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El proceso de Violeta

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Era su tercera visita a la casa y estaba emocionada.

La puerta se abrió incluso antes de tocar el timbre, al cerrarla tras de sí y sin sacarse el abrigo comenzaron a fabricar un beso que aún duraba estando ya ambos desnudos sobre la enorme cama; Violeta tendida sobre su amante que la apartó un instante para preguntarle.

.-¿Cómo estás?

.-¡Contenta de estar contigo!

Continuaron con ese beso mientras ella comenzaba a moverse de lado frotando su pelvis con el hirsuto sexo de su amante, que ansiaba penetrarla pero que esperó pacientemente que fuera ella quien tomara la iniciativa; el camino había sido tortuoso hasta llegar a ese punto y no quería que la magia se esfumara por unas prisas del todo innecesarias.

Poco después la mujer separó la pelvis lo suficiente para guiar el sexo de su amante y fue bajando lentamente, para sentir como la invadían al mismo tiempo una sensación maravillosa y esa barra de carne que tanto placer le había proporcionado hasta el momento y que deseaba lo siguiera haciendo.

Fue más que sexo, la comunión perfecta entre maestro y alumno, equilibrio entre pasión y cariño, un gran derroche de lujuria rodeada de las más delicadas muestras de entrega. Pasaron horas en una sucesión de momentos de ensueño; después de una primera tanda de orgasmos en que Violeta se dejó ir quedando a merced de Abel, que fue racionando sus embestidas para evitar correrse y hacerla llegar en repetidas ocasiones, por fin ambos llegaron al éxtasis al tiempo y con una explosión de júbilo quedaron abrazados y en silencio.

Cuando Violeta se movió fue para quedar junto a Abel, tomándole una de las manos y a media voz comenzaron a charlar y aunque ella pretendía saber lo que los había llevado a estar juntos, él solo se dedicó a acariciarla y recalcar todas y cada una de las cosas que le gustan de ella y que a toda mujer gusta oír.

Al rato fue ella la que retomó iniciativa y comenzó a besar el cuerpo de su amante, algo que nunca había hecho pero que le pareció oportuno, llegó al sexo y a pesar de que en las pocas ocasiones en que había tenido uno tan cerca de la cara no le había atraído en absoluto y más bien le había desagradado porque fue algo forzado; en esta ocasión lo miraba con curiosidad fijándose en cada pliegue de la piel, en cada oscura vena que la recorre por doquier y que a pesar de que le da una apariencia terrible la tenía fascinada.

Acercó sus labios y comenzó a besarla con suma delicadeza primero y con ansia después, al comprobar la lógica reacción ante sus caricias, entonces y haciendo una pausa preguntó.

.-Me gustaría saber cómo llegaste a mí. ¿Me lo contarás?

Abel se resistía a abordar ese tema pero tenía claro que ante una petición tan directa no podía escabullirse.

.-¿No te enfadaras al conocer la forma en que me he comportado contigo? Nunca pretendí perjudicarte.

.-Eso ya lo sé tonto, pero quiero conocer todos los detalles. ¡Soy mujer!

Ante todo, quiero que entiendas que a pesar de las mentiras y manipulaciones, todas estaban destinadas a llegar al punto donde nos encontramos y por ello seré sincero contigo.

Una de mis aficiones, es escribir relatos eróticos que publico con mayor o menor fortuna en internet; me importa muy poco lo que opinen algunas personas pues lo hago porque es una forma de relajarme y al mismo tiempo plasmar algunas de mis vivencias y fantasías así como las de algunos lectores; en su mayoría mujeres, que contactan por e-mail y me cuentan sus asuntos.

Hace unos meses recibí uno de esos correos de felicitación de un hombre que me preguntó si haría un relato respecto a una fantasía que tenía.

“Sería un relato erótico en el que, después de más de 10 años de matrimonio, el marido comparte con su mujer su más secreta e intensa fantasía: Que ella le sea infiel con otro hombre, con un hombre mucho más dotado, mucho mejor amante que él”.

