Nuevos relatos publicados: 15

Algo que no quise controlar con mi tía

  • 19
  • 39.270
  • 9,80 (40 Val.)
  • 1

Esto sucedió a fines del 2001, pero la relación se fue dando un par de años atrás. Yo soy Luis Antonio y esta es mi confesión:

Vivo en una casa de renta de dos pisos, 1 recámara abajo donde coloque una sala de TV y dos recamarás arriba, una para mí y otra como oficina donde tengo mi computadora. La cocina está en la planta baja y un pequeño patio atrás de 3 por 7 metros con mucho pasto y algo de plantas.

Tengo 5 años de haber llegado de mi ciudad natal a esta bella ciudad semi colonial y a la vez moderna, ubicada en el centro sur de México, conseguí trabajo en una compañía importante que comercializa varios productos en todo el país e incluso en el extranjero. Pronto destaque en mi labor de supervisión de los procesos de comercialización, esto me permite vivir tranquilo, con un buen sueldo y muy a gusto. Sin embargo, y como somos dos hijos (cuento con un hermano ya casado), mi mamá no deja de preocuparse, así que le pidió a mi tía Guadalupe (su hermana menor) que me diera vueltas, ya que ella es casada y radica en esta misma ciudad, solo que al otro extremo.

Mi tía tiene actualmente 42 años, es de 1.72 metros de estatura aproximadamente, blanca apiñonada, cabello castaño corto y ojos cafés. Su rutina transcurre en el hogar y ocasionalmente da clases de cerámica a conocidas o recomendadas. Ella es seria, de carácter fuerte, decente, antisocial y amante del ejercicio físico, lo que la tiene en excelente forma y además de su buen gusto para vestir la hacen verse elegante y distinguida.

Desde que llegue a vivir aquí y me establecí me viene a ver muy a menudo, 2 a 3 veces por semana, supongo que para mantenerme vigilado y rendir informe telefónico los domingos. La frecuencia de sus visitas hizo que nos lleváramos mejor ya que nuestra convivencia antes era esporádica, y su misión era asesorarme en cuestiones alimenticias, domésticas y a la vez distraerse y desahogarse de sus turbaciones.

Ella casi no convivía con mi tío, persona extrovertida, social y bebedora pero sin embargo muy agradable con la familia.

Cierta ocasión empezó en mi lo inevitable, mi tía llegó muy seria, entro en la salita y se abatió en el sillón, su mirada era evasiva, entre para ver que le ocurría y tardo un rato en comenzar a hablar, me dijo que mi tío le había reñido fuerte y que debido a eso, él partió a la ciudad de Veracruz a visitar a su hermana y pasar con su familia la semana. Ella estaba muy triste y me contagió, me acerque a ella, me senté y siguió hablando, de repente comenzó a llorar en silencio y le tome de su hombro recostándola contra mi pecho, ella lloro y se fue tranquilizando.

Cambiamos el tema y se fue reponiendo. Para sacarla de su depre, la invite al cine y fuimos a ver una película X, al estar en el cine (que a ella le fascina) se relajó y vimos el filme. Más adelante pasaron escenas de sexo entre dos hermanastros (ella y él) que eran hijos de un mismo padre y diferente madre acostándose para procrear un heredero de sangre y linaje real limpio, que gobernaría su pueblo (situación común en el antiguo México). En fin la escena fue penosa y me disculpe con ella, pero me dijo... “no te preocupes, entiendo la trama”.

Ese acercamiento causó en mi cierta sensación, me comenzaba a atraer mi tía. Ella siguió visitándome y yo a ella. Una ocasión me invitó a comer, mi tío había salido a un viaje (muy común por su trabajo) y deseaba conversar. Llegue un poco antes de las 2 pm, ella iniciaba su labor en la cocina por lo que me senté junto a la mesa a un lado de ella. Ella traía un traje cómodo pegadísimo al cuerpo, de una sola pieza color amarillo brilloso, no tenía mangas y terminaba como minifalda. Me excité y no dejaba de observarla (discretamente), note que por prendas íntimas tenía un mini bikini y su brasiere. La apreciaba en sus dimensiones precisas. Ella seguía embelesada en la cocina y yo creo no percibía mi mirada, de pronto volteó me dio la espalda y se agacho a recoger unos platos del suelo, guauuu, aprecie su tanguita y buena parte de sus nalgas, ella continuo con sus cosas sanamente. Yo ni decir estaba a mil. Comimos y paso la tarde.

