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El secreto del árbol (1 de 3)

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Antes de empezar me parece obligatorio explicar en el entorno donde la historia será relatada, ya que es uno de los aspectos más importantes. Esta pequeña localidad se encontraba a al menos 2.000 km de la urbe más cercana, esta pequeña localidad consistía de apenas unas 80 personas como mucho, esta localidad se divide en 5 ranchos, cada uno de más de 60 hectáreas cada uno, donde se encuentran grandes valles, arroyos, ganado, caballos, puercos, gallinas, perros gatos de todo tipo, con grandes terrenos para el cultivo de diferentes alimentos, todos los habitantes de esta localidad se dedican al trabajo rural en estos ranchos. 

Pero nosotros hablaremos de uno en especifico, el rancho "El Saber", donde el patrón es Don Héctor Lamida, y su esposa Doña María Serba, estos dos humildes y carismáticos personajes son orgullosos padres de 4 hijos, todos varones, Héctor Jr. (llamado por todos Jr.), David, Jesús y yo Martin. Al haber crecido en una casa donde tienes vacas, caballos, gallinas y cerdos como mascotas en tu "pequeño" patio se pude deducir que hay grandes libertades, mientras mamá trabaja en la cocina o limpiando nuestro hogar acompañada siempre de su mejor amiga, que hacia el trabajo de ama de llaves, Rosalina, que era un miembro más de la familia. Rosalina era una mujer muy dulce y amable, que hacía de mi segunda madre, al yo ser el menor de la familia, donde mi hermano más cercano tenía una diferencia de edad de 10 años conmigo, es de suponer que siempre habían peleas "amistosas" entre nosotros, y mi madre para evitar estas peleas siempre me mantenía cerca de ella y me alejaba de los trabajos del campo.

Todos mis hermanos a diferencia de Héctor Jr. que había estudiado en la universidad y ahora vivía en la gran ciudad ejerciendo su labor de abogado, todos eran campesinos, y es cierto la creencia de que si te crías levantando sacos de maíz de más de 5kg desde que cumples 14 años, es de suponer que tendrás ancha espalda, musculosos brazos tonificados y bastante fuerza, pero esto fallo conmigo ya que mi mama siempre me mantuvo alejado de estos trabajos, así que no tuve más opción que ser un delgado chico de poca estatura, con cabello negro y ojos pardos. Así me describo yo mismo.

Para mantenerme alejado de las criticas de mi padre siempre montaba a mi caballo Wind (viento en ingles) hasta el final de la vereda donde se limitaba por una pobre valla de madera construida por mis bisabuelos, hasta pasar sobre ella y adentrarme en los bosques que rodean todo el rancho El Saber, ocultándome de la vista de todos para hacer lo que más me gusta, leer.

Siempre tenía la costumbre de ir a un gran sauce llorón, y subirme a su tronco hasta una grande y gruesa rama que me sostenía durante horas mientras yo leía tranquilamente en la sombra del sauce. 

Esa era mi rutina diaria, hasta que un día, Tommy, el hijo de uno de los apicultores y de una de las cocineras que ayudaban preparando las comidas para esa cantidad de hombres hambrientos trabajando bajo el sol llego hasta mi bosque, allí estaba él, pude escuchar el sonido que hacían sus pasos cuando rompían las hojas y las ramas del suelo. El era un año mayor que yo, que en ese entonces tenía 14 años, mientras que yo era un chaparrito de 13 que amaba los libros y odiaba el trabajo del campo.

Vi como caminaba buscando un lugar para esconderse, y como pude suponer se posó bajo el tronce de mi sauce, ya que alrededor de el había gran cantidad de matorrales y una pequeña colina que hacía que desde la valla del rancho esto fuera un lugar inexistente. En ese entonces cuando el se sentó allí, saco del bolsillo de su overol una revista pornográfica de chicas. Para ese entonces yo aun no había empezado a "Descubrir mi cuerpo" y todo acto de masturbación era ajeno para mí, pero sin embargo yo busque una posición para hacerme invisible en la rama donde estaba y poder verlo perfectamente, vi como empezaba a ojear las páginas de mujeres desnudas desnudas y empezaba a manosearse un prominente bulto bajo la tela de jean del distintivo overol de agricultor. Empezó a sobarse mientras emitía gemidos y luego bajandose la bragueta se saco la primera verga que vi en mi vida, para mí fue algo impactante, era la primera que veía y no tenía un tamaño nada despreciable, y empezó a pajearse su poderosa tranca blanca mientras miraba las páginas de la revista, al ver aquello sentí como mi pequeño miembro de pre-púber que a comparación de la tranca de Tommy no era nada, y imitando sus paso empecé a masturbarme yo también no a la misma velocidad que él, yo lo hacía (y lo sigo haciendo) a una velocidad lenta ya que en ese entonces estaba experimentando por primera vez aquellas sensaciones. Así duramos unos cuantos minutos hasta que vi como empezaba a gemir más fuerte, cerró los ojos y vi por primera vez como una tranca expulsaba lefa, expulso chorros y chorros de lefa, desde aquella rama pude sentir el olor de la lefa, me pareció repugnante a la primera vez pero luego un olor exótico y afrodisiaco. Luego de unos pocos segundos, de haberse tranquilizado, guardo su miembro en semi-ereccion y guardando la revista nuevamente, arreglándose se fue de ahí como si nada hubiera sucedido.

