Nuevos relatos publicados: 13

Historia en capítulos 10 La vuelta

  • 31
  • 11.227
  • 9,50 (14 Val.)
  • 0

El camino de vuelta se hace aburrido, después de los besos de despedida María se ha metido en el coche,  miramos por las ventanillas nostálgicos como va pasando el paisaje, papá y mamá hablan de sus cosas, complejas para nosotros o que no nos interesan, escucho que se va a adelantar la mudanza a la nueva casa porque los decoradores están haciendo un gran esfuerzo y puede ser en poco tiempo, llegamos y directamente desde el garaje subimos nuestro equipaje, ahora sí se despierta un ligero frenesí, después de una despedida viene un reencuentro, Águeda nos saluda con besos de júbilo, nosotros también.

Estoy en la terraza mirando la playa, el Paseo Marítimo y el mar, otra vez el conocido paisaje que pronto abandonaremos y voy al despacho de papá para usar el teléfono si es que no está ocupado.

En casa de Carlos no hay contestación ni en la casa de Sergio ni en la de Raúl, quiero salir para dar una vuelta pero no me lo permiten, están a punto de servir la comida y primero hay que comer.

Medito…, pienso…, voy intentando hilvanar un discurso, buscar la forma de decirlo…, las ideas vienen y se van, hablar sin herir, sin causar daño, explicar…, sacar a la luz tus sentimientos. A veces parece que tengo las palabras exactas y un minuto más tarde parecen insulsas, sin sentido…, ¿mejor callar, no hablar, guardarlo para ti…, y si se pudre y después hace más daño?

Todo es un mar de dudas y no logro coordinar las oraciones, ¿primero qué, y luego…, y si no lo entiende? Tan fácil que fue con Alonso y ahora me estoy armando un lio, me canso de pensar y salgo a la calle, me acercaré a la casa de Carlos para preguntar al portero si sabe algo, si ya han llegado, inicio la bajada por la cuesta y he andado unos metros.

-Álvaro…, Álvaro…, espérame Álvaro…

Me detengo y me vuelvo, saliendo de su portal está Raúl que me pide que detenga mi camino, está igual  de adorable que siempre pero más morenito, su rubia-cobriza media melena, ahora un poco más larga y con mas brillos rubios, salta juguetona al viento en su rápido caminar, lleva un pantalón corto que deja sus piernas libres, los abundantes vellos rubios de sus piernas brillan al sol, viene guapo a rabiar con una mágica sonrisa que le favorece alegrando su rostro, y pensar que hace unos meses por poco se lo desfiguro, no habré visto un ser más bello que Raúl, bueno sí, Amadeo puede parecérsele, llega hasta mí y me da un fuerte abrazo que correspondo y me llega el aroma de su cuerpo, luego me mira con detalle.

-He llamado a tu casa y no había nadie, bueno nadie cogía el teléfono, ¿cuando has llegado, cómo estás?

-Hace un par de días que estoy aquí, creo que he sido el primero en llegar y no te hemos cogido el teléfono porque estábamos de compras y…, pues ya ves como estoy. –Se aparta y da un giro completo para que lo vea-.

-Si…, muy guapo…, quiero decir muy moreno. –El rojo se le sube a la cara-.

-Tú también estás muy moreno, has tomado mucho sol y oye…, ¿dónde vas?

-Voy a casa de Carlos a preguntar al portero si sabe cuando llega, he llamado a su casa y a la de Sergio y no contesta nadie.

-Creo que no han llegado pero si no te importa te acompaño no tengo otra cosa que hacer.

-Bien vamos.

Le he pasado el brazo por los hombros amigablemente y vamos cuesta abajo hacía la casa de Carlos. Como era previsible el portero no sabe absolutamente nada. No tenemos más cosas que hacer y Raúl sugiere bajar hasta la playa o el Paseo.

Estamos sentados en el pretil que separa el Paseo de la playa, a Raúl se le han subido las cortas perneras de los pantalones y juega con sus rubios vellos tirando de ellos.

-Joder…, Raúl deja de hacer eso, se me pone la piel de gallina.

Raúl no debe haber entendido o va con retraso porque sigue tirando de sus pelillos, le doy con la mano para que deje de hacerlo y en ese momento la retira, la mía llega más allá de donde debiera y golpeo sin fuerza en el bulto que se encierra allí.

-Perdona…, perdona Raúl…, no debía…, no tenía que…

-No…, no…, no…, no ha sido nada…, no importa…

Ahora sí que nos hemos puesto rojos los dos, nos miramos y soltamos una carcajada al unísono.

-Oye mañana tengo que ir al Náutico para renovar que quiero continuar en el Club de Remo el próximo curso, ¿quieres que te llame y vamos los dos, si no tienes algo mejor que hacer, me harías un gran favor?

-Me parece perfecto así nos entretenemos el uno al otro.

-¿Por qué no te apuntas tú también?, no te vendría mal para tonificarte un poco, además te lo pasarías bien, los chavales son majos.

