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MI DON (09)

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El instituto – Las profesoras.

Vamos a jugar con el marco temporal un poco, entre otras cosas, por que ya ni recuerdo en que orden ocurrió, digamos que no me paraba a mirar el calendario.

Si, con las alumnas era un casanova, y gané mucha experiencia, lo pase bien y  lo disfruté, pero me llegó a resultar demasiado……¿Fácil? Era  un depredador al que le ponían la carne despedazada y deshuesada en la cara, y yo quería cazar piezas vivas. Eli me enseñó a hacerlo, echaba en falta algo emoción, ya que me había adiestrado para presas mayores. Así que en determinados momentos fijé objetivos de mayor edad, más complejos que aquellas chiquillas de instituto, a las que manejaba a mi antojo.

Obviamente no fue tan fácil, ni logré, por mucha diferencia,  acercarme al número de alumnas conquistadas, pero esas crías eran hamburguesas industriales,  yo quería restaurante de 5 tenedores, y allí solo se va cuando la ocasión lo merece. Puedo mencionar que fueron 4 adultas las que me follé antes de la graduación, de las cuales extraigo las mejores historias, y otras 3 con las que tuve sexo sin penetración. Por miedo a represalias, no encontrareis el relato de mi directora, de 62 años, que hacia el final de curso me chantajeó, y  para no avisar a mis padres de mis andanzas mujeriegas, me obligó a dejarla hacerme una mamada,  se quitó la dentadura postiza para ello. Asqueroso, si,  pero una de las más memorables. O la historia de la profesora de ciencias sociales, una feminista de pro, con la que había discutido durante años por su intención de reeducar en la superioridad de la mujer sobre el hombre, y me la terminé zumbando solo por hacerla rabiar.

Estas son las historias de algunas de esas damas. Por no hacer relatos tan extensos, esta 2º parte del instituto la separaré en 3 actos.

Creo que esta 1º historia la vamos a ubicar a principios de primavera. Marina ya había caído, y las 3 primeras chicas después, nada a reseñar en ellas. Aún no había empezado a conocerse mi fama, yo era un radar en busca de cualquier cosa que se pusiera a tiro, pero tuve una semana floja en cuanto a chicas, la que salió corriendo cuando se me sentó encima, así que mi mente amplió automáticamente el margen de error. Esta mujer, que no chica, no me resultó muy complicada, pero tuve mucha suerte, la relato por que me sirvió para abrirme los ojos de cara a mujeres de más edad, y su cierta relevancia en el futuro.

                     

Mercedes - La profesora.

Pasó una semana sin que cayera ninguna,  así que comencé a mirar con otros ojos a ciertas mujeres, una fue la profesora de historia, Mercedes, de 34 años. La conocía desde que tenía 27 años y yo 11, me vio convertirme de niño a adolescente, de eso a hombre, y  de hombre a galán después de la operación. Siempre se había preocupado por mí, quedaba mucho con mi madre para hablar de mis estudios, y siempre cerraba las charlas con un “Vamos a hacer de ti un gran hombre”. Era  severa con todos, pero  pese a ello, siempre tuvimos un rollo especial, le sacaba sonrisas que nadie más lograba con mis tonterías, y teníamos confianza, fue la que me ayudó, en parte, con Marina.

Mercedes, como mujer, no había cambiado nada en mi cabeza, era una mujer normal, siempre iba con pantalón y chaqueta de traje, que se remangaba constantemente, disimulando su figura,  camiseta de botones, con zapatos de vestir cómodos, era morena  y llevaba el pelo con coleta siempre, pero al soltárselo alguna vez, me había llamado la atención, lo tenia rizado y si lo estiraba era largo, le hacia un melena frondosa. Su cara pasó de jovencita a mujer madura con los años, pero no perdió una belleza nacida de la sencillez, sin maquillar casi nunca, no le hacia falta,  tenia unos ojos color miel de infarto. De su físico era difícil hablar, nunca iba demasiado descocada, pero más de una vez al agacharse a hablar con alguien se le veía el sujetador a través de los pliegues de la camisa o los botones, se les veía unos senos de  tamaño decente,  sin  exagerar, y un culo redondito, con las caderas anchas.

El hecho de que me fijara en ella, no fue ningún cambio, si no  ver en ella algo habitual, pero que no le di importancia hasta ese momento. Tenía la manía de moverse por clase mientras explicaba, y se iba sentando o apoyando con el culo en los marcos de las ventanas, las puertas, la pizarra, o en las mesas de los alumnos cuando quería hablar con alguno en particular y  se sentaba en la mesa del de al lado. Lo llevaba haciendo toda la vida, pero un día  se recostó sobre la pizarra con su traje azul oscuro, y después se fue pasando, los chicos a su paso se reían y la señalaban, no entendía por qué hasta que se dio la vuelta. Se había llenado el culo de tiza blanca, la recorría de lado a lado del trasero, pero nadie la decía nada, siguió dando la clase, pero yo ya no atendía, solo la miraba el culo y veía como con la tiza, el traje oscuro ya no le disimulada nada, aquella señora tenia un señor culo. Terminado la clase nos dejaba unos minutos para pasar apuntes y solucionar dudas, al imbécil de mi lado no sé que le pasaba, pero no entendía nada, y de tanto llamarla, ella se sentó en mi mesa y se agachó para explicárselo a él en persona de nuevo. Su forma de sentarse era normal, dejando que sus nalgas descansaran, pero vi toda aquella tiza y si hubiera sido una alumna la hubiera azotado allí mismo, con la excusa de limpiarla, pero el pudor me ganó la batalla. Al finalizar la clase, me acerqué a ella dejando que todos salieran. Se había sentado en su mesa mientras recogía sus papeles..

-YO: perdona Mercedes.

-MERCEDES: ¿Dime? Y no me llames Mercedes, por dios, que me siento vieja,  nos conocemos de hace 7 años, Merche.

-YO: está bien, solo quería ser respetuoso para que supieras que lo que te voy a decir es con cariño y sin maldad.

-MERCHE: uy, miedo me das………….dime.

-YO: que…….vamos…..te has manchado de tiza el traje - se miró la parte de delante del traje buscando.

-MERCHE: ¿Dónde?

-YO: bueno….cuando te has puesto en la pizarra…..te has……..sentado, y….- abrió los ojos de sorpresa.

-MERCHE: ahhhhh, por eso andaban riéndose estos golfos, que malos son,  y no me avisan, menos mal que te tengo a ti …….- se levantó y se retorció sobre si misma mirándose el culo, cuando localizó la mancha comenzó a pegarse azotes y pasar la mano por su trasero frotado con energía, cuando creyó terminar me miró -…… ¿Ya está?

Me debió ver la cara de tonto mirándola el culo después del trasiego que se había metido ella sola, y se dio cuenta de que acababa de limpiarse el culo adelante de un alumno y le había dicho que le mirara el trasero para ver si había terminado de limpiarse. Reaccioné al levantar la mirada de sus posaderas y ver su cara de congestión.

-YO: si, si, vamos no ha quedado nada que vea - reaccionó ella de nuevo al ver mi tranquilidad.

-MERCHE: pues deja de mirar y vete a estudiar,  ¡Vago! - y me dio un golpecito de agradecimiento para sacarme de allí.

Los 2 días siguientes la acosé, la perseguía por los pasillos mirándola el culo, acercándome a hablar con ella con excusas baratas y deleitándome con sus apoyos en las mesas de los compañeros. No fui el único, pero si el más atrevido, me pilló una docena de veces mirándoselo, ya me rogaba con cara de “Ya vale”, pero hubo una vez tras otra. Al finalizar una clase se acercó y me dijo que me quedara a charlar con ella a última hora.

-MERCHE: oye, siento lo del otro día, no debí hacerlo delante de ti.

-YO: ¿El que? - quería disimular pero también que lo reconociera.

-MERCHE: ya sabes……. lo de la mancha de tiza.

-YO: ah si, no pasa nada.

-MERCHE: no, si pasa, llevas unos días más tonto de lo habitual, tienes que dejar de mirarme todo el tiempo - me había cazado, pero fingí una vergüenza, que en realidad no sentía.

-YO: bueno, lo siento………es que, ya sabes……las hormonas,  todo en mi vida va cambiando y no sé, llamaste mi atención.

-MERCHE: pues tienes que parar, no es sano que te fijes en alguien como yo, tienes a muchas chicas de tu edad.

-YO: ya,  pero ninguna tan guapa como tú - lo dije con el tono de broma que solía usar con ella, pero iba directa a su línea de flotación.

-MERCHE: anda tonto, no seas mentiroso, que aún recuerdo como te quedaste embobado con Marina durante el trabajo – “Se acuerda”, no perdería oportunidad.

-YO: jajajaja pues si, pero era más por su parecido a alguna diosa griega, eso tiene su morbo, fue una suerte que no…..- y me paré, tratando de ruborizarme artificialmente.

-MERCHE: que no…….  ¿Que?

-YO: nada, tienes razón, déjalo, siento haberte molestado  - amagué irme sin ninguna intención de hacerlo.

-MERCHE: que no es molestia, tontorrón, si más que molestarme hasta me has subido el ánimo, jajajajaja, pero dime, ¿Que fue una suerte?

-YO: bueno, verás, sabes como acabó el trabajo, conmigo….

-MERCHE: si, desnudo……..vamos en calzoncillos.

-YO: pues imagínate si….viendo a Marina me hubiera…….puesto tonto, jajaja tendría que haber acabado con un empalme de narices jajajajajjajajajaja – elegí las palabras con cuidado, quería que pareciera un broma más, pero ella sabia que yo era capaz de hacerlo, y el hecho de que estuviéramos hablando abiertamente de ello, que recordara aquel momento, que pensara en aquel cuerpo jovial y medio desnudo, en el bulto escondido. Todo en una sola frase, tardó un segundo en responder.

-MERCHE: ya, claro, ¿Y te hubieras quedado así delante de toda la clase?

-YO: ya me conoces,  podría hacerlo ahora mismo.

-MERCHE: lo que me faltaba, que me vieran con un alumno desnudo en clase, anda tira, y piensa en  eso.

-YO: ¿En qué?

-MERCHE: en dejar de mirarme así, que me siento un trozo de carne.

-YO: es que ahora que lo hemos hablado, no se si podré, si ya me he hecho alguna paja pensado en ti frotándote la tiza - otra frase a la línea de flotación, pero esta vez no reí, dejé unos segundo de margen esperando su respuesta.

