Nuevos relatos publicados: 18

La fruta prohibida (2 de 2)

  • 11
  • 8.240
  • 9,25 (4 Val.)
  • 1

Las salidas con mi enamorada MARTHA, ya no eran la misma de antes, a nuestro regreso su mamá nos interrogaba, ¿A donde habíamos ido? ¿Qué habíamos hecho? Todo esto poco a poco me iba aburriendo, muchas veces maldije el día en que me enrede con la señora.

Pero no podía olvidar el día en que comí y saboree las exquisiteces de esa fruta prohibida. En las noches echado en mi cama las imágenes de esos deliciosos momentos llegaban a mi cerebro como si CARMEN estuviera a mi lado disfrutando de sus exquisitos encantos; por mas que pensaba no encontraba la forma de poseerla nuevamente. Pero la deseaba.

Un día llegue a la casa de mi enamorada MARTHA, conversamos diversos temas con ella, hasta que me contó que a DIONICIA, una niña provinciana de unos 12 años que le ayudaba en los quehaceres de su casa, su mamá la había llevado al Hospital CARRION, porque estaba con fiebre alta y mal del estómago.

La señora CARMEN al cabo de un rato regreso a la casa sin la niña, indicando que esta se había quedado internada, y que no todas las medicinas los había encontrado en la farmacia que estaban alrededor del Hospital.

Bueno, yo le indique a la señora:

― ¿Porqué no va al centro de Lima?,

― Alrededor del Hospital LOAYZA, allí hay varias farmacias―

Ella me preguntó.

― ¿ Pero en que parte...?

Antes que yo conteste, mi enamorada intervino y me dijo:

― Pero MANOLO porque no la acompañas a mi mamá, de paso si falta para las medicinas colaboras como si yo fuera la enferma...jejejjejejjejje.― soltó un carcajada.

Bueno acepte acompañar a su madre, pero la idea de salir los dos solos despertó mis deseos sexuales dormidos. En el paradero dejamos pasar varios onmibus completamente repletos. A pedido de la señora para no hacernos tarde abordamos un vehículo que iba también lleno y viajamos colgados en el estribo de la puerta trasera.

Poco a poco fuimos avanzando por el centro del vehículo. Los pasajeros viajaban pegados unos a otros, yo iba detrás de la señora CARMEN, pero trataba de no juntarme de acuerdo a la formación cultural y a los valores morales que había ido moldeando mi carácter desde mi niñez. Pero en el trayecto subieron más personas que frustraron mis buenas intenciones, la misma señora por darle pase a una menor delante de ella, retrocedió hacia atrás frotando sus hermosas nalgas contra la bragueta de mi pantalón que en ese momento comenzó a formarse un bulto que fue creciendo poso a poco, expresando y poniendo al descubierto mis deseos carnales.

Mi órgano posesionado en medio de sus exquisitas nalgas de CARMEN estaba totalmente caliente y ardiente de placer, ella también se encontraba excitada y se deleitaba moviendo en forma disimulada de un lado para otro la protuberancia de mi pantalón, con los redondos cachetes de sus deliciosas nalgas; acto que levantaba inmensas olas de placer y pasión que se iniciaba en la cabeza de mi pene, he invadían todas las partes de mi cuerpo, despertando emociones que me llevaban al paraíso terrenal.

Iba tan concentrado en el deleite que me provocaba dicha posición, cuando después de media hora de recorrido la voz ronca del cobrador rompió el encanto.

― Los que bajan a la altura del Hospital Loayza, que esta a cuatro cuadras.

Cogí una de sus manos y avanzamos hacia la puerta del onmibus con la señora CARMEN y nos bajamos.

En el trayecto le comente a la señora CARMEN, sobre la deuda de un amigo que vivía en la cuadra siguiente que si lo encontraba le iba ayudar a comprar toda la medicina.

Ella sonríe y me pregunta

― Pero. ¿ Te vas ha demorar?

― No máximo 15 minutos― Respondí lacónicamente

Continuamos caminando y conversamos sobre el tipo de amistad que me unía con la persona que me debía. Me detuve en la puerta de ingreso de un HOSTAL clandestino esos que no tienen letrero, y le indique a CARMEN que me espere en la puerta mientras consultaba si se encontraba mi amigo, me acerque a la ventanilla que estaba a unos 4 metros donde deje a la señora, entregue mi DNI y pague en forma disimulada el costo del servicio, al moreno que atendía. Este me entrego la llave del cuarto, y me dijo muy despacio:

― Es en el tercer piso cuarto Nº 320

Me acerque y le dije a CARMEN

― Es en el tercer piso.

