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No me gustan mis clases de Alemán

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Lunes por la tarde, 3:00 pm específicamente. Ya comienza de nuevo la estúpida rutina que me acosa desde hace un año y medio. Llego del estúpido gimnasio – a mis 18 años soy un maldito hipertenso ¡Qué regalito! – me baño, me visto un poco formal y parto hacia el instituto. Voy por el camino viendo las tetas que se gasta la chica de la clínica veterinaria, el culazo que tiene la promotora de Movistar, entre otras estupideces propias de cualquier chico joven que tiene las hormonas a mil y que expulsa todo su placer sexual cuando está con su novia – la cabrona se había ido con la familia a Singapur por 2 meses. Así pasan las calles hasta que el Instituto se acerca y se acaban mis vacaciones visuales.

- Hola Paola, ¿cómo estas? – esa pregunta era una total estupidez, una simple muestra de respeto y formalidad, porque yo se que lo que está es ¡Buena!- ¿Qué tal tu día? – pregunté…

- Hola Carlos, bien vale, aquí trabajandito – me respondió con la total naturalidad que un cuerpo de tales magnitudes se merece.

- Hablamos luego – dije mientras me encaminaba hacia mi fea profesora de Alemán; una vieja amargada que cuando habla es para decir tonterías y una que otra mierda de que ella es esto, de que ella es lo otro y bla bla bla. Seguro lo que necesitaba era un buen polvo y ¡Yo no se lo iba a dar! Bastante tengo con estar enfermo tan joven y tener que cuidarme tanto, unos adoran ir al gimnasio y yo lo odio, pero tengo que ir a juro, creo que es por eso que no me gusta – pensaba mientras escuchaba al adefesio viviente dar su tonta clase.

La secretaria Paola no está tan buena que digamos, no es una modelo. Pero lo que tiene lo tiene bien puesto.

Ok, ok, se que necesitan una mejor explicación que esto. Déjenme pensar un poquito la forma en que se las voy a dar zzzzzzzzzzzz ¡Perdón!, ya estoy despierto, Paola es así:

Comparándola con mi tamaño (1.80) ella debe medir como unos diez centímetros menos – resten, no sean perezosos – buenas piernas, un culo hermoso que al tacto es blandito pero ¿A quién coño le importa si un culo está duro, si ella va a un gimnasio, si es floja o si no hace nada para endurecerlo? A mi por supuesto no. Tiene un poco de barriguita, pero no es una gorda, sólo un poquito; senos normales, tirando a pequeños y una cara muy bonita, sus ojos son amarillentos y eso la hace más misteriosa y atractiva. En sí, una chica bonita y sencilla, no es una miss pero tampoco es tan normalita. Ah, se me olvidaba, tiene 23 años.

Yo, soy un chico normal, 1.80, moreno, atlético – el gimnasio trae beneficios pero aún así ¡No me gusta Coño!, pero tengo que hacerlo – en resumen, uno más del montón, pero saliéndose de los estándares comunes.

- Carlos, mañana no voy a venir, pero tú si vas a tener que hacerlo porque vas a practicar tu alemán en la computadora – me dice la vieja tirándosela de que caga más arriba del culo.

- Sí profesora – respondo sólo y exclusivamente sólo por educación – el que inventó la educación fue un chupamedias que quería que la gente actuase como él quería, pero bueno, el sistema es el sistema.

- Guao Paola, no me canso de decirte lo bonita que estas hoy – decía a la secretaria para entretenerme un poco – no tenía vida con esa mujer mayor que yo, pero sí vale entretenerse – dichoso el que tenga el gusto de estar con alguien como tú…

- Ay Carlos, tú siempre con tus cosas vale – decía Paola sonriente mientras escribí no se que coño en un libro.

- Mira Paola, mañana tengo clases con el profesor virtual (la computadora) y necesito saber el horario libre del laboratorio, ya que me desconcentra cuando está lleno de gente – le dije a Paola para que ella me buscara un horario más cómodo.

- Bueno Carlos, mañana es Martes y es un día pesado, pero vente a las 12:00 que no hay nadie – sólo estamos el profesor, yo y tú si llegas a venir.

Salgo un poco molesto del Instituto – me van a interrumpir mi hora de almuerzo ¡Coño! – llego a mi casa, me desvisto, enciendo mi computador, me hago una pajita para relajarme y me acuesto a ver televisión esperando que llegue mi familia. Luego de la comida, todo el mundo para su cama y … zzzzzzzzzzzz zzzzzzzz zzzzzzz ¡Martes!

