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Vacaciones en la costa 5: Mi tío

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Ya era tarde cuando llegué a casa. Me di una ducha bien caliente y me limpié de toda aquella leche que me llenaba. Todos aquellos hombres que me habían follado lograron saciarme , pero solo en parte porque eran como una droga. Cuanto más follaba más quería.

A la mañana siguiente volví al trabajo con mi tío en el mueble del trastero. Hacía mucho calor como siempre en aquella buhardilla y pronto estábamos sin camisa. No había mucho espacio para los dos , de manera que no hacíamos más que estorbarnos. Mi tío sudaba como un macho.

―Mira sobrino, hace mucho calor. Si te parece cierro la puerta , dejamos la ventana abierta y nos quedamos en calzoncillos.

―Bueno tío, como quieras ―contesté

Aquello en realidad no me molaba tanto como pudiera parecer porque llevaba slips y no iba a poder esconder mis erecciones. Cuando mi tío se bajó los pantalones pude ver que también llevaba unos calzoncillos blancos apretados y sudados.

Continuamos trabajando, pero con tanto roce yo la tenía morcillona y hubiese jurado que mi tío también porque marcaba un paquetazo. No se qué pasaba pero ese día más que nunca nuestros cuerpos se cruzaban y rozaban. El no dejaba de tocarse como acomodándosela. En un momento dado mi tío tuvo que pasar por detrás de mí entre la pared y el mueble. Hubiese jurado que podía hacerlo holgadamente pero me cogió de los hombros ayudándose. Mi cuerpo se estremeció al sentir pasar rozando lentamente su paquete por mi culo. Después de eso tuve una marcada erección.

―Vaya sobrino, parece que te has empalmado

―No hombre no ―dije tartamudeando ―es que con este calor y el ejercicio... y este sudor que pica tanto en los calzoncillos ...

―No te preocupes, es normal.

Me fijé en su bulto. Tenía un pedazo pollón debajo de los slip blancos, y una mancha húmeda se había formado en lo que debía ser la punta de su rabo. Sin duda se trataba de abundante líquido preseminal .El se dio cuenta que le estaba mirando y se metió la mano por dentro . Se la toqueteó un poco y a continuación se la sacó por debajo pegada a la pierna. No me esperaba eso. Me quedé mirando fijamente su polla oscura , grande , descapullada y brillante por ese líquido que soltaba. El notó como me tenía hipnotizado y sonrió.

―¿Nunca le habías visto la polla a un hombre?

―No ―dije mintiendo

―Ahora tu...

Se me acercó y bajó lentamente los calzoncillos hasta que mi pene quedó al aire.

―Pues si que estás empalmado, si. Ya se sabe que el trabajo duro es bueno para estas cosas. No te preocupes

―La tienes grande tío ―dije sin pensar, traicionándome

―La tuya tampoco está mal. Déjame ver

Alargó su mano y empezó a tocármela. Me bajó la piel con los dedos varias veces

―Estás bien armado... ―apenas murmuró, casi diciéndoselo a el mismo.

Luego inesperadamente llevó mis manos a su pene duro. Yo estaba rígido por la tensión del momento, ninguno de los dos hablaba, solo oíamos nuestras respiraciones . Esa polla tan deseada. Le fui acariciando el glande, rojo y caliente con mis dedos. La tensión entre ambos en aquella pequeña habitación era tremenda.

―Tío...

Aquel era uno de los momentos más eróticos de mi vida.

El me empezó a hacer una paja muy muy lenta mientras me sujetaba con la otra mano los huevos acariciándolos.

Le miré a los ojos pero él estaba concentrado en mi polla.

―Tío... ―volví a suspirar

Fue aumentando la velocidad con la que me masturbaba, ambos de pie, uno frente al otro. Pronto noté que me iba a correr. El también se dio cuenta y aumentó la fuerza y velocidad haciéndome soltar grandes chorros de semen que fueron a caer sobre su polla y sus calzoncillos.

El se limpió mi semen con una toalla que teníamos para el sudor. Me sentí culpable por aquello, sentía vergüenza.

―Vamos, se hace tarde y tenemos que comer ―Me dijo muy serio.

