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El cálido viento del Este 02: Julio y Tomás

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-Iker, ¿qué me dices?, ¿ya estas más contento?, ¿se te ha pasado el enfado?   –estamos cenando, en esta ocasión estoy solo con mi madre.

-¿Donde está papá?, ¿no viene a cenar?  -contesto a sus preguntas con las mías.

-Ha llamado antes de salir de trabajar, había quedado con unos amigos y se marchaba directamente al deportivo, vendrá más tarde. ¿Lo habéis pasado bien? Has estado todo el día fuera de casa. ¿Qué habéis comido?

Le doy unas ligeras explicaciones sobre lo que hemos tenido para comer y, para molestarla, alabo la comida de la madre de Jesús, el obligarme a ir de vacaciones antes de tiempo me sigue jodiendo.

Al rato me voy a mi habitación, recojo mi móvil que antes he dejado cargando, tengo una llamada perdida de Julio y antes de contestarla me lavo la boca, meo,  me tumbo vestido en mi cama.

Me dispongo a realizar la llamada. Julio es, así de golpe y porrazo, el amigo que me folla y que a veces me pide que le folle, hasta ahora no he visto que permita a otra persona que visite su culo salvo a mí y follar, folla cualquier agujero que encuentre. Compartimos muchas cosas, entre ellas nuestras conquistas; cuando queremos, él me pasa las suyas y yo a él las mías, lo hacemos como amigos que se llevan bien y, a veces, participamos más de dos en nuestros juegos, se pasa mejor. Físicamente es muy parecido a mí, al contrario que Jesús, somos compañeros de colegio y de curso aunque Julio está en otra clase diferente. Lleva tiempo hablándome de que Jesús le interesa. Este se muestra indiferente ante sus intentos de acercamiento.

Yo tengo más confianza con él y a veces le he practicado una mamada. En una charla que tuvimos admitió que había pensado en la posibilidad de hacer algo conmigo, siempre que fuera él el que me la metiera pero que se la meta yo no parece que le vaya. Después de otras mamadas que le hice y en las que me esmeré ya no se resistió y quedó en que iba a probar conmigo, vamos que me la iba a meter.

 Yo había conseguido lo que deseaba, el que Jesús tuviera sexo conmigo, algo más que las mamadas que nos eran habituales. Julio aún estaba en el inicio, no avanzaba ni conseguía intimar lo suficiente con Jesús para lo que él pretendía.

Podría parecer que Julio y yo fuéramos unos obsesos del sexo, algo de eso hay, pero nunca, nunca hemos hecho ni haremos mal a nadie, al menos siendo conocedores de ello. Nos gusta follar y de todo lo que tenga que ver con el placer que da el sexo, y nos encandilan los tíos, es difícil de explicar lo que sentimos. Entre nosotros no hay nada serio, nos queremos como amigos y jodemos lo que podemos.

-¡Hola!, he visto una perdida tuya.

-Llevas todo el día sin hacerme una llamada y pensé que te había pasado algo.  –le note un poco irritado y lo que le iba a contar le iba a joder más aún.

-No he podido llamarte he tenido un compromiso.  –mi tono era cachondo y zumbón.

-¿Un compromiso para qué?, me imagino que después de todo el día sin llamar… tiene que haber sido para follar a alguno que habrá caído en tus redes.

-¿Para follar?, más o menos podríamos decirlo así. No quieres adivinar quién era mi compromiso.

-Conociéndote, el primero que te haya gustado por la calle.

-Frío, frío.  –me río, se que le jode. Después de un rato de juego donde me entero de cosas que no sabía, como de un conocido al que se ha llevado a la cama y no me lo había dicho.

-Bueno vale, te lo voy a decir, sujétate bien y no te caigas de la sorpresa: El compromiso era Jesús…

-¡No me diga qué has conseguido follártelo!  -la voz de Julio sonaba como si hubiera sucedido un milagro.

-En realidad ha sido él quien me ha follado a mí y…  -dejo en suspenso lo que voy a decirle para ponerle histérico.

-Y…, ¿qué?  -pregunta como angustiado.

-Que creo que le gustará que se la metan, le he dado gusto con mi dedo y no veas como retorcía su culo buscando más.  –ya lo he dicho, Julio estará pensando en que ya tiene otro agujero donde meter su verga.

-¿Me lo vas a compartir?  -pregunta ansioso.

