Nuevos relatos publicados: 16

Crónicas de La Metarmofosis (1 de 3)

  • 32
  • 20.019
  • 10,00 (1 Val.)
  • 0

La sustancia Chat-10, recientemente sintetizada en suiza es una sustancia única. Sus propiedades increíbles han hecho de ella un artilugio sin precedentes, potencialmente riesgosa y de efectos únicos en su tipo; Actualmente se desconocen la mayoría de sus efectos…

 

Serenata Nocturna.

Sara había estado llamando al teléfono por más de 10 minutos desde la estación de autobuses. Nadie descolgaba la bocina y su situación se tornaba cada vez mas desesperada. Venía envuelta en un abrigo de lana color pardo, unas botas negras hasta las rodillas, unos guantes de piel negros, una blusa negra ajustada de cuello ruso negra, que resaltaba sus grandes y redondas tetas, una falda larga hasta las rodillas y un sombrero coqueto por el cuál se le escurrían los largos mechones de cabello castaño claro, casi naranja. No llamaría demasiado la atención de ser por los anteojos de sol que tenía puestos, extraño accesorio dentro de un lugar cerrado a las tres de la mañana.

Liam debería estar profundamente dormido para no escuchar el timbre, si tan solo pudiera llamar a alguien más. Por fortuna el lugar estaba casi vacío, después de 15 minutos le contestó una voz desganada.

-¿Hola?-. –Liam, que suerte encontrarte! Soy Sara, necesito que vengas por mí a la estación de autobuses-. -¿En la estación? ¿Que haces allá a esta hora?-. –No he sido sincera del todo contigo pero creo eres mi última esperanza, ven por favor-. –¿Estás hablando en serio?-. –Necesito de tu ayuda-. Su voz lucía impregnada de miedo y nerviosismo, definitivamente no era una broma. –Voy para allá-.

La situación era muy extraña, que Sara lo llamara a media noche para recogerla era algo muy improbable, debía estar realmente metida en un problema serio, pero ¿porqué a el?, el era amigo de Sara pero no íntimo.

La conocía de la universidad, trabajaban en laboratorios contiguos; solían llevarse bastante cuando entraron a la universidad, pero un día ella recibió una beca para estudiar un postgrado en Suiza gracias a un proyecto de investigación con hormonas. El sin embargo se quedó en el país a empezar su postgrado en la universidad. La extrañaba, sin embargo sabía que para Sara nunca pasaría de ser un amigo de mediana confianza, ella tenía a su novio y muchos amigos, pues era una muchacha muy agradable y sobre todo guapa. Tenía una especie de sensualidad inocente y una voluptuosidad en sus curvas que la hacía deseable para cualquier hombre.

Cuando Sara había vuelto estaba mas distante con el y tenía un sutil aire de superioridad que molestaba a Liam, a pesar de saber que intelectualmente no estaba a la altura de ella, pues sus notas eran las mejores, mientras que Liam era mas bien mediocre.

Aquella noche caía una lluvia torrencial y en la entrada de la estación estaba parada Sara aunque Liam no la reconoció hasta que le hizo señas y se quitó las gafas. –¿Que te pasa mujer?, pareces vampiro-. Sara se subió enseguida al auto. –Bueno, ¿vas a decirme que te pasa?, has estado muy extraña últimamente-. –No sé-. -¿Cómo que no sabes?, regresaste muy rara de Suiza-. –Se que no me crees pero no sé que me pasa-. –Pero eso no tiene sentido, hace rato me llamaste y dijiste que…-. –Perdón, mira puedes llevarme a mi casa y allá hablaremos-. Se acurrucó en el asiento del copiloto y se ladeó de cara hacia la ventana viendo la tormenta, entonces Liam pudo percibir que arqueaba la espalda de manera muy inusual. Su actitud era demasiada extraña y asustada, por lo que no se atrevió a hablarle hasta que llegaron a su departamento, no muy lejos a allí.

A pesar de que estaba por terminar su postgrado, Sara tenía un departamento muy lujoso en la ciudad, nada que ver con el cuartito de estudiante que habitaba Liam.

Sara bajó del auto enseguida y trotaba con un paso tan ligero como el de una gacela, con Liam siguiéndola muy rezagado. A Liam le pareció una gimnasta, atónito vio como parecía volar escaleras arriba con una gracia única.

Cuando entraron Liam se sorprendió, el lugar era amplio y decorado con muy buen gusto. -Vaya que te están pagando bien los de Biotech, mira todo esto-. Sara no ignoró el comentario.

En lugar de eso se precipitó hacia su estudio, sacó una pequeña pila de documentos y se los dio a Liam. Entonces rompió a llorar sobre los hombros de Liam.

-Sara, ¿que te pasa?-. Pero ella solo lloraba. -¿Es acaso por lo del otro día?, olvídalo, no se lo diré a nadie-. -No-. Dijo Sara al fin entre sollozos. -Es peor, mucho peor-. -Si hay algo en lo que te pueda ayudar, sabes que cuentas conmigo para lo que sea-. -¿De verdad?-. -Por supuesto-. -Sabes... todo es en vano, pero tú eres listo, prométeme que harás lo que te diga-. -¿Me asustas, que pasa?-. -Esto que te doy quiero que lo leas hoy en la noche y entenderás-.

