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Corazón más triste, el Corazón más puro

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A veces renegamos de los sentimientos y del aprecio y querer de las personas sin conocer y analizar verdaderamente la palabra "AMOR"… por mi parte, es algo que nunca me sucederá de nuevo, ya que yo era uno de esos que renegaba de dicha palabra sin saber lo que realmente es ni lo que significa para algunos seres.

La familia Millares era un conjunto muy unido, ejemplares y nunca se escuchó de ellos algo malo ni fuera de lo común. El matrimonio tenía dos hijos: Claudia que para el tiempo tenía 16 años y José que tenía 13. Se hablaba que ellos eran hermanos muy unidos, más bien "Demasiado unidos" porque juntos siempre estaban.

La señorita Claudia desde que comenzó a dar pistas de su desarrollo, se presintió que sería una de las chicas más bellas del entorno: sus largas piernas, cabellera negra azabache, elegancia y educación la hacían el centro de atención a donde quiera que ella fuese. Por otro lado, el joven José no tuvo la misma suerte, ya que un accidente de pequeño le marcó la cara para toda su vida y se puede decir que formó en él una timidez e inseguridad que frenaban cualquier intento de congeniar con el entorno, sólo su hermana era su confidente.

Como pasa en la juventud, fruto de la inmadurez y egoísmo, la joven Claudia se fue separando lentamente del joven José sin saber que lo que hacía estaba produciendo un gran dolor en los sentimientos del adolescente, ya que José observaba como era despachado y que ya no podía contarle sus cosas a Claudia porque ella se encerraba con sus novios en el cuarto, estaba con su grupo de amigas o simplemente lo ignoraba y no escondía por la vergüenza que significaba que sus amigas vieran a su hermano deforme. Me atrevo a decir que eso fue fulminante para José, ya que tres años luego los muy unidos hermanos y confidentes ya ni se saludaban.

Una de las cosas que marcó José fue el día en que se enamoró y la chica en cuestión lo humilló:

- ¿Crees que voy a estar con un deforme como tú?, no me hagas reír por favor – decía la chica mientras que las risas inundaban la mente del joven provocándole un dolor inmenso que lentamente iría consumiendo la poca autoestima que quedaba del pobre chico.

Su cuarto fue el único refugio para calmar el dolor que consumía su cuerpo y sentimientos, ya que cuando fue a buscar a su hermana al cuarto – intentando recobrar la chispa de amistad y confidencia entre ellos – se sorprendió al ver la escena:

Claudia estaba siendo penetrada desde atrás con gran fuerza por un extraño para la memoria de José, el hombre tomaba fuertemente por la cintura a la chica mientras que sus desafiantes senos iban al compás de las arremetidas. José miraba desde un ángulo en el que era imposible que ellos lo descubrieran ya que estaban despaldas a él. José escuchaba los gemidos de los dos seres y su hermana pidiendo más y más. La fuerza de las penetraciones aumentaba y llegó el momento del orgasmo. Inicialmente llegó a Claudia primero, gritando y gimiendo más duro de lo común y posteriormente el turno del misterioso personaje ya que comenzó a gritar "¡ME VENGOO!". Ya para las alturas José no estaba en el cuarto porque no soportó ver a su hermana en tales actos. Supo de su orgasmo sólo por audición, más no porque visualizó el hecho.

Eran las tres de la tarde, y ya habían pasado dos horas desde el acontecimiento sexual de su hermana, José estaba en su cuarto pensando si debía cortarse las venas o no cuando repentinamente Claudia abrió la puerta del cuarto y lentamente se acercó al Joven para comenzar a entablar una conversación:

- Si escuchaste algún sonidito raro pues sabes que no puedes abrir tu bocota ni decir nada, ¿entendiste scarface? Jajajajajajajajaja – decía la cruel Claudia mientras que el joven José sólo atinaba a decir "Sí, no digo nada hermana".

