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Nuevas vivencias,nuevas historias (1 de 2)

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Ruth es una mujer espectacular que roza los 30 años. Es una morena de 1,70, guapísima y con un tipazo de impresión (no es por que sea mi pareja, pero podría ganarse la vida tanto en la moda como en la publicidad sin problemas). Ahora esta embarazada, no aun de muchos meses, pero ya se le nota la barriguita. Aun así, sigue siendo una mujer bellísima y aun conserva su apetito sexual. Yo, por mi parte, soy una persona de poco mas de 30 (permítanme la licencia de no dar esos datos de edad) y creo que bastante atractivo. Físicamente, soy alto, y tengo un cuerpo atlético machacado por todos mis años de gimnasio y deporte en general. Tengo un muy buen trabajo, gano bastante dinero y dispongo de mucho tiempo libre. Finalmente, al igual que mi novia, en el aspecto sexual somos unas personas hetero ante el mundo y bisexuales en la intimidad. Ambos somos muy abiertos en lo que respecta al sexo, nos gusta experimentar y lo entendemos como un disfrute puramente físico. ¿Qué quiero decir con esto? Pues, básicamente, que ambos nos queremos mucho, que somos totalmente fieles el uno a otro y que, cuando montamos nuestras “juergas”, siempre son de mutuo acuerdo. Tenemos amistades con las que satisfacemos nuestros ocultos instintos sexuales, como, por mi parte, es el sexo con otros hombres, siendo yo, en este caso, más pasivo que activo. A mi me gustan más las mujeres que los hombres, pero cuando estoy con uno, me gusta mas poner el culo que follarme uno, aunque también lo hago. Y en esto entra Fabián.

¿Pero quien es Fabián? Pues bien, Fabián es un escort de lujo de origen argentino, bisexual, activo y pasivo y que se ofrece a hombres, mujeres o parejas indistintamente a cambio de dinero (bastante dinero). Lo conocimos un día en que nos apeteció una de nuestras juergas privadas y encontramos su número buscando en internet. Nuestra primera experiencia fue muy buena y quedamos muy satisfechos  por sus servicios. No solo eso, sino que le contratamos en más de una ocasión, lo que llevo a tener con él una cierta amistad y mucha confianza.

Pues bien, la historia que les voy a contar sucedió durante nuestro último encuentro en pareja con Fabián. Ruth y yo estábamos en casa un sábado noche cenando con unos familiares míos. Debido al embarazo y a unos primeros meses algo complicados, habíamos reducido bastante nuestra “vida social” y solíamos invitar a familiares y amigos a nuestra casa. Esa noche, después de la cena, cuando decidieron irse, algunos a su casa a descansar y otros de marcha, nos quedamos solos. Pues bien, esa noche yo notaba a Ruth bastante juguetona. Nada mas irse la gente, empezó a ponerse mas mimosa que de costumbre, abrazándome, acariciándome y besándome sin parar. Yo sabía lo que quería y no le iba a hacer ascos. Ya en la cama y prácticamente desnudos, Ruth paró y me propuso si quería llamar a Fabián, al cual hacia varios meses que no veíamos. A mi me gusto mucho la idea, pero un  sábado noche y ya de madrugada, no sabía si estaría disponible. Por suerte para nosotros, cuando le llamé, me dijo que había tenido un servicio por la tarde (quédense con este dato) y que no tenía previsto hacer mas por hoy, pero que iba a hacer una excepción con nosotros. Me dijo que se daba una ducha y que llegaría a nuestra casa en 30 minutos. Yo le dije que tranquilo y que le esperaríamos despiertos sin dormirnos, jejeje. Y dicho y hecho, en poco más de media hora, Fabián se plantó en nuestra casa.

Mientras le esperábamos, Ruth y yo estábamos a lo nuestro. Tumbados desnudos en la cama, habíamos empezado a ponernos a tono. Mientras nos besábamos, yo iba jugando con sus tetas, frotando sus pezones con mis dedos y bajando a chuparlos suavemente, mientras que ella iba haciéndome una paja deliciosa. Cuando sonó el timbre del telefonillo de la calle, nos miramos y sonreímos. Me levanté de la cama desnudo como iba y fui a abrir. Me asegure de que era Fabián y le dije que subiera, que la puerta estaría abierta y que le estábamos esperando. Cuando volví a la habitación, Ruth se encontraba sentada a los pies de la cama. Me acerqué a ella y sin mas palabras, me cogió la polla y empezó a comérmela. Despacio, muy poco a poco como a mi me gusta, Ruth iba llevándome a un estado de profundo placer y excitación como solo ella sabe hacer.

-Vaya, habéis empezado sin mi- dijo Fabián al entrar.

-Si, jeje, no te íbamos a esperar- conteste yo.

Ruth solo paro su trabajo para saludar a Fabián y continuó con su mamada. Este se fue quitando la ropa sin prisa hasta quedar totalmente desnudo. Fabián tenía un físco espectacular. Media sobre 1,90 y tenia un cuerpazo que ya lo quisieran muchos modelos y gallitos de gimnasio. Depilado totalmente y con un moreno a base de rayos, estaba musculado y fibrado al mismo tiempo. Sin embargo, lo mejor es lo que le colgaba de las piernas. Yo no me puedo quejar de mi polla, ni por su tamaño ni por su funcionalidad, pero la suya increíble. 22 centímetros que te hacían ver las estrellas cuando te follaba.