Me pareció algo factible y acepté el encargo, unos días después le envié lo que había escrito y… AAAAAAaaaaaaaaa. En ese momento tuvo que parar, porque Violeta había seguido con sus manejos a pesar de que no se perdía detalle del relato y consiguió llevarlo al orgasmo y obtener su recompensa, un reguerón de semen resbalaba por su rostro y lo probó tímidamente al principio y lo fue relamiendo a continuación como el mejor de los manjares, al rato y algo más relajado aunque ella seguía en la misma posición; apoyando la cabeza en su abdomen y lamiéndole el desfallecido sexo, Abel prosiguió con su relato.

Le envié lo que había escrito fruto de mi imaginación; donde relataba el camino recorrido por su esposa desde la tranquilidad y aburrimiento de la vida marital que ambos tenían, hasta colocarla en los brazos y cama del mejor de los amantes que nadie pueda imaginar; alguien que la trataba como una reina al tiempo que consiguió proporcionarle tanto placer que la hizo replantearse su forma de actuar respecto a su esposo; ese hombre que deseaba ser cornudo y conocer sus andaduras con otros para su propio placer.

Hice en el relato que le envié, que ella, en un alarde de valentía y llevando la humillación al extremo le planteara una difícil disyuntiva que lo forzaba a tomar una decisión radical, el tipo quería ser humillado en la fantasía y eso quise hacer.

O aguantas lo que tanto deseabas sin plantearme problemas o voy a un programa sensacionalista de televisión; donde cuento, aportando grabaciones de las muchas veces que me lo has pedido; eso de lo que me acusas y que ahora que has conseguido no quieres admitir, todo antes de que me ates por otros diez años con tu forma de tratarme.

Si las niñas han de pasar por algún tipo de vergüenza o sufrimiento al menos que sea por una buena recompensa y me consta que mi amante será un buen referente para ellas.

Evidentemente al tipo no le gustó la forma en que resolví el tema y me pidió que lo desarrollara de otra forma, aportó más datos sobre su relación, asegurando que todo lo contado pertenecía a su vida real. En ese punto, Violeta comenzó a moverse situándose encima de Abel y acuclillándose encima de él comenzó a penetrarse sin apartar la mirada; esa mirada de satisfacción que solo pueden lucir quienes son felices de verdad.

Tomó las manos de Abel y las apretó contra sus pechos y comenzó a botar con un ritmo infernal hasta alcanzar un escandaloso orgasmo que Abel no dejó terminar al hacerla caer de lado y tomar las riendas de la situación, continuando con enérgicos caderazos a los que Violeta respondía con sonoros jadeos. No fue hasta que consiguió hacerla llegar en otras cuatro ocasiones en medio de tremendos espasmos que acentuaban más si cabe su placer, que Abel se permitió terminar vertiendo en ella su esencia, que a pesar del tute que llevaban no era tan escasa como cabría imaginar, esa sensación; notarse llena del viscoso liquido causaba una gran satisfacción en Violeta que estaba acostumbrada a poco sexo y siempre con preservativo. Quedaron como en las ocasiones anteriores abrazados, besándose como si no hubiera un mañana y es que era lo que más necesitaba Violeta, algo que nunca imaginó y que al poco de conocerse Abel averiguó; carecía de esa especial atención que toda mujer merece y necesita, ese cariño que nada tiene que ver con el amor; tan solo con la estimación que revierte en la autoestima. Los agradables 25 grados de la estancia no hacía necesario abrigarse, pero un repentino escalofrío recorrió el cuerpo de la mujer y Abel tiró de la ropa de cama para cubrirse ambos y después abrazó a Violeta que se acurrucó en él instándolo a continuar.

Entonces, fue cuando me contó el tipo de sexo que teníais o más bien que no teníais.

Por favor, sigue contándomelo como si se tratara de perfectos desconocidos, quiero verme desde fuera.

