelle no quieres alargar la despedida, la abrazas y te diriges al viejo pesquero, ella llora en silencio, las lágrimas le resbalan por las mejillas mientras ve como te alejas.
Sin saber porqué, te giras y vuelves corriendo a su lado, le sonríes, acaricias su mejilla con una suavidad y delicadeza que parece imposible salir de unas manos tan estropeadas y agrietadas por el duro trabajo y las inclemencias a las que se ven sometidas.

Vuelves a abrazarla y le susurras al oído cuanto la quieres, que no se preocupe, todo irá bien y le prometes que volverás que el mar no puede contigo.
Ella te sonríe y asiente con la cabeza, no es capaz de emitir una sola palabra………..

Ahora empieza el duro trabajo y la larga espera, una espera angustiosa.

Pasan los días y no hay uno solo en el que no te acuerdes de ella, piensas en como estará, que hará, dónde estará……… cuentas los días que te quedan para volver, si el tiempo acompaña será pronto.

El cielo comienza a cubrirse rápidamente de nubes grises, no lo esperabais, y sin más tenéis una tormenta encima……..

Comienza a llover con fuerza, ella oye caer el agua y se asoma a la ventana, ahora es ella la que mira al cielo y reza para que la tormenta arrecie, para que donde estés no os afecte, teme que el viejo pesquero no aguante la furia de viento y agua………….

El tiempo mejora, bajas hasta el muelle, hoy es el día del regreso y quieres estar allí para recibirlo. Tu corazón late con fuerza, temeroso, anhelante, no sabes si estará allí, hace días que nadie sabe nada del pesquero.

Llegas al muelle, miras hacia todos lados, no lo ves, el pesquero no está, la angustia se apodera de ti. No quieres irte, esperas hasta que anochece con la esperanza de verlo aparecer por el horizonte.

Al final te marchas sollozando, temblando por el miedo de no volver a verlo pero tienes valor, coraje y esperanza. Piensas en que tal vez solamente sea un retraso, que mañana estará allí, sonriente, feliz de volver a casa, te vas diciendo todo esto a ti misma para convencerte y no caer en la desolación…….

Han pasado varios días en los que acudías al muelle, esperabas………., esperabas hasta que anochecía y te dabas por vencida hasta el día siguiente y así día tras día siempre esperanzada.

Hoy se cumple el séptimo día del que estaba prevista su llegada, crees que si no vuelve hoy ya no lo hará. Vuelves al muelle y otra vez se repite lo de días pasados. Falta poco para que caiga la noche, miras por última vez el mar y comienzas a alejarte lentamente sin volver la mirada ni un instante.

Mientras caminas oyes el ruido del mar mecido por el viento y oyes…………….., tu nombre o es tu imaginación, si tiene que ser eso te dices. Pero vuelves a oírlo, te paras para escuchar mejor, otra vez……….., alguien te llama.

El nerviosismo se apodera de ti, te giras muy lentamente, alguien corre hacia donde estás, las lágrimas no te dejan ver bien, ya está cerca, justo enfrente de ti.

Tú corazón late alocadamente ya no puedes más y comienzas a llorar desconsoladamente, lo tienes delante y no puedes creerlo. Te abraza con fuerza, te besa con pasión mientras también llora.

Fue duro luchar contra la tormenta contra el mar, pero no han podido con él y ha vuelto como te prometió.

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