No entendí muy bien lo que había pasado, si mi tío estaba enfadado conmigo. Nos vestimos y bajamos a la casa.

El resto de la tarde nos comportamos con normalidad. No hablamos de nada en especial, ni nos mirábamos, y así fue pasando la jornada. Al día siguiente me empecé a dar cuenta de que mi tío me estaba evitando. Ya no coincidíamos apenas viendo la tele ni me había pedido más que le ayudase con el mueble. Me puse triste, mi tío estaba molesto conmigo . Yo había provocado aquello.

Me sentía incómodo con toda esa historia de manera que cogí la bici y me fui todo el día por el campo. Por la tarde llegué muy cansado a casa. Cené bastante, un poco de tele ,y me fui a dormir. Aquella noche estaba agotado de tanto ejercicio y caí rendido en la cama.

Era muy tarde cuando me desperté sobresaltado al notar el peso de otra persona apoyándose en mi cama. Yo sabía que era él quien me ponía una mano en la boca para que no dijese nada. Corrió las sábanas y se tumbó conmigo en mitad de la negra noche. Cuando me abrazó por la espalda sentí su respiración pesada en mi nuca. Me empezó a besar el cuello y bajó su mano hasta mi entrepierna. Me sacó la polla por el agujero del pijama y me comenzó a masturbar . Tenía la mano muy áspera y fuerte . Pronto me arrancó un primer jadeo que me hizo acallar ―Shhh ―Me susurró. Después sacó su lengua y me empezó a lamer el oido . Me resistí y aguanté ahogados mis gemidos. Pude notar entonces como se rozaba su paquete contra mi culo , como arqueaba su espalda y se frotaba lentamente contra mi. No tardó mucho hasta que me bajó los pantalones y me sacó la camiseta. Ahora estaba desnudo y pude notar el pecho peludo de mi tío junto a mi. Entonces él se bajó también el boxer del pijama y puso su miembro en la raja mi culo. Ya no me masturbaba. Me separó las nalgas dejando sitio a su rabo hasta que logró ponerlo en la entrada de mi ano . Noté la dureza de su erección cuando su glande ocupó mi esfínter. Sin embargo no intentó metérmela, imagino que pensó que era virgen por ahí, y se limitó a masturbarse mientras sentía mi estrechez . Yo me empecé a pajear también. Estuvimos un rato así , con mi tío detrás de mi jadeando , notando su respiración entrecortada en mi cuello. Al rato empezó a eyacular llenándome la raja del culo con su semen. Se corrió completamente en silencio mientras yo sentía sus descargas calientes. Cuando hubo terminado alargó su mano húmeda y me terminó la paja haciéndome manchar también las sábanas.

Se quedó un momento abrazado y después volvió a su propia cama. Me llevé la mano al culo y saboreé el semen de mi tío, increíble. Después me tuve que levantar a por unos pañuelos de papel para limpiar un poco aquello. No pude pegar ojo en toda la noche y a las dos horas me tuve que masturbar de nuevo.

Al día siguiente la actitud de mi tío fue igual de fría o más. Me tenía desconcertado. ¿ Qué había hecho mal?

Por la mañana estuvimos de compras en un complejo comercial y después de comer bajamos a la playa. Me lo pasé muy bien con la colchoneta en el agua y jugando con las paletas. Yo ya no me acercaba a mi tío, me daba un poco de miedo, no le entendía.

Aquella noche mi tío y yo nos quedamos hasta muy tarde esperando a que acabase una película de la tele. Todos los demás dormían. Cuando finalizó me fui al baño para echar el pis de antes de acostarme. Me estaba bajando la bragueta cuando él entró.

―Menudas ganas de mear ¿eh? ―Me dijo

―Si, un montón, aguantando a que terminase la peli.

―¿No te importará que meemos juntos? Es que no puedo más

―Bueno ―le respondí

Ambos nos sacamos la polla y empezamos a mear una gran cantidad de líquido. A veces se cruzaban nuestras trayectorias y formaban un sonoro único chorro. Yo se la miraba a él en vez de mirarme la mía. La tenía grande, morcillona, oscura, asomando por la bragueta bajada. Cuando él terminó se la sacudió con cuatro golpes secos y se la dejó fuera. Miró como yo terminaba. Vio como yo me subía y bajaba la piel varias veces para escurrírmela.

