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Wharmington Academy, El paraíso de las pollas (2 de 2)

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Luego de recibir una amenaza por Tom y sus amigos, convenzo a mi familia de que me internen en Wharmington, una academia Británica solo para chicos, lo que no sabía era que el futuro me tendría preparado nuevas aventuras con mis compañeros de cuarto y los demás internados.

-Hey, despierta, si no bajamos en 15 minutos nos pasaremos la hora del desayuno. –Dice Damián.

Cuando abrí mis ojos, la luz de la mañana me cegó, puse los codos en el colchón para ver mi entorno, Edward estaba en su pijama buscando su cepillo dental en el baúl, Brandon estaba haciendo su cama y Damián estaba poniéndose unos jeans negros.

-¡Vamos Mertin, hay que bajar rápido para comer!—Dice Brandon.

Me levanto de la cama, solo traía mis bóxers puestos, me puse lo primero que agarre de las maletas, una camisa verde de Abercrombie & Fish, y unos vaqueros azules, me puse mis zapatillas sin calcetines, cuando me disponía a salir al baño, Brandon me agarro con sus dos manos de los hombros, me dio la vuelta, tomo mi cepillo dental, la crema dental y las tiro dentro de la habitación, cayeron en la cama de Edward y cerró la puerta: Te cepillas después, estarás bien.

Cuando llegamos a la cafetería estaban todos los chicos que se habían quedado en la academia, alrededor de unos 30 y un profesor, todos estaban sentados en la mesón del fondo, cerca de la ventanas, estaban todos agrupados en el centro viendo un partido de naipes.

Los cuatros tomamos nuestras bandejas y nos acercamos a la mesa, los chicos le pidieron a los demás en forma grosera de burla un permiso, y estos devolviéndonos un insulto inocente nos abrieron espacio para comer. Brandon que estaba sentado a mi lado, me dijo los nombres de los demás señalándomelos con los dedos, eran tantos que no logre escucharlos a todos, pero me llamaron la atención unos cuantos, un chico de primer año, tenía una cara de nene inocente preciosa, rasgos como los de un ángel, completamente rubio y con cabello tipo “hongo”, Ted; Un chico un poquin rellenito, rubio y con ojos marrones casi negros muy penetrantes llamado Flitch, se veía muy agradable a pesar de su penetrante mirada; Tadius, un chico de ultimo año, de piel oscura, bastante alto, fornido, gafas y un afro corto, estaba callado pero aun así tenía una sonrisa en su cara; Harry, un chico bajito con nariz puntiaguda y grande, ojos verdes muy claro y cabello color miel con una cresta corta y muchas pecas, Vecter, el típico chico “Justin Bieber”, estaba en segundo año, tenía el mismo peinado, cabello rubio como el oro y ojos grises con grandes pestañas, ese chico me cautivo y por ultimo un chico con rasgos de latino, muy guapo con el cabello rapado llamado “Ed”.

Al poco tiempo de haberme sentado ya varios me habían saludado, Trevor un chico claramente gay, resaltaba de los demás, que tenían una actitud “hetero”, hablaba con todos los ademanes de un gay salido del closet y su risa era tan chillona y delicada que me hacia reír, tenia ojos verdes, cabello negro bien cuidado, piel blanca y unas cuantas pecas en su nariz, Trevor no paraba de mirarme y reírse, me dijo unas cuantas palabras que no entendí porque su acento era tan acentuado (acentuado a lo gay) que mis oídos que aun no estaban tan acostumbrados al acento no pudieron percatar, yo solo reí y mire a otro lado. Pasaron las horas y llegue a entablar conversación con algunos, me hacían preguntas de mi país, de mi casa y de porque había venido, cuando les decía la razón (bullyng), me decían que estaban conmigo y que si quería apoyo o ayuda que no dudara en llamarlos, hoy en día, aun no me acostumbro a los buenos modales de los británicos, me parecen un tanto fingidos, pero eran reconfortantes. Tadius era un chico muy sociable e interesante, su mamá era escritora y su papa era su representante, y ambos  hacían muchos viajes para despejar sus mentes y tener nuevas ideas, así que internaron a Tadius para que no tuviera problemas con sus clases, era muy agradable, pase varias horas hablando con Tadius mientras los demás jugaban las cartas.