Dos días después llegó a mi casa (ya que contaba con un juego de llaves extra por aquello de perderlas) y entró, la note normal, después de comer me hizo una pregunta que me helo la sangre...

-Anteayer, cuando estabas en la casa note que estabas tenso, note que me observabas mucho mientras cocinaba, sucede algo?

-sí -le dije- es que me di cuenta lo bien que te ves físicamente y lo atractiva que eres, y como eres mi tía me sentí raro.

Ella sonrió y me dijo “gracias”. Paso todo y siguió contándome lo mal que iba con mi tío, me dijo incluso que hacía años no tenían relaciones íntimas y eso le preocupaba. La calme y le dije que lo olvidara. En ese momento me preguntó:

-No tienes una película? veámosla y yo hago unas palomitas.

Entonces recordé que en la video tenía unas películas porno que compre a un amigo, pero ella me gano, llegó y encendió la video, metió el cartucho (sin etiquetas lo que hace más fácil guardarlos) y zass, apareció la escena, ella lo mira un par de minutos y luego ruborizada la apagó.

-¿por qué ves estas cosas Luis?

-es que estoy solo y tengo necesidades...

-supongo que tienes razón, además es tu casa, discúlpame. -Se puso más nerviosa y se marchó.

A la semana, llegué a casa antes de tiempo (11:30 am) debido a que salí a realizar unos pagos y me tome el resto del día. Al llegar a mi casa, me estacione a unos 10 metros debido a que mis vecinas me ganaron el lugar por lo temprano del día, al caminar vi su coche, entonces me extrañe pues ella llegaba siempre por las tardes. Decidí entrar sigilosamente y con una gran excitación por mi actitud de espía, veo que no está en la planta baja y subo las escaleras lentamente. Escucho ruido y me acerco a mi habitación, ahí estaba mi tía sentada sobre la cama de lado a mí, absorta en la TV, viendo una película porno. Note que tenía ligeramente abierta la blusa y se acariciaba con una mano un seno, la falda que normalmente le llega un poco arriba de la rodilla, pero en este momento estaba ligeramente subida y ella se acariciaba también su entrepierna. La observe un rato, de pronto se recostó y se subió toda la falda, ahora utilizaba sus dos manos, con una subió su bikini y con la otra comenzó a acariciarse su monte de venus y la vagina. Su agitación y la mía subieron rápido, ella continuaba y se estremecía, de pronto se vino. Yo interrumpí mi observación y descendí a la planta baja, no sabía si salir o quedarme, decidí lo último y espere en la sala, prendí bajito la TV y espere.

Ella tardó unos 20 minutos más en bajar, lucía elegante pero ruborizada, me pregunto...

-¿cuándo llegaste?

-hace unos minutos.

-¿sabías que estaba aquí?

-sí, vi tu coche -entonces se puso muy nerviosa.

-¿subiste?

-me temo que sí.

Entonces empezó a llorar en serio, yo estaba asustado, la conduje al sillón individual y comencé a calmarla, ella tenía tapada su cara con ambas manos, lloraba y lloraba, repetía “¡qué pena por Dios, qué vergüenza!”, yo le decía que estaba bien, que había hecho algo natural, hermoso y que no se preocupara que yo no lo contaría jamás (y lo respeto pues no menciono apellidos). Ella me vio directo a los ojos, vio mi sinceridad y se tranquilizó un poco, dejo de llorar y comenzamos a hablar.

¡Ah, que bocota tengo! le empecé a decir que yo también lo hacía, que es la única forma de mitigar la soledad y que no me arrepentía que era excitante y saludable ya que no corrí riesgos de enfermarme con extrañas. Ella sonrío nerviosa, dijo...

-es verdad es muy rico pero cuando lo haces solo.

Sí, pero es más rico cuando lo ves en el sexo opuesto y sin ser visto -bromeaba. Ella volvió a sonreír y dijo:

-bueno esto está olvidado, será nuestro secreto.

-No te preocupes tía, aunque seamos hombre y mujer, somos de la misma sangre así que descuida, aquí estás segura...

-gracias, bueno mijo voy a hacerte de comer debes traer hambre.

Terminó el día y yo estaba extasiado con su imagen en mi cabeza.

Sorpresivamente fue al día siguiente sábado como a las 9 de la madrugada, yo dormía como bebé, al despertarme el ruido de la reja, me levante y al asomarme vi su coche, me extrañe y decidí bañarme y vestirme. Baje después de un rato con una bermuda de mezclilla y una playera, ella estaba en la cocina.