Viendo la escena que tenía delante, Fabián optó por sentarse en la cama al lado de Ruth. Esta, cuando lo vio, dejó de comerme la polla y lo recibió con un beso en la boca  y ofreciéndole mi rabo a Fabián, que tampoco lo dudo y se sumó a la mamada con Ruth. Indistintamente, ambos fueron comiéndomela, pero Fabián no perdió el tiempo y con uno de sus dedos, empezó a buscar mi culito. Yo estaba en la gloria, me encantaba lo que me hacían y hubiese estado así hasta correrme, pero Ruth paró.

-Cariño, follame ya.

Dicho esto, se levantó y se colocó a 4 patas al borde de la cama. Me situé detrás de ella y decidí devolverle el favor de la mamada, pasando mi lengua por su coño y empezando a comérselo despacito. Por su parte, Fabián se sentó en la cama delante de Ruth, la cual no se lo pensó ni un segundo y empezó a comerle la polla. Yo por mi parte, seguí comiéndole el coño a Ruth y fui mi lengua subiendo hasta llegar al agujerito de su culo, pero Ruth me interrumpió.

-No, hoy no quiero por el culo, no me apetece.

Ruth no solía negarse a nada en el sexo y reconozco que me sorprendió, pero quizás por su embarazo, entendí que le cambiaran algunos gustos. Así que, sin mas dilación, me puse detrás de ella, la agarré de las caderas y empecé a meterle mi polla muy despacio, recreándome en la penetración que le daba. Ruth empezó a gemir y mis embestidas hacían que se desconcentrara en la mamada que le hacia a Fabián, el cual decidió cambiar de sitio. Mientras yo aumentaba el ritmo de mis embestidas, Fabián se arrodillo detrás de mi y empezó a jugar con mi culo, haciéndome un placentero beso negro y metiéndome algún dedo para dilatarme el ano.

La sensación de placer era enorme; estaba follandome a Ruth mientras Fabián me trabajaba con maestría el culo. Sabía que no aguantaría mucho más, así que aceleré al máximo mis embestidas sobre Ruth, saqué mi polla de su coño y me corrí abundantemente encima de ella( sabía que no quería que me corriera dentro estando embarazada)

Después de correrme, Ruth se fue al baño a darse una ducha, mientras Fabián se levantó del suelo, se situó detrás de mi y me susurró al oido:

-Tu turno.

Así pues, asumí el mismo papel inicial que tubo Ruth conmigo. Me senté al borde de la cama, cogí la enorme polla de Fabián y empecé a comérsela. Yo no creo que sea un buen perto mamador de pollas, aunque intento siempre esmerarme en ello. No es algo que me guste hacer en exceso, pero entiendo que es una muy buena manera de excitar al otro y, porque no decirlo, como a mi me gusta mucho que me lo hagan, yo suelo hacerlo también ( vamos, dar-recibir, recibir-dar). Al poco de empezar a comérsela, Fabián empezó a dirigir la mamada. Me cogió de la cabeza y aumento el ritmo, metiéndome la polla cada vez más a dentro, más rápido y con mas fuerza. Vamos, que se podría decir que me estaba follando la boca en toda regla. Ya he dicho que chupar pollas no es santo de mi devoción, pero Fabián lo hacía de manera que lo disfrutaba mucho, hasta el punto que empecé otra vez a tocarme la polla y se me volvió a poner dura enseguida. Al poco, Fabián de paro.

-Túmbate en la cama y abre las piernas, voy a por un condón (regla 1 de Fabián, con él, sexo seguro, tanto de activo como de pasivo).

Hice lo que me pidió sin rechistar. Me apetecía mucho que me follara y volver sentir su polla dentro mi. Mientras él se ponía el condón, yo empecé otra vez a pajerme pensando en lo que venía. Y llegó, jeje. Fabián me puso un cojín debajo del culo para alzarlo un poquito, y se situó entre mis piernas. Apoyó sus brazos a los laterales de mi cuerpo y me levantó las piernas hasta dejarlas apoyadas en sus hombros.  En esta posición, yo estaba absolutamente a su merced, esperando a que me follara, lo no se hizo esperar. Poco a poco me fue metiendo su pollón. Debido a su experiencia y al trabajo que me realizó antes dilatándome el ano, el dolor remitió enseguida y el placer fue brutal. Fue progresivamente aumentando la velocidad y la profundidad de su bombeo y el placer era intensísimo. Yo gemía y pedía más fuerte y más duro (como si eso fuera posible) y aprovechaba la posición en la que estaba para pajearme con desenfreno. A punto de llegar al éxtasis, note la mano de Ruth acariciando mi frente y dándome después un apasionado beso. Yo ni me enteré que ya había acabado de ducharse y se había tumbado a mi lado para acabar de ver la escena. Antes que Fabián, yo me derrame otra vez sobre mi pecho y el de mi follador, y pronto note como este empezaba a arquearse, salía de mi interior, se sacaba el condón y se corría también encima mío. ¡¡¡Bufff!!!!, menudo polvo me había pegado, era un follador tremendo.

Después del polvo que pegamos, ambos nos duchamos y, como sabíamos que no tenía mas que hacer esa noche, Ruth y yo le invitamos a tomar algo (tampoco era tan tarde, sobre la 1:30). Fabián aceptó de buen grado la invitación y nos hizo por ello una “rebaja” considerable de sus tarifas. Desnudos como estábamos los tres, nos fuimos al salón y nos pusimos unas copas ( Ruth no, ya saben porque). Allí empezamos a hablar de muchas cosas, banalidades en general, y poco a poco, la conversación giró hacia su trabajo y fue cuando nos contó lo del encuentro que tubo por la tarde y lo “especial” que tenía esa gente que lo contrato. Fue ahí cuando Ruth hizo la pregunta clave que Fabián no dudó en responder.

-¿Cómo fue que te hicistes escort?.

 

Continuara...

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