Hecho un vistazo a los documentos, ¿que podrían contener?. Repentinamente lo abrazó y siguió llorando.

Sin embargo no era un llanto normal, tenía debajo un ruidillo muy peculiar como un sonido tendido y agudo.

Liam no pudo evitar cavilar más, porque en eso le estampó un húmedo y profundo beso, el más raro que le habían dado en la vida, cargado de una enigmática lujuria animal.

De inmediato le produjo una impúdica erección que lo hizo retirarse con vergüenza, pero ella la alcanzó a sentir.

Pareció debatirse consigo misma y la sacudió un ligero temblorcillo, comenzaba a babear como un perro. El por su parte luchaba contra la repentina lujuria, no debía perder la cabeza, suponía era el único capaz de ayudarla y no podía echarlo a perder.

Entonces retrocedió asustada. -Lo siento-. Liam respondió. -Es mi culpa, me metí en un problema enorme; ya no voy a ir al laboratorio ni a salir de aquí, te encargo lo que queda de mi vida-. Dicho esto se escurrió a su dormitorio con una velocidad tremenda y se encerró. Nada de lo que el dijo la hizo salir; parecía que tenía un gato dentro de su alcoba, se podían oír maullidos muy fuertes y desesperados, supuso que quizá podría estarlo golpeando. Al final se retiró sin éxito, tal vez era una crisis nerviosa, ella había tenido antes un colapso nervioso en su laboratorio. Liam decidió que era mejor dejarla descansar.

De camino a la salida vio un ligero hilillo de sangre que entraba al departamento y un pequeño charquito donde estuvo parada hacia un rato. No recordó que ella estuviera sangrando, en cualquier caso abandonó el lugar, ella no iba a oír explicaciones esa noche.

Al llegar a su casa, notó que ella había olvidado su mochilita, la tomó y entró a su edificio. Una vez en el departamento, movido por el morbo abrió antes que todo la mochililla y le sorprendió al encontrar un pañuelo lleno de sangre todavía fresca, algo muy raro, pues ella no era hemofílica.

Lo miró detenidamente a la luz de su lámpara de noche, no era un pañuelo, era su bragas!; una lujuria increíble lo dominó en ese instante. Tenía la tanga de la mujer que lo había excitado tanto tiempo y además llena de su sangre menstrual!; aquello era un regalo del cielo.

Instintivamente pensó en masturbarse, pero se detuvo, tal vez ella se diera cuenta; sin embargo tenía el control, lavaría las bragas y se las daría limpias. Además después de haberla descubierto en el laboratorio en aquella situación tan vergonzosa, ahora le tocaba a él.

Sin proponérselo empezó a recordar en su mente aquel maravilloso día en que la encontró encerrada en su laboratorio haciendo aquello como si fuera un animal, lástima que no tuvo oportunidad de obtener pruebas conque chantajearla.

De pronto se sorprendió a sí mismo desnudo masturbándose con las bragas empapadas de húmeda sangre escarlata sobre su duro miembro, recreando la bochornosa escena una y otra vez...

 

Vuelo 408.

-¿Cuando?-. -Hace una semana amigo, en el vuelo 408-. -Eso explica porqué no la había visto antes, y ¿dices que es tu amiga Liam?-. -Así es, pero no te ilusiones, ya tiene novio-. -¿Quién, tú?-. -No, por desgracia-. -Lástima, pero que babárbaro, hasta el vuelo en que vino recuerdas-. -No, es que ella es un poco maniaca cree que cosas así significan algo cuando cambia de ambiente-. -¿Supersticiosa?-. -No, solo un poco maniaca es todo-.

Conversaciones así se habían llevado a cabo en los primeros días después de la llegada de la estrella de la industria privada. Generalmente mandaban a las universidades viejos barrigones y presumidos, resultado del mutuo acuerdo de cooperación entre la universidad y algunas industrias de investigación biotecnológica. Pero ahora había tocado el turno a una guapa ex alumna de la universidad que atraía todas las miradas.

-Hola, hola- Saludaba alegremente Liam a Sara; era una bonita mañana de abril y el sol se colaba por las ventanas traseras del laboratorio de Sara, el último del corredor del último piso, iluminando su castaño cabello dándole tintes naranjas mientras ella acomodaba unos matraces . -Hola Liam, ¿son siempre tan morbosos tus compañeros con las mujeres? -. Liam rió de buena gana. -Eso creo, pero no desesperes, en unos días llegan Stacy y Lorena, las biólogas del piso de abajo, son las musas oficiales de aquí y la atención se repartirá entre tú y ellas. -Eso espero-. Dijo Sara animada.

