Nuevos relatos publicados: 9

Juegos de estrategia

  • 15
  • 18.987
  • 9,61 (18 Val.)
  • 0

Tendría 29 o 30 años, estaba en casa de mi amigo Manolo, de mi misma edad, de 1,75, buen cuerpo, moreno y Tere su mujer, 5 años menos, 1,65 morena, pelo corto, un cuerpo precioso, senos de ensueño, guapa muy guapa.

Habíamos estado tomando copas toda la noche, por lo que nos propusieron que durmiéramos en su casa y después nos fuéramos en mejores condiciones a la nuestra.

Mi mujer hacía rato que se había ido a dormir, Tere estaba con un vestido fino de verano, de andar por casa, generoso escote y a medio muslo, dejando ver cuando se sentaba gran parte de sus piernas.

Por mucho que Tere fuera la mujer de mi intimo amigo desde la infancia, a la cual conocía desde antes de ser novia de Manolo, no tuve mas remedio que reconocer estaba impresionante, muy deseable. Cuando se estiraba, los pechos libres del sujetador, pugnaban por romper el tenue vestido, comprimiéndolos, haciendo imposible apartar la mirada.

Estando en estas cavilaciones, noté que manolo me miraba fijamente, parecía que me había leído el pensamiento, inmediatamente sentí el calor en la cara y la incomodidad del que lo han cogido en falta, sonrió y continuó con la conversación.

Tere se despidió de nosotros inclinándose para darme un beso, el escote dejaba poco a la imaginación, instintivamente volví la mirada hacia mi amigo, continuaba sonriendo con malicia.

Nos pasamos al pequeño jardín a fumar y para poder hablar con tranquilidad y no molestar a nadie.

La conversación fue derivando de la hipocresía a las fantasías sexuales, en un momento dado me preguntó:

―Hoy estaba guapa Tere.

―Si, siempre lo está

Manolo insistió:

―Pero hoy mas.

―Hoy estaba muy guapa. Contesté.

―La has deseado?

―Deseado?, depende de lo que quieras entender por desear, está guapa.

Manolo se revolvió inquieto en la butaca, se le veía nervioso hasta que preguntó.

―Hacer un trío con Tere y otro hombre –haciendo una pausa continuó― me excita imaginármela como una perra en celo.

Asentí con la cabeza intentando atar los cabos en la actitud de manolo.

―Fantasías tenemos todos, les has comentado algo.

―No

―En mayor o menor medida hemos pensado eso en alguna ocasión, siempre da morbo.

―Si, pero yo quiero hacerlo de verdad.

―Ten cuidado esto puede influir en tu matrimonio – haciendo una pausa, continué― además no veo a Tere por la labor, está muy enamorada de ti.

Mirándolo fijamente proseguí.

―En el fondo es conservadora.

Volvió hacerse el silencio, interiormente me preguntaba si había pensado en mi como integrante del trío, esa posibilidad me excito, recordé el vestido verde claro y noté como iba creciendo la tensión en mis pantalones.

Manolo me sacó de mis pensamientos.

―Es un riesgo que quiero asumir.

―¿Lo tienes claro?, hay pasos que se dan y después se puede estar arrepintiendo uno toda la vida.

―Si.

Con esperanza y algo de temor pregunté:

―Tienes pensado con quien.

―He pensado en ti.

―Quizás no sea la mejor opción, nos conocemos demasiado –respondí― además está mi mujer.

―No tiene porqué enterarse nunca.

―¿Me lo estás proponiendo en serio.

―Si, ¿te escandalizo?

―No, ―Manolo quedó expectante― por eso estaba tan provocativa hoy.

―Si, me costó pero al final la convencí para que se pusiera el vestido verde, sin sujetador.

―¿te gustaría hacer el trío?

―Estamos hablando de hacerle el amor entre los dos a Tere exclusivamente.

―Si claro que te piensas que me quiero enrollar contigo, no me seas bobo.

―No sé que pensar, ―en mi interior ya sabía desde el principio que iba aceptar― por una parte me apetece por otra veo peligro..

―Piénsalo y cuando tengas las repuesta me lo dices.

―¿Hay mas candidatos?

―No, de hecho creo que sería contigo o con nadie.

―Porqué.

―Creo que le gustas, siempre le has gustado, aunque no quiera reconocerlo.

―No estoy tan seguro, ¿lo habéis hablado?

