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El instituto – Las profesoras.

Vamos a jugar con el marco temporal un poco, entre otras cosas, por que ya ni recuerdo en que orden ocurrió, digamos que no me paraba a mirar el calendario.

Si, con las alumnas era un casanova, y gané mucha experiencia, lo pase bien y  lo disfruté, pero me llegó a resultar demasiado……¿Fácil? Era  un depredador al que le ponían la carne despedazada y deshuesada en la cara, y yo quería cazar piezas vivas. Eli me enseñó a hacerlo, echaba en falta algo emoción, ya que me había adiestrado para presas mayores. Así que en determinados momentos fijé objetivos de mayor edad, más complejos que aquellas chiquillas de instituto, a las que manejaba a mi antojo.

Obviamente no fue tan fácil, ni logré, por mucha diferencia,  acercarme al número de alumnas conquistadas, pero esas crías eran hamburguesas industriales,  yo quería restaurante de 5 tenedores, y allí solo se va cuando la ocasión lo merece. Puedo mencionar que fueron 4 adultas las que me follé antes de la graduación, de las cuales extraigo las mejores historias, y otras 3 con las que tuve sexo sin penetración. Por miedo a represalias, no encontrareis el relato de mi directora, de 62 años, que hacia el final de curso me chantajeó, y  para no avisar a mis padres de mis andanzas mujeriegas, me obligó a dejarla hacerme una mamada,  se quitó la dentadura postiza para ello. Asqueroso, si,  pero una de las más memorables. O la historia de la profesora de ciencias sociales, una feminista de pro, con la que había discutido durante años por su intención de reeducar en la superioridad de la mujer sobre el hombre, y me la terminé zumbando solo por hacerla rabiar.

Estas son las historias de algunas de esas damas. Por no hacer relatos tan extensos, los separaré en 3 actos.

 

Iris - La profesora particular.

Rebobinemos hasta el principio, hasta la vuelta de vacaciones navideñas, con Ana, mi “prima”, aún en la cabeza después de su vuelta a casa y su promesa de regreso a Madrid. En esas primeras semanas en que no sabia muy bien que hacer  y todavía no enfilé a las alumnas del instituto.

Os dije que mis padres me dieron un toque por los estudios, era el último curso y, pese a que mis notas no eran malas, querían que acabara con buena nota, pero entones llegó Marina,  Rocío, la aprendiz, Pamela, Karin……..y mi cabeza no daba para todo, más aún al conocer a mi Leona. En casi todas las asignaturas iba de 7 para arriba, en historia casi llegaba al 9, pero las putas matemáticas y las ciencias me bajaban la media, así que mis padres decidieron ponerme un profesor particular de refuerzo,  una hora los lunes y otra los jueves, que eran los días que tenía “libres” de compromisos. Buscaron profesores pero muchos eran muy caros, o ya estaban ocupados. Al final encontraron a una profesora libre, que no cobrara mucho. Quedamos en mi casa, ella se presentó,  al verla casi no presté atención, era una universitaria de 24 años, y se llamaba Iris.

Mientras Iris  comentaba sus referencias y su forma de trabajar a mis padres, o lo que cobraba, yo la miraba abstraído, mi mente no estaba allí. De inicio no me fijé en ella, vestía con ropas amplias, debido al final del invierno, y era de lo más normal que te podías echar a la cara, solo me llamó la atención   mirarla a la cara al despedirnos, llevaba bufanda y gorro amplio con unas gafa/pastas grandes, pero se adivinaban unos preciosos ojos verdes.

Yo tenía la cabeza perdida en unas cuantas mujeres así que no le di más importancia. Concertamos el horario y los días, yo desestimé algunos días que tenia como fijos con algunas chicas, como los viernes con Rocío, así que ella vendría a nuestra casa a ayudarme. Las primeras clases fueron de adaptación y de pruebas, quería ver mi nivel y salvo quitarse el abrigo y el gorro,  se dejaba toda la ropa amplia puesta, y no dejaba nada a la vista. Iris tenia el pelo corto, los suficiente para hacerse una coleta corta,  pero que no le pasaba de los hombros, era morena con el pelo lacio y ondulado.

Se sorprendió mucho al ver mi buen nivel, y de como seguía bien sus explicaciones y aprendía,  se esperaría a un grandullón bobalicón, un cazurro, o un tonto,   y se encontró a un chico listo,  que simplemente era muy vago con lo que no me gustaba hacer. Hacia los ejercicios  que me enseñaba con su ayuda, luego hacia un par solo, y como ya me salían remoloneaba, ella se cabreaba un poco, de buen rollo, por que no seguía haciéndolos hasta que me salían sin equivocarme, (Seriamente, no sé vosotros,  pero visto con el tiempo, las ecuaciones de 3º grado o los enlaces químicos no me han servido para una mierda en mi vida, y esto ya lo intuía por entonces). Así que no me molestaba demasiado,  y gracias a mi afabilidad lograba terminar casi todas las clases charlando con ella de la universidad.

