Nuevos relatos publicados: 16

El cálido viento del Este 01 Jesús se decide

  • 25
  • 11.762
  • 9,58 (12 Val.)
  • 0

Estaba más alegre que unas Pascuas, tumbado encima de mi cama no cabía en mí de gozo, todo despatarrado, con las manos debajo de mi nuca y una sonrisa de placer que no me cabía en la cara.

Había tenido una suerte de madre, todo aprobado, ¡le leche!, no recordaba cuando había sucedido eso en el pasado, ¡nunca!,    –me susurró una voz en mi cerebro- ¡nunca!, ¿qué más da?, este año había pasado. Con la misma sonrisa de bobalicón me fui quedando dormido.

La voz de Laura (mamá) me despertó, Laura es mi madre, a veces la llamo así, se me quedó grabado de tanto oírlo de pequeño, de escuchar a todas horas a papá decir su nombre y a mi padre le llamo Asier, como le llama mamá.

-Iker, venga, prepárate y ve bajando que voy a servir la cena.

Con lo bien que estaba yo, con lo contento que me sentía. Me desperecé, noté que tenía la polla a cien, tan dura que me dolía. Llegué al baño, intenté sacarla por la bragueta y desistí, me bajé los pantalones, y ahora sí que fue más fácil el sacarla, ¡joder!, como la tenía, me la acaricié un poco y se ponía más rígida.

Me hubiera hecho una paja en ese momento pero seguro que Laura volvía a llamarme, conseguí mear con esfuerzo y se me bajo un poco. Me cambié de pantalones, cogí unos cortos de deporte que me estaban más holgados, lavé mis manos que olían a polla y bajé.

-¡Hola Iker!  -me saludó papá, estaba sentado ya en la mesa de un pequeño comedor que hay al lado de la cocina.

Asier, (papá), tiene cuarenta años, cuarenta años que parecen menos, alto 1,90, delgado y con músculo fino de ciclista, de gimnasio suave, moreno, mucho pelo repartido por todo el cuerpo y practica triatlón, a veces me lleva a nadar  y pretende que sea como él, que me mate y me joda a hacer deporte. Es atractivo de cara, no guapo pero tiene cosas, como los labios rojos sobre el fondo negro de su barba, que se acaba de afeitar y parece que no lo haya hecho, sus ojos marrones claros con tonos dorados que encandilan al mirarlos y cuando vamos a nadar me gusta ducharme con él para verle el vergajo que se luce, tiene una chorra de 18 centímetros en estado flojo y a veces que se la he visto tiesa, ¿23 a 25 centímetros?, seguro, gorda aunque no lo parece tanto por lo larga que es.

Julio, un amigo mío que es gay, esta loquito por él, podía estarlo por mí que también lo soy, pero no, el que le va es mi padre.

Me parezco mucho a él aunque dicen, porque tengo los rasgos más finos, que he salido a Laura. En otras cosas íntimas sigo el camino de Asier aunque no llegue a su tamaño, de momento. Cuando le veo así, desnudo delante de mí en los vestuarios, individuales pero me cambio con él, la costumbre que tenemos desde que era pequeño, o en la ducha, me quedo admirado de ese vergajo que tiene. Lo siento, es mi padre pero mi carne es débil y no puedo evitarlo. Se ríe de mi cuando me ve que se me empina y me gasta bromas sobre que dentro de poco la voy a tener igual y todas esas cosas. Siempre ha habido mucha confianza y camaradería entre nosotros, no le he dicho que me gustan los chicos, estoy seguro de que él lo sabe, ninguno lo sacamos a colación ni hablamos abiertamente de ello.

No hace falta insistir a estas alturas, lo he apuntado antes, que soy gay, de tomo y lomo, que me gustan los hombres a rabiar, que me derrito por ellos y, debo de estar enfermo, no me puedo aguantar a veces. No aparento nada de nada lo que soy, salvo que se me van los ojos detrás de cualquier hombre al que vea interesante, chico o mayor, dentro de ciertos límites.

