Nuevos relatos publicados: 9

MI DON (40)

  • 58
  • 5.275
  • 9,80 (15 Val.)
  • 0

Lola – La bella y la bestia.

Cada día después de salir ha hacer  ejercicio por la tarde, Lola venía a casa. El primer día, por fin,  me cortó el pelo y me lo dejó para hacerme una fotografía de esas tan monas que cuelgan en las peluquerías. Y luego Liz y yo jugamos con Lola, pero más que un juguetee era un adiestramiento rápido.

Para finales de semana Lola era lo más delicioso que había tenido nunca, la sensación al penetrarla era casi demencial, sentía mi miembro abriéndola, notando su interior prieto,  estrecho y jugoso. Dejó de desmayarse y disfrutaba loca de pasión, era indescriptible hacerla el amor de forma lenta y suave, pero no  duraba ni 2 polvos. Liz tenía que acabar el trabajo, encantada de hacerlo.

No es posible plasmar en palabras el morbo que me daba Lola, era la que peor follaba de todas las que tenía por entonces, y aún así,  la que más dura me la ponía, era puro fuego solo de verla desnuda. Su cuerpo, como  el mejor de los perfumes, que como dicen, vienen en frascos pequeños, era una versión joven y pequeña de la típica rubia explosiva de ojos azules y curvas justo dónde debe tenerlas una mujer.

Cuando Lola supo que había más chicas que Liz, me llevé una bronca enorme de su parte, no le gustaba nada que tuviera tantas “amigas”, aunque lo aceptaba a regañadientes, pero era indomable. El día que se me ocurrió salir con sus amigas un fin de semana, que Yasira no pudo, Lola le soltó un puñetazo a una amiga suya por tontear conmigo, la tuve que separar y se quedó con un mechón de pelo de ella en la mano, me obligó a llevarla a casa, y allí follamos como salvajes. Que una chica tan joven, y tan pequeña, tuviera tan mala hostia me encantaba, solo a Liz la dejaba acercarse a mí en su presencia, y sin darme cuenta, dejé de lado a casi todas las chicas, pero por que quería hacerlo. Me quedé con Eli, Liz, Lola y mi jefa, como amantes, solo cuatro mujeres de unas diez en total, que en ese momento pasaban por mi casa en una semana.

Yasira encontró un novio, y dejamos de vernos por el momento, aunque volvió entre mis piernas pasados unos años, (y os pediría que recordéis este dato con vehemencia, por que es crucial para el final de la historia, y no será nada evidente más adelante.          Habrá un momento en que os preguntares, “¿Cómo?”, la respuesta está en esa frase.). La echaba de menos, sus anales eran una gozada,  pero era insignificante para mí, como todas, pero tenía el cupo cubierto y todo el morbo que quisiera con Lola, que aparte de las tardes, se ocupó de mí los fines de semana de fiesta, vestida siempre de forma provocativa y sensual.

Casi, y recalco el casi, Lola pasó a ser mi pareja, siempre que salía, o iba a algún sitio,  me la llevaba a ella. Cuando Lola estaba en clase por las mañanas, tenía a Eli, y cuando yo trabajaba,  a mi jefa,  que ya me dejaba metérsela por el culo. Sumándole a que, en cualquier momento, Liz estaba por allí. Si Liz estaba recelosa por la atención que recibía Lola, no lo demostró, pero sería  lo lógico, me estaba centrando demasiado en Lola, ayudándola a sacarse el instituto y refinar su carácter, ya que se enfadaba mucho cuando me reía de su forma de hablar, y Liz la ayudaba bastante en eso también. Aún así, Lola era indómita y muy terca, me recordaba a mí en muchos aspectos.

Disfruté de aquella situación extraña  hasta Navidades, digamos que la aparición de Lola frenó un poco mi caída, llena de sexo, mujeres y libertinaje. Cualquiera diría que tirarse a cuatro mujeres a lo largo de la semana, no es alejarse mucho de ese camino, pero si que lo era. Hasta que llegó el día en que seguramente penséis que soy un poco fantasma, pero es importante seguir la cadena de acontecimientos, recordar cosas del pasado, para entender el presente, e intentar leer el futuro.

En vísperas a las fiestas navideñas, salí de marcha con Lola, pelo rubio liso y suelto, con menos maquillaje del que le gustaba llevar, por que a mí no me gustaba, entendía que deslucía su belleza natural. Con un vestido corto de leopardo morado con motas negras,  elástico, con la espalda al aire y unos tacones de infarto…que solo  la alzaban hasta mi cuello, muy del estilo de todas las chicas de por allí. Le encantaba salir conmigo, bailar, beber de más, y presumir de pareja, aunque me sentía extraño en discotecas de música electrónica, y ese ambiente turbio, en que ir con vaqueros y chaqueta de traje elegante era casi como ir disfrazado de payaso, ya que la mayoría de chicos iba con aspecto de salir de un parque de drogadictos, de un taller mecánico o de un gimnasio cutre.

Fuimos a un sitio que la gustaba mucho, una macro discoteca de música thecno, bailamos, si es que a eso se le llama bailar y no saltar haciendo el memo. La quité la idea del piercing en la lengua, aunque me costó pagarla el tatuaje en la base de la columna,  un  tribal que, aunque no fuera original, al curarse la piel le quedaba de cine, lo exhibía con estilo ese día, y viéndolo en su piel asomando por debajo de la espalda al aire, era innegable que quedaba bien. Su larga melena y su cuerpo me parecían  más desarrollados,  eran la viva imagen de la perfección… en miniatura.

Como siempre pasaba cuando me llevaba a las discotecas,  se enfrentó a tres chicas que me entraron cuando me dejaba solo, era como parar una pelea de gatas, la cogía en alto  y me la llevaba a otro sitio, mientras ella soltaba guantazos al aire, e insultos y amenazas. Luego se mostraba  pasional conmigo, queriendo macar terreno. Lola  bebía, bastante, y me dijo que había probado algunas drogas duras, y no tan duras, al dejarla claro que conmigo, ya no era una niña revoltosa, si no una mujer, y las mujeres de verdad no se meten mierda en el cuerpo, asintió y me dijo que había dejado todo. Yo era lo único a lo que quería ser adicta,  alguna copa de más, y punto

Estabamos en mitad de la pista, besándonos mientras la sobaba el culo descaradamente, abstraído entre saborear sus labios, y mirar aquellos ojos que, si me obligaran a  decirlo, en mitad de la discoteca a oscuras repleta de luces LED, parecían brillar por si solos de un azul cristalino y fluorescente. Cuando sentí que alguien me agarraba del hombro, al girarme, un puñetazo me impactó de lleno en la cara, haciendo tambalearme, y casi caer al suelo.

-LOLA: ¡JAVI ¿QUE HACES?! – gritó tan alto que casi se rompe la voz.

-JAVI: ¡¿Que haces tú? Zorra de mierda! - me recompuse del golpe al mirar a mi agresor, me había roto el labio por algún lado, y notaba el sabor a metal de la sangre.

-LOLA: ¡¡¡Estate quieto ¿Me oyes?!!!

-JAVI: ¡¡¡Haré lo que me salga de los huevos, ¿Cómo te atreves a venir aquí, con este payaso?!!! - Lola se lanzó a por él, apenas podía sujetarla.

-LOLA: ¡¡VETE A LA MIERDA,  IMBECIL!! Este sitio no es tuyo…ni yo soy tuya tampoco ya - intuí que era su ex, “El mala pieza”, que me dijo al empezar nuestra relación sexual.

-JAVI: ¡A mí no me jodas, guarra, has venido a regodearte en mi puta cara… y de mi no se ríe nadie, NADIE! -  levantó la mano con gesto de pegarla, me interpuse con rapidez.

-YO: ¡Basta ya! No quiero problemas - me miró con sonrisa burlona, pero al menos apartó la vista de  Lola, que estaba aún intentado agredirle, aunque la tenía sujeta con una mano en su vientre.

-JAVI: ¿Y esta basura de dónde la has sacado? - me dio una palmada, más o menos fuerte, en el pecho, mi intención inicial fue devolverle el puñetazo, pero estaba en desventaja, no solo era él, y un local dónde le conocerían por lo visto, si no que tenia a dos colegas detrás, apoyándole, y con tanto ruido no sabía si habría más.

-LOLA: ¡Es mi novio, así que no te pases o te abro la cabeza,   pichacorta! - clavé mi mirada en Lola, que agachó la cabeza, tenía la lengua más rápida que la cabeza, no éramos técnicamente novios, y meterse con su hombría no ayudaría en nada.

-JAVI: pues bien que gritabas cuando te abrí tu coñito virgen  - se lamió la punta de los dedos. Lola casi le da con un zapato que se quitó, y trataba de alcanzarle con el tacón.

-YO: ¡Está bien! Nos vamos, y os dejamos en paz – me preocupaban los ojos de Javi, estaban rojos, y él muy nervioso, seguro que iba metido de alguna mierda de droga, pastillas de éxtasis me arriesgo a  decir.

-JAVI: eso, nos vamos, claro que sí…vamos fuera y te doy una paliza, por cobarde - seguía golpeándome el pecho con fuerza, siguiendo el ritmo de la música, al oír eso, todo el mundo a nuestro alrededor se separó, “mal asunto”,  si ya saben que pasaría.

-LOLA: ¡NO!…Déjalo, ya nos vamos  – si no estaba tenso ya, ver a Lola dejar su actitud bravucona y tirar de mi brazo para irnos, no me calmó.

-YO: eso es, nos vamos y…- me agarró de la pechera con  ambas manos.

-JAVI: no te vas a ningún sitio…- me empujó lo suficiente para llegar a Lola, la señaló con dedo mientras se acercaba “valientemente” a ella -…tú  eres la peor de todas, se va a llevar una paliza por tu puta culpa –…y la soltó un bofetón que la hizo caer al suelo. Me puse rojo de rabia, me agaché a ayudarla, alzó la vista, con los ojos que empezaban a  verter lágrimas, y tenía la mejilla golpeada enrojecida. La puse en pie, acariciándola con cariño, me di la vuelta protegiéndola, encarándome a Javi, y de golpe la actitud de los tres chicos pasó de hostil, a expectante, al verme la mirada de furia ciega que debía de tener mi rostro.