Me comentó que necesitaba el dinero para terminar de pagarse la carrera de magisterio, y que venir hasta mi casa se le hacia muy pesado, así que quedamos en que yo fuera a su casa, me pillaba de camino a la mía. Iris vivía en un piso de estudiantes con otras  chicas, a las que casi no vi, 2 universitarias cachondas que se pasaban la tarde fuera  de cañas. El primer día que las vi, o mejor dicho, esas compañeras de piso me vieron, se presentaron muy atrevidas y juguetonas, apoyando sus manos sobre mis hombros y preguntando quien era aquel “yugurin”,  mientras se sentaban en la mesa del comedor donde estudiábamos. Iris me las quitaba de encima y las sacaba de allí  cada vez que salían de sus cuartos y se agregaban a nosotros, como una madre protegiendo a sus cachorros de los depredadores. Inocentes  ellas, no sabían que el auténtico peligro de esa habitación,  era yo.

La compañeras eran el opuesto una de la otra. Una alta, esbelta  y rubia, la otra baja, con curvas  y morena, su actitud me llamó la atención y preguntaba por ellas a Iris, que se mostraba molestaba por que prestaba más atención a aquel par de lobas que a ella, refiriéndose a los estudios. Durante el primer mes y medio de clases no me fijé en ella de manera sexual, no me dio pie, y si sus amigas, pero más allá del juego, yo estaba más que colmado de sexo.

No fue hasta que me harté de Rocío, y perdí  a Karin por culpa de la loca de Marta, la monja entrometida, que mis miradas pasaron de cariño y diversión, como si fuera una hermana que me ayudaba con los deberes, a verla con los ojos de la fiera que llevaba dentro. Supongo que fue algo que pasó con el roce y el tiempo, realmente me caía bien, era un ángel de mujer, pero yo recuerdo claramente el día en que decidí tirármela.

Ya la relación era de amigos, y ella me pedía que la subiera cosas de la calle al subir a su casa, cosas de supervivencia en un piso de estudiantes, como bolsas de patatas o refrescos. Cuando subía me las pagaba, pero yo no aceptaba y jugábamos a  que ella me metía el dinero en la ropa  sin darme cuenta, y yo al darme cuenta,  devolvérselo sin que se enterara. El calor ya apretaba en Madrid y era un piso sin aire acondicionado, de forma progresiva Iris cada semana iba más cómoda y fresca, y por lo tanto enseñando más piel, en mí cabeza ya pasaban imágenes de ella vestida, adivinando antes de que me abriera la puerta como iría ese día. Llevaba casi siempre pantalones bombachos anchos y se los remangaba de forma poco erótica pero que me gustaba, y de sus blusas y jerseys kilométricos no volví a saber, iba con camisetas, casi de hombre,  pero recortadas o con agujeros, que le quedaban holgadas, se le veía el sujetador por uno de sus hombros,  o cuando se movía a través de las mangas se adivinan sus torso.

Llegó el día en cuestión, me pidió que subiera algo de beber para ella y para mí, ya que se habían bebido todo en casa debido al calor. Y era cierto, su casa era un horno, yo iba en camiseta holgada y en pantalón de chándal con cremalleras a los lados, ligeramente abiertas para refrescar las piernas, las 3,  pero no ayudaba, y llegando a volver a casa un par de días con escozor por el sudor y la licra, decidí de forma inocente ir sin “sujeción”, solo con en el pantalón. Fue una mala idea, ¿O buena?, pero no fue intencionada. Lo supe nada más abrir la puerta, Iris estaba agachada apretando su bolso contra el estómago buscando el monedero para darme el dinero, pero lo que yo vi fueron sus tetas por el agujero de la cabeza de la camiseta, aprisionadas bajo el sujetador, moviéndose con ella, nada exagerado,  pero si bonitas

-IRIS:  no me mires así, no llevas bolso,  no sabes lo que cuesta encontrar algo aquí jajajajajaja ….- debió de darse cuenta de cómo la miraba por que, haciéndome pasar,  dejó de hacerlo -….. luego te lo doy, no me dejarás el dinero en la cazadora como el otro día, hoy no llevo jajajaja.

 -YO: ya veo, vas muy ligera.

 -IRIS: ¿Y que quieres? Ya sabes la sauna que es esto, es como vivir en una estufa………..en fin, dame algo de beber antes de dejarlo en la nevera …..- abrió la bolsa que traje y me miró como todos los días, ella me pedía latas sueltas y yo traía varias botellas grandes  -……  eres incorregible, vivimos de ti, no puedo consentir que nos compres la bebida todas las semanas - dio un trago largo.

-YO: ya lo compensan tus amigas con sus juegos jajaja, ¿Están hoy? - pregunté como casi siempre, pero esta vez no era por jugar con ellas, si no por saber si estabamos solos.

-IRIS: mira al tontorrón como le gusta que le adulen, pues no, hoy estamos solos, anda bebe un poco - lo dijo ofreciéndome de la botella que acababa de abrir y de la que había separado sus labios hacia nada.