Fue ahí cuando yo empecé a experimentar con mi cuerpo por mi mismo alcanzando mi primer orgasmo (para mi inolvidable) donde solo expulse líquidos  pre seminal. Luego de eso no pude dormir, siempre pensando en su tranca y volví a hacerme una paja en su honro antes de dormir. Al día siguiente yo estaba nuevamente en mi rama, leyendo mi libro siempre pensando en lo que había ocurrido ayer bajo aquel árbol, donde si prestaba suficiente atención aun estaban las manchas blanca de semen en el tronco, hasta que volví a escuchar los sonidos de los pasos y lo vi otra vez a él, esta vez no llevaba una camisa bajo su overol de jean con tirantes, dejando ver sus bíceps envidiables para un chico de 14 y sus pectorales en formación y volvió a hacer el mismo ritual, esta vez preste más atención a su cuerpo, como se contorsionaba, sus grandes testículos con indicios de vello púbico, su tranca que en ese entonces le calculaba unos 12 cm (bastante en comparación a la mía siendo pre-púber) y como su abdomen se contraía cada vez que gemía hasta que todo su cuerpo se convulsionara cuando chorreaba toda esa lefa, justo en el mismo lugar que antes, y al igual que la otra vez me hice una paja en su honor.

Los días pasaban y yo seguía apreciando su ritual, cada vez mas obsesionado con él, su cuerpo, su cabello marrón claro que le llegaba casi a los ojos, sus ojos pardos, su tez clara y su cuerpo en formación. Era todo un semental y hacia honores de su nombre en la escuela, que era una sola para todos los chicos de la localización. Y saben cómo es esa edad donde empiezan a gustarse los niños y las niñas, y claramente Tommy era el que más suspiros obtenía del lado femenino, y por supuesto de mí. Al prestarle más atención a Tommy se podía notar como el sobresalía de los demás, teniendo una espalda más ancha, brazos más fuertes, que claramente se había adelantado a la pubertad (y más notable era con sucesos que contaré más adelante), esto también se notaba en los vestuarios en los días de deporte cuando él era el que tenía un cuerpo más formada a comparación de nosotros, el resto. Para mi desgracia en lo largo de mi vida en la escuela las duchas eran individuales y privadas y por reglas siempre teníamos que tener nuestra toalla tapando nuestras partes íntimas. Así que siempre me perdía de ese pequeño espectáculo, cosa que al pasar el tiempo, como todos empezaban a pajearse (ya saben cómo es esa edad) hacían “competencias” de tamaño, aunque siempre estuviéramos en flacidez, ya que si tenias una erección te decían marica. Típicos pre-adolescentes, ya se imaginaran lo difícil que era para mí contenerme. En estas pequeñas “competencias” siempre ganaba Tom, así que tenía un cierto respeto de parte de todos, así que el era como nuestro “líder”.

Los días continuaban y el siempre venia a la misma hora a hacer su ritual, ya había pasado un año escolar en los que el jugueteaba con su minga y yo con la mía. Al pasar los meses el continuaba en su desarrollo, empezaba a botar mas lefa, con un olor más fuerte, empezó a tener bellos y por supuesto su minga seguía creciendo y creciendooo, este chico de 15 años se gastaba una minga de 15,5cm, que me hacia alucinar, nada quería yo más que poder pajearsela y tomarme su lefa.