-YO: como la vuelvas a tocar…te parto el brazo – si recordáis como evalúo  las amenazas y promesas, entenderéis la profundidad de esta. Casi recuerdo que la música alta bajó varios tonos, como para darle fuerza a la amenaza.

-JAVI: vaya …- bromeaba con sus colegas -… a la gallinita le han salido pelotas…- se mordía el labio, asintiendo repetidamente -… venga, vamos fuera – t nos escoltaron entre los tres que veía, y un cuarto hombre más adulto, que no había visto.

-YO: en cuanto puedas llama a la policía y a una ambulancia,  diles que vengan… YA -  le susurré al oído a Lola, que sacó el móvil y lo hizo sin que se dieran cuenta. Gané  asegurarme refuerzos si iba mal, solo tenía que ganar tiempo y quizá apareciera la policía antes de que pasara nada, pero ¿Una llamada advirtiendo de pelea en Madrid, a las 2 de la mañana? Podían tardar mucho,  o directamente, ni venir.

Salimos a la calle, y de inmediato se formó un corralito de gente, a favor y en contra. Me quité la cazadora, y todo lo de valor, se lo di a Lola, y de las formas que pude fui ganando tiempo. Calentando, y tratando vanamente de calmarle los nervios a Javi, pero estaba muy enfurecido. Una vez en la calle busqué  una parte cubierta por las cámaras de seguridad, “Que al menos quede documentado”.

Javi era el  corpulento de los tres, algo más bajo que yo, 1,85 creo,  tenía la parte de arriba del torso muy marcada de músculos, más que yo, no sabía si era asiduo al ejercicio o las inyecciones. Iba con el pelo rapado casi al 0, con un piercing encima de una ceja, y su aspecto imponía bastante, era normal que fuera el líder de la manada. Los otros dos eran mucho menos corpulentos, más bajos y sin tanto músculo. Para identificarlos, uno era  escuálido, y el otro tenía cara de cerdito. El cuarto hombre no parecía ser de su pandilla, de hecho, se convirtió en el “organizador” de la pelea, pidiendo espacio al corralito, y gritando unas normas leves. Me tranquilicé al oír que no se podían usar armas bancas, y solo sería 1 vs 1, si era así, tenía una oportunidad de salir de una pieza.

Lola lloraba, casi sola en mitad de la muchedumbre, como si fuera infeccioso ponerse cerca de ella. Estaba pidiendo clemencia a Javi, me dolió en el orgullo su poca confianza en mí, hasta que me temí que solamente conociera bien a Javi y supiera que podía hacerme daño. Traté de ganar más tiempo para no tener que averiguarlo.

-YO: mira, no tenemos por que pelear.

-JAVI: ¿Ahora te rajas? No, de aquí no sales sin que te muela a palos.

-YO: no tienes que demostrar nada, nos vamos y puedes seguir divirtiéndote toda la noche.

-JAVI: claro que me voy a divertir, pero primero voy a  partirte la boca - puso pose de boxeó, y soltó un par de puñetazos al aire, bien lanzados y rápidos.

-LOLA: ¡Por favor Javi,  para ya! - lloraba desconsolada, dando un paso atrás y otro adelante sin parar, me estaba poniendo más nervioso ella,  a mi espalda, que lo que tenía enfrente, un muro de personas gritando, y a Javi a la cabeza de un triángulo de tres personas apuntando en mi dirección.

-JAVI: vamos, deja de hablar y vamos a ver de que estás hecho,  payaso - caminó hacia mí con decisión.

Ya no era posible la diplomacia, de hecho, desde que me pegó en el pecho en la discoteca sabía demasiado de la noche de Madrid como para entender que, si re cruzas en el camino de un choni cabreado, estás jodido.

Dancé a su alrededor alejándome lo más posible de Javi, mientras el ruido de silbidos y gritos de apoyo era ensordecedor. Al pasar junto a sus colegas, uno me dio un empujón que me acercó más de lo querido a Javi,  que lanzó un gancho potente, pero muy previsible,  lo esquivé con velocidad y seguí danzando, rezando por que apareciera la policía de una vez. Pero no había noticias de ayuda, y Javi se movía bien, seguro que practicaba boxeo, me fue cerrando espacios hasta que me quedé arrinconado. Era inevitable ya, así que divisé la cámara, me puse en posición para que captara bien la imagen, y me tensé para recibir el golpe, tal como me enseñaron los profesores de Judo, Karate y Taekwondo, en todas aquellas  actividades extra escolares que me apuntaba mi madre para hacerme perder peso.

Un solo puñetazo me golpeó en la mandíbula, se hizo el silencio cuando caí al suelo. Ya tenía lo que quería, Javi había empezado, y a partir de ahí, todo sería en defensa propia. Intenté una última jugada, quedarme en el suelo sin moverme, quizá así, Javi saldría victorioso y se acabaría esa locura, pero no coló. Me cogió de la pechera, y me puso en pie, lanzando un par de puñetazos más con la mano derecha, “Es su mano buena”. Los aguanté con furia, y  se enfadó por que no cedía la compostura ante sus golpes.

Al tercer puñetazo, Javi cogió más inercia al ir a golpear, esperando hacerme verdadero daño, “Esta es mi oportunidad”. Bajé la cabeza en el momento justo, haciendo una fuerza descomunal en mi cuello, y Javi me golpeó con el puño cerrado en la coronilla, (Muchos no lo saben, pero una vez de adulto, y quitando codos y rodillas, es la parte más dura del cuerpo). Sentí como le crujía algo en la mano, y el grito de dolor provocó un silencio en todos al ver a Javi retroceder agarrándose la muñeca de la mano herida. No di tiempo, planté bien los pies recuperando la postura, sentía un fuerte escozor en la coronilla, pero le había quitado su mejor arma, tenía la “mano buena”  inútil. Solté una patada sorpresa en su estómago empujándolo, di dos pasos para coger cinética, y soltar una patada de tijera en su cara, Javi cayó al suelo ante la fuerza del impacto. Cuando dejó de rodar, sangraba por el piercing de la ceja, hasta Lola  guardó silencio sorprendida, Javi estaba en el suelo, sangrando de una ceja, y con la mano derecha inútil y dolorida.

-YO: ¡Ya está!, ¿Nos podemos ir?  – me rascaba la cabeza magullada,  inocente de mí, creyendo que con eso bastaría.

-JAVI: ¡MALDITO CABRÓN,  tú no sales de esta!!... – se giró a sus amigos - …¡¡Destrozar a ese imbécil!! –  se miraron entre ellos, dudando -...¡AHORA! - todavía le temían más a él que a mí, un error de su parte.

Ambos acudieron a su llamada, le rodearon, y se cuadraron delante de mí. Bufé desesperado, la policía no llegaba, y ahora eran dos. Esquivé el puñetazo de uno, pero una patada en el costado del otro, me dobló de dolor, cuando fue a darme otra le cogí la pierna, barriendo la otra, y cayó al suelo, pero el otro chico percutió en mi cabeza con un puñetazo mal dado,  y rodé por el suelo, en parte por los golpes, y en parte para ganar terreno para levantarme rápidamente y tener espacio de pensar. Al ponerme en pie, Javi me rodeó con el brazo sano por detrás, le di un codazo al vientre, y  cogí la mano magullada con una llave,  se la retorcí hasta hacerle  rodar a los pies de Lola.

Es muy bonito, en las películas de acción, cuando varios se enfrentan al héroe, y esperan pacientemente su turno, comprobé que en la vida real, eso no pasa. Los dos colegas me saltaron encima a la vez,  y escuálido  me pegó un rodillazo en el vientre mientras me quitaba a cerdito  de encima, ese impacto me dejó sin aire un segundo, lo que les dio tiempo para agarrarme e inmovilizarme. Les costaba por mi corpulencia, pero eran dos. Javi se puso en pie, tapándose la sangre del ojo, mientras mis parejas de baile me pegaban puñetazos en el estómago, ante el abucheo del público, “¡El pueblo me quiere!”, casi lo grito.

-LOLA: ¡¡¡Basta ya!!! ¡¡¡LO VAIS A MATAR!!! - Lola lloraba de nuevo, y casi babeaba, agarrando del brazo a Javi.

-JAVI: ¡Apártate, zorra!  – le soltó un manotazo con la mano del revés en la cara, me encendí como nunca.

-YO: ¡¡Ven aquí cabrón, vamos a bailar tú y yo solos, maricón de mierda, ¿O solo tienes huevos de pegar a una niña?!! – su mirada  parecía terrorífica al girarse, pero otra vez me miraba a mí, y se alejaba de Lola, que se mantuvo en pie de milagro del golpe.

-JAVI: eres un pedazo de mierda, si no me hubiera hecho daño en la mano estarías pidiéndome perdón de rodillas – sonreí al ver que no entendió que eso no fue un accidente. Se acercó, y estando agarrado, me golpeó el estómago con la mano sana, y a la vez, la mala.

No dolió tanto como Javi esperaba, hasta por su cara creo que le dolía más a él cada golpe,  así que me soltó otro gancho en la cara, pero no tenía tanta fuerza y precisión como en la otra mano. Del gestó, golpeó de refilón a uno de los que me tenía sujeto de los brazos, de forma instintiva se tapó la cara, soltándome un brazo, “Ahora no falles”.

Di un golpe seco con el puño cerrado, fue directo a la cara de Javi, no fuerte, pero si justo en su ceja abierta, y retrocedió un paso. A la vuelta del golpe, cerré el brazo pegándole con el codo a la nariz de cerdito, del que saltó un río de sangre al romperle los huesos de la nariz. Antes de que cayera por el suelo, me revolví sobre escuálido, le hice un barrido con la pierna al empujarle, y cayó al suelo, allí lanzé un fuerte puñetazo a sus testículos, que  le dejó doblado e inmóvil al lado de cerdito, que se trataba de colocar la nariz en su sitio.