-MERCHE: ¡Oye!, No digas guarradas - se puso en pie enfadada.

-YO: jajajajaja será una guarrada, pero es la pura verdad, y  te digo más, algún chico  también me ha  dicho que lo ha hecho - mentira y gorda, pero quería que se sintiera atractiva.

-MERCHE: ¡¿Más?! No si ahora voy a tener club de fans……- se frotaba las sienes con aquella naturalidad tan adorable.

-YO: pues te lo mereces, eres una mujer de bandera y nosotros no somos críos ya - di un paso hacia ella, eso la puso nerviosa.

-MERCHE: te lo agradezco…….. y no sabes cuanto……. pero no está bien…….- comenzó a rascarse la cabeza.

-YO: ¿Te crees que a nosotros nos importa que esté bien? Somos adolescentes, nos movemos por impulsos - di otro paso hacia ella.

-MERCHE: si, vosotros,  pero yo no, tengo que mantener unas distancias……- dio un paso hacia atrás pero no había sitio.

-YO: pues es una pena, por que por mi cabeza se pasan muchas cosas que podría hacerte para disfrutar  - otro paso, ya estaba cerca.

-MERCHE: ¿Si?................ pues no va a poder ser, los demás…..

-YO: me dan igual lo demás, aquí solo estamos tú y yo, llevas 3 días rondado por mi cabeza, no hay fuerza en el universo que me aleje de ti - se la veía muy nerviosa, pero no enfadada, le atraía lo que oía,  su barrera moral le gritaba peligro.

-MERCHE: por favor……. no me hagas esto……..en casa no van bien las cosas……..mi novio…

-YO: tu novio es un mierda que tiene una mujer que no merece - di otro paso, estaba encima de ella, mis palabras fueron una lotería, pero acerté de pleno.

-MERCHE: no lo sabes,  por favor, para - lo hice cuando agachaba la cabeza hacia ella, puso una mano en mi pecho para frenarme.

-YO: bien, si es lo que quieres, te respetaré, me iré y mañana esto será un mal recuerdo, pero solo si es lo que quieres tú, aquí y ahora,  antes, déjame besarte y me harás feliz - mis palabras calaron, supuso que si se dejaba besar me calmaría y me iría.

 

Fui haciendo fuerza contra ella, su mano en mi pecho también era firme, pero gracias a mi corpulencia no me hacia falta acercarme tanto y con agachar la cabeza fui acercándome a sus labios.

-MERCHE: esto….no está bien….no sé……- balbuceaba con cada centímetro que me acercaba, la otra mano la tenia pegada a ella, doblada sobre su cuerpo,  debajo de su boca.

-YO: sabes lo que quieres al igual que yo, pero yo estoy dispuesto a jugármela por un solo beso tuyo, y sé  que  desde que me viste desnudo después del trabajo me deseas - me lo inventé,  pero cuadraba, y su mano en mi pecho cedió.

Junté mis labios a los suyos, con cariño y ternura, ella no se movía pero cerró los ojos, disfrutando, yo no me separé de ella y me mantuve unos segundos, para separarme un poco de sus labios dejando que se despegaran  de los suyos.

-YO: dios, sabes mejor que en mis sueños - ella se relamió y abrió los ojos.

-MERCHE: y tú que en los míos - aluciné, de chiripa había dado con la profesora que soñaba conmigo.

Sin dudar,  ni dejarla pensar, lancé otro beso, esta vez ella llevó su mano a mi cara acariciándola, sin apartar la otra de mi pecho, pero ya sin oposición, con cariño. Este beso fue más largo y ella participó abriendo la boca, me derritió al acabar, mordió mi labio inferior tirando un poco de él.

-YO: ay - lo dije para hacerla saber que lo había notado, pero  sin dolor.

-MERCHE: perdona…es una manía que tengo….

-YO: no hay nada que perdonar - tiré el 3º beso, ya fue pura pasión, con leguas luchando en terreno enemigo,  y mientras ella me sujetaba la cara yo metía mis manos por dentro de su chaqueta.

-MERCHE: aquí no, nos pueden ver…… - era mía, ya no le importaba el hecho, si no que lo supieran, la pasión era mayor que la moral -…..dame unos días - me besó de nuevo y volvió a morderme el labio inferior, “Dios, vaya tontería, y que sensación más agradable acabo de descubrir”.

Me hice con todo mi control para alejarme de ella, y salimos de allí en completo silencio. Los 3 días siguientes siempre me quedaba a última hora, la buscaba en la clase que fuera, y nos besábamos a escondidas mientras charlábamos. Por lo visto tenia un novio desde hace 4 años, vivían solos pero el tío era un vago redomado, en paro,  que vivía de ella, y con el paso del tiempo no le soportaba, le daba asco tocarle. Por lo que entendí,  en esos días le echó de casa, no es que yo fuera la causa, pero si el detonante, supuse que no le gustaría sentirse sola y por eso mantenía la relación, pero conmigo a sus pies eso había cambiado.

Durante las clases nos lanzábamos miradas el uno al otro, y gracias al inepto de mi compañero, ella me regala la visión de su culo sentada en mi mesa. Al inicio era como siempre, pero después arqueaba la espalda, o no apoyaba las nalgas, si no que lo ponía en pompa ante mis narices. Al acabar una de esas clases, siendo última hora, me aseguré de que nadie nos viera, y me lancé a por ella, estaba de espaldas agachada recogiendo unos papeles. Le planté mi polla, cuyo tamaño ella ya intuía, en medio de su trasero, haciéndola ponerse en pie.

-MERCHE: ¡Hey!,  ten cuidado, que me tiras – sonreía dándose la vuelta, pasándose la melena suelta y rizada tras una oreja.

-YO: eso querría yo, tirarme encima de ti y hacerte el amor hasta el amanecer, pero no me dejas, como sigas jugando conmigo en clase,  en una de estas que pongas el culo como lo pones, te violo delante de todos - la metía mano por encima de la camisa.

-MERCHE: que bruto eres jajajaja  quieto que nos van a ver - lo decía pero no se apartaba, acariciaba mi cuello y mi pecho.

-YO: ya te dije que a mi me da igual lo que piensen los demás, tengo mis limites y estás jugando con ellos - la besé rabiosamente, doblando su espalda hacia atrás, apretando su cadera contra mi, al separar los labios fui yo el que tiró de su labio inferior con los dientes.

-MERCHE: no sabes como me pones, tengo clavada tu imagen en calzoncillos, la gente no se dio cuenta pero cuando te peleabas con el otro chico se te marcó, desde entonces me tienes loca pensando en ti.

-YO: sabia que ese final te había gustado, pero no entiendo por que seguir esperando, puedo ser tuyo cuando quieras, me tienes alelado, te deseo como un naufrago desea una orilla, o un sediento en mitad del desierto un oasis …..- la volví a besar, ya no solo la doblaba la espalda, la movía de lado a lado. Ella se reía entre besos por que casi se caía, pero la tenia bien sujeta -….. has encendido un fuego y tienes que apagarlo.

-MERCHE: dios, como te pones, este fin de semana vente a mi casa, el viernes al salir de aquí, tráete algo de ropa, a ver si apagamos ese fuego.

-YO: más nos vale a los 2, o esto va a acabar muy mal, no aguanto más sentado viendo como te paseas por clase.

Logro dejarme contento tras unos besos más y nos fuimos cada uno a su casa. Faltaban un par de días aún para el viernes, así que me desahogué para poder aguantar con una chiquilla que la chupaba bastante bien, pero tenia la imagen del culo de Merche en la cabeza, más que de su culo, de su cintura, de sus anchas caderas. El propio viernes en el descaso la fui a buscar y estuvimos retozando como críos en un cuarto de limpieza con la llave echada, fue la 1º vez que la pude desnudar parcialmente, la abrí la camisa y admiré sus tetas, como parecían,  nada desmesurado pero con un sujetador que las realzaban, me lancé a besarlos y mordisquearlos, por lo visto el tema dientes y morder le volvía loca, mientras, mis manos se posaron en su trasero, era bando, y una delicia para masajear.

-YO: me la has puesto a romper, o me corro ahora o no llegamos a final del día sin que te salte al cuello.

-MERCHE: yo estoy igual, necesito …………. Sácatela, que estoy deseando verla.

Me ayudó a desabrocharme el pantalón sentándose en un cubo, cuando metió la mano para sacarla abrió la boca como si fuera a morirse allí mismo. Al sacarla reía, de forma rara, como si acabara de darse cuenta del lío que se le venia encima.

-MERCHE: ¡Pero…….¿Que es esta burrada?!

-YO: lo que tú me provocas.

-MERCHE: esto no es calentura, esto es ir bien armado -  miró mi polla acercando su cara, mientras hacia un suave masaje – ¡¡¡Madre mía, esto no  es natural!!!

Siguió masajeando pero le dije que así de calmada no pasaría nada, así que aumentó el ritmo, con ambas manos, sus tetas se movían debajo del sujetador al son.

-YO: o me la chupas o vamos a estar aquí hasta año nuevo - me miró ofendida.

-MERCHE: joder con el niño,  si que has crecido.

Cogió de la base del tronco  y lamió mi glande, con suavidad, luego se metía en la boca la punta y jugaba con la lengua en mi capullo, para ir sacándoselo dejando que sus labios friccionaran, lo hizo un par de veces, hasta que sus babas rodeaban toda la punta. Comenzó una masturbación feroz lamiendo todo el largo  mirándome a la cara, mi pene era más grande que su rostro, era una delicia verla esforzarse, trataba  de engullir  pero no pasaba de 1/3, se ahogaba. Sus manos no paraban, me volvió loco, la avisé y eyaculé en un cubo de basura que había allí.

-MERCHE: ¡Y esta ha sido la 1º!, me vas a joder el fin de semana.

-YO: esa es la idea, TODO el fin de semana - me lancé a besarla para agradecérselo.

-MERCHE: dios, cálmate, que tú ya estas,  pero falto yo y quedan 10 minutos - acepté el reto, la puse de espaldas y bajé a su trasero, desabroché su pantalón y de lo baje, ¡Que pedazo de culo, que cadera, que piernas! Solo unas bragas de encaje a juego con el sujetador separaban aquella obra maestra de mí.

-YO: haré que te corras antes de 10 minutos -  no resistí, y apretando, mordí una de sus nalgas a través de la tela, eso la puso a 100 por que se retorció en el aire.

