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Licantropía (Te amaré hasta que me desangre.)

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-¡Déjalo!

…Permite que muera.Para él sería un alivio, eso era lo que quería; es un masoquista, una piltrafa, una bazofia humana. Le harías un favor al mundo; no tiene remedio, pierdes el tiempo a su lado.

Pero la joven doncella contesto desde lo hondo de su dolor con voz autoritaria:

-¡No! ¡No lo dejaré!

Es mi amor y así lo quiero, amo sus virtudes y adoro sus defectos. Si alguna vez estuviste enamorada no me pidas que lo abandone madre, déjame si quiera sanar sus heridas.

Entre la fiebre y las alucinaciones eso fue lo único que pude escuchar desde el profundo letargo que no me permitía abrir los ojos.

De repente desperté de mi largo sueño, vi a mi alrededor; estaba en una habitación muy oscura de aspecto colonial, todo permanecía en extrema calma, no había ventanas, las paredes estaban pintadas de negro junto con el suelo y el techo; era bastante amplia.

Me sentí desorientado y una extraña confusión se apoderó de mí al tratar de recordar cualquier cosa, no sabía qué hora o día eran, como llegue aquí o donde estuve anteriormente.

Traté de levantarme pero un intense dolor en el abdomen me lo impidió, al llevar mis manos al lugar de la puntada pude darme cuenta que tenía una profunda herida entre el estómago y el pecho que bien podría haberme matado; no sabía cómo había caído en esta terrible situación, sentí una amarga desesperación que me ardía en la garganta.

De pronto entro una Hermosa mujer con una bandeja de comida en la mano cerró la puerta y la cerro con cuidado; era rubia, ojos claros y profunda belleza. Se sorprendió enormemente al notar que yo estaba despierto, sonrió alegremente, dejo la bandeja sobre la mesa y corrió hacía mí, me abrazó y besó repetidas veces. Cuando logró calmarse aproveché para preguntarle quién era ella y como había llegado yo aquí; se puso un poco triste al saber que no la recordaba.

Me dijo que se llamaba Ángela, que me había conocido desde hace tres meses en un bar nocturno, me comentó que nos habíamos visto de manera recurrente durante ese breve periodo; También me explicó como hace tres días me encontró en una de las habitaciones del hotel donde trabajaba agonizando sobre la cama en un charco de sangre junto al cadáver de mi novia. Al ver que seguía con vida me saco a escondidas por la puerta de servicio del hotel, me llevó a su casa, me baño y coció mi herida.

Me causó un terrible impacto enterarme de todo esto y lo peor es que por más que me esforzaba no podía recordar a mi difunta novia, ni tampoco la tragedia que nos ocurrió.

Una sensación metálica recorrió mi columna en sincronía con una sentir acido que me oprimía el pecho, en ese instante reventé en amargo llanto.

Entonces ella me abrazo y me dijo:

-Sé cuánto la amabas pero esa mujer era mala, solo te hacía daño. Para mí que ella era la causa de que no anduvieras por buenos caminos

Pero por más que lo intentaba no lograba recordar a la mujer que Ángela mencionaba, ni siquiera recordaba claramente quien era yo. Solo en sueños me llegaban confusos fragmentos de recuerdos, la mayoría estaban relacionados con antros de mala muerte y peleas nocturnas que incluían cadenas con candados en las puntas y puñales de extraña forma.

Durante catorce días estuve sumergido en este trance existencial donde solo me visitaban Ángela y su madre que era enfermera, entre las dos limpiaban mi herida constantemente para que no se infectara. La madre de Ángela decía que la pérdida de sangre había afectado la hipnosis neuronal de cierta región de mi cerebro y que por ello no recordaba mi pasado antes del incidente; También me dijo con cierto gozo como si disfrutase al hacerlo que era lo mejor que me había sucedido, que era como si me hubiera muerto y vuelto a nacer.

Me daba la impresión de que ella me guardaba un profundo rencor como si le hubiese hecho un gran daño en el pasado. Su rostro reflejaba el cansancio acumulado más la falta de sueño debido a las guardias nocturnas, era una señora de carácter fuerte, un poco amargado pero de buen corazón, las heridas del pasado han endurecido sus sentimientos.

Una noche después de que laeraFátima la madre de Ángela salió para su trabajo en el hospital Ángela entró en la habitación, se sentó en la cama, me miró por unos minutos y tomo mis manos; entonces me dijo:

-Sé que no te acuerdas de mí, que este muy confundido y que este es uno de los peores momentos de tu vida pero no puedo ocultarte que estoy profundamente enamorado de ti, para mí es muy difícil sentir todo esto y tenerte al frente tragándome mi sentir hasta anudar mi garganta.

-Lo siento -Respondí yo-Un hombre sin pasado es un hombre sin futuro, tu madre lo único que me ha contado de mí es que soy una piltrafa humana; del resto no sé quién era, ni quién soy.

-Eres humilde y bondadoso, ese que acaba de hablar y que está en frente de mí ¡Ese eres tú!

No necesitas saber nada más, yo en realidad no te conocí hace tres meses si no hace muchos años pero te lo oculté para que no te sigas hacienda daño y también es cierto que has llegado a cometer muchos errores a lo largo de tu vida pero siempre tuviste un corazón noble y bondadoso.