Al darme la vuelta, Javi se abalanzó sobre mí con algo en la mano, por instinto, y algún suspiro de fondo,  le di una patada con la planta del pie en el pecho para alejarlo varios metros, fue un empujón más que un impacto,  y entonces vi la navaja en su mano. No era mucho más grande que un cortaúñas, pero allí estaba, sujetada por  Javi, que  tenía la cara inyectada en  odio, y un ojo cerrado por el chorro de sangre que le caía  en él del piercing. Un abucheo y estupor sonó en la boca de todos los presentes, unas 50 o 60 personas, alguno gritaban “NO”, eso fue lo máximo que me ayudaron. El cuarto hombre, que hacía de juez, se puso en medio de la pelea, pero terminó  rodando por el suelo del empujón de Javi.

-YO: ¡Venga valiente, ya me he librado de tus dos amigos,  ahora el que está asustado eres tú, y como no soy ninguna niña a la que puedas pegar,  me sacas la navaja…eres todo un hombre! – alguna risa tensa saltó de fondo, yo estaba enfadado, pero solo quería seguir ganando tiempo.

-JAVI: ¡Te voy a  rajar, pedazo de mierda! - soltó una estocada muy mal enfocada, no veía bien por la sangre en el ojo, y lo hacía con la mano herida,  me aparté con facilidad.

-YO: fallaste, estoy aquí …– se giró buscando -… ven a jugar.

Se repitió la jugaba varias veces, siempre lejos de hacerme daño, hasta alguno me animaba. Me confié, “Nunca subestimes”, me dijo mi profesor de Judo alguna vez.

En una de sus lanzadas, no me dio tiempo, y se pegó a mí,  clavando el filo en mi cintura. Fue una sensación extraña, no me dolió, así que con cierta seguridad en que no me había llegado en ningún sitio vital, y ver de fondo sirenas de la policía, me sentía tranquilo. Le sujeté la muñeca, y tiré sacándome el acero de la herida. Javi me miró sonriendo,  pese a que le tenía agarrado.

-YO: te dije que no la tocaras  – lo dije en alto, mirando a Lola, que tenía las manos en la cara, totalmente asustada.

Estrujé su brazo hasta doblarle el cuerpo, apretando la mano contra la muñeca, con el brazo totalmente estirado, además era la mano herida. Sus alaridos de dolor fueron estrepitosos, soltó la navaja al sentir como su codo se tensaba de la presión ejercida,  al darle un  rodillazo al estomago con una barrida con el pie,  le  tumbé. Tirado en el suelo, roto de dolor, y ya vencido, fui rodeándole el brazo con las piernas, haciendo palanca con ellas, sin importarme sus gritos.

-YO: te dije que no la tocaras  - giré su brazo, ejerciendo  fuerza hasta que sentí el “Crack” de su codo, rompiéndose.

Un “Ohhhhh”, mayor que cuando me clavó la navaja,  se oyó en toda la calle, alguno hasta apartó la mirada al oír el crujido. Solté a Javi, observando mientras se agarraba el brazo, moviéndose como una anguila en el suelo.

Caminé victorioso hasta Lola, pero a mitad de camino me fallaron las piernas, me miré en el costado y una mancha de sangre enorme crecía en mi camiseta, y caí de rodillas apretándome la herida. Lola acudió enseguida pidiendo ayuda a gritos, todos llamaron a la policía, pero ya estaban cerca, gracias a dios la ambulancia fue la primera en llegar. Me atendieron a mí primero al ver la sangre, y la policía acudió enseguida. Detuvieron a los tres compinches, según las declaraciones de los testigos, que contaron la misma historia. Llamaron a más ambulancias, cerdito  tenía el tabique nasal fracturado, escuálido apenas podía caminar del dolor en la entrepierna, y Javi chillaba cuando le movían el brazo, con el codo dislocado, cuatro dedos de la mano rotos, y un corte feo en la zona del piercing.

Mi herida no fue nada más que llamativa, la limpiaron y cosieron con 5 puntos, mientras Lola y yo éramos interrogados. Javi y sus amigos decían otra cosa, sobretodo que el cuchillo era mío, y le había  atacado. Les señalé la cámara de seguridad a la policía, que enfocaba toda la calle, era de la discoteca, y les pidieron ver las imágenes. Por suerte estaba grabando, y captó todo tal como pasó. Cuando vieron que Javi sacó la navaja, pidieron la cinta como prueba, y los esposaron allí mismo.

Nos fuimos todos al hospital, pasamos la noche allí, con la policía bien atenta. Javi tenía antecedentes, y cerdito llevaba droga encima. El pobre escuálido solo lloraba, pidiendo que no llamaran a su familia. Yo no llamé a nadie para no asustar, no tenía nada grave, alguien sugirió una transfusión al ver mi camiseta manchada, y la tenían preparada por si la necesitaba, pero gracias a la llamada de Lola, me atendieron rápidamente y no hizo falta. Lola lloraba a mi lado, y era yo quien la consolaba, estaba horrible con el rímel corrido, pero sus ojos azules eran reconfortantes.

Le enyesaron el brazo y la mano a Javi, así como cerrarle la herida de la ceja,  y le situaron la nariz a cerdito en su lugar, y escuálido estaba bien, salvo una bolsa de hielos en su entrepierna. Así que cuando tuvieron el permiso de los médicos, la policía les leyó sus derechos, y se los llevaron. Yo pasé el resto de la noche en observación, no solo era la herida de la cintura, tenía hematomas en el estómago,  un ojo amoratado y un ligero corte en el labio. Pero para qué mentir, me sentía pletórico, le había dado una paliza, más o menos, a tres tipos, hasta algún policía que vio la cinta de vídeo completa con la pelea me felicitó, y estaba en la cama del hospital, y  Lola echa una bola a mi lado, con una manta por encima.

-LOLA: lo siento mucho, no debí llevarte allí.

-YO: no pasa nada, rubia, estoy bien.

-LOLA: no lo estás, casi te matan.

-YO: soy más duro de lo que parezco.

-LOLA: ya lo he visto, pero no tenía que haber pasado – remoloneó a mi lado en la camilla, del lado no herido, y la rodeé con mis brazos.

-YO: si  tenía que pasar, prefiero que haya sido así, les va a caer un buen puro, tengo amigos abogados, y de los buenos.

-LOLA: que se pudran, Javi es un cabrón despiadado, se lo merece…- se alzó un poco, y me besó con ternura -… ¿Le …le has roto el brazo? – preguntó, aunque  lo había oído quebrarse, como todos. La miré  a los ojos, secándole una lágrima con un dedo en la mejilla colorada, dónde la había pegado.

-YO: se lo había advertido.

-LOLA: lo sé, le dijiste que si me tocaba otra vez le partirías el brazo… y lo has hecho – sus ojos brillaban de emoción.

-YO: así es - se acurrucó contra mí, apoyándose en el abdomen dolorido, sacándome un siseo de dolor.

-LOLA: perdona …– la besé en la frente para quitarle importancia -… nadie…nadie había hecho algo así por mi…nunca.

-YO: ahora eres mi pequeña, yo cuidaré de ti – suspiró, mientras se adormecida acompasando su respiración a la mía,  sintiendo mi latido fuerte, tranquilizándola.

Me quedé adormilado abrazado a ella, sentía en mi estómago un profundo dolor, pero había  algo más, algo que no reconocía, ¿Qué me pasaba? Estaba dejando a mujeres por Lola,  había algo que me era familiar en esa sensación, pero no atinaba a saber qué. Esa cosa crecía en mi cabeza, una  idea irregular, algo que no había experimentado en mucho tiempo. Casi me matan, me había jugado el tipo por esa cría, que solo me tiraba desde hacia un mes, algo  sentía, pero no lo sentía  desde que vi  a Ana reaparecer en mi vida, “Joder, eso es amor…mierda, la quiero”, apreté su cintura contra mí, oliéndola el cabello, y oyendo su respiración, “Me he enamorado de Lola”

 

Lola  -  La recuperación.

-LIZ: ¿Te quieres estar quieto? – se desesperaba al intentar limpiarme la herida del costado.

-YO: joder,  que escuece…

-ELI: así recordarás que no tienes que meterte en peleas – puso cara de madre, mientras me quitaba la bolsa de guisantes congelados del ojo amoratado.

-YO: ¿Y qué debería de haber hecho?

-ELI: pues irte, corriendo si hace falta, no te hubieran pillado – tenía razón, era rápido y de gran zancada.

-LIZ: ya, y se deja allí a la niña corriendo detrás…con los taconazos – se agachaba a soplar en la herida, haciéndome apretar los dientes. Es increíble cómo aguanté varios puñetazos directos a la cara de un semi amateur del boxeo  sin dolor, y ahora, un poco de Betadine en la herida me hacía revolverme. La adrenalina supongo.

-ELI: pues sí, la niña de las narices hace que casi lo maten.

-YO: no ha sido para tanto  – me empujó en el pecho evitando que me levantara de la cama, llevaban dos días sin dejarme levantarme, desde que salí del hospital la mañana siguiente a la pelea.

-ELI: tú cállate, y quédate aquí sin moverte, o la que te va a zurrar soy yo  – sonreí, con ganas de darla un beso.

-LIZ: eso, que se te va a abrir la herida – me tapó la marca de la navaja suavemente con una gasa limpia, y un poco de esparadrapo.

-YO: pobre de mí, vaya enfermeras más cabezotas me he buscado.

-LIZ: lo que te mereces, ¿Cómo se te ocurre meterte en una gresca contra tres tíos?

-YO: y yo que sé, se pusieron tontos…

-ELI: ¿Uno no iba puesto?

-LIZ: si, el tal Javi ese,  dio positivo en las muestras de sangre en “speed”, se la toman para aguantar toda la noche de fiesta.

-YO: se lo vi en los ojos, y su amigo llevaba pastillas encima.

-ELI: ¿Y vas y te metes con ellos?

-YO: ¡Que yo  no me metí en nada! Fueron ellos…al verme con Lola.

-ELI: ya,  la niña de los cojones, está muy “subidita” - no le gustaba nada su presencia, puedo asegurar que el sentimiento era reciproco.