-Pues algo de falta ya me hace pero lo tengo difícil, este año casi no he acudido al Club de Yudo y María y Sergio han tenido que ir solos, ha sido culpa de los estudios y ahora apuntarme a otra cosa, pues como que no me lo van a permitir en casa.

-Ya…, falta no te hace, tienes suerte con la genética, pero oye es divertido.

-Si…, exactamente tú vas a hablar de mi genética, no se…, no se…, igual ya conoces que nos vamos a cambiar de casa dentro de unos meses al lado del Náutico, no se…, igual entonces al estar más cerca…, pero yo de eso no sé nada, no sé ni coger un remo.

-Yo también desconocía todo hace unos meses y ahora pues me gusta, además es un deporte que hay que practicar en equipo o con un compañero, yo te enseñaré.

-Que no te prometo nada, además le digo a Carlos que me voy a colocar uno de esos trajes que usáis tan…, tan…, ya me entiendes y a propósito, ¿tú no conocerás a un chico que se llama Amadeo verdad?

-Jolín y quién no conoce a Amadeo si es la leche en el club aunque él es del de Vela, ¿y de que lo conoces tú?

-Este verano he pasado las vacaciones con él, bueno todos los veranos pues tienen una casa en el mismo pueblo que mis padres y desde hace años somos amigos del verano, yo desconocía que vive aquí o sea que fíjate, ¿y por qué es la leche, ehh?

-Es muy bueno con la vela y gana competiciones en su categoría, vamos que en el club se lo rifan y además pues…, ¿tú ya sabes cómo es…, no? –hace un gesto raro, que no entiendo con sus manos.

-No…, no sé como es, si no te explicas, no se…, no lo conozco fuera del tiempo de vacaciones, a mi me parece un chaval majo.

-No…, sí que es majo, es que quiero decir pues…, que como es tan así…, tan…, pues las chicas del Club pues…, vamos que andan como loquitas…, no sé si me entiendes.

-¿Ya…, quieres decir que es guapo y las chavalas se lo rifan, no?, pero tú también eres guapo y también a ti se te echarán en los brazos.

Joder se ha vuelto a poner rojo, tengo que dejar de echarle piropos o no sé lo que va a pensar, pero bueno puede pensar lo que quiera ya sabe como soy y lo mío con Carlos pues lo conoce de primera mano.

-No…, ya…, si…, pero bueno yo soy como nuevo en esto, Amadeo esta en el Club de Vela desde niño, gana premios, hace que el Club se conozca y eso da para mucho.

-O sea que las chicas están coladitas por Amadeo y en segundo lugar por ti.

-Bueno…, yo no he querido decir eso.

-Es una broma Raúl, perdóname, a veces soy un poco pesado, ya lo sabes, pero está bien tener dos amigos en el Club y  vaya amigos, podéis presentarme a vuestras amigas y…, amigos…, igual os quito alguno.

Raúl ahora nota la chanza y se ríe, tiene una risa cantarina, un poco alta, la verdad es que se está muy bien con él a solas y es un tipo agradable en el trato, nunca hemos llegado a tener confidencias y nuestro trato siempre ha sido en grupo.

-Anda…, vamos a dar un paseo que tengo las piernas dormidas.

Vamos hacía el final de la playa, hay chicas y chicos que nos miran al pasar con disimulo algunos y otros descarados, es verdad que yo también miro a alguna y a alguno, Raúl va cabizbajo, paso mi brazo por su cintura y le digo al oído.

-Vamos a escandalizar un poco y lo aprieto contra mí.

Y escandalizamos, joder que lo hacemos, hay algunos que nos miran alelados y suelto la cintura de Raúl porque, de lo contrario, se funde de lo rojo que está.

-Joder Álvaro me estás haciendo pasar la mayor vergüenza de mi vida.

-Vale…, vale hombre, la próxima vez te doy un beso en los labios y ya se te quita la vergüenza para siempre.

-Ay…, joder Al, va a hacer que me esconda en la arena.

-Bueno ya vale de chunga cuenta cosas de tus vacaciones, te dejo hablar a ti.

-…Un día que habíamos salido excursión, toda la cuadrilla con las bicis, y a la vuelta teníamos que bajar una pendiente muy pronunciada, a mi primo se le rompieron los frenos y con los pies era incapaz de parar la carrera, enfrente tenía el río y a izquierda y derecha las huertas, decidió que no quería bañarse y la opción para aterrizar fue una huerta donde entró como un elefante en una cacharrería, estaba justo en un sembrado de sandías y al caer golpeó con la cabeza en una que se despanzurró y el hortelano corriendo………………………..  Bla………….bla……………..bla………………bla…………..

Escuchaba y escuchaba, aventuras inverosímiles que nos suceden a todos en vacaciones, Raúl camina gozoso sacando a la luz sus recuerdos, me gustaba escucharle y ver la gesticulería que se llevaba como si fuera él, en ese mismo momento, el que retiraba los restos de la sandía que se habían enredado en su bella cabellera, a veces nos perdemos cosas maravillosas de nuestros amigos porque no los escuchamos, recuerdo cosas de Sergio pero del resto de mis amigos no tengo recuerdos, han sido amigos de toda la vida pero desconozco como son y lo que piensan y hasta lo que sienten, una pena.