-Si tu quieres sí, y me deberás dos favores, podemos quedar con él para dentro de dos días, ¿y tú que harás mañana?, ¿tienes también cosas que hacer?   -quiero estar con Julio para planear la conquista de Jesús para el día siguiente y si él quiere que hagamos algo más, yo también lo deseo.

Nos despedimos y quedamos en su casa para mañana a las cinco, tengo libre toda la mañana. Bajo a la cocina de nuevo para hablar con Laura. Mi padre ha llegado ya y está en el comedor sentado a la mesa, ha cenado y hablan entre ellos. Me acerco para dar un beso a Asier, me abraza por las piernas y no deja de hablar.

-Mañana a la tarde quiero ir de compras con Iker, a comprarle trajes de baño, ¿tú necesitas algo?  -me llevo un susto al escucharla, si a la tarde he quedado con Julio.

-A la tarde he quedado con Julio en su casa, ¿no podemos ir a la mañana?  -se queda pensativa un momento y luego asiente.

-Bien, bien, a la mañana, así comemos fuera y no tendré que preparar la comida.  –siempre se atribuye méritos, ella no hace la comida casi nunca, es Ramoni la que cocina normalmente, pero se da importancia. Asier continúa sujetando mis muslos con su brazo.

-¿Me sueltas papá?  -hago fuerzas para soltarme pero el aprieta más fuerte hasta que él quiere soltarme.

-Ya no se te puede hacer nada, cuando eras pequeño te gustaba jugar conmigo.  –me apena lo que dice, que es verdad además. Me acerco, rodeo su cuello con mis brazos y le beso con fuerza en la cara. Soy mayor y no quiero jugar como antes, me calienta un montón y no quiero que se dé cuenta de cómo me pone.

-Ahora estarás contento con el besazo que te he dado.  –me aparto de él que le veo la intención de volverme a abrazar.

-¡Ese es mi campeón!  -exclama entusiasmado.

Les dejo con sus cosas, me subo a mi cuarto a ver la televisión y luego dormir que Laura o Ramoni  me espabilarán temprano. Me duermo pensando en lo bueno que está Jesús, en que es un buen chaval y podremos tener un buen juego con él y él lo tendrá con nosotros. Me voy quedando dormido mientras planeo la forma de fallárnoslo, Julio y yo.

Como suponía, en el mejor de los sueños, Ramoni está llamando a la puerta.

-Iker, levántate, tu madre está desayunando y quiere que bajes ya.

-Voy, voy, ahora bajo.  –me tiro de la cama y voy a mear, tengo la verga como todas las mañanas al despertar, dura como el pedernal. Descargo la vejiga y bajo a desayunar con el pantalón corto de dormir como única indumentaria, no me importa la presencia de Ramoni y de mamá, están acostumbradas a verme hasta en pelota.

En un gran almacén tengo que probarme trajes de baño, espero en los probadores, están todos ocupados, del de enfrente donde yo me encuentro sale un chaval, mayor que yo, no es nada guapo pero tiene un culo muy bien puesto, se para mirándome mucho, -ya sé lo que quieres chaval- me digo para mí mismo, pero detrás de mi tengo a Laura con un montón más de ropa que quiere que me pruebe. Miro al chico encogiendo los hombros y él baja la vista apenado. Si no hubiera estado mi madre no me hubiera importado hacerle un favor en el probador o que él me lo hubiera hecho a mí.

Lo bueno que tiene el ir de tiendas con Laura es que puedes llevarte todo lo que desees, ella no paga ni tiene que conseguir el dinero, lleva la tarjeta de oro en la mano, para no entretenerse en estarla sacando de su bolso. Asier pondrá el grito en el cielo cuando le llegue el cargo el día primero de mes pero eso será más tarde, aún no estamos a mitad de él. Me pongo de mala leche al recordar que me quedan tres días contando éste para marchar.

Comemos en la calle, en un bar que tiene dispuestas mesas en una zona peatonal, nada comparable a la comida de ayer en la casa de Jesús, y al acordarme de él la verga empieza a funcionar. Desde luego es verdad que como dice Julio, en mi cabeza no hay más que pollas, claro que en la suya no hay más que culos.

Volvemos a seguir haciendo compras y hacia las cuatro hemos llenado el coche de bolsas y de paquetes.

Le pido a Laura que me lleve hasta la casa de Julio, no está muy lejos de la mía y ya que va de paso me puede dejar allí.