-YO: no digas eso, Lola estaba muy asustada, yo solo quería protegerla…

-LIZ: ya, es lo que pasa cuando te gusta una mujer.

-ELI: aún no me creo que estés colado por ella -  las había contando que Lola me atraía, tratando de que ellas me apartaran esa idea de la cabeza.

-YO: no estoy colado por ella – “No me lo creo ni yo”, me llegaba a decir a mí mismo.

-LIZ: tenías que verle la cara cuando vinieron, estaba lleno de sangre,  sucio y magullado, y aún así, la miraba con cara de bobo.

-ELI: ¿Y ella esta enamorada también? - me enfadé golpeando la cama.

-YO: ¡Que no estoy enamorado de nadie,  joder! – guardaron silencio unos segundos, pero sabían tan bien como yo que me estaba engañando a mí mismo.

Me ayudaron a ir al baño, podía ir solo pero tenía un dolor espantoso al  mover  el vientre, los hematomas se estaban curando, y pasando del morado más oscuro a un amarillento horrible, y dolían en cuanto hacía fuerza. Pero necesitaba moverme, desde que volví a casa con Lola, y Liz me subió a mi habitación, no me habían dejado salir de allí.

Lola se quedó el fin de semana cuidándome junto a Liz, pero ya era lunes, y Lola regresó al instituto por la mañana. La cara de Eli al verme  fue pavorosa, con un ojo aún hinchado, el vientre marcado de puñetazos, y la raja en la piel del acero. Por miedo a saltarme los puntos primero, y luego cuando se cayeron, miedo  a que se reabriera, de sexo ni hablar en tres días seguidos, iba con un calentón que ver media teta me la ponía dura. Liz se vistió normal para no provocarme, y dormía solo por el mismo motivo.

Avisé a mi  familia de lo ocurrido, y me vinieron a ver el domingo. La bronca de mi familia, por no llamarles de inmediato, fue casi peor que la pelea en sí, y la pobre Lola aguantó el chaparrón que le cayó de parte de todos, con la mirada gacha y soportando con una entereza impropia en alguien tan joven. Solo mi padre la consolaba,  la culpaban de lo ocurrido, y yo la disculpaba. El único que me miró con orgullo fue mi padre, delante de mi madre y mi hermana no podía decirlo, obviamente, pero se lo leía en el rostro. Él es quien me educó en esa forma de pensar, defender a una persona indefensa, más a una mujer, aunque sea en tu perjuicio físico. No era el hecho de haber “vencido” en la pelea contra tres tipos, incluyendo una navaja, era haber demostrado valor y hombría al enfrentarme sin temor a aquello, y actuar como él consideraba que debía de hacer un hombre. Si llega a decir algo de eso en alto, mi madre le cruza la cara, y mi hermana la ayuda, claro, pero esa mirada no se me olvidará nunca.

Por suerte, los días fueron un trasiego de amigos y conocidos. Las chicas del piso de estudiantes, Teo, Manu, y algunas chicas más, hasta mi jefa se pasó, al llamar para comunicar que estaba de baja durante una semana, lo que decretó el medico para recuperarme.

Me di una ducha repasando mentalmente la pelea, tratando de limpiar con cuidado las zonas magulladas. Veía el rostro de Javi enfurecido, a cerdito estallándole la nariz del codazo, el grito de dolor de escuálido al golpearle los testículos, y sobretodo siseaba al recordar la sensación, y el ruido, del codo de Javi partiéndose. Hasta rebobinaba en mi mente, pensando   lo que podría haber hecho para no recibir el tajo, qué estúpido había sido, pero Lola estaba a salvo, y era lo que me importaba. 

El padre de Teo se ocupó de todo, como sabréis, era abogado de alto copete, y estaba en deuda conmigo para siempre por el tema del ex de Eleonor. Presentó cargos contra los tres chicos, el más grave contra Javi, por intento de asesinato, aparte de consumir drogas. A cerdito por agresión y posesión de drogas,  y a escuálido, que era menor aún, le cayeron cargos menores, pero su cara era la peor de todas en la rueda de reconocimiento a la que fui. Sus padres se presentaron y me pidieron disculpas personalmente, las acepté con educación, y me dijeron que lo iban a mandar a un reformatorio en Alemania, ofreciéndose a ayudarme en lo que fuera necesario. Le pedí al padre de Teo que fuera  indulgente con él, solo era una oveja, que había aprendido a las malas,  lo que puede pasar si sigues a un mal pastor.

Por lo que sé a día de hoy, Javi sigue en la cárcel y aún le quedan unos cuantos años. Cerdito salió a los 2 años con la condicional, y le volvieron a pillar trapicheando con drogas. Me desentendí de saber  de ellos, lo importante es que no volví a saber nada de ellos después del juicio.

Me puse un bañador para bajar a la cocina, con Liz y Eli escoltándome. Al llegar abajo Dani estaba por allí, dejó lo que estuviera haciendo, y pese a que ya me había visto antes, acudió a mis brazos, agarrándome la cara y dándome una ráfaga de besos en la mejilla.

-DANI: ¿Tú estár bien? – sentir su cuerpo y sus brazos,  rodeándola con los míos,  me hizo sentir bien.

-YO: si, tranquila.

-DANI: tú asustar…asustarme, no volver ha hacer – no sé si era a mí, o al jugoso sueldo, lo que temía perder.

Me sentía totalmente inútil, sentado en la cocina mientras ellas me daban de comer y beber. No estaba tullido, pero no me dejaban hacer ningún esfuerzo. Fue una mañana tranquila en la terraza,  luego a comer y siesta a solas. Al despertarme a media tarde,  Lola estaba hablando con Liz en la puerta. Me senté en la cama con lentitud y gestos de incomodo, Lola me miraba como si me hubiera quedado paralítico. La llamé sin poder evitar la ilusión en mis ojos, acudió a mí,  arrodillándose en mi pierna, con los ojos vidriosos.

-YO: ¿Qué te pasa, rubia?

-LOLA: que me jode verte así - la alcé la mirada con ternura.

-YO: estoy bien, dame una semanita y ni se me notará  - su rostro era angelical, lejos de la camorrista que sería antes. La senté a mi lado, abrazándola con cuidado.

-LOLA: no sabes cuanto lo siento.

-YO: tienes que dejar de repetirlo, no es culpa tuya - se frotaba los ojosm sin creerme.

-LOLA: ¿Entonces estás bien?

-YO: ahora que estás aquí, sí – sonrió, calmando su rostro.

-LOLA: que bobo eres – la abracé de nuevo, besándola en la larga cabellera, olía genial. Liz me miró desde la puerta cruzándose de brazos, era evidente el cariño que la tenía, ni yo podía negarlo. Suspiré preparándome para lo que venía.

-YO: he pensado una cosa -  levantó sus ojazos para mirarme, y me quedé perdido en ellos.

-LOLA: ¿El qué?

-YO: me resulta muy duro que estés aquí, y no poder acariciarte… quizá deberías dejar de venir unos días, hasta que me recupere - la tristeza la invadió la cara.

-LOLA: pero yo quiero estar aquí… contigo, cuidarte y darte mimos  – me hacía cosquillas en un hombro.

-YO: lo sé, rubia, pero necesito descansar.

-LOLA: ¿Y Liz y las demás? ¿A ellas les has pedido lo mismo?

-YO: Liz y Eli cuidarán de mí, no te preocupes, del resto olvídate.

-LOLA: ¿Y por qué ellas si se pueden quedar, y yo no? – “Por que a ti te quiero, y a ellas no”, quise decirla.

-YO: es mejor así, te llamaré cuando esté bien, no te preocupes.

-LOLA: bien…si quieres me iré, pero llámame, por favor - su suplica me punzó en el corazón.

-YO: claro que sí,  rubia – sonreí, mientras la mentía.

Me besó suavemente y se fue sollozando, Liz la acompañó y la oí hablar con ella abajo. Cuando subió, me encontró llorando, no podía evitar que me cayeran lagrimas, Liz se sentó a mi lado, y me abrazó con ternura.

-LIZ: ¿La vas a dejar?

-YO: no era mía como para dejarla…

-LIZ: ¿Y ya está?, ¿No la volverás a llamar?

-YO: es lo mejor para ella

-LIZ: ¿O para ti?

-YO: no soy bueno para una chica así, no ahora, estando como estoy, necesita cuidados y un novio que la enderece, y yo no quiero ser ese hombre… no otra vez – se lo decía a ella, pero me hablaba a mí.

-LIZ: eres lo mejor que la ha pasado nunca, y no hablo de sexo.

-YO: es joven y guapa, encontrará a otro.

-LIZ: otro Javi, no otro como tú, aunque no quieras admitirlo, aunque quieras aparentar otra cosa…no eres un desalmado, ni un carbón,   ningún tío se metería en una pela de navajas con las manos desnudas por un ligue de una noche, o por una entre tantas…  y Lola lo sabe, igual que yo.

-YO: eso no fue así…yo no quería…no pretendía…- estaba sin palabras, me mostré débil ante Liz, y me enfurecía por ello.

-LIZ: es inútil que lo niegues, la quieres.

-YO: pero no quiero quererla, soy el cabrón rompe corazones, no amo a nadie, soy libre, ¿Me oyes? - mi tono era brusco.

-LIZ: si es así ¿Por que la alejas? -   “¡¡¡POR QUE NO QUIERO QUE ME HAGAN DAÑO!!!”, pensé lleno de furia,y  bufé rojo de ira, con el puño cerrado.

