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En el instituto: capítulo 3 de 5

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Peté en la puerta de mi clase apresuradamente, y entré. Por el camino, antes de llegar a mi clase, no hacia nada más que toser y escupir, me daba igual quien me viera, escupía, tosía y corría.

Al entrar en clase me preguntaron que porqué había tardado tanto, les dije que no había papel higiénico y se empezaron a reír, menos mal que la profesora de inglés es muy pero que muy buena y no me dijo nada.

Después de inglés tocaba otra clase, y de esa clase para casa. La última hora era proyecto, asi que no hice nada..

Llegó la hora de salir del instituto, la sirena sonó aún más fuerte de lo normal, y todos nos tapamos las orejas. Me monté en mi bús, y me dejó en mi parada, y fui para casa. Ese día por la noche no dormí bien, por lo que pasó en los baños: sudor, placer, ostias y sangre.

Al día siguiente me levanté como a las doce de la mañana, porque no me dormí hasta las dos de la mañana. Me despertó el ruido del aspirador. Nada más levantarme de la cama, cogí mi móvil y me conecté a Facebook para quedar con unos amigos ese sábado por la tarde, y así hice, a las seis en el paseo marítimo. Desayuné, hice los deberes del día anterior, comí sobre las tres y esperé hasta las seis para bajar con los amigos. Me vestí con un cagón de color gris, una sudadera gris de Adidas con las letras de color azul cielo y de calzado, unas Converse AllStar marrones, pero no aquellas marrones-blancas, si no marrones, marrones.

Salí de casa a las seis menos cinco y me dirigí al sitio donde quedamos, ya había gente; Jorge, Patry, Ainhoa, Manu, Sergio y Candela. Aún faltaban dos personas, pero no tardaron en llegar al rato que llegué yo. Estuvimos en el paseo un buen rato, sacándonos fotos, bailando, riendo nos, pasando lo genial, hasta que giré mi cabeza y vi a lo lejos un grupo de chicos que no apartaban la mirada de lo que hacíamos. Yo, como no soy de menos, tampoco aparté la mirada de ellos para incomodarles, hasta que uno de ellos me saludó, y en vez de incomodar yo, me incomó él.

Vi que ese grupito me sonaba de algo, hasta que uno de ellos gritó:

- ¡¡¡Daviiiiiiiiid!!!

Ahí supe de que eran ellos, el grupito de Dani, pero a él no le vi, hasta que de aquél montón de chicos salió él. Mis amigos me preguntaron que porqué uno de esos chicos gritó mi nombre, y les conté todo lo que me pasó en los baños, ellos me consolaron y me hicieron preguntas, que yo respondí muy abiertamente...

 Pensaba: Vale, que se queden, me da igual, el paseo marítimo no es mío, es de todos, pero que no me miren, que se miren el culo.

Cada vez se acercaban más a donde estábamos mis amigos y yo. Y les dije a todos:

- Por favor, vámonos, no quiero estar aquí, hemos estado todo el rato en este sitio, quiero irme a otro lado, por favor, ¡vámonos!

- David, ¿por qué te quieres ir? ¿Por ellos? Tranquilo que no te van a hacer nada.- me dijo mi mejor amigo, Jorge.

Mis amigos y yo mirábamos como cada vez estaban más cerca, hasta que pasaron por delante nuestra, y uno me enseñó una navaja.. Mis amigos me miraron con la boca abierta y con los ojos bien abiertos, ellos también la habían visto. Pasaron por delante nuestra, y se sentaron como a seis o cuatro menos de nosotros. Se escuchaban los murmullos de Dani y de sus amigos diciendo cosas de nosotros, así un buen rato, hasta que Dani se levantó y vino directo hacia nosotros.

- ¡Joder, que viene, yo me piro!-. dije asustado.

Me levanté y me dispuse a correr hacia un parque que había mas o menos alado del paseo. Mis amigos me vieron correr, y también vieron a Dani, con una navaja en la mano izquierda. Ellos también empezaron a correr detrás de mi. Dani y sus amigos vieron que nos íbamos, entonces ellos también empezaron a correr detrás nuestra, yo giraba la cabeza para poder ver como nos pisaban los talones, hasta que el grupito desapareció por completo, de la nada. Mis amigos y yo nos dimos cuenta de que ya estábamos en el parque, asi que se olvidaron de lo que acababa de pasar y se fueron a los columpios, yo me quedé en un banco a la entrada del parque pensado en lo ocurrido, hasta que Candela, mi casi mejor amiga me dijo:

- David, ya veras que no te va a pasar nada, si les denuncias segurísimo que dejan de meterse contigo.

- Cande, no es difícil denunciar a una persona, porque en todo esto se necesita a una madre, pero como comprederás no le voy a decir a mi madre que en los baños del instituto.... Bueno, ya te sabes la historia.- empecé a llorar.

- Ya... Pero es lo único que puedes hacer.- se levantó y me dio un abrazo como señal de compasión.

Candela volvió a los columpios y yo me quedé llorando sentado en un banco con las piernas cruzadas, hasta que alguien me tapó la cabeza con una bolsa y me ahogaban con ella. Me desmayé, y me desperté en un callejón sucio y oscuro, tirado en el suelo, encogido y muerto de frío.

- Haz lo que te digamos y no pasará nada.- me dijo una voz muy grave y afónica.

- ¡¡Qué queréis de mi!! ¡¡Soltarme por favor!!

- ¡Calla!

Me ataron las manos y me quitaron la bolsa de la cabeza, lo primero que hicieron al quitarme la bolsa fué pegarme unas mil ostias en la cara y rajarme una mejilla.

- Ahora vas a ver de lo que bueno...- era la voz de Dani.

 

Continuará...

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