-Hola tía, no fuiste al gimnasio hoy?

-no, decidí venir a aclarar lo de ayer, estoy muy apenada...

-olvídalo, yo ya ni me acuerdo.

-no seas mentirosillo, a poco no pensaste en lo que viste después de que me fui?... -se volteó y me vio fijamente a los ojos, con esa mirada penetrante que le caracteriza-... pues... no digas más, lo entiendo eres hombre y fue una situación no planeada.

Para entonces me di cuenta que traía su vestido amarillo brilloso, ajustado, su tanguita y brasiere, luego pensé en los vecinos que pudieran haberla visto legar tan sexy y fue cuando vi la chaqueta para el frío con la que disimulo su ropa al llegar. Estaba desconcertado.

-Bueno y de que quieres que hablemos?

Me acerque hasta quedar junto a ella recargado con mis posaderas sobre la barrita de la cocina integral y de lado a ella, que cocinaba...

-Es que no sé cómo explicarte... yo... me sentí apenada y...

-déjame adivinar... te sentiste apenada, excitada y cuando llegaste a tu casa la excitación aumento recordando la situación... voy bien?

-Sí...

-Luego te desconcertabas por tus sentimientos y terminaste con una masturbación deliciosa...

-Luis, fíjate con quien hablas, soy tu tía, llevo tu sangre y me mereces respeto.

-Mira tía, yo te quiero mucho, te respeto y lo sabes pero aun no me contestas... sucedió así?...

-puesss...

-Olvídalo tía es normal, en las hormonas no se manda...

-¿cómo sabes todo eso? como es que...

-que lo sabía? Pues muy sencillo, a mí me sucedió igual. Mírate tía eres bellísima, tienes una silueta muy femenina, usas ropa muy sexy sin mencionar tu tanguita...

-Es que me gusta verme bien, disfrutar mi cuerpo y sentirme atractiva...

-Entonces porque no te vistes así para salir?

-no, ni loca que dirán los vecinos? la gente...

-y por qué te vistes así aquí?

-porque solo estas tú y eres de confianza, de la familia...

-si tía pero no soy de palo.

-Te desagrada que me vista así cuando vengo?

-no, por el contrario me fascina...

-Que te gusta de mí? vamos dime...

-pues me gusta tu cintura esbelta, tus caderas amplias, tus pompas y tu busto paradito...

-es decir que me veo bien no es así?

-preciosa pero lo que más me excita es ver tu sugestiva tanguita.

-Gracias, creo que esta ropa me favorece más de lo que yo pensaba.

Sin poder evitarlo me coloque detrás de ella mientras cocinaba, ella me miraba de reojo, me acerque y le di masaje en los hombros, suave y terso, masaje que se facilitó porque no traía mangas. Ella se tensó un poco pero parecía disfrutarlo. Comencé a masajear con mis dedos siguiendo su columna, ella se detuvo y coloco sus dos manos sobre la estufa, estaba tensa, seguí mi masaje suave pero consistente sin tocar nada prohibido...

-continuo?

-sí, esta delicioso.

Seguí el recorrido de regreso a sus hombros, volvía a bajar y esta vez llegue a su cintura, la tome de los dos lados y seguí el masaje de la cintura sin avanzar, ella se comenzaba a relajar, incluso empujo muy poco sus nalgas hacia mí, baje y comencé a masajear sus nalgas con un pánico, eran duritas, tensas y de muy buen tamaño, ella respiraba más agitada, de pronto se empujó hacia delante y pretendió huir, la sujete por la cintura con vigor y la reubique como estaba, ella miraba de lado, baje mi mano y recorrí sus piernas hasta la rodilla pero por la parte trasera, volví a subir y levante su minifalda hasta la cintura, ahora veía sus nalgas hermosísimas apenas ocultas entre la tanga, ella observaba entre nerviosa y excitada, masajeé un poco las nalgas y di vuelta con mi mano derecha hacia su monte de venus pero sobre la tanga, baje un poco y toque su vagina, estaba muy húmeda, ella se estremeció y suspiro, metí la mano debajo de su tanga y toque sus labios húmedos y calientes, localice el clítoris y lo masajeé un rato, ella se estremecía, intento volver a escapar y la sujete impidiéndoselo, sus manos seguían sobre la barrita de la estufa, entonces con ambas manos sujete los lados de su tanga y comencé a bajarla, no sin que ella apretara las piernas para impedirlo, logre bajarla hasta apenas descubrir sus nalgas y monte de venus, como estábamos de espaldas, me recargue sobre ella mientras con mi aliento soplaba cerca de su oído ya que ella miraba de reojo, acaricie sus nalgas un ratito, entonces comencé a bajar por su espalda aun cubierta por el vestido y llegue a su cintura desnuda, baje un poco más y mordisquee su enorme culo apiñonado, abrí con ambas manos sus nalgas y chupe su ano, ella se estremecía aún más, de pronto se apoyó con los codos en la barrita y casi quedo doblada, presentándome una mejor posición de su culo. Chupe con mi lengua y acariciaba su ano con ella, su olor era excitante, y su visión muy erótica. Me incorpore poco a poco regresando por su espalda, subí su vestido hacia la cabeza y lo deje cubriéndole la cara como si fuera una máscara (quería que sintiera sin ver, usando su imaginación), desabroche el brasiere y lo retire, ella se cubrió los senos con ambas manos, aunque no era necesario ya que yo en su espalda no podía verlos. Bese y recorrí con mi lengua sus hombros, cuello y espalda, mordisquee su culo y acaricie sus piernas, acaricie su vagina y sentí la terrible humedad y calor nuevamente, ella se volvió a doblar y abrió un poco sus piernas, yo aproveche para quitar la tanga y acariciar por abajo su clítoris. Ella estaba tranquila, vibraba de placer.