- Ok, eres un buen hermano, gracias – dijo Claudia conduciendo sus pasos hacia la puerta de la habitación.

José meditaba por las noches y no podía entender ¿Por qué el destino lo quiso así? ¿Qué hizo él para merecer esa vida? Y miles de preguntas más que no podía entender, no podía responder y por ende no le brindaban PAZ, que era lo que más necesitaba.

Los días iban pasando y su hermana disfrutaba al máximo sus aventuras sexuales – José tenía que escucharlas casi diariamente, ya que su hermana no tenía otro sitio sino ESE, su casa – y cada día más los hermanos se hacían más distantes, el abismo se llegó a consumar cuando José se convirtió en alguien completamente vacío, sin nada por qué luchar, sin nada por qué levantarse por las mañanas y él mismo se martirizaba mirándose al espejo y detallando cada uno de sus errores: Una cicatriz marcaba toda la parte derecha de su cara, los cirujanos hicieron lo que pudieron, pero parte del cuello quedó deforme y su boca se caía un poco… José era un joven infeliz y cada día estaba más cerca de decir adiós definitivo, ya que las hojillas desafiaban su fuerza de voluntad, pero por los momentos esa fuerza ganaba y José no hacía nada.

La señorita Claudia ya estaba finalizando sus estudios en Comunicación Social y la atención de sus padres era abundante, siempre ellos estaban a la orden de lo que ella pidiese, le daban todos los lujos que ella quería: carros, joyas, ropa, etc… pero parece que José inspiraba vergüenza en sus propios padres o simplemente no lo planearon desde un principio, ya que el trato era muy distinto: José debía trabajar en un turno nocturno para poder tener sus pequeños gustos, estudiaba último año de bachillerato en un liceo público, soportando burlas y humillaciones de todos – cabe destacar que en cualquier ambiente rico o pobre iba a recibir burlas -, y aparte de eso, debía soportar el distanciamiento de su propia familia. Se sentía infeliz, abandonado, humillado, triste – aún admiro la fuerza de este joven, yo desde hace tiempo ya me fuese cortado las venas.

Un día llegó Claudia con su grupo de amigas universitarias, José estaba sentado en la sala de la casa y como de costumbre se tuvo que marchar hacia un sitio más alejado ya que sólo con la mirada de "APARTATE" de su hermana, se entendía claramente lo que ella sentía de su propio hermano. José se sentó en una especie de mini plaza que sus padres habían construido en la parte trasera de la casa y en un momento dado se acercó una de las amigas de Claudia.

¡Hola! ¿Cómo estas José?, me llamo Astrid – decía mientras tendía su mano y esperaba la respuesta del joven.

Hola, mucho gusto Astrid – decía tímidamente José apretando un poco la mano de la chica.

Luego de ese día José comenzó a sentirse querido, ya que Astrid siempre lo llamaba, hablaban y compartían secretos. José reveló que era virgen y Astrid dijo que eso tenía solución, que algún día llegaría el momento. Una amistad bonita nació entre ellos y la vida parecía comenzar a sonreírle a José, ya que se volvieron inseparables.

Una noche estando en la casa de Astrid, comenzaron a ver el paisaje nocturno en el balcón cuando sin premeditar ni imaginarlo, la hermosa morena posó sus labios en la boca José, comenzó un tierno beso que exploraba todas las zonas de la boca del joven y provocaban en él sensaciones que estaban mezcladas entre la excitación y temor. Astrid colocó las manos del joven en su pecho e hizo que éste moviera circularmente las mismas, ya las intenciones estaban en la mesa, esta sería la primera vez del chico y Astrid quería que fuese especial.

