Nuevos relatos publicados: 9

La chica del metro

  • 8
  • 21.837
  • 9,14 (7 Val.)
  • 0

Yo tenía novia, una chica mexicana llamada Claudia que me ponía mucho a prueba, y sus pruebas eran rarísimas, como dejarme plantado para salir con otro chico, o decirme que se iba fuera de la ciudad para poder salir con otros, o qué se yo, pero ese fin de semana supuestamente ella se iba a Puebla y yo quedé solito.

Esa tarde de viernes había cogido en Chapultepec, a la luz del sol, pero el fuego que provocaba mi calentura no se había apagado, lejos de eso, quería coger más.

Yo no tenía coche en aquellos tiempos, por lo que al salir de trabajar en la noche (después de coger me fui a trabajar, en un famoso restaurante de Polanco) me tomé el metro rumbo a la colonia Nápoles, donde vivía por aquellos tiempos.

En el metro me topé con una rica morena, de buen cuerpo, misma que encaré decididamente, sin dudar. Ella me había estado mirando mucho, se ve que yo le atraía, y ella tenía un culito divino, delicioso, cuerpo delgado, pelo negro lacio, y una boca de chupa pijas divina!!!! La saludé, le pregunté en que estación se bajaba, y no sé si era en la misma que yo me bajaba, pero la cuestión fue que nos bajamos juntos en la que me correspondía a mi. Sin preguntas ni preámbulos la tomé de la cintura, la abracé, le apoyé todo mi cuerpo en el suyo y la besé. Accedió a todo sin dudar, y sin preguntar: ninguno de los dos sabía el nombre del otro, lo que me hacía poner mucho más loco.

No sabía adonde llevarla, no había ningún parque alrededor, no podía llevarla a mi casa porque estaba la familia y era muy temprano, serían alrededor de las 9 de la noche, entonces, le pregunté si ella conocía algún hotel donde podíamos ir, y me dijo que sí. Cerca de ahí, por la avenida Revolución había varios, elegimos uno, y nos metimos. Seguíamos sin saber nada el uno del otro, era más que divertido, rápidamente nos desvestimos, estábamos tanto ella como yo tan calientes que lo único que nos importaba era coger.

Completamente desnudos nos mirábamos y nos admirábamos. Ella era de piel morena, mexicana, joven, yo desconocía su nombre y su edad, tampoco sabía su dirección ni su teléfono, ella sabía que yo era extranjero, nunca me preguntó mi origen, ni mi nombre ni mi edad, ella sólo sabía de mi que tenía el pelo largo y enrulado, que tenía pelo en pecho, y que mi verga estaba parada y muy firme. Y yo sabía de ella que tenía pechos pequeños, pero muy firmes, un culito divino, y que era delgada con muy buen ver.

También sabíamos que ambos ejercíamos una fuerte sensación de atracción, y sabíamos que nos gustaba mucho besarnos. Sus labios carnosos devoraban los míos, nuestras lenguas jugueteaban y danzaban al son de una música que nadie escuchaba, sólo podía ser oía por nuestros deseos.

Nos tumbamos en la cama, como sabiendo lo que uno esperaba del otro, y de una manera muy espontánea nos trenzamos en un delicioso 69, yo de boca arriba y ella en cuatro patas, sobre de mi, hasta acostarse sobre mi cuerpo, mientras chupaba y lamía mi verga con una suavidad increíble. Esos carnosos labios sabían como dar placer, su especialidad era la suavidad, lentamente recorría toda la longitud de mi verga, y su lengua empapaba y lubricaba mi falo, para luego comérmela toda....mientras yo hacía lo propio con su conchita, cubierta de un suave vello negro, enruladito, con unos labios oscuritos que al abrirlos mostraban una cavidad completamente rosa y muy húmeda, le metía en ella uno y dos, y hasta tres dedos, pajéandola, suavemente, como ella me lo hacía a mi también.

Esa suavidad que ambos usábamos para mamarnos mutuamente hacía que la calentura subiera lentamente, que nadie se desesperara, que los orgasmos se demoraran, haciendo que "el durante" fuera la estrella del momento, el placer se alargaba, las sensaciones eran únicas.......

Mientras le comía su clítoris y le metía los dedos en la vagina, ella seguía comiéndome la verga, y así estábamos muy compenetrados cuando cambio mi lengua de lugar, y paso a lamerle el culito, un rico beso negro en su pequeño orificio que hasta el momento no había recibido placer. No supuse cual sería su reacción, tal vez me rechazaría, pero lo intenté y aceptó más que gustosa, lamiéndole el culito y metiéndole los dedos en la concha, para tratar de lubricar ese ano, y tratar de penetrarla por ahí.