Entro en el jardín de su casa y llego a la puerta principal, lo pienso mejor y voy hasta la de la cocina, está abierta, penetro en la cocina y no hay nadie, oigo voces que vienen de la zona del salón, exacto, es la mamá de Julio con los dos pequeñajos que están viendo la televisión. Cuando notan mi presencia saltan del sillón y corren hacia mí, son los hermanos pequeños de Julio, gemelos de 8 años, dos diablillos, tengo que tirarme un momento al suelo con ellos y ver los dibujos animados del momento, luego se distraen, doy un beso a la madre de Julio y me encamino hacia su cuarto, poniendo mi dedo índice en la boca para que no diga algo y los niño vuelvan a obligarme a jugar con ellos.

Golpeo en la puerta de la habitación de Julio y entro sin esperar respuesta, el golfo de él está tirado en la cama y haciendo el gesto de tapar lo que tenía en su mano hace un momento, antes de que golpeara la puerta.

-Por mi puedes continuar con lo que estabas haciendo, pero podías poner el seguro de la puerta que tienes hermanos pequeños. -tiene a los dos gemelos y otro dos años menor que nosotros, cuatro hijos todos machos, mi padre hubiera estado encantado si hubiera podido convencer a Laura para tener una familia así.

-Échate para allá, déjame sitio, a ver lo que estabas haciendo.  -levanto la chaqueta con la que se tapa y…, ¡bingo!, la polla fuera del pantalón, estaba meneándosela.

-Ya que has llegado a tiempo podías continuar tú con el trabajo.  –tiene una cara que se la pisa pero empiezo a reír y me levanto, voy a la puerta a poner el seguro, no quiero que los enanos cabrones nos sorprendan.

Mientras hago el camino de vuelta me quito la camisa y los náuticos, él también se comienza a desnudar. Me tumbo a su lado, su verga ahora está al aire y la recojo en mi mano, no es una cosa extraordinaria 18 0 19 centímetros como máximo pero es una verga que me encanta, la tiene con una curvatura exagerada, cuando el glande descansa sobre su abdomen forma la verga un arco, como si fuera el ojo de un puente y lo extraordinario de ella es que cuando me la mete, en la postura que más me agrada, de frente y mirándonos a la cara, me llega a donde me tiene que llegar, justamente a mi próstata y cuando se menea parece que tengo un vibrador metido en el culo, por eso adoro esta polla.

Julio es guapillo de cara fina y pálida, tiene un pelo zanahoria muy bonito, muchas pecas, de cuerpo pequeño, abulta menos que yo, pero todo, todo lo tiene bien puesto en su lugar, como un muñeco, sus labios son finos, por eso le encantan los míos y tiene unos ojos que no se si son verdes o azules, cada vez los veo diferentes, brillantes y picaros como todo él.  Coloco mi boca a 4 centímetros de la suya y sube su cabeza para apoderarse de ella, muerde mis labios y no tengo más remedio de seguirle cuando cae sobre la almohada y  besa de cine, me dejo comer la boca, que chupe mis labios y se canse de ellos y me meta su lengua. Cuando descansa un momento voy devorando su cuerpo tan perfecto, tan pequeño, tan de juguete, con el inicio de los vellos en su pecho  pesar de ser imberbe, hasta llegar a su verga que palpita y ha dejado un charquito de pre semen en su abdomen. Se la chupo un poco, no mucho, que no quiero que se corra, quiero que me la meta y me dé el masaje interno que proporciona por su forma tan especial y que he venido a buscar.

Le voy posicionando para que se coloque encima de mí y abro mis piernas a tope, frota su polla con la mía en un sublime masaje de placer y luego va chupando mis pezones mi esternón, y mis abdominales que se que le gustan, los tengo durísimos, genética y herencia de Asier, ahí soy igual que él, le vuelve loco recorrerlos con su lengua y me vuelve loco a mi cuando los aspira hasta conseguir dejarme marcas en la piel. Llega a mi polla que también le chifla, por el tamaño y porque es la única verga a la que permite que entre en él hasta ahora, quiere meterla en su boca pero no se lo permito, si hace eso me correré en un momento.

-Venga Julio, prepárame el culo un poco y métela, quiero durar un poco con ella dentro que ya sabes cómo me gusta tenerla en el interior de mi culo.

Elevo las piernas ofreciéndoselo todo abierto, mete su pecosa nariz y llega con su boca hasta la entrada de mi ano y tiemblo de gusto cuando golpea con su lengua en la entrada, como si estuviera llamando en una puerta, hace fuerza para querer penetrarme pero antes tiene que meterme uno o dos dedos para permitirle penetrarme con su lengua.