No para de hablar, jamás pensé que Raúl fuera así, tendré que escuchar a los demás, no nos hablamos y no nos comunicamos lo que sentimos, Sergio y yo no hemos vuelto a hablar de lo sucedido aquel día con Carlos, desconocía lo que él pensaba al respecto, mi cuenta-cuentos particular me mira de vez en cuando y le hago una señal con la cabeza de asentimiento o le hago una pregunta que le hace dar un giro y empezar otra ocurrencia que vivieron.

Hemos llegado hasta la casa color teja, conde vive Amadeo.

-Raúl, mira…, en esta casa vive Amadeo. –descansa de hablar, creo que hasta le ha molestado que le interrumpa-.

-Jolín que casa, esto es siete veces la mía.

-Pues vamos a ir por esta calle lateral de la casa porque enfrente creo que cae la nuestra, quiero ver cómo van las obras que papa dice que casi están acabadas.

Hemos recorrido toda la callecita, atravesado la carretera y el Paseo de Tilos y allí, casi enfrente, se encuentra la casa, ya no hay grúa ni materiales de construcción, están trabajando el pequeño jardín que la rodea, como tres o cuatro metros de fondo, pequeño, pero para mí más que suficiente, se ven pocos operarios y pienso que papá tiene razón, están avanzando mucho.

-Mira…, esta va a ser mi futura casa, bueno…, y de mis amigos ehh.

-Estas a cinco minutos del Club, ahora sí que podrás apuntarte a remo.

-No te prometo nada, pero no lo veo fácil, la verdad, en casa dicen que los estudios son siempre lo primero.

Volvemos al Paseo Marítimo y poco a poco vamos subiendo la cuesta hacia casa, cuando llegamos ante el castaño de indias donde se desencadenó todo el problema con Raúl  este se detiene.

-¿Sabes Al…, me alegro de todo lo pasado aunque en su momento fuera malo?

-¿Por qué Raúl…, bien pude haberte roto tu bonita cara, ehh?

-Pues…, bien me lo gané y al final ha servido para que nos conozcamos más y seamos mejores amigos.

-Tienes parte de razón chico, sí…, algo de razón no te falta.

Pasamos el portal de Carlos y al llegar al mío nos despedimos antes me dice que a la mañana pasará a recogerme, espero a que Raúl se meta en su portal y retrocedo en mi camino, llego al castaño de nuestro primer beso y en un banco cercano tomo asiento, ya empiezan a caer algunas castañas que rompen su cáscara con el fuerte golpe de su caída y el fruto sale disparado en cualquier dirección, golpean en la carrocería de los coches con un ruido metálico y…, algo sordo cuando es en la hierba donde caen.

¿Cuándo vuelves Carlos, cuando vuelves?, te necesito, quiero contarte tantas cosas…, ahh, si fueran alegres como las que cuenta Raúl sin parar, para poder reírnos con ellas, para querer que no se vayan, para llegar a desear que vuelvan algún día…, joder una castaña me golpea en la cabeza, me habrá hecho un chichón, me voy a casa, a ver si esta noche puedo espantar los fantasmas y en lugar de soñar con ellos y despertar aterrado, sueño contigo, con tus besos, en tus brazos.

Al día siguiente Raúl llega en mi busca para ir al Club a renovar su titularidad del de remo, sube a casa porque aún no estoy preparado y Águeda le ha abierto la puerta, pasa a mi habitación mientras estoy en el baño, cuando entro  lo encuentro allí enredando en mi mesa, me voy secando el agua que aún me chorrea de la ducha, en un momento dado quedo totalmente desnudo buscado ropa para cambiarme, no me pasa desapercibida la reacción de Raúl que pudoroso ha desviado su mirada pero que luego la vuelve a enfocar en mi cuerpo, me siento en la cama y fijo mi mirada en él, se ha quedado con la vista perdida en mi cuerpo.

-Qué miras Raúl que yo no estoy tan bueno como tú. –Me río-.

-Eso lo dirás tú porque yo te veo que estás macizo. –Joder que atrevimiento va cogiendo.-

Se ha levantado y se acerca a mí, mira detenidamente mis brazos y.

-Estas muy marcado. ¿Puedo? –Señala mi brazo-.

Toca mi brazo apretándolo y a mí me parece más una caricia.

-Joder…, luego dices si estás durísimo.

-Es del yudo que he practicado pero si me sigues tocando, mira como me has puesto, que soy muy sensible.

Le señalo la verga que la tengo un poquito empinada.

-Perdona, no era mi intención, lo que pasa es que tú serás un calentorro. –Va aprendiendo.-

-Calentorro o no deja de tocarme porque voy a cometer una locura y luego te vas a arrepentir.

Suelta mi brazo y señalando mi verga.

-Yo nunca he tocado una que no sea la mía.