Lentamente las ropas dejaron de estorbar y el amor entre los dos seres cobró vida en la cama de la habitación: Astrid besó todo el cuerpo del joven, sus grandes senos rozaban la piel del chico y hacían que éste suspirara de placer, cuando la chica posó su lengua en el pene de José, éste casi desmaya, ya que la sensación era única y hacía recorrer una descarga eléctrica que iba por todo el cuerpo causando gran placer. Luego de que la traviesa lengua de Astrid estimulara suficiente a José, vino el turno del chico y las enseñanzas de la bella mujer sirvieron para que José provocara un orgasmo en el bello cuerpo de la joven otorgándole placer mediante el sexo oral: Astrid enseñó a que su lengua y dedos en su vagina harían maravillas si hacía lo que ella decía. José aprendió rápido y en poco tiempo ya estaba haciendo venir y venir en orgasmos a Astrid. Luego de disfrutar caricias orales, llegó el momento de hacer hombre a José, Astrid hizo que se acostara boca arriba y ella lentamente se colocó encima para introducir a un paso que distaba de ser rápido el pene de José en su caliente intimidad, luego de que ya estaba todo adentro, comenzó un sube y baja mirando directamente a los ojos de José, el ritmo aumentó y en cuestión de un tiempo que fue incalculable, José estaba vaciándose dentro de la vagina de Astrid – Te amos Astrid – fue la última palabra que dijo José esa noche antes de quedarse dormido profundamente.

Por otra parte, Claudia seguía con su estilo de todo menos romántico. Un día en casa de una de sus amigas, Claudia comenzó a tener una particular relación sexual:

La rubia amiga de Claudia, se sentó en un sofá de piernas abiertas para que la mencionada hermana de José comenzara a brindarle placer oral: metía su lengua en lo más profundo de la caliente vagina de Virginia – así se llamaba la amiga – mientras que con sus dedos estimulaba el clítoris haciendo que Virginia convulsionara con cada orgasmo, en ciertos momentos, Claudia debía parar porque sus gemidos querían escapar de su boca, y la rezón de esos gemidos era que mientras ella daba sexo oral a Virginia, Claudia estaba en la posición de perrito y un hombre la penetraba fuertemente haciéndola gritar de placer, el pene del personaje entraba y salía a gran velocidad y el apretado coño de Claudia lo recibía con gusto y pedía más y más.

Luego de estar un rato de ese modo, cambiaron de posición y esta vez el hombre se colocó boca arriba en el sofá y Virginia se clavó hasta el fondo el pene del personaje y Claudia puso su chorreante conejo en la boca del hombre para que éste hiciera de las suyas, luego de un rato de lengua y fricción de sexos, llegó el orgasmo del hombre e inundó la vagina de Virginia para que posteriormente chorreara por su pierna izquierda y Claudia tomara un poco con su dedo y sensualmente lo saboreara.

Eran finales de Julio y José mantenía su relación secreta con Astrid. El carácter secreto de la relación José lo entendía, pero mantenía su dolor de ser vergonzoso para Astrid en secreto, ya que era la única mujer que le daba cariño, corto pero cariño al fin.

Ya estaba comenzando ser una persona más segura, le golpeó hasta la madre a uno que intentó humillarlo en su liceo y ya comenzaba a valorarse a sí mismo, dos semanas luego terminó el bachillerato y en su acto de graduación estaba sólo Astrid, cosa que José tomó como una de las mejores muestras de amor que haya recibido en su vida, ya de noche su regalo de graduación fue su linda morena Astrid con un lasito de regalo… Se devoraron mutuamente y el 69 fue el inicio de la sesión de amor y sexualidad que venía y prometía la noche… el sabor del sexo de Astrid era dulce para José y él chupaba y saboreaba con ansia todo lo que ese manjar ofrecía, mientras que allá en el sur Astrid hacía lo mismo otorgando gran placer a el joven.

