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Un día en el Festival (1 de 2)

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(El encuentro)

 

Hola amigos. ¿Qué tal? Ante todo recordaros quien soy, Natalia, una transexual de Barcelona, 28 añitos como otros tantos soles, 1'70 de estatura, 95-63-92, pelo moreno y largo casi por la cintura, ojos de igual color, bastante mona de cara, buenas tetas, piernas largas, y un culo que vuelve locos a ambos sexos. Hace tiempo publiqué en esta página dos relatos (Natalia I y II), en los que contaba como empecé a liarme con Nuri (una compañera de trabajo) y posteriormente con ella y su novio Santi. Para refrescaros la mente os diré que Nuri es rubia, 22 añitos, ojos azules, piel suave y sedosa, preciosas tetas y coñito rubio y depilado, mientras que Santi es un chico verdaderamente guapo: moreno, pelo corto ligeramente alborotado, fibrado, piel bronceada y una polla que puede hacer diabluras cuando entra dentro de una, jejeje... En el primer relato os contaba cómo me enrollé con Nuri una noche que salimos a cenar todos los compañeros de trabajo después de una temporada de tensión entre nosotras debido a digamos que celos, mientras que en el segundo relato os contaba el primer trío que montamos los 3 y en el que Santi descubrió su bisexualidad, la cual tiene plenamente aceptada hoy en día, ya que no sé con quién disfruta más, si con su novia o conmigo...

Después de aquel primer trío volvimos a juntarnos en un montón de ocasiones, momentos en los que disfrutábamos del sexo sin tapujos. Tal vez el mejor de ellos fue una noche que salimos de copas los tres y nos encontramos con otra "trans" amiga mía. Ella es Sandra, rubia, 100 aproximadamente de pecho, un culo firme y apretado que no se puede dejar de mirar cuando la ves pasar, y unos ojos grises que hipnotizan simplemente con mirarlos. Como ya he dicho me habían llamado aquella noche para salir. Estaba en casa recién salida de la ducha cuando escuché el teléfono. Al cogerlo vi que era Sandra. Se me olvida decir que ella vive y trabaja en Madrid y, al encontrarse unos días de vacaciones en Barcelona, me llamaba para ver si podíamos quedar. Le comenté que no había problema, pero que iría acompañada de mi parejita favorita. Quedamos en una conocida discoteca de Barcelona, colgué y seguí vistiéndome. La llamada de Sandra me había sorprendido agradablemente, por lo que decidí cambiar el vestuario elegido para aquella noche. Decidí ponerme un conjunto negro de encaje y tanga, medias negras, un vestido gris a media pierna y manga a la sisa y escote redondeado, y un abrigo tipo tres cuartos de color celeste que me daba aire de niña buena y formalita. Bajé al parking, cogí mi coche y me dirigí a buscar a Nuri y Santi. Cuando llegué a su casa Nuri todavía se estaba terminando de vestir, si es que se puede llamar así a simplemente ponerse un ceñido vestido gris brillante de minifalda que apenas tapaba los cachetes de su culito y unas medias también negras, con el pelo recogido en dos graciosas coletas. En esta ocasión tampoco se puso ropa interior, como ya había observado era una costumbre en ella. Santi se había puesto una camisa negra ceñida que marcaba sus abdominales y un pantalón de pinzas también negro. Me sirvió una copa mientras ella terminaba sin dejar de darme suaves besos durante todo el rato que estuvimos esperándola, teniendo que salir a esperarles en el coche ya que entre ver a Nuri como la veía y su novio besándome estaba cogiendo una calentura que me estaba costando controlar. Cuando salieron él se sentó detrás y ella delante a mi lado, levantando una pierna para que pudiese ver el espectáculo de su sexo depilado y acercando la otra pierna a la palanca de cambios para que se la rozase cada vez que cambiaba de marcha. No pude contenerme y acerqué mi mano a su sexo, acariciándoselo primero y pasando a meterle un dedo después, haciendo que se acercase a su primer orgasmo, mientras sentía las manos de Santi acariciarme las tetas por detrás con su polla fuera de los pantalones. Menos mal que llegamos pronto al local, porque no sé qué hubiese pasado si hubiésemos seguido más rato en el coche.