Entonces fue cuando me contó algunos detalles del tipo de relación que mantenía con su esposa, al preguntarle si tenía cuentas de correo y Facebook, me las facilitó sin preguntar para que las emplearía, con la complicidad de mi amiga Nuria que vive en Tarragona a quien puse al corriente de mi plan; empleando su imagen para la cuenta de correo y su cuenta de Facebook trabé contacto con la esposa, al principio me costó que se soltara y confiara lo suficiente en mí, pero al exponerle mi ficticio caso conectamos.

Le conté, que desde que nos casamos solo tenemos sexo dos o tres veces al mes y eso me parecía bien porque mi esposo no exigía más, pero cada vez me resultaba más duro soportarlo y durante tiempo pensé que era una obsesa al querer mucho más; una amiga me mostro una página de internet donde se hablaba de sexualidad y comprendí que de haber un enfermo se trataba de él.

Como imaginaba, sus respuestas me indicaban que lo contado por su esposo era cierto y ellos tenían muy poco sexo; tardó unos días a confesármelo y cuando lo hizo me deshice en disculpas tratando de ser lo más creíble posible y reiterando que no había sido mi intención violentarla, su respuesta fue la esperada y se interesó por mis siguientes pasos.

Después de confesarle, que en la única época en que había tenido buen sexo fue cuando decidimos tener una criatura; durante unos meses teníamos sexo al menos tres veces en semana y sin preservativo, ella coincidió en que una de las cosas que más la desalentaban era precisamente ver como preparaba el preservativo sobre la mesilla anunciando así que esa noche “habría fiesta” pero al terminar, invariablemente después de despojarse del condón se daba la vuelta y se quedaba dormido sin decir palabra, además en cuanto quedó embarazada y lo comunicó a la familia alguien que no especificó le había dicho.

Ahora nada de marranadas porque se puede malograr el feto.

Ni que decir tiene que eso me pareció escandaloso, pero era la forma de pensar de quienes la rodeaban y no quise chocar frontalmente con ellos y le conté que algo semejante me había dicho “mi esposo” para eludir su responsabilidad como tal y justificar la falta de sexo, con el siguiente embarazo tuve menos suerte, pues si bien con el primero tardé casi seis meses en quedar embarazada, con el segundo enganche al primer mes y eso acortó el tiempo de buen sexo sin preocupaciones.

Cuando deje de amamantar al pequeño, mi esposo ya no tenía excusa para seguir apartado pero continuó con su dieta de solo un par de polvos al mes.

Como si no tuviera importancia, le conté que me había comprado algunas cosas para satisfacerme pues me aterraba pensar siquiera en tener una aventura y terminar separándome si me descubría.

Ella me preguntó. 

.-¿Qué tipo de cosas?

Y le hable de “las bolas chinas” que hacía unos meses que empleaba a diario y de un huevo vibrador que solo podía emplear en la intimidad del baño de casa; lo guardaba todo en un cajón con los utensilios de costura; un lugar donde él no miraría ni en un millón de años.

Unos días después me confesó que había entrado en un sex shop virtual solo para satisfacer su curiosidad y conocer de primera mano que es lo que se podía comprar y como eran en realidad esos objetos, unas semanas después me envió algunas fotos de lo que había comprado y muy orgullosa me dijo que ya lo había estrenado, se trataban de lo mismo que yo le había comentado; unas bolas chinas y un huevo vibrador con mando a distancia.

Hasta la siguiente semana no saque el tema de los anticonceptivos y fue de una forma casi fortuita aunque estaba muy bien planeada.

En ese punto Violeta dijo.

Tengo hambre, esta mañana solo he tomado un café y he venido directamente desde casa. ¿Tienes algo? Es que no sé si aguantaré hasta la hora de irme con el tute que levamos y lo que nos espera todavía.