Entonces me baje la bermuda que cayó al suelo junto con la trusa y tome su mano derecha, la guie hacia mi pene duro y caliente, ella lo sujeto sin atreverse a mover la mano, entonces la volvía guiar en un movimiento suave de sube y baja y la solté, ella siguió el ritmo, me pegue a su espalda y ella soltó mi pene (por lo difícil de la posición), con mis dos manos lo guie y roce su vagina, ella dio un brinco y se puso erguida...

-No Luis, ni te atrevas, soy de tu sangre, tu tía lo olvidas?

-shhhh, solo te voy a rozar, confía en mí.

Y comencé a hacerlo nuevamente, ella seguía tensa pero al poco se relajó y comenzó a disfrutar. Yo casi me venía, así que suspendí el roce y me concentre en su espalda, con mis manos acaricié sus senos, duros, rígidos y con un pezón enorme duro y puntiagudo, las apretaba y ella se recargaba en mí, al notar que mi excitación seguía y no así las ganas de eyacular volví a rozar su clítoris con mi pene, un entra y sale lento que lo friccionaba pero sin penetrar la vagina. Ella se estremecía y note que se venía, por la intensidad de la situación.

Entonces humedecí mi mano con su vagina e introduje el dedo índice con cuidado en su ano, ella volvió a brincar...

-Luis, por ahí no, no me gusta -ella apretaba su ano y solo tenía un poco de mi dedo dentro de ella...

-no te gusta o te da pena?

-las dos cosas… sácalo de ahí!

-lo siento me gusta darte masaje...

Ella reintento zafarse, pero al sentirse sujeta se resignó, saque el dedo y volví a humedecerlo con sus jugos, lo volví a introducir totalmente y ella no hablo, solo resistió un poco apretando su esfínter. Empecé el mete y saca y ella comenzó a relajarse, lo disfrutaba, para entonces mi erección había puesto mi pene rojo intenso, ella sola lo sujeto sin ver y comenzó el masaje, al acercarlo a su ano, ella descubrió mis intenciones, se zafó y dio vuelta, yo la sujete fuertemente de los brazos arriba del codo y acerque mi pene a su vagina, ella no podía saberlo porque continuaba con la ropa como máscara, impulsando mi cuerpo hacia ella, seguí el roce de su vagina ahora con más dificultad porque cerro sus piernas, ella respiraba agitada y la imaginaba mirándome directo a los ojos con un poco de coraje. Ella se zangoloteo y escapo dando unos pasos torpes por su ceguera momentánea, chocó con la mesa del comedor (para 4 personas y de forma circular), donde la aprisione nuevamente, hubo una resistencia fuerte...

-suéltameee, soy tu tía, de tu sangre, esto no está bien...

