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Historia en capítulos 02 Mi tío, consumación

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Ya he dicho antes que mi tío, o Luis, como prefiráis, es un tipo guapo y bien puesto, por algo tiene la fama que tiene, cuando vas por la calle con él te das cuenta de las miradas que le siguen pero, ¿qué iba a hacer?, antes de que me dé cuenta tiene sus labios pegados a los míos, pero ¡que mariconada!, lo ve papá y nos mata a los dos. Intento resistirme y apartarme pero sujeta mi cabeza con sus manos y así me tiene cogido, sus labios sobre los míos y abre su boca e intenta meter su legua en mi boca, joder, pero bueno que se cree, ¡que cabrón!, pues no me tapa la nariz con una mano para que tenga que abrir la boca y en ese momento, ¡zas!, mete toda su lengua, suelta mi nariz para que respire.

Me quedan dos opciones, o se la muerdo, con lo cual igual no sé lo que podría suceder, o le dejo hacer, y le dejo hacer porque, sinceramente, me están comenzando a gustar  las sensaciones que siento.

Su lengua va recorriendo toda mi cavidad bucal, explora mis dientes, mi paladar, absorbe mi saliva, ¡es la leche! Y me empieza a marear, se me va la cabeza del gusto que siento. En mi cerebro escucho a papá. –Marica, maricón de mierda, espero que nunca se entere de lo que su hermano me está haciendo y a su hijo disfrutando de ello.

Pero Luis no se entretiene, sigue a lo suyo, saca la lengua, chupa mis labios y la saliva que se me escapa. Alza un poco la cara y respiro a fondo, ya tenía ganas y vuelve otra vez pero ahora mi boca ya no ofrece resistencia. Insiste en recorrer toda mi boca con su lengua y, ¡ay, madre mía!, me está gustando cada vez más, su lengua sabe, bueno no se a que sabe, su saliva también y poco a poco tímidamente saco la mía al encuentro con la suya, la de él acaricia la mía y la retira como invitándome a que sea yo el que invada su boca, y lo hago y jolín…, ¿en qué me estoy convirtiendo?

Levanta su cabeza y me mira fijo a los ojos, esos ojos que han sido los únicos que en mi vida me han animado, cuando tenía que irme a mi habitación apaleado y con el rabo entre las piernas, me miran con cariño, no puede hacerme daño alguno, pero estoy rojo, rojísimo de vergüenza, ¡jolines!, me muero.

-Te gusta besar, vas aprendiendo muy rápido.  –es cierto lo que me dice, pero es mi tío y siempre ha estado en un pedestal para mí.

No puedo hablar, por la vergüenza y un poco de humillación de verme sometido de esta forma, pero asiento con la cabeza y acto y seguido vuelve a su faena, ahora besa mi cara, todo mi rostro suavemente, lame mis labios mis orejas, mi nariz, mi cuello, pero bueno…, ¿ahora qué?, levanta mis brazos y lame mis axilas que están llenas de pelos, pero que asco y…, que gusto. Con cada lamida me pone los pelos de punta, de las axilas pasa a las tetillas, menos mal que aquí no tengo más que unos pelines de nada.

Y así va bajando por mi pecho por mis abdominales hasta tener la punta de su lengua metida en el hueco del ombligo. Tengo que reconocerlo, no quiero que me lo haga y deseo que no pare, que no se detenga, y lo estoy pasando de cine y… ¡la leche!, no me había dado cuenta, tengo el cipote a mil y lo agarra y lo lame, que me corro, ¡jolines, que me corro como siga…, si casi noto la leche que va a salir hirviendo.

-Tío me voy a correr, no me puedo aguantar, ¡ay¡, que gusto tío, tío, tito…, por favor déjame.