No sé que me da pero le miro la cara, es tan dulce, tan suave y está rojo como un tomate, se le ve con tantas ganas e ilusión.

-Espera…, espera un momento…, voy a cerrar la puerta que puede entrar alguien.

Vuelvo a sentarme en la cama con un slip en la mano para ponérmelo, Raúl no se ha movido de su posición, parece que lo está pasando mal y tiene los ojos bajos.

-Ven aquí Raúl…, ven aquí anda… -Le señalo la cama para que se siente a mi lado-.

Cuando toma asiento abro los brazos y lo atraigo para abrazarle y cobijarle con ellos, Raúl me abraza muy pegado a mí suspirando y gimiendo.

-Yo te quiero Álvaro y deberías saberlo ya a estas alturas.

-Perdóname Raúl, lo sé y quizá te estoy provocando y empeorando las cosas con tantas confianzas.

-No…, no es eso, es que me supone tanto esfuerzo no poderte tocar, no poder acercarme a ti, joder que mala suerte he tenido.

Levanto su barbilla y le miro directamente a sus bellos ojos azules clarísimos, y suavemente le doy un beso en los labios, se resiste a alejarse de ellos pero al fin le retiro con suavidad.

-Ahora lo estás haciendo y no pasa nada, no sucede nada Raúl, porque me toques no me voy a romper, ahora como se hace tarde vamos a ir a donde tenemos que llegar que yo quiero que hagas deporte y te conserves guapo y en forma para hacerle la competencia a Amadeo. –se lo digo en plan de broma y me río.

Le he retirado suavemente el abrazo, ahora  mi verga está de baja, se ha quedado sentado en la cama mientras me visto con rapidez.

-Venga vamos a cumplir con nuestra obligación, al bajar la cuesta y después de volver a preguntar al portero de Carlos si han llegado, que parece que no, le paso mi brazo por sus hombros.

-Tenemos que hablar Raúl, tenemos que hablar y arreglar esto, lo estas pasando mal y no hay motivo, lo vamos a comentar y lo solucionaremos…, ¿ehh?

-¿Y oye..., hay que pagar algo por apuntarse al club de remo?

-La mayor parte lo cubre el Club con las cuotas de los socios mayores y luego hay una pequeña cantidad para los gastos que produce cada club y tienen diferentes costos, por ejemplo el club de vela supone más costo que el de remo.

-Tengo que darte las gracias por haberte brindado a acompañarme porque ahora no hay nadie y esta solo el entrenador que se encarga de todo esto.

-¿Qué sucede, no hay buen ambiente con el entrenador o qué?

-No…, no es eso, bueno ya te contaré luego.

Ya hemos llegado y nos dirigimos a pabellón donde están las instalaciones de Remo, hay mucho equipamiento por el suelo y unos señores que están seleccionando y clasificando, Raúl me lleva hasta un extremo donde se encuentras las instalaciones de vestuarios, duchas-aseos y oficinas, llama con los nudillos en una puerta y luego la abre, hay dos personas, una está sentada en una mesa escritorio y entre sus piernas tiene abrazado a un chaval que creo es más pequeño que nosotros, deshace el abrazo rápidamente cuando se abre la puerta y…

-Raúl, antes de entrar en un local hay que recibir la autorización, bueno pasa, y tú ya sabes, este año hay que mejorar bastante, ya te puedes marchar, ya hablaremos. -dirigiéndose al chaval-.

El niño, un rubito precioso, tiene su cabeza bajada y se va retirando hacía la puerta, cuando llega a ella nos mira y creo que nos agradece el haber llegado, el mayor, un chico de unos veinticinco años, alto y castaño, bien plantado y fuerte estructura que resalta en la ajustada ropa que porta, yo diría que es atractivo en su físico a no ser por su mirada que se le ve poco franca.

-Bueno Raúl, ya estás aquí y... –sorprendente, va donde Raúl y le da un abrazo que esté no corresponde.

-¿Vendrás a apuntarte para el nuevo curso, verdad, y éste también se va a apuntar?  –a mi me ofrece su mano.

En su trato parece agradable y estrecha con fuerza mi mano, está fuerte el tío.

-No…, no solo vengo a acompañar a Raúl.

-Este año tendrás que esforzarte un poco más Raúl, este curso pasado es verdad que no has estado todo el tiempo pero podrías haber hecho más, ya sabes que yo estoy aquí para ayudaros y a ti me encantaría ya  sabes.

-Si…, sí, bueno yo creí que había estado bien.

-Piénsatelo, sería bueno que te diera directrices personalmente, ya me entiendes, que te ayude a progresar.

-Lo pensaré…, pero no tengo mucho más tiempo libre y…

-Vale…, venga voy a apuntarte que queremos contar contigo y espero que colabores también con tu esfuerzo.

Han terminado de hacer las labores administrativas de renovación, cuando Raúl ha tenido que firmar en una ficha el entrenador le ha ofrecido su bolígrafo y al cogerlo Raúl ha sujetado un momento su mano mirándolo fijamente a los ojos, Raúl ha temblado un instante antes de estampar su firma, luego ha depositado el bolígrafo en la mesa.