-Que suerte tienes, representante de Biotech aquí, supongo te van a dar un alto puesto en su filial aquí-. -¿Crees eso?-. -Bueno, a mí me gustaría un puesto así-. -No seas mediocre Liam, para mí que ya estuve en el corazón de Biotech en Suiza, sería rebajarme, esto de la universidad es temporal-. Liam solo esbozó una sonrisa fingida, le había molestado el súbito tono grosero de Sara. La sentía algo presumida de vez en cuando desde que había vuelto de Suiza.

-Bueno, dejando atrás políticas laborales, quería ver si querías ir conmigo a bailar el fin de semana-. -Lástima Liam voy a ir con Jorge de campamento-.

Aquello no sorprendió a Liam, Sara siempre encontraba un pretexto para rechazarlo, además que vivía siempre rondada por el novio y sus amigas.

Asunto aparte era Biotech, empresa donde Sara había hecho su postgrado, gracias a un proyecto, proyecto que ahora, según Sara la habían enviado a terminar. Al parecer según contaba ella misma era tan buena que regresaría a la élite científica de Biotech en Suiza. Lo misterioso era el proyecto en sí, Liam sabía que era sobre hormonas para las mujeres menopáusicas, pues el mismo le había recomendado el tema hace ya unos años.

En algunas ocasiones Liam había tratado de echar un vistazo sin querer a sus notas, pero ella las guardaba celosamente. Algunas veces a Liam le pesaba haberle aconsejado a Sara aquel área de investigación que el mismo había estado apunto de usar como proyecto, sin embargo se metió en el área de oncológicos. Esto le costo la beca a Suiza, pues su ramo a diferencia del de Sara estaba muy competido. Sin embargo se alegraba por su amiga, salvo en las ocasiones como aquella cuando se le subían los humos.

-Vuelo 408-. Volvió a hablar Liam con la esperanza de que Sara se portara amable otra vez. -Así es, no te burles-. -No lo hago, pero ¿para que pegas ese boleto ahí?-. -Ya te dije que no es superstición, cuando llegué a suiza mi compañera de cuarto hizo lo mismo con el suyo, me dijo que era para recordarse que dejaba algo atrás por nuevas aventuras y de ese modo no lo olvidaría, ni lo que dejaba ni su objetivo actual-. Dijo Sara mirando el boleto de avión que había pegado a una pared cercana a su escritorio. -¿Y funciona?-. -A ella le funcionó y espero que a mí también, además prometimos que ambas lo pegaríamos-. -¿Es tu amiga de la foto?-. Dijo Liam señalando un portarretratos en el escritorio.-Sí, Sandrine, de Francia-. -Vaya, es muy guapa-. -Liam... ya estás igual que tus compañeros-. -No te pongas celosa, tú eres más bonita-. Sara se sonrojó y dibujó en su juvenil rostro una juguetona sonrisa.

 

Al amparo de la oscuridad

Las primeras semanas después de la llegada de Sara fueron más bien comunes y corrientes. Aunque Sara era muy atractiva se vio opacada por dos chicas del departamento de biología, Lorena y Stacy que se sorprendieron al encontrar competencia a su llegada de un pequeño curso en el extranjero.

Quizá fue eso por lo que nadie notó en un principio el gradual pero rápido cambio en el comportamiento de Sara. De tal suerte que la primera vez que Liam notó algo anormal en ella fue un viernes después de su cuarta semana de estar ahí.

Aquel día salió bastante tarde gracias a un error garrafal su trabajo y tardó tanto en arreglarlo que cuando tomó conciencia del tiempo ya eran alrededor de las 9.30pm; el edificio se vacía casi por completo a las 9 pero algunos pocos retrasados terminan mas tarde, es por eso que siempre se cierra a las 10.20pm.

Aquella noche iba de camino hacia el estacionamiento cuando un ruido lo sobresaltó justo cuando estaba bajando a la segunda planta. Supuso que eran algunas ratas que habían desaparecido del laboratorio de un amigo suyo del tercer piso.

En aquel segundo piso solo se encontraban unos sanitarios, cuartos de aseo y la cafetería del edificio. A aquellas horas debería estar desierto a no ser por las presuntas ratas fugitivas.

Se acercó entonces sigilosamente por el pasillo desolado ahora en silencio, solo interrumpido por el zumbido de una solitaria maquina despachadora de gaseosas.

Al fondo estaban las mesas de la cafetería casi en penumbra, solo iluminadas en parte por el resplandor de la máquina de gaseosas y el de los frigoríficos que se encontraban tras del mostrador.

De repente escuchó un leve y arrastrado sonido, como si estuvieran algo; sin embargo el sonido se aceleraba cada vez mas conforme avanzaba, eran ratas, no había duda. Así fue que sin fijarse, Liam pisó unos restos de galletas que había en el piso.

Los rasguños cesaron, Liam se quedó quieto esperando oírlos para volverse a mover, hasta que el ruido se reanudó pero ahora era diferente. Se dio cuenta entonces que no eran ratas ni mucho menos; al fondo parecía estar abriendo un frigorífico una persona.

Liam se quedó helado, no se le ocurría que podría estar haciendo alguien ahí a esas horas. Aquella figura al parecer sin preocuparse de su presencia se empinó lo que parecía ser una caja de leche, atragantándose en el acto.

