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Mi media hermana (Parte 2)

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Luego de aquella noche de mi relato anterior, se acabaron las peleas y el comportamiento absurdo de mi media hermana, siempre le decía que todo lo de ella era falta de cariño, era más dócil y nuestro padre lo poco que estaba en casa notaba como de la noche a la mañana nos llevábamos bien extrañado, siempre hablábamos de cómo esconderle lo que en realidad pasaba entre nosotros, de no hacer nada que nos delatara, acordábamos cosas o a veces fingíamos estar peleados, nada de miradas lindas, muchos cariñitos, dormir juntos o sexo cuando papá estuviera en casa, se puso en control con el ginecólogo para evitar un accidente y hasta manteníamos la casa en perfecto orden ya que nuestro padre quería contratar otra señora de servicio y queríamos evitarlo a toda costa para estar solos todo el día…

Aquello era sexo todos los días, donde fuera y como fuera cuando estábamos solos por días no existía ropa dentro de aquellas paredes, veíamos porno juntos, dormíamos juntos todos esos días, nunca me expliqué como la deseaba tanto, ni siquiera con mis novias o las chicas que ligaba había tenido tanto deseo y apetito sexual. Donde la veía parada le hacía el amor o la cogía salvajemente. Habían días que solo la pasábamos acostados abrazados entre besos y caricias porque estábamos agotados físicamente de tanto sexo.

A veces ella entraba al cuarto con sus juguetes sexuales, me tomaba desprevenido y se sentaba en mi cara a hacerse un oral y a que la masturbara hasta estallar en sus orgasmos de a chorros, o yo acostumbraba antes de salir a buscarla donde estuviera para una mamada y dejarle la boca y la garganta llena de semen antes de salir, ya había aprendido a controlar las arcadas de tanto hundírselo hasta la garganta. Nos enviábamos mensajes de texto mientras no estábamos juntos para decir que íbamos a hacer cuando nos viéramos. Eran muchas las locuras que hacíamos y todo lo que queríamos lo pedíamos y nos complacíamos menos en tener sexo anal, por más que se lo pedía ella se negaba por el miedo que le causaba el dolor las pocas veces que lo intentamos y eso que trataba de dilatarla o compraba dilatadores o cremas anales anestésicas, tampoco tríos u orgías, porque no queríamos que en nuestra condición de hermanastros alguien nos delatara o por más que eso, celos.

En parte nos sentíamos mal porque entre nosotros aparte de deseo había sentimientos, salíamos cuales noviecitos y disfrutábamos también así, evitábamos los sitios públicos como centros comerciales, parques, plazas por miedo a ser descubiertos por algún familiar, amigos, o conocido de la familia o nuestro padre. Nos lamentábamos ser hermanastros y no poder tener una relación linda y estable que aprobaran todos, nadie nos apoyaría o quizás muy pocos si lo hacíamos público, ninguno de mis amigos lo sospechaban, las de ella que sabían cuando iban a casa, les inventó que lo de ella hacia mí había muerto y que nos queríamos como hermanos, a veces me levantaba lindas chicas y ella me comentaba que tenía enamorados también, mis amigos si me comentaban que me pasaba, porque llevaba buen tiempo solo y no le paraba a las mujeres, hasta llegaron a pensar que era gay y los amigos de ella lo mismo, que nunca le habían conocido un novio ni interés en alguno, para los ojos de nuestros amigos éramos simplemente hermanos. Lo peor de todo era que mi padre me había pedido cuidarla mientras él no estaba, que si tenía algún noviecito, no lo dejara ni entrar y mucho menos dormir en casa, nada de hombres en casa incluso mis amigos, ya que ella era muy bonita y alguno podía sobrepasarse. Y mucho peor era el hecho que era yo el que le hacía todo de lo que él quería cuidarla. Continuamos clandestinos y bien en claro que eso algún día tenía que terminar así nos doliera.

Cuando veíamos porno donde a las actrices les partían el culo ella me decía con caritas de puchero que quería dármelo para complacerme pero que le daba demasiado miedo y también miedo que otra chica me lo diera, yo no la forzaba y le decía que no era necesario que con todo lo que hacíamos yo estaba satisfecho. Así pasaban los días en nuestra linda locura hasta que ella me pedía que la dejara un ratico a solas y se encerraba en su cuarto y que no le preguntara él porque, así duró como una semana, también llego a pedirme más dinero del que solía darle, ya que yo era quien administraba todo en casa, pero se lo di, yo ya empezaba a preocuparme si le pasaba algo. Una tarde me manda un mensaje diciendo que por favor le avisara cuando estuviera media hora cerca de casa que me tenía una sorpresa, entendí que eso era la pedidera de plata que tenía y así hice cuando me aproximaba al nido, pensé en cualquier locura menos en lo que me tenía preparado ese día…