Le di un trago queriendo saborear aquella boca, en general parecía una chica normal, pero si te fijabas tenía rasgos elegantes y bonitos. Al devolverla el refresco lo cerró y se puso la botella fría en el largo cuello para enfriarse mientras iba a la cocina a dejar las botellas en la nevera. Mi cabeza se puso en automático, y mirando su trasero retumbar debajo de los pantalones anchos y holgados,  pensó que aquella botella en su cuello sería un símil a mi falo al lado de su cara.

Nos pusimos a repasar deberes que me mandaban en el instituto a su regreso, ya no me enseñaba, solo se aseguraba de que hiciera los deberes bien, y en media hora tenía todo acabado. Ella se sujetaba el pelo con una mano por detrás, mientras se abanicaba con mis apuntes, de vez en cuando se incorporaba a mirar como los hacia, yo miraba de reojo su cuerpo, realmente le disimulaba mucho la ropa de invierno, y me di cuenta de golpe, que aquella mujer era guapa y estaba buena, no es que no lo supiera, pero no caí en ello hasta ese momento. Tenía el cuello espigado, un hombro suave y una cara preciosa, coronada por 2 ojazos verdes. Me sacó el trance  llamándome por que me había quedado tonto mirándola a los ojos.

 -IRIS: ¡Hey!, ¿Dónde estas? Venga termina - me daba en el hombro con la mano.

-YO: esto……si……..perdona……me he perdido…………..joder vaya ojazos tienes ¿No? - lo solté sin más, realmente me lo parecían

-IRIS: jajajajaja muchas gracias Raúl, pero adulándome no te vas a librar de acabar las integrales, venga, sigue, que voy a por algo de beber, ¿Quieres algo? – sonrió fugazmente apartándome la mirada, sus mejillas se encendieron algo avergonzada.

-YO: si anda, tráeme algo que me estoy abrasando aquí - el calor ya no solo era la habitación, era yo y mi miembro reaccionando.

Cuando se fue traté de colocármela disimuladamente, por si se decidía despertar del todo, pero sin slips, era como poner diques  al mar. Intenté cruzarme de piernas pero nunca lo he logrado, así que me puse una pierna encima de otra, de forma disimulada pero incomoda. Ella no ayudó nada, trajo la botella  de refresco apoyada en su cuello, y mientras nos servia en un par de vasos, vi gotas que supuraron de la botella caer sobre su cuello. Me bebí el vaso del tirón esperando que apagara algo dentro de mi, pero la muy………lista, se había traído un bolsa de guisantes congelados y se la ponía en la nuca, en el cuello o llegaba a metérsela en el pecho por debajo de la camiseta. A duras penas me concentraba en los ejercicios, y por ende cometía algún error y ella se pegaba a mí para corregir, se ponía en pie detrás de mí señalándome los errores y yo solo podía pensar en la camiseta que me rozaba la espalda y en esos pechos a escasos centímetros. Acabé los ejercicios dando gracias a dios,   aquella tortura finalizó, su hubiera sido espía hacia minutos que hubiera cantado, sudaba de calor y de sofoco,  mi hombría estaba medio tiesa y no podía moverme para que no se notara, aguantando  una posición incómoda.

Se calmó todo al terminar los ejercicios y nos quedamos charlando como siempre, suspiré de alivio,  y cuando creía que había pasado el peligro,  llegaron las compañeras de piso con 2 tíos pegados a su culo, gritando y montando fiesta. Como habíamos acabado Iris dejó que estuvieran allí y riéramos con sus tonterías, parecían algo borrachas, y las frases que decían eran subidas de tono, un mal menor si no se hubieran puesto a besarse y acariciarse entre ellas,  mientras los 2 tíos las admiraban.

Iris las llamaba de guarras para arriba, que solo hacían eso por excitar a aquellos tontos, y siendo cierto, a mi también me la pusieron dura, pero como las miradas iban en dirección a ellas,  estaba tranquilo. Las palabras de Iris las enfadaron, la acusaron de frígida y de que yo también estaba empalmado, yo, en silencio, reía disimuladamente, como no queriendo formar parte de aquello, pero se me notó demasiado y las compañeras se reían mientras se daban la razón a si mismas. La más alta, y atrevida,  se dirigió a mi y me dijo que me pusiera en pie para que lo viéramos todos, yo me negué de plano, si lo hacia se vería la tienda de campaña que gastaba,  la muy zorra me metía mano para aseverarse,  mi posición incómoda la mantenía oculta, pero en uno de los amagos se me desdoblaron las piernas y quedé expuesto solo a la mirada de ella. Su cara se quedó blanca mientras yo  me tapaba con la mochila recogiendo a 1000 por hora, por que lejos de callarse, empezó a gritar “¡La tiene enorme!,  ¡Vaya pedazo de polla!”, ante el silencio de todos, o casi, ya que la otra compañera pedía verla también.

Iris estaba roja de risa creyendo que era una broma, y yo de vergüenza, fue la 1º vez desde hacia mucho que me veía vulnerable, que aquello no estaba planificado ni pensado, que se habían dado cuenta sin que yo quisiera, y de la furia terminé de recoger entre risas. Al levantarme di con la polla en la botella abierta,  tirándola sobre la mesa, me dio igual que se hiciera el absoluto silencio y la mirada de todos se clavara en mi mástil, incluyendo los ojos verdes de Iris,  salí de allí a la velocidad de la luz.

