Nuevos relatos publicados: 16

¿Por qué? (2 de 4)

  • 5
  • 14.659
  • 9,50 (4 Val.)
  • 0

Aquella mañana había sido demasiado agitada debido a que Isabela se había reportado enferma y no solo  tenía que ocuparme de los pendientes de mi jefe, sino que también, tenía que hacerme cargo de los pendientes del jefe de Isabela ósea Joaquín. Fernando me mando a buscar unos papeles con Joaquín, por lo que me dirigí a su oficina de inmediato. Al llegar toque como de costumbre y él me dijo que pasara:

-Ingeniero González mi jefe necesita que le firme estos documentos.

-Claro que si preciosa, en un momento se los firmo.

Me acerque a darle los papeles y al hacerlo este rozo con mis pechos, por lo cual empecé a sentirme algo excitada.

 -Señor González por favor tenga más cuidado.

-Cuidado con qué? Si se nota que deseas que te folle aquí mismo.

Joaquín se levantó de su escritorio y se acercó rápidamente hacia mí. No sabía qué hacer ni cómo actuar, quería que un hombre me folle eso es verdad, pero por alguna extraña razón no quería que Joaquín fuera ese hombre. Me tomo de la cintura y me empezó a acariciar los pechos.

-Por favor pare Ingeniero González esto no está bien ahhhh…

-Llámame Joaquín y no seas mentirosa, se nota que no quieres que pare.

-Deténganse ahhhh, podría entrar alguien a su oficina.

-Y quien va a entrar? Si Isabela está enferma en su casa.

Las cosas estaban subiendo de tono. Cuando me di cuenta Joaquín tenía su mano adentro de mi tanga, porque como recordaran, usaba falda para ir a trabajar, así que se le hizo muy fácil llegar a mi conchita.

-Deja de resistirte, sabes perfectamente que quieres que continúe.

-No por favor deténganse ahhhh mmmm… Basta se lo pido ahhhh…

Joaquín me puso contra la pared y no dejaba de mover sus dedos dentro de mi conchita. Cuando me di cuenta le estaba pidiendo más, no quería que se detuviera, pero de repente se oyó el golpe de una puerta:

-Qué demonios está pasando aquí!

Fernando había entrado a la oficina y había visto lo que Joaquín estaba haciendo conmigo. Me sentí muy avergonzada, sabía que iba a perder mi empleo y que ya no podría ayudar a mi familia y menos regresar a estudiar.

-Ingeniero yo…

-Silencio Elizabeth!  Hágame  el favor de irse a la oficina ahí hablaremos usted y yo.

-Pero ingeniero yo quiero explicarle que…

-Que acaso no me oyó? Es una orden! Vallase de aquí!

-Sí señor.

Me fui muy triste hacia la oficina de Fernando, sentía que lo había decepcionado y no sé porque me afectaba tanto, al punto que solo quería ponerme a llorar. Pasaron más de 20 minutos para que Fernando regresara a la oficina, al llegar ahí dijo:

-Lo que vi en esa oficina me dejo una muy mala impresión de ti.

-Lamento lo que vio yo no soy así ingeniero de verdad lo siento.

-Hoy me demostraste que eres una puta.

-Respéteme por favor yo no soy así.

-Y que eres? Una santa? Ja claro que no eres una maldita puta, si se notaba que estabas gozando con lo que te hacia Joaquín.

-Mire usted podrá ser mi jefe y todo lo que quiera pero no voy a dejar que me falte el respeto de esa manera.

-Y que harás para impedírmelo puta?

-Cállate estúpido!

No pude más y le di una cachetada a Fernando. Me miro con esa mirada penetrante llena de rabia y después ocurrió algo que nunca pensé que pasaría… Fernando me beso:

-Suélteme que le pasa!

-Vamos a comprobar de una buena vez que tan puta eres!

Fernando se abalanzo sobre mí y me tiro en un sillón que había en su oficina. Por más esfuerzos que hacia no podía quitármelo de encima, aunque en el fondo sabía que no quería hacerlo, si algo iba a pasar, bueno, entonces que pasara de una vez.

-Por favor suélteme ingeniero, me está lastimando.

-No te voy a soltar putita, vamos a terminar lo que Joaquín comenzó.

Dicho esto metió su mano debajo de mi falda y comenzó a jugar con mi conchita. Después empezó a desabotonarme mi blusa y a tocarme mis pechos, no quería que parara, así que comencé a pedirle más:

-Por favor ingeniero mmm… ahahahaha no se detenga.

-Sabía que eras bien puta, quieres más, pues más te voy a dar.

Empezó a lamerme mis pechos, lo hacía como ningún hombre antes lo había hecho, se notaban los años de experiencia que tenía. Luego bajo hacia mi conchita, acerco su boca y empezó a lamer, como si de un dulce se tratase, ya no podía callarme, solo quería gritar, ya no me importaba si todo el edificio se enteraba de lo que Fernando me estaba haciendo:

-No pare ahahahahah! Siga así no se detenga mmmm…

-Eso quieres putita? Eso te daré!

-Más quiero más! Puede hacer lo que quiera conmigo ahahahaha… Me vengo ahahahaha no pare mmmm…

Explote en el mejor orgasmo que había tenido en mi vida. Sentí como todo mi cuerpo se estremecía y después se relajaba de una manera como nunca antes lo había hecho. Aun no terminaba de recuperarme cuando Fernando se levantó y dijo:

-Espero que lo que vi en la oficina de Joaquín no se vuelva a repetir. Ahora retírate, ve al baño a arreglarte y nos vemos mañana.

Pensé que me despediría, pero no lo hizo. Quería preguntarle qué significaba todo eso que había pasado en su oficina minutos antes, pero algo me impidió hacerlo. Cuando salí de su oficina note que tenía un bulto enorme debajo de su pantalón, pero no solo eso, note una mirada llena de tristeza, pero esta no sería la única vez  que vería esa mirada… 

(9,50)