-Mete los dedos Julio, ¡uiii!, eres un genio, sigue…, sigue.  -después de unos minutos y cuando ha conseguido meter tres dedos de su mano, su lengua hace el camino, entra y sale llenándome de sensaciones placenteras.

-Ya, ya vale dame la polla Julio, ahora tu polla, la quiero dentro.

No se hace de rogar, baja mi cuerpo a la horizontal, coloca mis piernas sobre sus hombros, y apunta en mi ojete la cabecita de su verga y, sin dificultad, se va escurriendo en mi interior. Noto su curvatura, da la impresión de que tengo dos vergas dentro de mí.

Cuando la mete y la saca arranca de mi garganta suspiros de satisfacción pero cuando la rota, moviendo sus caderas en círculos me hace desfallecer y agarrarme con fuerza a lo que tenga más a mano. La mete, la saca y su dureza impresionante unida a la curvatura que tiene logra que acaricie todas las paredes de mi recto.

-Iker, te la voy a meter a tope.  -Sus entradas ahora son pausadas pero empuja como un toro joven y aprieta sus riñones para entrar más de lo que puede.

La velocidad se va incrementando y su frotamiento me estaba volviendo loco, también la cara de deseo, de lujuria que veía en el rostro de Julio. Su expresión de placer me encantaba, parecía que estuviera en el cielo, estaba rojo y sudando a mares, me volvía loco de placer ver como se mordía los labios; de los prematuros vellos de su pecho se desprendían gotas de sudor, era una máquina follándome, bajó su cabeza, unió su sudado pecho con el mío, metió profundamente su lengua en mi boca y se corrió soltando chorros de esperma en mi interior,  sus temblores me excitaron de tal forma que exploté desparramando la leche que salía de mi verga y quedaba entre los abdominales de los dos. Tenía su boca abierta para poder tragar aire, se le escapaba la saliva que caía directa en mi boca y me sabía divina, chupe mis labios para que no se perdiera una gota.

-Julio, me follas como nadie lo hace.  –le cuesta coger el ritmo normal de la respiración, antes de sacar su polla de mi culo besa mi boca con ansia.

-Tu tampoco follas mal aunque no puedo emitir un buen juicio, hasta ahora la única que he tenido dentro ha sido la tuya.

Un rato después estamos fumando un cigarrillo, yo no fumo muy a menudo pero, de alguna forma, el verle a él fumar me incita a hacerlo a mí también.

-Cuenta como te fue con Jesús.  –de nuevo le relato todo lo que pasó con Jesús, que le hice la prueba de meterle el dedo y que le gustó.

-Creo que tu verga, que es más pequeña que la mía, puede aceptarla mejor, la mía, así de principio puede causarle hasta miedo. Le llamaré luego para quedar, podemos ir como el otro día a la piscina y luego a mi casa que no estará mi madre y estaremos más tranquilos, o en la de él, si nos invita a comer te va a encantar la comida que prepara su madre.

Vamos detallando el plan, mejor que él, al principio, no intervenga, yo le manejaré primero y veremos cómo se da para que integrarse en el momento oportuno. Parece que al final hemos ajustado todo lo que se puede prever.

-¿Te gustaría ir a la piscina para darnos un chapuzón?  -le agarro su verga que ahora la tiene floja, juego con ella, la estiro el pellejo hasta tapar su glande, con los juegos se le empieza a poner tiesa otra vez.

-Venga vamos, nos divertiremos un rato mirando a los tíos buenos y así dejarás de jugar con mi verga, que me estás volviendo a poner a cien.  –nos aseamos en un momento con unas toallitas húmedas y recoge lo  que necesita en su bolsa.

-Tenemos que pasar por mi casa para recoger mi bañador y mi toalla.

Caminamos por la calle, paseando, disfrutando de no hacer nada, giramos una calle y tropezamos con Tomás, otro amigo más de los muchos que tenemos. Tomás anda con chicas, dice que tiene novia y lo parece ya que siempre va acompañado por Enara, yo creo que no hacen nada, hablar y pasar el tiempo.

-Julio, Iker, dónde vais, no sabía qué hacer e iba para el deportivo, para ver si encontraba a alguien.  –Julio le pasa el brazo por el hombro.

-Los acabas de encontrar, eres un chico con suerte. Vamos a casa de Iker a recoger su bañador y toalla, ¿te vienes?