 

Iris – Las 3 universitarias.

Recibí un par de mensajes de Iris pidiéndome disculpas y que volviera al siguiente día, lo recibí mientras me estaba follando a mi Leona, lleno de frustración,  le regalé una de las mejores folladas que recuerdo. Estaba ofuscado, casi ni parecía yo, pero mi cabeza estaba clavada en que no quería que eso hubiera pasado, querría viajar en el tiempo y ponerme unos putos slips, pero no podía, y con el paso de unos días mi cabeza se calmó, y mi Leona lo agradeció.

Decidí volver, orgulloso de mi, al fin y al cabo, solo sabían que la tenia grande. Durante las siguientes clases ella se quería mostrar amable pero mantuvo una rigidez muy profesional como los primeros días, dejándome claro que sus amigas no se pasarían,  pidiendo disculpas reiteradas por su comportamiento. Todo parecía normal, pero no lo era, obviamente me puse los slips por seguridad, pero su mirada, sus preciosos ojos verdes inocentes y llenos de cariño, se desviaban a mi entre pierna. Ya estaba perdida, le picaba la curiosidad. Más aún cuando alguna vez al salir de su casa me cruzaba con las compañeras de piso y me decían,  gritando obscenidades,  que tenía a Iris chorreando por las esquinas, y que necesitaba un polvo mío con urgencia.

Si tenia que ser, que fuera, ya se había roto la magia, el chaval bueno e inocente que quería ser con ella se difuminó, ahora me la quería follar, y si era posible, a sus compañeras de piso también, tenía para todas, quería hacerse desmayar a pollazos a aquella rubia que arrancó la poca inocencia y bondad que quedaba en mi vida en ese momento. A la siguiente clase acudí sin mochila, con pantalones cortos y sin slips, cuando abrió la puerta clavó su mirada en mi, y yo en ella, mi mirada era segura y pasional.

-IRIS: ¿Y los libros?

-YO: no vengo a que me des  clases, vengo a darte lecciones - cerré la puerta y la cogí en brazos llevándola al sofá,  dejando que mi falo creciente fuera percibido por su piel a través de la ropa.

-IRIS: ¡¡¡¡¡¿Pero que haces?!!!!! -  lo dijo alucinada, tanto que no se resistió lo más mínimo, tanto iguala le hubiera dado, era mucho más grande que ella.

-YO: te deseo, quiero hacerte el amor aquí y ahora, y se que tú también quieres, dime que no, mírame a los ojos y si me dices que no quieres, me daré la vuelta y me iré, esto no habrá pasado, pero sé que no lo harás – abrió la boca queriendo gritarme, pero se le había pasado el susto inicial.

-IRIS: ¿Y por que lo sabes? - lo dijo con tono sobrio, pero mordiéndose el labio, gesto por el que sonreí,  dejando pasar unos 20 segundos.

-YO: por que estás agarrando la polla desde que te he cogido – había llevado su mano a mi pene desde el inicio, más  para frenarme que como admiración, pero no la había soltado en ningún momento, ni cuando movía mi cadera suavemente. Volvió a agachar la mirada, sonrojarse y sonreír algo coqueta antes de clavarme sus ojazos en los míos.

 -IRIS: ¡¡Fóllame!! - me lancé a besarla, y ella correspondió, (Fue casi el polvo más sencillo que me gané, casi).

Iris  agarró mi cara mientras cogíamos el ritmo de los besos del otro,  metía mis manos por debajo de su cuerpo, acariciando sus riñones y tirando de ella hacia mí, estaba de espaldas tumbada en el sofá, conmigo entre sus piernas cargando mi peso sobre ella. Mi erección  palpitaba entre nuestros cuerpos, y saboreaba su boca, era una maravilla besarla, no por que hiciera nada especial, si no por que lo hacia con los ojos abiertos, y el verde  de sus pupilas me volvía loco. Fui bajando mis besos por su cuello, allí se retorció de placer, era una chica normal y los besos en el cuello la derretían, así que trabajé esa zona hasta que ella comenzó a acariciar mi miembro por encima de la ropa, ya no solo la sujetaba si no que jugaba con ella, y estaba ya como una estaca.

Bajé mis manos hasta los pantalones anchos que tenia y levantando con un brazo su cadera, los fui sacando a tirones, sin dejar de jugar con mi boca en su cuello, cuando salieron la levanté de la piernas y le saqué los pantalones, me quité la camiseta y se la quité a ella, ante mi quedó una belleza de mujer, con unas bragas moradas oscurecidas en la zona de su vagina por la humedad de mis caricias y un sostén a juego, morado con adornos blancos por encima. Me lancé de nuevo a su cuello mientras mi mano se metía por dentro de las bragas, estaba rasurada al 0, así que sin impedimentos llegué a su coño, y lo acariciaba por encima, mientras ella me abrazaba y apretaba la cabeza por el pelo, tirando de él cuando metí mis dedos en su interior. Estaba tan mojada que no hubo problema alguno, y colocando los dedos en posición ensayada, aceleré el ritmo de mi mano, sus gemidos aparecieron,  acompasados con el compás de mi mano.