-MERCHE: ¡¡¡¡¡¡Fóllame  aquí mismo!!!!!!  Por dios, que me vas a matar de placer.

-YO: aún no, te he dicho que haré que te corras pero vas a tener que aguantarte, no tendrás mi polla hasta las 12 de esta noche - no se por qué se me ocurrió, pero me pareció justo hacerla esperar como ella hizo conmigo.

Metí mi boca en su entrepierna, sin más, desde atrás, levanté su culo para tener mejor llegada, lamía su coño empapado por encima de la tela de su ropa interior, cuando necesitaba respirar,  ya que la carne de su culo me ahogaba, sacaba la  cabeza, besaba una zona y después mordía. Cada vez que lo hacia se retorcía su espalda, y volvía a atacar el pubis, metí mi mano por dentro y acariciaba  el clítoris, cuando lo noté abierto metí mis dedos en posición para masturbarla rápidamente el punto G, sacando mi cabeza y pegándola a sus nalgas, mordisqueando si parar, metía mi mano con fuerza,  acariciaba y la sacaba, aumentado el ritmo. Merche a gemía tratando de ahogar sus gritos, pero se le escapaban con cada mordisco, eso la volvía loca y lo iba a aprovechar todo el fin de semana. Antes de que tocara la campana ya se había corrido 2 veces,  empapándome la mano. Me levanté mientras ella se apoyaba en un estante, asfixiada, con el cuerpo lleno de perlas de sudor y la cadera sacada para ofrecer un trasero, lleno de marcas de dientes. Llevé mis dedos mojados a su boca y ella los chupó encantada, el último dedo,  adivinar, lo mordió un poco, haciéndome el daño justo, sin pasarse.

-YO: veo que te gusta morder, eres mi leona, y este fin de semana te voy a marcar como tal – ella misma nos había explicado en clase que los leones machos, al aparearse, marcan  a sus hembras de un mordisco. Eso la derritió en mis manos, me besó llena de pasión, pero la obligué a vestirse, teníamos que volver y quería que estuviera desatada  de deseo.

Pasaron las últimas horas y salí en su busca al acabar las clases, ella ya estaba en la puerta esperándome, salimos como almas que lleva el diablo, sabiendo que un amigo me volvería a encubrir para pasar el fin de semana con ella.

Me subí al coche con ella, me contó que ni había dado clases, mandó repasar y nada de ejercicios ni deberes para tener el fin de semana entero libre, me daba igual, yo solo la miraba con deseo y ella se daba cuenta. En cada semáforo nos besábamos hasta que el de detrás nos pitaba por que ya estaba en verde. Cuando logramos aparcar se me subió encima del asiento del copiloto y nos quedamos allí, besándonos y metiéndonos mano un buen rato.

Por fin subimos a su casa, era un piso sencillo de 1 sola habitación y un salón amplio, algo vacío, supongo que por que faltaban las cosas de su novio, o de su ex ahora. Me dijo que me sentara un rato mientras se cambiaba y se ponía algo “más cómodo”, su definición. Salió a los pocos minutos con una camiseta amplia que le caía por un hombro, sin sujetador  y en bragas, nada más, estuve muy cerca de levantarme y tirármela allí mismo cuando  ella me ayudó a dejarme más cómodo a mi. Me quitó toda la ropa y me dejó en calzoncillos, no me volví a vestir más ropa en todo el fin de semana.

Nos sentamos en el sofá, uno al lado del otro,   seguimos el juego de los besos, caricias y mordiscos,  mientras yo la rodeaba con un brazo,  acariciaba su cuerpo con la otra, sobretodo sus piernas desnudas, que iba apretando. Ella se apoyaba en el sofá con una mano, restregando uno de sus pechos contra mí,  y la otra me acariciaba desde la cara hasta el pecho, el veinte o las piernas. Cuando la cosa se calentó de más,  ya tenía  su mano masajeando mi polla por encima de la tela, la tenía totalmente dura, sus besos ya eran fuertes y húmedos, con mis manos perdidas por debajo de su camiseta.

-MERCHE: bueno, ya que estamos aquí, ¿Por que no me follas de una vez? – daba pequeños y cortos besos mordiendo mis labios sin parar.

-YO: ya te dije que hasta las  12 de la noche no la tendrás.

-MERCHE: aún quedan unas horas, ¿Que quieres que hagamos mientras? - la solté el pelo, y cayó sobre su rostro, aquellos rizos sueltos le hacían una cara aún más deseable, casi salvaje.

-YO: te voy a comer entera - diciendo esto, la levanté para montarla encima de mí, cara con cara, mientras la besaba le quité la camiseta, fue precioso ver como aparecían sus tetas ante mí, y al quintársela, su pelo cayó sobre sus hombros.

Llevó sus manos a mi cara y yo a su espalda, mientras nuestras pelvis se frotaban, sus movimientos con la boca se volvían más fuertes y  amplios, con su lengua llegándome a la campanilla y  siempre que se separaba de mí, mordía mi labio inferior. Bajé la cabeza para ir a por su cuello,  cada ciertos besos y lametones tiraba a morder, pero sin pillar nada, para cuando llegué a sus pechos ella gemía de gusto. Los trabajé como me adiestraron, masajeando, apretando y lamiendo cada pezón hasta que estaban duros y entonces los chupaba, Mercedes me sujetaba la cabeza con fuerza disfrutando de mis caricias. Mis manos se metieron por dentro de sus bragas, pero no por la zona de los riñones, las metí por debajo, por sus nalgas, juntando y separando a ritmo, de vez en cuando mordía un pezón duro, con cuidado y tiraba de él hasta que por fuerza se soltaba, eso la hacia revolverse de placer. Mis manos profundizaron  y ya acariciaba sus labios mayores con la punta de los dedos, estaba encharcada, sin duda de la situación, de mis caricias, y de cómo se frotaba contra mi barra candente con su pelvis. Un par de caricias más y reventó con un orgasmo sobre mi, vibraba sin control, cayendo rendida hacia mi.

-MERCHE: ¡¡Dios!!! Me vas a matar y no hemos ni empezado.

-YO: ¿Que tal algo de matemáticas? ¿Un 69?

-MERCHE: no sé, nuca lo he hecho.

-YO: pues por una vez te voy a enseñar algo a ti - me levanté con ella colgada de mi, la puse de pie y con suaves caricias y besos pasionales,  le fui bajando las bragas, agachando mi cabeza,  besando cada parte de su cuerpo, y estando ya agachado me quité los slips, dejando mi polla apuntándola.

-MERCHE: joder, todavía no me lo creo, quería hacer de ti un hombre y vaya hombre te has convertido - vi su pubis de cara por 1º vez, estaba totalmente rasurado, con la piel roja.

-YO: vaya, parece que alguien se ha afeitado para la ocasión - se puso roja al verse descubierta.

-MERCHE: es que llevaba mucho bello, hacia mucho que no me…..tocaban - me pegué  a ella, con mi polla de lado en su vientre.

-YO: pues hasta ahora, por que te voy  haré mía - la volví a besar tan fuerte que se arqueaba la espalda hacia atrás, agarrándola de uno de sus muslos hasta levantarle la pierna contra mí, bajé la cadera para meter mi rabo en el hueco creado, y quedar así unos minutos.

La sentía caliente de nuevo, con su coño empapándome el miembro, así que me separé y me tumbé boca arriba, ella se quiso poner encima mirando hacia a mi, pero la di la vuelta y quedamos invertidos, el 69. Pegué su cadera a mi cabeza y comencé a comérselo, de forma dulce y persistente, separando sus labios vaginales para llegar mejor, ella entre espasmos que la producía agarraba mi miembro, más que para masajear, como punto de apoyo, pero tal era mi trabajo que su cuerpo y sus manos subían y bajaban sin parar.

Se dio cuenta de que un crío la estaba superando,  y llevando sus dos manos a la base de mi pene,  daba besos y lametones sádicos, me encantaba como chupaba el glande, se lo metía entero y luego se lo iba sacando dejando que sus labios fueran a contra piel. Como era de esperar, llegó un punto en que daba pequeños mordiscos a la punta, por el tronco y el glande, eso me volvía loco y estaba apunto de correrme, pero no podía ser yo solo, así que coloqué mis dedos, que estaban penetrándola, en posición, dando rienda suelta a sus movimientos, acariciando su punto G. Mercedes solo se sacaba mi polla de la boca para gemir y gritar, la avisé de que me corría, esperando ver cual era su reacción, no fue otra que metérsela en la boca de nuevo. Ella ganó la carrera, y me empapó la cara de sus fluidos, del temblor que le entró logró que me corriera, la manché toda la boca, la oí toser, y luego tragar, “Dios, que suerte tengo”. Miré el reloj, pasados unos minutos para destentar los cuerpos, y aún quedaban un par de horas para las 12.

-YO: ¿Y si comemos algo sólido? Por que estoy harto de almeja…. - se río a carcajadas, se levantó y se fue al baño desnuda, yo la seguí, y mientas se lavaba un poco la cara agachada, y enjuagaba la  boca con agua, me planté detrás de ella -….. o te vistes un poco o no nos va a dar tiempo - me miró la erección en el reflejo del espejo, que ya estaba cogiendo cuerpo.

-MERCHE: ¿Ya estás otra vez? ¡¡¡Que vigor!!!

Me puse los slips, y ella las bragas y la camiseta, si íbamos a cocinar al menos tener precaución de que no nos saltara aceite en ciertas zonas. Ella estaba en la encimera de la cocina troceando  para una ensalada, y  jugueteaba con un pie rascándose el otro. Yo puse la mesa, pero al verla así, me puse detrás de ella, rodeándola y ”ayudándola”, cogió un espárrago y me lo daba a comer por encima de su hombro, reíamos por  una situación simple, sensual, excitante. Comimos sin dejar de mirarnos y reír, pero sin decir una palabra, no hacía falta. Al recoger la cena, nos sentamos en el sofá a ver la TV. Al inicio Mercedes se puso a mi lado, abrazándome, pero luego me eché para atrás y ella se sentó en el hueco de mis piernas abiertas, pegando su culo a mi verga creciente, rodeándola por el vientre con mis brazos, mientras ella los sujetaba, esa mujer no solo quería sexo, realmente necesitaba seguridad, y se acercaban las 12.

 

Mercedes – Descubriendo a la fiera.