¡Tengo unas pizzas! En realidad tengo más cosas pero creo que lo más rápido será poner un par en el horno y en unos quince minutos podemos estar comiendo. ¿Te apetecen unas croquetas? Son caseras, de pollo y jamón; me salen muy buenas.

Sácalas y las frio en un momento.

De eso nada preciosa, eres mi invitada y me toca a mí servirte como mereces, el día que estemos en tu casa ya harás lo que quieras.

Abel puso el horno en marcha y una sartén en el fuego, mientras se calentaba el aceite dispuso las dos pizzas cortadas a cuartos para que cupieran en la bandeja y en cuanto llegó a 140º la metió para que se fueran haciendo, el aceite ya chisporroteaba y comenzó a colocar las croquetas que fue friendo de tres en tres para evitar que se enfriara el aceite y se reventaran.

Entretanto, extendió mantequilla sobre unas rebanadas de pan de molde y preparó pepinillos troceados, atún y pedazos de jamón picado y unas anchoas, después troceó el pan en pequeñas porciones distribuyó lo picado por encima con cierto orden y los colocó en una bandeja; había preparado unos canapés en unos instantes y como había dicho solo unos minutos después estaban sentados a la mesa dispuestos a comer.

¿Cómo te las apañaste para disponer de todo un día para nosotros?

Le dije a mi marido que tenía que hacerme una analítica y por eso debía salir tan pronto de casa y que llevara el a las niñas a la escuela, en la empresa me he tomado uno de mis días para asuntos personales; me quedan otros dos y alguno más que conseguiré si trabajo algún sábado por la mañana, o quedándome alguna hora más por la tarde o a mediodía.

Después de atacar su primer pedazo de pizza y tomar un trago de vino Violeta dijo.

Ya.  Ya puedes continuar porque está muy interesante.

Parecía que no fuera con ella por la expresión de curiosidad y Abel continuó desde donde lo había dejado, ambos vestían albornoces y se sentían cómodos.

Comencé a tomar anticonceptivos orales y cuando llevaba dos meses le dije a mi marido que el médico me lo había recomendado para regularme la regla y además ya no haría falta emplear condones.

Dejamos de emplearlos pero no sirvió de mucho ya que no se esforzaba en darme más sexo ni me permitía que yo le hiciera nada nuevo.   

Le comenté a Violeta “desde que comencé a usarlos me siento aún más excitada que antes y necesito masturbarme con más frecuencia aunque no es lo habitual; dicen que el apetito sexual disminuye pero la sola idea de que podría tener sexo cuando quisiera me enardece” 

¿No quieres intentarlo?

A pesar de que en internet se lee lo contrario puede que te suceda como a mí, y perder el miedo a un embarazo te ayude a sentir la necesidad de más sexo y entonces tu vida en general mejorará.           

Su respuesta a este asunto tardó en llegar y me sorprendió gratamente. Entretanto, continuamos charlando de otros asuntos, como lo eran las masturbaciones en el trabajo, yo le contaba que solía ir al baño a media mañana mientras mis compañeras compartían un café, y así desahogarme y poder afrontar el resto de la jornada.

Una mañana le comenté que había conocido a un tipo en Facebook que me parecía muy simpático además de excitante por la forma de hablarme. Reaccionó con curiosidad pidiendo que le contara con detalle el contenido de nuestras conversaciones y logre ponerla cachonda con el relato de una de esas sesiones de chat en que nos masturbamos mientras estábamos en línea y por fin me confesó.

He comenzado a tomar la píldora que me recomendaron en planificación familiar y me siento rara, los primeros días no noté nada, pero ahora, estoy deseando llegar a casa para jugar un rato con los aparatitos que compré y algunas noches incluso me masturbo en silencio junto a mi marido, pero la repulsión que siento hacia él se ha acentuado.

Pocos días después le conté que había hecho una locura; había quedado con mi admirador de Facebook porque comentó que tenía que viajar a Valencia por negocios desde Barcelona que es donde reside.