Son las 10:00 de la mañana, me preparo un suave desayuno. Veo TV un poquito, otra paja y ya son las once ¡Tiempo, tiempo vale, si pasas rápido!, me baño, me visto, como mi prematuro almuerzo y salgo camino hacia el Instituto.

Abro la puerta y veo a mi Novia de las fantasías - ¿Por qué coño me gustaba tanto Paola? – pensaba mientras le veía salir de una de las oficinas…

- Hola Paola ¿cómo estas? – decía mientras de reojo observaba toda muestra de carne.

- Bien, aquí esperándote, ya creía que no ibas a venir y me ibas a despreciar el favor que te estaba haciendo – me dijo riendo.

- No vale, por favor, yo aprecio este gesto – le decía mientras me iba a las computadoras para iniciar mi aburrida clase virtual de alemán

Ya al rato de estar oyendo y viendo a la muñequita que indicaba qué ibas a decir y una sarta de tonterías, se me prendió el bombillo – nadie estaba viendo lo que hacía, así que tenía campo para jugar. Además no había rastro del profesor y Paola seguro estaría ocupada –, minimicé la página de alemán y me metí en unas páginas entretenidas; estando en una página de Chat, vi un link de chicas de compañía (vulgares putas) y comencé a verlo. Las ordenaban por altura, peso, precio y muchas otras tonterías, pero de que estaban buenas, estaban buenas.

Luego de alegrarme un poco, entré a una página porno y comencé a deleitarme; me paseaba por asiáticas, jovencitas, maduras, folladas, etc. Estaba entretenido en lo mío – viendo videos porno y acariciándome por encima de mi ropa – cuando escuché un leve ruidito en un pasillo que está a una esquina de la sala de computadoras – de ahí se puede ver lo que estás viendo -, de reojo vi hacia la esquina de dicho pasillo y me encontré con una pequeña sorpresilla: estaba Paola dándose rosca por debajo de su ropa – llevaba falda -, sus movimientos eran circulares y un poco suaves – estaría empezando seguro -, yo, en vez de cerrar la ventana, lo que hice fue poner un video mas fuerte y comenzar a tocarme disimuladamente sobre el pantalón, con mi mano derecha controlaba el Mouse y ponía videos y videos – malditos videos de muestra, sólo duran 30 segundos – mientras que con la izquierda masajeaba mi miembro por encima de mi pantalón.

De reojo miraba a Paola dándose rosca más descaradamente debajo de la ropa y esto hizo que mis movimientos pre – pajillos aumentaran un poco en intensidad. Desabroché mi cinturón y metí disimuladamente mi mano debajo de mi pantalón y comencé a tocar mi rabo para que despertara un poco mas (estaba término medio), luego que de ya m pene se había adaptado al campo de batalla, opté por sacarlo completamente no le iba a dar a Paola libre visión, me arrimé un poco hacia un lado apartado de su visión para obligarla a ella a dar un paso más al frente y al lado para que me pudiera ver; parece que entendió mi mensaje, porque se estaba acercando mientras yo me jalaba mi pene de arriba hacia abajo, de arriba hacia abajo…

Ya el nerviosismo en mi estaba disminuyendo, dándole paso al placer, Paola había sacado la mano de su interior – me asusté por un momento -, se levantó su falda, arrimó su tanguita y comenzó a masturbarse más cómoda y descaradamente; yo por mi parte ya estaba pajeándome a todo nivel, pero quería mantener el jueguito así que bajé la intensidad y me dediqué sólo a darme placer lentamente y disfrutar del momento.

Mientras estaba en lo mío, pude ver de reojo que Paola me veía descaradamente el pene y yo también merecía poder disfrutar, así que me voltee más, esperando que ella se acercara más. Ya estamos a escasos metros de distancia y Paola se pellizcaba los pezones mientras que con su mano libre se masturbaba, hubo un momento en el que Paola cerró sus ojos y se puso a disfrutar de su masturbación y yo aproveché para verla sin reparos.

Paola daba masajes circulares en su clítoris mientras que son su otra mano pellizcaba sus pezones y los palpaba de una manera muy sensual. Su coño ya estaba chorreando dando muestras de su estado, chorreando ese magnífico líquido que a mi parecer es el mejor elixir que hay (Esos son mis gustos) que empapaba sus pequeños dedos y fomentaban a que ella siguiera. Estábamos muy cerca el uno del otro – no queríamos romper el momento tirándonos encima a follar como locos – podía sentir el olor a coño en el salón – los aires acondicionados regaban el olor a sexo, bueno, previos – y me estaba embriagando con las imágenes que veía directamente de Paola – siempre le vi cara de pícara, pero esto era demasiado.