-Nada más, sólo quería cumplir este trámite.

-Pasaremos el importe a la cuenta de tu papá y ya le hablaré de que vas muy bien, ¿me entiendes?

Nos despedimos sin contacto personal y salimos a la calle, Raúl parece que suda y aspira aire como si le faltara el oxígeno.

-¿Y?… -Interrogo mirando a Raúl-.

-Ya lo has visto.

-He visto al instructor que tienes, que está muy bien físicamente, que es muy amable viendo su trato y que parece querer a sus alumnos y muy interesado por ti, dime tú lo demás.

-Cuando entramos ya viste al niño como lo tenía, el caso es que cuando pasó aquello del colegio con Carlos, pues tuve una bajada, caída sicológica dicen y papá pensó que necesitaba algo para que me distrajera.

-Y te apuntó al Club de Remo.

-Exacto, papá debió de hablar con el entrenador y contarle algunos extremos personales de lo que había pasado, esté ha debido de entender que yo…, bueno que yo podría complacerle en algunos aspectos.

-¿Pero esto se lo habrás contado a tu papá y habrá hecho algo al respecto?

-Había pasado un tiempo y se lo tuve que decir porque ya se propasó un poco, pero no iba a contarle los detalles y dijo que estaba aún con problemas y que veía gigantes donde solo había molinos, desde entonces estoy intentando evitar quedarme a solas con él.

-Pero parece simpático y majo, te ha recibido con un abrazo y todo.

-Eso es lo malo, que después del abrazo pues vienen otras cosas que no es el abrazo.

-Y a ti… ¿No te habrá hecho algo verdad?

-Una vez que terminé más tarde, ya habían marchado todos y estaba recogiendo para marchar y apareció saliendo de los vestuarios, me dijo que fuera un momento a su oficina y allí…, me abrazó y empezó a acariciarme todo el cuerpo y a besarme, yo no lo rechacé, estaba hundido con lo de Carlos, y bueno porque tú ya no me ibas a hablar en la vida y le dejé que siguiera, luego se bajo los pantalones y el slip, tenía una verga horrorosa de grande, hinchada y dijo que todo eso era para mí, que él sabía que yo lo estaba deseando, me seguía acariciando y cogía mi mano para que agarrara su verga mientras me decía que era un niño muy bonito y que íbamos a pasarlo muy bien nosotros dos…. –Se interrumpió-.

Me sonreí al oírle hablar del tamaño de la polla del entrenador.

-Oye, ¿y te hace gracia?

-No…, no, es que…, bueno me he acordado de la de Carlos y esa sí que te asustaría, pero perdona y…

-Y tú, ¿qué hiciste?

-Escapé corriendo, pero ahora me persigue con indirectas o amenazas, dice que va a comentar con papá que molesto a otros compañeros ya sabes, si no coopero.

Joder, me ha dejado de piedra la noticia, Raúl está cabizbajo, preocupado se lo noto cuando miro sus azulísimos ojos que los tiene vidriosos, paso mi brazo por sus hombros y lo estrecho, si no hubiéramos estado en la calle lo hubiera abrazado para tranquilizarlo y consolarlo y seguro que entonces él hubiera llorado y no estaría aguantando como ahora.

-Necesito saber que tengo que hacer Álvaro, por un lado no me importaría complacerlo pero tengo miedo porque luego qué pasará, seguirá intentando chantajearme hasta donde quiera y además por muy bueno que esté no quiero tener nada que ver con él en estas condiciones, ya ves como atosiga a los chavales que puede.

-Ya…, Ya he visto, tenemos que buscarnos algo que logre disuadirle, por ti y por otros que estarán en tu misma situación, hay que pensar Raúl, ¿a ti te gusta él?

-A mí me gustan los chicos, bueno y creo que las chicas también, concretamente no he pensado en él como mi tipo pero si con ceder se acabara todo el acoso igual lo haría, o lo tendré que hacer si no encuentro otra salida.

-Vamos a pensar Raúl, no te precipites y cedas tan pronto, que es lo que él quiere, yo creo que no te debes dejar intimidar y enfrentarte a él, al final tu papá te va a creer ti.

Estamos llegando a la playa en el viaje de vuelta, Raúl suspira y parece que ha cobrado algo de confianza porque ahora tiene la cabeza alta, quizá el contar lo que le pasa le ha tranquilizado.

En mi cabeza voy tomando una decisión que bueno, no sé si resultará bien o será contraproducente pero soy así.

-Vamos a ver si ha llegado Carlos, está noche tenemos que hablar Raúl, tenemos que arreglar las cosas entre nosotros, ¿puedes quedarte a dormir en mi casa está noche?

-No lo sé, lo preguntaré cuando lleguemos, mira ahí tienes al portero de Carlos sacando la basura a los contenedores.