Saco los dedos de la concha y con el índice intento penetrarle el culito, suavemente, como todo hasta ese momento, y ella hace lo propio conmigo, pero enseguida entendió que no había lubricado mi culo, por lo que humedeció su dedo para lograrlo, pero faltaba humedad y se decidió a proporcionármela, acercando su boca a mi ano comenzó a chupármelo, deliciosamente. Mientras yo lograba penetrar su culo con un dedo, ella seguía desparramando su lengua por mi ano, que cedió y dejó que uno de sus dedos jugueteara en su interior, ya nos estábamos pajeando el culo mutuamente........

Mientras nos pajéabamos el culo, ella seguía mamándome la verga, que estaba en su máxima expresión, ya llevábamos largos 30 minutos jugando con nuestros sexos, yo seguía pajéandole el culo y comiéndole la concha, desde su entrada hasta su clítoris.

Hasta que decidí terminar con esa posición para pasar a cogerla, y sutilmente la coloco en cuatro patas, y con la cabeza de la verga a punto de explotar comencé a explorar el orificio anal que tanta lubricación había logrado, apoyo la cabeza en el ano, parecía que nunca iba a entrar, ella pedía que fuera suave, y suavemente hice fuerza, lentamente, y la dilatación que había provocado con mis dedos ayudó a que mi verga pudiese comenzar a perforar ese rico culito, que visto en esa posición de cuatro patitas no hacía más que encantarme!!!

Lentamente la presión de su ano permitió la entrada de mi cabeza, y mientras eso sucedía, ella misma se metía dedos en la vagina, a lo que pensé que si le metía toda la verga en el culo, y me agachaba un poco, yo podría tocarle el clítoris si me recargaba suavemente en su espalda.....cosa que decidí hacer.

La tomé de su cintura con ambas manos, y en lugar de moverme yo la hice mover a ella, para que ella controlara el ritmo de la penetración, primero la movía yo, luego ella misma iba de atrás a adelante, para provocar el mete y saca de mi verga en su culo y así penetrarla toda, cosa que sucedió en poquitos minutos.

Enseguida pasé a recargarme sobre ella, como tenía pensado, y le pajeaba el clítoris, y me movía rico en su culo, lo que le provocó un orgasmo largo, largo, tal vez fueron dos seguidos, y en ese momento pensé que era mi turno.

Me incorporo de rodillas, sin sacarle la verga del culo, levantándola hasta ponerla en cuatro patas otra vez, y dejando de lado la tan mentada suavidad, pasé a meterle velocidad al mete saca, y mi verga se hinchaba cada vez más, y ella se acostumbraba a la penetración veloz con asombrosa facilidad, y se movía de atrás para adelante de una manera increíble, y yo al mismo ritmo, tratando de ser acompasados.

De tanto mete y saca a ritmo veloz me eché un polvo impresionante, le llené el culo de leche, y seguí serruchando en su culo hasta que la última gota quedara dentro de él, riquísimo polvo que nos echamos con la morenita del metro.

Quién lo hubiera pensado, coger con dos mujeres distintas, el mismo día, y prácticamente desconocidas.

Con la que me cogí en Chapultepec quedé en contacto, ambos sabíamos nuestros nombres y teléfonos.

Con esta nena, ni idea de su nombre ni de ningún otro dato suyo, sólo sabía que en el sexo la nena era deliciosa. Una vez que mi verga se achicó, la saqué de ese culito tan rico, y nos tiramos a fumar un cigarrillo, mientras descansábamos unos minutos. Para pasar luego a vestirnos y salir juntos y abrazados del hotel y recorrer la avenida Revolución......al llegar a la esquina nos despedimos con un "hasta siempre", que nunca se cumplió, no nos hemos vuelto a encontrar en ningún vagón de metro, ni nada por el estilo......que pena!!!

Encaminé mis pasos a la casa, donde me esperaba mi primo para salir de discotecas, yo estaba más que cansado, me habia cogido dos mujeres en un lapso menor a 9 horas, había trabajado mucho en la tarde, pero la diversión llenaba todas mis emociones, por lo que decidí salir con él esa noche. Me bañé, me vestí, y salimos rumbo al Vog, tremenda discoteca de aquellos tiempos, y ahí conocí a Carolina, la tercer mujer que me cogí en un mismo día.

Nunca me volvió a suceder (fuera de una orgía, claro) cogerme 3 mujeres distintas en el transcurso de 24 horas...

(9,14)