A Tomas no hay que repetirle las cosas y las invitaciones tampoco, no dice ni si, ni no, comienza a andar delante de nosotros, sabe donde vivo yo. Llegamos a mi casa, mamá está en la cocina con Ramoni, con cantidad de paquetes y de cajas por doquier.

-Iker, Iker hijo, tienes que ir preparando tus cosas, ahora que tienes tiempo que pasado mañana llega en un abrir y cerrar de ojos.  –deja el trabajo que está realizando, viene donde nosotros con un montón de cosas en sus manos.

-Julio, Tomás, ¡Uiii! Pero que guapos y grandes que estáis, ¿no me vais a dar un beso.  –coloca su cara cerca de la de ellos para que la besen, Julio le da un beso corto, de compromiso, Tomás se regodea sujetando sus hombros y besándola en las dos mejillas, será hijo puta y cabrón. Luego viene donde mi poniendo esos morritos que son iguales a los míos pero ella los lleva pintados.

-¿Y tú qué?   -para que discutir si llevo las de perder, la doy un beso que resbala en su rostro y no la deja contenta.

-¿No ha venido Asier aún?  -a papá le está gustando mucho el llegar tarde a casa últimamente.

-Tu padre como siempre, en el gimnasio o el deportivo, yo que sé, ¡ay!..., no sé cómo se las va a arreglar cuando le dejemos solo aquí.

-Mamá no estará solo.  –quiere hacer de madrecita con su marido también.

-Como si lo estuviera, si no tiene quien le organice.  –hace gestos exagerados y Julio y Tomas se ríen.

-Bueno mamá, nosotros nos vamos a nadar, si viene papá podéis cenar sin esperarme.

Vamos acercándonos al deportivo, sujeto a Tomás por un brazo.

-Oye tú, a mi madre se le da un beso formal, como si fueras su hijo, ¿tú que te has creído?

-Joder Iker, perdona, en lugar de un beso han sido dos, por ser la madre más guapa de todas.  –empieza a reír y Julio le secunda.

-¡A que os corro a leches a los dos!, ¡joder!, reíros así de mí.

Llegamos al deportivo, enseñamos los carnets, al pasar por la puerta de la cafetería, veo  a papá, está con un grupo de amigos, me ve y me llama haciéndome una seña. Son amigos suyos, con los que participa en el triatlón y otras aficiones deportivas suyas. Hay alguno más joven que él y oros mayores pero todos ellos están bien cuidados y en línea. Parece que se pasan el día haciendo deporte para estar en la mejor forma.

Julio no puede apartar la vista de mi padre, disimuladamente le doy un codazo, es tan obvio que le van a pillar, bueno mi padre ya le ha pillado.

-A ver chicos que vais a tomar.  –se dirige a nosotros, después de reclamarme el beso de rigor y darme un abrazo de oso.

Julio y Tomás se encogen de hombros, miro a mi padre pensando en no pedir nada pero decido tomar una consumición y aprovechar para echar una ojeada a sus amigos, hay un par de ellos a los que se que les gusto, Antonio no separa su vista de mi, alguna vez me ha rozado con su mano, me causa apuro al ser amigo de mi padre, noto el deseo en su mirada, le brillan lujuriosos los ojos, pero no se atreve a ir más adelante.

-Pídenos un refresco de cola, ¿os parece bien?  -se que les parecerá bien, es lo que tomamos casi siempre.

Ellos vuelven a la conversación que se llevaban antes de llegar nosotros. Uno de sus amigos, Antonio, me mira con deseos que se le notan en el rostro, bueno, nos mira a los tres, se ufana sacando pecho, como un gallo de pelea que piensa que nosotros somos sus gallinas y no anda mal encaminado, Julio me cuchichea lo bueno que está mi padre, no tiene remedio el chico y Tomas mira curioso el proceder tan extraño de Julio que, para hablarme, lo hace justo en mi oreja. Terminamos nuestra consumición, nos vamos a marchar para nadar, hay miradas que nos lo dicen todo, las ganas que se les nota a ese par de machos, de agarrarnos de la nalgas y follarse carne joven, dura y fresca. Si no hubiera estado mi padre allí, alguna proposición habríamos tenido.

Nos cambiamos en el vestuario común, dejamos las cabinas personales para mejor ocasión. Nos ponemos en pelota para vestir el traje de baño, ya sabemos cómo está Julio de bueno, de cachas y bien puesto aunque sea pequeño y Tomas está muy bien dotado de cuerpo. Me hace gracia el mechón de pelos que tiene en la base de su polla y en el pecho, todos ensortijados que aparentan el doble de volumen de lo que realmente tiene.