-MERCHE: ya queda poco, y no puedo pensar en otra cosa, te necesito, como nunca necesité a nadie - movía su cadera sobre mi miembro en estado de crecimiento.

-YO: no te preocupes, no te fallaré, seré tuyo mientras quieras ………….- la apreté contra mí – …..ya son las 12.

-MERCHE: llévame a la cama.

La puse en pie, y la di la vuelta, besándola con ternura, ella se agarró de mi cuello y se me subió encima rodeándome con las piernas, yo la sujetaba por el trasero, y sin dejar de besarnos la llevé al cuarto. Como no me conocía muy bien la casa nos dimos algún golpecito, ella reía pero seguía besándome, descolgó una mano encendiendo una luz, di gracias por que no veía nada, localicé la cama y poniéndome en el borde, la dejé caer con cuidado de espaldas, mientras caía sobre ella. Sin cambiar de posición, nos besamos un rato, con ella rodeándome con las piernas, pero ya con su espalda recostada sobre la cama sin agarrarse a mí, con la cadera levantada. Esa visión con ella quitándose la camiseta y sus tetas cayendo hacia su cara, con su pelo expandido alrededor de su cabeza mientras se mordía un dedo,  me la puso dura al momento, y acariciando sus pechos con una mano, estando de rodillas en la cama, la cogí con la otra mano de la espalda y la volví a levantar hasta tenerla en volandas encima mía, besándonos apasionadamente de nuevo. Ella no tocaba la cama, solo mis piernas, y mi cuello,  aguantaba todo su peso  de rodillas en la cama, con sus muslos clavándose en los míos. La acariciaba toda la espalda, notaba como se estiraba y doblaba en sus acometidas a mis labios, y como de costumbre después de cada beso largo, mordía. Al notar mi polla frotándose en  sus bragas se pegó a ,mí echando la espalda hacia atrás de placer, ataqué sus pechos, eran una gozada con sus pezones duros,  y sonó el reloj, las 00:00.

-YO: es la hora, ¿Estás lista?

-MERCHE: si, pero con cuidado, la tienes muy grande y no quiero estropear el momento.

-YO: te trataré como una princesa, hasta que me pidas que lo haga como a una zorra, y créeme, llegarás a desearlo - mordí uno de sus pezones antes de dejarla recostarse de nuevo sobre la cama con la espalda.

La separé las piernas de mis riñones y  las apoyé sobre mis hombros, aún con la cadera levantada, llevé mi mano al elástico de sus bragas y dando besos a sus gemelos, fui tirando hasta sacárselas, al pasar por mi cara vi, y olí, que estaban mojadas de nuevo. La abrí de piernas,  la moví hacia arriba en la cama, ya que quería  tener sitio para meter mi cabeza en su interior. Ella me agarraba del pelo, separaba sus labios mayores y lamía como un poseso su clítoris, mientras metía mis dedos en ella, estaba muy mojada, muy excitada, y se corrió rápido pellizcándose los pezones. Tiré de sus pliegues vaginales con mis labios hasta sacarla gemidos, allí me puse en pie y me quité los slips, ella se fue derecha a chupármela, pero no la dejé, la levanté y la puse de pie, besándola de nuevo.

-YO: no, por ahora solo quiero que disfrutes tú - y abrazándola me di la vuelta y me dejé caer de golpe en la cama con ella estirada encima de mi, me encantaba esa sensación, mi hombría aplastada por su peso, sus tetas en mi pecho y su pelo haciéndome cosquillas en la cara.

Ella me besaba el cuello mientras yo acariciaba todo su cuerpo, se excitó tanto como succionaba mi piel que  se abrió de piernas en  busca de ser penetrada. La tenia tan grande que tuvo que levantar mucho sus caderas para apuntar bien, y una vez estudiado, bajó lentamente, notando como la piel se tensaba y se abría paso mi miembro dentro de ella. Era cierto que llevaba mucho sin ser penetrada, costó bastante meterla, cada pocos segundos daba un respingo, se levantaba un poco para coger aire y seguía bajando, compungida, yo solo la dejaba hacer. Bajó, y bajó mucho, más de ¾ de mi pene estaba dentro ya, y se quedó así, mordiéndose el labio con los ojos cerrados, dejando que mi polla se adaptara a su interior, y viceversa. Noté mucha presión pero que iba disminuyendo. Cuando se sintió segura, subió bastante para volver a bajar, hasta ese mismo  punto, soltando un grito largo según bajaba, se paró unos instantes y volvió ha hacerlo, esta vez su grito fue más corto.

-MERCHE: ¡¡¡¡Me abre, noto como se me abre el puto coño!!!!! - me hizo algo de gracia su frase malsonante.

Repitió operación hasta que ya entraba y salía de mí con facilidad, gritando,  ya no de impresión si no de lujuria, de vez en cuando se echaba sobre mí para besarme sin dejar de moverse, su ritmo era fuerte y en uno de esos giros de cadera se corrió, noté claramente el flujo sobre mi polla dentro de ella, y cayó rendida sobre mi.

-MERCHE: ¡¡¡DIOS!!! Como lo necesitaba, ha sido mejor de lo que pensaba.

-YO: ¿Por que hablas en pasado? Esto no ha hecho más que empezar - me incorporé dejándola pegada a mi pecho y agarrando de su cadera la subí y bajé fuertemente durante un rato, con mi falo semi erecto aún dentro.

Mercedes  se calentó, me besaba el cuello y jugaba con su lengua en mi oído, mordiendo el lóbulo de la oreja mientras recibía golpe tras golpe, no lograba metérsela toda pero no hacia falta,  estaba disfrutando con la sensación de tirarme a aquella profesora que durante 7 años cuidó de mi, y ahora era yo quien cuidaba de ella, lo suficiente como tener otra erección rápidamente. Mantuve el ritmo, incluso aumentado por fases durante un minuto, y se volvió a correr, pero ya no la di descanso, la subía del todo y la dejaba caer de golpe, gritaba con cada sacudida hasta que sentí  que me contraía.

-YO: me voy a correr……..pero no te preocupes, ni vez  de antes, tengo la vasectomía hecha - eso la puso a 1000, me miró asombrada y era ella quien rebotaba contra mí. Exploté de nervios, dando 2 o 3 golpes finales con cada eyaculación.

Caí de espaldas a la cama con ella pegada a mi pecho y nos quedamos así una media hora. Ella besaba mi torso, y yo olía su pelo, mientras la abrazaba,  sin sacársela de dentro, flácida,  pero con una sensación de gusto indescriptible. Era la 01:30, y agotado me dormí con ella encima y ensartada, supuse que ella también, por que al despertar estabamos igual, pero yo con una erección enorme y ella moviendo su cadera de forma circular. Tanto mi rabo como ella se habían despertado antes que yo, y ya estaban de fiesta.

-YO: ¿Que pasa? ¿No me vas a invitar?

-MERCHE: dios, me he despertado notando como me llenabas, como se inflaba dentro de mi.

-YO: mi cuerpo reaccionó solo, pero de forma lógica, como no ponérseme dura dentro de ti, con una mujer tan preciosa como tú.

-MERCHE: ya vale, ya  me has tratado como una princesa, ahora quiero que me folles, que me hagas gritar y me marques como tu leona - me mordió el pecho.

-YO: jajajaja de acuerdo, prepárate - llevé mis manos en su culo, la levanté con la cadera y planté bien los pies en la cama.

La sujeté para que mantuviera la posición con las manos, y  sin mediar palabra bombeé en su interior. Al inicio buscando velocidad, acababa de despertarme, pero con el paso de los minutos, ya tenía un ritmo considerable, notaba como se mojaba por dentro  y como caían fluidos de ella por el tronco, eso solo facilitó mis penetraciones, que sin ser totales, eran muy profundas.

La postura era inclinada hacia mi con su pelo cayendo sobre nuestras cabezas, sin dejarme de besar y mordisquear, en media hora se corrió una,  dos y hasta tres veces, cada una con menos intervalo de tiempo con la anterior, Hasta que fui yo quien reventé sobre ella, cayendo agitado y con las piernas agarrotadas del escuerzo, mi pecho subía y bajaba con cada respiración, y con él,   el  torso de ella, que se me abrazaba, con miedo a que me fuera a ir.

-YO: como desayuno no ha estado nada mal, deja que vaya al baño y continuamos.

-MERCHE: vayamos los 2, me siento muy sucia, con tu semen dentro de mí, pero me gusta.

Nos metimos en la bañera que tenia,  juntos, acariciándonos y pringados de fluidos corporales. Yo oriné antes de entrar, (Si, la gente mea nada más levantare, yo al menos). Me puse detrás de ella, de pie, pegándome a su cuerpo,  mientras ella nos mojaba a los dos, nos dimos un buen repaso, más bien se lo di yo a ella, pasé mis manos húmedas y una esponja enjabonada  por toda su piel y me centré en dejar impolutos sus pechos, luego metí mi mano  por delante  en su entrepierna, y con la esponja frotaba la parte exterior de su vagina. Estuve así un rato hasta que me calenté, ella también, mi virilidad ya sobresalía  entre sus muslos, la pringué de jabón también. Con la alcachofa del agua apuntaba a su vientre y metía mis dedos lo más profundo que podía, medio limpiando,  medio acariciándola.

-YO: déjame que te folle aquí mismo, o no respondo de mí.

-MERCHE: ¡¡Métemela, métemela toda!!

Apreté mi glande contra ella, y la introduje, fue más fácil que por la noche, ya estaba abierta y estaba muy húmeda con el agua y supongo que fluidos que provocaban mis caricias. Una vez dentro, me sujeté a las paredes de cerámica, percutiendo de forma pausada en su trasero,  con cada penetración se ponía de puntillas para volver a bajar cuando la sacaba, lo hizo mientras el ritmo era suave. Cuando la agarré de las caderas y aceleré ya solo aguantaba, gemía y se apoyaba en la pared por miedo a caerse.

Yo la sujetaba con una mano en la cadera y con la otra quería atraerla hacia mí, así,  busqué pecho o vientre para retenerla, pero se me resbalaba, le llevé a su cuello, en el pelo tirando de él o en su cara directamente. Ella aprovechaba y me mordía los dedos, eso me recordó mi promesa, seguí bombeando hasta sacarla el 1º orgasmo, entonces roce mis dientes en su hombro derecho, no paré de penetrar a buen ritmo hasta sacarla el 2º orgasmo, esta vez mordí la misma zona suavemente, continué sin parar hasta llegar al 3º, ella aún  hacia fuerza contra mi, cuando le llegó el 4º sentí una fuente bañándome la pelvis entre gritos suyos y míos. No paró de gritar y moverse de forma alocada, llegué al punto de no saber si parar o no, pero decidí seguir hasta correrme.