Yo subía y bajaba mis 18 cm de carne – tamaño normal, no tengo un miembro de caballo como alegan muchos aquí – mientras me deleitaba del espectáculo que estaba viviendo, Paola hizo un ademán de abrir los ojos y entendía la seña, ahora le tocaba a ella ver. Bajé un poco más mis pantalones y mis boxers – hice lo que pude porque estaba sentado, no soy acróbata – y comencé una buena paja – intenté actuar un poco más para que ella disfrutase -, subía y bajaba la piel de mi miembro y producía un escalofrío que corría por mi columna vertebral, habían veces que aumentaba el ritmo de la paja a uno fuerte y cuando veía que ella clavaba sus ojos esperando que terminara, bajaba el ritmo. Así lo hice hasta que exploté en un fuerte orgasmo - ¡ahhh!, balbuceaba mientras salía mi leche manchando el monitor de la computadora y no se que otras mierdas más.

Paola no se quedó atrás y su cuerpo – estaba casi a mi lado – comenzó a convulsionar, pero al igual que yo, Paola aguantó su orgasmo - ¡Ahh, ahh! Se escuchaba salir suavemente de su boca mientras que su dedo iba dando placer a ese botoncito y sus manos estaban pellizcando uno a uno sus pezones, sus fluídos corrían por su pierna hacia abajo y su tanga – arrimado hacia un lado – estaba completamente empapado. Nunca había tenido una paja tan placentera – claro, debe ser que todos los días uno tiene a una mujer masturbándose a tu lado -, luego de la experiencia voyeur – autosatisfacción, Paola se fue – el juego trataba en que yo no la vi, pero ella sabe bien que si – yo limpié el monitor y las otras manchas, me arregle y salí a la recepción.

- Carlos, se me había olvidado decirte que la profesora dijo que vinieras mañana otra vez con el profesor virtual que ella va a faltar otra vez – me dijo la zorrita muy tranquilamente…

- Ok Paola ¿pero a qué hora puedo venir que no haya tanto bullicio? – pregunté a la zorrita…

- Bueno, ven mañana a la misma hora que hoy – me dijo sin poder ocultar una leve sonrisa en su rostro.

- Ok, chao Paola, espero que duermas bien – dije mientras iba camino a la puerta.

A la mañana siguiente ya estaba en el Instituto a la misma hora del día anterior - ¿Quién no lo estaría? Mortales somos todos mis queridos amigos – entré y vi otra vez aparecer a Paola del fondo – El Instituto era pequeño y para abrir la puerta eléctrica, la secretaria tenía que ir a un botón al fondo del pasillo.

- Hola Paola, que lindas estás hoy – dije riendo.

- ¡Jaja! Entonces estoy linda todos los días, porque llevo mi típico uniforme. Dijo pícaramente

- Bueno, voy a pasar al salón – le dije cuando me encaminaba hacia la zona de computación.

- Espera – me dice Paola caminando hacia mí – hay que conectar algo a la compu.

- Ok, vamos.

Cuando llegamos al salón, Paola se inclinó para mirar atrás del CPU y al hacer esto, dejó a mi vista sus piernas. Esto lo veía como una invitación porque ella tardaba como más de la cuenta en conectar el dichoso cable, ahí inclinada se podían ver sus piernas en todo su esplendor sus morenos muslos (un poco gorditos) y luego la falda, que tapaba la visión pero daba vuelo a la imaginación. Las imágenes de ayer se hicieron presentes y mi amiguito comenzaba a tomar vida. Me acerqué lentamente a ella, la tomé por detrás y le recosté mi duro miembro en su culo – ¿Necesitas ayuda? – Dije mientras la tomaba fijamente por sus caderas – No, ya termino – dijo Paola a la vez que comenzaba a hacer movimientos circulares alrededor de mi pelvis. Ya el juego había comenzado ayer y hoy no iba a parar.

Rozaba mi miembro contra ese culo suavecito a mis manos, le agarré más de las caderas y la apreté contra mí, provocándome más placer; sus movimientos ya eran frenéticos y decidimos ir al grano de una maldita vez por todas.

La voltee y comenzamos a besarnos, su lengua y la mía jugaban y se turnaban entre la garganta de uno y la garganta de otro, mis manos incansables buscaban puntos que tocar y su blanco fueron los erguidos senos de Paola; los palpé y quité su camisa de botones para que ella quedara en sujetador, ella sensualmente se los quitó y comencé a chupar cada uno de sus senos – eran pequeños, pero deseables – al compás de mi excitación. Paola me paró y me llevó a el salón grande – le decimos así porque es un salón como para 10 personas ya que los otros son tipo estudio, este salón grande está compuesto por una gran mesa en el medio.