Era de lo más inocente, aunque ya se me iban las miradas detrás de mis amigos a los que veía guapos, compañeros del colegio, hasta que lo descubrió mi primo Mikel, tres años mayor que yo, me sorprendió un día mirándole la polla, en su habitación, con la vista fija y sin perder detalle de lo que veía, se cambiaba de ropa y se le bajo el slip junto con los pantalones, me sonrió y guiñó un ojo, ese día, como estaba su hermano pequeño Edur con nosotros, no dijo nada, sería unos días más tarde. Eso es otra página de la historia, diferente a lo que quiero relatar ahora, ya llegará en su momento.

Me acerqué a papá y me agaché para darle un beso, pasó su brazo por mis muslos para abrazarme, sin dejar de leer su periódico, sección deportiva, seguro que olió lo que escondía mi pantalón, sin mala intención, como es él de natural, tenía su cara pegada a mi verga, a pesar de mis años, siempre actuaba como si yo fuera un crío.

-Iker, dice Laura que tienes buenas noticias, no quiere decirme nada, ¿qué pasa, es secreto o me lo vas a contar?  -no ha soltado su abrazo, me está poniendo nervioso, mi verga está respondiendo al estímulo de tener su cara cerca, pegada a ella.

-No es un secreto, es simplemente que he aprobado todo.   –pone cara de sorpresa y aprieta aún más el abrazo, ya solo falta que me muerda el rabo, se da cuenta de cómo me está poniendo, pone su mano en el bulto de mi pantalón, suelta una carcajada y me empuja para retirarme de él.

-¡Leches!  Iker, ¿estás contento?  -me pone un poco rojo, pero ya se dé que van sus bromas.

-La culpa la tienes tú por abrazarme de esa forma.  –tomo asiendo a su lado, me mira divertido, me sujeta del brazo.

-Venga, hombre, no te preocupes que no pasa nada. -como en ese momento aparece Laura con la ensalada, acerca su rostro todo lo que puede a mi oído y dice.

-Yo a tu edad la tenía empinada todo el día, las veinticuatro horas del día y de la noche y aquí estoy.  –Laura nos mira en silencio mientras sirve la ensalada que huele al verde de la lechuga.

-¿Ya le has dicho a Asier las notas que has tenido?  -rodea la mesa después de servir la comida y pasa sus brazos por mi cuello, me revuelve el pelo y me lo besa.

-Vale Laura, déjame en paz.  –hago esfuerzos para que suelte mi cabeza.

-Mira el niño este, que no quiere que su mamá este contenta de que haya aprobado todo el curso.  –se retira, después de soltar una risita, para ocupar su asiento y comenzamos a cenar.

La cena está a punto de acabar, hemos conversado muy poco cuando otras veces hablamos sin parar. Debe ser muy importante lo que papá está leyendo ya que de vez en cuando su vista, del plato, vuelve al periódico.

Laura, mamá, come en silencio, a veces mira a papá, otras veces a mí. Si no fuera mi madre diría que es una mujer preciosa, tiene un tipo sensacional, se cuida muchísimo con su gimnasio, su nadar, el comer lo justo y lo debido, el vestir, al menos le queda tiempo para atender a su marido y a su hijo. Su rostro es algo redondeado con unos labios sensuales, muy carnosos, heredados por mí, nariz pequeñita y chata, ojos azules preciosos, frente amplia, oreja pequeñas, heredadas por mí y pelo castaño claro. Veo que tengo cosas de ambos y la mezcla ha resultado bien, eso dicen ellos y los demás, a mi me hubiera gustado ser enteramente como papá. Es un año más joven que papá y, a veces, no entiendo como papá no tiene celos por las miradas que le dirigen, comiéndosela con los ojos. Mis pensamientos son interrumpidos por la voz de mi madre.

-He pensado, que como Iker este año se ha portado como debe,  -mi cerebro navega a la velocidad de la luz, creo que voy a ser premiado- este año vamos a adelantar las vacaciones,   -con un jarro de agua fría- y como la piscina se abre para el día 15 de Junio marcharemos para allí, ¿qué te parece cariño?