―Espera ―Me dijo ―Los hombres no se la sacuden así.

Alargó su mano y me la sacudió como había echo él, con cuatro golpes secos.

―¿Has visto cómo se hace?

Yo asentí con la cabeza, pero él no me soltó la polla porque me estaba haciendo una paja otra vez, frente a frente. Su polla se puso dura mirándome. Era más grande que la mía, más larga y más gruesa. Era un pollón.

No me la terminó. Sin dejar que me corriera me cogió por la cabeza y empujó hacia abajo hasta tenerme de rodillas. Bajé mi cara hasta esa bragueta y con mis manos en su cintura me metí su polla dura en la boca. Todavía tenía algunas gotas de orina pero no me importó. Chupé como un biberón de su miembro caliente que estaba como una roca. Un aroma delicioso a macho emanaba de aquella entrepierna. Succioné haciéndole un trabajo fenomenal. El dejó caer saliva sobre su polla para que la lamiera. Le masturbé bien con mi mano y mi lengua. En la noche del cuarto de baño se la mamé hasta lograr que se corriera en mi cara.

Pasaron dos días y una llamada cambió los planes de mi familia. Había ocurrido una fuga de agua en el bar de mi padre, el negocio familiar, y tenían que volver a toda prisa para arreglar el destrozo. Mi tía se ofreció a acompañarles y así echar una mano. Mi tío trabajaba en verano con jornada intensiva de manera que él no la acompañaría. Yo pedí a mis padres quedarme con el tío ya que llevaba una semana menos de vacaciones que ellos y me lo merecía por haber estado estudiando tanto. Mi tío apoyó mi propuesta con mis mismos argumentos , después de todo , a él no le molestaba tenerme por ahí según dijo. Así pues aquella misma tarde mi tío y yo estábamos solos en aquella casa durante por lo menos 2 semanas más...

Las cosas quedaron claras en cuanto mis padres cerraron la puerta al marcharse. Ese macho maduro me dio un cachete en el culo y me dijo que fuese a su habitación.

―En el armario hay una caja verde con ropa que quiero que te pongas. Luego métete en la cama y espérame―me ordenó.

El salió de casa. Yo fui a su habitación como me había ordenado, busqué la caja y la abrí. Me quedé sorprendido. Allí había un conjunto de lencería a estrenar. ¿Realmente quería que me pusiera eso? ¿Estaba loco? Me negué en redondo. Simplemente me desnudé y me senté en el borde de la cama. Estaba nervioso , aquello era muy importante para mi. ¿Y si se enfadaba? ¿ Y si no le obedecía y quería que me marchase?

Abrí la caja y me puse aquellas prendas como pude. Estaba avergonzado. Luego me metí en la cama y me tapé. En realidad aquella ropa no cubría absolutamente nada de mi cuerpo, era más obsceno llevar eso puesto que estar desnudo. Cubierto con las sábanas y esperé.

Al rato volvió mi tío. Al entrar en la habitación dejó sobre la mesilla de noche el tubo de vaselina que acababa de comprar. Me estremecí viéndolo.

Sentía un pudor extraño por estar completamente a solas los dos, sin nadie más en la casa ni en el mundo. El, sentado en el otro lado de la cama ,se desvistió lentamente. Primero pude ver su espalda robusta. Luego se bajó los pantalones y los dejó tirados en el suelo. Los slips blancos se los dejó puestos así como unos calcetines negros. Cuando me vió tapado me arrancó las sábanas de golpe dejándome desnudo a sus ojos con mi pene sin erección por la tensión. Mi tío estaba muy serio, me asustaba. Observó con satisfacción la lencería. Para él yo era una ramera, el que le habría de calentar la cama mientras faltase mi tía, pero para mi él era mi marido y esa era nuestra noche de bodas.

Se tumbó encima mío descargando todo su peso y me besó apasionadamente la boca y el cuello, enterrando su cabeza en mi y en la almohada. Era la primera vez que me besaba la boca y fue maravilloso. Tenía una lengua rápida y húmeda que buscaba mi intimidad con ansia. Acarició mi cuerpo, mis brazos, mi culo , lamió mi pecho , volvió a mi boca. Qué gran amante era.