-¡Pues hazlo¡

Se ha metida casi toda mi verga en su boca, hasta la garganta, buuuuuueno allá él, y la lava sale de mi cuerpo, caliente, ardiente, no sé lo que tiro, no veo muy bien su cara aunque levanto la cabeza lo que puedo, pero no saca mi verga de su boca se lo debe estar tragando todo, bueno todo no, se ha girado y sube su cabeza y pone su cara encima de la mía, ¡cerdo, cabrón¡, ¡me cago en mi abuela, su madre¡, tiene mi semen en su lengua y sus labios y los aplasta con los míos, ¡cabrón de mierda, cerdo de los cojones¡, pues no quiere que yo coma mi propio semen. Cierro mi boca con fuerza, mis dientes rechinan, ¡qué marranada, el hijo de pu.¡, pero se conoce el truco vuelve a taponar mis narices y…,  prefiero ahogarme, ¡no voy a abrir la boca mariconazo¡, bueno no la voy a abrir, ¡ja y ja¡, en menos de un minuto mi leche, mi propio semen está en mi boca, ¡leches, leches…, y nunca mejor dicho, leches!, con su lengua la esparce bien por mi lengua, por mi paladar, por mis dientes, me dan hasta arcadas, ¡qué mariconada es esa¡, pero necesitaba tragar y trague y saboreé y, ¡vaya que sí¡, pues así no parece que sepa tan malo.

Toda esta lucha nos ha cansado un poco y yacemos rendidos uno al lado del otro respirando agitadamente.

Pienso en lo que ha sucedido, en mis sentimientos al respecto.

 Pues no ha estado tan mal, ha estado muy bien, jamás me había corrido de la forma en cómo lo he hecho en su boca, con esa tremenda excitación y erección que me hacía daño, ¿si es bueno, si está bien?, pues no lo sé pero lo asombroso es que, a veces y casi todo, me ha gustado y lo tengo que reconocer, aunque tengo unos remordimientos tremendos…, papá, los curas, si ya me supone un terrible esfuerzo cuando voy a confesar, contar las pajas que me hago y las folladas que doy al colchón en la cama, ¿cómo cuento esto?, si ya se me cae la cara de vergüenza solo de pensarlo.

Luis se va calmando, aunque yo esté reducido y él sea muy fuerte, estoy hecho un torete, el yudo ayuda, pero de poco me ha servido en esta ocasión, aunque me he resistido y él lo ha tenido que ganar, se ha dado la vuelta hacia mí, me mira y sonríe divertido.

-Bueno tío ya has acabado, ahora, por favor, suéltame, me estás haciendo daño y me duele.

-No pequeño aún no hemos acabado, tenemos muchas cosas pendientes todavía.

- Tío o me sueltas o grito.

- Tú verás las consecuencias que pueden acarrear el que grites, voy a la cocina a beber algo y te traeré algo para ti también, hemos sudado lo nuestro.

El tío marcha y en unos minutos está de vuelta, trae un vaso con una pajita y me lo entrega para que beba y lo hago, ¿sobre mis propósitos de gritar?, pues bien pensado, no iba a conseguir más que me volviera a sujetar con su fuerza que es el doble que la mía.

Al cabo de unos minutos Luis se levanta sobre un codo y comienza a acariciar mi cuerpo, este cuerpo de adolescente que responde al más mínimo estímulo, me acabo de correr de forma brutal y creía que me había dejado vacio el almacén seminal, y sin embargo, mi polla obediente a las caricias, comienza a levantarse, no tengo remedio, pero no se dé que me quejo si yo la he entrenado para eso, para aguantar una paja tras otra hasta cuatro con algún corto periodo de descanso.

Se pone de rodillas sobre la cama, viene sobre mi cara y vuelve a llenarla de besos, ya no me resisto, estoy cansado y le dejo hacer, que haga lo que quiera, al final va a ser así y me gusta cada vez más, me agrada lo que me hace.

Me siento a gusto, me regocijo en sus caricias, cierro los ojos y lo disfruto, me imagino que es una nenita guapa la que me está pasando su lengua por todo el cuerpo, por las piernas, por los pies, quiero abrir mis piernas para ofrecer más piel a su dulce lengua pero no puedo, sigo un poco rígido y sin entregarme del todo.