Julio me hace gestos con los ojos para que me fije en Tomas, tiene la verga morcillona y procura taparla con una de sus manos, pues va a ser que…  Rechazo mi pensamiento, lo hubiera notado, como para no darme cuenta yo.

-Tomás. ¿Cómo van las cosas con Enara?   -Tomás mira a Julio interrogándole con la mirada.

-Si hombre, no estabais saliendo o algo así.  –sigue sin saber que contestar a Julio.

-No tenemos nada, somos amigos, de hablar en los descansos y cuando salimos todos por ahí, simpatizamos nada más.

-O sea, ¿que no te gusta?   -Tomás se pone algo rojo, su verga se le ha encogido mientras se mete el traje de baño.

-No es que no me guste, no sé, es como una amiga, como vosotros.  –Hemos terminado de ponernos la ropa de baño, gorros y gafas incluidos, metemos nuestras bolsas en las taquillas, allí mismo en la sala grande de los vestuarios y vamos por el pasillo camino de la piscina. Tomás va delante de nosotros, tiene un culito pequeño y respingón, un poco alto, con una curva muy pronunciada en la unión con la espalda. Julio se acerca y le pega un cachete en el culo. Tomás se revuelve, quiere devolverle el golpe, comienzan a pelear en broma, y como no puede hacer que se vuelva para aplicarle el mismo cariñoso saludo, tira de su bañador y deja desnudo a Julio, con la polla, los huevos y el culo al aire. Julio se pone a reír y Tomas se queda mirando fijamente esa polla prodigiosa, como un curvado plátano, que posee Julio.

No hay mucho público en la piscina, ahora prefieren la exterior, están ocupadas dos calles, utilizamos las que están libres, la mitad de la piscina permanece liberada, damos cinco o seis vueltas y paramos para descansar. Nos pasamos a la zona que no hay calles, descansamos un momento y Julio comienza a jugar conmigo, apoyado en el borde quiere bajar con sus pies mi traje de baño, alguna vez toca mi polla que se está poniendo tiesa. Tomás ríe por la broma y se coloca a mi otro lado, pretende hacer lo mismo que Julio, en un momento tengo el traje de baño bajado y Tomás, con su pie, está tocando mi verga. Se pone rojo,  pero es reacio a abandonar el terreno ganado, el lugar que ha ocupado su pie. Julio me guiña un ojo, se acerca a Tomas, mete la mano en el agua y le agarra por los huevos. A partir de ahí los juegos se hacen más eróticos y atrevidos, con cuidado de no dar un espectáculo, hasta que nuestras pollas están que explotan.

Damos unas vueltas más, para bajar la calentura y poder salir del agua sin producir un espectáculo de calificación, -¡para mayores de dieciocho años!- Ahora no nos importa utilizar una cabina personal, aunque estemos apretados. No hay intercambio de palabras, nada más acceder  y cerrar la puerta de la cabina, Julio se lanza a devorar la boca de Tomas, yo sentado en el banco, bajo su bañador, tiene la polla flojilla, la sujeto y me la meto en la boca hasta quedar pegado a sus ensortijados pelos.

Sabe riquísima su verga, la saco para meter mi lengua en el pellejo del prepucio, buscando con la punta de ella la cabeza de su glande. Es delicioso sentirla así, saborearla entera en mi boca, paladear su pellejo suave y aterciopelado y notar cómo va creciendo llenando mi cavidad bucal, buscando espacio para expandirse hasta llegar donde no puede pasar, a no ser que haga un esfuerzo por tragarla. Le masajeo los huevos, Julio baja a sus bonitos pezones con algunos pelos ensortijados a su alrededor y los chupa y se los besa. Parece estar en la gloria, tiene sus ojos cerrados y solo suspira entrecortado cuando Julio le deja la boca libre.

Después de unos momentos de recibir nuestras caricias y atenciones, las manos de Toma se encaminan para acoger en ellas la polla de Julio y es el toque de atención para que meta mis dedos en mi boca y comience a acariciar el tesoro escondido e inexplorado hasta ahora de Tomas.