Al llegar allí nos encontramos con Sandra en la puerta. No pudimos reprimir abrazarnos y besarnos como dos locas en la puerta, ya que hacía una eternidad que no nos veíamos. Le presenté a Nuri y Santi notando como ella no le era indiferente, entre otras cosas por los besos tan cercanos a la comisura de los labios que le dio. Santi no dejaba de mirarla hipnotizado. Estaba vestida con un ceñido vestido negro y unos altísimos zapatos de fino tacón que estilizaban sus largas piernas. Si la noche seguía como estaba empezando podía ser memorable. Entramos y nos dirigimos a la barra a pedir y ya con las copas en la mano nos dirigimos a la pista a bailar. Nos lo estábamos pasando genial pero los pies me estaban matando, así que me dirigí a una mesa cercana a descansar un poco, no sin antes pedir otra copa. Estaba sentada tranquilamente cuando se sentó Santi a mi lado. Charlamos animadamente mientras veíamos bailar a Sandra y Nuri. Verlas era todo un espectáculo y al poco rato ya eran el centro de atención de la pista de baile. Se abrazaban, se contoneaban una delante de la otra, rozaban sus cuerpos... La temperatura aumentaba exponencialmente a medida que su baile se hacía cada vez más insinuante. De repente noté la mano de Santi en mi pierna, acariciándola suavemente. Mi mano hizo lo propio en la suya, subiendo poco a poco hacia el bulto que se formaba en sus pantalones. Giré mi cabeza hacia él y comenzamos a besarnos apasionadamente, jugando con nuestras lenguas, y al poco rato yo ya estaba sentada en sus rodillas besándole, mientras sus manos recorrían mi culo, mis piernas, mis pechos... Giré la cabeza y vi como ellas se habían sentado a nuestro lado y no paraban de meterse mano. Nuri se levantó, cogió a Sandra de la mano y ambas se dirigieron hacia el servicio. Pensé con una sonrisa que iba a hacer con Sandra lo mismo que había hecho conmigo aquella noche de la famosa cena.

Aprovechando la oscuridad del rincón en que estábamos sentados no tardé mucho tiempo en sacar la polla de Santi de su encierro y, apartando un poco mi tanga, me la metí entera en mi ansioso culito, empezando a moverme lentamente para que no fuese muy descarado lo que estábamos haciendo. Sentía los besos de Santi en mi boca, en mi cuello, sus manos en mi culo, recorrer mis piernas, hasta que unos gemidos suyos más fuertes me anunciaron su inminente orgasmo, acelerando mis movimientos de cadera sin importarme si nos veían de la calentura que llevaba encima, sintiendo su caliente semen derramarse dentro de mi culo y llegando a correrme yo también. Me quedé así, sentada encima de él relajada. Poco a poco su polla se fue aflojando hasta que se salió por si sola y, disimuladamente, me levanté sentándome otra vez a su lado. Había que ver el espectáculo que ofrecían sus pantalones, así que haciéndome la distraída le volqué un vaso semivacío que había cerca y me levanté a por otras dos copas. Volví con ellas, me senté a su lado y seguimos charlando. En esas estábamos cuando las chicas volvieron del servicio y, a juzgar por el rubor de sus caras y su cabello alborotado no se lo tenían que haber pasado nada mal. Pensé que ya estaba bien de copas y discoteca por esa noche y que lo mejor que podíamos hacer era irnos a casa a seguir la fiesta. Decidimos irnos a mi casa ya que, al encontrarse de vacaciones, Sandra no tenía sitio y no hacía mucho habíamos estado en casa de Nuri y Santi. Yo iba conduciendo con él sentado a mi lado mientras ellas estaban sentadas detrás. Al poco rato, mientras se besaban, ya tenía la mano de Santi metiéndose entre mis piernas y la mía le correspondía dentro de su pantalón y pude ver por el retrovisor (que me encargué de reorientar) como Sandra se había recostado en el asiento con su vestido enrollado en la cintura y despojada de sus braguitas mientras Nuri ya estaba comiéndole la polla, aquella polla que tan bien recordaba y que, mordiéndome el labio entre otras cosas por el roce de la mano de Santi, esa noche volvería a tener el placer de disfrutar.

No tardamos demasiado en llegar a casa, pasar al comedor y servirnos unas copas. Puse música en el equipo y me senté en el sofá junto a Sandra, mientras Nuri y Santi se sentaron en el otro, y durante un instante charlamos de nuestras cosas, más que nada por el hecho de que entre ellos no se conocían y así podían hacerlo un poco. Me levanté un momento para ir al servicio. Al volver Nuri y Santi ya estaban devorándose uno al otro, ella sentada encima de él con Sandra contemplando la escena. Me senté junto a ella y nos miramos una a otra. Su mano acariciaba mi pierna. Al poco rato de estar así nos acercamos y empezamos a besarnos como dos lobas en celo, como si hiciese años que deseábamos hacerlo, cosa que así era. Sentía sus manos acariciar todo mi cuerpo y poco a poco le fui levantando el vestido.