―Tío, te quiero ―le dije ―Déjame ser tu mujer estas dos semanas...

El me miró fijamente unos instantes angustiosos y finalmente asintió con la cabeza. Luego cogió el tubo de vaselina. Esa iba a ser nuestra primera vez.

Agarró mis piernas y me las puso sobre sus hombros haciendo que mi culito quedase expuesto a su lascivia. Luego se untó bien el pollón y mi ano metiéndome varios dedos. A continuación puso la punta de su tranca en la entrada y empujó.

―Gmmmmmgmmmm ―Gemí yo al notar como avanzaba.

Fueron unos momentos intensísimos hasta que terminó de metérmela entera y noté sus huevos en mis nalgas.

―Si tío ....

―Grmmmm, no eres virgen ―Me dijo sorprendido por la facilidad de la penetración, pero no pareció molestarle. Supongo que era mejor para él, me podría follar hasta reventarme, sin contemplaciones.

Se apoyó encima de mi con sus dos fuertes brazos extendidos a modo de flexión, yo totalmente ofrecido a sus deseos. Me la estuvo metiendo como un marido a su mujer en el lecho nupcial y yo pude sentir su calor y su cuerpo contra el mío. No lo era , pero realmente en aquel momento me sentí virgen, y sentí como si fuese mi primera vez.

Finalmente quedó sobre mi con mis rodillas flexionadas a cada lado de mi tronco. Me metió una follada durísima que disfruté como nunca, amándole, dejándole barrenarme con fuerza. Su polla en mi recto fue una locura que me abrasaba y me hizo gemir y sollozar . Me enamoré de él mientras me destrozaba el ano, vestido como su puta.

Cuando se corrió dentro de mi sentí que me preñaba. Él se dejó caer pesado a un lado con su miembro todavía duro después de inseminarme con las últimas gotas de sus huevazos. Me dolía el culo un montón, pero le abracé.

―Te quiero tío, te quiero...

Así me convertí en la puta de mi tío durante aquellas dos semanas. Me quitó toda la ropa y la guardó bajo llave. Me obligó a ir desnudo por la casa y no salir a la calle, a barrer , hacerle la comida, y estar siempre dispuesto a ser follado cuando a él le apeteciese. Le gustaba agarrarme por detrás cuando estaba fregando o cocinando y metérmela entera de golpe solo por verme empalado , sufriendo con su hombría ensartada en mi ano. También le gustaba entrar en el baño mientras me duchaba y sodomizarme con brutalidad. A la hora de la comida llegaba a casa y lo primero que hacía era follarme. Después él comía viendo el telediario mientras yo le chupaba el rabo debajo de la mesa y se corría haciéndomelo tragar todo. Estaba sometido y me gustaba. Por la noche siempre tenía que meterme en su cama el primero para estar dispuesto a ser follado en cuanto el llegase. Podíamos llegar a tener sexo cinco veces al día en los momentos más insospechados, y el siempre se corría, era un semental .

Llegó el momento de irme . Yo estaba enamorado de mi tío, pero sabía que jamás dejaría a mi tía y debía aceptarlo, de manera que lo mejor era no cerrarme a otros hombres. Era viernes, al día siguiente volvería a mi ciudad, pero antes debía hacer una cosa...

Si, quizás el revisor estuviese en la estación. No tenía ropa que ponerme, todos los armarios estaban con llave, de manera que cogí la ropa de mi tío ya usada y tirada para lavar y me vestí. Su olor me puso muy cachondo. No pude evitar ponerme su slips sucios en la nariz e inspirar con fuerza a la vez que apenas asomaba mi lengua para sentir más intensamente aquella experiencia. Pese a las fuertes sesiones de sexo a las que me había sometido mi tío quería volver a ver aquella polla tremenda del tren. Afortunadamente la puerta de la calle no estaba cerrada con llave... Me escapé.

Tenía que tener cuidado para que no me viesen los guardas de seguridad y me hiciesen lo de la última vez ya que habían prometido "darme lo mío".

Allí estaba, en la garita, con su uniforme, su bigotazo, todo un macho. Cuando me vió sonrió, se acordaba de mi.

―Pensé que ya no vendrías. Salgo de trabajar en media hora , date una vuelta, quedamos en la puerta principal.

