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Carta de andrea (2 de 2)

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Siguiendo con la historia de Andrea, hoy voy a leerles la segunda carta que le envió a su amiguita Paola y donde cuenta con detalles otra de sus aventuras sexuales propias de su edad y de su deseo por experimentar en este fascinante mundo.

Paola, ya que usted quiere tener sexo con su novio porque quiere complacerlo y porque usted quiere saber que es lo que se siente le voy a contar como fue mi primera vez.

Yo vivía con una señora en un pueblo cercano a mi ciudad, pues había tenido un disgusto con mi mamá y ella me había echado por lo que me fui a vivir con una amiga de ella que me quería mucho y que me ayudó a no pasar trabajos fuera de mi casa. Ella era de unos 50 ò 60 años y vivía con sus hijos: El mayor de unos 32 años, casado y con dos hijos pequeños de 9 y 7 años y uno de 2 añitos, después estaba un hijo de 25 años con tres hijos pequeñitos y un joven de 17 años, el cual vivía muy poco en casa porque sé mantenía en Cali donde su papá.

Yo salí enamorándome del menor pues era muy juicioso y trabajador y tuvimos un lindo noviazgo pero por la razón de que casi no iba al pueblo no podía verlo ni estar con él mucho tiempo. Yo lo conocía desde los trece años que recién llegué a vivir donde su mamá y a pesar de que nos tratábamos poco nos gustamos y nos ennoviamos.

Pero pasaron meses y él no volvió y su hermano el mayor (jersson) me dijo que él había ido a Cali y que lo que pasaba era que él tenía novia y que yà me había olvidado, lo que me hizo dar mucha tristeza, pero todo era mentira de JERSSON para que yo lo olvidara y le hiciera caso pues él desde que yo llegué le gusté y él me molestaba pero por lo que era mucho mayor y con hijos, aunque no vivía con su esposa, no le hacía caso pues sabía que buscaba de mí, pues era linda, joven y con un buen cuerpo.

Pero él supo aprovechar su experiencia para convencerme y dejar que le aceptara la invitación a bailar, dizque, según él, para consolarme y que no me encerrara a llorar mi pena.

Así que le dijo a su mamá que no me llevara el fin de semana siguiente a Cali para que viera a mi mamá, pues le dijo que ella no me quería ver y que más bien me dejara ir a una reunión con unos amigos del trabajo, y su mamá aprovechara para llevar a los niños y la cuñada (la esposa de su segundo hermano), a pasear en Cali y nos quedáramos con el otro hermano a bailar y celebrar que ya casi cumplía mis quince años (me faltaban 8 meses) y que era hora de que fuera saliendo y relacionándome porque ya era una señorita, ante lo cual su mamá cedió, no sin mucha dificultad y confiada un poco en la seriedad de su segundo hijo que era de buenas costumbres, serio y responsable.

Llegó el fin de semana, y su madre y su cuñada se fueron a Cali a quedarse esos dos días, dejándome con ellos, no sin recomendarme mucho a mí y a Raúl, su segundo hijo, que me portara bien y que confiaba en sus hijos y que no me iba a pasar nada.

A la hora de salir nos fuimos los tres a bailar, la pasé muy chévere con ellos y aunque Raúl no me dejaba tomar, Jersson me daba aguardiente a escondidas que para que me animara y me sintiera bien, y yo inocentemente se lo recibía hasta que sentí que me empezaba a coger y mejor ya no le recibí más, pero Raúl salió emborrachándose, por lo que Jersson aprovechó para sacarme a bailar y empezar a tratar de convencerme de que él me quería, que yo le gustaba y que aceptara sus propuestas de tener un vacilòn con él, por lo que ya prendida nos besamos y el me abrazaba a escondidas para que la gente no nos viera y fueran a contarle a alguien de su familia. Después de un rato nos fuimos para la casa y acostamos a Raúl en su cama, por lo que Jersson aprovechó para besarme y abrazarme acariciando mi cuerpo, por lo que yo me asusté y le dije que mejor nos acostáramos cada uno en su pieza pues era mejor evitar una situación mas intima.`

Yo me acosté, y me comencé a dormir ligero por el mareo que sentía del aguardiente que había tomado, cuando al rato sentí que la cama se movía y al voltear a ver era Jersson que se acostaba a mi lado, por lo que yo me asusté y me intenté levantar pero él me cogió y me dijo que estuviera tranquila que nomás me iba a besar y a acariciar un poco para que se me pasara la maluquera.

Él me empezó a besar y era muy cariñoso conmigo, me decía que yo siempre le había gustado desde que llegué a la casa, y que le aceptara su amor pues a pesar de que él tenía hijos no vivía con su mujer, que él me podía dar lo que yo quisiera y que él me podía hacer olvidar a su hermano que no me apreciaba y que me había rechazado y otras cosas así por lo cual yo me dejé convencer y le recibía sus besos y sus caricias.