Como me imaginaba, y después de la faena que Nuri le había hecho en el coche, no llevaba ropa interior, y su miembro lucía esplendoroso ante mí. Se lo empecé a acariciar, tímidamente al principio, con más ganas después mientras seguíamos besándonos. Fui bajando poco a poco mi cabeza para empezar a lamérselo. La lamía en toda su longitud y llegaba a sus huevos que noté hinchados, pasando mi lengua en ocasiones por su ano, caricia que la hacía estremecer y dar suaves caderazos, hasta que me la metí entera en la boca. Se la chupaba con verdadero deseo, como hacía tiempo deseaba hacérselo (Algún día os contaré cómo la conocí...), mientras notaba como sus manos no se estaban quietas y desabrochaban mi vestido para sacármelo después. Me quedé solamente con la ropa interior y al poco rato ella también se había despojado del suyo, luciendo desnuda ante mí. Por el rabillo del ojo podía ver como ellos se habían desnudado también y ella se encontraba arrodillada delante de él haciéndole lo mismo que yo. Sin sacarme la polla de Sandra de la boca me despojé de mi tanga y, girándome poco a poco, ambas quedamos en la posición del "69". Podía notar su lengua en mi polla hasta que se la metió entera también, acompasando nuestros movimientos.

No pude reprimirme y le metí un dedo en su culito, caricia que noté le gustó, entre otras cosas porque en ocasiones notaba su polla llegarme hasta la garganta. La verdad es que estaba disfrutando de una manera increíble hasta que Sandra me hizo parar y levantarme y con un guiño de ojo acercarnos al otro sofá, donde Nuri se la seguía mamando a su novio. Nos pusimos una a cada lado de él ofreciéndole nuestras pollas, las cuales no tardó mucho rato en empezar a mamar con verdadero frenesí, haciéndome Sandra un comentario acerca de lo bien que lo hacía y de que lo había enseñado verdaderamente bien. Podía ver como una de las manos de Nuri se encontraba en su entrepierna frotando su coñito, lo que le provocaba espasmos de placer con la polla de su novio en la boca. Sin decir una palabra Sandra se separó de nosotros y se acercó a Nuri por detrás, acercando su polla a aquel ardiente coñito, metiéndosela de golpe. Mientras la follaba, me puse frente a Santi que siguió mamándome la polla. Debíamos formar una escena de lo más porno: Santi comiéndomela, Nuri arrodillada delante de él y Sandra follándose a Nuri que no paraba de gemir lo que le permitía la polla de su novio en la boca.

Pasado un momento fue cuando Sandra se dispuso a metérsela a Nuri por el culo, lo cual no le costó trabajo debido a la adicción al sexo anal de mi ardiente amiga. Paramos un momento y propuse irnos a la cama, donde seguro que estaríamos más cómodos. Al llegar al dormitorio cambiamos de parejas: esta vez sería Sandra la que se lo haría con Santi y yo con Nuri. Inmediatamente ya estaba con mi polla metida en su boca, mientras su novio hacía lo propio con la de Sandra, esta vez ella boca arriba en la cama y Santi a 4 patas comiéndosela. Nuri paró un momento y se subió encima de mí, cabalgando con furia, mientras Sandra y yo nos besábamos y acariciábamos nuestras tetas, no tardando demasiado en llegar al orgasmo. Al poco rato Santi se fue girando en la cama todavía a 4 patas en posición para que Sandra le enculara. Pasó la mano por debajo de sus huevos y fue él mismo quién se la metió entera sin apenas dificultad, empezando a mover sus caderas mientras la polla de Sandra entraba y salía de su dilatado agujero, lo que les hacía gemir de placer a ambos. Nuri estaba tan caliente que encadenó varios orgasmos seguidos, levantándose desfallecida de encima de mí y quedando tumbada en la cama. Yo todavía no me había corrido, así que me incorporé y acerqué mi polla a la boca de Santi, que no dudó ni un instante en tragársela entera, follándole la boca mientras Sandra le follaba el culo. No tardamos mucho en corrernos ambas, yo en la cara de Santi y ella en su espalda, limpiándonos a continuación nuestras pollas con su lengua mientras Nuri lamía el semen que había caído sobre su novio y nosotras nos acariciábamos las tetas y nos besábamos. Caímos rendidos en la cama, no tardando demasiado en sumirnos en un placentero sueño.

A la mañana siguiente me despertaron los rayos de sol que entraban por la ventana, mientras Sandra me decía:

- Levántate, dormilona, se nos va a hacer tarde...

- ¿Tarde para qué?

- ¿Para qué? ¿No recuerdas que hoy habíamos quedado para ir al Festival de Cine Erótico?

- Es verdad, no me acordaba. Enseguida me levanto y me arreglo.

Eran las 10 de la mañana. Ni podía imaginar lo que el destino me deparaba en mi visita a ese festival...

(Continuará...)

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