En media hora ahí estábamos, caminando por la ciudad en dirección a no sabía donde. El seguía llevando su uniforme de trabajo. Me contó que estaba casado, tenía un hijo de mi edad y vivía en mi misma ciudad . Pensé que iríamos a tomar algo, un helado o un parque, que charlaríamos, pero fuimos directamente a un sórdido hostal del casco viejo de la ciudad . La que atendía la recepción me miró de arriba abajo cuando nos dio la llave de la habitación, era obvio lo que íbamos a hacer y que yo no debería estar ahí , pero no dijo nada.

Entré el primero en el cuarto. Miré alrededor, era bastante grande para ser un lugar tan cutre. Oí cerrase la puerta detrás de mi . Cuando me giré vi que ese señor ya se había sacado aquel pollón que colgaba morcillón por su bragueta. Estaba apoyado contra la puerta esperando . Me acerqué a él y nos besamos como dos amantes. Luego me empujó hacia abajo hasta que estuve a la altura de su miembro. Lo cogí con la mano. Era pesado y caliente. Desde que me violó en el tren yo había mejorado bastante en mis habilidades sexuales y pude abrir mi boca lo suficiente como para tragarme un buen trozo.

―Si ... sigue... –Me decía

Sus huevos colgaban pesados , peludos. Sus rudas manos me acariciaban el pelo y la cara. Yo conseguía meterme un gran trozo aprovechando que todavía no estaba completamente empalmado, sin embargo cuando aquel pedazo de carne alcanzó el tamaño final ya solo pude lamer por los lados y masturbarle con fuerza. Babeaba un delicioso líquido preseminal que yo lamía gustoso. Ahí volvía a estar, una de las mayores pollas que he visto jamás, y desde luego la mayor con la que me había enfrentado hasta el momento. Demasiado grande para un coño y desde luego mucho peor para un ano.

Después de darle placer un rato me quitó la camiseta y los pantalones, dejándome desnudo, y cogiéndome por un brazo me tiró sobre la cama. El su pollón asomaba por fuera del uniforme.

―La primera vez no te la pude meter entera, pero si has venido hoy ha sido porque sabes que esta vez será distinto ―Me aseguró

Yo asentí con miedo. Si , realmente sabía lo que pasaría si le volvía a ver, pero lo deseaba. Yo ya no era aquel chavalillo de hacía semanas en el tren, me había convertido en tiempo record en una golfa, y esta era mi prueba de fuego, ser barrenado por la mayor polla de todas cuantas había disfrutado .

Se sacó del bolsillo un bote de lubricante. Imaginé que lo había comprado mientras yo le esperaba en la puerta de la estación. Me tumbó bocarriba en la cama colocando mis gemelos sobre sus hombros. Se untó el rabo con aquella crema y luego mi culo igual que había hecho mi tío nuestra primera vez. Me agarró las nalgas y las separó para tantear el camino introduciendo un dedo, pero no solamente uno sino tres fueron los que me entraron de golpe, estaba super abierto con el trabajo de mi tío. Perfecto, mi culo estaba listo para ser follado sin miramientos. El tipo gruñó para indicar que le gustaba. Se inclinó más sobre mi tirando de mi culo hacia su entrepierna. Luego pasó sus dedos sobre la sensible piel que hay entre el ano y la base de los huevos. Me agarró de las pelotas con una mano y tiró de ellas mientras sus cuatro dedos entraban y salían de mi culo. Luego los sacó y pegó su lengua a mi ojete. Con las manos separó bien las nalgas e introdujo el dedo corazón de cada mano en mi ano, separando sus paredes para que su lengua pudiera llegar bien adentro. Me lo lamió, comió, lubricó con su saliva mientras me hacía jadear de placer. Poco a poco la poca resistencia de mi carne iba cediendo hasta quedar totalmente relajada. Esto pintaba bien. Me levantó un poco más las rodillas, su pene se veía más grueso aún. Apoyó la punta en mi agujero.