Luego de un rato, cambiaron de postura y Astrid se puso boca arriba en la cama y José colocó las lindas y largas piernas de la morena en sus hombros para comenzar a penetrar con fuerza, la fricción era más fuerte y por ende el placer más intenso, para no acabar rápido, cambiaron de posición y en una silla Astrid se colocó de espaldas a José y comenzó a subir y bajar en un ritmo acelerado; los flujos vaginales le daban brillo al pene de José y lubricaban el acto, la sensación de humedad, calor y placer no tardaron en pasar factura y ya luego de un rato, estaban los dos gritando el orgasmo de sus vidas, luego de hablar viendo el techo de la habitación y bañándose de besos, se quedaron dormidos a esperar lo que el siguiente día les brindaba.

Hay veces en las que estar en el lugar equivocado, en el momento equivocado te traen verdades que nunca fueses querido escuchar y eso fue lo que le pasó a José un día que iba a casa de su novia Astrid, iba caminando hacia la casa cuando vio que del lado contrario de la calle aparecía su hermana y sus amigas, algo lo motivó a detenerse y esperar que entrara Claudia y las amigas, posteriormente José se colocó sigilosamente al lado de una de las ventanas de la casa que daban a la sala y comenzó a escuchar la conversación:

- Astrid ya es tiempo de que paremos el jueguito – decía Claudia mientras que con su mano izquierda señalaba a la chica en cuestión en un tono un tanto relajado - No creo que mi hermano soporte saber la verdad, más bien debemos parar esto ahora que podemos antes de que sea peor, creo que es lo mejor para todos – continuaba Claudia hablando.

José aún no entendía lo que sucedía pero un miedo comenzaba a surgir por su cuerpo, pero que rápidamente tuvo que dejar de pensar debido a que continuaron hablando las amigas de Claudia…

- Ya jugamos con el carita cortada lo suficiente, es tiempo de quitarle la ilusión ya que se le están subiendo los humos y mientras más dure esto, más le ve a doler al pobre luego, esta apuesta en la que te incitamos a enamorarlo ya me está aburriendo y no es la idea aburrirse, era divertirse y ya tú estás muy romántica y eso da sueño, aparte de que aunque lo niegue, el chamo me cae bien y no querría verlo llorar tanto por ti, es mejor que le digas que no pueden seguir y le inventes algo – acotaba Virginia mientras los ojos de José se llenaban de lágrimas y abandonaba el área ya que escuchar más sería mucho para él…

Pero el joven José cometió el error de no quedarse escuchando…

- Claudia, Virginia; aunque todo comenzó como una apuesta, me enamoré de José, me enamoré de su sonrisa tímida y no quiero hacerle daño, quiero es estar con él y no quiero que esto de la apuesta salga de sus bocas o yo misma las quemo ¿Está claro todo? – preguntó Astrid a sus compañeras…

- Ok, ok, no diremos nada – respondieron al unísono – me gusta que al fin mi hermano haya encontrado a alguien que lo aprecie, debo admitir – acotó Claudia.

- Deberías estar contenta por tu hermano y quererlo, ya que él aunque lo tratas muy mal, te quiere mucho, mucho. Me ha dicho que aunque nunca lo vas a querer, él siempre te va a ver como esa niña que siempre era su confidente, que aunque te alejaste de él y lo excluiste, siempre tendrás en él ese apoyo que un día dejaste – dijo Astrid a Claudia, palabras que al parecer afectaron a ésta última ya que aunque intentó disimular, una lágrima salió por uno de sus ojos.

Luego de hablar, todas partieron hacia casa de Claudia para hacer unos trabajos y Astrid para ver a José, pero cuando llegaron se dieron de cuenta que José ya no estaba. Astrid fue a su habitación y la encontró toda hecha pedazos, con los equipos de sonido y video destrozados y las puertas golpeadas. Cuando vio los guardarropas estaban vacíos y luego de que Astrid llamó a sus amigas, todas comenzaron a buscar por la casa y lo que encontraron fue NADA…

Una hora más tarde la policía estaba buscando y revisando la casa en busca de evidencias de robo pero se descartaron cualquier tipo de asesinatos y actividad delictiva. La desaparición fue descartada y no se pudo denunciar, primero porque José ya era mayor de edad y segundo porque él fue a donde trabajaban sus padres y les dijo que tomaría unas vacaciones, ellos como siempre lo ignoraron y antes que se fuera le dieron una considerable suma de dinero – seguro ellos querían que José no estuviese en casa por un tiempo por la suma que le dieron, o simplemente les dio un ataque de generosidad muy raro en ellos.