Y con extraña agilidad trepó sobre el mostrador y calló en la parte exterior, frente a Liam. Así empezó a caminar hacia el con un paso desgarbado hasta que fue iluminándose su silueta descubriendo así a la guapísima Sara.

Liam no lo podía creer y aunque le habló, Sara no parecía escucharlo, tal como si estuviera en trance caminaba hacia el trabajosamente. Descalza con sus pies enfundados en rotas medias negras y bañados por un polvo blanco que parecía harina hasta las pantorrillas. Tenía además la falda negra semi enrollada casi hasta el pubis, la blusa blanca hecha jirones, tanto que se le escapaba un jugoso seno cubierto todavía por un sujetador de encaje. De los muslos y la entrepierna manaban hilillos de sangre. Y aunque tenía la cara cubierta de leche que había escurrido hasta sus senos, eso no impidió que excitara a Liam.

Finalmente Sara llegó hasta el y lo abrazó pegándole un sonoro y delicioso beso impregnado de leche, en ese momento tembló ligeramente y se desmayó en brazos de Liam. Este aunque excitado y con el pene erecto hasta la muerte pudo contenerse.

La cargó y la subió a su laboratorio, ahí ella recobró el conocimiento y bastante apenada y desorientada se subió hasta su laboratorio escapando ágilmente de las manos y preguntas de Liam. Ahí se encerró y aseguró que estaba bien sin tratar de dar explicación alguna.

Liam estuvo desconcertado y excitado todo el fin de semana, pensaba interrogar a Sara el lunes a primera hora. Sin embargo el lunes no se apareció por ahí y ni siquiera contestaba los teléfonos. Finalmente reapareció el viernes tan jovial y contenta como siempre.

-Liam, basta!-. -¿Como que basta, es que no te acuerdas como estabas hace una semana?-. -Ya te dije que fue el estrés y esas malditas pastillas para la ansiedad que me dio mi doctor-. -Pero te estás haciendo daño-. Sara no había podido librarse de el que se logró colar dentro de su laboratorio, sin embargo le restó toda importancia al asunto diciendo que se trataba del estrés y unos calmantes que le habían recetado. Aquello no convenció a Liam y no se explicaba que le había pasado aquella noche. -Te están sobreexplotando los de Biotech, deberías quejarte-. -Eso hice, de hecho descansé estos días, y ya voy a entregar el trabajo en mitad de tiempo-. -¿Entonces porqué no contestaste mis llamadas?-. -Quería desconectarme de todo un rato-. -¿Sabe de esto tu novio?-. Ella pareció sobresaltarse de pronto. -No! y no se lo digas por favor, no lo quiero preocupar-.

Sara sacó a Liam con enfado y le cerró la puerta en las narices. Desde ese día Sara cambió radicalmente, pasaba todo el día en su laboratorio, llegaba muy temprano y se iba hasta el final. Aunque cuando se encontraba con alguien mas se mostraba tan amable y despreocupada como siempre. Decía a todo el mundo que esperaba terminar su proyecto en pocas semanas y por eso estaba tan ocupada.

Unas tres semanas después la universidad recibió la inesperada visita de un representante de Biotech, no dio ninguna explicación excepto que visitaba a su investigadora estrella; aquel día llegó tarde y se fue hasta en la noche.

Liam, que no aguantó la curiosidad, esperó a que saliera Sara para abordarla con toda clase de preguntas, pero se sorprendió al encontrarla llorando camino al estacionamiento. Aunque no le sacó nada de infamación, si logró que se ablandara un poco con el, rompiendo a llorar en su hombro.

-Debes tener sobre ti una presión terrible-. -Si pudiera contarte Liam-. -No te preocupes, sea lo que sea tu puedes salir adelante Sara, yo creo en ti-. Esto lo expresó mas excitado que solidario, por alguna razón se excitaba apenas tener a aquella voluptuosa mujer junto a el. -Gracias por estar conmigo Liam-. Aquella noche Liam la invitó a tomar un café, estuvieron recordando sus vivencias de estudiantes y a los amigos, casi le parecía que Sara se divertía y olvidaba de momento sus problemas.

En los días siguientes Sara siguió igual de recluida y faltó a una junta especial que había organizado el director.

El cuál estaba furioso por la cantidad de animales que habían desaparecido en los últimos días y estaba especialmente molesto con la ausente Sara por pedir animales de experimentación en exceso, sobre todo cuando no los tenía contemplado pagar la compañía para la que ella trabajaba. Les advirtió que les descontarían de su sueldo el valor de cada animal desaparecido y después se fue a gritarle a Sara.

Liam no la pudo ver hasta unos pocos días después por exceso de trabajo, ya era hora de cerrar y decidió subir al quinto piso a buscarla para invitarla a cenar. Según le había dicho un amigo de ambos había terminado con su novio y Liam planeaba hacerse notar.

Al llamar a la puerta no contestó nadie, pero repentinamente se oyó el fuerte chillido de un gato, Liam se preocupó pues Sara trabajaba sola, para su sorpresa la puerta estaba sin seguro y entró.