Se ha colocado a horcajadas sobre mí, los pelos de sus piernas en mis costados y los pelos de su culo sobre mi duro vientre me hacen cosquillas, cosquillas placenteras, abro todos mis sentidos sensoriales, él frota su cuerpo con el mío y consigue que el vello se me erice.

Tiene la mano izquierda en mis pectorales y con la derecha, aprieta mi verga en la raja de su culo y la frota contra el vello abundante que allí hay, de mi polla salen, no gotas, ríos de líquido pre seminal.

Madre de Dios, ¿estoy en la gloria?, ¿En el paraíso?. Se inclina más hasta que nuestros pechos entran en contacto y levanta un poco su culo. Me besa en los labios y rápido, desliza mi verga por su raja hasta enfrentarlo con la entrada de su ojete, separa su pecho del mío sentándose de nuevo y…, ¡leches!, mi polla se le ha metido casi entera, en su culo, con facilidad, prácticamente ha resbalado en su interior, en su recto que está calentísimo.

No le he visto ni una mueca de dolor o disgusto, pero…, ¿cuánta verga ha tragado este culo?, me imagino que hubiera pasado si hubiera sido en el mío, si hasta me hago daño al defecar.

Me mira con cara curiosa esperando mi reacción, flexiona sus rodillas y saca un trozo de mi polla, joder que no me la saque ahora, pero no. Se sienta y se la hinca más, ya la tiene toda dentro, está sentado sobre mis huevos. Que suave es su interior, como me la aprieta a veces.

Mierda, mierda, mierda…, que rico esta esto.

-Tito, por favor, deja de sujetarme las manos, no puedo casi moverme y me haces daño, por fa…

-Solo si prometes que no vas a poner resistencia.

Le digo que de acuerdo con la cabeza, estoy yo ahora como para oponer resistencia, bajo mis manos que las tenía sobre la cabeza y suelta mis laceradas muñecas, buff…, ¡qué bien!, tengo buenas marcas de la presión de sus manos y el forcejeo sostenido, me las froto para que la sangre discurra, él mientras tanto va haciendo su trabajo de sube y baja sobre mi polla, mete, saca, mete, saca y a veces apretando sus esfínteres para cerrarse con fuerza alrededor de mi verga.

No sé el por qué, pero sin darme cuenta tengo mis manos sobre sus pectorales, acariciando los pelos que allí tiene y apretándolos como si se trataran de una tetitas reducidas, la verdad es que las tiene creciditas, las voy dejando bajar, resbalando hasta llegar a su verga, ¡leches benditas! Tiene una verga de miedo y sus huevos, todo calientes, golpean mi bajo vientre cada vez que se sienta sobre mi verga.

Estamos los dos acompasados, he agarrado su verga con mi mano derecha, como si de la mía se tratara y cada vez que él sube y baja mi mano le acompaña pajeándolo, ya estoy entrando en trance, ¡madre mía, necesito meterla más, más!, me arqueo levantando mi pelvis y acompañando mi movimiento al suyo.

- AHHhhhhhhhhh. Tito me voy a correr, ¿qué hago?, tito me corro….

-Hazlo, córrete, anda lléname con tu leche.

-Me viene ya, no puedo aguantar, ¡ay, ay, ay!…………………………………

Me estoy corriendo, le estoy llenando el culo con mi semen, mi mano no ha abandonado su verga y noto que se pone más rígida, siento como su leche discurre por el conducto de su polla y se corre también.

¡Jolines, jolines…, será marrano, me está llenando de leche, me está cayendo toda en la cara, que no puedo abrir un ojo, si hasta en la boca se me ha metido, ¡cochino, cabrón!, me ha cortado mi corrida, con lo a gusto que estaba, en el mejor momento.