Carlos sigue sin llegar y para pasar el tiempo vamos a llegarnos hasta la casa de Sergio más arriba, al pasar por nuestras casas Raúl sube a la suya y cuando baja parece contento ha logrado que le aprueben el que duerma en mi casa, yo llamo por el portero automático a Águeda para avisarle de que Raúl se va a quedar esta noche, María está en casa y dice que va a bajar para dar un paseo, bueno ya estamos de niñeros.

-¿Cómo has conseguido que no te pongan reparos para que duermas en mi casa?

-Le he hablado a mi mamá de preparar unas cosas del colegio.

Cuando llega María me sorprende la buena sintonía que tiene con Raúl si casi no le conoce, le da un beso y él corresponde pareciendo de lo más feliz, sujeta una mano de María y yo sujetando la otra vamos hasta la casa de Sergio.

Tampoco ha llegado aún, en una terraza los invito a un refresco, los tres bebemos nuestro botellín de agua mientras hablamos, María cuenta lo bien que se lo ha pasado con la hermana de Alonso, que Alonso es un gran amigo mío y volvemos para casa a cenar lo que Águeda haya preparado.

Charlamos un rato y Águeda enseña su habitación a Raúl y nos deja, le dirijo a la terraza que le gusta mucho, su casa al dar al otro lado de la calle no puede ver así el mar, se sienta en una hamaca y pasamos un rato.

-Bueno Águeda te ha mostrado tu habitación pero, si quieres, puedes dormir en la mía conmigo  y así hablamos o si lo prefieres lo hacemos aquí.

-No vale duermo contigo y hablamos, hablarás tú si se te ocurre algo porque yo por más que pienso.

Pasamos a mi habitación y me encamino al baño para cepillar los dientes y joder, se me ha olvidado pedir un cepillo para Raúl, bueno que se cepille con el mío total no pasa nada. Me equivocaba, en su lugar está el cepillo de Carlos y el mío y uno nuevo para Raúl, Águeda está en todo, tan en todo está que encima de la cama, ya preparada sin colcha, hay dos trajes de dormir.

Me desnudo totalmente y me coloco el pantaloncito corto como siempre, Raúl está mirándome sin decidirse, golpeó con mi mano en el colchón a mi lado.

-Raúl ahí tienes el pijama por si no lo has visto. –Sigue de pié sin moverse.-

Salto de la cama y voy hacía él que no me mira, sujeto su barbilla y levanto su cara.

-¿Qué sucede Raúl, pasa algo?

-¿Esto no será algo que fastidie lo tuyo con Carlos, verdad?

-Que no tonto, que no, venga yo te ayudo.

-¿Tú crees que Carlos querría estar conmigo, quiero decir…, igual que tú?

-Lo que respecta a Carlos, se lo deberás preguntar a él, respecto de mi, pues sí…, sí quiero estar contigo, no tengas problemas de conciencia.

Le ayudo a quitarse la camisa y voy a ponerle la chaqueta del pijama, el se ha quitado el pantalón corto y el slip, se le ve la marca que le ha dejado el bañador, debe haber sido muy corto y a veces no lo ha llevado porque también tiene algo morena esa parte del cuerpo.

-No, la chaqueta no…, dormiré igual que tu.

He dejado abierta la puerta corredera de la terraza y una suave brisa del mar mueve las cortinas, vuelvo a la cama y le hago señas a Raúl para que venga, se tumba a mi lado, cubro nuestros cuerpos con la sábana y una fina manta, la brisa está fresca, paso mi brazo por debajo del cuello de Raúl que se pone de costado mirándome, pasa su mano por encima de mi vientre y así permanecemos un rato.

-Sobre lo nuestro Raúl, ¿qué pasa sobre nuestra amistad, cómo ha surgido esto?

-No ha surgido Al…, siempre ha estado ahí, desde niño te he querido y quería estar a tu lado, tú preferías a Sergio y tenías más confianza con él y luego surgió Carlos y todo se me desmoronaba. Un día en confesión se lo dije a D. Silverio y dijo que no se puede forzar el amor, que tenía que conformarme y rezar por ti.

-¿Tu le has dicho a D. Silverio que estabas enamorado de mi?

Me he dado la vuelta para mirarlo y con mi otra mano sujeto su cara para que me mire a los ojos, está llorando.

-Bueno enamorado o algo así, él ya entiende.

Lo aprieto fuerte contra mi pecho mientras sigue llorando y yo besando y acariciando su rubio cabello, me transmite todo el calor de los cuerpos apretados, apago la luz y dejo que se vaya calmando, su mano izquierda extendida toda mi muslo y con la derecha rodea mi cintura, yo tengo las dos abrazándole, se va calmando y poco a poco su respiración se suaviza y estamos así eternamente, creo que se ha dormido e intento retirar mi brazo de debajo de su cuello.

-¿Estás dormido Álvaro?

-No no estoy dormido pero estoy muy a gusto contigo así.

Aprieta más mi cintura con su brazo, tiene fuerza, no tiene esas anchas espaldas de adorno.

-Álvaro…, si no te importa…, quiero que lo hagamos…, lo deseo.