―Se lo he comentado un par de veces, también le he dicho que me da morbo porqué sé que tu también te sentías atraído, contestándome que todo eran imaginaciones mías.

―Para terminar concluyó― Algo de razón llevo, por lo menos desagradable no sería, ni para ella ni para ti.

―¿Desagradable? No –contesté― lo que me atrae realmente es realizarlo, llevo empalmado desde que lo has insinuado –concluí mirando el bulto de mi entrepierna.

―Eso quiere decir que aceptas.

―Por mi si, por ella sigo sin tenerlo claro.

―Poco a poco, planeándolo, tenemos que seducirla.

Mi mujer tenía los sábados clase en una academia para su enésima oposición, por lo que decidimos aprovechar para empezar una partida de estrategia, suelen durar bastante, con lo que teníamos la disculpa para estar en su casa y si se hacía tarde, quedarme a dormir, no sería extraño lo habíamos hecho con anterioridad, tanto en su casa como en la mía, si bebíamos mucho no cogíamos el coche.

Decidimos que empezara acariciándola cada vez mas atrevido en mi presencia e incitarla cuando estuviéramos solos a vestirse provocativamente.

La primera parte no nos costó mucho, empezó cogiéndole el culo o sobándole los pechos con cualquier pretexto a lo que Tere se escabullía como podía, con expresiones <<que hombre>>, <<estate quieto>>, etz.

Lo segundo con comentarios como, que bien te sienta ese niki o la minifalda, convenciéndola que había confianza, que a los dos nos hacía la reunión mas agradable si se ponía guapa. A la vez Manolo le insistía que le gustaba notar como era deseada, que se exhibiese, abriese un poco las piernas distraídamente, se inclinase para acentuar el escote. No fue fácil, puso mucha resistencia por lo que adoptamos la táctica de la frialdad en la cama, Manolo no la tocaba con la frecuencia habitual pero cuando yo estaba con ellos es cuando se ponía mas cariñoso.

Uno de los días después de cenar estábamos en el salón, Tere se fue a la cocina para preparar unas copas, Manolo la siguió abrazándola por detrás besándole el cuello, con las dos manos le acarició lentamente el sexo por encima de la falda, arriba y abajo, despacio, ella pegó el culo para sentir la dureza de su marido, lentamente fue subiendo las manos, acariciándole la barriguita, las costillas hasta abarcar con sus dos manos sus senos, sus dedos se cerraron en pinza sobre sus pezones endurecidos, iniciando un movimiento de masturbación como si de dos pequeños penes se trataran. Tere echó la cabeza hacia atrás dejando escapar un suspiro. Manolo le susurró al oído.

―Prométeme que le vas a enseñar las bragas, mira como me pones de solo pensarlo.

Con la respiración entrecortada contestó:

―Bueno

―Pero que se note, ábrete de piernas despacio, no dos dedos, una cuarta y mantenlas un rato, que se deleite, quiero ver como te desea.

Bajo su mano para presionar su sexo con el movimiento acompasado de copulación de su pelvis.

―Va a ser muy descarado se va a dar cuenta

―Pues mejor. Venga promételo, pero esta vez cúmplelo, te pido poco.

―Que va a pensar?

―Con las bragas que llevas? Que estás para comerte y eso me pone como una moto. ¿lo vas hacer? Terminó preguntando manolo

―Si

―Siéntate enfrente <<concluyó con un largo beso en la boca que la dejó con ganas de mas>>.

Tere entró con la bandeja de las bebidas, dio la vuelta al sillón poniendo la bandeja en la mesa con un comentario.

―Aquí mismo

Se sentó enfrente mía, estaba nerviosa, manolo pasó a ocupar el sillón donde estaba anteriormente Tere.

La conversación se animó rápidamente, en dos ocasiones le hizo gestos a su mujer, Tere no logró separar las piernas mas de un par de dedos, percibía la tensión de la pareja.

Aprovechando que me entretuve buscando un mechero, escuché la voz ahogada de mi amigo

―Mas

Cuando levanté la vista estaba separando la s piernas de forma imperceptible, tenía la mirada fija en su marido, cuando hice un comentario me miro un instante, apretando los labios cambio la vista al mueble bar hasta que concluí, pasando a mirar a su marido cuando contestó a mi comentario.

La rojez de su cara iba en aumento en función de cómo aumentaba la separación de las rodillas, me centré en sus bragas era semitransparentes, se intuía la raja perfectamente, estaba depilado lo justo como me gusta, mi pene brincó dentro de mis calzonas tensando la tela.

