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Cómo curé a mi chico su resfriado...

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Aquella mañana me desperté muy muy húmeda. Acababa de tener un sueño erótico con un amigo al que hace mucho que no veo. En ese sueño, para no andarme con rodeos, follábamos como locos, chorreábamos sudor y yo llegaba al orgasmo una y otra vez.

Lo cierto es que llevaba más de una semana sin sexo, lo que para mí significa una eternidad. No es que sea una viciosa, pero, para mí el sexo es algo muy importante y necesario. Esta larga espera se debía a que mi chico estaba enfermo. Había cogido una gripe de las buenas y claro, yo estaba sin verle y encima a dos velas hasta….ayer.

Todavía nos quedaban algunos regalos navideños que comprar, y, como él ya se encontraba mejor decidimos ir juntos a un centro comercial. Lo cierto es que resolvimos lo de los regalos antes de lo esperado así que, nosotros y los paquetes nos fuimos a mi casa.

Al llegar, vimos que estábamos completamente solos, algo poco habitual en mi casa. Dejamos los regalos ya empaquetados en el sofá y subimos hasta mi habitación. Él todavía estaba algo resfriado, así que no quise insistirle pero mi excitación era más fuerte que yo.

―Cariño, anoche, yo….tuve un sueño erótico y pufff no he podido recuperarme,

―¿En serio? ¿Conmigo?

―No….―dije y pensé que se enfadaría, pero ocurrió todo lo contrario―.

―Mmm mi niña está calentita después de follarse a otro ¿eh? –dijo y yo asentí colorada― pues esto habrá que aprovecharlo –dijo metiendo su mano dentro de mis vaqueros―.

El roce de su mano suave encima de mi tanga hizo que traspasara aún más mi evidente humedad y gemí sin poderlo evitar. Todavía ni nos habíamos sentado en la cama, cuando él se puso detrás de mí metiendo su mano dentro de mi tanga. Entonces yo gemía más fuerte mientras él jugueteaba con mi clítoris y apretaba su ya abultado paquete contra mi culo.

―Ven aquí…―dijo haciéndome para adelante mientras me bajaba los pantalones― Vaya culito más rico tienes, y encima, qué mojada estás, mmm pero como me pones –dijo por fin metiendo su dedo corazón dentro de mi coño―.

―Ahhhh, qué gusto….

―Mmmm ¿te gusta eh?

―Me encanta…no pares, no pares, por favor…mmm

Seguíamos con la ropa puesta, yo con los vaqueros y el tanga bajados, pero aun con la camiseta y el sujetador apoyada sobre mi escritorio. Así como estábamos le bajé los pantalones y los calzoncillos como pude y toqué por fin su polla dura.

―¿Ves cómo me pones cielo? –dijo apoyando su polla en la entrada de mi mojadísimo coño― Mmmm –dijo mientras iba entrando cada vez más― Diossss que rico –dijo empezando ya a meterla y sacarla―.

―Mmmm sí, sigue, Dios…no pares de follarme!!!

Creí que me iba a volver loca, estaba más cachonda que en toda mi vida y ya no pude parar de gemir y gritar como una loca hasta que me corrí.

―¿Te has corrido pequeña?

―Mmm sí

―Pues esto acaba de empezar.

Entonces me tumbó sobre la cama, boca abajo. Hizo que me levantara quedando a cuatro patas, expuesta y dispuesta para él. Vi que se quitaba su ropa y yo intenté quitarme la mía pero entonces me la metió de nuevo de un solo golpe.

―AHHHHHHHHHHHHHH

―¿Te gusta?

―SÍIIIIIIIIIIIII

―Ufff, como me pones, me encanta follarte…

―Y a mí……mmmmmmm –dije logrando al fin deshacerme de la camiseta y el sujetador―

―Qué cuerpazo tienes…..mmmm –dijo apretándome las tetas― como me gustan!!!

Entonces me besó en el cuello, uno de mis puntos débiles y en pocos segundos volví a correrme convulsionando sobre su polla.

―AHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH, AHHHHHHHHHHHHHHHH,AHHHHHH

―Vamos nena, córrete, córrete para mí.

Y me corrí, más fuerte que la vez anterior, estaba exhausta pero él todavía tenía más ganas de darme placer.

Seguimos follando en esa postura, me daba cada vez más fuerte y yo notaba como se le iba poniendo más y más dura cuando empezó a darme unas suaves nalgadas en mi culito. Eso volvió a ponerme a mil de nuevo.

―AHHHHHHHHHHHHHHH, SIIIIIIIIIIIIIIIIII,AHHHHHHHHHHHHHHHHh, ME CORROOOOOOOOOOOOOOOO

―Vamos nena, córrete conmigo, AHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH, AHHHHHHHHHHHHH, Síiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii, TOOOOOOOOOOOOOOMAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA

Nos corrimos a la vez haciendo chirriar la cama como nunca. Nos quedamos agotados y boca abajo por lo menos unos minutos. Los dos estiramos las piernas pero su polla aun estaba dentro de mí.

―Ha sido una pasada mi amor. Me ha encantado verte tan cachonda. Esto hay que repetirlo.

―Cuando tú quieras mi amor, ¿no estás celoso por lo del sueño?

―Si esos sueños te ponen así solo para mí…bienvenidos sean.

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