Liz se asustó un poco, pero me tranquilizó, colocando mi cabeza en su regazo, mientras me atusaba el pelo. Escudriñaba mi propia mente, que  se rompía. Estaba claro, pese a mis denodados esfuerzos, no había superado aún lo de Ana, me había afectado mucho más profundo de lo que estaba dispuesto a admitir, ¿Qué estaba haciendo con mi vida? Construí un corazón de hielo, y no dejaba entrar a nadie, negándome a sentir nada por alguien,  abandonándome a una vida de desenfreno y mentiras. Y podía haber seguido así, si aquella chiquilla no me hubiera derretido con su mirada y sus malas formas, era guapísima y daba mucho morbo en el sexo, nada que no tuviera o podría conseguir ¿Pero por qué Lola era diferente para mí? Esa pregunta era la que me tenía perplejo, perdido. Lola era una choni, una tribu urbana con muy mala fama, en poco más de un mes con ella ya había tenido varias broncas, y una pelea que terminó casi en desastre,   era tosca, cabezota, poco refinada en su forma de ser y comportarse, hasta podía ser violenta para defender lo suyo… “Claro…es eso, es leal,  fiel,  fuerte…es justo lo que Ana no fue”.

Mi mente se expandió,  dejando que todo el ruido que tenía en la cabeza desde que se fue Ana,  fuera disipándose. Lo veía claro,  quería a Lola por que reventaría la cabeza a alguna con un bate, antes que traicionarme. Eso me hizo esbozar una sonrisa, pero me presentaba un problema, ¿Quería, o no, estar con Lola? La quería, ya no podía negármelo más, pero podía dejar de quererla, sí, si conseguía comprometerla, si se fijara en otro y me demostrara que no era tal su amor por mí, quizá dejara de quererla, sí,   lo supe como una verdad escondida en mi mente, que ahora parecía clara.

Me animé tanto que Liz notó mis besos en sus muslos, y mis dedos acariciando sus piernas, olía a hembra necesitada y eso me enervó, mi polla empezó a crecer incontrolable y Liz se arrodilló ante mí,   halagada y excitada. Succionaba con ánimo, y jugaba con su lengua con astucia,  me senté en la cama y se desnudó para seguir chupando con energía, y haciéndome una cubana con sus oscuros senos, continuaba lamiendo el glande.

Una explosión de semen la llenó la cara, se lo lamió con los dedos mientras lo degustaba, y acarició más hasta tenerla dura otra vez. No tardó demasiado, me tumbó en la cama, y se metió mi rabo por el coño, cabalgando con cuidado pero haciendo vibrar nuestros cuerpos. Se empezó a correr, le acariciaba dónde le llegaba y volví a descargar en su interior, sin dar tiempo a más me besaba y se puso a 4 patas. La penetré el culo mientras la azotaba, y me divertía con sus orgasmos anales, de la rabia me dolía el estómago, pero seguía para  volver a correrme. Caí roto de cansancio y dolor en la cama sudando. Liz lamió mi torso, con ojos de lujuria, besándonos con dulzura, comenzamos así mi “recuperación”. Descansamos toda la noche, y por la mañana me sosegó con una mamada deliciosa. Al llegar Eli y verme con Liz, se animó a revolcarse con nosotros. La verdad sea dicha, ellas disfrutaron más que yo, me sentí como un mero consolador para ellas, apenas me movía, y Liz hacía diabluras con su lengua en Eli, pero al menos empezaba a coger tono.

Fueron pasando los días, y entre las dos me devolvieron mi esplendor, apenas me dolía el cuerpo, y no se notaba nada de los golpes.

Para el fin de semana, llegó un aire del desierto del norte de Africa, o algo así, y en pleno diciembre estabamos a 25º grados de temperatura. Anunciaban la vuelta del frío y lluvias para el domingo de tarde, y se me ocurrió montar un fin de semana con mis amigos en mi casa, tipo barbacoa y piscina. Quería y necesitaba a mis amigos cerca, ellos me ayudarían con mis planes.

Comencé a llamar, primero al trabajo y pedir esos días, mi jefa me los dio sin poner impedimentos. Luego Teo, él se ocuparía de traer más gente, y  accedió si llevaba a su novia. Manu también vendría, sobretodo le pedí que trajera a Lucas, un amigo nuestro, italiano, castaño de ojos verdes y un ligón de primera. Y ya puestos, las chicas del piso de estudiantes. Para ellos, mi casa eran unas micro vacaciones, y quien sabe, algún rollo podría caer. Yo mismo llamé a Alicia, que habló con las demás, y todas accedieron aunque ella, al saber que irían Teo y su novia,  no quiso ir, pero era un buen plan y yo sabía que no faltaría si todos estaban allí. Lo hablé con Dani, que aceptó ir también sábado y domingo por las mañanas a recoger lo que, sin duda,  sería un desfase de fiesta.

Dani me acompañó al mercado, e hicimos algo de compra, sobretodo carne fresca para la barbacoa de la terraza, que no había usado nunca. Llamé a todos preguntando qué querrían, y qué cosas comprarían ellos para traerlas, encima de la casa, no iba a ponerlo yo todo. Dani se quedó un rato más organizando la cocina, y yo guardando todo lo valioso y frágil de la casa, éramos muy dados a romper cosas.

Preparé los cuartos para albergar al mayor número de personas que entraran, y eran muchas,  el sofá que rompí, lo sustituí hacía unas semanas por un sofá cama muy barato, que no pegaba con el resto del piso. A contar, en el dormitorio principal, la cama de 3x3 dónde yo, y dos o hasta tres, podrían dormir. Los 2 dormitorios del otro lado del piso de arriba, con una cama cada uno, una individual y la otra era de matrimonio dónde dos podían entrar. El dormitorio de abajo con una cama de matrimonio, y los tres sofás de abajo, uno un  sofá cama, y  otro que no lo era, pero tan amplio como para poder dormir sin problemas alguien no muy grande. Por último, llamé a Lola, que acudió encantada, casi sorprendida de mi llamada, acudiría a buscarla al salir del instituto el viernes, y pasaría el fin de semana entero con nosotros.

La pobre Lola no sospechaba que mi intención era liarla con Lucas, el amigo italiano,  para así demostrarme que no me quería, y quitármela de la cabeza. Mandé a Liz a su casa el viernes por la mañana, no sin antes un trío con Eli, y así tener vía libre y una cama más. Se fue Liz acompañando a Eli, y bajé a la cocina, algo aturdido, esas dos mujeres juntas me exprimían al máximo.  Fui a ver a Dani, que estaba radiante con algo menos de ropa, debido al calor.

-DANI: Yo ir ya, ¿Yo venir mañana misma hora?

-YO: sí, y te pido disculpas anticipadas.

-DANI: ¿Por qué? Tú ser bueno - me acarició la cara, con una sonrisa que derretiría los casquetes polares.

-YO: te pediría perdón por las cosas que se me ocurren que podrían pasar este fin de semana, pero las disculpas las necesitarás por las que no se me ocurren,   y van a pasar - torció la cabeza, creo que sin entenderme del todo, pero comprendiendo que la casa iba a ser una locura.

Cuando se fue, preparé un poco la casa para la fiesta, y se me ocurrió  un cartel con esperanzas vanas, que coloqué en la puerta de cristal de la terraza

Las chicas del piso de estudiantes fueron las primeras en llegar después de comer, sobre las 17 horas, ataviadas como si fueran a una excursión, mochilas, maletas y bolsas, todas con ropas informales. Lara se me abrazó con fuerza, haciéndome sentir que se me cortaba el aire con sus grandes senos, pero la solté al ver a Alicia entrando la última, detrás de Naira, la canaria. Las saludé a todas, pero hablé solo con Alicia.

-YO: ¡Al final has venido!

-ALICIA: ya, que iba a hacer si no, ¿Quedarme en casa? - puso cara mustia, al soltar una mochila, la abracé dándola un solo beso en la mejilla. Así me gusta diferenciar al resto de mujeres con las que me importan, a las que me dan igual dos besos de cortesía, y a las que me tiro directamente en la boca, pero a las “mejores”, un solo beso y un abrazo. Desde que ya no tenía tantas amigas,  si no amantes, ese círculo selecto se había reducido en mi madre, mi hermana,  Alicia, y alguna otra novia de buenos amigos, a las que dejaba en paz.

-YO: pues te he echado de menos,  esta es tu casa… - la rodeé con un brazo, girándome al resto - …cuando no esté yo, la que manda es mi hermanita, que os quede claro a todas – sonrieron, pero entendieron el sentido de mi tono, Alicia era la más sensata que había conocido nunca, me fiaba de ella al 100%.

-ALICIA: y yo a ti también te he echado de menos…- me dio un fuerte abrazo de gratitud- … mi hermana viene luego, cuando salga del trabajo - me mostró su sonrisa falsa. Y he aquí una pieza importante de esta historia, con los años,  aprendí a diferenciar las sonrisas falsas de las verdaderas en Alicia, cuando sonreía de verdad,  lo hacia igual, pero una leves arrugas en los ojos solo aparecían cuando era sincera. Esa vez, solo quería aparentar.

-YO: genial, pues si viene antes de que vuelva, la abres.

-ALICIA: ¿Pero es que  te vas? - cuando cogí las llaves del coche, me miró horrorizada.

-YO: claro, estaba esperando que llegara alguien, tengo que ir a por Lola, que se quedará con nosotros… - Lara soltó un “Pufff” desaprobándolo, las pocas veces que Lola vio a mis amigos, fueron momentos fríos y tensos, en mi grupo social Lola no estaba bien vista –…así que la casa es tuya, ya sabes como va el telefonillo, e id cogiendo sitio en las habitaciones, toca apretarse en ellas, no sé cuantos vendrán al final.

Me fui a por Lola con el coche, al verla de pie, con unos shorts cortos,  un top abultado con el biquini ya puesto, y una mochila, me alegré, no sabría decir por qué. La recogí, y la besé con la fogosidad que requería, no era una mujer normal, su fuego era mayor, con decir que cada vez que la recogía o la dejaba, me besaba acariciándome la polla, no hace falta decir más.

Al volver al ático y subir, ya habían llegado otras personas. Manu y el amigo suyo, Lucas, que aparte de ser alto, guapo y de cuerpo trabajado, tenía la carcajada más contagiosa del mundo, y era cercano al estilo “choni” de Lola, “La pareja perfecta para ella”.  Mara, la hermana mayor de Alicia,  salió a recibirme con los brazos extendidos,  dando los dos besos como los daba, casi sin rozar los labios y apartando bien la cara. Era demasiado elegante y estilizada para dar un fuerte abrazo o un beso disonante, muy diferente  a mí.