Se dirige a Asier que deja el periódico y la mira interrogándola, Laura repite todo lo anterior pero en distinto orden.

-Me parece fenomenal, yo podré ir los viernes y vosotros estaréis mejor allí.  –ni Dios cuenta conmigo para nada.

-Mamá, ¿se te ha ocurrido pensar en tu hijo, que es el que te va a acompañar?   -la dirijo una mirada furiosa, asesina.

-Pero nene, monín, -que rabia me da que me diga nene y monín- ¿a ti que más te da?, ¿estar aquí o allí?, si lo pensamos bien hasta es mejor para ti, allí tienes piscina sin moverte de casa, sales al jardín y a dos pasos la tienes y mejor tiempo para tomar el sol.  –claro, eso es lo que ella quiere, tomar el sol y cuando lleguen sus amigas estar más morena que ellas,  a mí que me importa el sol.

-No se te ha ocurrido pensar que allí voy a estar más solo que la una, que mis amigos no irán hasta primeros de Julio, quizá después del día 10, vamos mamá se ecuánime.

Más de media hora de discusión y ninguno damos el brazo a torcer, mi padre resuelve la discusión y sin remisión, adopta la postura de mamá, el día 15 de Junio hay que emprender el camino. Ya lo tenía todo decidido, ¡la muy bruja!, ya le ha dicho a Ramoni, la chica de servicio, que tiene que venir su hermana para quedarse con mi padre y ella se irá con nosotros. Me levanto de la mesa enfadado. No les doy el beso de rigor, me despido y me voy a mi habitación.

Hace un par de horas todo eran alegrías y ahora la furia empaña mis ojos, todos los planes que había hecho para pasar estos días con Jesús y con Julio, a tomar por el culo. Dios, con lo bueno que está y lo tenía casi a punto, había cedido ya, al final no iba a poder aprovechar la oportunidad, sentía una rabia terrible. Quedan cuatro días tengo que conseguirlo antes de marchar.

Llamo por teléfono a Jesús, le explico toda la situación y la decisión tomada por mis padres.

-¿Podemos quedar para mañana y vamos a la piscina cubierta del deportivo?  -bien, no tiene planes impuestos y quedamos hacia las 12 en la puerta del mismo centro.

Dejé el móvil en la mesita de noche, me coloqué los cascos y me dispuse a escuchar música, es decir, a escuchar a Adele que me vuelve loco. Se abre la puerta y entra mi padre. Retiro los cascos de mis oidos.

-A ver papá, se supone que hay que llamar a las puertas antes de pasar a los habitaciones de los demás.

-He llamado varias veces y no me contestabas, mira que te digo siempre, que es malo escuchar música con los cascos.

Se sienta en el borde de la cama, coloca su mano en mi muslo y lo palpa con suavidad, la caricia es tan tierna, la realiza con tal mimo que me eriza el vello.

-¡Hala!, venga Iker, no te enfades con tu madre hombre, mira que es un capricho que tiene y ya te lo compensará, si no lo hace ella lo haré yo.  –su mano ha ido subiendo y casi  traspasa la línea que marca la pernera del pantalón corto, mi polla responde a la llamada de sus caricias.

-Papá, deja de tocarme de esa forma que no soy de piedra aunque seas mi padre.  –ríe y se acuesta a mi lado abrazándome, yo río con él, en un momento su vista se clava en la mía, mira mis labios húmedos de mi saliva y…, pienso que me adora, que sería capaz de hacer lo fuera por su hijo.

Se levanta y lleva su mano a su paquete para realojarlo, ¡joder!, lo tiene morcillón tirando a duro, no me lo puedo creer, -papá por favor, que tienes cuarenta años, que me suceda a mí, pase, pero a ti-.

-Hasta mañana, y vete preparando las bicis, que te voy a dar unas palizas cuando llegue el fin de semana que vas a ver.  –se marcha cerrando tras él la puerta de la habitación.