Cuando las señoras de la cafetería nos pidieron que nos fuéramos, todos salimos de la cafetería y decidieron ir al “The Oak” (el roble) a seguir jugando las cartas, Tadius me llamo al hombro y me dijo que si quería me prestaría unos libros de sus padres, sus libros favoritos. Yo le comente a Damián que iría con Tadius y que luego los alcanzarían y el solo subió una ceja y se despidió. Me pareció un poco extraño.

Su habitación estaba al final del pasillo, así que llegamos rápido, su habitación era igual a la de nosotros, con excepción de que las otras tres camas estaban desocupadas y los baúles estaban vacios y abiertos.

-Mis compañeros están con sus familias, la mayoría lo hace entre periodos –Dijo entre-cerrando la puerta y acostándose en su cama y jugando con una bola de goma- Ven entra, relájate, esto es lo bueno de estar solo, tienes privacidad para hacer lo que quieras … -Me senté en la cama junto a la de él, me sentía tenso, pero él me miro y sonrió así que me deje llevar- Mira allí, en el escritorio están los libros, mis favoritos son los primeros dos, uno es escrito por mi mamá y el segundo es por mi papá, son mis favoritos de ambos.

Cuando saque los libros todos los demás casi se caen, ya que el espacio del escritorio estaba saturado por toda clase de libros y novelas, el libro de su mamá tenía una foto suya en blanco y negro en la parte trasera, una mujer de piel oscura y cabello corto, con un encanto especial, el libro se titulaba “A guide to survive the walk of shame” (Una guía para sobrevivir al Walk Of Shame, el walk of shame es una frase americana que hace referencia al momento que llegas a tu casa o habitación, en la mañana con la misma ropa que usaste ayer, que indica claramente que dormiste con alguien).

-Hey gracias, es un gran detalle, pero si es tu libro fav…

-Tranquilo, te lo presto para que aprendas a cómo superar ese momento—Me interrumpe Tadius-

¿Qué insinuaba? ¿Qué yo haría la walk of shame? Y en ese momento dejo su bola de goma en la cama, se levanto, se acerco a mí y me dio un beso, fue apasionado y salvaje, su lengua se movía dentro de mi boca eufóricamente, pero era muy erótico, sus manos se metían bajo mi camisa, sin ningún tipo de delicadeza, apresurándose a mis pezones que empezó a pellizcar y a sobar, lo hacía duro pero agradable, no causaba dolor, solo placer, con un cambio en su fuerza me hizo caer a un lado mientras él estaba sobre mí, rápidamente me quito mi camiseta sobre mi cabeza y siguió con el beso caliente, pasaba sus manos por todo mi desnudo abdomen, sus manos eran calientes y ásperas, pero si sabían cómo acariciar, el tenia mi pierna derecha entre sus piernas cuando empezó a mover su pelvis como si estuviera follandome la pierna, como él era más grande y más largo que yo, su paquete estaba casi que a la altura de mi rodilla, el seguía cogiendo mi pierna, sentía como crecía esa roca en mi pierna, no pude aguantar más y me separe del ardiente beso, lo hice levantarse, se puso de pie sobre la cama, y yo me quede sentado, tenia perfecto alcance de su paquete, que estaba en toda mi nariz, lo acaricie un poco sobre la tela, era largo, llegaba más allá del bolsillo derecho, abrí el botón, baje la bragueta y el pantalón cayó hasta sus tobillos, su polla salto y pego contra mi nariz, su glande estaba en mis labios. Tadius no traía interiores.

Su polla era oscura, más oscura que su piel marrón, tenía unas bolas negras y redondas, todo su pubis estaba rasurado recientemente y su mazo estaba cubierto de venas, podía medir alrededor de 18cm, una delicia, su mazo era hermoso, tenía la cabeza puntiaguda, parecía una lanza y una vena gruesa que pasaba por el centro de su tronco todo el recorrido hasta el glande. Tenía un olor fuerte como a orín y sudor, y su sabor era fuerte también, nada dulce.

Empecé a lamerlo y a besarlo pero el dijo: Jodeeeer, métetelo todo, me tienes a mil desde el comedor. Y yo sin hacerme de rogar me metí su cabeza en mi boca, llegaba poco mas debajo de su glande, ya que su glande me taladraba la garganta, con mi otra mano empecé a masturbarlo mientras me lo metía todo. El solo gemía, y es que había tenido un buen profesor. Edward.