De un momento a otro sentí sobre mi muslo una cosa dura y me di cuenta que estaba desnudo, por lo que intenté levantarme, pero él me hizo quedar en la cama sentada y me dijo que no tuviera miedo que no me iba a hacer nada malo.

―Tranquila, Andrea, cálmese que no le voy a hacer daño, pues sólo quiero que esté bien y que no me tenga miedo que sólo le voy a enseñar hasta donde usted se deje. Usted ya es una señorita y no le dé miedo de aprender que le và a gustar y nada que usted no quiera le voy a hacer―me dijo.

Él me comenzó a besar y acariciar suavemente, y yo no sé si fue por la experiencia suya o por el aguardiente que me tenía mareada yo me dejaba, pues me sentía bien al ser acariciada por sus manos expertas y besar poco a poco mi cuerpo que se calentaba hasta dejar que él me quitara la blusa y mi brassier para dejar que besara mis senos, los tocara y acariciara hasta que sentí que se me endurecían los pezones y que me gustaba la forma en que iba calentando mi cuerpo y como me daba un cosquilleo en mi vientre.

Cuando él notó eso aprovechó para montarme y tratar de separar mis piernas, por lo que yo me asusté y le dije que no, pero él me insistió y me dijo:

―Mami, yo no le voy a hacer daño, sólo quiero que sepa como se siente cuando se hace el amor, con cariño y con dulzura, porque usted está muy tensa y yo le quiero quitar el miedo y que disfrute.

―No, Jersson, lo que pasa es que yo soy virgen y me dà miedo que me vaya a doler o que vaya a quedar en embarazo.

―Tranquilita mami, que yo voy sólo a meterle la puntica y và a ver que le va a gustar y que se le quita el miedo y yo no la embarazo porque ya tengo experiencia de tantos años de casado, no se preocupe.

Vea, Paola, yo tenía un miedo pero me calentaba tan bien sentir sus caricias expertas y el deseo que me despertaba de tener sexo desde los doce años cuando era acariciada por mi noviecito de juventud pero que había aguantado por temor de que me fuera a preñar. Él me insistió y me volvió a hacer acostar, por lo que más calmada dejé que me trepara y con mucho miedo le dejé separar poco a poco mis muslos para que él metiera sus piernas por entre ellos, produciéndome un miedo grandísimo por lo que me fuera a hacer, pero el calor de su cuerpo me excitaba.

Sin embargo, él me siguió besando y bajando su mano me quitó la falda de mi levantadora y suavemente me retiró mi panty dejándome desnuda y a su completa disposición, causándome un susto terrible al sentir que me montaba y me separaba las piernas poniéndome sus manos entre mis muslos y que con una mano dirigía la punta de su miembro por entre los labios de mi vagina.

―Jersson, por favor, no me vaya a lastimar, que tengo mucho miedo de que me vaya a doler y de que vaya a sufrir, pues una amiga me dijo que eso dolía mucho cuando a una la desfloraban.

―Tranquila, mami yo sé lo que hago. Usted sólo deje que yo me encargue y aguante un poquitico nomás que la primera metida es la que duele un poco pero después de meterle la cabeza un poquitico yà lo recibe con mas suavidad; Sólo relájese y deje que yo haga lo que sé hacer.

Paola, yo todavía recuerdo como fuè y siento que todavía no estaba preparada para eso porque empecé a llorar. Él me tranquilizaba y me decía que estuviera tranquila que nada me iba a pasar, pero yo temblaba del susto.

Yo sentí cuando él me separó con un dedo mis labios vaginales y como la cabeza de su miembro trataba de entrar en medio de ellos, causándome un gran dolor al resistirse y no dejarse penetrar, creo yo por lo grueso de su miembro.

―Ayy, Jersson, por favor, eso me duele― gemí al sentir la punta de su miembro al tratar de penetrar en mi vulva.

―Tranquilízate mami, que ya le va a pasar el dolor, usted aguántese un momento que yo le hago despacito y suave para que no le duela mucho―.

Él volvió a desmontarme cuando vio la dificultad para entrar y me preguntó que si yo en verdad era virgen, por lo que al responderle que sí me trató más cariñoso y me mimaba y me prometía que no me iba a lastimar y que iba a ser muy tierno y cariñoso conmigo.

Así que con su saliva y con un poco de mi saliva que le eché en su mano mojó la punta de su verga y montándome y separándome los muslos otra vez volvió a poner la cabeza de su pene en medio de los labios de mi vagina, que se resistió menos porque ahora estaba lubricada por su saliva y la mía y empujando con fuerza iba penetrando por primera vez en mi cuerpo.

―Ayy, Jersson, por favor, no sea brusco y tráteme con cariño que usted es el primer hombre en mi vida.

―Ahhh, tranquila mami, que ya và a pasar el dolor y lo vas a disfrutar.