Luego de un año de buscar al escurridizo José, nunca dieron con él, José se pudo ir tanto tiempo y cómodamente porque uno de sus tíos – tenía problemas con los padres del joven, no se trataban, pero raramente siempre tuvo una afinidad con José, ya que su hija tenía Síndrome de Down y el señor Julio sabía lo que se sentía cuando eras diferente, ya que día a día lo tenía que enfrentar por su hija Danna -, José comenzó a trabajar para Julio y la vida siguió por su camino. Él no tenía temor de ser encontrado ya que ese sería el último lugar en que sus padres buscarían y estaba en paz y bien en ese sitio, con un cómodo trabajo encargado de toda la Hacienda y sintiéndose en paz con él mismo, aunque en las noches lloraba en silencio…

Una de esas tantas noches, José recordaba cuando Astrid le enseñó a desvestir sensualmente a una mujer, sin desesperación, sin apuros sólo con la finalidad de disfrutar el momento y exprimirlo al máximo. Le enseñó a quitar el sujetador y a chupar lentamente y juguetear con cada pezón, saborear y concentrarse en el aroma de la mujer, pellizcar suavemente y tocar de acuerdo al nivel de excitación, para luego bajar y desabotonar lentamente el pantalón, besar desde los pies hasta la cara interna de los muslos, para luego volver a subir y besar y pasar la lengua sobre la ropa interior, bajar y besar la cara interna de los muslos para posteriormente quitar la ropa interior y hacer que la mujer ansíe ser tocada, ser excitada a máximos niveles, que desee que su lengua entre en lo más profundo de su intimidad y pueda explotar en un orgasmo que la deje exhausta.

Todos esos recuerdos, más que excitar a José, le hacían recordar que el amor era algo vetado para él, pero un día se dio de cuenta que eso no significaba no poder darlo…

Ya luego del tiempo antes mencionado, los padres de José estaban tranquilos, se ve que nunca quisieron a José y sus preocupaciones se centraron en la rara enfermedad que estaba teniendo Claudia, fuertes dolores en el corazón le provocaban desmayos y fallas en su organismo.

Los doctores llegaron a un diagnóstico: una extraña y rara enfermedad cardiovascular que lentamente iba matando a Claudia, la razón de los dolores era que sigilosamente fue dañando su corazón y ahora había explotado la enfermedad trayendo los mortales síntomas de desmayos, fuertes dolores, taquicardias, y muchas molestias más que estaban acabando con Claudia. Los médicos dieron un año de vida a la joven si no conseguía un corazón rápido, urgentemente necesitaba trasplante de corazón… los médicos advirtieron que aunque ocurriera un milagro en la lista de espera de órganos, Claudia no se salvaría, lo único que podían hacer es rezar… cosa que no se si ellos hicieron.

Las fuerzas de Claudia caían día a día y Astrid, Virginia y otras amigas estaban allí para darle ánimos, la cara de tristeza de Claudia lo decía todo, sus padres estaban desesperados y cada día la posibilidad de encontrar un corazón disminuía.

Luego de 7 meses, Claudia estaba hospitalizada en un nivel que se podría decir que era grave, diariamente sus amigas y compañeros la visitaban y buscaban la forma de entretenerla, evitar que pensara en su muerte y que sus últimos días fuesen los más bonitos en lo que se pudiera.