A los 10 minutos, cuando mi mano ya sonaba  a chapoteo,  rompió en un orgasmo que casi la parte por la mitad, se movió como loca debajo de mí, pero seguí de nuevo en la misma posición, quería sacarla el 2º orgasmo  antes de empezar la fiesta de verdad. Se desabrochó el sujetador dejando sus tetas al aire, y pensé que eran como me las había imaginado, nada exageradas pero bien colocadas. Dejé su cuello un rato por trabajar sus pezones con mi lengua, estaban duros y tiraba de ellos como mis labios, cuando no estaba lamiéndolos o chupándolos. A los 5 minutos se volvió a correr cayendo del sofá al suelo de las sacudidas, pudo hacerlo al quitarme yo de encima para bajarme los pantalones y sentarme en el sofá masturbándome,  viendo como aquella universitaria retomaba el aliento. Cuando se repuso,  casi se le salen los ojos verdes al verme la tranca, gateó para ponerse a mi altura y cogerla con las manos.

-IRIS: dios mío, mi compañera no mentía, ¡¡Es una bestialidad!! - lo dijo mientas masajeaba suavemente.

-YO: pues más vale que me la chupes hasta que me corra, por que como te folle ahora te rompo por la mitad - mis palabras era directas, y ciertas.

Se lamió la mano y escupió mi polla, cosa que me sorprendió, eso era de categoría alta, y mientras comenzó a masturbarme lamía mi miembro de la base a la punta, haciendo chancho con la lengua al terminar en mi glande. Cuando estaba bien mojada mi virilidad, se la metió en la boca, sin dificultades  más de la mitad, aquello ya era nivel superior, se lo había pasado bien de más joven. Di las gracias a dios  dejando mis manos en su cabeza,  estuvo chupándomela unos de 20 minutos, de vez en cuando paraba a coger aire, las babas eran abundantes, lamía mi tronco como una posesa y se la volvía a engullir. “Trabajó” bien hasta lograr mi corrida, la avisé y con unas servilletas evité manchar pero no evitó que alguna gota de semen fuera a su cara.

-IRIS: casi me desencajo la boca……- decía mientras masturbaba de forma lenta y se reía de manera sensual - …… venga, vamos a mi cuarto, que van a  venir estas,  allí tengo condones - se levantó cogiéndome de la mano, pero yo tiré de ella hasta sentarla encima mía,  de espaldas, con mi polla sobresaliendo entre las suyas.

-YO: tranquila, me operé de vasectomía, te voy a follar a pelo aquí mismo, quiero que ellas vengan y lo vean - lo dije mientas volvía a su cuello, quiera tenerla de mi lado.

-IRIS: no seas animal, no quiero que me vean así, anda vamos al cuarto - me pareció normal pero mi cabeza ya maquinaba, habían roto algo bonito y mi ira sería implacable.

La levanté  sin sacar mi rabo de entre sus piernas, la seguí hasta su cuarto, la tiré en la cama y la abrí de piernas, me tumbándome a la altura de su ingle para comerle el coño. Dios,  se me daba genial, trabajaba el clítoris de forma segura mientas mis dedos buscaban su punto G, con ella retorciéndose me aseguré de que se corriera para tenerla lubricada, y una vez logrado, con mi barra ya tiesa de nuevo, me puse de rodillas y acerqué su cadera a la mía. Mojé la punta del glande con sus fluidos y haciendo presión metí mi polla en ella, noté como se iba abriendo, llevaría tiempo si follar, pero con un par de embestidas más se la metí   ¾ de forma ágil. Iris al inicio solo abría la boca agarrando la sábanas de la cama con fuerza, cuando comencé a embestirla con rapidez gritaba de lujuria, y la tuve así durante más de 20 minutos. Ya había pasado la hora y sus compañeras estarían por llegar, así que  cogí la postura en que más soltura tenia, me tumbé boca arriba y la puse a horcajadas sobre mí, la levanté la cadera y apoyando los pies en la cama me la folle, de forma bestial, sin dejar de acelerar el ritmo. Aquella postura me hacia lucirme, podía aguantar más de 30 minutos sin bajar el ritmo gracias a los “entrenamientos” con mi leona, y eso arrancaba orgasmos seguidos a las más expertas, a aquella universitaria necesitada le sacó 3 en poco tiempo.

Se oyó la puerta de fuera, y a las compañeras berreando en el salón, ella se cayó, y no quería que lo hiciera así que subí el ritmo aún más. Iris cogió una almohada para taparse la boca, y yo me reía de verla con gesto congestionado, pero  aquello no funcionaba, quería que las de fuera supieran lo que pasaba en esa habitación, la quité la almohada la di la vuelta y seguí percutiendo,  con ella mirando a la puerta dándome la espalda a  mi. Cuando ya percibí su siguiente corrida paré en seco.

-IRIS: ¡¡¡Por dios, ¿Que haces?, Sigue, no pares!!!!

-YO: no voy a seguir, quiero que grites.

-IRIS: no puedo gritar más, me oirán.