―¿ No te pones condón? ―Le pregunté, pero él solo sonrió

―Despacio por favor ―le dije con un hilo de voz mientras me mojaba los labios resecos. Me la iba a meter a pelo y eso me puso bruto.―No me hagas daño

Noté su gordísimo capullo en la entrada de mi ano presionando y no pude evitar que se me escapara un gemido. El cabrón ni siquiera se había desnudado , solo se había sacado la polla por el pantalón, iba al grano.

―Relájate ―Me dijo

Comenzó a empujar con fuerza mientras yo intentaba abrirme al máximo facilitándole el trabajo. Recordaba cuanto me había dolido cuando me violó en el tren y sentí algo de miedo. En aquella ocasión no había conseguido metérmela entera, pero ahora, en aquel hostal de mala muerte ,nada le iba a impedir poseerme. Notaba su capullo ardiendo intentando abrirse paso mientras me acariciaba las nalgas . Mi piel ofrecía algo de resistencia pero mis músculos estaban relajados. Joder como me dolía, la parte más gorda de su glande se había quedado atorada en mi esfínter y el tipo no paraba de empujar. Totalmente expuesto a sus deseos, tumbado boca arriba con mis piernas en sus hombros ,le intenté frentar con mis manos sobre su uniformado pecho. Los músculos de mi ano se contrajeron en un acto reflejo.

―Espera, espera, esto no va ―Me quejé ―Es demasiado grande.

Me sacó lo poco que había conseguido meterme del capullo . Se echó más lubricante y volvió a presionar hacia adentro al mismo tiempo que separaba con ambas manos mis nalgas. Yo gemía y mis músculos se volvieron a tensar, me había hecho daño y mi respiración era agitada. Me dijo que respirase hondo y sin sacar lo que otra vez había conseguido meterme esperó a que recobrase un ritmo normal y mis músculos se relajasen otra vez. Poco después mi piel se había acostumbrado a la nueva dimensión de la entrada de mis intestinos. Con una mano me sujetó por la cintura y de un golpe seco introdujo todo el glande y un buen trozo de polla. No pude evitar dar un pequeño grito.

―Vamos chaval, ya ha pasado lo peor, después de esto el resto te va a entrar solo ―Me dijo jadeante con una expresión de esfuerzo en el rostro.

Aunque hubiese querido desembarazarme de él no habría podido. Estaba totalmente a su merced. Se quedó quieto un segundo para dar tiempo a mis músculos a que se acostumbraran a ese cuerpo extraño que había entrado dentro de ellos. Luego, poco a poco, fue haciendo un vaivén logrando que mi culo se dilatara más.

Sacó la polla entera y sin darme tiempo a que se me cerrara el esfínter me la volvió a meter más todavía que la ocasión anterior, y así varias veces hasta que el ano, totalmente abierto ,ya no se cerró cuando me sacó la polla.

Podía imaginarme el espectáculo que aquel cabrón estaba viendo, mi soberbio adolescente culo con las piernas al aire y un ojete muy abierto por el que podía meter y sacar la polla con facilidad. Yo ahora había conseguido aguantar el ritmo , me estaba trabajando bien y estaba tranquilo. Ya había logrado meterme la mitad de su rabo. Lo volvió a sacar. Me preguntó cómo me llamaba.

―Raúl ―le dije entre jadeos

―Tienes un culo de impresión Raúl ―alabó mientras lo observaba con lascivia ―La putas que me follo por el coño no tienen tanto aguante como tu...

Si, ese hombre además de ser un macho casado también era un putero.

Volvió a poner su pollón en la entrada de mi culo y lo entró con fuerza hasta la mitad de nuevo. No había problema, ahí se paró. Las paredes del intestino se resistían. Realizó de nuevo aquel movimiento de vaivén dilatando mi culo con mi ayuda mientras respiraba profundamente. Jugó un poco, volviendo a meter y sacar pero esta vez ya no la sacó entera en ningún momento. Apoyándose sobre sus fuertes brazos se colocó entero sobre mi obligándome a separar completamente mis piernas poniendo mis rodillas a cada lado de mi pecho.

