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la tarea de la sumisa

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No fué fácil hacerme a la idea de que mi Amo me estaba pidiendo empezar a exhibirme en público, sin embargo mi deseo inmenso de obedecerle y agradarle es mas fuerte que el sentimiento de humillacion que me producia aquello de llevar una campanita atada a una cuerda que sería mi unica ropa interior, y hacerla sonar en público me cohibia tanto, sin embargo convencida de que este es el camino elegido y confiando plenamente en lo que mi Amo me ordena, finalmente me decidí y esto fué lo que paso.

Era una tarde tranquila en que de antemano habia decidido ir de compras, así que se presentaba la ocasion ideal para llevar a cabo mi tarea.

Me situé frente al espejo, totalmente desnuda, y con la cuerda lista, un bello cascabel dorado colgaba, sonando para mi Amo.

El solo pensamiento de lo que ocurriría me habia excitado tanto como tanto me habia avergonzado el aceptar que soy su putita, que lo soy tanto que habia accedido a dar este paso.

Coloqué la cuerda entre mis piernas y jalé para que se introdujera en mi rajita ya humeda, el cascabel colgando, sonaba al compas de los movimiento de mis manos, provocando que mi cara se tiñera de rojo de pensar en el sonido en publico.

Ate la cuerda a mi cintura, y decidida a no dar marcha atrás, me vestí cuidadosamente.

Escogí una falda corta con cierto vuelo, que se mueve al compas de mis pasos, en color negro de una tela suave y ligera, y una blusa de seda en color neutro, con botonadura de perlas, decidí no usar medias y me calze unas sandalias negras de tacón alto

Al caminar hacia la puerta el cascabel emitia su sonido, lo que provocó que el personal de servicio se sintiera confundido queriendo saber de donde provenia el sonido. Con la verguenza amenazando con desbordar mis lágrimas continué con mi camino sin voltear.

LLegué al centro comercial y concentrada en el deseo inmenso de complacer a mi Amo entré sin más, recorriendo los pasillos y deteniendome ante algunos aparadores, había perdido la noción de que era exactamente lo que quería comprar solo pensaba en lo que sucedia en mi mente y entre mis piernas, preguntandome hasta donde sería capaz de llegar.

Tal y como se me indicó, cuando llegaba a algún aparador donde había más personas observando, me movia de forma que el cascabel sonara, haciendo que los mas curiosos trataran de ubicar la procedencia del sonido, y al retirarme podía sentir las miradas sobre mi espalda o mejor dicho sobre mi culo que seguia moviendose al compas de mis pasos en tacones altos.

Poco a poco, fui haciendolo mejor, era mas facil hacer sonar el cascabel y cuando entré en una tienda departamental grande y muy elegante, comencé a buscar los departamentos donde haria sonar la musica entre mis piernas, sintiendome cada vez mas excitada y mas putita, gozando con la idea de que si mi Amo estuviera conmigo vería orgulloso como avanzo en mi eduación, deseosa de seguir a su lado.

Finalmente despues de recorrer los pasillos de ambos pisos, me decidí por el departamento de caballeros, en el area de ropa sport había un joven muy agradable encargado de atender a la clientela y hacia allá me dirigí, diciendo que buscaba comprar algunas camisas para mi Señor, lo cual era cierto solo en parte porque realmente las compré para mi hermano, pero el comentario le hizo poner cara de extrañeza.

Y empezamos el recorrido entre la ropa, haciendo sonar mi musica en los momentos menos previstos, finalmente el encargado tuvo una idea mas clara de donde provenia el sonido, y noté el bulto dentro de sus pantalones, en ese momento, se volvió más agradable al atenderme y no podia dejar de mirar hacia mis piernas, casi sentía que me levantaba la falda con la mirada, pero mantuvo su compostura hasta que tuvo oportunidad de mostrarme algo de los anaqueles mas bajos y no hizo intención de agacharse, espero a que yo lo hiciera, fué un momento muy humillante, pero sabía que debía aprovecharlo y hacer que el cascabel sonara en toda su hermosura, lo hice un poco turbada, y ví su expresión cuando al levantarme la falda mostró un poco más de lo que ya de por sí mostraba, entonces sentí con intensidad su mirada llena de deseo y me sentí realmente humillada, y tan puta que me costó contener las lagrimas, cuando finalmente terminé de escoger lo que compraría, sentía que no podría controlar más las lágrimas de la verguenza de haberme exhibido de esta manera, pero sonreí satisfecha y podía sentir como mi humedad empezaba a escurrir, el joven que me atendió, cuando me entregó el paquete con mis compras me dedicó una mirada y una sonrisa que delataban su excitación y me dijo que había sido un verdadero placer atenderme, y dijo que esperaba que lo escogido fuera del agrado de mi Señor, que tan buen gusto tenía.

Le sonreí, agradeciendo sus atenciones y diciendole que si mi Señor quedaba complacido, volvería por algo más para él en un futuro. Haciendo sonar mi cascabel, salí de allí sin poder contener más las lágrimas, pero feliz de haber cumplido con mi tarea y deseando tener la autorización de mi Amo para tocarme y hacer explotar el orgasmo que amenazaba con llegar sin control. Pero recordando que debo controlarme hasta que mi Amo me conceda el privilegio.

Mi Querido Amo, sé que aún me queda mucho por aprender, le agradezco tanto el que me haya llevado hasta este punto, y le suplico continue a mi lado.

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