Lola me preguntó  dónde ponía sus cosas, arriba en mi cuarto, obviamente le dije, aunque no sabía muy bien como íbamos a dormir, mi plan era otro, Lola debía dormir con Lucas.

Para mi sorpresa, estaban todos en el salón, sentados y quietecitos, hasta parecían gente seria y formal,  Alicia había cogido las cosas que trajeron de comer, y lo había organizado en la cocina, sobretodo la cantidad enorme de botellas de alcohol y latas de cervezas que trajeron. Cogí el mando del equipo de música y caminé con cierto aire burlón delante de los sillones de abajo, dónde me miraban algo avergonzados..

-YO: ¿Que coño os pasa?.... – me miraron atentos -… no se supone que esto es una…¡¡¡¡FIESTA!!!!... - pulsé el botón del play subiendo la música hasta sentir el suelo temblar, tuve que gritar para que me oyeran. – …¡¡¡ESTÁIS EN VUESTRA PUTA CASA!!!

Desde ese momento la cosa se animó. Empezaron a correr los cubatas, las latas de cerveza y la música.  Lara, sin tapujo alguno, bajó de la habitación de arriba dónde había dejado sus cosas, con solo el biquini puesto, un conjunto de hilos con tan poca tela que no le daba para taparse los enormes pechos.

Al verla, todos los tíos se quedaron mirándola atontados, y todas las tías corrieron a las habitaciones a cambiarse. Lara caminó hasta mí, y la di una copa de ron que le encantaba. Bailó para mí, pasando sus dedos por mi pecho, y agachándose bastante poco para besarme tiernamente en la herida ya cerrada. Lola estaba en las habitaciones, lo agradecí o la hubiera saltado al cuello.

Cuando el resto de chicas fueron saliendo, en biquinis de mil maneras, por alguna razón esperaba ver a Alicia con alguno de los que me enseñó aquella vez con Ana, pero salió con uno blanco tipo braga y  sujetador antiguos, bonita, como siempre, sus caderas eran exuberantes quisiera o no, pero palidecía ante las tetas de Lara, o el cuerpo fino y esbelto de Naira, la canaria, con un biquini tan escueto como de un brillante amarillo. La peor parada fue Mara, no tenía ni las caderas de su hermana pequeña, ni las tetas de Lara,  ni el todo de piel canario, solo un culo prieto y unas piernas bien torneadas ayudaban a disimilar que era la que menos pecho tenía de todas, incluyendo a Lola, que desde que la conocí hasta ese momento, le habían crecido notoriamente. Lola se quitó el top y los shorts, salió al salón dejando ver un biquini rojo tan llamativo como embellecedor, su cuerpo aniñado era perfecto, y me costó no besarla al ver su larga melena rubia caer por su cuerpo.

Los tíos, por su parte, todos acudieron con el bañador puesto ya, como son pantalones cortos, sirven,  solo se quitaron la camiseta. Las chicas quedaron alucinadas por mi torso, ninguno me hacía sombra en corpulencia, pero si se llevaron su dosis de miradas. Lucas, estaba más moreno que yo, y Lola se fijó en su cuerpo, todas lo hicieron, siendo falsamente humilde, el tío estaba más bueno que yo.

Todos bebieron bastante, y jugamos a alguna chorrada. El calor empezaba a ser asfixiante, quité el aire acondicionado aludiendo al gasto de luz,  y fui a la piscina, me siguieron varios chicos, y cuando las chicas fueron a entrar, me puse en la puerta, señalando el cartel, “Si cuela…”.

-YO: lo siento señoritas, son las normas – ninguno pareció haber visto el cartel hasta ese momento, se giraron a leerlo.

-LOLA: ¡¿“SOLO TOP LESS”? Tú estás quedao!

-MANU: ¡Que cabrón!

-YO: queréis igualdad, pero podéis comernos con los ojos mientras vamos sin nada arriba, eso no es justo, así que…- golpeaba el cartel con un dedo.

-LARA: ¡Cerdo! – se reía al saber que mi idea era una tontería.

-ALICIA: no hagas bromas anda…

-MARA: ni loca.

Todas se cerraron en banda, así que hice pasar a los chicos, y cerré la puerta. Saltamos al agua y gritábamos fuerte, divirtiéndonos y   tentándolas, si ya estaban sudando dentro cuando las dejé, media hora más en aquel ático dándole el sol, era un infierno.

La primera en caer fue Lara, entró, y ante nuestros vítores, se quitó la parte de arriba del biquini, dejando sus colosales senos y sus pezones al aire, no sé si pensó que así me demostraría algo, aún sentía algo por mí, pero nos dio igual, era una broma, y tenía que seguir siéndolo. A los 30 segundos apareció Lola, sus ganas de marcar territorio se leían en su rostro, no iba a dejar que aquella pechugona la quitara lo suyo, dejando la parte de arriba de su biquini encima de la otra de Lara, algún aplauso comedido de los demás, al no conocerla mucho, de lo contrario su cuasi perfecto cuerpo hubiera sacado algunas exclamaciones más soeces,  pero la bajé el agua con honores,

Ya, jugando entre todos, los sonidos de diversión hacían asomarse  a Naira, pero estaba atento y le negaba hasta eso. Lara la gritó para animarla, y Naira cedió, salió directamente sin la parte de arriba, dejándome ver sus bonitos senos por primera vez, una 90 de pecho a ojo, y bien puestos, aunque sin el biquini cayeron un poco más de lo esperado. A los 20 minutos de juegos y roces “involuntarios”, Mara apareció tirando de  la mano de Alicia, discutiendo. Mara era demasiado orgullosa como para que las demás se atrevieran, y ella no, a pesar de ser la que menos tenía que ganar. Mara logró sacar a la terraza a Alicia, y allí se quitó la parte de arriba mientras las salpicábamos agua y gritábamos como monos ligeramente evolucionados. A Mara le pasó lo contrario que a Naira, sin biquini mejoró, disimulaba bastante pecho, sí, no tenía mucho, pero tenía más que el que podía pensarse, y  muy bien puesto, mirando con los pezones oscuros arriba, apetecibles. Alicia se puso roja, “Dios bendiga la presión de grupo y la desinhibición del alcohol”,  todos jaleando y gritando, y se lo soltó con vergüenza, lo dejó caer al suelo mostrando unos senos que ya  conocía de vivir con ella, y de aquel momento fugaz en mi cumpleaños. No por ello, menos bonitos, además estaba  centrado en pegar a Lola a Lucas, que se mostró encantado de que, en los juegos, siempre le tocara a Lola con él  hacer lo que fuera. Lola no tanto, pero se divertía. Terminamos todos en el agua, bebiendo y charlando, con miradas furtivas unos a otros.

Al salir a tomar el sol ellas, nosotros jugábamos a salir y tirarnos al agua a empujones, todos menos yo. Nadie podía tirarme al agua, entre Manu y su amigo Lucas se esforzaban, pero siempre terminaban en el agua, ellos.  Al final fueron Alicia y Lola las me llevaron al agua, dejándome empujar antes de poder hacerlas daño con algún gesto violento. Sentí los pechos de Lola en mi espalda y los de Alicia en mi brazo al caer al agua conmigo. Nos pasamos una hora jugando a ahogarnos, dónde me divertí, más que excitarme, junto a Alicia. Con Lola queriendo meterse por medio todo el tiempo, pero había algo en la sonrisa de Alicia que siempre me hacía querer hacerla reír todo el tiempo, me pasaba desde el primer día que la conocí, con 12 años.

Pasado un rato, apareció Teo con su novia, habían tardado, pero se sumaron pronto a la fiesta. Teo se animó mucho, y Alicia todo lo contrario cuando vio a su nueva novia en biquini, algo avergonzada. Supe que Teo había elegido a un clon de Alicia, mejor dicho, a una copia barata, su nueva novia era bonita, y con buen cuerpo, normal al estilo de Alicia, con algo de cadera, pero sin nada de su encanto y de su naturalidad. Era violento hasta cierto punto tener a todos juntos, pero ya nos ocupábamos Manu y yo de que no faltaran risas. Al final  la novia de Teo se quitó el biquini con un par de cubatas, nada a destacar, normal, simple…del montón.

Pasamos la tarde entre  el agua y el sol,  luego hicimos una ensalada y unas hamburguesas para cenar, nos dimos unas duchas y nos vestimos para salir de fiesta unas horas.  Lola se aburría un poco en los lugares que íbamos, con lo que se llama “pachangueo”, buena música de cualquier época, nada de electrónica y flashes. Esa vez Lola eligió un vestido negro vaporoso con la espalda al aire, sin sujetador, y ya se encargaba Lucas de animarla. La cosa iba bien, Lucas parecía que había fijado su presa, y Lola no se mostraba esquiva.

Del resto, todas iban más o menos arregladas, y me alegré  un montón de ver a Alicia con unos jens ajustadísimos que me apartaron la vista de mis planes, se podría decir que le quedaban perfectos, moldeando un trasero de los que salen cada pocos años. Los tíos de los bares se pegaban por estar con ella, no sé si por fin se estaba recuperando de la ruptura con Teo, o solo lo quería aparentar ante  su nueva novia. Lara fue la que se aprovechó de la situación, y se me pegaba bastante, con un escote rozando lo vulgar, mostrando como sus pechos chocaban entre si al bailar. La tuve que apartar un par de veces, no por otra cosa, sino por que Lola al verlo, se estaba poniendo mala, se distraía de los encantos de Lucas.

Una vez de vuelta en el piso sobre las 5 de la mañana, me llevé a Naira, muy borracha como para caminar, en brazos al sofá de abajo. Alicia y los demás me seguían entre gritos y susurros de haber bebido demasiado,  Manu iba con una tajada enorme, Lucas  le sostenía por el hombro, y  tampoco es que este fuera mucho mejor que él. Eso ayudó a que, según se sentaron en los sofás de abajo, Naira y Manu se quedaron fritos, vestidos y todo. Manu sentado en el sofá ancho con los pies estirados, y Naira en el sofá cama cuando lo extendí, “Unos menos con los que discutir por las camas”.