Un día llegó el médico y dijo que mañana iba a ser la operación, que se había encontrado el ejemplar y que no había que perder tiempo, luego de los exámenes rigurosos y evaluaciones llegó el ansiado día. Todos se reunieron y se despidieron de Claudia mientras ella era llevada al quirófano. La fría sala y la desnudez de la chica le hacían pensar si viviría o si no lo lograría, cuando la anestesia comenzaba a fluir, le pidieron que contara en reversa: 10…9…

8…7…6…5…….4….. Lentamente y casi dormida Claudia vio como una segunda camilla entraba al quirófano…3……….

Luego de varias horas de operación, Claudia estaba despertando, pero antes de estar completamente despierta, sintió un cálido beso en la mejilla y que alguien con la mano le acariciaba la frente y le decía "Te quiero mucho"…

Luego de una semana de evaluaciones, cuando el nuevo corazón de Claudia se encontraba fuerte y saludable, entró el médico a hacer las evaluaciones correspondientes y se encontró con la habitación llena de personas, entre las que estaban Astrid, Virginia, los padres de Claudia y muchas otras personas…

- ¡Hola Claudia!, ¿Cómo está ese corazón fuerte y esa chica de acero? – preguntó el médico…

- ¡Bien doctor!, gracias a usted y a mi nuevo corazón estoy viva! – respondió efusivamente.

Claudia – el doctor cambió su expresión a una más seria -, la persona que donó tu corazón estaba viva y decidió morir por permitirte vivir, lo intenté convencer de lo contrario, pero firmó los papeles y ya no tenía más que hacer. Pero él quiso que te diera esto cuando estuvieras preparada, y ya es el momento – dijo el médico sacando un sobre con un video, el cual colocó en un reproductor y comenzó la cinta a rodar mientras que toda la familia y amistades de Claudia veían…

Luego del fondo azul misterioso y expectante de la pantalla, salió la imagen del joven José sonriendo y en cierto modo mostrando sus cicatrices con orgullo, ya que nunca se le había visto sonreír desde muy pequeño, luego comenzó a hablar:

"Mi querida hermana, si estas viendo este video, significa que ya has sido operada y estas sana como yo quería, he decidido darte mi corazón porque mi amor hacia ti no me iba a permitir ver como morías pudiendo darte mi corazón. Lo único que te pido que hagas por mí, es que llenes de mucho amor ese corazón que ahora late en tu cuerpo, llénalo de mucho amor, amor que no tuve y que nunca se me dio, enséñale que sí puede ser querido…- la imagen de José soltaba lágrimas.

Me enteré de tu enfermedad por medio de un conocido y esta decisión la tomé luego de pensar muy bien, tú mereces vida linda hermana, espero que aceptes el regalo de tu hermanito menor y que por favor cumplas lo único que te pido: dale amor a mi corazón.

Adiós hermana, vas a ser una mujer de éxitos, Te quiero mucho.

La imagen desapareció dejando un mar de lágrimas entre los presentes, Claudia comenzó a recordar cuando eran pequeños y ella lo defendía de todos los que se burlaban de José, cuando José le regaló un pequeño peluche hecho por él mismo y que secretamente ella aún mantenía debajo de su almohada, también recordó cuando Jo…

Luego de ese día, se puede decir que la vida de todos los presentes cambió, cada año Astrid y Claudia, ya casadas y con hijos, van a la tumba de José y recuerdan la magnífica persona que fue y que en medio de su inmadurez nunca pudieron apreciar, Claudia nunca puede contener las lágrimas, y agradece a su hermano dándole mucho amor a ese corazón mediante buenos actos y la magnífica familia que tiene, donde reina el cariño, aprecio y amor… por otra parte, Astrid pudo superar el duro golpe y rehizo su vida, pero nunca olvidará a aquel chico de la cara cortada del cual ella se enamoró de una forma muy bonita. Aunque la mentira inicial lo empañó un poco, ese amor siempre fue verdadero.

(9,20)