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Simplemente... un polvo

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Ellos eran Iñaki y Nadia.

Él era moreno, de ojos azules, con labios carnosos y apetecibles, alto y muy bien formado. Con un culo que a la vista parecía macizo y una polla de buen tamaño.

Ella era de estatura media, rellenita, de pelo castaño y labio sensuales. Tenía unos pechos grandes coronados por pezones marrones bastante grandes.

Ya en en el mismo ascensor, ella no había parado de calentarle tocándole la polla por encima del pantalón. Para hacerlo, no le miraba. Estaba situada pegada a él, rozando su cadera con la de su pareja, con la mano estira para alcanzar su entrepierna.

La polla iba creciendo rápidamente, hasta que pareció que iba a romper el pantalón. El chico se estaba poniendo a mil.

Se volvió hacia ella, y la empujó contra la pared. Cogiéndola por las manos y sujetándoselas por encima de la cabeza, comenzó a besarla jugando con los labios y buscando con su lengua la lengua de nadia.

Iñaki sujetó con una sola mano las muñecas de Nadia, para poder con la otra tocar su pechos. Primero lo hizo por encima de la camiseta, pero enseguida, metió la mano por debajo de la tela, aprovechando para bajar las dos copas del sujetador y así poder sentir la piel de las grandes tetas de Nadia contra la propia piel de sus manos.

Ella, ya que no podía usar las manos, decidió usar la rodilla. subiéndola hasta la entrepierna de Iñaki, comenzó a presionar sobre su polla, moviendo la pierna arriba y abajo. Ella notó que la caricia surgía su efecto porque, el la besó con mas pasión y comenzó a pellizcar sus pezones con más fuerza.

Por fin llegaron a la planta donde vivía él y la puerta de seguridad comenzó a abrirse.

Iñaki, sacó la cabeza fuera y al ver que no había nadie en el descansillo tiró juguetón de ella y le rodeó la cintura con las manos para salir del ascensor abrazados y besándose.

Mientras el intentaba abrir la puerta con las llaves, Nadia se puso a su espalda y pasando las manos por su torso bajó hasta la bragueta del pantalón desabrochándola y juguetona, le bajó los pantalones y con ellos los calzoncillos hasta medio muslo justo en el momento en que él conseguía abrir la puerta.

Él intentó subirse los pantalones para entrar pero ella no le dejó, empujándole dentro de la casa. El la sujetó por la muñeca porque vio que iba a perder el equilibrio y al final cayeron en el suelo del recibidor el uno sobre el otro entre risas.

Nadia estaba sobre él y no le dejó levantarse, sino que se acomodó a horcajadas sobre Iñaki mientras se quitaba la camiseta y el descolocado pantalón, al tiempo que él, de una patada conseguía cerrar la puerta.

Ya con los pechos libres Nadia se inclinó para acercarlos a la cara de Iñaki, cosa que el aprovecho para meterse un pezón en la boca y lamerlo.

Ella se retiró un poco hacía abajo y obligándole a levantar las caderas le bajo la ropa hasta los tobillos. Le quitó los zapatos y los calcetines y terminó de desnudarle.

Después se levantó para desnudarse ella.

Iñaki se puso de costado en el suelo acomodando su cabeza sobre el brazo para ver como Nadia se quitaba lo que le quedaba de ropa. Le encantaba ver como ella se agachaba para quitarse las sandalias dejando balancear un poco sus pechos, ver como el pantalón caía hasta los tobillos y ella levantaba las piernas para sacarlos, ver como el tanga se deslizaba por sus caderas dejando al descubierto su pubis totalmente rasurado...

El solo hecho de verla desnudarse, hizo que su erección creciese al máximo.

Nadia se tumbó de costado en el suelo con moqueta, al lado de Iñaki.

Volvieron a besarse mientras una mano de Nadia comenzaba a masturbar la polla de Iñaki, al tiempo que él llevaba una mano al coño de ella y le acariciaba el clítoris, para pasar luego a introducir un dedo en su vagina, moviéndolo en círculos y sacándolo de vez en cuando, hasta pasar a meter un segundo y un tercer dedo.

Los dos estaban muy excitados; Iñaki deseaba penetrar ya a Nadia, pero le gustaba esperar a que ella se lo pidiese.

Ella dejó de masturbarle y retiró la mano de él de su coño. Puso su mano sobre el vientre de iñaki para indicarle que se pusiera boca arriba, cosa que él hizo.

Nadia bajó hasta la altura de la polla de él, y sin preámbulos se la metió en la boca, suave y lentamente pero hasta el final , tragándosela entera. Se la volvió a sacar he hizo una serie de movimientos circulares por ella, sin dejarse ni un solo trozo sin lamer, Tras lo cual se la metió de nuevo y empezó a mamársela casi con furia, como si quisiera engullirla.

Normalmente, a él le gustaba las mamadas que iban subiendo de ritmo, para disfrutar poco a poco de las sensaciones, pero Nadia sabía que cuando el estaba muy excitado prefería que se las hiciesen con fuerza.

De repente, Iñaki cogió la cabeza de Nadia para detenerla, diciéndole que parase o si no se correría enseguida.

Ella paró y se tumbó de espaldas sabiendo que era su turno.

Iñaki se puso a los pies de Nadia y le abrió las piernas separando las rodillas.

Acto seguido, se metió entre sus piernas y bajó la boca hasta el coño e ella, recorriéndolo con la lengua, lamiendo los labios el clítoris y la entrada de la vagina. Notó el sabor del flujo de ella en su boca y esto le excitó.

Movió la lengua en circulos sobre el clítoris de ella, mientras metia dos dedos en su vagina y la follaba con ellas.

Nadia jadeaba de placer.

De repente el le penetró con la lengua tan hondo como pudo...

Nadia ya no pudo resistir más, quería sentir su polla dentro de ella, así que se lo pidió.

Iñaki que hacía rato ya estaba deseando metérsela, no se hizo de rogar. Subió su cuerpo hasta poner su polla a la altura del coño de ella.

Primero metió un dedo para tantear, después cogió su verga con la mano y la puso en la entrada del coño de Nadia y se la metió hasta el fondo.

La dejó metida unos segundos para que ella se adaptara y para disfrutar de la sensación, hasta que ella puso las manos en su culo apretando, como exigiéndole que se moviera.

El comenzó a embestirla, primero con suavidad y aumentando el ritmo hasta follarla como un salvaje.

De repente se la sacó y la cogió por el interior de las piernas obligándola a levantarlas hasta ponerlas sobre los hombros de él.

A él le encantaba esta postura, porque podía ver su polla penetrándola con todo detalle.

Se la volvió a meter, apoyando las manos sobre el suelo para no dejar caer todo su peso sobre ella.

Las embestidas eran feroces, y aunque ella no tenía mucha libertad de movimientos en esta posición, intentaba acoplarse a las penetraciones de él mientras con una mano acariciaba su clítoris y con la otra pellizcaba sus pezones...

Nadia comenzó a correrse, gemía y jadeaba mientras su cuerpo se arqueba y su coño se convulsionaba cerrandose sobre la verga de Iñaki, haciendo que este comenzase a tener también un orgasmo.

Los dos orgasmos se fundieron en uno solo cuando el soltó su chorro de semen dentro de ella,

Ella bajó las piernas, rodeando con ellas la cintura de él. Él se recostó sobre el pecho de ella y así se quedaron, respirando fatigadamente, totalmente relajados, intentado recuperarse.

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