-YO: eso  pretendo, o gritas que quieres que te siga follando, o no sigo.

-IRIS: ¡¡No me hagas esto por favor!!   Muévete, te haré lo que quieras, pero sigue…….- lo decía moviendo su cadera, le agarré el culo y la paré.

-YO: o gritas o te la saco y me largo - pasaron unos segundos.

-IRIS: ¡¡¡¡SIGUE FOLLÁNDOME PUTO CABRÓN, ÁBREME EL COÑO CON TU PEDAZO DE POLLA, DESGRACIADO,  MAL NACIDO!!!-  sujetándola de la cadera volví a acelerar de 0 a 100.

-YO: sigue gritando, o vuelvo a parar.

Lo hizo, durante más de 5 minutos,  el silencio de fuera contrastaba con las obscenidades que ella gritaba, sin coherencia, se corrió pero no paraba de soltar improperios. Seguí percutiendo con mi pelvis encharcada de sus emanaciones, con el sonido de chapoteo claro, y viendo en un espejo la cara de desesperada lujuria en su rostro, roja, compungida, cerrando la boca apretando los labios y con cara de estar pariendo, con sus preciosos ojos abiertos sin parpadear, pidiendo clemencia con la mirada. No se la di, el silencio pasó a  nuestra habitación,  salvo por los golpes de mi pelvis, ahora oía claramente como las compañeras estaban al otro lado de la puerta.

 -YO: ¡¡¡¡Podéis entrar a  mirar!!! – Iris me arañó las piernas como único gesto de reproche.

Se hizo el silencio, a los pocos segundos se abrió la puerta, lentamente y se cerraba de golpe, como si 2 fuerzas incidieran sobre ella, una quería entrar y la otra no. Al final entró de golpe la rubia, y detrás la morena, se quedaron atónitas, al  ver como mi polla enorme salía y entraba de su compañera,  de mis movimientos fuertes y veloces,  de la cara de ella, desencajada,   mirándolas con cara de suplica,  con la tetas sin llegar a botar debido a la velocidad que le imprimía. Se quedaron allí mirando un minuto, la morena se fue, la rubia se acercó, se desnudó y se puso a la altura de Iris, besando y bajando por su cuello. Eso solo aceleró el proceso, Iris se corrió de nuevo cayendo agotada a un lado de la cama, hecha una bola y temblando.

Entonces vi el cuerpo de la rubia, era lo que se conoce una tabla, no tenia curvas, más que tetas, picaduras de avispa y sin cintura, eso me daba igual, estaba allí para castigarle por arruinarme la magia. Me puse en pie, la cogí en volandas y la aplasté contra la pared,  besándonos, la abrí de piernas y metí mi mano allí,  hasta hacerla correrse, entonces la puse colgada del aire, bien  abierta y dirigiendo mi polla se la enchufé sin piedad, estaba mucho más abierta que Iris, y dejándola caer contra mí, la empalé, subiendo y bajándola sin descanso. Haciéndola gritar barbaridades mientras Iris se recuperaba a duras penas, a los 20 minutos ya tenia a la rubia de orgasmo en orgasmo, estaba un poco fuera de mi acostumbrado a mi leona, así que  bajé a la rubia, la di la vuelta y volví a empalar por detrás. Con cada golpe la hacia rebotar contra la pared y al volver hacia mí,  la volvía a empujar. Al cabo de una hora, me corrí dentro de ella sin avisar,  queriéndola castigar. Al descabalgarla cayó redonda al suelo, ida, y casi inerte, reía de nervios. Al darme la vuelta Iris seguía echa un bola en la cama, pero a su lado estaba la morena abierta de piernas, desnuda metiéndose un consolador por el coño como una posesa, no sabia ni cuando había entrado.

-YO: anda quítate esa mierda,  que te va a follar un hombre de verdad, aquí hay  para todas - me obedeció.

Me puse entre sus piernas, y admiré  a aquel retaco con curvas, tenía un par de tetas grandes que agarré, y metiendo mi polla de golpe, la fui embistiendo hasta casi meterla del todo. Con cada golpe ella iba elevándose sobre la cama, lo hice hasta que su cabeza daba con la cabecera de  la cama. Aguantó 30 minutos hasta correrse, allí la di la vuelta y la puse a 4 patas, para volver a hundirme en ella, no aguantó ni 20 minutos hasta  rendirse,  su torso cayó a la cama y seguí penetrándola hasta volver a correrme, de ella perdí la cuenta el número de veces. La empujé hacia un lado,  me senté recostado sobre la cabecera, roto de sudor y cansancio,  lleno de fluidos que no eran míos  en la pelvis.

La imagen era aterradora, había pasado un huracán por allí, Iris seguía hecha un bola tratando de consolar a la morena, que estaba llorando,  llevándose la manos a los muslos, la rubia andaba a gatas por la habitación buscando dónde apoyarse. Me ofusqué de nuevo y fui a por ella,  subí a la cama a la de cabellos dorados y mojando mi polla en su boca, la di la vuelta y apreté contra su  ano, sin preguntar. No debía de ser virgen por allí por que mi polla entró sin dificultad pero cuando volvió  mi ritmo infernal,  sacaba gritos ahogados, llevando una de mis manos a su coño, y masturbando a la vez. Estuve así otra hora,  hasta volver a correrme dentro de su culo, habiéndola hecho desmayarse casi al final.