Subimos hasta el tercer piso. La puerta del cuarto estaba abierta ingrese para darle confianza y le dije:

― CARMEN pasa el vigilante me dijo que mi amigo a salido a comprar una gaseosa.

Ni bien hizo su ingreso me acerque a la puerta la cerré y corrí el cerrojo. Entretanto mi pene consciente del heroico papel que tenia que cumplir se fue despertando dentro de mi pantalón irguiéndose tratando de tomar una posición horizontal similar al cogote de una tortuga caminando. Ella me preguntó

― Parece que aquí no viviera nadie

― Esa cama y los espejos.

Mientras ella continuaba con sus preguntas me desnude rápidamente, y quede como había llegado al mundo. CARMEN estaba totalmente confundida por la forma como había sido engañada. Pero su cuerpo ardiente de pasión deseaba con locura ser transportada a esos lugares desconocidos.

No se porque, pero en ese momento comencé a recordar hechos y sus frases negativas ya conocidas "nunca jamas" "nunca me volverá a tocar otro hombre que no sea mi BENANCIO" (Don BENANCIO; trigueño de 68 años esposo de la señora CARMEN) "nunca lo volvería hacer", me di cuenta que eso era puro libreto. También recordé cuando dentro del ómnibus ella misma se deleitó moviendo a su antojo de un lado para otro "el fierro ardiente de mi miembro", con los dos exquisitos cachetes de sus posaderas. Sí a ella. No le hubiera gustado todo lo ocurrido en el trayecto de nuestro viaje estoy seguro que "una sonora cachetada de ida y vuelta me hubiera refregado el rostro". Mientras sacaba mis conclusiones observe como sus redondos ojos brillantes y centelleantes miraba excitada con cierto deleite, la roja cabeza de mi miembro que desnudo se erguía impúdico y amenazante.

Aprovechando que su rostro no expresaba temor ni alarma, rápidamente me acerque en medio de sus preguntas normales, comencé a besarle sus deliciosos labios carnosos, sin que en ningún momento me rechazara por dicho acto. Por el contrario, ella expresando la excitación que sentía en ese momento su lengua la pasó en repetidas veces contra la mía, enredándonos en ardiente y tierno beso, mientras mis lascivos dedos temblorosos introduje dentro de su buzo abriendo su cerrada y húmeda hendidura de sus labios rosados, acariciándolos en forma circular.

CARMEN, excitada tratando de complacerme con el mayor de los goces, me separo y me dijo:

― Espérate, voy ha quitarme la ropa.

Me quede atónito a la medida que se iba quitando sus prendas, ante la contemplación de sus encantos que me estaba ofreciendo a la vista. La amplitud de sus caderas, sus exuberantes senos, sus redondas y exquisitas nalgas y sobre todo su deliciosa hendidura rosada que destacaba debajo de su vientre asomándose tímidamente entre esa mata de pelos ensortijados.

Termino de quitarse la ropa y me indico:

― Ven MANOLITO, échate aquí – señalándome en medio de la cama

― ¿Ahora sabrás quien manda aquí?

Sin decirle nada, cumplí su orden y me ubique en medio de la cama, sus lindos muslos los abrió y los coloco al costado de mi rostro; mientras esa exquisita hendidura rosada de su vulva la tenia frente a mis labios,.....mi impúdica lengua avanzo hacia el centro de su húmeda vaina, lamiéndole y succionando entrando y desapareciendo en ese exquisito orificio oscuro... Entretanto ella se deslizó y contempló mi gruesa y rígida masa de músculo y carne incapaz de resistir cualquier tentación, y comenzó a besarlo ardientemente el reluciente hongo, pasándole la punta de la lengua por todo el entorno, hasta que poco a poco lo introdujo todo el largo de la tumefacta cabeza en su adorable cavidad bucal hasta llegar al paladar y comenzó a chuparlo y succionarlo con sus labios y su lengua mientras con sus dedos sujetaba y movía de atrás hacia delante los pliegues del tronco de mi ardiente miembro; que por el efecto del cosquilleo excitante comenzó ha engordar y a crecer hasta tomar dimensiones descomunales.

― ¡Oh MANOLITO! ¡ Que cosa tan maravillosa! –Exclamó –

― ¡Oh Dios santo ¡ ¡Cómo crece tu miembro!

― ¡No te detengas! Sígueme besando mi cosa así me duela.

Yo estaba demasiado excitado para contestarle.