Doy un salto y enciendo la luz, al principio no veo bien por la repentina luz.

-¿Deseas hacer el amor conmigo, quieres follar conmigo, has dicho?

-Es lo que más deseo en el mundo, pero ya sé que no debo. –las lágrimas vuelven a sus ojos.

Me acerco a él y beso sus ojos para quitar con mis labios sus lágrimas y luego las que le resbalan por sus mejillas y las que entran en su boca que abre boqueando sin aire, poso mis labios sobre los suyos que temblorosos se abren para recibirme, su mano sube a mi espalda para llevarme hacía él, junta nuestros pechos y esconde la cabeza en mi clavícula, está temblando y nuestros cuerpos están un poco sudorosos.

Poco a poco su cuerpo se va animando, levanta su cabeza para buscar mi boca y en su recorrido ha ido besando mi cuello y mi mandíbula hasta llegar a mis labios donde se pega, sus manos suben a mi cabeza y enreda sus dedos en mi pelo y acaricia mis orejas, mis ojos y peina mis cejas con la yema de sus dedos, separa su boca para perfilar mis labios con sus dedos como si los estuviera pintando y baja por mi pecho hasta el ombligo donde se detiene un momento para volver a hacer el camino de retorno, me da un beso y yo se lo devuelvo, paso también a acariciar ese bello, cálido y suave cuerpo, sus anchas espaldas y su marcado abdomen la curva que hace el final de su espalda con sus glúteos y meto mi mano por la cintura del pantaloncito de dormir para acariciar su culo y meter la mano en el calor de la unión de ambos.

Retiro con mis pies la manta y sábana para admirar el milagro que tengo a mi lado, el hace lo mismo y mutuamente nos inspeccionamos y llenamos nuestro ojos el uno del otro, no podría describir con mil palabras todas mis impresiones, siempre he pensado que era el ser más bello que haya visto y esta visión de su desnudez hace que me quede mudo, voy bajando su pantaloncito hasta llegar a sus pies, soy incapaz de rechazar la tentación de llevármelos a la boca para besarlos, en toda la superficie de sus piernas su vello rubio suave y abundante hace que parezca bañado en oro, le abro un poco las piernas para perderme en la visión, sus huevos cuelgan envueltos en el dorado manto y la base de su verga brilla como si sus pelos fueran hilos de oro fino, la verga como de unos dieciocho centímetros, ideal, tiene una curvatura hacia arriba muy pronunciada que hace que parezca un medio arco con la punta pegando casi en su ombligo, no apoya toda su longitud en su bajo vientre, con el glande parecido a una ciruela alargada, un hilo más abundante de pelos sube de la base hasta el ombligo donde se extiende hasta perderse, su abdomen perfecto suavemente marcado y sus pectorales abundantes pero planos con un ramillete de vellitos en el centro de su pecho, éxtasis ante la belleza llevada al extremo, proporciones exactas puestas en el lugar que le corresponde, tengo que obligarme casi a dejar de mirarlo para centrarme en lo que ahora es el objeto de mis deseos.

Voy desde los pies absorbiendo todo el oro del camino hasta llegar a sus testículos y allí escondo mi cara para oler y bañarme en el dorado champagne, sin tocar con las manos su verga para no mancillarla paso mi lengua en toda su largura, longitud ideal, diámetro acompasado, quiero absorber su punta sin usar las manos pero se me resiste, es tal su rigidez que no quiere separar la punta de la piel de su vientre, mi mano fuerza la ruptura, la ciruela roja, casi malva deja escapar por su boca el chorrito de néctar como si fuera la herida de un árbol que supura su savia para curarla, penetra suavemente en mi boca y la golpeteo con la lengua, la empujo hacia el paladar para que deposite allí sus gotas, es dulcísima suave y pegajosa quedando adherida en la bóveda, ahí cierro mis labios dispuesto defender el terreno conquistado.

Degusto los sabores y olores que desprende, empapo mi nariz y boca de ellos,  subo y bajo mis labios por su cuerpo haciendo fuerte presión en la corona del glande hasta que el cuerpo de Raúl se convulsiona y deja escapar la esencia que contiene, semen espeso como el yogur, lo aplasto con mi lengua alrededor de su verga, sobre la bóveda del paladar antes de tragarlo, no quiero perder mi ventaja, no quiero que escape de mi boca ahora que los espasmos lo sacuden en su epilepsia, limpio todo, no desperdicio nada, ha sido generoso en la entrega de su riqueza y me siento agradecido.

Su boca saborea el olor de sí mismo cuando le beso, lo demás parece no existir y vencido con los brazos a sus costados mira el techo de la habitación, quizá buscando en su blancura la razón del desvarío.

Ha pasado un tiempo y tumbado a su lado lo miro, disfruto su placer, juego a veces con mis dedos en sus aureolas  que manchan, cual redondeles perfectos sus pectorales, juego con su rubio y suave vello, cojo su mano y beso cada uno de sus dedos, admiro su perfecta y recta nariz con sus aletas vibrando al respirar, sus límpidos y azules ojos que dejan escapar el asombro al creer haber visto lo imposible.