Entré y la casa estaba a oscuras y un camino hasta mi cuarto que en realidad era nuestro cuarto, el cual estaba hecho de pequeñas velitas aromáticas y pétalos de rosa junto a una nota en la entrada que decía: “Quítate todo menos tu ropa interior y sigue el camino” Caminando lentamente pensaba que obviamente era una escena romántica que había preparado, pero al entrar al cuarto todo a la luz de las velas y mi amor prohibido con un corsé negro con encajes con sus hermosas tetas a punto de salirse de él, una pantaletica que apenas tapaba su divino sexo, unos tacones de aguja bastante altos, estaba maquillada de una manera espectacular, con sombras en los ojos y un labial muy rojo que se había puesto sus ojos claros con este maquillaje se veía de otro mundo, con el cabello enrulado, elegantemente perversa y yo me sentía poco preparado para la ocasión. Me da una botella de champán bien fría y me pide que la destape, a lo cual obedecí y serví en dos copas que me acercó.

Brindamos y la abracé con ternura para comenzar con nuestros besos de siempre, su labial se me quedaba pegado y manchaba por donde pasaba mi boca en su cuello y hombros, me dice al oído toca atrás, al cual metí mi mano y sentí como tenía algo metido completamente en su culo muy lubricado con algún aceite, seguí tocando y ya todo estaba húmedo, la pongo en cuatro paticas al borde de la cama para ver qué pasaba ahí exactamente y veo un dilatador que salía por los lados del hilo. Entendí que esa noche me complacería con lo que no había podido tener de ella, la acuesto boca arriba y hago su pantaletica a un lado a lo cual ella dice quítamela. Cuando lo hago veo que tiene un corte con una flecha en su pubis, aquello la hacía ver más perversa y erótica, no dude un minuto en comerme todo aquello mientras se echaba champán ahí y yo lo bebía de su entrepierna, metía mi lengua y la novia dentro de ella y su clítoris, se lo mordisqueaba y lo besaba, me pidió subirme a besarla y me dio un vibrador que estaba bajo una almohada, lo encendió y se lo metí por la vagina a medida que la besaba y sacaba sus tetas del corsé para comérmelas, así disfruto hasta chorrearse del orgasmo, me puso de rodillas en la cama se volvió a meter el vibrador sin prenderlo y me dio una mamada que me volteó los ojos, agarré lo que quedaba en la botella de champán y me lo echaba en mi miembro a punto de estallar de la erección que tenía y ella bebía con gusto, se subió, me besaba con gusto mientras tomo con su mano el vibrador y lo sacaba y lo metía en ella, era la noche en que la había visto más entregada a la pasión que las anteriores.

Se acostó y me hacía ver como se sacaba el dilatador del ano, encendía el vibrador nuevamente y se lo metía por el culo y se masturbaba, hasta que me dijo penétrame hermano, a lo cual obedecí hundiendo toda mi durísima verga en ella y ella con el vibrador encendido dentro del culo, se sentía divino penetrarla, besarla y la vibración que le daba a mi pene su aparato encendido dentro de ella, gemía como siempre suavecito y botó chorros de líquido nuevamente, se puso a cuatro patas, se sacó el vibrador y se lo hundió en la vagina y me dijo, es todo tuyo, reviéntalo hermano, lo hundí de a poco y disfrute mientras lo hacía, ver mi pene metido donde nunca pude con ella me volvió loco, me olvidé de romanticismos y la enculé como si fuera una máquina que solo se movía y se movía hasta que ya iba a acabar y ella lo sabía cuándo lo hacía de tanto sexo que habíamos tenido que me pide que le deje llena de leche dentro de su culo y así la inundé de semen, su entrepierna estaba muy mojada y se sentía mi pene sumergido en una bolsa de mi propia leche, me acosté encima de ella a descansar un rato sin sacárselo porque a ella le gustaba quedárselo metido después de acabarla y esta vez por donde no había podido, apenas se sacó el vibrador y lo apagó.

Y así sin sacárselo cuando recobré fuerzas después de un rato volví a moverme dentro de su culo hasta volver a acabar y llenarla de más leche en su culo que cuando me separo le sale disparado todo lo que había echado dentro de ella, muy limpio todo si me había fijado. Pasé el resto de la noche dedicado enteramente a romperle el culo como había soñado en todas las posiciones que pude…

Al día siguiente me mandaba mensajes que le dolía tanto el culo que no podía ni sentarse, que le dolió pero le había gustado y yo le decía que a mi más, me respondió que vendrá más culito a nuestro sexo, cuando llego a casa me comentó que pasó una semana masturbándose por el culo para prepararse, para aprender a hacerse enemas y que la forma que encontró de superar el dolor y excitarse era con un vibrador encendido que le diera placer mientras se daba por detrás…

Así hicimos, las primeras veces era planeado y con preparación hasta que ya era rutina penetrarla por el culo de una vez y sin dilatarla, tanto que muchas veces la tomaba por sorpresa y la penetraba por detrás sin preámbulos o avisos y a ella le encantaba eso.

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