-Yo no soy digno de una persona como tú, eres un ser de cualidades magnificas y virtudes numerosas, no quiero que sufras ya que eso es lo más probable pero si lo que te hace feliz son mis labios ya no serán míos si no tuyos, toma lo que quieras de mí.

Antes de que pudiera decir otra cosa ella se abalanzó en mi brazos y me besó, pude sentir ese amor tan puro que me tenía, sus labios me contaron cuanto me había soñado en el trascurso de los años; esa noche sentí deseos de no volver a recordar el pasado. En ese instante comprendí el significado de la palabra “Felicidad”.

Esa noche Ángela se quedó a dormir a mi lado y pasamos la noche abrazados.

En horas de la madrugada debido a una infección en mi herida una fuerte fiebre me condujo a delirar, sentía en carne propia mis alucinaciones como en un sueño real; perdí la noción de donde me encontraba. Cerré los ojos y al abrirlos de nuevo vi mucha gente intoxicada y ebria a mi alrededor, era una especie de bar muy espacioso; en el techo habían dibujadas cuatro bestias de terrible aspecto y en el centro una especie de obelisco pero hacia abajo. Yo iba caminando por el centro del lugar, a mi lado iba Amelia mi pareja, nuestras ropas estaban manchadas de sangre no sé porque causa, los dos permanecíamos en silencio; en medio del bar había un cartel que decía: “Una Mirada al vacío desde la cara oculta de la luna”. Amelia me tomó de la mano, me saco del local y me condujo a un hotel cercano, pensé que le pasaba algo porque tenía mucha prisa y sus ojos poseían una extraña apariencia; cuando llegamos a la habitacióncerró la puerta como si estuviese desesperada y comenzó a rasgar su ropa, yo le pedí que me dejara ir a bañar porque tenía la cara, los brazos y el pecho manchados de una sangre que no era mía. Ella me dijo:

-No te la quites, sabes cuánto me excita la sangre, así imaginaré que eres un hombre lobo que acaba de asesinar a alguien y ha venido a comerme.

En sus ojos había un enigmático brillo, me ayudó a quitarme la ropas hasta la desnudez luego me empujó a la cama como si me odiara a muerte, se lanzó encima de mí y comenzo a besarme y a morderme con fuerza y ferocidad; después de un rato posó sobre de mí, dejó que mi alma penetrara en la suya muy profundamente hasta perderse en su calides y humedad, se agitaba con fuerza sobre mi piel cuan si fuera jinete sobre potro indomable

La luz de la luna llena atravez de la ventana me permitió detallarla con precisión: Era blanca, de pelo negro y largo, sus ojos grises, sus facciones delicadas y finamente esculpidas; todo su cuerpo estaba cubierto de tatuajes que representaban ritos de religiones extrañas a nuestra era y sacrificios humanos.

Tomó un puñal de su cartera, siempre jugaba con el mientras teniamos relaciones, era una antigua daga egipcia utilizada para cermonias de embalsamamiento ritual de los miembros de la familia real, yo se la había regalado hace años atrás, era toda de plata.

Comenzó a acariciar mi cuerpo con ella mientras se agitaba en ondulantes espasmos cabalgando el deseo presa de indecibles e irracionales orgasmos, yo masajeaba con fuerza sus senos y le daba fuertes palmadas en los muslos y gluteos; ella hizó unas pequeñas insiciones en mi piel y se quedaba viendo manar mi sangre eso parecía causarle un profundo y extravagante placer que aumentaba en cada palmada que le propinaba, luego pasaba su lengua por mis heridas.

Fue acelerando el ritmo de sus movimientos, elevo sus brazos y comenzo a hacer movimientos serpenteantes mientras dibujaba circulos en el aire con la daga y el acompasado movimientos de su vientre me hipnotisaba, en el momento en que estallaban nuestros mas violentos orgasmos ví el puñal en lo alto brillar en un fulgor repentino y bajo con una fuerza semejante a la de un rayo plateado y se enterro en lo profundo de mi pecho; sentí que mi esencia se derramaba dentro de ella así como mi sangre lo hacía sobre la cama, desfallecierón mis fuerzas y no pude moverme, solo podía mirarla fijamente, ví salir lagrmas de sus ojos pero también poseía una rara sonrrisa en sus labios, mi vida se me escurría de las manos escapando lentamente de mi cuerpo; cuando ya estaba perdiendo el sentido pude ver brrasamente que ella bebía un poco de mi sangre. Yo en medio de los espasmos de mi orgasmo agonizaba pateticamente, la veía lamer en ensangrentado puñal y derrepente frente a mi impotente mirada se cortó el cuello de un extremo a otro, bañada en sangre me miró a los ojos; un sentimiento de frustración me abatía ferozmente al no poder ayudarle a ella ni salvarme yo, solo pude acariciar su rostro con debil y melancolica tristeza.

Ella me dijo con una voz apenas audible:

-Espero nos entierren juntos.

Entonces perdí la conciencia y a lo lejos escuche un perro que aullaba como un lobo.

(Esa fue la segunda vez que morí)

Ryu

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