Un día todo cambio cuando llegaron Tom y dos de mis compañeros de clases, amigos de él que venían hablando de chicas y pornografía, todos se sentaron y incómodamente empezaron a mirar sus revistas y a sobarse, yo estaba en la gloria viendo a estos chicos, que al igual que Tom ya empezaban a tener un cuerpo formado y tonificado, el primero en sacársela fue Angel, el típico chico pajero de todos los años, el que siempre hablaba de eso y se desvivía por pajearse mientras que juraba que su tranca era la más grande de la historia, aunque no se equivocaba, ya que podía calcularle unos 12 o 13 cm de tranca, con unas bolas completamente apetitosas, y en eso empezaron:

-Admiren mi minga, la más grande de todas, te apuesto que es más grande que la de ustedes dos chiquillos.

-De eso nada- dijo Luis, el otro amigo de Tom- la mía es más grande que la tuya, mira –y en eso saco su tranca que no podía ser más grande que la de Angel, pero si más gruesa- ¡ADMIREN!

Y en eso se levantaron todos dispuestos a colocarse uno al lado del otro a compararse las mingas pegándolas unas con otras, yo estaba en la gloria, podía sentir el olor de esas mingas, ese olor indiscutible a macho.

-Arrodillense a la polla que rompe todos los papos. –Y saco su tranca que era notoriamente más grande y más larga que la de Angel y Luis-

Y esa diferencia también la notaron Angel y Luis que muy sorprendidos empezaron a comparar, para notar que efectivamente el era el “macho alfa”

-Así te la jalaras todos los días, mira eso.

-¿Qué comes que la tienes así?.

-Eso es de tanto que me la chupan, la minga crece pivones.

-Mentira a ti no te la chupan como me la chupan a mí, tu eres un virgen.

-Callate Angel, tú no eres nada. A diferencia de ustedes mi prima me la ha pajeado, yo si se lo que es una mujer, no como ustedes. –Dijo Luis-

-Ah que yo puedo romperle el papo a Marisa antes que ustedes. –Dijo Tom-

-Eso es trampa, Marisa es una calientapolla que quiere la tuya.

-No es trampa, es superioridad.

-A que yo puedo durar más que ustedes chavales. –Dijo Luis-

-Nadie dura más que yo, yo soy el que hace gritar a todas. –Dijo Angel-

-Ya veremos eso.

Yo estaba alucinando escuchando todo aquello y viendo como sus trancas se tocaban mientras las comparaban, yo quería bajar y chupárselas a todos, pero no podía, tenía que permanecer en secreto.

Tom se pajeaba su morcilluda tranca, mientras que Angel y Luis hacían lo mismo. Los tres estaban de pie justo debajo de mi, por lo que podía ver sus tres pollas en todo su esplendor, Luis fue el primero en correrse haciendo que la lefa saliera volada y cayera a varios centímetros de distancia, pero en ese mismo momento Angel también se había corrido así que no podían negar que Tom había ganado, el aun mantenía su lefa a punto de venirse, se le notaba porque estaba rojo de aguantar el chorro y en eso la botó, pero sin duda alguna había ganado en todos los aspectos.

-Vieron que yo les gano a ustedes chavales, y yo le romperé ese papo a Marisa antes que ustedes.

-Eso es trampa, ella esta que te la mama si se lo pides –dice Angel- lo que podemos hacer es traerla aquí -¡SI! ¡SI!- y hacerla que decida cuál es la que más le gusta.

-Claro que escogerá la mía, es la mejor. –Dijo Luis- y ya verán como la hare gritar.

-Primero que nada chiquillos, yo soy el alfa y yo la hare gritar más que nadie, y segundo Angel tú tienes a Ana a tus pies, puedes decirle que venga aquí, y tu Luis puedes invitar a tu prima que esta buenísima y así no las tiramos a todas, tres conchas es mejor que una.

-Es verdad –Dijo Angel- así le daré lo que tanto quiere la puta de Ana.

-¿Pero como haremos para que vengan todas hasta aquí? –Dijo Luis- Sera algo difícil.

-Podemos decirles que vengan para hacer una fogata y contar historias, dudo que luego se quejen cuando tengan MI polla en sus bocas. –Dijo Tom-

-¡HECHO!, hagámoslo en hallowen, falta dos mes, es la escusa perfecta.

-¡TRATO! Ese día las traemos.