Si a papá se le ha puesto morcillona, yo la tengo a reventar, me levanto con rapidez voy a la puerta y pongo el pestillo de seguridad, me quito la ropa echando leches y sujeto mi polla que esta granate de las ganas de explotar.

Escupo saliva en mi mano y acaricio el capullo de mi verga, paso mi dedo índice por el frenillo y siento un escalofrío de placer, me llevo los dedos índice y corazón, de mi mano izquierda a la boca, los empapo bien en mi saliva, me contorsiono para alcanzar fácilmente la entrada de mi culo y me meto el dedo índice, tiemblo de excitación, lo meto y saco con suavidad acariciando mis esfínteres, lo saco en su totalidad para volver a humedecerlos, acaricio el fruncido de mi ojete en círculos, meto el índice y el corazón, tuerzo mi cuerpo para poderlos meter en su totalidad y juego con ellos acariciando las paredes de mi recto, voy a explotar sin necesidad de hacerme la paja.

-Así, así Julio, métela más… Ah, Julio…  -con la mano derecha acaricio  la cabeza de mi verga, la bajo para apresar mis huevos y tirar de ellos, mis dedos siguen hurgando en mi culo metidos hasta el fondo, con los ojos cerrados, es Julio, es Jesús, el que me la está metiendo, proyecto la pelvis hacia arriba, mis dedos siguen el trayecto sin abandonar mi culo, lanzo un gruñido gutural y me da la impresión de que me vuelvo alienado de placer, un chorro, otro, otro y no sé cuantos más, salen a presión de mi polla que me llegan hasta la cara y alguna gota cae en el interior de mi abierta boca.

Caigo rendido en la cama, poco a poco mis dedos van abandonando mi recto, acaricio la entrada con ellos, mi otra mano va recogiendo algunas gotas de mi semen y llevándolo a mi boca.

Ha sido bestial, no tengo nada a mano para limpiarme, recobro mi boxer del suelo y lo uso de toalla y me encamino hacia el baño para darme una ducha y limpiarme, debajo de la lluvia que cae suave, acaricio con suavidad mi cuerpo, no quiero pensar en nada, estoy somnoliento, como adormilado, acaricio mi ojete y pienso en la facilidad que tengo para admitir en mi interior cualquier objeto, sobre todo las pollas que me interesan.

Ya en la cama, a punto de dormirme doy vueltas en mi cabeza a lo que ha pasado, no pienso en la paja que ya me he hecho cientos o miles de veces, ni en que he tenido mis dedos metidos en el culo que también han estado y no solamente mis dedos, no, pienso en lo que he deseado que estuviera sucediendo, en que Jesús estuviera dentro de mí, en que mis dedos eran la gorda verga de Jesús. Lo he deseado otras veces, creo que desde hace años pero nunca con esta intensidad en que he creído que era poseído por él.

Sin darme cuenta me quedo dormido, y creo que he soñado cosas terribles porque me despierto tiritando y sudando a mares. Enciendo la luz, son las 4 de la madrugada, vuelvo al baño para lavarme la cara, me miro en el espejo, estoy ligeramente demacrado con manchas oscuras en mis párpados.

En la puerta del deportivo se encuentra Jesús, lleva su bolsa de deportes al hombro y me recibe con una sonrisa de oreja a oreja, tiene cara de querubín que no le va con el cuerpo que se marca, grande como un armario, más alto que yo y el doble de envergadura, mucho cuerpo y un cerebro de niño pero a mí me gusta como es él: Amable, servicial, atento, alegre, buen amigo, me gusta su cuerpo tan fuerte, tan recio, tan bien hecho y me gusta lo que tiene en la entrepierna, eso que tiene, me trae y me lleva loco.

Le doy un ligero abrazo y él me pasa su brazo por los hombros, en el vestuario entramos en una misma cabina, nos desnudamos, yo me doy mucha prisa para verle como se desnuda él, cuando se quita el slip, su verga apunta directa a mi cara, la miro hipnotizado y sorprendido, me llama la atención el montón de rubio pelo que tiene en la base y que envuelve sus huevos del tamaño de ciruelas.