En el aire flotaba un olor acre y dulzón, no veía a Sara por ningún lado, el laboratorio estaba a oscuras. En eso sobre su mesa de trabajo hecha un caos, encontró su bata, un par de medias rasgadas y una zapatilla de tacón. La llamó muy quedo, casi tenía ganas de pillarla en otra escena embarazosa.

Y no se equivocó, en un rincón oscuro estaba Sara protagonizando una escena bizarra. Sin percatarse de la presencia de Liam estaba ataviada de modo muy similar al anterior, descalza, una zapatilla rota tirada a escasos metros de ella junto con sus bragas manchadas de sangre, sus piernas esculturales totalmente desnudas pero manchadas de sangre embarrada y algunos arañones, la falda completamente subida dejaba ver una abundante mata de pelo púbico, ensortijado y hermoso. La blusa eran trizas y el sujetador estaba desecho.

Extrañamente estaba en cuclillas bamboleándose ligeramente, orinando el piso con un chorro fino pero constante y un sonido característico, en su mano sostenía por la cola un gato que parecía moribundo. Sus exquisitas tetas se balanceaban al compás y de cuando en cuando el chorro se deslizaba por alguno de sus muslos.

Estuvo así un rato hasta que se vació por completo; entonces ante la incrédula mirada de Liam, empezó a masturbarse con el gato, friccionándolo furiosamente sobre su coñito hasta que empezó a gemir ruidosamente, más que gemidos parecían los chillidos de un animal. En unos pocos minutos alcanzó el clímax y se arqueó de tal modo sobre su espalda que Liam creyó que se iba romper su columna, estirando en el acto todo su cuerpo hasta los extremos, incluyendo los dedos de sus pies.

Aquello era inaudito, Sara Alcázar, la reina de las intelectuales exitosas, la seria investigadora; retorciéndose y gimiendo de placer, semidesnuda en su laboratorio por masturbarse con un gato. En el acto Liam corrió a su laboratorio a masturbarse, cuando acabó después de una gran corrida subió a ver a Sara, que yacía inconsciente sobre el charco de orines y otras porquerías.

La tomó en sus brazos como la otra noche, le arrancó la ropa que le quedaba y no pudo evitar mamarle un seno con lujuria, hasta que ella pareció empezar a reaccionar, entonces la llevó hasta una regadera para emergencias, la activó y la enjuagó con agua. Después la cubrió con su bata y bajó a buscar un uniforme de intendencia, ella ya había vuelto en sí.

Cuando volvió ella tiritaba de frío y lloraba, el la vistió. Casi no podía caminar y a traspiés logró bajarla hasta su auto y la llevó a casa, de camino seguía llorando y aunque no le había dicho nada, ella habló de repente.

-Es mucha presión, lo voy a dejar, por favor no le digas a nadie-. -No te preocupes-. Dijo Liam y se quedó callado, en realidad no sabía que decir. -Mañana...-. -No te preocupes, mañana temprano arreglaré tu laboratorio-. -No digas nada, ni siquiera que voy a renunciar, espera que lo solucione-.

Cuando llegaron a su casa apartamento ella le dio las gracias y desapareció rápidamente. Esa noche Liam volvió a masturbarse y luchó contra el deseo de regresar a su casa y violarla.

 

Piezas Perdidas

A la mañana siguiente, Liam llegó muy temprano a tratar de ordenar el desastre del laboratorio de Sara. A la luz de la mañana se veía en toda su magnitud parte de lo que había hecho Sara la noche anterior.

Todos los instrumentos estaban rotos, las hojas y demás cosas desperdigadas por todo el piso. Ahí seguían su bata, su zapatillas, sus bragas, sus medias y los demás restos de la que había sido su ropa.

La sangre a parecer o toda era de ella, también había herido al gato con el que se había masturbado y un refrigerador lo encontró atiborrado de animales de laboratorio muertos, todos los que habían desaparecido. Al parecer Sara era zoofílica o algo así.

Limpió lo mejor que pudo el desorden, pero no removió a los animales muertos. Entonces se le ocurrió buscar notas sobre el trabajo de Sara.

No encontró nada reciente, solo unos reportes de experimentos con enzimas de sus primeras semanas; después solo garabatos sobre planos de rutas metabólicas y un código repetitivo en todas las hojas: DIM.

Sus experimentos que incluían pruebas con enzimas a la sustancia clave (que sin duda era una hormona progestágena), FSS; en ratones y gatos. Entonces seguían los esquemas de rutas metabólicas de esteroides en mujeres, llenas de anotaciones cada vez podría jurar mas nerviosas y apresuradas; todo en clave.

Era evidente que señalaba ciertos puntos como críticos, pues los rayó con su bolígrafo hasta casi rasgar el papel.

Entre el desorden encontró un cassette pequeño de cámara de video, cerca estaba la cámara. Así que en cuanto acabó saló disparado a su laboratorio, conectó la cámara a una tele pequeña que tenía y observó el video.