Aguantó 30 segundos y las cerró de golpe, la miré a los ojos, me recliné hacia atrás para que mi bulto fuera mas evidentes, bajó la vista hacia el un par de segundos para encontrarse con mis ojos, los apartó, roja como un tomate.

Seguimos normalmente como si no hubiese ocurrido nada, la tensión fue desvaneciéndose, pero no así la excitación por lo menos la mía.

Un par de semanas después, estaba con Manolo al lado de casa tomándonos unas cervezas, mientras llegaba Tere, teníamos previsto tapear y después tomarnos unas copas en algún Paff.

Comentábamos que hasta ahora no había ido mal, que en el fondo el creía que Tere disfrutaba de este asunto tanto como nosotros pero debíamos ir poco a poco para no asustarla, no forzar, darle tiempo a asimilar los avances que fuéramos consiguiendo y caería como fruta madura.

Le había insistido en que esta noche estuviera seductora y hasta se insinuara, Tere le había preguntado molesta ¿qué es lo que quería? ¿haber si lo que estaba buscando es que yo le echara un polvo? Que si se estaba pasando, que iba a pensar yo, que era amigo de los dos, que la iba a tomar por puta y que ya estaba bien.

Manolo se había defendido diciendo que el solo quería darle un aliciente, romper la monotonía, quería hacerla participe de sus fantasías y deseos sexuales.

Se habían enfadado pero me dijo que no tenía la mayor importancia, llevaban desde que nos vimos la última vez sin hacer el amor, por lo que las discusiones fueron aumentando proporcionalmente al tiempo que transcurría de abstinencia.

Tere llegó preciosa, me dio dos sonoros besos y departimos efusivamente, con el marido mantuvo un trato distante hasta que me ausenté unos momentos para hacer sitio a la cerveza que me pensaba tomar, cuando volví estaban en proceso de reconciliación, preferí acercarme a la máquina de tabaco para dejarles un poco mas de tiempo, en ese pequeño lapso las lanzas se tornaron arrumacos, se convirtieron en dos perfectos enamorados en su convite de bodas.

Las copas nos la tomamos en un paff que había enfrente del edificio Sevilla 1, decorado con apartados con asientos de mampostería adosados a la pared y una mesa central, estilo cafetería de carreteras americano, la iluminación se debilitaba según te alejabas de la barra consiguiéndose un cierto grado de intimidad.

Nos sentamos dejando a Tere entre los dos como teníamos previsto, durante la noche había acaparado toda nuestra atención, según aumentaba el nivel de alcohol, pareció que nos la estábamos disputando entre broma y broma, ella parecía encantada.

La fuimos aprisionando hasta quedar los tres pegados, Manolo le pasó la mano por los hombros y yo se la pasé por detrás apoyándola en su costado, moviéndola despacio con caricias circulares de mis dedos hasta situarla debajo de sus pechos, cualquier movimiento provocaba que se los rozara. Tere se giró hacia el marido y le susurró que le estaba rozando los pechos, la respuesta de Manolo fue besarla en la boca y cogiéndole su mano derecha posarla por encima del pantalón sobre su pene empalmado, a la vez que hacía un movimiento de empuje hacia mi.

Manolo le fue subiendo la falda hasta dejarla como si fuera una mini, minifalda, sobándole el muslo con insistencia, mientras seguíamos hablando, mi vista bajaba sin disimulo a sus muslos , no hizo intención de tapárselos. La mano de Manolo se fue trasladando hasta rozar sus bragas, en ese momento con un gesto se bajó la falda en un intento de ocultarlas de mis miradas, dejé que transcurrieran unos segundos e introduje mi mano por debajo de su jersey sobre su piel con movimientos cada vez mas atrevidos, mis dedos rozaban la parte inferior de su seno para bajar por el costado introducirse por el interior de su falda y llegar al lateral superior de la pierna hasta donde permitían las estrecheses.

Tere miró las maniobras de mi mano y posteriormente a su marido, su respiración se está haciendo mas profunda.

Las cervezas y los cubatas hicieron su efecto, por lo que fuimos yendo al servicio, hubo un momento que nos quedamos solos Manolo y yo, me comento:

―Tere está muy caliente <<acercándome su mano me la dio a oler, un intenso perfume a hembra inundó mi nariz, un calambrazo que surgía de mi bajo vientre subiendo por mi estomago se alojó en mi celebro, mi pene palpitaba hasta dolerme, me lo toqué instintivamente>>.