Lo había logrado, me fui a la cocina y traje una botella de refresco, que me bebí sentado en una silla, mirando a aquellas 3 universitarias rotas y  llenas, la morena lloraba mientras que Iris la consolaba con gestos torpes y la rubia permanecía inconsciente con el culo en pompa, bien abierto.

-YO: pues así va a ser todos los lunes y jueves, a la mujer que me encuentre aquí,  recibirá su parte.

Me duché, me vestí y me fui oyendo como la morena lloraba,  me había pasado, pero estaba enfadado con lo que me hicieron pasar. Casi no llegó a 3 horas y había “partido” a 3 mujeres, me di cuenta del esfuerzo titánico de mi Leona, ya que ella aguantaba 5, 6 o 7 horas hasta llegar a ese punto, es más, me llevaba a mí a ese punto. Pensé en que ante tal brutalidad solo una, o ninguna de las 3 universitarias, volverían a presentarse allí, pero era su casa y yo tenía que ir a “dar clases”. Cuando llegué al día siguiente vi que solo estaba Iris, me sentó y charló conmigo.

-IRIS: oye, sé que el otro día se nos fue un poco de las manos, te pedimos disculpas…. - ¿Ellas a mí? -…… no estabamos preparadas y……..dios, eres un animal, follas como una bestia y tienes la polla más grande que hayamos visto …..- suspiró cogiendo aire -……..como yo,  la rubia quiere seguir,  está en mi cuarto, pero la morena no puede, lleva en trance desde que te la tiraste, ha ido al medico y le han dicho que tiene un leve desgarro vaginal.

-YO: lo siento, me calenté demasiado, ¿Está bien?

-IRIS: si, no es nada, reposo y en un par de días estará bien, pero entiende que no quiera seguir.

 -YO: lo hago …..- me levanté, la cogí de la mano y la llevé a su cuarto, la tiré en la cama donde ya estaba la rubia, y me desnudé – …….venga, fuera ropa y vamos a follar en serio.

Se les iluminó la cara, la primera media hora me la chuparon entre las dos, “Que lujuria”. Los ojos verdes de Iris llamaban la atención sobre todo, estando ya como una piedra me tumbé boca arriba en la cama y me puse a la rubia con el coño en la cara, masturbándola y comiéndoselo como un genio. Mientras,  Iris se empaló ella sola mi polla, estaban cara con cara y se besaban o acariciaban mientas yo las penetraba con mi falo a una y mi lengua a la otra. A  los 20 minutos, Iris se corrió, al poco,  la rubia lo hizo en  mi cara, a esas altura le metía un dedo por el ano mientras chupaba su interior, cayó rendida hacia delante chupándome la polla según se la sacó Iris. La dejé así chupándomela mientras Iris se dio la vuelta y buscaba mi cara con sus labios, yo atacaba con la boca su cuello mientras una mano buscaba su clítoris. Seguimos así un buen rato hasta que las caricias de la lengua de la mujer con cabello  rubio, me sacaron una corrida fuerte. Esa vez no se la sacó y se tragó mi semen, para darse la vuelta y quedar una mujer a cada lado reposando sobre mi pecho.

-YO: ya hemos calentado, ahora a follar.

Me puse a Iris encima y cogiendo mi pose más lucida me tiré media hora arremetiendo sin parar hasta sacarla 3 orgasmos, el último una fuente que me bañó. No fue problema por que la rubia me lamió entero hasta dejarme limpio, la puse a 4 patas y se la metí por el coño, hasta el fondo  con el paso de los minutos, metiendo mis dedos en su ano y con Iris debajo de ella, besando y chupándola por todo el cuerpo. Me cansé de sus gimoteos y volví a castigar su ano, le metí de golpe y la arranqué un grito de dolor. Pero sin parar  los fui convirtiendo en placer, para después en silencio,  volver a quedar ida, era un cuerpo inerte así que se la saqué, atraje la cadera de Iris y la volví a penetrar. Cargando todo mi peso sobre ella y sin dejar de trabajarla el cuello mientas me rodeaba con sus piernas, agarraba sus tetas como apoyo, estaba fuera de mi de nuevo,  y la arranqué varios orgasmos más hasta que volvió su cara de desesperación.

Me pasé las siguientes 2 horas intercambiándolas por turnos  y llegué a montar a una encima de la otra e ir penetrando alternativamente,  de una  a la otra. La rubia volvió en si, así que la perforé el ano de nuevo hasta volver a dejarla ida. Iris aguantó una corrida más y se fue al país de las maravillas con su amiga cuando golpeaba las últimas veces de mi 3º descarga.

Salí a beber algo en pelotas y me encontré a la morena tumbada en el sofá masturbándose, no se cuanto llevaría allí pero debía de haber oído los gritos de los 3 en el cuarto.