La acosté encima de la mesa, subí su falda y arrimé su tanga negra y comencé a lamer su rajita, lamía su monte de Venus e iba bajando hasta sus labios mayores para probar ese sabor que desde ayer había querido degustar. Con mis dedos me abrí paso hacia tierras más profundas y comencé un mete – saca con mi lengua que estaba haciendo temblar de placer a mi querida Paola, turnaba entre mis dedos ensalivados y mi lengua para estimular ese botoncito. Cuando ya estaba bien prendida, metí dos deditos en su coño y comencé a cogerla con ellos mientras que con mi lengua la estimulaba. Pasé un rato embriagándome de sus fluidos cuando me llenó la boca de sus flujos explotando en un intenso orgasmo - ¡Ahh, si! Cómetela toda, Dios que placer – decía mientras convulsionaba - Paola me paró y me hizo sentar en la mesa y en menos de lo que canta un gallo tenía mi pene en su boca, dando una mamada impresionante, sus labios apretaban mi polla para darle el placer suficiente, su saliva se hacía notar y cada vez la lubricación era tal que ya sus chupadas me tenían en el cielo, su boca subía y bajaba y mis testículos recibían su dosis cuando ella dejaba mi falo y se dirigía atenderlos a ellos. Ya mi miembro estaba bien lubricado y comenzó lo que se había previsto.

Puse a Paola en cuatro paticas y le la metí de una, sin esperar. Comencé un mete y saca lento, disfrutando de nuestro sudor, de nuestros cuerpos, de nuestros genitales; el placer estaba siendo magnífico y se extendía en cada roce de nuestros cuerpos. Yo incrementé mi ritmo – quería hacerla chillar – penetraba más fuerte pero tenía que ir con cuidado, ya que hacía 1 mes que no follaba y no quería cagarla viniéndome antes de tiempo; seguía y seguí con mis artes amatorias y estaba felizmente follando - ¡Sí, dame más cabrón – decía Paola a la vez que halaba su culo hacia atrás para disfrutar más la cogida.

Posteriormente de la magnífica posición de perrito, Paola me tumbó en la mesa y sin perder tiempo se la clavó hasta el final; su cabalgata fue desde el principio ruda y violenta, no había pasado mucho tiempo cuando explotó en otro orgasmo que hizo que su vagina apretara mi pene e incrementara el placer. Esperé que Paola terminase y se recuperase un poco para volver a empezar otra vez con la cabalgata, esta vez lo hizo sin pensar, ella tenía un objetivo y ese era arrancarme toda la leche de mi ser - ¡Plo plo plo plo plo! – se escuchaban nuestras pelvis chocando entre sí, sus movimientos de cadera eran impresionantes, ya estaba a punto de llegar.

Paola se levantó, me paró y ella se acostó en la mesa – arrímate y sólo mete la punta de tu pene – me dijo, yo hice lo que me pidió y metí sólo la punta – ahora, con la punta dentro, hazte una paja fuerte, pero no saques la punta – dijo muy excitada y entre cortada.

Yo empecé a hacerme una paja con la punta de mi pene dentro de esa gruta mientras ella se masturbaba con su mano – ¡Que escena! – pensaba mientras me hacía una paja a un nivel fuerte, ya no quería aguantar más sino correrme y al cabo de dos haladas lo logré, cada vez que halaba mi pene, salían bombeadas. En la tercera y última, sentí un escalofrío en mi columna y me dejé caer en el pecho de Paola

- Ha sido magnífico – dije a Paola cansado.

- A mi también me gustó, tenía tiempo sin tirar bien y hoy fue un día bueno. Me quitaste la sequía – dijo ya más calmada.

Paola me comenzó a lamer la cara - ¿Guao Paola, lo haces fuerte – decía mientras sus lametazos eran más desesperados… y, …, … ¡Guau! ¡Guau! ¡Guau!...

Despierto y veo el reloj ¡MARTES! ¡Todo había sido un puto sueño! ¡Coño e la madre que me parió! ¡Maldita sea!...

Me despierta mi perro lamiéndome la cara y de paso estoy con rolo de erección que es capaz de traspasar el metal. Hoy es el maldito Martes y son las 10:00 am, estoy más despistado que ADÁN EL DÍA DE LAS MADRES, creía que estaba follándome a la secretaria y era un ¡Maldito Sueño!, tengo la polla parada y el boxer lleno de leche. Lo que falta es que el perro me haya cogido mientras dormía, pero no, no tengo un hueco en mi boxer ni sangre en el culo.

Me espera un día rutinario, pero ¿quién sabe si el sueño era una premonición?... ¿Quién sabe?

(9,50)