Le referí con detalle donde y como nos encontramos, y todo lo que hicimos en la mañana que pasamos juntos; estaba pletórica y Violeta se contagió del entusiasmo llegando a donde yo quería desde hacía meses y preguntó.

¿Cómo se llama ese hombre? ¿Crees que podría conocerlo aunque solo fuera por chat? Me siento muy rara. Creo que estoy. ¿Cómo te diría? ¿Celosa? ¡No! No es eso. Más bien se trata de envidia sana.

Saber que alguien es capaz de hacerte sentir así es impensable para mí y por ello me gustaría probarlo alguna vez, pero sería incapaz de conectar con alguien así yo sola. ¿Me quieres ayudar? Es evidente que no te lo voy a robar; cuando viaje a Valencia será todo tuyo pero mientras esté en Barcelona podríamos vernos alguna vez.

Sin que se notara demasiado mi entusiasmo le respondí que no había inconveniente en comentárselo a Abel, que así es como se llamaba el tipo y poco después comenzaron las comunicaciones directas entre los dos.

Ahora ya sabes cómo conseguí interesarte. ¿Serás capaz de perdonarme?

Naturalmente, y espero que me hagas feliz por mucho tiempo; ya sé que no se trata de amor ni es lo que pido, pero sí que me hagas vibrar y me permitas aprender a tu lado.

Diciendo eso, Violeta comenzó a moverse hasta quedar arrodillada en el sofá con el culo en pompa, apartó los cachetes con sus manos y le pidió que no fuera demasiado considerado.

Antes de conocer a mi marido, tuve un novio con el que nunca llegue a follar pero me enculaba cada vez que podíamos; al conocer a mi esposo eso se terminó y jamás tuve sexo anal; él lo considera una aberración y yo, yo creo que de haber seguido por ese camino nuestra vida sexual sería muy distinta.

Abel no se lo pensó, de una zancada se aproximó a la mesa y tomó el tarro de la mantequilla, y como en el “Último tango en Paris” la empleó para lubricar la zona y los dedos con los que fue haciendo un masaje, primero con uno y después con dos hasta que pensó que ya podía iniciar la penetración, al principio le costó un poco pues no quería lastimarla, pero en cuanto el capullo rebasó el anillo anal fue ella la que culeó para ensartarse en el vástago que Abel que no reculó en absoluto.

Sujetándola por las caderas inició un bamboleo cada vez más feroz oyendo a Violeta como jadeaba y trataba de recuperar el aliento pues parecía que le costara respirar; así siguieron hasta alcanzar un escandaloso orgasmo.

Abel continuó y consiguió verterse en ella unos minutos después y se derrumbaron sobre el sofá sin salirse y respirando trabajosamente ambos.

Al rato fueron al baño y después de tomar una ducha se vistieron; se acercaba la hora de regresar a casa.

¿Cuándo te veré? Aún no te has ido y ya te echo de menos.

Desde hace semanas hablo en casa de la despedida de soltera de mi inexistente amiga Inés que será el próximo sábado, nos veremos donde me digas pero me gustaría que me llevaras donde se te ocurra antes de regresar aquí.

No te apures porque te daré una buena sorpresa.

La acompañó como las otras veces hasta la esquina anterior de su casa y se despidieron con un fugaz beso.

Quedaron en encontrarse el sábado a las nueve donde la solía dejar y de allí fueron a un bar musical donde tomaron unas copas; Violeta estaba espectacular con un vestido que insinuaba más que mostrar sus gracias y Abel se complacía de que otros hombres y mujeres la admiraran, fueron hasta un bufet y picaron algo; ella se sentía especial y es que también se daba cuenta de cómo la miraban y eso sube la autoestima a cualquiera.

Al rato, llegó un grupo que si estaban celebrando una despedida de soltera y se unieron a ellos en los brindis; entregándole el móvil a Abel les pidió si podía tomarse algunas fotos con ellas y le colocaron una diadema, la rodearon y abrazaron como si fueran amigas de toda la vida y Abel tomo una docena de fotos poniendo caras muy simpáticas.

