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Cuando embarcó en el puerto de Amberes no podía imaginar que esa acción cambiaría su futuro de manera decisiva. Cuando casi dos años y medio después regresó a Madrid, después del atentado de Auckland, compró dos pisos en el centro de la ciudad con los ahorros del embarque. Uno es parte de nuestro hogar de siempre en la calle Alfonso XII, y el otro, más grande, lo acondicionó y dividió en dos apartamentos. Con los beneficios de su venta, compró otro más que volvió a dividir y vender, y a continuación, compró dos que nuevamente volvió a dividir y vender. Así comenzó todo, ese fue el origen de uno de los imperios económicos más importantes de España y del mundo.

No lo hizo solo, su hermano Rafael tuvo mucho que ver en el asunto. Cuando a finales de los ochenta se fue a África dejo todo en sus manos. Siguió con las reformas de los pisos hasta que decidieron dar un paso adelante: comenzaron la construcción de la primera urbanización en Vallecas. Desde el primer momento implantaron una política comercial muy agresiva en cuanto a precios: calidad alta a precios de vivienda publica.

Después de la tercera promoción, comenzaron a comprar terrenos y a crear una reserva para un futuro que se veía oscuro. Con la ascensión de cierto personajillo con bigote a la cúpula del Partido Popular Patriótico (PPP) y con su autoritaria forma de hacer las cosas, se veían negros nubarrones económicos en el futuro de los que no compartan sus «ideas», principalmente a la hora de pagar ciertas «comisiones». Su llegada a la Moncloa supuso el comienzo de una etapa de autoritarismo, ridículos aires de grandeza y un aumento inusitado de corrupción política, moral y económica. Se empezó a implantar la costumbre de pagar «comisiones» a los políticos de turno, principalmente alcaldes y concejales de urbanismo; también a tesoreros de partidos, que luego repartían la recaudación entre los dirigentes políticos. Al poco tiempo, la corrupción se extendió por las comunidades autónomas como una mancha de aceite, pringando a todos los partidos con presencia en las instituciones. Eso sí, unos se pringaron más que otros, pero todos terminaron metiendo la mano en la caja. Si no pagabas, no conseguías obra publica. Durante mucho tiempo, José Luis no quiso ver lo evidente, pero finalmente, unos años después, se rindió a las pruebas y abandonó el Partido Socialista. Lo que más le dolió, no fue la corrupción en el partido, (cualquiera que tenga la caja cerca es susceptible de meter la mano), fue el cierre de filas en torno a los corruptos, el negarlo todo y el mantenerlos en sus puestos. También la «puerta giratoria» por la que muchos políticos terminaban trabajando en empresas a las que había favorecido con contratos, adjudicaciones o leyes sectoriales.

A finales de 1.998, un antiguo edificio de la calle Arenal de Madrid, se convirtió en el primer hotel en España de la cadena HM, el Arenal. A continuación, le siguieron otros, todos en el centro de la capital. Pero la joya de la corona es el HM Nacional, en el paseo del Prado, el primer cinco estrellas lujo de la cadena. Esta cadena se unió a la que José Luis había abierto en EE. UU. durante nuestra estancia en Nueva York. La cadena fue creciendo de forma constante, pero segura, extendiéndose por las principales capitales españolas y por centros turísticos de la costa.

Por esa época Paco Callejón, empresario teatral con cuatro locales en Madrid y dos en Barcelona, se puso en contacto con Rafael con el fin de vender el negocio. Hermosa andaba en esos momentos metida en el asunto de los hoteles y estaba un poco justa de recursos económicos, aun así, llegó a un acuerdo con el y la operación se llevó a cabo. Para dirigir la nueva división se contrató a la hija de un gran actor español que comenzó a dotar a sus teatros de montajes de calidad a precios muy asequibles. La red se fue ampliando a otras provincias llegando en la actualidad a los 23. En el 2010, y aprovechando el antiguo frontón Jai Alay de Madrid, se inauguró la "Opera Popular de Madrid", un teatro capaz de competir con los más importantes teatros de Europa. Los estrenos de «la popular» tienen repercusión internacional y son un acontecimiento social de primer orden.

Con la adquisición de la empresa «Grandes Superficies, S.A» los hermanos, como se los conoce en ámbitos empresariales, pasaron a tener intereses, no solo en grandes centros comerciales, también en muchas multisalas de cine. Este nuevo segmento de negocio se vio reforzado con la compra de la distribuidora y productora Cinefórum, que paso a llamarse Beautiful Productions.