 

A los 45 minutos de meternos en el baño, noté mis huevos encoger, estaba cerca, tenia que hacer fuerza con los brazos pues ella casi no se sostenía, la eché para atrás apoyándose en mi,  yo en la pared de enfrente con una mano, y con la otra  rodeaba su vientre. En la misma zona de antes en su hombro, ya marcada por los dientes, mordí, pero esta vez no fue ni suave ni con cuidado, mordí agarrando, apretando la mandíbula, sin dejar de aumentar el ritmo de mi cadera en el último minuto, notando en mis dientes cada sacudida. Merche comenzó a gritar, mezcla de placer y dolor, pero seguía haciendo fuerza contra mí, gritando que no parara, eyaculé casi sin darme cuenta, pues seguía penetrándola salvajemente hasta que se corrió de nuevo cayendo casi muerta sobre mí pecho. Aflojé la mandíbula, me dolía un poco,  viendo la marca, los dientes bien profundos, la zona estaba roja y morada,  de una de las zonas vi que alguna gota de sangre  brotaba, y me acerqué a su oído.

-YO: eres una leona…………eres MI leona - se le erizó piel al mirar la marca echa en su hombro, sentí en su espalda el escalofrío que la subía hasta la nuca.

-MERCHE: soy tu leona, me da igual que te tires a otras,  donde piso,  jamás deja huella una gata,    YO SOY TU LEONA. - lo dijo mientras disminuía el ritmo de las embestidas,  pero no paraba de temblar.

-YO: lo eres, pero no puedes imponer  normas a tu  macho, puedes enfadarme.

-MERCHE: pues te calmaría…...- su cintura se movía sin cesar.

-YO: no sé si lo aguantarás.

-MERCHE: ponme a prueba………. ya notó como me llenas de nuevo.

Volví a acelerar el ritmo, durante una media hora, sin parar,  gritaba cada vez que ella se tensaba en mis brazos, fue salvaje, animal, impropio de seres humanos. Mercedes ya soportaba más y se puso de rodillas a chupármela en la bañera, no paró hasta que me sacó su ración de semen, sus dientes,  y como los usaba,  eran una gozada, pero tenia que dar una lección a mi leona.

Me puse de rodillas y la levanté hasta volverla a ensartar de cara, rodeándome con sus piernas. Sin compasión,  la volví a penetrar, al inicio ella se agarraba a mi cuello,  pero ya le fallaban las fuerzas, se recostó sobre el suelo de la bañera con el agua cayendo sobre nosotros,   la tenia cogida de los riñones tirando de su cadera para sujetarla y así mi pelvis la percutía sin parar. Era mi 3º corrida, así que se hizo desear hasta por mi, casi 1 hora estuve haciéndola estallar de placer, sus ojos se ponían en blanco, se movía como un peso muerto pero de forma consciente,  dejando que la sujetara por la espalda, arqueándola, hasta apoyar la cabeza en la bañera.

Perdí la cuenta de las veces que se corrió, alguna me llenaba de flujos y otras no, pero sentí todas en los calambres de su estómago. Estaba por reventar, cansado,  así que la levanté contra mi pecho, ella era fuego puro, y hacia fuerza invertida contra mi pelvis. Besándola,  aceleré el ritmo final hasta que noté que me vaciaba, volví a hincar los dientes en la zona de su hombro y apreté, tanto y tan fuerte como pude, hasta sacarla un grito de dolor puro, pero seguía moviéndose contra mí. Unas últimas sacudidas más y me quedé quieto, aflojando despacio mis dientes, notando como se separaban de su carne, ya  tenia realmente morado el hombro, con marcas bastante profundas, vi de nuevo sangre, así que chupé la zona hasta que dejó de sangrar. Rugí, tal como recordaba a los leones de  los documentales.

-YO: yo soy TÚ león, y YO decidiré si te ganas ser  mi leona, y CUANDO lo serás - asintió agotada, derrumbada sobre el suelo de su bañera.

Salí  triunfal,  queriendo disimular mi agotamiento ante mi leona, y  por que ella no estaba segura conmigo en la misma bañera desnuda, podía volver al ataque y aún quedaba fin de semana, no quería asustarla, aunque tampoco sabia si yo podía seguir su ritmo.

                                 

Mercedes – Mi leona.

Me puse los slips y me fui a la cocina a desayunar, estaba famélico, la preparé algo, y pensé, mirando la puerta  oyendo como se movía en el baño,  si me habría pasado con ella o no. Desde luego Mercedes se comportaba como si fuera una leona,  y no sabia si mi “lección” sería bien o mal recibida. Salió del baño y al ver su cara supe que acerté, tenía una sonrisa de oreja a oreja, solo con las bragas puestas. Vio la mesa puesta y se acercó corriendo, se me sentó encima  de forma lateral y me besó pasionalmente.

-YO: veo que te ha sentado bien el baño.

-MERCHE: ¡¡¡Es el mejor polvo que me han echado nunca!!!!!  Vamos a disfrutar mucho,  siempre que tú quieras, MI LEÓN - casi me arranca la cabeza con sus besos,  no solo no lo había estropeado,  si no que había dado en el clavo.

Cogí trozos de fruta y se los acercaba  a la boca, ella mordía con ganas, tenía hambre, y quería que su macho la alimentara. Intercalaba dárselo con la mano o dejarlo en mi boca y que ella me besara para comer, se le cayó un poco de zumo en un pecho, ni me lo pensé, lamí aquellas gotas, por limpiarlas, pero la cosa se me fue de las manos y trabajé su pezón como sabia que le gustaba. Antes de que la cosa fuera a más, la dejé comer tranquila, pero sin bajarse de mis piernas, ideando en mi cabeza el siguiente paso. Observé la marca en su hombro, estaba morado y congestionado, los dientes ya no se marcaban tanto pero estaban bien visibles en su piel,  besé la zona.

-YO: ¿Te duele?

-MERCHE: nada que una buena leona no aguante – era extraño ver a un mujer, adulta y madura, hablar de esa forma, pero le gustaba verse a si misma de esa forma.

-YO: no eres buena, eres la mejor, pienso hacerte mía cuando y dónde quiera.

-MERCHE: claro, menos en el inst……- no la dejé acabar, mordí la zona de nuevo con suavidad, entendió la idea mientras sentía el leve dolor- ……dónde y cuando quieras.

-YO: así me gusta, lamer tu pezón me la ha puesto dura, quiero hacerte mía ahora.

-MERCHE: ¿Ahora? ¡Pero si acabamos de salir de la ducha!, ¡¡¡Y me has follado durante 2 horas en el baño!!!...... - volví a morder,  esta vez con algo de fuerza, sacándola un gemido de dolor ahogado con cierta excitación,  Mercedes asimiló la idea-….. soy toda tuya.

La levanté, y mi cuerpo con ella, nos quité a los dos la ropa interior, me senté en el sofá arrastrándola de la mano, me senté, la coloqué  a horcajadas encima mía, sin masturbaciones previas ni nada. Ya notaba su coño mojado, dirigí mi polla a su interior  y se la metí hasta lo más que dio, ella gritó de pasión, estaba sumisa pero disfrutándolo, trabajé sus tetas para tenerlas totalmente excitada,  ella sola comenzó a subir y bajar por mi barra de carne.

-YO: quieta, no te he dado permiso para que te muevas - se quedó confusa, pero con una sonrisa en la clara.

-MERCHE: perdona.

-YO: bien, pero me has faltado al respeto, eso exigirá un castigo a partir de ahora - yo no se que basura me entró en la cabeza, me comportaba como un autentico imbécil, como un jefe de tribu déspota y egocéntrico, pero a ella le encantaba, lo sé por que aún asintiendo para darme a entender que lo comprendía, volvió ha mover la cadera.

-MERCHE: ups, perdona, fue sin querer – su tono y como se mordió el labio,  “Los cojones, ¿Quiere el castigo?”, pues se lo iba a dar.

-YO: eres una leona rebelde, voy a tener que enseñarte  como comportarte ante tu macho - en mi puta vida creí que diciéndole eso a un chica  se le iluminaría la cara, pero allí estaba,  pasando delante de mi.

Agarré firmemente  su cintura y haciendo hueco para mi pelvis, la subía y la bajaba con calma hasta dejar que su interior hiciera espacio, cuando noté que vibraba de pura pasión subí y bajé mi cadera, para coger ritmo, a contra dirección con ella. No tocaba el fondo de su útero pero tampoco la penetraba del todo, la hacia volar por los aires y se acariciaba entera perdida en la pasión que sentía en sus muslos, deliraba diciendo barbaridades. Estuve así una hora, se corrió varias veces, cambiaba de posición el cuerpo buscando una comodidad que no le concedía, gritando como una loca, cuando se echaba sobre mi yo la lamía y chupaba la zona amoratada en su hombro mientras ella se derretía,  hasta que me corrí en ella, del mordisco que la di en el hombro sollozó de dolor, pero me apretaba la cabeza contra ella.

-YO: no ha estado mal como calentamiento, ahora date la vuelta …-  se fue a poner el pie -…. no, te he dicho que te des la vuelta,  no que te la saques de dentro ……- la eché hacia atrás y la sujeté la piernas, pasé una por encima de mi, levantando su cuerpo,  girándolo sobre el eje de mi miembro dentro de ella, ayudó que después de la eyaculación estaba algo floja,  hasta quedar de espaldas a mi - ……. recuéstate sobre mi y mueve las caderas sin ayuda de las manos,  hasta que se me ponga dura otra vez.