-Álvaro, no creía que esto…, no esperaba que fuera así, tan…, tan…, tan... –no sabe definirlo y le avanzo.-

-¿Místico?

-Más, como…, crear un ser, hacer nacer el mundo.

-Pues hay más…, puede haber más...

Con cariño cubro su cuerpo y el mío con la manta, nos estamos quedando fríos y me abrazo a él para darle calor.

Se repone de su ensueño, da la vuela y me abraza y besa, vuelve a dar una vuelta de 180 grados y coloca su culito pegado a mi bajo vientre agradecido del calorcito que encuentra, permanece un ratito hasta que nota como mi verga va despertando ante su proximidad, levanta una pierna para favorecer que se introduzca entre ellas, sin perder la postura vuelve medio cuerpo.

-¿Podemos continuar?

Acaricia la punta de mi verga que asoma entre sus piernas, mancha su mano con el líquido que brota y se lo lleva a la boca.

-Me gusta sabe dulce, sabe a ti.

Proyecta su culito hacia mí para incitarme, sujeta mi verga y quiere apuntarla a su entrada impaciente.

-Espera…, espera Raúl, que esto no es así o por lo menos la primera vez.

Salto de la cama y voy al baño en busca de una crema, vuelvo y parece estar asustado, temeroso quizá de que su impaciencia me hubiera espantado.

Redondo y brillante de oro su culito se ofrece a mi exploración, el centro de mi interés un poquito oscuro pero rodeado de fino oro que baja en abundancia al encuentro con sus huevos, toco con la yema de mi dedo y se mueve como el cuerpo de un erizo ante el peligro abriéndose y cerrándose, como un delicado diafragma esperando a abrirse para realizar la instantánea del siglo, despide un olor mareante que llena mis fosas nasales y abre mi apetito, la lengua se lleva todo su sabor en el primer contacto, lleno de saliva la hondonada y juego en ella, empujo, lamo hasta que el milagro se produce, la puntita queda atrapada por su esfínter, ahora entro y salgo, meto un dedo luego dos y calmo con mi lengua un improbable dolor, es delicioso ver su cara aplastada en la sábana haciendo gestos para inmortalizar.

Está preparado para recibirme, el ruego en sus ojos me lo indica aunque su boca calle.

Empujo pero me cuesta, Un gesto de dolor me detiene pero el sujeta mis muslos impidiendo mi escapada, ahora si empujo fuertemente y logro vencer la entrada, paro un momento para renovar mi ataque y conquistar la fortaleza, poco a poco va entrando, ahora suavemente hasta que mis huevos golpean los suyos, lleva una mano al encuentro y los aprieta, ha pasado un momento en el que ha recuperado su respiración, comienza a agitar su cuerpo buscando un mayor y total contacto interior, apoya sus hombros y su espalda en el colchón y se proyecta hacia mi elevando su pelvis buscando que entre más profundo, tensa su cuerpo haciendo un arco increíble, se mueve en espasmos convulsos y me traga sin saciarse y de repente la tensión hace que se cierre su esfínter con una fuerza extraordinaria y largos chorros salen de su interior que quedan temblando en su abdomen y descienden al hueco de su ombligo.

Las contracciones de su culo están logrando que, simplemente con dos o tres profundas estocadas, me vierta en su interior, ha sido consciente y me abraza pegando mi cuerpo al suyo, respiramos con dificultad hasta que la serenidad vuelve, cuando un momento más tarde retiro mi polla tiene el culo abierto y palpitante, boquea su culito y el diafragma se abre y cierra despidiendo la semilla, Raúl lleva allí sus manos en un intento de taparlo y que el torrente no escape.

Hemos descansado en un abrazo tierno un tiempo, Raúl es incapaz de dormir más de una hora y…, ya decidido a dejarle hacer, le entrego mi cuerpo para que lo trate como él quiera, para que ensaye, para que experimente como el científico que no duerme creyendo que la siguiente prueba le va a dar el elixir maravilloso. He soportado con placer sus envites a veces dolorosos pero también gozosos cuando la gloría se reflejaba en su rostro.

Me despiertan los suaves golpes en la puerta, abro los ojos para ver el cuerpo de Raúl boca abajo, con las montañitas de su culito abiertas por la postura de sus piernas, una en cada extremo de la cama. Quedo en silencio y quieto para volver a llenar mis ojos de él y cuando poco a poco abre los suyos me baño en el mar azul que parece en movimiento.

Dentro de mi corazón doy las gracias, gracias a Raúl porque, al menos esta noche ha ayudado a espantar mis demonios.

No voy a describir el baño conjunto, la pelea recogiendo el desastre de sábanas y la habitación para disimular ante Águeda porque hace un día extraordinario y vamos a ir a la playa, antes la visita ya manida, al portero de Carlos.

 

Cuando salimos de casa y avanzamos calle abajo voy con el gozo de sentir que, por lo menos hoy, he cumplido mi buena acción, o eso quiero creer.

(9,50)