-YO: es bueno que hagas eso con lo que te pasó - me miró con lujuria,  se puso de rodillas y me la chupó allí mismo, me controlé y dejé que siguiera hasta correrme en su boca, no quería volver a desgarrarla, pero tardó 45 minutos en sacarme el semen y su esmero no suplía sus carencias..

Al volver al cuarto estaban las tres ya allí,  desnudas,  retozando unas con otras, me metí en medio, y entre caricias, Iris me rogó que estrenara su culo. Lo hice con el cuidado y  las enseñanzas que me habían sido concedidas, y sacándola lagrimas al inicio, logré que en una hora se moviera como una gata en celo, mientras la rubia y la morena se daban un festín lésbico a nuestro lado. Cuando Iris se rindió, ataqué a la rubia por el coño, la daba con toda mi fuerza penetrándola casi toda, mientras ella intentaba seguir chupando el coño de la morena, era difícil con las embestidas que le deba, mis acometidas hicieron  que se fuera al país de nunca jamás. Así que la aparté y ocupé su lugar entre la piernas de la morena hasta sacarla varias corridas con mis dedos. Estaba tieso y solo quedaba la morena en condiciones, pero con su desgarro no era una opción, me puse encima de ella y cogiendo sus buenas tetas me hice una cubana con ellas de campeonato, rozaba mi glande con sus pezones, le golpeaba las tetas con mi rabo mientras ella jugueteaba con ellas, cuando se metía entre sus tetas, aún perdiéndose entre sus pechos,  cuando hacia el vaivén  mi polla la daba en la boca, así que chupaba el glande cuando pasaba por allí. Pasado un tiempo me corrí en su cara y por todo su pecho. Me tumbé rendido y las 3 se me abrazaron.

No sé muy bien como, nos quedamos así unas horas, antes de irme me volví a tirar a las 2 y masturbé a la 3º hasta lograr una última corrida de todas, y la final mía,  follándome como un animal salvaje el culo de Iris, pero de cara a mi, con sus ojos verdes abiertos como platos.

Durante las siguientes  clases nuestras orgías fueron iguales, solo cambio que, curada ya, me tiraba a la morena también,  la abrí el culo como a las demás. Ellas se compraron una especie de doble polla, un consolador enorme que con un arnés que se ajustaba, una quedaba con un lado de la polla dentro y por el otro como una polla de tío colgando, así podían penetrar entre ellas  mientras yo me centraba en una. Lo mejor era que aquel artilugio tenía un agujero por detrás, así que hicimos un tren, yo me tiraba a la del arnés por detrás, mientras ella se tiraba a una, y esta, le comía el coño a la última, con ayuda de otro consolador. Las sesiones no eran ni cariñosas ni con amor, era follar sin más, sin detalles, era sexo solo por el placer de hacerlo. Me ayudó que generaran cierta resistencia a mis acometidas y no tener que ir intercambiado según se iban a un plano astral diferente.

Para el final del curso me había convertido en una maquina de follar, es egocéntrico y quizá prepotente, pero era la realidad. Los lunes y jueves con las 3 universitarias, los martes cayeron Marta la monja  y alguna chiquilla de las que se dejaban follar, lo miércoles se los dedicaba a las que la chupaban,  siempre que no me tocaran Karin o Marina,  los viernes a Rocío y la aprendiz, y los fines de semana me iba con mi Leona. Durante el último mes y medio del curso no dejé de follar ni un solo día, y raro era el día que no caían varias mujeres.

Yo  era un cabrón, me daba cuenta, y me encantaba, tenia a todas comiendo de mi mano, hasta como os digo, hice que una profesora feminista convencida de la superioridad de la mujer me la chupara como una cualquiera solo con decirla que me la ponía dura y llevarla la mano a mi paquete  después de una discusión en  clase.  Tenía ese poder y lo estaba disfrutando, había algo oscuro a la vez que atractivo en todo aquello, y me dejaba engullir por ello.

Al finalizar mis estudios,  llegué a tener la sensación de haber cubierto el cupo, de haber compensado de sobra mi años de onanismo, de estar harto de que las mujeres solo estuvieran conmigo para follar, ninguna me demostró nada aparte de eso, quizá Marina, pero  ese tren pasó de largo. Salvo mi Leona,  más allá del bien y del mal,  las mujeres eran juguetes para mí, pañuelos de usar y tirar. Acabé hastiado de dormir acompañado pero solo, de saber que cuando se vistieran, se irían y me dejarían allí, como un trozo de carne a usar, y aquello,  que antes me hubiera parecido genial, llegó a quemarme por dentro. Estaba harto, no quería sexo, no quería una mujer, o 10, quería una novia, una relación estable, en la que podríamos disfrutar del sexo, pero que no fuera la premisa inicial, el sexo ya no tenia secretos para mi, pero si las relaciones estables, que eran un completo desafío.

Terminó el curso con la graduación, siento decir que,  o no sé, o no quiero explicar lo que allí sucedió, fue una de las noches más memorables de mi vida, y siento que si lo cuento perdería su magia. Así que aquí cierro  mi época del instituto, quizá más adelante encuentre el valor y las palabras para definir esa graduación,  pero hoy por hoy, no las tengo.

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