Aparecía en primer plano lo que parecía el bioterio del edificio, donde se guardan los animales que no están en uso. Un segundo después aparecía Sara mirando a la cámara y ajustándola.

Posteriormente desabrochaba su bata blanca y cuál fue mi sorpresa al ver que debajo de esta iba totalmente desnuda. Acto seguido jaló con dos correas a lo que parecía ser un hombre desnudo pero inconsciente, era el cuidador del bioterio.

Ella tenía movimientos muy elásticos, anormales. Se tiró al piso y se puso a mamar con desesperación el pene y las bolas del hombre y este tuvo una erección grande al poco tiempo. Al fondo se oía ladrar un perro.

Cuando la tuvo bien dura, Sara se empaló sobre su aparato, gimiendo con esos extraños chillidos y cabalgándolo como una loca hasta que se vino ella. Se tiró sobre el hasta reponerse y luego se paró a abrir una jaula dejó salir un perro gran danés que extrañamente se abalanzó sobre ella con la intención de aparearse.

Entonces ella se puso a cuatro patas de espaldas a la cámara después de despojarse de la bata, ayudó después al excitado perro a montarse sobre de ella y se metió su pene en su coño, moviéndose de tal modo hasta que hizo venirse al perro bañando su conchita y su culo. Poco después Liam eyaculó lleno de morbo enfrente de la pantalla.

Ella tuvo otros dos orgasmos hasta que dio por terminada la faena, extrañamente el perro insistía en querer cogérsela. En cuanto se repuso apagó la cámara de video.

Liam se masturbó toda la tarde, por la noche iría a cojerse a Sara, a toda costa la haría su mujer.

Sin embargo al tocar a su puerta nadie respondió, tampoco estaba su auto, Sara se había marchado.

 

El Grito de Sara.

Aquella noche oscura y lluviosa Liam estaba ya con su bata de dormir puesta, a un lado de su cama estaban tiradas las bragas ensangrentadas de Sara mezcladas con su semen.

Respiraba tranquilo sobre su cama y después de haberse repuesto de masturbarse estaba por examinar los documentos que le había dado Sara. Fue hasta un sillón, se acomodó en el y abrió un sobre plastificado que estaba adherido al frente de los documentos, en el estaba escrito en una etiqueta: "Para Liam".

Contenía una hoja con la letra de Sara garabateada aprisa:

Querido Liam:

No se como explicarte la situación en que me encuentro, yo misma no la comprendo del todo así que trataré de ir al grano. Te pido por lo que mas quieras, por favor no comentes esto con nadie.

Cuando estuve en Suiza experimenté con hormonas sexuales de diferentes animales, sintetizamos una nueva molécula aparentemente inocua, no resultó, estoy afectada y mis capacidades de razonamiento las pierdo aceleradamente, día a día.

En un principio pensé que podría encontrar una cura, pero ya no tengo capacidad suficiente para pensar, voy a ver a un ex colega mañana, sin embargo si estás leyendo esto es que todo ha fracasado; eres mi ultima esperaza de encontrar una cura y si no lo puedes te pido por favor me mates, no podría vivir siendo el animal en que me he convertido.

Ayúdame por favor, eres mi última oportunidad.

Sara

Liam no podía creer lo que ella había escrito, entonces se sintió impotente, Sara siempre había sido una chica muy inteligente y no creía poder ayudarla.

 

La Vida en Suiza.

Encontró los restos del diario de Sara, solo que no el original sino unas fotocopias muy borrosas y solo constaba de notas apresuradas y enigmáticas pues era evidente que si alguien no autorizado lo leía podría enterarse de gran parte de importantes procesos secretos de investigación privada. Liam pensó que Sara debía estar realmente desesperada para darle algo así, tan comprometedor e íntimo.

Las primeras notas describían su llegada a suiza, el clima y decorado de su apartamento, además de una compañera de vivienda, Sandrine.

Después daba datos y teorías diversas sobre su objetivo: encontrar alguna sustancia para evitar la menopausia en mujeres.

Mas adelante venían notas de su laboratorio y su colega un tal Hanz, estaban bajo la dirección del doctor Leonard Koler.

Días después idearon la síntesis de la gamma-z-progesterona (nunca puso el nombre completo y adecuado por obvias razones).

-"El potencial de la gamma-z-progesterona parece ser inmenso, ya purificada funciona de maravilla en los ratones, sintetizada a partir de una hormona exclusiva de gatos en fase fértil, de seguir así no tendremos mas problemas".

Días después aparentemente había salido a bailar con Sandrine: "Creo que esos chicos nos encontraron muy fáciles, pero Sandrine se desvivía por el suyo, no debería ser tan confiada".

"Ayer el doctor Koler me reprendió por contaminar una muestra pura, tiene muy mal genio, dijo que si lo volvía a hacer me despidiera del laboratorio".

"Hace mas de una semana que Koler me obliga a quedarme hasta tarde por lo de mi descuido con la muestra estoy exhausta"

"Sandrine insiste en que nos acostemos con aquellos chicos, pero no me inspiran confianza".