-Quiero que me la metas Jesús. ¿Me la vas a meter?  -se la sujeto con mi mano y bajo el pellejo que envuelve su glande.

-Sí, te la meteré, tanto has insistido que ya lo estoy deseando yo también pero aquí no, estoy solo en mi casa, vente y quédate a comer, así estaremos solos y podremos estudiar todo este tema mejor.

-Vale, luego llamo a Laura pero ahora déjeme que te la mame.  –no espero su asentimiento, mi lengua está acariciando el glande de su polla, recorriendo todo su contorno, lamiendo las brillantes gotas que, como resina de los pinos, salen del agujero de su polla, luego lo embadurno bien con mi saliva, desde la punta hasta la base y se escurre humedeciendo sus huevos, cuenta con 20 o 22 centímetros de polla de color rosado, preciosa y que huele deliciosamente. Cierro mis labios aprisionando la corona del capullo y tiro de ella, luego coloco mis manos en su culo y le voy empujando hacia mí, su verga va entrando sin parar, sin pausa, traspasa mi glotis, mi campanilla se repliega para cederle paso hasta que baja por mi garganta, hasta que el vello de su huevos hace tope en mi barbilla, la voy sacando y metiendo, disfrutando del roce de la corona de su polla, que es más gruesa, en su trayecto por mi boca y la garganta.

Su sabor es delicioso, me sabe a canela, a veces a vainilla, retuerzo sus huevos en su bolsa, Jesús bufa, jadea, intenta mover su cadera para meterla más, no se lo permito yo mando hasta donde y cuando, la saco hasta quedar el capullo únicamente dentro y lo golpeo con mi lengua y lo empujo hacia el paladar y allí lo froto. Las piernas de Jesús tiemblan, quiere enterrarse entero en mi garganta, introduzco la punta de mi lengua en su uretra y se convulsiona, los dos primeros trallazos de su semen me los trago sin notarlos, los demás los saboreo, envuelvo la punta de su verga con su leche repartiéndola con mi lengua y lo saboreo todo y ahora le permito que me penetre que se hunda entero en mi.

-¡Joder!, ¡joder! Iker, me vuelven loco tus mamadas. Eres la hostia.

-¿Te ha gustado?  -se lo pregunto relamiendo mis labios que aún tienen algún resto de su leche.

-¿Qué si me ha gustado?, me has vuelto loco tío.

-Pues ya sabes cómo me puedes pagar el favor que te acabo de hacer, y otra vez grita menos, que los de al lado se habrán enterado de lo que te estaba haciendo.   –me levanto y le doy un beso en los labios que el acepta y lame el interior de mi boca que aún sabe a él, a su leche, a su polla. Tengo la verga que ni me aguanto, no importa, me reservo para luego, para cuando estemos solos en su casa.

Nadamos como una media hora o un poco más, Jesús me dice que está cansado y no lo dudo. Como tampoco quiero que se quede exhausto nos retiramos a las duchas, los tíos salen y entran de las mismas, mis ojos se van detrás de algunos de ellos que están divinos y para comérselos, alguno también nos miran.

Jesús no vive lejos del deportivo, llegamos a su casa y después de dejar las bolsas vamos a la cocina, su madre le ha dejado preparada comida que calienta en el micro ondas, macarrones con tomate y trocitos de chorizo y de jamón, albóndigas muy jugosas y helado.

Saco mi móvil para llamar a Laura y decirle que no voy a comer, que estoy con Jesús en su casa, su madre es amiga suya y no va a poner pega alguna. Como había supuesto, no pone ninguna objeción, tenemos la tarde libre para que Jesús haga lo que yo quiero y ha prometido que hará.

He de reconocer que su madre cocina súper bien y los macarrones me saben a gloria y las albóndigas no digamos y con el helado me re chupo los labios.

-Tienes que felicitar a tu madre, cocina como una campeona, con esta comida no me extraña que te tenga cuadrado, ¡cabrón! Espero que seas tan bueno follando como tu madre cocinera.