Lara y Mara, algo menos borrachas, se desnudaron quedando en tanga, y saltaron  al agua, me llamaban a voces, mientras yo indicaba que Lola y Lucas podían compartir mi cama, y yo dormir en la individual. Me esfumé a la piscina para evitar replicas ante la llamada de las sirenas. Lara y Mara se reían de su atrevimiento, retándome a meterme en el agua con ellas, me quedé con el slip solo  ante el  asombro de Mara, y la sonrisa del conocimiento de Lara, zambulléndome con ellas. Jugamos sensualmente, hasta que Mara se me acercó y sintió mi polla semi erecta  sobre su piel en el muslo, se ruborizó tanto que salió del agua despavorida, pero su forma de salir, mostrando su trasero  y colocándose el tanga chorreando agua, me la puso dura, esa mujer tenía estilo y clase, siempre. Lara en cambio se enganchó a mi cuello, y me besó, me pilló desprevenido, y no me pude contener cuando  me dejó sus enormes tetas empapadas en las manos. Lamí sus pezones recordando que era muy sensible en ellos, y solo la aparición de Teo y su novia en la piscina, evitó que la follara allí mismo. Me dejé encima a Lara para tapar mi erección. Mientras Teo y su chica se acariciaban en una hamaca,  Lara me suplicaba al oído.

-LARA: por favor, déjame dormir contigo.

-YO: ¿No tienes cama?

-LARA: si, Naira y yo íbamos a compartir una de las camas de arriba, pero se ha quedado frita abajo  y prefiero dormir contigo - su mirada era de petición sincera.

-YO: voy a dormir en la pequeña,  si te quieres unir, la cama es suficiente, pero solo dormir, tengo que descansar, estoy magullado – sonrió, mientras me abrazaba.

Tuve que decirle  a Teo, que yo estaba  con la polla medio tiesa por culpa de las tetas de Lara, para que se llevara a su novia, borracha, de allí. Se habían quedado la habitación de invitados de abajo para ellos dos, y se despidieron hasta el día siguiente. Me enfadé de golpe al recordar que pillé a Teo en esa habitación en Navidades, tirándose a otra, cuando aún estaba con Alicia, casi se me había olvidado aquello.

Lara se subió a mi habitación, solo con las bragas mojadas en la mano. Entró en la cama, y se tumbó  notando el efecto de la bebida en sus párpados. Me quedé de pie, mirándola, boca arriba, no podía dormir hacía abajo, no con esas dos bellas monstruosidades en el pecho, ladeada hacia un lado de la cama, con un hueco  para mí, “Solo dormir, recuerda”.

 Cuando iba a meterme en la cama, oí ruidos de voces susurrando al otro lado del piso de arriba, fui a salir desnudo, como iba, pero me puse unos pantalones cortos. Fui a una de las habitaciones  y llamé, no contestaron, al abrir vi a Lola adormilada, y Lucas susurrándola al oído. Lola llevaba un pijama de lana, ese detalle me fastidió, y me alegro a la vez.

Les dejé, por si aquello iba a más, pero yo  seguía oyendo unas voces, fui a la otra habitación y llamé, abrió Mara con gesto cansado, con un top banco ceñido y unas bragas negras delicadas, sin más, y  de fondo vi a Alicia, secándose unas lagrimas del rostro, ataviada con un short azul oscuro, degastado y una camiseta vieja y amplia.

-MARA: ¿Qué quieres? – su tono era brusco.

-YO: nada, es solo que he oído voces y vengo a ver si necesitáis algo antes de irme a dormir – “¿Por qué narices la doy  explicaciones? Es mi casa”.

-ALICIA: no gracias, estamos bien, dormiremos juntas y tenemos de todo  - forzó su sonrisa falsa, sin arrugas en sus ojos.

-MARA: eso, lárgate.

-YO: ¿Seguro? Por que no veo a Alicia bien.

-MARA: ¿Y a ti que coño te importa? - me harté de su tono, y la fundí la coraza que era su rostro, con una mirada volcánica.

-ALICIA: no seas brusca, solo se preocupa, anda pasa - lo hice, sin mostrar atención al gesto tedioso de Mara.

-YO: a ver hermanita ¿Qué te pasa? - la sacudí la rodilla con cariño al sentarme a su lado en la cama, por alguna razón Alicia lograba que fuera yo, mi yo real, Raúl, ni Zeus, ni el cabrón que quería ser, ni el manipulador adicto al sexo que Eli me enseñó, solo un amigo preocupado y cariñoso.

-MARA: pues nada, esta boba, que aún pasando  tanto tiempo, le duele ver a Teo con esa - su tono era de incomprensión, cerró la puerta y se sentó a mi lado, abrazando a su hermana.

-YO: lo siento, debí de…- la verdad es que no sabía que decir.

-ALICIA: no es culpa tuya cielo, bastante has hecho ya dejándonos pasar aquí el fin de semana, soy yo, que soy una tonta sensible – se secaba una lagrima con un pañuelo, que ya había secado unas cuantas.

-MARA: claro que sí, él ya ha rehecho su vida, mírale como te lo restriega.

-ALICIA: no lo hace a posta, por que hayamos cortado no vamos a dejar de vernos, pero me siento mal cuando le veo con otra.

-YO: es normal, fue mucho tiempo, pero debes de ser fuerte y tratar de seguir adelante, hoy te he visto  animada, tenias a medio bar babeando en tu bonito trasero - tan cierto,  como que mi halago solo buscaba  sacarla una sonrisa real.

-MARA: ya, si se lo he dicho yo, que se de una alegría… pero nada.

Pasaron las horas y continuamos charlando los tres. Soltaba alguna broma tonta de las mías de vez en cuando para aliviar la tensión, pero el tono siempre era el mismo, serio, lo que se decía importaba. Descubrí a una Mara dulce y cariñosa con su hermana, y creo que ella en mí, a un chico adulto y sensato. “No se puede juzgar un libro por la portada”, pensaba, eso es solo una fachada, nos mostramos como teníamos que mostrarnos ante una Alicia que se derrumbaría si no teníamos cuidado.

Mara se mostraba  hiriente con Teo, yo le defendía, por que era mi amigo, pero al recordar su infidelidad en la habitación que ahora ocupaba, me costaba encontrar motivos. Teo fue un capullo desde que nos mudamos al piso de estudiantes, y cuando todo parecía arreglado con mi marcha, le puso los cuernos a Alicia. No le pilló por que yo me ocupé de que no se cruzaran en el piso en Navidades, y le obligué a dejarla,  enterrando el tema por miedo ha hacer daño a Alicia.

-MARA: es que no puedes seguir  así por un cabrón como Teo.

-YO: no es un cabrón, es solo que cuando bebe, se pone tonto.

-ALICIA: si eso ya lo sé…

-MARA: es que te llevas unos berrinches que no te mereces.

-YO: lo dejaron de mutuo acuerdo y ya está, no hay que darle más vueltas.

-MARA: de mutuo acuerdo las narices, la dejó por…- se calló, mordiéndose el labio ante la mirada inquisitiva de su hermana pequeña, no me hacia falta más.

-YO: ¿Lo…lo sabéis?

-MARA: ¿Que Teo se acostó con una zorra en Navidades?  ¿O que tú te lo callaste? Sí, lo sabemos…- no se contenía al acusar. Me sorprendió, no sabía que eran conscientes de aquello.

-ALICIA: ¡Basta! Raúl no hizo nada malo - la cara de Mara era de no creérselo.

-YO: ¿Desde cuando?

-ALICIA: me lo contó todo Teo unas semanas después de cortar, se sentía culpable - me enfadé un poco, por que Teo no me lo dijera, pero al menos tuvo los cojones para decirla la verdad.

-YO: joder, no quería hacerte daño…

-ALICIA: lo sé, y te agradezco que hayas sido tan discreto, y que hayas cuidado de mí de esa forma.

-MARA: esté solo cuidó a su amigo, y al final tú eras la mala por que decía que le ponías ojitos, cuando él va, y se tira a otra - de nuevo, el recuerdo de Alicia en el piso de estudiantes desnuda con su coño en mi boca me pasó por la mente, y creo que por la de Alicia.

-YO: eso ya no importa, decidieron no seguir, y ahora tiene que hacer su vida.

Seguimos charlando horas, Mara era un ataque de espada constante sobre mí y teo, y yo un escudo de amistad que paraba los golpes a duras penas, pero sentía que estaba ayudando.

Alicia avanzaba en sus razonamientos, parecía convencida cuando vi el reloj del despertador, “Joder,  las 10 y media de la mañana”, me despedí cortésmente, dejándolas bostezar mientras se acostaban. Me fui a mi cuarto, y caminando me llevé un susto al  cruzarme con Dani, la abracé y la pedí disculpas de nuevo, ahora  me miraba sabiendo por qué, la casa estaba horrible, la terraza llena de ropa mojada  y toallas, la cocina de sartenes y cacharros, en el salón 2 durmiendo con la mesa llena de cervezas y copas, y gente durmiendo en todas las habitaciones. Me acosté junto a Lara,  y me aferré  a  las ubres  de Lara. Al tumbarme desnudo, se abrió de piernas para dejarme meter mi polla entre sus muslos, como me gustaba,   y dormí plácidamente.

El ruido de vida en la casa me despertó, había dormido apenas unas 6 horas, pero me sentía renovado. Agradecí  levantarme con las tetas de Lara en las manos, ella llevaría despierta un rato remoloneando, disfrutando del tacto de mis dedos. Gozaba  del roce de sus muslos con mi polla atrapada, eso lo aprendió de Ana, pero dándola un beso en el hombro la dejé en la cama, con los ojos hinchados y legañas enormes. En automático, fui al baño a mear, oyendo como corría el agua de la ducha,  al acabar de mear decidí darme una alegría y ducharme con Liz para follarla como hacía cada mañana, palpando más que viendo me metí en la ducha, y acaricié su cuerpo. Ella estaba rígida cuando la tocaba, hasta que me soltaron una bofetada. Sacudí la cabeza enfocando, y al ver a Naira tapándose las tetas y el coño con las manos, totalmente roja de vergüenza, mirando mi empalme mañanero,  me dio tal susto que me resbalé y caí a 4 patas con medio cuerpo fuera de la bañera.

