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30 años después, la fantasía se hace realidad

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Esta historia empezó hace muchos años pero realmente se ha hecho realidad hace unos pocos días, hasta entonces era simplemente una fantasía de mi adolescencia. Empezare describiéndome, me llamo Sergio, tengo 43 años, 1,80 de altura y ahora mismo tengo algo de sobrepeso pero no mucho. Ella se llama Elena, 42 años, bajita, delgadita, una mirada, una sonrisa y unos pechos que me llevan volviendo loco desde hace 30 años.

Si, Elena fue parte de mis fantasías de adolecente y en aquella época mi imaginación me hizo estar con ella en varias ocasiones, pero desgraciadamente fue sólo mi imaginación y las caricias que en aquella época me dedique a su salud.

Tendría yo 13 ó 14 años por aquella época (Elena tenía 1 menos) y mis padres trabajaban para los suyos, cuidando la casa de veraneo que estos tenían en el pueblo donde yo vivía y vivo. Esta situación, unida a mi gran timidez por aquella época, hizo que, aunque fueron muchas las ocasiones en las que pensé proponerle una cita, jamás me atreví a hacerlo.

Así fueron pasando los años en los que nos perdimos de vista hasta que hace varios años nuestros caminos volvieron a cruzarse. Elena viva en mi pueblo, se había casado, su hija era compañera de mi hijo en el cole y su marido compañero mío de trabajo. Por mi lado, yo conservo mi fama de tímido, inocente y buen chaval que nunca ha rotó un plato. Características de mi personalidad adolescente que me ha interesado conservar en mi pueblo aunque detrás de esta fachada, mantengo una segunda vida que en lo sexual es muy intensa, gracias a mi pertenencia a varios grupos liberales y a tener un grupo de amigas con las que, con cierta frecuencia, practico mi afición favorita de forma más tradicional.

Como os iba contando, tras varios años, el camino de Elena y el mío volvieron a cruzarse aunque mejor dicho, se cruzaron su faceta de mama y esposa responsable con mi faceta de padre y esposo responsable. Fue un cruce de muchas conversaciones banales, a veces divertidas y a veces, simplemente, esas conversaciones que tienes entre papis y mamis de compañeros de coles para llenar esos encuentros inevitables a la salida del cole, a la salida de la iglesia o en algún cumpleaños.

Así era nuestra historia hasta que empezaron a aparecer conversaciones que giraban en torno al sexo, de estas recuerdo especialmente 2. Una con otras mamis en el bar en el que solemos tomar café todos los domingos después de misa, estábamos Elena, Luisa (otra mami habitual), Carla (mi pareja) y yo. En esta conversación giró en torno a experimentar cosas nuevas en el plano sexual, todos declaramos que nos gustaría experimentar con otras personas, en el caso de Elena y Luisa dejando claro que no contarían para ello con sus maridos. Carla y yo tratamos de apoyar la posición de ambas sin poner de manifiesto nuestra segunda vida. Recuerdo que esa misma noche, entre polvo y polvo, Carla y yo hablamos de lo divertido de la conversación, que si ellas supieran y que a ambos nos aprecia que ambas hablaban de lo que les gustaría vivir pero que ninguna de las dos se atrevería a vivirlo.

Pero con Elena esta conversación volvió a aparecer varias veces y una de ellas, un viernes de cañas acordamos tomarnos un café después del verano. En esta conversación, Elena me confirmó que estaba dispuesta a incorporar nuevas emociones a su vida.

Así llegó el verano y tras él varias pequeñas conversaciones hasta que decidí pedirle a Carla el número de teléfono móvil de Elena y mandarla un Whasapp y empezar a concretar ese “café”. Tras algunas conversaciones llenas de insinuaciones, acordamos quedar un miércoles de 9 a 13, yo me cogería el día libre y aunque 4 horas no es mucho tiempo, da para una buena conversación.

A las 9:00 de la mañana recogí a Elena en el lugar acordado.

S: Buenos días

E: buenos días

S: Sabes, estaba pensando en la cantidad de veces que de jovencitos pensé en proponerte una cita.

E: jajaja, yo he pensado algo parecido esta mañana. ¿Se puede fumar en tu coche?

S: Si, claro, pero mira como tengo el cenicero. Si quieres paramos un poquito más adelante, nos fumamos un cigarro y nos damos los besitos de buenos días.