Decidieron ampliar capital y salir a bolsa definitivamente. Con los fondos conseguidos con la operación, encararon el futuro de manera decisiva, reduciendo su división inmobiliaria y apostando en nuevos sectores. El estallido de la burbuja inmobiliaria se veía inminente a nivel mundial y aunque ellos no habían participado en cuestiones como las hipotecas subprime, y el apalancamiento de Hermosa era mínimo, que duda cabe que la crisis pasaría factura a todos.

A comienzo del 2007, a pesar de la ralentización de las operaciones, la división inmobiliaria y de obras publicas de la empresa es enorme y los beneficios que produce ingentes. Como se notaba en el ambiente que algo muy gordo iba a suceder y era inminente, comenzaron a depositar grandes cantidades de oro físico, y divisas, en los antiguos locales de la central de valores del antiguo Banco Hispano Americano, situado en la misma calle donde vivimos y que disponía de cámaras acorazadas. También pararon casi toda la actividad de construcción, primero de vivienda nueva y más adelante de obra publica, cuándo se evidenció que las administraciones publicas iban a tener dificultades para pagar las facturas. Por primera vez desde que comenzaron, se vieron obligados a despedir empleados, pero crearon una bolsa de empleo para ir recolocándolos si la situación mejoraba.

Cuándo, definitivamente, la burbuja inmobiliaria explotó en todo el mundo, arrastrando a casi todos los grandes colosos financieros, los hermanos se encontraron en una situación inmejorable para maniobrar. Los grandes fondos de inversión internacionales necesitados de activos rápidos pusieron a la venta propiedades que nadie quería, o no podían comprar, porque los bancos, principalmente nacionales, se cerraron a cal y canto.

Los primeros en caer fueron los Hilton. Resulto sencillo hacerse con el control el grupo Blackstone inmersos en un periodo de escándalos de todo tipo. Hermosa les compró todas las cadenas de súper lujo controladas por Hilton: la cadena Waldorf-Astoria (20 hoteles), la cadena Conrad (30), y los hoteles Hilton de Europa y África. En total la operación les proporcionó 269 hoteles. Pero continuaron: al grupo Goldman Sachs, artífice de la crisis del 2008 y al borde de la bancarrota, les compran el fondo de inversión Equity Inns Inc. propietarios de 195 hoteles. Al grupo Gascade Inveestments LLC de Bill Gates les compran la cadena canadiense Four Seasons Hotels Inc. con 77 hoteles. Pero la operación que tiene más repercusión fue la adquisición de la cadena Ritz-Carton con 91 hoteles. En el plazo de tres meses se hicieron con 632 hoteles de lujo a los que hay que añadir otros 378 de otras categorías y de cadenas más pequeñas. En solo tres vertiginosos meses, se convirtieron en una de las tres mayores cadenas de hoteles del mundo. También adquirieron dos constructoras en Norteamérica y una en Europa, junto a una naviera turística griega.

Todos estos desembolsos acabaron con las reservas monetarias de la empresa, con las suyas en particular, y además tuvieron que endeudarse: decidieron parar y tomar aire. Poco a poco, la actividad inmobiliaria se fue recuperando, principalmente fuera de España, que sufre la gestión de los partidos tradicionales. La empresa familiar se había convertido definitivamente en un multinacional que da trabajo a más de 180.000 personas. En contra de la opinión de muchos «listillos», la empresa, que aplicaba a rajatabla los sistemas de comercio justo y desarrollo sostenible, era una máquina de ganar dinero. Y eso, que el convenio colectivo general estaba un 10% por encima de la media. Demostraron que hay otra forma de hacer las cosas, que no pasa por pisotear a los demás. Nunca han tenido una huelga en sus empresas, sus empleados ganan dinero y ellos mucho más. Sus directivos no ganan «stop options», ni comisiones extrañas, ni tienen fondos de pensiones millonarias a costa de la empresa. Casi todos sus directivos son empleados que han conseguido sus puestos mediante promoción interna y que mantienen una lealtad total, aunque algunos han preferido irse a la competencia. Para terminar de arreglar la situación, el oro que había comprado a 700$ la onza, en el 2.007, cinco años después, lo vendieron a 1.850$.

 

 

Como ya he contado anteriormente, cuando se produce el desastre humanitario de Somalia, José Luis es 2.° director del campo de refugiados de Bu’uale. Con la evacuación de los campos hacia Kenia y la salida definitiva del personal de la ONU en 1995, comprendió que el problema del transporte de la ayuda humanitaria, y de los refugiados, era muy importante. Era vital, y de ello dependía la subsistencia de millones de personas inocentes, personas atrapadas en medio de conflictos políticos o tribales, fomentados por políticos o multinacionales con intereses económicos y comerciales en la zona.