―Lo estás haciendo muy bien Raúl, pero ahora tienes que aguantar... ―Me ordenó

Descargó de golpe todo su peso sobre mi a la vez que empujaba como un cabrón. Me metió un brazo por detrás de la espalda para agarrarme por los hombros y tener tracción mientras me ponía la otra mano en la boca para que no gritara cuando me empezó a meter la mitad de la polla que quedaba fuera, ese mismo trozo de polla que no había logrado meterme en el tren. Pude notar cada centímetro que me clavó avanzando muy dentro de mi llegando donde nunca nadie antes lo había hecho. Pude sentir aquella barrena ardiente forzándome y sometiéndome a su voluntad. Atrapado de aquella forma tan brutal por aquel señor que me triplicaba la edad, en aquella habitación sórdida y con ese dolor monstruoso que sentía no pude evitar que se me empezaran a caer las lágrimas. Sin quitarme la mano de la boca me empezó a insultar

―¿Qué te pasa puta? ¿No era esto lo que querías? Querías jugar con hombres , pero esto es lo que pasa cuando vas comportándote como una zorra, que al final tienes lo que buscas.

Con mis manos conseguí llegar a mi ano. Efectivamente tenía toda su polla enorme metida , entera, solo quedaban fuera los grandes y pesados huevos. El tenía razón, esto era lo que había ido a buscar, pero aun así no podía dejar de estar arrepentido por el dolor de aquel momento. Yo estaba convencido de que a su mujer jamás se la había metido así, con esa violencia, incluso dudé de que se la hubiese metido alguna vez entera, pero para eso ya estábamos las putas, para darle lo que pidiera su macho. Ni siquiera podía contraer los músculos de mi ano de tan abierto como estaba, pero tampoco habría servido para nada. Me lamió las lágrimas raspándome con su bigotazo.

―Lo has hecho muy bien, te has comportado como un hombrecito. Si me prometes que no gritarás te quitaré la mano de la boca

Yo asentí con la cabeza. El no se movía, seguía empalmado dentro de mi. Pensé que ya había acabado todo, que había conseguido lo que quería, metérmela entera, pero no era así. Se irguió sin sacármela y se desabrochó el uniforme y los pantalones sin llegar a quitárselos. Debajo de aquella ropa estaba completamente desnudo, no llevaba camisa ni calzoncillos, nada. Imaginé que sería por el calor del verano. Entre la chaqueta abierta de su uniforme pude ver aquel pecho muy musculado , voluminoso y tremendamente peludo. Era un hombre muy velludo. El abundante pelo inundaba su fuerte figura bajando ininterrumpidamente hasta su entrepierna alojada dentro de mi.

―Por favor, déjeme ir

―Shhhhh, tranquilo, tranquilo... ―Me decía mientras se acariciaba los pezones y observaba mi cuerpo y su polla enterrada en mi ano. Hizo un movimiento leve que me hizo estremecer. ―Si vuelves a gritar tendré que taparte otra vez la boca ¿ Vas a colaborar o lo quieres por las malas?

―Haré lo que diga ―Le dije con temor

―Bien, esperaré un poco a que te sientas mejor, y después no te quejarás más ¿ Entendido?

―¿Qué.. qué va a hacer?

―He dicho que si lo has entendido

Yo asentí con la cabeza, en esa posición no podía contradecirle, podía hacer conmigo lo que quisiera.

Volvió a tumbarse sobre mi. Sentí el calor y el sudor de su pecho peludo contra mi suave piel. Por sorpresa me dio un beso húmedo con lengua interminable. Me inundó con su aliento y su saliva y no pude por menos que responderle.

Ya me dolía menos, pero al cabrón no se le bajaba la erección. Ahora fui yo el que le empezó a besar el cuello, la boca, su bigotazo... El entendió que ya no me dolía como antes. Movió un poco su pollón dentro de mi. Yo respiré entrecortadamente. Volvió a hacerlo pero esta vez ya no me pilló por sorpresa. Otra vez un poco más, y otra. Se movía muy despacio metiéndola y sacándola un poco cada vez para ir aumentando poco a poco el ritmo hasta que finalmente me estaba follando a saco . Aquello era increíble porque lo que empezó siendo algo lento y doloroso se había convertido en una follada en toda regla en la que yo notaba como me metían y sacaban un trozo enorme de polla madura. Su pecho sudoroso me empapaba en cada arremetida. Yo me puse caliente pese a que me penetraba una barra de carne descomunal. Al final cada vez casi sacaba entera su tranca dejando dentro solo su glande y volvía a meterla de nuevo partiéndome en cada embestida .