Jesús se pone un poco rojo y casi se atraganta con la albóndiga que tiene en la boca, después de toser y recuperarse, reímos dos con sonoras carcajadas. Recogemos los platos y cubiertos y dejamos todo ordenado.

-¿Tienes un cepillo de dientes para dejarme?  -le pregunto camino de su baño.

-Igual mi madre tiene alguno por ahí pero cualquiera lo encuentra.

-Es igual usaré el tuyo, no creo que me transmita más virus de los que tú me vas a meter dentro de un rato.

Ya en el baño, después de lavarnos los dientes, primero yo, luego él, le abrazo, soy más bajo que él pero me cuelgo de su cuello y busco sus labios, refriego mi cuerpo con el suyo y meto una pierna entre sus piernas y subo la rodilla hasta golpear sus gordos huevos.

-Ya me tienes a mil, vamos a la cama.

No tengo que decir nada más, como estoy colgando de su cuello, con mis piernas abrazando su cintura camina los pocos metros hasta llegar a su cama que es muy grande, caemos revueltos y abrazados, le como la boca y absorbo su lengua y cada segundo que pasa se pone más nervioso, se sube encima de mí, es más fuerte, es más grande y ahora es él el que muerde la carne de mis labios.

-¡Joder! Iker, tienes unos labios de putona que me vuelven loco, mamas como ninguno y besas como los ángeles.

En un momento estamos desnudos, en pelota, manteniendo nuestros cuerpos muy unidos, admiro la mole de músculos que tengo para mí, todos bien puestos, bien colocados en su sitio y el músculo que más me interesa lo tiene hinchado para explotar, para reventar de la sangre que le corre. Sujeta mi verga con sus manos y acaricia mis cojones.

-Tú también tienes una buena tranca, ¿quién lo diría?, tan pequeño y tan delgado. –me río pegado a su oreja.

-Pues si vieras la que tiene mi padre, chúpala un poco, ya sabes cómo, lamer y chupar, nada de morder.

Jesús se aplica, aprende rápido, con unas cuantas mamadas que le he practicado sabe hacerlo ya como un ganador, me retiro un poco, para ponerme en posición y tener al alcance de mi insaciable boca su polla, sus huevos que le bajan colgones por su pierna, el glande lo tiene cubierto y aún no la tiene dura del todo. La meto en mi boca, parece seda de lo fino que es su pellejo, la saco, de la piel del prepucio escurre un líquido delicioso que absorbo con fruición y meto mi lengua buscando más. Mojo mis dedos en saliva y juego con la inexplorada, hasta ahora, entrada de su ano, se sorprende y pone rígido su cuerpo, luego se relaja, le gusta sentir mis dedos jugando y él hace lo mismo. Después de jugar unos minutos en su entrada me los vuelvo a ensalivar, pruebo a meterle el dedo índice, protesta y me detengo pero no lo muevo para atrás, poco a poco se lo voy metiendo hasta el fondo. Juego con mi dedo en su interior y unos momentos después es él el que mueve su culo para darse gusto con mi dedo dentro de él. Ya está, definitivo, le gustará que se la metan.

-Ve metiendo un dedo poco a poco, así me voy acostumbrando para recibir a tu amiguito.  -termino de hablar y vuelvo a zamparte su rabo que, ahora sí, esta rígido a más no poder. Le gusta jugar con su dedo y quiere meterme dos, lo consigue, no paro de mamársela mientras tanto; me da lametones y chupa mi capullo goloso.

Deshago el abrazo, me coloco de rodillas en la cama, agacho la espalda y entierro la cabeza en la almohada, elevo mis glúteos, mojo los dedos de mi mano con mi saliva, los llevo a la entrada de mi culo, meto con facilidad mis dedos, Jesús ha realizado un buen trabajo, deseo que me llene con su polla.

-Métela ya.  –le digo suspirando y creo que no me oye, muevo mi culo ofreciéndoselo, como puta desesperada.

-Venga, ¡joder!, ¿a qué esperas?

-No sé, no te va a entrar mi tranca, te voy a hacer daño, igual es mejor que lo dejemos para otro día.