Manolo me puso la mano en mi paquete diciendo:

―Estás como un burro

―Estoy que reviento

―Ahí viene mi niña

Venía sonriendo, le dejé paso para que se sentara, manolo puso la mano en el cojín para que Tere se sentarse encima, no creo que se diese cuenta hasta que la notó al sentarse, miro al marido empujando el culo hacia atrás separando un poco las piernas para que tuviese un mejor acceso a su sexo , volviéndose para darle a su marido uno de los besos mas húmedos que he visto en mi vida.

Continuamos hablando entre risas nerviosas, deje un par de minutos y mi mano se introdujo por su jersey acariciándole la espalda, la deslicé hacia la cremallera de su falda bajándola para poder meterla por ella, acariciarle el culo y el lateral de su pierna.

Manolo le agarró su mano derecha y se la puso en su paquete, Tere lo amasaba mientras su respiración se hacía cada vez mas entrecortada, mi mano subió buscando su seno, hasta ahora cuando había intentado abarcarlo me encontré con la oposición discreta de su codo, esta vez no encontré resistencia.

Manolo la empujó levemente hacía mí, para que apoyase el peso de su cuerpo sobre su cacha izquierda y así disminuir la presión sobre su mano y tener mas libertad de moviendo, eso provocó que Tere posase su mano izquierda a unos milímetros del bulto de mis pantalones retirándola una vez se hubo estabilizado.

Aproveché para acariciarle todo el cachete derecho que tenia suspendido hasta toparme con al mano de su marido, la subí por su espalda desabrochándole el sujetador mientras escuchaba a Manolo susurrarle .

―Ponle la mano otra vez <<mientras la empujaba otra vez>

Mi mano desplazo el sostén para apoderarse de su hinchado pezón en un movimiento circular. Al tercer empujón se decidió a volver a posar la mano, su marido le insistía

―Agárrala, agárrala…. vamos estas deseando…………… venga acaríciasela

Su respiración se transformo en gemidos, su vista se clavó en mi entrepierna, deslizó lentamente sus dedos hasta percibir la palpitaciones de mi pene.

Manolo le reclamó que siguiera moviendo su mano derecha.

Le levante la cara con mi mano libre, lentamente fui acercando los labios hasta introducir mi lengua en su boca, en ese momento empezó a correrse, la apreté contra mi pecho. Soltó el paquete del marido y se abrazó con rabia, mientras me chupaba la lengua con fruición, los estertores del orgasmo fueron extinguiéndose en mis brazos y mi boca.

Nos separamos lentamente, manolo le dio otro beso y le pidió un pañuelo, también se había corrido, me dedicó una sonrisa y se levantó al servicio, antes le subí la cremallera de la falda hasta las mitad, cuando se ponía en pié termino de subírsela. El sostén se lo recoloco antes de echar andar seguida de su marido. Aproveché para pedir otra ronda era el único que no había culminado, me fastidiaba.

Volvieron sonrientes, Manolo me preguntó

―¿Cómo te encuentras?

―¿Caliente y ustedes?

Esta un poco cortada, pero reconoce que excitada como una perra, me ha confesado que ha sido uno de los orgasmos mas intensos de su vida.

Cuando nos sentemos, con la misma actitud y nada mas nos tomemos los cubatas a casa.

Una vez sentados, le dije mirándola a los ojos que estaba preciosa dándole un pequeño beso en los labios de tanteo, que respondió con la boca abierta, volví a darle otro hasta fundir nuestras bocas y nuestras lenguas apasionadamente borrando toda traza de vergüenza a partir de ese momento.

Nos fuimos apresuradamente a su casa, nada mas cruzar el umbral la abrasé por delante y su marido por detrás, la desnudamos e hicimos el amor en un trío que no se me olvidara nunca, me corrí, tres o cuatro veces, no llevaba la cuenta y Tere no sabría decir cuantas pero mas de 5 seguro, lo que si sé es desayunando, tanto Manolo como ella me dijeron que había sido la noche mas feliz de sus vidas, que esto que habíamos logrado entre los tres no se podía perder.

Tere me decía:

―Me duele el coño, el culo y la boca de follar, pero soy feliz, en un par de ocasiones creí perder el conocimiento del intenso placer que he sentido.

(9,61)