"Estoy harta ya no puedo seguir, gracias a ese Koler ya casi no duermo y estoy cometiendo errores, olvidé guardar una muestra que acababa de purificar. Hoy me salvé de milagro ese maldito creo que me quiere echar, entró de improviso al laboratorio y me peguntó por las muestras; yo dije que las había guardado, en eso vi. El frasquito de la que había olvidado sus espaldas. El contó las muestras y notó que faltaba una, inmediatamente me apartó buscando tras de mi, en eso la metí dentro de mi suéter y al no encontrar nada se largó furioso".

"Amanecí con fiebre y estornudos, me reporté enferma y el médico aseguró que tenía una infección en la garganta, me recetó antibióticos inyectados, es sábado y Sandrine se quedó a cuidarme y hacerme compañía, dormí casi todo el día con mucha fiebre".

"Ayer habló Koler para preguntarme del frasquito faltante, pero apenas y pude contestarle por estar enferma, no sé que dije".

"He mejorado después de tantos días, solo que tal vez no para bien, la estúpida de Sandrine sin querer confundió el frasquito de mis inyecciones con la muestra que traje del laboratorio, según ella porque estaba oscuro y eran idénticas y estaba junto a las verdaderas en mi mesita de noche. Me reclamó por ser tan ingrata. Maldita sea! ahora se me va a alterar todo mi periodo al menos un mes".

"Koler no deja de regañarme y ponerme turnos extra por haber faltado, creo que olvidó lo de la muestra perdida. Maldita Sandrine ya no me habla y gracias a ella ya me bajó con cólicos horribles y me siento rara como si estuviera embarazada".

"Hoy me desquité de Sandrine, le di una muestra en la comida, para que vea lo que se siente, gracias a Dios no nos afecta como a los animales".

"Hanz descubrió que la muestra maravillosa que llamamos Chat-10 en honor a los gatos aumenta el libido de los ratones hasta en 250%, ojala le sucediera lo mismo a Sandrine, ja ja".

"Ya casi es la época de regresar a casa, por desgracia Sandrine está no muy bien, se embarazó de gemelos de uno de los tipos que nos frecuentaban y la despidieron de su empleo por incompetente además de reprobar su postgrado y por si fuera poco le pinta el cuerno con otro tipo que trabaja en un bar., como puede desviarse tanto una chica tan inteligente".

"La Chat-10 no es tan prometededora como parece, los ratones parecen mutados a niveles insólitos, como si se hubieran cruzado con gato; todo en ellos ha cambiado, la cola y los rasgos son indiscutiblemente los de un gato".

"Las otras muestras obtenidas de otros animales y modificadas como la Chat-10 dan los mismos resultados mutagénicos sin precedentes".

"Esto empieza a preocuparme, con terror descubrí esta mañana un crecimiento acelerado de las uñas y los caninos e incisivos, además de dolerme horriblemente la parte baja de la espalda, pero no quiero ser paranoica, Sandrine dice que no tiene nada raro aparte de su embarazo y es que nunca se enteró que le di la muestra, además que no presentó sangrado ni cólicos como yo"

"Está casi descartada la Chat-10 y sus hormonas hermanas, sin embargo me han ofrecido trabajar con otras moléculas muy distintas pero destinadas al mismo fin en la universidad y después muy probablemente un puesto en Suiza de acuerdo a mis resultados"

"Ayer me despedí de Sandrine, con su pancita de varios meses, a pesar de haberse vuelto una golfa es mi amiga, espero volverla a ver algún día".

"La tarea de pruebas para aquí es muy sencilla, sin embargo traje muestras de Chat-10 y sus hermanas de contrabando, no me siento la misma y si se llegara a deber a la muestra me aseguraré de revertir el proceso, yo colaboré a hacerla y yo la puedo destruir si es necesario".

"Estoy asustada, mis periodos son muy violentos y pierdo mucha sangre, tengo un libido altísimo estos días, a mi novio le desconcierta que quiera coger con el a diario, sobre todo después de arañarlo salvajemente el otro día"

"Me cuesta mucho trabajo concentrarme en las cosas mas sencillas y los de Biotech me están presionando demasiado, prefiero comer la comida cruda y apenas soporto la ropa puesta, en casa siempre me desnudo"

"No tengo mucha memoria de las últimas semanas, advertí a Biotech de los serios peligros de la sustancia, ya no me llama mi novio y creo que pasé la noche deambulando desnuda por la calle pues por la mañana desperté denuda cubierta de polvo, mugre, hojas de árbol y vidrios desde la planta de mis pies hasta mi cabello. Mi menstruación bañó gran parte de mis sábanas".

"Liam encontró mi andando cafetería, no puefo taabajr solo espero que pase tiempo hata salida no cura".

"Dios mío mis pupilas difiernte, melena gato, cola gata, uñas garra, cogí con hombres, gato, coma animales, gusta sangre".

"Despedida Viotekkk, representante, coger hombre, gatos, ayuda, sexxxxooo....".

Eran parte de las escuetas notas de Sara, hasta que al final solo eran rayones.