Cuando fui a ensalivar el resto de su polla para seguir pajeandolo, el se separo de mi, se agacho a un lado y de atrás de la cabecera de su escritorio saco un pequeño pote, me lo dio en las manos, leí lo que era. Lubricante. Eche un chorrito en mis manos, era espeso y olía a fresa, lo unte en su polla y rápidamente se volvió más resbalosa que un globo enjabonado. Mis manos se resbalaban por el largo recorrido de su tronco, pero mi boca seguía en su glande. El lubricante tenía sabor a fresa, era sabroso, pero me gustaba más el sabor original así que lamiéndolo por todos lados limpie su polla y la deje brillantosa. El sonreía, y cuando fui a metérmela nuevamente me dijo: Tranquilo boquita de ángel, me voy a correr si me la lames otra vez.

Me puso su peso en mis hombros haciéndome caer acostado y una vez así, se agacho sobre mi cuerpo y fue bajando por mi abdomen hasta encontrar el botón de mi pantalón, lo desabrocho y lo bajo. Me quito los zapatos, rodo el pantalón por mis pies, lo lanzo hacia atrás y con su fuerza giro mi cuerpo sin mayores esfuerzos, estaba boca abajo, inmune, solo tenía mis bóxers como barrera de su vara, sabía que esto iba a doler.

Me bajo los bóxers hasta mis glúteos, dejando expuesto mi ano y mis nalgas, me dio una fuerte nalgada y luego sentí las gotas del lubricante, e introdujo su dedo índice en mi ano. Me dolió un poquito, lo metió completo, luego metió su dedo medio que era largo y grueso, me dolió un poco más. Deje escapar un pequeño gemido, aun estaba herido luego del cipote de David que estiro mis paredes anales con su gorda polla, y luego sin previo aviso sentí tres dedos en mi ano. Pegue un alarido apagado por las sabanas. Ese cabron me estaba matando con sus dedos, luego los saco y luego de unos segundos, cuando me di la vuelta lo vi con un condón que saco sabrá dios de donde, se disponía a ponérselo, escuche el látex estirarse y amoldarse, escuche pequeños pellizcos y golpecitos por parte del látex y luego lo sentí, su punta estaba apuntando hacia mi ano, estaba listo.

-¡Esperaaa! ¡Échate más lubricante! ¡Me lo vas a destrozar!

-No seas bebita, el condón tiene lubricante.

Y con un empujón me lo metió todo, duro como una roca, largo como un submarino y grueso como un tubo. Pegue un grito desgarrador que solo se escucho como un grito bajo el agua, porque lo apague con las sabanas, no quería que nadie nos escuchara o nos interrumpiera, el seguía con su trabajo, tenía tres velocidades, una que eran estocadas rápidas y limpias, que duraban poco, luego hacia estocadas lentas y seguras, lo sacaba casi todo hasta que la punta estuviera en la entrada y luego lentamente lo volvía a meter, tenía mi momento de descanso ahí, pero luego de sacarlo lentamente, con otro fuerte empujón lo metía entero, volvía a gritar y a gritar y a gritar, aun mi culo no se amoldaba a aquel tamaño. Y luego volvía a hacer estocadas rapidez, hacia todo un ciclo que me hacia gritar y llorar, algunas lagrimas involuntarias se escapaban de mis ojos y luego con una estocada profunda y fuerte gimió como un loco, lo dejo dentro unos pocos segundos y luego lo saco lentamente, cuando lo saco sentí el aire frio entrar por mi abierto agujero, me dio una nalgada y me dijo.

-¡Joder!, eres una buena puta, de ahora en adelante cuando se me plazca serás mía. Y sin más, tomo sus pantalones y salió de la habitación con su polla al iré, supuse que iría al baño. Yo me quede ahí en el colchón. Había dejado una mancha de semen en las sabanas, no sabía cuando me había corrido, pero allí estaba, todo sobre mi ombligo. Tenía la extraña sensación de que mi ano seguía abierto, me limpie con unas toallitas que estaban en otro escritorio el ombligo, me subí los pantalones y caminando un poco raro Salí de su habitación, quería contarle esto a Edward y a Damián, se iban a morir cuando se enteraran.

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