Un poquito más adelante paramos, nos encendimos un cigarro y al ir a darnos los 2 besos de buenos días, nuestras miradas se cruzaron y empezamos a besarnos y a meternos mano ligeramente. Elena comentó que aún estábamos demasiado cerca del pueblo y que mejor siguiéramos hasta nuestro destino. Habíamos pensado ir a un pueblo relativamente cercano al nuestro, a unos 16 Km, pero en dirección contraria a la ciudad y por la tanto no era previsible que nos encontráramos a alguien conocido.

Durante el camino nos confesamos nuestros secretos, en mi caso mi otra vida, la liberal y en el suyo su “vida paralela”, un conjunto de“ciberrelaciones” que en algún caso había pasado a algo más. En nuestro destino estuvimos poco más que una hora, tomamos café, bueno, Elena tomó una infusión y sobre todo paseamos cogidos de la cintura, de la mano y nos besamos una y otra vez. Me sentí muy cómodo y ella expreso en varias ocasiones la misma sensación. Tengo que reconocer que, muy posiblemente, yo me encuentre saturado de “simplemente sexo” y esos paseos, esas caricias, esas conversaciones y esos besos me llevaron me llevaron, durante algún tiempo, a un lugar distinto, en términos de Elena, “a una vida paralela”.

Después abandonamos el pueblo, necesitábamos estar solos, paramos antes de volver a nuestro pueblo y empezamos a besarnos y rápidamente acabamos en el asiento de atrás como dos veinteañeros, en un momento pensé la cantidad de veces que me hubiera gustado estar con Elena en el asiento de atrás de mi primer coche. Allí, los besos, las caricias se convirtieron en una muestra de deseo en la que desde el principio me sentí extraordinariamente cómodo, muestra de ello es que mientras dábamos rienda suelta a nuestro mutuo deseo, empecé a hablar con ella, algo que me encanta hacer en el sexo, pero que con pocas mujeres me suelo sentir tan cómodo como para hacerlo. Le quite el jersey y la camiseta a Elena y cuando fui a quitarle sujetador Elena fue a ayudarme.

S: Déjame que te lo quite yo, quiero ser yo quien te desnude. (Ante mi aparecieron dos tetas preciosas, bastante grandes si tenemos en cuenta el tamaño y la delgadez de Elena, las acaricie como si fuera un quinceañero, lamí y comí sus pezones)

E: Quítate esto (refiriéndose a la parte de arriba de mi ropa)

Una vez quedé desnudo de cintura para arriba no pude resistir abrazar a Elena, sentir tetas apretadas a mi pecho, sentir sus pezones y comerme su cuello, en ese momento sentí que mi erección era más que notable. Tumbe a Elena en el coche y seguí comiéndomela entera, besándonos, disfrutando de sus ojos, de su cuello, de sus pechos. Le quité los zapatos y empecé a quitarle los pantalones.

E: Desnúdate tú también

Una vez los dos quedamos desnudos me fije en su coñito, no estaba recién arreglado pero era más que evidente que Elena se rasuraba, algo que me encanta porque me gusta mucho el sexo oral, tanto darlo como recibirlo. En ese momento pensé, esta chica es toda una caja de sorpresas, madre mía!! En mi caso, yo estaba recién rasurado. Me tumbe sobre ella y mientras mi boca seguí recorriendo su cuello, sus labios y sus pezones, mientras mis dedos empezaban a acariciar su coñito. Rápidamente sentí sus flujos, tengo unos dedos endiablados y los sé.

E: Para, para

S: ¿Por qué?

E: No quiero correrme todavía

Continúe besándola y bajando por su cuello, parando en su pechos, saboreando sus pezones pero en esta ocasión seguí hacia abajo, me detuve en ombligo para finalmente alcanzar su coñito que estuve lamiendo hasta que ella con sus brazo me separo.

E: Métemela ya, métemela. No puedo más.

S: Tranquila, quiero que te corras con mis dedos, con mi lengua y también con mi polla. Ven, cómemela, quiero ver mi polla en tu boca.

Me senté y Elena vino y empezó a lamer mi pene, con los ojos cerrados, mientras yo insistía con mis dedos en su coñito y en su culito. Algo me decía que este terreno también podía ser explorado.