Cuando Liam acabó de leer las notas no podía creerlo, ¿que cosa tan horrible le había sucedido a Sara?. Al observar los demás documentos encontró información más detallada y confidencial sobre sus experimentos.

Al parecer la hormona alcanzaba el núcleo celular (como la mayoría de los esteroides) y mutaba el DNA de modo incomprensible al parecer con una sola dosis, cuando otros esteroides solo producen cáncer en algunos casos y a largo plazo.

Sara logró describir ciertos cambios como que en general parecían ser los del animal que se había extraído la hormona antes de purificarla y modificarla. También menstruaciones violentas y un aumento enorme del deseo sexual junto con estas.

Al otro día regresó al apartamento de Sara, lo encontró sin seguros en las cerraduras, pues al parecer no se había hecho cargo de ponerlos.

-¡Sara!-. Solo silencio. -¿Donde estas Sarita?-. La puerta de su habitación estaba cerrada con seguro, pero había pegado una nota con fecha de algún tiempo atrás, probablemente escrita cuando le pareció inminente su derrumbe intelectual y la intervención de Liam.

Liam: Si crees poder ayudarme y decides mantenerme viva, mantenme encerrada aquí completamente sedada y déjame despertar solo para comer algo que dejes dentro de mi cuarto. En mi estudio están varios frascos de sedantes uno negro con veneno por si has decidido que no puedes, no te preocupes no es doloroso. Haz lo que tengas que hacer. Sara.

Liam fue a buscar los frascos, los encontró en el lugar indicado junto a un juego de jeringas y un juego de llaves, las que usó para entrar en su habitación.

Lo que allí encontró fue lo más extraño que había visto en su vida:

Echada sobre su cama, aparentemente dormida vuelta boca a bajo y completamente desnuda estaba Sara, bañada por el frió sol de la mañana, que le confería a su tersa piel un tono cobrizo. Por la ventana hecha pedazos y con las cortinas echadas abajo, se colaba una ligera pero constante corriente de aire frío que se mezclaba con el olor a acre, sangre de la habitación.

La habitación estaba hecha un desastre, todo estaba en el mayor caos. Todos los libros de un librero de madera estaban regados por todas partes, parecían haber sido desgarrados, habiendo regado hojas por todos lados y no era lo único, las almohadas y los muñecos de peluches estaban en condiciones similares con su relleno regado por doquier.

Había varias botellas de perfume hechas añicos, tal vez desde hacia tiempo pues ya no despedían olor alguno, además de toda clase de cosméticos rotos y regados.

En un rincón había un gato muerto y ensangrentado encima de la ropa que ella llevaba puesta ayer, ahora hecha jirones. Gran parte de su guardarropa había corrido la misma suerte.

Ella parecía inconciente o dormida, respiraba regularmente, tranquila. A la cobriza luz de la mañana se vislumbraban sus perfectas curvas, parecía una top model, tal vez a excepción de las uñas anormalmente largas de las manos y pies.

Sus exquisitas nalgas también se movían al compás de su lenta respiración, pero había algo más. Aquello le resultó a Liam inconcebible. ¡Sara tenía cola!, no había duda, entre su espalda y sus glúteos, perfectamente centrada estaba ahí. Era una cola, larga y cubierta de pelo casi como la de un gato, de color blanco; caía fláccidamente sobre sus carnosas nalgas hasta alcanzar sus pies.

Liam se sentó a su lado, y tocó la cola, la levantó, era exactamente igual a la de un gato. Sin embargo después su vista se desvió hacia sus nalgas, eso era demasiado para el. Se acercó y besó primero un glúteo, esperó, nada; después besó el otro con el mismo resultado, nada. Lamió entonces sus nalgas, cargado de lujuriosa y deseo, de arriba a abajo, una y otra vez, lametones profundos con intensidad y calentura.

Entonces apartó la cola y pasó a lamer el espacio entre las dos nalgas hasta llegar a su vagina, entonces ya no solo lamía sino que chupaba con desesperación. Se quitó entonces toda la ropa y puso bajo el vientre de Sara una de las desechas almohadas, lo que hizo que levantase el trasero, con su pene a punto de estallar y acomodándolo una voz dijo dentro de el que parara, que estaba a punto de violar a su amiga, pero el deseo pudo mas y le susurró obscenamente que ya había aguantado demasiado, era hora de actuar.

Y sin pensarlo mas le clavó su pene hasta el fondo de su útero, que sorprendentemente estaba lubricado con sus jugos y su sangre, la tomó de las caderas y la comenzó a bombear salvajemente, no lo podía creer, se estaba cogiendo a la hembra mas deliciosa que hubiera conocido; entonces sus músculos se tensaron y con un alarido eyaculó en la profundidad de su vagina a chorros. Se recostó sobre su delicioso cuerpo, exhausto y amasaba sin piedad las enormes tetas de Sara que estaban abajo de ambos mientras se limpiaba el pene sobre sus nalgas, entre ellas y en su ano. Sara se comenzaba a inquietar en su sueño...

(10,00)