A esas alturas ella no hacia nada que yo no le pidiera, era agotador tener que pensar en todos sus movimientos pero era excitante verla seguirlos al pie de la letra. Movía su cadera de forma circular, sin apoyarse en nada y sin que yo la ayudara lo más mínimo,  buscando con su cara mis labios pero sin hacer nada, solo cuando yo giraba la cara y la besaba ella correspondía y se movía, cuando acababa me regalaba su mordisco en mi labio inferior y se quedaba en esa posición hasta que yo volvía a por ella. Mi pene estaba ya duro, la ordené que subiera y bajara su cintura, solo apoyándose en sus piernas, así que se puso medio en pie, sin sacársela,  obedeciéndome. Subía y bajaba su cadera, al inicio solo eso, pero fue acelerando el ritmo hasta que la piel,  los músculos y su carne iban en contra dirección a sus movimientos, se corrió un par de veces en la siguiente hora, pero yo no decía nada así que ella no paraba ni descansaba, la notaba flaquear pero en mi mente estaba clavado el numero 3, hasta que no llegara no la ordenaría parar.

Merche ya no tenia fuerzas para aguantar ella sola, así que se dejaba caer y aprovechaba la inercia para volver a levantarse, eso solo hacia que la llegara tan dentro que emitía un gemido leve con cada golpe,  llegó su 3º corrida, y cuando notó sus últimas fuerzas la ordené parar, y caer sobre mi, rendida y tiritando.

-YO: bien, vas mejorando, pero ahora te voy a follar fuerte, no como antes….. – no sabia si podría siquiera,  pero quería que su mente pensara que lo de antes no era mi tope,   para tenerla totalmente sumisa -….. y además deseo que sea por el culo.

-MERCHE: pero yo nunca me he dejado por….- era la 1º vez desde que empezamos que rechistaba, y me tenia que asegurar de que seria la última,  mordí de forma fuerte su hombro, hasta volver a sacarla sangre y se retorciera sobre mi, su grito  fue sonoro,  pero no de dolor,  si no de excitación. La empujé y cayó hacia delante para quedarse en el suelo a 4 patas,  pensó unos segundos y poniendo el culo lo más erguido y en pompa posible,  ya por su cuenta, se giró para mírame a la cara – ….. hazlo.

-YO: no se si te mereces ese honor…….- puse cara de no estar del todo conforme, ella se apoyó en la mesa y se llevó las manos a las nalgas abriéndose lo máximo posible.

-MERCHE: ábreme el culo, concédeme ese honor, MI LEÓN. – “¿Honor?”  ¡¡¡Estaba ofreciéndole su culo virgen a una polla descomunal, y aún así, me las ingenié para que rogara por ese honor!!!

-YO: está bien, pero como me vuelvas a faltar al respeto, me respondas de mala manera o me desobedezcas,  me busco a otra leona, una  que merezca la pena. ¿Asiente si lo has entendido?.... - lo hizo con gesto amplios y rápidos -……voy a ser benevolente contigo,  lo haré con cuidado,  en el instituto harás lo que yo te diga,   me ocuparé de que no te perjudique en nada, ¿Me oyes? ¿Que tipo de macho no cuida de su hembra? -  no quería que perdiera su trabajo, ni mucho menos que yo perdiera a aquella joya,  y sobretodo,  que ella lo supiera.

Me puse de rodillas detrás de ella, y llevando mi mano a su coño, empapé bien de sus fluidos abundantes mis dedos,  los restregué por su ano, la sensación la hizo dar un espasmo,  con cada caricia daba un respingo, pero estaba callada, sin dejar de separarse las nalgas. Cuando la sentí preparada hice presión con el dedo meñique, ella se iba hacia  adelante según empujaba, así que gruñí, como un perro enfadado, lo entendió y se quedó quieta, al final entró el meñique y dio un golpe en la mesa.

-YO: para que veas que te quiero, te dejo que grites - era increíble que aquellas palabras lograran aquellos objetivos.

-MERCHE: ¡¡¡DIOS!!!! ¡¡¡¡¡¡¡¡Muchas gracias mi león, joder, ufffffff!!!!!! - respiraba de forma animal, por la boca, haciendo un ruido sordo al salir el aire.

Continué haciendo presión con el dedo hasta meterlo entero, ella seguía gritando, y dejé allí el dedo hasta que noté como su ano se dilataba, ella se tranquilizó un poco, pero no la dejé demasiado, movía mi dedo dentro de ella, haciendo espacio, no sé si la dolía, pero la hacia retorcerse sin gritar. Cuando vi que ya entraba fácil cambié de dedo y metí el corazón, otro golpe en la mesa y otra obscenidad gritada, mismo proceso, movimiento, dilatación y luego comencé a sacarlo y meterlo de su interior, del todo, para que fuera abriendo su ano lo más fácilmente posible. Sus gritos de dolor se fueron apagando, ya su piel no estaba tirante, si no relajada y se movía al ritmo de mi dedo, estuve así 10 minutos en los que ella ya era quien llevaba el ritmo, chorreaba por sus muslos,  medí con pausa y en un gesto metí el índice también, no hubo golpe en la mesa pero si improperios. Los dejé así, los 2 parados en seco, dejando que se adaptara, cuando sentía menos presión, seguí perforando con los dedos el culo de mi leona, el procediendo igual, 10 minutos en que paso de gritar a metérselos ella sola,  disfrutándolo. Yo rozaba con mi dura virilidad su coño,  embadurnándolo  bien.

-YO: te doy permiso para pedir que te la meta por el culo cuando estés lista - fue una forma barroca de pedirle permiso, sin que lo pareciera.

-MERCHE: déjame así un rato, ¡¡¡DIOS!!!, como lo disfruto, no pensé que seria tan……excitante, tan divertido, tan placentero………… me estás abriendo el culo………. y me encanta.

-YO: ves como tienes que hacer caso a tu León - asentía mientras se percutía ella sola con mis dedos, estaba bastante dilatada y si no me daba permiso, seria yo quien diera el paso.

-MERCHE: vale, creo que ya puedes………..- la corté de raíz.

-YO: ¿Me estás dando permiso? – no podía dejar que retomara una relación de iguales.

-MERCHE: disculpa mi león, le ruego perdón, y como tal,  no te pido, te imploro que me folles el ano con tu enorme polla.

-YO: no me vuelvas a fallar …..- saqué mis dedos y dirigí mi glande a su entrada trasera - ….ahora,  por no saber comportarte,  no te voy a dejar que grites hasta que no me corra dentro de ti, así que si te duele, no grites, acelera el ritmo para que eyaculé y así puedas gritar ¿ME HAS OÍDO? - asintió con pena en los ojos, aceptando su castigo.

Apreté fuerte y el glande entró limpio, había trabajado bien la zona, y no sentí más que un espasmo en ella, lo volví a sacar y la volví a meter, mismo resultado, repetí hasta que salía y entraba sin fricción ni reacción  alguna. Entonces, al meterla, apreté más, y le metí medio nabo de golpe, casi se le escapa un grito, pero se tapó la boca con la mano, su piernas temblaban pero no se movía, agarré su cadera y fui sacándola hasta el glande para volver a forzar hasta meterla ¾ . Podía oírla sollozar, pero no gritar, ya que se había metido el puño cerrado en la boca.

Desde esa posición, inicié un movimiento circular, esperando que su ano se expandiera y dejara de abrasarme la polla en su interior, estuve así 20 minutos, ella se sacó el puño de la boca, se tranquilizó y empezó a disfrutarlo, su entrepierna se mojó de nuevo, lo noté en los huevos, así que con todo preparado la avisé y saqué la polla de golpe, para arremeter una sola vez,  fuerte. Se tuvo que volver a meter el puño en la boca, lo hice otra vez y se le oyó un gemido de dolor, a la 3º ella mordía con fuerza su mano, pero no me paré por ello. Con cada ida y venida aceleraba el ritmo, su ano se fue relajando y la fricción se iba haciendo más fluida, llegó un momento en que se la estaba metiendo toda por el culo y de ella solo se oían respiraciones fuertes y gimoteos de pasión. Sacó su mano de la boca para apoyarse en la mesa ante mis acometidas,  vi la marca de sus dientes y sangre en la mano, me sentí orgulloso de ella y le regalé un ritmo bestial, quería correrme rápido como recompensa, y así ocurrió,   15 minutos después con ella corriéndose con un orgasmo tras otro, eyaculé en su interior, dándola una cachetada fuerte en su culo, y agachándome a morder suavemente su hombro de forma brutal.

-YO: ya está,  así se  comporta una leona normal,  has logrado que me corra, así que ya puedes gritar - esperaba una reacción similar a las anteriores, un alarido de desahogo. Giró su cabeza mirándome,  con los ojos rojos de haber llorad,o pero llenos de lujuria.

-MERCHE: ahora ya no me hace falta mi león,  te ruego que me vuelvas a follar por el culo hasta poder sacarme los gritos a golpes - me sentí el hombre más afortunado sobre la faz de la tierra.

-YO: así habla una leona de verdad, una que merezca  llamarse mía - vi orgullo y amor propio en su mirada.

-MERCHE: párteme el culo otra vez, por favor.

Se lo volví a partir, y esa vez llevaba mis manos a su coño, frotando, masturbando y metiendo mis dedos en ella. Durante otra hora estuvimos así, se corrió tantas veces que desfalleció sobre la mesa, gritando que no parara, que quería mi semen en su interior, los vecinos tenían que estar oyendo todo aquello,  pero yo no dejaba de arremeter  hasta correrme otra vez en su interior. La levanté contra mi pecho sujetándola de la tetas,  sin parar de rebotar en su trasero, y al eyacular mordí de nuevo su hombro,  esta vez de forma más leve, pero logré arrancarla un grito de locura. Quedamos de rodillas los 2, empapados en sudor, y con un  olor fuerte a sexo salvaje, ella era un peso muerto que se mantenía erguida por que la tenia sujeta, pero sonreía lamiéndome el cuello como una gata a su cachorro.

-YO: así es como follan los animales que somos, así no te dejaba tu ex ¿Verdad?

-MERCHE: no mi león, ni de lejos, le ruego que me dejes descansar o no podré seguir complaciéndote sin quedar inconsciente.

-YO: te lo has ganado de sobra…… mi leona - esas palabras la llenaron de dicha, se había ganado  ese nombre, y lo suyo le había costado.

Su cuerpo era inerte, estaba consciente pero no se movía, así que le saqué mi polla, con machas de sangre en la punta, y algunas gotas de sangre y semen cayendo del tremendo agujero que tenia en el culo. La cogí en brazos y la llevé al baño, la limpié con cuidado y cariño, la duché de nuevo y la limpié bien por dentro, salió sangre, bastante,  de su culo, temí haberla desgarrado algo. La saqué de la bañera, la sequé con cuidado, cogí una pomada vaginal que me indicó con la mirada, la extendí por todas las zonas enrojecidas, de forma cuidadosa, luego le puse unas bragas y la camiseta. Curé la herida de su mano, que se había hecho por obedecerme, y luego una pomada en el hombro, la llevé en brazos a la cama y allí la tumbé, ella me miraba a los ojos, vi como  su cara de desesperado agotamiento cambiaba por amor tierno  ante mis cuidados, y  la dejé allí sola, descansando.

