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Mi primera experiencia lésbica (1)

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Hola, mi nombre es Paula, tengo 19, y solo he tenido sexo con un hombre en mi vida, fue desde este verano. A raíz de un distanciamiento con el, estuve sin sexo durante 4 meses. Como se podrán imaginar estaba a mil de lo excitada sin posibilidad de conseguir nada. Debo decirles que soy atractiva, alta, delgada, cabello castaño, tengo pechos pequeños pero buenas piernas y un culo bien parado que es la delicia de los hombres. Siempre observo como se dan vuelta por la calle, para verme el trasero. Tengo muchos pretendientes, pero no me va acostarme con cualquiera, trato de cuidar las formas.

Hace un tiempo me di cuenta que me atraen las mujeres, me masturbo regularmente pensando en ellas, a veces imagino que hago tríos con un hombre y una mujer. La mayor fuente de inspiración es mi tía, la hermana de mi madre que me pone a mil, es muy bonita.

El mes pasado, mi padre viajaba por negocios a Río de Janeiro, y como yo tenía unos días libres en la universidad, lo acompañé. Fuimos los dos solos y nos alojamos en un cuarto de un lujoso hotel. Durante dos días mientras el trabajaba yo iba a la playa, y me deleitaba observando los cuerpos bien trabajados de hombres y mujeres. Se imaginan como estaba, no podía sacarme de la cabeza esos paquetes bien marcados de los hombres con sus diminutos trajes de baños, y tampoco los culos, piernas y tetas de las mujeres con sus cuerpos bronceados. La verdad es que no sabía a quien mirar más, pero ambos sexos me tenían al tope.

Durante el tercer día mi padre tuvo que viajar a San Pablo por el día, se fue bien temprano, y regresaba casi a la medianoche. Yo fui a la playa como era costumbre, y luego de almorzar frugalmente volví al hotel a eso de las 4 de la tarde. Iba derecho a la cama a masturbarme, ya que estaba que no aguantaba más.

Cuando estaba por llegar a mi cuarto, veo que una mujer negra de cuerpo impresionante, sale del cuarto de al lado, medía como 1,80 tenía unas tetas firmes y exuberantes, una cintura pequeña, caderas estrechas, una diminuta falda hacía notar una piernas larguísimas, musculosas. Estaba vestida como prostituta, zapatos de tacón alto, medias negras caladas por encima de las rodillas, una micro mini falda, un top diminuto, y pintada muy provocativa. Toda la ropa era negra. Me quedé mirándola con la boca abierta. Ella se dio cuenta de mi curiosidad y me miró fijo. Se paró frente a mí y me dijo:

Parece que te gusto, no? Mi precio son 300 dólares.

Yo no conteste, me quede mirándola con la boca abierta.

Hey linda, ¿no me oíste? Cobro 300 dólares, ¿aceptas o no?, soy cara, mi tiempo vale mucho.

Yo seguía mirándola sin contestarle, estaba como petrificada

Me tomo con ambas manos la cara y me dio un beso en la boca, me metió la lengua hasta la garganta, luego tomó mi lengua con sus labios y me la chupó un rato. Yo me puse a mil, me estaba mojando como una catarata, la deseaba, la deseaba muchísimo.

Y mi amor, ¿qué hacemos? me dijo.

Es que, no…. no…… tengo dinero, mi pa… padre no esta, tartamudee al contestarle.

Quieres hacerlo o no?, estas tan buena que te lo haría gratis, me dijo.

Sin contestarle, aparte la mirada de ella y agache la cabeza. Ella, abrió la puerta, me puso una mano en mi cuello y me guio hacia dentro del cuarto. Cerró la puerta, se paró frente a mí, y se quitó el top dejándome ver unos pechos muy firmes, durísimos que ni se movían. Me tomó de la cabeza y me atrajo hacia su cuerpo. Mi cabeza se hundía en medio se sus pechos, unos pechos negros e increíblemente duros, la tomé de la cintura, y con mi boca besé uno de sus pezones. La aureola era más negra aun, y comencé a chupara, que rico que estaba, con su olor a negra, le chupaba los senos, mientras olía su transpiración. Luego sin dejar de chuparla, bajé mis manos hacia su culo. Era tremendamente musculoso, durísimo, bien redondo, era como tocar dos enormes esferas de piedra.

Baje por sus pechos para besar su vientre, un vientre chato firme, musculoso, tenía unos abdominales tremendamente trabajados, traté de bajar más, intenté subir la minifalda, para chuparle la raja, pero no me dejó, tomo mis manos, me tomó de mi trasero, y me levantó en el aire, sus brazos eran también musculosos, y bien trabajados. Me dio otro beso en la boca, con esa boca carnosa de las negras que me abarcaba mi pequeña boquita, y así en el aire me condujo hasta un sillón. Me hizo acostar sobre el, y me quitó la parte de abajo del bikini. Se agachó y hundió su boca en mi vagina, su lengua me penetró de inmediato, parecía un pene de dura que estaba, con su boca cubría toda mi vulva. Miré su cabeza y su boca negra tapar totalmente mi conchita y me sentí en éxtasis. Estiró sus manos y las colocó sobre mis diminutos pechos, los apretaba con pericia, sabía lo que hacía. Las manos eran grandes también, me abarcaban la totalidad de mis tetas y sobraba mano de todos lados, esas manos firmes y negras sobre mis blancos pechos.

Comenzó a mover la lengua mas profundo, apretaba mi clítoris con sus labios y luego hundía la lengua, y la sacaba y la pasaba por toda la rajita, y luego hurgaba sobre mis labios exteriores, para luego lamer los interiores, el clítoris otra vez y luego hundía la lengua profundo. Este movimiento armónico, rítmico, rutinario, hacía que mi placer aumentara más y más y más. Un ola de calor en todo mi cuerpo preanunciaba que venia mi orgasmo, ella lo percibió, y bajo sus grandes manos, las pasó por mi vientre y luego fueron a abrazar mi culo, apretó los dos cachetes, yo jadeaba y gemía de placer, el placer mas intenso que había sentido en mi corta vida sexual, ya al borde del orgasmo, llevó su mano derecha hacia el agujero de mi culito virgen y sin ningún tipo de lubricación introdujo un dedo bien adentro. Ohhhhh, grité de dolor, y al mismo tiempo de placer ya que en ese instante comencé a venirme. Ohhhhhh grite otra vez, estaba teniendo el orgasmo mas espectacular que hubiese soñado. Ohhhhhh, jadeando y exhausta, mareada por un placer que no conocía límites, trasportada a otro mundo, elevada en el tiempo y espacio. Ohhhhhh, en un último suspiro, hacia el éxtasis total.

Ella percibió que había terminado, se apartó de mí, se colocó el top, y se dirigió a la puerta del cuarto, yo me quedé inmóvil mirándola, se alejaba con su silueta negra, sus piernas y trasero firmes. Se dio vuelta antes de retirarse y me dijo:

Si querés más te va a costar 300 dólares, piénsalo y llámame. Dejó una tarjeta sobre un mueble. Me tiró un beso y se fue.

Yo me quedé inmóvil en el sillón durante un tiempo considerable, no podía moverme, mis músculos estaban totalmente relajados. Repasaba una y otra vez la escena. Deseaba volver a estar con ella. Tenía que estar otra vez con ella, había sido una experiencia muy intensa, no podía terminar ahí, necesitaba estar otra vez, eso era en lo único que pensaba.

 

Continuará...

 

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