El ambiente era propicio para lo que Abel había pensado y bailando llegaron cerca de una columna, sin dudarlo apoyó a la mujer contra ella y le bajó el vestido dejándolo arrollado en la cintura besando sus pechos sin ningún recato; fue tal la sorpresa de Violeta que no reaccionó y se dejó llevar por el momento, después, Abel apartó lo que le estorbaba y la penetró allí mismo de pie.

Dos de las chicas de la despedida, vieron la situación y se colocaron a los lados de espaldas como parapeto y así Abel logró que Violeta alcanzara uno de los orgasmos más escandalosos de su vida pero sus jadeos y gritos se confundieron con el ambiente ruidoso del local, mientras se recomponía la ropa una de las chicas les dijo.

.-Si mi hombre fuera capaz de algo así sería la mujer más feliz del mundo.

A lo que Violeta respondió oyéndose como si hablara otra persona.

Si mi hombre me hiciera algo así, no me lo tendría que hacer este otro.  Busca a quien te satisfaga y disfruta, porque la vida son cuatros días y “la mitad sale lloviendo”

Las chicas estallaron en una carcajada y se despidieron regresando con el grupo; al parecer lo contaron a algunas de sus amigas porque las siguiente tres copas estaban pagadas, poco antes de las doce marcharon para casa de Abel, al entrar Violeta le hizo una petición.

Quiero que me hagas un reportaje fotográfico con mi móvil. Estoy harta de que mi marido me espíe y cuando lo haga quiero que se lleve una sorpresa.

Le entregó el móvil, puso algo de música y comenzó un estriptis de lo más sensual; incluso ella se sorprendió de cómo lo hacía pero es que entre los últimos cambios en su vida y las copas estaba más que motivada para lo que estaba haciendo.   Abel no perdía detalle ni la oportunidad de captar lo más relevante de cada momento.

Tan solo ataviada con el diminuto tanga, se arrodilló entre las piernas de Abel y comenzó a jugar con su verga que sacó sin dificultad a pesar del tamaño; él estaba encantado por el giro que estaba tomando la situación; no le importaba tanto el sexo que tuvieran o no esa noche como el paso que la mujer iba a dar; le plantaría cara al esposo y además de una forma ingeniosa.

 Violeta se recreó lamiendo y relamiendo el capullo antes de tratar de engullirlo; para sorpresa de Abel logró llevarlo hasta el fondo de su garganta sin apenas problemas y se fue follando la boca hasta lograr que descargara su esencia que fue tragando mientras pudo y el resto fue a parar sobre el rostro, los pechos y al mostrar la lengua se veía una gran cantidad que paseo adentro y afuera hasta que la hizo desaparecer.

Ella se puso en pie y tirando de las manos de Abel fueron a la habitación, allí lo desnudó y le hizo tender en la cama, se colocó a su lado y estuvo besando su cuerpo hasta conseguir otra buena erección, entonces se acuclilló encima y le dijo que tomara una serie mientras se ensartaba.

Después de tomar esas fotos solo se dedicaron a follar; Violeta sacudía la cabeza mientras Abel no le permitía terminar un orgasmo y con gran crueldad lo encadenaba con otro y otro y otro más, el, se corrió en dos ocasiones pero recurrió a la masturbación para mantener la excitación en la mujer y no dejar que se relajara en absoluto, quería y consiguió que esa noche fuera inolvidable y que ella deseara rememorarla en el futuro.  Rendidos al fin, quedaron tendidos en la cama uno junto al otro con las manos entrelazadas y respirando trabajosamente.

¿Seguirás siendo tan bueno conmigo dentro de unos meses?

Todo depende de que quieras que lo sea. Estoy dispuesto a hacerte la mujer más afortunada del mundo y a tu esposo el mayor de los cornudos ya que es lo que ambos deseáis con tanto ahínco.