-YO: ¡Joder lo siento! Creía que eras…- “Idiota, Liz no está”- …otra persona.

-NAIRA: Lara me dijo que podía usar la ducha – la pobre parecía culpable de algo en su voz, asustada. Gateando, me salí de la ducha.

-YO: sí, sí, continua… lo siento - cerré la puerta por fuera, con la respiración aún agitada. Lara estaba tumbada en la cama mirándome,  tapándose la boca sin cubrir una carcajada enorme.

-LARA: ¿Que tal? - soltó burlona, reí con ella al rememorar el ridículo que había hecho.

-YO: ya podías haber avisado, cabrona - me lancé a por ella jugando, inmovilizándola, goteando el  poco agua que me había rozado la piel. Reíamos, pero el juego era sensual, los dos desnudos, y le comía una teta como castigo. Hasta que salió Naira disparada del baño, cubriéndose por una toalla sin cerrar del todo, no me dejó ni disculparme antes de salir corriendo de la habitación.

Mientras me daba una ducha, negándole el acceso a la vez a Lara, pensaba en como Naira habría entrado en el dormitorio conmigo dormido desnudo, y casi siempre boca arriba por mi rabo tieso, ¿Si me habría visto cubierto por una sábana o totalmente desnudo? Dios, ¿Estaría ya empalmado o la tendría entre las piernas de Lara? ¿Por qué al mear no me dijo nada? Y aún más, al meterme en la ducha con ella y acariciarla, le había agarrado las tetas ya cuando me abofeteó, ¿Hasta dónde hubiera llegado?

Al salir de la ducha me puse un bañador, y desde el balcón de mi habitación vi a Manu y su amigo Lucas  tomarse unas cervezas tirados al sol, y  les saludé. Comprobé que Naira estaba bien, había bajado junto a Lara y estaban charlando en  un sofá de abajo. Sin llegar a abrir la puerta, vi a Mara aún dormida en su habitación, solo con las bragas negras puestas, se había quitado el top, y estaba sin una mísera sábana encima, me quedé mirándola el cuerpo unos minutos, se la veía un pecho tal como estaba, no eran grandes pero su pezón era bonito, y sus torneadas piernas me alegraron la vista, con la luz apagaba y su tono de piel bronceado y brillando de una leve transpiración, me pareció tremendamente sexy. Me forcé a bajar y dejarla así, saludé a Teo, que salía con su novia de la cocina con unas cervezas, de camino a la terraza, y al entrar, vi a Dani terminando de recoger, con Alicia echándola una mano.

-YO: Dani, ¿Que haces aquí todavía?

-DANI: señoritos ser muy guarros - me señaló con el dedo, sabiendo que sus palabras no me ofenderían.

-YO: ya te pedí disculpas, pero no tenias que quedarte.

-DANI: ya saber, pero yo cumplir mi parte, ser buena… - se refería a nuestro pacto secreto, pero aún así, era demasiado -…si no ser por amiga, yo no salir nunca - le dio un codazo amistoso a Alicia, que terminaba de poner el lavavajillas.

-ALICIA: no ha sido nada, ¿Qué menos después de cómo dejamos la casa? Raúl,  tenias que ver como estaba esta mañana - “Ya lo vi al irme a dormir, como todos los que se habían despertado antes y  lo vieron, pero solo tú te has molestado en ayudar a Dani”  pensé. Por esas cosas era mi hermanita,  era tan incapaz, como yo, de ver trabajar a alguien y no ayudar.

-YO: anda déjame a mí acabar,  tomate algo con estos - la abracé fuerte y ella me correspondió, ambos pensábamos en esas horas que habíamos pasado charlando, y me dio un beso en la mejilla agradeciéndomelo.

-ALICIA: no, podrecillo, te has pasado la noche en vela conmigo.

-DANI: ya, señor hacer mucho eso - Alicia me miró, riendo.

-YO: no, esta vez no es eso -  asintió con la cabeza, sin creerme, mientras recogía un cesto de ropa y salía de allí.

-ALICIA: bueno, pues eso, que muchas gracias… - me dio otro abrazo poniéndose de puntillas sobre un solo pie con una de sus sonrisas,   pero esta vez era real, el contorno de sus ojos se arrugó.

Se fue a empujones de la cocina, y terminé de limpiarlo todo, mientras me preguntaba dónde estaría Lola, era a la única que no había visto. Así que al terminar, y mandar a su casa a Dani, con un cachete en el culo, subí a mi habitación, la de la cama grande dónde habían pasado la noche Lola y Lucas juntos. Entré en la habitación, y vi a Lola medio desnuda, secándose el pelo con una toalla, se sobresaltó, pero al ver que era yo, se tranquilizó.

-YO: ¿Como estás, rubia?

-LOLA: con una resaca de la hostia…

-YO: si es que bebes demasiado para lo pequeña que eres -  se mordió el labio para evitar reírse.

-LOLA: puffff ya ves, menos mal que Lucas me acompañó, si no, no llego a casa.

-YO: parece que habéis congeniado…- eso esperaba.

-LOLA: sí, es muy majo y eso, pero no ha pasado nada…- se apresuró a decir, con miedo a  que me ofendiera por ello, cuando era lo que buscaba.

-YO: no me tienes que dar explicaciones, Lola, lo nuestro no es una relación estable, ya lo sabes.

-LOLA: eso crees tú, si pensara mal diría que me estás tratando de liar con Lucas…- no era una premio Nobel,  pero tampoco era tan tonta como para no olérselo.

-YO: solo le ayudo, parece que le gustas…- mentí para cubrirme las espaldas.

-LOLA: ¿En serio? Ya decía yo que era muy cariñoso…pero…¿A ti no te importa?

-YO: en absoluto, rubia, eres libre para hacer lo que quieras, igual que yo con Liz y las otras – asqueó el gesto.

-LOLA: ya sabes que a mí no me mola nada que andes con otras.

-YO: pero así es, y por lo tanto yo no puedo juzgarte,  ni enfadarme por que tú hagas lo mismo.

-LOLA: pero no quiero, a mi me chiflas tú…- se me abrazó con cariño, casi la respondo que la quería, sus ojos brillaban en un azul intenso, y mi polla reaccionó al contacto con su piel, tenía que irme de allí.

-YO: vamos a preparar la barbacoa, baja cuando estés lista.

Salí pitando, pensado que Lucas debería de esmerarse.

Preparé la carne que la comida junto a Mara, que se despertó al oír ruidos en la terraza. Eran Teo y Manu intentando encender la barbacoa. Hicimos un buen trabajo y nos hinchamos a carne en la terraza, con una humareda enorme y el olor a fuego y grasa llenándolo todo. Las chicas hicieron dos ollas, de 10 litros cada una, de sangría, y se las terminaron.

Volvieron a reír y bromear,  los biquinis a volar y quedar todas desnudas de cintura para arriba. Lucas volvió al acecho con Lola, que tonteaba sin apartar la vista de mí, creo que buscaba alguna reacción que no encontraba, y seguía tentando.

Al terminar la comida, el único sobrio, yo, y la única que no estaba demasiado borracha, Alicia, recogimos y limpiamos por encima. Con las risas de fondo, Alicia se mostraba más coqueta que el día anterior, con un biquini sugerente, un simple medio culo negro, que en su tremendo trasero quedaba rozando el pecado, mis ojos se iban detrás de sus caderas cuando nos cruzábamos en la cocina. Entró la novia de Teo a por unas cervezas, y al verlas una al lado de la otra, como en un espejo, lo vi claro. Teo había salido perdiendo, y  mucho, con el cambio, no solo por que tenía menos curvas y era menos atractiva, además por que encima desde que llegó con Teo el día anterior, estaba demostrando ser una sosa redomada, totalmente fuera de lugar ante la batería de bromas absurdas y risas que éramos los demás. Sí, era nueva en el grupo, pero Lola también lo era y en cambio estaba sumándose al jolgorio general. Al irse aquella imitación, pobre, de mi hermanita, Alicia se apoyó en la encimera con el culo,  cruzada de brazos, con la cara angustiada.

-YO: ¿Qué te pasa, hermanita?

-ALICIA: ya lo sabes…- señaló la terraza.

-YO: pobre mía, no puedes seguir así…- me fui a por ella, abrazándola con ternura, ella lo necesitaba por que se apretó a mí con fuerza, sollozando.

-ALICIA: es que no sé por qué me resulta tan duro…

-YO: por que le querías, es difícil dejar de querer a alguien, te lo digo yo.

-ALICIA: ¿Y por que él si puede? – me pilló, la respuesta era clara, por que él la dejó de querer hace mucho.

-YO: por que es tonto, solo así se entiende que esté con esa tabla de planchar, sosa y aburrida, en vez de con un ángel como tú  - quise ser dulce y amable, pero seguro que a ella se le pasó la misma respuesta que a mí.

-ALICIA: que bobo, no es tan mala – era tan dulce, que se reía sin arrugas, mientras que mentía para ensalzar a la nueva novia de su ex.

-YO: es una estirada que no te llega ni a la suela, y no te lo digo  como amigo,  te lo digo como hombre - alzó su mirada, con su sonrisa eterna, esa vez real.

-ALICIA: muchas gracias, no sé que haría sin ti.

-YO: tener una vida mucho menos interesante, eso seguro - reímos los dos, a carcajadas, mientras me separaba de ella.

-ALICIA: ¿Pues sabes qué? Voy a salir ahí fuera, y voy a disfrutar del fin de semana – levantó el puño, en señal de refuerzo a su comentario, riendo.

-YO: eso es, y encuentra a un príncipe azul, y  que te merezca, aunque existen pocos con ese requisito  – sonrió torciendo el gesto, apoyándose de forma tierna contra el marco de la puerta.

-ALICIA: ¿Quien sabe? Quizá no tenga que buscar lejos…- sus ojos, color marrón profundo, me hicieron tener un escalofrío, “¿Se refiere a mí?”

(9,80)