La encantadora CARMEN, no pudiendo soportar esa pose "69", que ella misma había escogido, su cuerpo en un gran éxtasis pasional sacudido por espasmódicas contracciones de placer y lujuria, en medio de sus gemidos y deleite de placer eyaculó abundante emisión con sabor a dulce y salado al mismo tiempo, que engullí cual si fuera un néctar de durazno.

Su cuerpo con su vulva totalmente enrojecida se deslizó y cayo flácido e inerte sobre mi rostro, al mismo tiempo que dejaba lentamente de succionar mi miembro.

Me hice a un costado de su cuerpo, ella tal vez leyendo mis pensamientos comenzó a rogarme como si fuera una inocente chiquilla.

― MANOLITO, por favor dejemos para otro día.

― Te lo prometo.

Sin hacer caso a sus ruegos sabiendo que no habría otro día, enloquecido y embriagado por el éxtasis de placer abrí sus rollizas piernas que ella lo había enroscado uno sobre otro, la jale al filo de la cama, mientras ella observada con sus ojos redondos y briosos, mi pene que se alzaba en toda su gloriosa dimensión amenazante frente a ella.

Abrí sus piernas. La redonda cabeza de mi miembro desnudo y palpitante por el ansia del disfrute, avanzo hacia el centro y comencé a golpear la rendija de sus húmedos labios rozados de su sexo, como si fuera la cabeza de una COMBA de construcción civil, que en esos instantes se había contraído por el miedo o temor ha ser embestida después de su orgasmo repentino.

Poco a poco mi arma hizo su ingreso triunfal arrastrando a su paso las hojas de sus membranas vaginales y algunos pelos dentro de esa deliciosa hendidura rosada quedándose instalado palpitante hasta que mis testículos besaron sus pelos ensortijados.

Ella abrió hasta mas que pudo sus rollizos miembros, y sus piernas las enrosco en mi cintura, entretanto sus manos cogía de mis nalgas presionándolas contra su sexo. Mientras yo con movimientos rítmicos cada vez mas acelerados sacaba toda la longitud de mi miembro hacia fuera y lo volvía a enterrar dentro de ese orifico de sus labios rosados que cada vez habrían mas y más; deleitándola en cada embestida a su cuerpo caliente llenos de pasión y lujuria. Enloquecida por el placer que sentía en esos instantes, recordando tal vez viejas batallas de amor libradas; comenzó a dar exquisitos movimientos ondulatorios ayudados por su pelvis, alrededor de mi pene que entraba y salía; que poco a poco engrosaba cubriendo todo ese orificio de su sexo de mujer madura.

― ¡Oh, MANOLITO como crece¡ – grito ella –

― ¡Que dichosa me haces!

― ¡ Meteme todo que no quede ningún centímetro fuera!

― ¡ Nunca he sentido ese inmenso placer que envuelve todo mi cuerpo!

Nuestros cuerpos envueltos en llamas del placer daban rienda suelta a nuestro instinto animal y poder de la carne, después de unos instantes; comenzamos a movernos desenfrenadamente guiados por nuestra sed de pasión en forma brusca y tosca, su cuerpo palpitante y delirante en medio de espasmódicas contracciones y manifestaciones de placer, sus piernas se abrieron hasta donde pudo, su vulva caliente y roja emitió una cálida emisión que inundo todo el entorno de mi caliente miembro que en ese momento alcanzaba descomunales proporciones dentro de ella, para que minutos después en medio de mis suspiros y gemidos de placer no pudiendo contener ya ese líquido que amenazaba en salir de mi miembro eyacule todo el semen dentro de la deliciosa hendidura rosada que se confundió con los de ella. CARMEN continuando con sus movimientos ondulatorios aprisionó el entorno del cuerpo de mi falo, con los músculos de su sexo, succionando la ultima gota de leche de la tumefacta cabeza de mi miembro, mientras el olor a sexo inundaba todo el cuarto. Entretanto nuestro cuerpo cayeron rendidos de pasión y lujuria en medio de la cama.

Después de comprar las medicinas y volver a nuestra realidad, nuestro regreso fue un mutismo total, yo trate de hablarla pero no me contesto, se mostró como si no me conociera. Al llegar a su casa si me hablo como antes para disimular, pero esa fue la ultima vez.

Poco a poco me fue separando de su hija, tal vez por los celos o sospechando nuestros furtivos encuentros sexuales, poniendo como pretexto nuestras diferencias de edades; echo que me afecto sexualmente y me privo del goce de los encantos juveniles de mi enamorada MARTHA; fue de esta manera como perdí soga y cabra; y disfrute por segunda y ultima vez de las experiencias amatorias de CARMEN.

(9,25)