Todos empezaron a guardarse sus mingas y a arreglarse, y empezaron a irse. Pude escuchar a lo lejos como competían a ver quien le decía antes a cada una para venir. Yo aun estaba alucinando, y luego de hacerme una de las mejores pajas de mi vida pensando en esas trancas no podía dejar de pensar en ese día. Pasaban los días y se acercaba hallowen, ya sabía que Tom salía con la puta de Marisa, sin embargo Angel fue el primero en hacerse novio de Ana, y luego Tom, por parte de Luis no sabía nada, pero sabía que al menos esas dos chicas iban a recibir sus raciones de polla, pero yo tenía que desvirgar primero a Tom, tenía que sentir esa polla en mi culo. Asa que hice mi plan, un día llegaría despreocupadamente y lo encontrare pajeandose, y al igual que Angel y Luis iré a pajearme con él, y con suerte podre tocársela, o mejor aun mamarsela y en el mejor de los casos que me rompa el culo.

Así que decidí hacerlo, luego de armarme de valor por días, llego una tarde en la que por primera vez llegaba con su overol sin las tiras, dejándome ver su abdomen, pectorales y bíceps completamente envidiable para un chico de 15, y completamente sudado ya que el calor de ese día era sofocante, así que al verlo así, con sus bíceps húmedos de sudor tan varonil, como un macho decidí hacerlo ese día. Me pase a las ramas del otro árbol fácilmente, y así mismo a otro árbol, para bajarme a sus espaldas tras los arbustos y así no me viera.

Este era el momento, ya estaba en el suelo, solo me quedaba sorprenderlo en el acto. Así que empecé a caminar haciendo todo el ruido posible y en eso lo vi al nivel del suelo, estaba el de pie, con el overol en los tobillos, su minga en la mano y con cara palida de susto, no se esperaba que alguien llegara allí.

-¿QUE HACES AQUÍ? ME HAS DADO UN SUSTO TREMENDO.

-¿PERO QUE HACIAS TU? –dije yo haciéndome el sorprendido-

-PUES PAJEANDOME GILIPOLLAS, ¿QUE NO VES?.

-Espera un momento -dije yo acercándome a él y mirando la revista- ¿Esa es una playboy? ¿Cómo la conseguiste?. –Ya para esos entonces el se estaba guardando su tranca en sus bóxers blancos-

-Eh .. eh… mi hermano me la dio, ¡pero no le digas a la Doña que estaba haciendo esto, le dirá a mi mama y ella! –el hablaba muy rápido y estaba compeltamente rojo-

-CALMA, se supone que yo tampoco estaría aquí, así que no podre decirle, solo quiero echarle una ojeada, yo tengo una de mi hermano Jesus pero ya estoy cansado de las mismas tias.

-¿Entonces no le dirás a nadie?.

-Prefiero que nadie se entere que te vi la minga.

-No seas marica, ya me la has visto antes y yo a ti.

-Pero no pajeandote, es diferente.

-Calla y ojeala –se agacho y la tomo para lanzármela y que la cogiera- Me has dado un susto de madres…

-Tú también me has asustado a mí.

-Si yo se que mi anaconda asusta a los demás, es normal. –Dijo en tono de galan que me hizo casi derretirme-

-Ehhh no quiero pensar en tu tranca, calla.

Y empecé a ojear la revista y el noto mi erección en mis jeans y dijo:

-Estas feliz ¿a que si? –Señalando mi paquete-

-Joder estas tías … -Pude notar como las paginas estaban todas empegostadas y todas pegadas unas a las otras- Con que eres un pajero.

-Calla como si tú no lo fueras.

-Al menos no me corro sobre las revistas, lo hago en las tías de verdad.

-Si tu como no, nadie se tira más tías que yo.

-Ya sueñas tu… -Seguí viendo las paginas y sentí como el se me pegaba a un lado para verlas también-

-Tio me vas a dejar con un dolor de bolas, porque llegaste cuando iba a terminar.

-¿Terminas tan rápido? –Dije en tono burlón-

-Calla gilipollas que yo duro más de una hora.

-Si claro cómo no.

-Oye tio no te la quieres pajear, yo estoy que me muero del calentón … y si somos tíos no le diras a los demás …

 -¿Dices pajearnos juntos? –Estaba que me desmayaba de la excitación, por fin mi sueño se hacia realidad-

-A menos que seas marica y me la quieras chupar –¡SIII! ¡SI QUIERO!- no hay rollo, somos nosotros, nadie se enterara de lo chiquita que la tienes.

-Chiquita tu minga, la mía es un pollon.

-¿Quieres apostar?. –Dijo mientras dejaba caer su overol-

Continuara…

(9,20)