―Toma polla cabrón ¿ Te gusta mi polla eh?

―Siii, me gusta

―Pues es toda tuya cabrón

―Ahhhhh

Se volvió a erguir y cogiéndome las piernas de cada talón me empezó a bombear a buen ritmo . Yo giraba la cabeza a un lado y a otro sobre la almohada mientras agarraba con fuerza las el cabecero de la cama, aguantando. Sin embargo , a pesar del trabajo brutal que me estaban haciendo ,me había empalmado ante la visión de aquel macho sodomizándome.

Me cogió por la cintura y me levantó en el aire de la cama con sus fuertes brazos. Me llevó hasta la pared y me continuó barrenando, moviéndome arriba y abajo como si fuese una pluma, con mis rodillas dobladas sobre mi cuerpo. Me subía y me dejaba caer metiéndomela entera de golpe. Yo solo podía dejarle hacer como si fuese un muñeco de trapo.

Luego me puso en el borde de la cama de rodillas con la cabeza sobre la sábana. Me folló de seguido bombeando una tras otra. Yo sentía mi culo torturado, ardiendo, pero era todo placer, ya no había dolor, solo sentía como me llenaba cada vez que me la metía como una buena puta, feliz y cachondo. Sentí como me venía sin poder hacer nada, no pude evitar correrme sin siquiera tocarme sobre aquella cama.

―Ahhhh, aaaahaaahhhh, ahh , me corro, me corrro, aaaaahhh

―Lo sabía zorra, sabía que te gustaba, que estrecho eres, aaaahhh

Las convulsiones de mi orgasmo se transformaron en contracciones en mi ano que hicieron gemir de placer aquel hombre que me follaba. Me siguió penetrando un rato no muy largo con mi polla ya flácida cuando noté que aumentaba su ritmo hasta lo imposible, destrozándome el culo y arrancándome quejidos lastimosos . Me metió un pollazo que me hizo acabar en el otro lado de la cama y noté como se convulsionaba dentro de mi soltando chorros de semen abundante en mi interior. Ese líquido ardía más que su polla y notaba sus golpes en mis intestinos al salir con fuerza uno tras otro, abundantes, 5 , 6 , no lo se, hasta que se dejó caer sobre mi exhausto con su polla todavía dentro quedando los dos tumbados.

Estuvimos así como media hora , sin salirse, hasta que me la fue sacando lentamente morcillona. El alivio de mi culo fue considerable. El me giró y me dio un beso de campeonato mientras su semen rezumaba por mi ano todavía abierto. Me metió un par de dedos para evaluar los daños.

―Te has portado como un hombre Raúl. Sabía que no me ibas a decepcionar , pero esto debe quedar como un secreto entre los dos.

Yo asentía con la cabeza mientras me acariciaba con cuidado la parte trasera intentando adivinar si mi culo volvería a ser el mismo alguna vez.

―Se que te ha gustado porque te has corrido sin que te tocara―Me decía mientras recorría mis labios con su pulgar ―Podemos repetirlo más veces, todas las que tu y yo queramos, pero no debes decirle nada a nadie ¿Entendido?

―Si

―¿Quieres que nos volvamos a ver?

―Si, quiero que nos volvamos a ver

Me plantó otro de esos besos húmedos que me hacían flotar.

Volví como pude a casa. Afortunadamente aquella noche mi tío se conformó con una mamada bajo las sábanas y al día siguiente le convencí de que últimamente me dolía demasiado el culo como para poder hacerlo por ahí con él. Sin embargo a los tres días volví a tener el culo repuesto y en forma.

El verano se me había hecho muy corto. Habían sido muchas experiencias que jamás olvidaría y había ganado dos amantes, mi tío y el revisor. Una vez al mes en los siguientes años aquel hombre de la polla gigante y yo tuvimos encuentros en hostales , pensiones de mala muerte y hoteles de carreteras perdidas, y a mi modo de ver me convertí en más mujer para él que su propia esposa. Respecto a mi tío, aun hoy en día me sigue follando con el mismo vigor que entonces y hemos pasado las sesiones de sexo más intensas que os podáis imaginar.

FIN

(9,88)