-Y una mierda, tú me follas como está mandado, ¡venga, fóllame cabronazo!

Noto la punta de su verga en mi entrada, punzando, sin apretar y me está poniendo rabioso. Llevo mi mano hacia atrás, se la agarro y la enchufo en mi entrada que espera ansiosa ser invadida, taladrada.

-Empuja ahora.  –le ayudo guiando su verga con mi mano y llevando mi culo para atrás. Por fin empuja y entra su cabeza, abro mi boca asombrado. Pues sí que tiene un buen cabezón la polla, respiro entrecortado y voy tirándome hacía atrás invitándole a seguirme penetrando. Unos minutos más tarde noto los pelos de sus cojones golpeando sobre los míos, está todo él dentro. Mueve sus caderas para adaptar su verga perfectamente en mi recto.

-Ahora espera un momento a que me haga a tu pollón, está riquísimo y me llena todo.

-Se está de madre dentro de tu culo, casi mejor en que tu boca, si lo hubiera sabido antes…

Unos minutos después la polla de Jesús resbala, entrando y saliendo de mi culo, como si hubiera estado toda su vida haciendo lo mismo, sudo como si estuviera expuesto al sol del desierto, el placer que siento me desborda, sus embestidas son profundas y lentas, le ayudo rotando mis caderas para que su rabo frote las paredes de mi recto, va cogiendo ritmo y velocidad, está a punto de explotar, sus cojones golpean en los míos con fuerza y el vello de la base de su polla hace de almohada al llegar a la entrada de mi culo.

Muerdo, araño y agarro las sábanas con fuerza y su última estocada, que me llega hasta el fondo, colma mi irrefrenable deseo de polla. Los suspiros de gozo se convierten en gritos de placer supremo, chorros de leche salen de mi verga sin necesidad de tocarla y quedó rígido con la cabeza enterrada en la cama, dejando mi trasero a su disposición, para que de las últimas estocadas antes de pegarse a mi espalda, con su nabo dentro, soltando su leche que me llena, depositándola en lo más profundo de mi ser. Su pecho se pega a mi espalda por el sudor de los dos. Dejo resbalar mis rodillas y caigo cuan largo soy en la cama arrastrando a Jesús que no quiere salirse de mí.

-¿Iker?  -respira con dificultad, entrecortado.

-¿Sí?  -vuelvo mi cabeza para mirarle, está tumbado a mi lado.

-Que me ha gustado darte por el culo, ahora tienes dos cosas que me gustan, bueno todo tú me gustas pero tu boca y tu culo son insuperables.  –me río y él me acompaña.

-¡Venga ya!, que es el primero que pruebas. Hay culos y pollas muy sabrosos por aquí.  –al decir esto estoy pensando en la verga de Julio.

Descansamos un rato y luego nos duchamos, de mi culo salen chorros de su esperma que se lleva el agua arrastrándolo hasta el sumidero.

Jesús golpea con su polla mis muslos, la vuele a tener tiesa de nuevo, yo también.

-¿Y si te la vuelvo a meter?, ¿me dejas?

Como respuesta apoyo mi cabeza en la pared, abro mis piernas, tiro para atrás mi culo en mudo ofrecimiento. Es divino, bajo el chorro del agua cálida, su verga me perfora de nuevo, ahora va más lento, acariciando mi pecho con sus manos y sujetando mi verga que pajea poco a poco y así, con mucha suavidad hasta el último momento, en que nos corremos los dos, yo bañando la pared con mi leche que arrastra el agua,  él dentro de mi culo otra vez, llenándome de placer y haciéndome gritar.

Ya vestidos, aseados, algo cansados,  vemos un rato la tele.

-Te apetece repetir mañana Jesús.

-Lo estoy deseando ya…, va a ser imposible quedar para mañana, mi madre tiene que ir al médico, no va a trabajar y quiere que hagamos compras.  Nos llamamos y quedamos para el día siguiente, ¿te parece?

Me parece, vaya que me parece, hay que aprovechar la racha.

(9,58)