Al principio aprieta sus piernas para impedir el paso a mis dedos, las caricias a sus huevos de nuevo y el mantener su polla en lo más profundo de mi garganta le van relajando hasta permitirme acceder al anillo de su ojete. Juego haciendo círculos en su entrada y punteo con mi dedo para ver cómo me recibe. Se va abriendo y sus suspiros son más profundos, como lamentos, dejo de mamarle la verga para que no se corra tan pronto.

Julio le indica cómo ponerse inclinado, apoyando sus manos en el banco donde yo estoy sentado. Se coloca detrás de él, abre los cachetes de su culo y llega con su boca a la entrada trasera de Tomás.

Sus gemidos, suspiros y quejidos están resultando sonoros en exceso, sujeto su cabeza y para callarlo, tapono su boca con la mía y meto mi lengua para jugar con la suya, no juega, está extasiado con la comida de culo que le está realizando Julio. Escucho el chupeteo de la lengua y boca de Julio que me enerva, voy poco a poco pajeándome. Tomás abre sus ojos, mira atónito mi polla endurecida y lleva su mano hasta ella.

-¡Joder!, ¡joder!, que pollón Iker.  –lo dice balbuceando, con su vista fija y a veces extraviada.  –le debe de encantar, la acaricia, llega hasta mis huevos, los sopesa, están colgando fuera de la tabla del asiento, se deleita y me lo está haciendo pasar como un chino del placer que siento. La toca como si tuviera miedo de romperla, de causarle el más ligero daño, se inclina un poco más y comienza a pasar su lengua por ella, bebe el chorrito de precum que sale de la boquita en la punta de la verga, y al fin, mete el capullo y le da vueltas en su boca. Se queja un poco cuando Julio le mete el primer dedo en el culo y luego el segundo y el tercero y no sé si la mano entera.

-Te la voy a meter Tomás, relájate, estate tranquilo que no te voy a hacer daño.

-Joder, que nunca me lo han hecho y me va a doler.  –lo dice mirándome a mí, no le contesto, lo hace Julio.

-Tampoco nadie te había metido la mano en el ano hasta ahora, tú tranquilo.

Le ayudo a pasar el momento, acaricio su espalda y beso su cara, diciéndole palabras de cariño y amables, beso su boca y muerdo sus labios y noto que se contrae cuando Julio empuja con fuerza.

-¡Ayy!  -susurra quedo, no sé si de placer o dolor pero cierro su boca y aumento mis caricias cogiendo su verga y masajeando sus huevos.

-¡Ayyy!, Julio para, para que me duele.

-Ya paro, la tienes toda dentro de ti.  –pasan unos momentos en los que se tranquiliza, aumento en intensidad mis besos y mis caricias, dos lágrimas se desprenden de sus pestañas y caen en mis pantorrillas desnudas.

-¡Estás bien Tomás?  -le pregunto cariñoso.

-Sí, sí, está dejando de doler.  -en un momento Julio empieza a moverse, como él sabe, dando placer hasta a las piedras y eso que la mejor posición para sentir el recreo que proporciona su verga es cuando te folla de frente.

A los cinco minutos se le está cayendo la baba, tiene sus ojos en blanco y suspira como un poseso, su verga se mueve convulsa siguiendo los movimientos de las caderas de Julio que, en dos movimientos profundos le clava todo lo que puede y Tomás se corre llenándome de su leche. Ha puesto mis piernas perdidas, lo recojo con mi mano y se lo llevo a su boca, tiene los ojos cerrados y no sabe lo que bebe, me llevo un dedo a mis labios para notar a que sabe, tiene un sabor un poco dulzón y es muy espesa, recojo todo lo que puedo y Tomás lo va comiendo, luego beso su boca y recojo lo que tiene en sus labios. Julio también se ha corrido pero no saca su polla del calor en que está envuelta, me mira sonriendo cómplice, otro miembro para nuestra incipiente cuadrilla.

El único que no se ha corrido soy yo.

-Iker, faltas tú de correrte.  –habla Julio y Tomas mira mi verga aterrado, me doy cuenta de su miedo.

-No te preocupes Tomás, lo dejamos para otro día.  –le doy un cariñoso beso en sus labios y paso mi mano por su cara para quitarle el sudor, sudamos los tres como si estuviéramos en un horno de panadería.

-¿Para otro día? Ni hablar, me la metes a mí, venga, prepárame.  –Julio, el bueno de Julio se pone en la postura de Tomás, ofreciéndome muy abierto su culo.

Tomás mira expectante nuestras maniobras, me coloco detrás de Julio y empiezo a comerle el culo, el que ya he comido otras veces, el que se, en qué momento me va a dar permiso para meterle mi lengua y para que Julio grite como una putita.