Cuando, después de su regreso a España comienza a tener fondos, crea su primera ONG, la Transport of Humanitarian Aid, THA (Transporte de Ayuda Humanitaria) con base en el sur de Kenia. Su cometido era, y sigue siendo, actuar como apoyo logístico a las ONG que actúan principalmente en la zona oriental de África, (Somalia, Tanzania, República Democrática del Congo, y Burundi). Para tal fin compró los primeros seis camiones con remolque con una capacidad de treinta toneladas. Los primeros seis de cuarenta y tres.

En mis conversaciones con él, me dijo que uno de los problemas principales era la desorganización. Las ONG van cada una a lo suyo como el ejército de Pancho Villa. Se me ocurrió que podía crear una organización que coordinara todos esos recursos y conseguir de esa manera que no se duplicaran los proyectos. Así nació la Helps the World Man, HWM (Ayuda al Hombre Mundial) que se instaló en los locales de la antigua clínica. Allí, todas las ONG tenían un despacho gratis y un centro coordinador impedía que, como ya he dicho, duplicaran sus esfuerzos.

Con el tiempo comencé a asistir a congresos, reuniones y foros relacionados con la ayuda humanitaria y sanitaria al tercer mundo, principalmente a África, aunque la India siempre esta en mi corazón, y, al menos una vez al año voy a Bengala. Mi nombre comenzó a ser conocido en ese aspecto y poco a poco me convertí en una líder mundial de los desfavorecidos. Mis peleas con gobiernos y gobernantes corruptos, multinacionales, obispos y demás fauna mundial han sido, y siguen siendo muy sonados, con una repercusión mediática a escala planetaria. Que duda cave, que eso me ha granjeado muchos enemigos, comencé a recibir anónimos y amenazas, que preocuparon mucho a José Luis. Muchos amigos le aconsejaron que influyera en mí para que cesara en mis actividades, pero siempre se ha negado. Pero tomó precauciones: cuando esta conmigo, fuera de casa, siempre va armado, es mi guardaespaldas. Todos los días me lleva a Villaverde y me trae a casa en nuestro coche, un todoterreno japonés con máximo blindaje fabricado en el mismo Japón y que es el que utilizamos habitualmente. El resto de los coches de casa, los que utiliza la familia que nos cuida, también lo están.

Como ya he explicado, según pasan los años José Luis gana más dinero y sus aportaciones a ONG aumentan en proporción considerablemente. La última inspección de hacienda, calculó que un 40% de sus beneficios personales los destinaba a ese fin, lo que se tradujo en 54 millones de euros.

Nuestras propias ONG, encuadradas también como es lógico en la HWM, son las que más fondos emplean en proyectos solidarios y humanitarios.

—¿Por qué es usted socialista siendo millonario? —le preguntaron en una ocasión durante una entrevista.

—Porque estoy dispuesto a vivir un poquito peor para que otros muchos vivan mejor, —respondió sin dudar—. Pero reconozco que me gusta vivir bien y gano dinero suficiente para las dos cosas.

—Pero, usted podría aportar más…

—Sí, y el gobierno, y los organismos internacionales. La pobreza en el mundo no se va a acabar porque un millonario suelte muchos millones. El problema es suficientemente grave como que todos pongamos de nuestra parte.

Le gusta vivir bien y lo hace. Su colección de coches, sus cámaras fotográficas, sus viajes, sus amigos.

 

 

Yo no tengo ganancias, como ya he dicho todos mis beneficios revierten en la clínica, lo que significa que dependo de él y de su cuenta corriente. Eso me convierte en una mantenida, eso sí, una mantenida muy cara. Con él, me he convertido en una caprichosa y no sé por qué, mi familia es humilde, yo me críe sin penurias económicas pero con lo justo para llevar una vida digna. Como el mismo me dice, «el dinero es para gastarlo y me encanta que lo gastes».

Aunque mi madre dice que siempre voy medio desnuda, lo cierto es que me gasto muchísimo en ropa. Soy una clienta «infatigable» de los grandes modistos españoles, que me lo agradecen. Todas las mujeres tenemos una dosis más o menos importante de coquetería y yo de eso, estoy más que sobrada, a lo que hay que añadir mucho de exhibicionismo. Para mí el día grande son los estrenos del Teatro Real. Me encanta llegar con un vestidazo que enseña más que tapa, siempre de color negro y cogida de su brazo. Desde que comenzamos a ir a los estrenos, al poco tiempo de regresar definitivamente a Madrid, se convirtieron en un acontecimiento social de primer orden. Prensa, televisión, «paparazzi» y son muchas las que van a la opera con el cuchillo entre los dientes, pero es misión imposible, el listón está muy alto, nadie me gana, soy la más de todo.

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