Entonces haciendo acto de fuerza la acosté boca abajo en la mesa con su vientre colocado al borde de la misma y su culo a mi vista, ella se resistió un poco, cuando sintió mi pene rozando su vagina se paralizó y comenzó a respirar agitada, entonces guie mi pene con mi mano derecha y lo introduje un poco en su vagina, ella seguía inmóvil, entonces lo metí lentamente y empuje, llegó con facilidad al fondo y ella gemía, ahora sin disimulo, comencé a bombear y ella se relajó, era delicioso, ver su cuerpo sumiso de espaldas, era hermoso, ver su culo siguiendo el ritmo de mis envestidas, sentir su tremendo calor vaginal, saber que estaba acogiéndome a mi cariñosa y decente tía, saber que se resistía por ser una relación filial pero a la vez se sentía excitada y dominada por el hombre que la estaba poseyendo, siendo este a la vez su prohibido sobrino. Era el éxtasis...

Seguí bombeando por unos minutos hasta que la sentí en su segundo orgasmo, lo que desencadeno el mío, saque lentamente mi pene y note que aún seguía rígido contra mis expectativas, lubrique con mi dedo y sus jugos su ano y lo acaricie con la punta de mi pene, ella se intentó incorporar y zafar, pero esta vez la sujete brutalmente de sus manos a la altura de sus hombros, ella volteo y de reojo me veía...

-no Luis, me va a doler, tengo miedo...

-tranquila tía te prometo que no será así, solo relájate y no aprietes...

Se relajó y me permitió soltarla para guiar mi pene nuevamente, entro la cabeza y me detuve, ella no apretó, solo un poco, permanecí así unos minutos y me aventure a avanzar, el pene fue desapareciendo en su ano poco a poco, sacándolo constantemente, hasta que mis huevos chocaron con su culo...

-te duele tía?

-no, solo un poco…

Con esto sentí su aprobación y comencé a bombear lentamente hasta acelerar el paso, ella pujaba y gemía, bombeé y bombeé hasta que estallo en un nuevo tercer orgasmo, entonces me vacié dentro de ella, saque lentamente mi pene y observe como al salir su ano estaba enorme, hueco y escurriendo mi leche, su culo estaba coloradito por el golpeteo pero precioso, entonces la ayude a incorporarse y la abrace. Ella se abrazó fuerte a mí, se arrancó su máscara y se recargo en mi pecho, permanecimos así unos minutos.

Al poco tiempo voltea y me ve a los ojos, no dijo nada, grandes lágrimas recorrían su mejilla y dibujo una sonrisa en su rostro, de nuevo se recargo en mi pecho. Entonces nos sentamos en la sala. Seguía aferrada a mi pecho, yo le acariciaba su espalda y despeinaba su pelo, era muy dulce, tierno y relajante.

Como a los veinte minutos ella comenzó tímidamente a lamer mi pecho, siento que se apenaba, yo bese su frente dándole confianza, ella siguió, se apodero de mi tetilla izquierda y luego la derecha, chupaba y lamía, mientras mi fiel compañero despertaba y comenzaba a erguirse, aunque más lento que al principio. Ella perdía poco a poco la timidez y se concentraba en mi pecho, subió y recorrió mi cuello, hombros y oído, con su mano izquierda acariciaba mi pene como despertándolo de su modorrez, comenzó a bajar hacia mi vientre lo que me ocasiono un poco de cosquilleo, ella se detuvo y disfruto la travesura, siguió y se detuvo contemplando mi pene ahora erecto, tenía un poco de residuos de semen y jugos suyos pero no le importo, lo sujeto de su base y comenzó a lamerlo, así estuvo un poco rato mientras yo desesperaba un poco, sentía que no se decidía así que se lo pedí...

-Chupalo tía, por favor -ella me vio con cierta ternura y comenzó su febril tarea, un poquito torpe porque con sus dientes me lastimaba un poco, le dije- chúpalo como si fuera una paleta...

-Soy nueva en esto, pero te prometo mejorar.

Después de mamarme el pene a su gusto, continuo acariciándome, entonces cambiamos de lugar y empecé yo, hice lo mismo que ella, era delicioso, sus pezones eran rígidos, grandes y muy erectos, su cuello me encantaba, sus senos los mordisqueaba sintiendo su excitación y lo fuertes que eran, no cabe duda el ejercicio la hacía perfecta a sus 42 años.

Después la penetre despacio y comencé el bombeo de nuevo, ella ahora si observaba, no perdía detalle. El día transcurrió rápido casi volátil para mí. Ella partió.

Es importante mencionar que era mi primera vez, que sospechaba que pasaría y no deseaba impedirlo. Ella es ahora un poco más feliz y más mujer, descubrió placer en superar sus inhibiciones, adquirió más autoestima y comenzó a disfrutar en serio del sexo anal.

Continuará.

(9,80)