-¿Quieres probar tú?  -le pregunto a Tomás que mira curioso lo que le hago yo a Julio, dice que si con un gesto de cabeza y le cedo mi lugar. Al principio lleva hasta la entrada del ano de Julio su lengua, con un gesto de cierto asco y a los cinco minutos tiene la cara hundida en la raja de su culo, lamiendo y chupando como si la vida le fuera en ello. Luego le muestro como puede ir metiéndole los dedos. Julio tirita de gusto.

-Métela ya Iker.  –voy a colocarme en posición y veo a Tomas que no desea abandonar su privilegiado lugar, tiene otra vez su verga tiesa, noto sus ansias, su deseo de meterla.

-Primero te la va a meter Tomás, si no te importa.  Va a ser la segunda verga que Julio acoja en sus entrañas, nunca ha querido otra más que la mía hasta ahora.

-Bien, voy a probar, espero que lo haga bien.  –Julio es complaciente, con la ayuda de sus manos abre el culo todo lo que puede para facilitar la penetración de Tomas. Se la mete a la primera, Julio da un suspiro profundo, sujeta el muslo de Tomás para que pare un momento y luego retira su mano.

Es muy bonito ver la cara descompuesta de Tomas. Rojo como un tomate, empujando con saña su rabo dentro de Julio, golpeándose los huevos, los sujeto con mi mano pegándolos a los de Julio para obligarle a que las embestidas sean más cortas y más rápidas, se los estrujo con suavidad y Tomás pierde su norte. Se convulsiona y cae sobre la espalda de Julio, metido en él profundamente, dando pequeños empujones para descargarse entero y deja en el fondo de Julio toda la leche que no ha descargado antes.

Cuando Tomás saca su verga ocupo yo su lugar, con su corrida y saliendo a borbotones la leche del culo de Julio, mi respetable polla penetra como un sable la garganta de un faquir. Se lo que a mi amigo le gusta y desde el principio mis estocada son largas, sacando y metiendo la verga al completo, despacio pero metiéndola hasta el fondo que es donde a Julio le da el máximo placer. Tomás no permanece inactivo, besa y acaricia nuestros cuerpos por igual. Después de unas sesiones de meterle la polla hasta el fondo que me están llevando al delirio demencial, la dejo dentro y sacándola cinco o siete centímetros voy cogiendo velocidad. El sudor corre por mi cuerpo y caen gotas sobre la espalda de Julio que brilla por la transpiración. Y al fin no puedo aguantar más, el calor de su interior me abrasa y la succión que realiza con sus esfínteres me hace imposible resistir el correrme. Cinco chorros de leche que dejo en lo más profundo de él, tengo que recuperar el aliento antes de besar su espalda, de coger su polla con mi mano y ayudarle a terminar. Noto como corre su leche por la verga hasta salir despedida a presión sobre Tomás.

Así quedamos un momento, respirando con dificultad, acaricio sus caderas y su espalda. Mi polla va resbalando y saliendo de su interior y detrás de mi verga le salen chorros y borbotones de esperma. Estamos perdidos de leche por todas partes, huele a sexo que es un placer, tenemos que volver a la ducha antes de vestirnos para salir.

Al pasar por la cafetería miro hacia dentro, papá se ha marchado ya, su amigo, Antonio, el de la mirada viciosa me hace una seña para que vaya donde él, me hago el desentendido, como si no le hubiera visto y salidos del deportivo.

Me llama la atención ese amigo de mi padre pero siento apuro de que, por alguna razón se dé cuenta y se organice el Belém, habrá que dejarlo y abandonar esas ideas.

En un punto indeterminado del trayecto hacia nuestras casas nos quedamos parados.

-Bueno, Tomás, ¿qué te ha parecido el número?  -le pregunto yo.

-Me ha fascinado, y no me importaría repetir, lo estoy deseando ya aunque el culo me escuece un poco.

Julio se ríe, nos reímos los tres.

-No te preocupes en dos o tres días sanará y luego, las siguientes veces, será mejor.  -Julio pasa un brazo por los hombros de Tomas.

-Mañana me llamas Iker, cuando quedes con Jesús, ahora nos vamos que llevamos el mismo camino.

Marchan los dos gastándose bromas entre ellos. No podía dejar de pensar en el juego que se llevaba Tomás, como logró tenernos confundidos a todos en su trato con Enara.

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