Noto que mi leche se le está escapando del culo, baja por mi polla y me está pringando los huevos, él se agacha y refriega su pecho y sus pelos con mi pecho y hace un mortero de la leche que hay entre los dos y luego…, ¡Ahhh, marrano, puto maricón!, lame con la lengua su semen de mi cara y me lo quiere meter con su lengua en mi boca, eso sí que no, ya he probado el mío y…, estoy probando el suyo, estoy muy cansado no me puedo resistir, y mete en mi boca todo lo que puede recoger con su lengua, y lo tengo que saborear y tragar y al final me gusta, me encanta.

Su verga comienza a encogerse, la mía aún permanece dura en su interior, menos mal, como si fuera un tapón en su culo, que si no, me pone perdido, le he debido llenar todo y ahora lo va expulsando poco a poco.

También muy despacio mi polla se va deslizando y saliendo de su culo, estamos hechos unos cerdos, olemos a sexo a kilómetros de distancia.

El tío se desliza de encima de mí, ya era hora, me estaba asfixiando, se deja caer a mi lado, así permanecemos unos minutos, no sé dónde poner mis manos estoy todo pringado, no tengo ganas ni de moverme para ir al baño.

Por fin se levanta, tiene la polla que le escurre el semen y el pecho todo cubierto y se está secando.

-Bueno niño, ahora a la ducha y luego a dormir, a recuperar fuerzas para mañana.

-¿Para mañana?, ¿qué quieres decir, con mañana?...

-Mañana hay que sacar a tu hermana a pasear, hacer las compras que ha encargado tu tía y luego…, a poner en práctica lo que hoy has aprendido.

Vaya, me ha acojonado, ¿no está aún satisfecho?. En pelota, como estoy, salgo de su habitación y voy al cuarto de baño que compartimos mi hermana y yo.

Mientras me ducho quiero pensar en lo que ha pasado, no se me da muy bien, no me aclaro y me cuesta poner en orden mis ideas, pensando, pensando y sin llegar a un resultado, a unas conclusiones.

El agua está de maravilla pero, ¡qué cansancio!, es una hora muy tardía.

Me coloco la parte baja de un pijama, casi siempre duermo sin chaqueta, y me meto entre las sábanas, me estoy durmiendo y la cabeza venga a dar vueltas.

Mi vida acaba de experimentar un cambio, en algunos sentidos, de 180 grados y sin darme cuenta voy sacando conclusiones.

---Papá y mamá no deben conocer lo que ha sucedido ni en broma.

---Hoy viernes he tenido confesión en el colegio, que si me he hecho pajas, que si he cogido dinero a mamá, etc., lo de siempre, pero…, ¿quién le cuenta al buen cura D. Silverio lo de mi tío?, mierda tengo que mentir.

---La tía tiene guardia en el hospital hasta el domingo a la tarde, con ella sería más fácil, ¿cómo evito yo lo que va a suceder mañana a la noche, cuando mi hermana se vaya a la cama, y….

---Y lo que más me preocupa, he disfrutado a tope lo que he hecho con mi tío, yo me he convertido en un mariconazo de esos que todos conocemos, jolín un puto gay al que su padre va a moler las costillas cuando se entere, que se enterará, esa es mi jodida suerte.

Pero bueno, si mi tío me quiere la leche, si yo lo he pasado bien, si me ha gustado aunque en un principio haya sido un poco forzado, ¿por qué es malo?, ¡jodido papá, jodidos curas, que difícil es todo!, con lo fácil y bonito que resulta con los tíos.

Los ojos se me cierran, ya no aguanto más, me ha cansado más hilvanar esta mierda de ideas que todo lo ocurrido anteriormente. Suenan unos suaves golpes en la puerta, se abre, miro con los ojos semicerrados entre las pestañas, quiero que crea que ya estoy dormido. Mi querido tío se agacha, retira mi pelo de la cara y me da un suave beso en la frente.

¡Ah!,  suspiro, si eso lo hiciera alguna vez papá…, y joder casi me pongo a llorar, menos mal que Morfeo me rescata y me sume en la paz de la negrura del sueño.

 

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