S: que bien, me encanta (ella me miro durante un segundo y se la metió en la boca y así estuvimos varios minutos en mi caso simulando una follada con mis dedos haciendo alguna incursión en su culito y Elena haciendo una mamadita sencilla pero muy, muy suave).

E: Métemela ya, la necesito dentro. No me digas que no tienes condones.

S: No te preocupes por eso, alguno tengo (No sé si Elena se dio cuenta, pero la ocasión requería un preservativo especial y seleccione uno con rugosidades.

Me lo puse, empecé una pequeña masturbación, siempre e me baja un poco cuando me pongo un preservativo y sentado en el asiento de atrás, la pedí que se pusiera encima de mí. Elena se introdujo mi polla en su coñito y empezó a cabalgarme

E: ah, ah , ah

S: Mírame a los ojos, ábrelos, quiero que nos veamos. Me encantan tus tetas (mientras se las agarraba)

E: Me estoy tirando a Sergito, me lo estoy tirando

S: Si Elena, sí, Estamos follando y me encanta

E: Ponte encima mía, me encanta que me aplasten

S: ¡una mierda, sigue fallándome! (La postura del misionero no es buena idea en el asiento de atrás de mi coche con un tío de 1,80)

Elena acelero el ritmo mientras yo alababa su cuerpo, le tocaba las tetas, la cogía del culo. En su cara, en su mirada, veía su excitación y su sorpresa (que luego me confeso) por hacerlo con los ojos abiertos y mirándonos directamente. Cosas que ocurre, mi polla se salió de su coñito. Ella estaba totalmente excitada y espere un poco para ver si terminaba corriéndose (no sé si lo consiguió) pero mi pene estaba empezando a perder la erección y la dije que se había salido. Elena se bajó, se tumbó y yo sobre ella para hacerla acabar con mis dedos.

E: Me estoy tirando a Sergito

S: Si te estoy follando, estamos follando (y así alcanzo el orgasmo mientras me miraba a los ojos)

E: uff

S: Me gustaría que me la chuparas mirándome a los ojos

E: Eso está hecho

Elena empezó a comerme la polla mientras me miraba a los ojos. Sin duda, estuvo entre las mejores mamadas que me han hecho en los últimos años y he recibido muchas. Veía como ella se volvía a excitar, como la temblaban las piernas, llegue a pensar que había tenido un pequeño orgasmo supongo que reflejo de la excitación que estaba viendo en mi cara, finalmente:

S: Me voy, me voy a correr (Elena saco la polla de su boca, acerco su cara y me siguió masturbando con mi polla pegada a su cara)

S: Te voy a dar el morreo de tu vida

Me corrí, casi todo sobre mi tripa pero algunas gotas fueron a caer a sus labios y en su cara y si, le di un morreo que me salió del alma y Aunque ella no lo sabe, esto último sólo lo he hecho con 3 chicas en toda mi vida y me encanta. Nos limpiamos con unas toallita, nos vestimos y salimos fuera a fumarnos un cigarro.

E: Ha estado muy bien

S: Si me he sentido muy a gusto, muy cómodo

E: yo también, muy, muy cómoda. Hay que repetirlo

S: Claro que sí, claro que lo vamos a repetir

E: Sabes, esta tarde a la salida del cole me gustaría mirar a María (una mami un poco rancia y amargada) y decirla, que lo sepas, que esta sonrisa es porque vengo de follar, que me he tirado a Sergito

S: jajajajajaja

Seguimos hablando un rato más, mientras nos fumamos el cigarro, la deje cerca de su casa y aunque esa tarde la vi en el cole cuando fui a recoger a los peques, tan sólo nos intercambiamos un guiño en la distancia. Desde entonces, ambos somos mucho más amigos que antes gracias a nuestra complicidad.

Según acabó de escribir este relato pienso en esa segunda cita, donde tengo dos regalos para ti. Uno es un regalo propio de un amigo y el otro es un regalo propio de un amante. Sabes una cosa, si has llegado al orgasmo leyéndolo, me encantaría recibir unos buenos días con una foto tu cara, de esa cara de pillina simpática que acaba de masturbarse a nuestra salud y saber que otros y otras también lo habrán hecho en nuestro honor.

Un besito

(8,40)