Ahora que estamos descansados tómame algunas fotos más de cuerpo entero.              

Después se colocó detrás de Abel y rodeando su cuerpo, con las manos le agarró la polla con ambas y aún asomaba el capullo, tomo varias más a instancias de la mujer antes de que se arrodillara sobre la cama y tras apoyar la cabeza en la almohada pedirle que la sodomizara pero documentando al menos los inicios.

Abel no se hizo de rogar y tomo varias fotos mientras paseaba la verga arriba y abajo, y después mientras ella la guiaba fue sacando más hasta pegar su pelvis a los cachetes de ella.

Soltó el móvil para sujetarle bien por las caderas y le fue dando hasta que se vació por completo, sin tener la certeza de cuantas veces más se había venido ella; de no conocer sus vivencias anteriores y estar convencido de que eran ciertas, cualquiera dudaría de que unas semanas antes, esa mujer solo tenía sexo una vez cada dos; había sido un acierto tomar esa pastillita azul antes de salir del bar y evitar tomar alcohol.

Se quedaron en la cama un rato como adormecidos, pero en realidad ambos en silencio estaban dando un repaso a lo vivido últimamente.

Decidieron dar la jornada por terminada y se dieron una ducha en que Abel se dedicó a lavar amorosamente a esa mujer con la que tan bien se encontraba, se secaron y mientras se vestían ella le dijo.

¿Me permites emplear tu ordenador? Quiero hacer algo y solo será un momento.

Levantó la tapa y lo puso en marcha, al ser personal no tenía contraseña, Violeta se sentó frente a él y descargó las fotos que se habían hecho esa noche y unos minutos después dijo que había terminado; marcharon y la dejó donde la había recogido unas horas antes. Eran poco más de las siete de la mañana del domingo.

Entro en casa y Julián su esposo la estaba esperando en el salón con evidentes muestras de no haber dormido.

¿Cómo es que vienes tan tarde? ¿Qué te ha pasado? Pensaba que llegarías a la una, o quizás a las dos a más tardar. ¿No recuerdas que les dijimos a las niñas que iríamos al zoo esta mañana?

Voy a darme una ducha, claro que recuerdo que tenemos que ir al zoo con las niñas pero estaba tan bien que me ha costado regresar

Con muy mala sangre Julián preguntó.

¿Ligaste? Porque esas salidas de mujeres solas es una buena oportunidad para ligar.

Ella le respondió que le habían tomado unas fotos y que las podía ir viendo mientras ella terminaba de darse la ducha; que había borrado las anteriores y todas eran de esa noche; abrió el agua a tope para despejarse totalmente, consciente que pronto aparecería Julián para pedir explicaciones que tenía dispuestas de antemano.

Julián se quedó helado cuando vio las primeras fotos del estriptis de Violeta, pero a medida que iba pasándolas y aparecían las siguientes un temblor se apoderó de todo su cuerpo y cuando pudo reaccionar fue al baño y preguntó que significaban esas fotos.

¿No eres capaz de reconocerlo tú solo? Ligue y tengo un amante como me aconsejaste durante tanto tiempo.

¿Pero cómo? Si eres incapaz de algo semejante. Siempre decías que nunca lo harías. ¿Cómo me haces algo así?

Chico no hay quien te entienda. ¿Querías o no querías? Bueno, ahora ya no tiene remedio, Abel es sensacional y seguiré con él mientras me lo permita, pero si algún día nos cansamos el uno del otro ya sé cómo conseguir un sustituto.

¿Acaso piensas que no tengo nada que decir?

Solo felicitarme por tan buena elección. ¿Te has fijado que polla tiene? Eso sí que es una buena polla y no lo que tienes tú.     Pero que le haremos, cada uno tiene lo que tiene o lo que le prestan y como ves, esa está a mi entera disposición.