Mi vagina me dolía, yo sentía que no lo podía aguantar y que no iba a resistir eso. Yo lloraba y le decía que eso me dolía mucho pero él empujaba con más fuerza y me decía que aguantara, que en cuanto entrara un poquitico más eso me iba a gustar y después no quería que me lo sacara.

Paola, mis labios vaginales se iban separando poco a poco, provocándome un inmenso dolor al recibir la punta dura de su miembro. Él paró un momento para tranquilizarme al ver que yo lloraba y que intentaba rechazarlo.

―Shh, mami, tranquila que ya và a pasar el dolor, solo aguante un poco más y ábrame más las piernas para que me pueda meter más fácil― me decía él mientras me besaba el cuello y los senos. Después de un instante en que me calmé separé con desconfianza un poco mis muslos quedando a su merced.

El aprovechó, y me metió las manos por debajo de mis muslos y separándolos con fuerza volvió a empujar con mas fuerza.

Paola, yo sentí que la punta de su verga me partía a medida que iba penetrando mi interior, y se acomodaba mas adentro de mi vagina.

Eso era inmenso de grueso y me parecía que me iba a partir en dos cuando iba entrando y separando mi carne con fuerza. Yo lloraba, gritaba y le trataba de sacar de mi interior, pues eso me quemaba por dentro a medida que iba separando mi interior, lo que en vez de hacerlo retroceder antes más lo animaba a penetrarme con mayor ímpetu y ahora aprovechando que me tenía metida su verga hasta un poco menos de la mitad y que me tenía de las piernas separándolas con fuerza y levantándolas para poder meter sus caderas con más libertad y sin ninguna piedad me aguijoneaba con su ataque feroz en mis entrañas.

Sentía su miembro grueso y largo salir para luego entrar con mas ganas penetrándome mas y más dentro de mi vagina, y sentí que me moría cuando su verga toco mi himen y lo fuè desgarrando con fuerza pero despacio para ir venciendo su resistencia y desflorarme sin piedad, causándole a él un tremendo placer al sentir que me hacía suya y que era el primero que entraba en mi cuerpo de niña pura, sin miramientos ni contemplaciones, solo preocupado por gozar el acto de mi primera vez, quebrando mi inocencia.

Eso entraba y salía con fuerza, me quemaba y me desgarraba en lo mas intimo de mi ser, y yo lloraba, gemía, gritaba y me quejaba por dejarme convencer y de que Jersson se aprovechara de mi ingenuidad para lograr consumar el placer de poseerme y de iniciarme tan fácilmente.

Él parecía loco: babeaba, gemía, gritaba y se sentía el hombre más feliz sobre la tierra en ese preciso instante, sin tener en cuenta mi sufrimiento y antes por el contrario le hacía más duro, con mas fuerza y con mas placer, hasta que sentí que él se detenía y se puso tieso y dando un grito se vino dentro de mi interior, que sintió, a pesar del inmenso dolor al llegar al clímax con su miembro en su máxima dureza, grosor y lo más largo que me podía parecer, que me llenaba con la eyaculaciòn de su esperma dentro de mi vientre.

Él movía sus caderas con desespero. Yo lloraba al sentir un hierro caliente en mis entrañas, la emanación de su semen y la sangre de mi interior revuelta con su liquido que salía por mi vagina cuando él me desmontó con su verga ya caída y chorreándole él liquido seminal en su punta. Había tenido según él el mayor y más placentero de los orgasmos, sin tener en cuenta de mi dolor y de mi desconsuelo.

Paola, me dolían las caderas, mi vagina estaba roja y me dolía mucho, y me sentía sucia y agotada por el esfuerzo de la desfloración que tuve que aguantar de manera brutal por el deseo de satisfacer sus bajos instintos.

Lloré toda la noche y ya no quise tener mas sexo con el pues me daba miedo y vergüenza por lo que había hecho, mientras él dormía feliz y tranquilo de sentirse el dueño del mundo al poder desvirgar a una dulce y una hermosa niña de escasos 14 añitos. Después él se paró y se fue a dormir a su cuarto y yo no le dije a Raúl ni a nadie lo que había pasado por pena y porque a pesar de que me dolió sabia que ya había pasado lo peor y ahora solo era cuestión de acostumbrarme a tener relaciones.

Después lo hice con otros muchachos y poco a poco fui perdiendo el miedo a tener relaciones, pues hè comprobado que la primer vez es la más difícil por nuestras ideas de que es pecado hacerlo según los padres nuestros, y porque quien te inicia no tiene en cuenta tu dolor y tus sentimientos. Por eso yo le aconsejo que ahora que quiere hacerlo sepa cuando y con quien quiere hacerlo la primer vez para que no sufra y disfrute su primera relación sexual.

Hasta aquí las cartas que le envió ANDREA a su amiga Paola, donde narra las primeras experiencias de carácter sexual en sus escasos años, claro que aclarando que me tocó retocarle algunas palabras y algunas ideas que no supo expresar bien por su falta de retórica, pero conservando la estructura fiel de sus cartas en su contenido y en sus vivencias.

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