                      

Mercedes – Domador de leonas.

Me fui a la ducha, abrí el grifo y me quedé allí bajo el agua  un buen rato, repasando todo lo ocurrido, dios, estaba al limite de mis fuerzas, pero no quería que ella lo supiera. Estaba agotado, con la traca dolorida, calambres por todas partes, temblores en mis músculos, llegué a tiritar pese estar debajo de agua caliente, salí de la bañera por miedo a que me mareara, me sequé rápidamente y me puse los slips, sentándome en el sofá. Estaba todo perdido de manchas, flujos vaginales, semen,  sangre, babas  y sudor, recogí un poco todo aquello sacando fuerzas de donde no había, y comí algo, ya que había pasado la hora de comer. Habíamos estado toda la mañana, desde las 10:00 que nos despertamos hasta las 17:00 que la dejé en la cama,  follando casi sin parar. Me preparé un bocadillo y me lo comí  con voracidad, bebí un montón de agua,  me recosté en el sofá y quedé dormido por agotamiento. Me despertó un ruido, abrí los ojos,  eran las 22:00,  vi la puerta del baño cerrada, me levanté y miré en el cuarto, ella no estaba, se había ido al baño derecha según se levantó, preparé algo de comer y beber, mi cabeza le daba vueltas a como sería la reacción de ella al salir, ya era en frío, sin sexo de por medio, “¿Se habría molestado?”.  Salió del baño y me vio preparando la mesa, corrió a abrazarme por detrás.

-YO: hey, ten cuidado, ¿Como estás? - pregunté querido adivinar  sus ideas.

-MERCHE: llena de vida, mi león, me has hecho la hembra más feliz de la selva - sonreí, la partida continuaba, le gustaba ese rollo, así que tomé el papel de macho dominante de nuevo.

-YO: venga,  siéntate a comer tranquila, la reina de la selva se lo merece……. - ella entendió que yo también quería seguir el juego, y río de felicidad, se sentó y devoró la cena, igual que yo, bebió mucho agua, casi parecía deshidratada - ……sabes, te he dejado descansar por que te lo has ganado, pero no está bien que un león duerma solo, esta noche dormiremos juntos - ella quiso aceptar, pero recordando la mañana que le había dado, y el tono de mi frase, sabia que aquello no era una petición, si no un aviso de lo que iba a ocurrir.

-MERCHE: será un placer,  siento que no hayas dormido conmigo ahora, me has dejado muerta y no he podido rogarte que te quedaras,  me siento mal por no poder colmarte durante más tiempo, pero te juro que con el paso del tiempo  aguantaré más, si decides seguir honrándome - sus ojos decían la verdad, yo mantuve la cara de póker, realmente se  tragó que yo  había quedado insatisfecho cuando en realidad estaba  casi tan  muerto como ella.

-YO: eso no  lo dudes, te has ganado el derecho,  tú sola, de ser cubierta por mí - sabia que eso la gustaba oírlo, al inicio de la mañana iba de leona dominante y prepotente,  durante el sexo se había dado cuenta de su inferioridad ante mi, y terminó a esas alturas de la noche totalmente dominada y mojándose las bragas por oír que se había ganado ser follada así de nuevo.

Las siguientes 2 horas fue una marioneta, un robot guiado por voz, me seguía, y hacia todo lo que yo le ordenaba, al principio jugaba haciéndola saltar, cantar o bailar, reíamos pero luego la ordenaba cosas subidas de todo. La 1º desnudarse, y la 2º chupármela hasta que me corriera, volver a chupármela con el semen en la boca hasta volverme a correr, y entonces,  que se lo tragara. Luego que se masturbara ella sola hasta correrse, yo hacia que no la miraba pero ¿Como no hacerlo?, seria un juguete sexual obediente pero era una pedazo de mujer. No aguanté más y la cogí en brazos para llevarla a su cuarto, allí la tiré de mala manera la abrí de piernas y me la follé durante una hora.

-YO: ahora vete a ducharte, ven oliendo a flores e impoluta, y me vas ha hacer un pase de modelos con toda tu ropa,

Lo hizo volando, volvió con el pelo mojado pegado a su piel, totalmente desnuda,  y con una sonrisa picara, para hacerla el amor tal como estaba. Se puso unas bragas, y mientras yo me sentaba en la cama masturbándome, apareció vestida de mil maneras, la que me la terminó de poner dura, aparte del disfraz de gata,  fue vestida como iba al instituto.

-YO: a continuación, ponte solo la ropa interior más sexy que tengas.

Pensó unos segundos, y rebuscando sacó una caja del fondo del armario, salió del cuarto. Al volver se presentó una diosa de los años 20 ante mi, blanco color hueso,  de arriba a abajo, corpiño ajustado que caía por debajo de su culo, había visto a mujeres por la calle, de fiesta, con vestidos que tapaban menos,  pero le hacían unas tetas y una cintura de escándalo, medias altas con ligeros y un tanga por encima de ellos.

-YO: ponte los tacones más altos e incómodos que tengas, hazme un baile, sensual, despacio, que me de tiempo a deleitarme con mi leona, oblígame a saltarte al cuello.

Así lo hizo, se puso unos zapatos con unos tacones de aguja enormes, se le doblaban los tobillos al andar pero no por ello dejó de bailotear. La imagen de su culo valía  para paja, el corpiño  le tapaba parte de su trasero, pero se lo hacia aún más deseable y opulento, la sensación constante de que en cualquier movimiento se le vería  el culo me calentó, y más cuando lo notó y lo usó a su favor. No quería entrar en batalla con el arma medio cargada ya, seguí admirándola hasta que me corrí. Ahora si, aproveché una de sus vueltas para atacarla dejándola de espaldas a mi, contra la pared, me lancé su hombro y mordí con pasión.

-YO: aquí está tu león - gimió de gusto pese a que el mordisco era tan fuerte que debió dolerle el hueso, todos eran así ya.

Le quité el tanga,  que al estar por encima de los ligeros no fue difícil, llevé sus manos atrás, y la esposé atándola con el tanga. Tal como estaba, se la metí por el coño, estaba empapado y no fue difícil, estuve media hora  sacándola 2 orgasmos, sus piernas sobre sus tacones flaqueaban y decidí usarlo. Sin sacarla de ella me senté  en la cama, y tiré de su cuerpo para atrás, lo justo para que se venciera pero no lo suficiente para caer,  mojé bien mi polla y la llevé a su ano, apretando un poco metí el glande. Ella temblaba,  y sonrió cuando la ordené que subiera y bajara, lo hizo sin queja alguna, estuvo haciéndolo con cuidado mientras alguna lagrimilla caía de sus ojos, pero sin gritar, gimiendo de gloria mientras abría  su culo de nuevo. De vez en cuando le fallaba un pie, pero la tenia sostenida, cuando su flaqueza ya era evidente quité mi apoyo y al 2º  intento,  al bajar pasó lo que tenia que pasar, lo que buscaba.

Le fallaron los dos tobillos, y cayó a plomo empalándose ella sola toda mi polla por el culo, soltó un grito de desesperación, intentando levantarse, pero teniendo las manos atadas por detrás y sin un apoyo firme en los pies, al poco de levantarse volvió a caer a plomo, decidió que era mejor quedarse así,  yo no.

-YO: a que esperas, sácatela - lo volvió a intentar un par de veces, pero el resultado siempre era el mismo,  cada poco desistía, pero yo gruñía y lo volvía a hacer, lo hizo tantas veces que se corrió, y eso no ayudó a poder levantarse.

-MERCHE: quiero obedecerte mi león, pero me es imposible, si es lo que quieres ayúdame, lo suplico, pero   imploro que me folles así.

-YO: lo mejor para mi leona.

Agarré su cintura y la levanté lo suficiente para que se pusiera en pie, le quité los zapatos, más que nada por que no se doblara un tobillo, y la volví a ensartar por el culo dejándola caer a plomo, agarrando de sus cartucheras la levantaba y bajaba arrancándola gritos de placer, orgasmos y alguna corrida con fluidos salió disparada de ella. Yo seguía dándola lo más fuerte que podía, ya solo la mantenía la dirección con las manos, la fuerza de levantarla la hacia con la cintura, perforándola con toda mi polla. 40  minutos después me corrí salvajemente, los botes finales de ella la hacían salir y entrar completamente de mi, del último quedó en pie directamente, la cogí la mano y dándola la vuelta la tumbé sobre mi, restregando mi miembro flácido entre sus piernas y ligeros, besando encarecidamente sus labios jugosos y saboreando la sal de las lagrimas que el  sexo anal la habían producido. Después la  mordí la marca del hombro, asumí que para mantenerla controlada cada eyaculación mía debía ir seguida de una mordedura allí, así que siempre lo hacia.

-YO: como mi leona has de saber que esta posición que tenemos ahora es la que más me excita, recuérdalo, y me harás feliz.

-MERCHE: vivo para servirte, te ruego que me vuelvas a follar otra vez mi león - mordía mi mentón al hacerlo, la  agarré por la cintura y la restregué contra mí, hasta que mi polla se volvió a poner dura.

-YO: ábrete de piernas, y métetela tú misma  - lo hizo, sin moverse de esa posición.

Agarré su trasero y sin despegarla un ápice de mi,  la subía y bajaba por mi cuerpo acelerando cada vez, besándonos y mordiéndonos el uno al otro, pronto llegó una oleada de sacudidas en su cuerpo, y con ellas le di una bofetada en el culo, seguí tirándomela hasta la 2º vez que se puso a temblar  y ahora otra bofetada en el otro lado, con cada golpe ella se estremecía. Le iba el sexo duro, era evidente, la levanté con la cadera y allí tomé el mando del ritmo, perforándola sin piedad, con unos orgasmos continuos,  gritaba sin parar, empezaba bajo, e iba subiendo hasta que no podía más, con las venas del cuello hinchadas y la cara totalmente roja,  cogía aire y volvía a empezar. Otra hora así, con ella rendida a mí, me corrí de nuevo,  y mordí de nuevo. Solo con ese gesto final, al sentir  mis dientes, se corrió otra vez.