No permitiré que sigas con esto, te echaré de casa si no lo dejas y esas fotos las voy a borrar ahora mismo, no quiero verlas nunca más.

No te esfuerces, antes de venir las he guardado en la nube y además las tengo en un álbum personal en mi cuenta de Facebook que si prefieres puedo hacer público, en cuanto a eso de echarme de casa piénsalo bien; has sido tu quien me ha pedido por activa y por pasiva que tuviera un amante y te contara lo que hacía con él, con eso me has martirizado durante meses y por fin lo has conseguido.

Te recuerdo que soy ordenada y minuciosa. Tengo varias grabaciones donde me instas a tener un amante y aunque en España el adulterio ya no está penalizado, esas historias se pagan muy bien en algunas cadenas de televisión y el cuarto poder en realidad para mucha cosas es el primero

¿De donde has sacado esa idea? Lo he leído en algún sitio pero no recuerdo donde.

Lo escribieron en el primer relato que te hicieron con lo que contaste de nosotros y que tan mal guardaste, ahora creo que es una idea excelente y la hago mía por si la necesito.

Dime al menos donde lo conociste y como os encontráis, lo he sabido porque me has dejado ver estas fotos pero de otro modo me habría sido imposible.

Algunas tardes no voy al gimnasio; recuerda que salgo tarde algunas noches, también las mañanas de sábado que he de ir a terminar alguna cosa, y esas veces que voy de compras y regreso furiosa porque no he encontrado lo que buscaba. Todos esos momentos son ideales para disfrutar de buena compañía.

Nunca habría imaginado que fueras una mujer tan ardiente, ahora podremos tener una vida sexual plena y bien pensado ha sido una suerte que ese hombre te abriera los ojos y te preparase para mí, te perdono pero no vuelvas a verlo nunca más.

No te equivoques, no hay nada que puedas perdonar porque no he hecho más que seguir tus indicaciones, y no creas que tendrás algo de eso que has visto, nosotros seguiremos como hasta ahora y como mucho te contaré algunas de las perrerías que me hace Abel pero solo para que te la peles pensando lo bien que me lo paso, y ahora despierta a las niñas mientras me visto porque tenemos que desayunar antes de irnos.

Eres perversa, pero quizás esa sea la condena por el tiempo que he tratado de que tuvieras un amante pensando que eso lo arreglaría todo. ¿De verdad no me darás ni un poco de eso tan rico? ¿Ni una mamada? Con eso sería suficiente.

A lo sumo que puedes aspirar, es a lo que se proponía en aquella primera versión del relato de nuestras vidas, que me hagas sexo oral; aunque nunca has sido partidario de hacerlo será una forma de que pases más tiempo con mi sexo cerca de ti y puedas pajearte después de terminar, follaremos alguna vez pero seguirás empleando condón.

Las cosas se ponían difíciles para Julián y es que no se puede jugar con fuego si no se está dispuesto a quemarse de vez en cuando.

 Violeta tomo el control de su vida y salía cada mes al menos dos sábados por la noche y regresaba de madrugada, los otros dos sábados tenía que ir al trabajo para terminar algunas cosillas y cada vez que se le ocurría llegaba a casa algo más tarde de lo habitual y siempre congestionada, en cuanto a Julián se hizo un experto en sexo oral y un gran pajillero pues tenía suerte los meses que mojaba dos veces y siempre con condón y entre bostezos y criticas de Violeta que siempre comparaba su “pichilla” con la enorme polla de Abel.

Por su parte, Abel seguía siendo el principal amante de Violeta pero supo que se había fijado en un joven; una tarde mientras descansaban le preguntó y ella lejos de negarlo le confirmó que estaba “preparando a un chico” para que la follara como le gusta, aunque quería seguir viéndose con él mientras quisiera estar a su lado.

Entre unos y otros habían creado un monstruo, pero Violeta es quien mejor se lo pasa.

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Agradecería todo tipo de comentarios tanto aquí como en mi correo [email protected]

© PobreCain

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