-YO: vamos mi leona, queda mucha noche.

La coloqué de lado metiendo mi polla flácida entre sus muslos,  besando el hombro castigado,  no tardé en empalmarme, la levanté la pierna y metía mi rabo por detrás, a lo cuchara, bajé su pierna y agarrándola las tetas la bombeé, alternativamente su coño y su ano. Aquí ya perdí la noción del tiempo y de las corridas, lo hice hasta desfallecer, calculé después que fueron unas 2  horas y media,  sin parar, me corrí unas dos o tres veces y ella ni lo sabia ni me importaba, Mercedes  pasó de disfrutar, a rogar que parara, y de ahí, a callar y recibir como una campeona. Caí boca arriba, respirando a duras penas, ella hizo lo mismo, y me miró.

-MERCHE: hoy no te vas a quedar con ganas de más - arrastrándose como pudo se puso encima de mí de nuevo, como le había dicho que me ponía,  besándome de forma torpe,  no coordinaba, pero su insistencia me la puso gorda de nuevo.

-YO: como quieras, pero ya te he dicho que esta noche dormimos juntos, esto no acabará con un polvo más.

-MERCHE: lo sé - con gran habilidad para seguir atada con las manos  en la espalda se dio la vuelta sobre si misma sin bajarse de mi, se abrió de piernas y se llevó mi polla a su ano, apretó y se le metió, yo fuera de mi por sus ganas de complacer, no podía ser menos.

Levantado su cuerpo, inicié un vaivén rapidísimo, tan calientes estabamos que en 10 minutos se corrió ella y yo en  20, pero no paré hasta volverme a correr 30 minutos después. Ella ya no se sostenía, subía y bajaba por que mi cuerpo lo hacia, estaba inerte de nuevo,  pero no pedía clemencia, si no más ritmo, y yo se lo daba. Terminé una hora más tarde sin fuerzas,  eyaculé otra vez y como en todas,  la mordía el hombro, con las energías que me quedaban.

-YO: te felicito, casi colmas a tu león.- “¿Casi?” Estaba por vomitar del esfuerzo,  cayó rodando hasta acabar tumbada boca abajo.

-MERCHE: más……….dame………..más, dame hasta que estés satisfecho…………no te preocupes por mi…….- aluciné, esa leona pedía más y yo no tenia de donde sacarlo, pero no podía quedar como un mentiroso.

Me giré quedando encima suya, coloqué mi verga entre sus nalgas y empujé hasta metérsela, estuve una hora, penetrándola, de forma lenta y cansada, se volvió a correr, pero ya ni gritaba ni se movía, solo se notaba por que me mojaba la piel. Yo  me corrí otra vez, aunque no sentí semen salir, solo una corriente eléctrica leve,  y caí sobre ella, estaba medio morada, así que con últimos gestos la desabroché el corpiño  quitándoselo, la solté las manos y mordí sin fuerza su hombro. La abrace, quedando así dormido, eran cerca de las 6 de la mañana, y pensé que  esa vez no hubo interrupciones por comer o ir al baños, fueron 6-7 horas seguidas, mi récord hasta la fecha.

Cuando abrí un ojo eras las 13:00, y allí estaba Merche, a mi lado, en la misma posición que la había dejado, me fui al baño a orinar y lavarme un poco, tenia agujetas por todas partes, pero una sonrisa que no se me quitaba,  aquella leona me llevaba al limite del bien o del mal, y me traía de vuelta. Comí algo para meter en el estómago con un litro de agua del tirón, hice un emparedado y con otra botella de agua se lo llevé al cuarto, lo dejé en la mesa, y la desperté con caricias en su espalda.

-YO: mi leona, es hora de despertarse - abrió un ojo y me miró entre la maraña de pelo rizado y alborotado, cuando lo hizo debió de recordar la noche, y se despertó de golpe, con una sonrisa igual de imborrable que la mía.

-MERCHE: dame agua, por favor - se incorporó y se bebió media botella del tirón, luego me observó, me dio un beso de tornillo, y cogiendo el emparedado se fue al baño.

Tardó casi una hora en salir, la ducha corría y yo estaba impaciente por su salida, aún  quedaba toda la tarde del domingo. Al salir ya lo hizo totalmente desnuda, se me acercó, me bajó los slips y poniéndose de rodillas me la chupó hasta correrme.

-YO: esto si es despertarse con ánimo.

-MERCHE: eres una bestia, eres mi bestia, eres mi macho y mi león, ¿Sabes?, anoche me dejaste ida un par de veces pero la última ni la recuerdo, se que te pusiste encima por detrás pero me desmayé a la mitad, recuerdo soñar contigo follándome, pero no se si era real o no. Eres mi león, y te pido que me folles ahora mismo.

-YO: como mi leona tienes ese honor de pedir que te folle, así que lo haré, pero recuerda que es domingo y a la cena tengo que irme.

-MERCHE: ¡¡No te vayas!! Quédate aquí conmigo, no volvamos al instituto, fóllame entre estas paredes hasta que muramos de viejos, te lo ruego - mordí su hombro fuerte, para que se dejara de gilipolleces, y asumiera de nuevo su papel.

-YO: te dije que dónde y cuando yo quiera, no me obligues a quitarte el rol que te has ganado como mía ……- agachó la cabeza y asintió -……. ahora vuelve a chupármela hasta que se ponga dura y te voy a follar sin parar hasta las 21:00, son las 15:00,  te será suficiente, mañana volveremos al instituto y haremos vida normal, no te insinuarás ni me pedirás nada, será como si esto no hubiera pasado, pero cuando me acerque y te muerda, volverás a ser mi leona, y  harás todo lo que yo te diga,  o te degradaré, ¿Me has entendido?..... – volvió a asentir, esa vez más feliz, sabiendo que el juego continuaría - ……ya me aseguraré de que no se sepa ni de que te veas comprometida, cuidaré de ti como parte de mi manada,  como dijiste,  me follaré a otras, y no te enfadarás, ni tendrás celos, por que ellas no son mis leonas, son diversión, solo  tú tienes ese honor, a menos que lo pierdas  por tu comportamiento. Seguirás con tu vida, buscarás novio, mejorarás tu posición social, tendrás hijos, pero cuando te  muerda, serás mía. Ahora, a chupármela. – el brillo de sus ojos era difícil de descifrar, parecía conformarse, pero a la vez le gustaba la idea.

Mientras  hacia  mi voluntad como una salvaje, mi cabeza era fría, había dejado zanjado el asunto, tendría sexo duro  siempre que quisiera y ella se comportaría como la chica dulce que era, haría su vida independientemente de mi.

Por no alargarlo más,  durante las horas siguientes hasta las 21:00 tuvimos sexo animal, de todas las formas y posiciones degradantes que se me ocurrieron, casi no cruzábamos palabras,  y  asumimos el papel de felinos grandes, gruñendo, andando a gatas y rugiendo. Su ano ya no era ningún misterio, gritó a dios por ser tan cabezona de no haberlo probado antes mientras era empalada por mí. Los gritos eran tan fuertes que los vecinos llamaron a la puerta, ella abrió desnuda la ventanilla del marco y les convenció de que no ocurría nada, pese a que era evidente, más que nada por que mientras hablaba con ellos me  la estaba follando por detrás. Con cada corrida suya ella me marcaba un hombro, pero era ridículo comparado con el moretón enorme, marcado de dientes y que supuraba sangre que tenia ella, con cada corrida mía la marcaba. Al acabar el tiempo, me sentí orgulloso de mí, y de ella, yo estaba molido pero con tal orgullo que no lo notaba, y ella, pese a tener mareos, estaba consciente y satisfecha.

-YO: me voy, recuerda mis palabras, haz tu vida, pero cuando te muerda….- se levantó a abrazarme.

-MERCHE: seré tuya, dónde,  cuando y como quieras, el día o la hora  que sea, esté con quien esté, seré tuya por siempre, MI LEÓN - me besó pasionalmente mientras mordía mis labios, yo metí mi mano en su culo y la levanté contra mi hasta dejar su hombro a mi altura. La mordí, la vez más fuerte y bestia que le di, gimió de placer cuando aquello debía de ser una tortura, y con sangre suya en mi boca, la bajé para  besarla con lengua.

-YO: hasta pronto, MI  LEONA - salí cerrando la puerta de golpe, en parte por darle la salida adecuada a la acción, y por que ese último beso casi me hace atacarla de nuevo.

Llegué a mi casa, cené despacio, ya que me dolía la mandíbula,  y mi madre me preguntó que  me había pasado en la cara, la tenia llena de marcas de dientes. Le dije que los sobrinos del amigo donde me había quedado a dormir eran muy traviesos, no dije más por no delatarme ante ella, y sus poderes adivinatorios de madre, así que me fui a la cama a dormir. Las mejores 8 horas de sueño en mucho tiempo.

Los siguientes meses hasta mi graduación  lo pasamos como lo pactado, parecía que ni nos conocíamos, pero en los descansos iba a por Mercedes, y como un gesto hipnótico, al morderla el hombro se convertía en mía, follábamos con cuidado de no ser pillados, y luego la volvía a morder, para “desactivarla”. Al salir de clase los viernes íbamos a su casa y teníamos sesiones duras de sexo, muy duras,  sin llegar al sado,  pero de 4-5 horas. Después pasaron las chicas más jóvenes y la dejaba  de lado, pero siempre que andaba ofuscado, atascado o necesitaba desahogare, iba a por ella.

Aún hoy en día, casi  9 años después, seguimos con esta relación, ella está casada ya, y tiene un crío de 7 años, pero siempre que la llamo responde a mi rugido, cuando la muerdo es como volver a ese fin de semana, me la seguí follando repetidas veces los primeros años, ya os contaré,  luego menos. La mejor fue en la despedida de soltera que hizo, follarte a aquella mujer de aquella forma salvaje, el día antes de su boda, me sacó de mis casillas.

Como os dije, no fue la más difícil de lograr, tuve mucha suerte de encontrarme con una autentica loba insatisfecha en la cama,  pero fue la que me abrió el abanico de un mundo de  posibilidades, y desde luego la mujer que más al limite me ha llevado jamás.

¡Dios, que coño!, cuando termine de escribir estas palabras la voy a volver a llamar, ha perdido algo de físico y aguante, pero sigue siendo MI LEONA.

(9,80)