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Diana, mi alumna traviesa (3ª part.)

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El  lunes  volví  a  mis  clases, y  todo  iba  normal. Con  Diana  intentaba  que  la  cosa  fuera   normal, olvidando  lo  pasado, y todo  parecía ir  bien, aunque  siempre  estaba  la  típica  sonrisa  pícara. Pero  nada  más  que eso.

Sin  embargo, algo  me  sorprendió  durante  la  semana. Después  de  publicar  el  relato, en  los  comentarios  alguien  que  se  hacía  pasar  por  Diana  me  amenazaba  con  complicarme  la  vida. Decía que  había  grabado un vídeo  en  el  que  se  veía  todo  lo  que  habíamos  hecho  en  casa, y  que  tenía  que  hacer  lo  que  ella  me  dijera. Al  principio,  no le  di  ningún  valor, pensaba  que  era  alguien   para  molestar  simplemente. Yo  veía  imposible  que  hubiera  descubierto  que  escribía  lo  que  pasaba  entre  nosotros  aquí, aunque  sé  que  esta  web  es  bastante   seguida.

Pero  hubo  algo  que  empezó  a  asustarme  en  uno  de  sus  comentarios, y  fue  lo  siguiente:

Mira, porque realmente me lo pasé muy bien contigo no voy a portarme mal, porque tu insolencia me está empezando a cansar, si fueses a recoger el paquete verías que hay un CD, grabé con el móvil lo del otro día en tu casa, jjjjjjjjj así que ahora, voy a jugar un poco contigo y si te portas bien yo también lo haré, para empezar y para que veas que no haces nada destruyendo ese CD porque tengo la grabación, quedamos el sábado en el restaurante del Park, se que sueles ir allí con tu familia, así que ve y cuando me veas haz por seguirme, solo te entretendré unos minutos..jjjjjj.

Yo siempre   iba  a  ese  restaurante  con  mi  familia  los  sábados. Era  un  restaurante  muy  bueno  y  muy  tranquilo, y  desde  que  estaba  con  mi  mujer  nos  gustaba  ir  allí  a  cenar.

¿Cómo  se  habría  enterado  de  que  escribía  los  relatos  y  los  publicaba  en  esta  web??

¿Cómo  se  habría  enterado  de  que  iba  a  ese  restaurante  casi  todos  los  sábados  por  la  noche  para  cenar??

La  verdad  no  tenía  muchas  respuestas  a  esas  respuestas. A  la  primera  lo  único  que  le  veía  un  poco  de  sentido  es  que, en  casa, Diana  viera  mi  ordenador  alguna  vez  que  fuera  al  servicio  a  orinar, ya  que  fui  después  de  ducharnos. Pero  era  casi  imposible, ya  que  los  relatos están  guardados  en  una  carpeta  y  con  contraseña, porque, evidentemente,  no  me   haría  gracia  que  mi  mujer  los  descubriera. A  la  segunda  pregunta  si  le  veía  algo  más  de  sentido, ya  que donde  vivo  no  es  muy  grande y, probablemente, alguien  se  lo  chivaría. Pero  me  extrañaba  esa  actitud  amenazante  ya  que, como  he  comentado  antes, en  clase  todo  había  ido  de  lo  más  normal, a  excepción  de  la  típica  miradita  y  eso.

Tampoco  me  voy  a  extender  más  en  los  otros  comentarios  ya  que  vosotros  mismos  podéis  echarles  un  vistazo. Solo  he  comentado  el  que  considero  que  es  más  importante. Quizás  yo  me  equivoqué  en  contestar  y  entrar  al trapo.

El  viernes  acabé  muy  cansado  de  la  semana  y  no  hice  gran  cosa, nada  más  que  estar  en  casa  tranquilamente  con  mi   mujer  y  mis  hijos. Aunque  los  niños, como  sabrán  las  personas  que  tienen  hijos, siempre  suponen  un  gran  desgaste, ya  que  les  cuesta  mucho  estarse  quietos.

El  sábado  todo  fue  bien  hasta  por  la  noche. Comimos  en  casa, descansamos  la  siesta  y  preparábamos  la  salida  como  habitualmente  solemos  hacer  los  sábados  para  hacer  la  visita  al  Park  y  cenar. El  Park, para  explicarlo  mejor,  es  un  centro  comercial  donde  hay  tiendas  de  todo  tipo, cines, restaurantes, etcétera. Nos  gustaba  ir  porque  había  juegos  para  los  niños   y  ellos  se  entretenían  y  se  lo  pasaban  bien  antes  de  cenar.

Después  de  pasear  por  el  centro  nos  disponíamos  a  entrar  al  restaurante  para  cenar. Cogimos  mesa  y  empezamos   a  comer. Yo  y  mi  mujer  algo  más  pesado  y  para  los  niños  había  los  típicos  menús  que  te  sacaban  de  un  apuro.  Serían  alrededor  de  las  21:30  de  la  noche. Todo  iba  bien, ya  faltaba  poco  para  acabar  y  no  había  ocurrido  nada  raro.

De  pronto  sucedió  lo  que me  temía. Diana  estaba  allí…... Pasó  justo  detrás  de  la  silla  de  mi  mujer .Mis temores se habían cumplido. Ella me miraba fijamente y yo intentaba hacerme el loco, mirar para otro lado, pero hay que enfrentar los problemas y tenía que mirarle yo también a la cara. No podía esconderme de una niñata. Eso hice mirarla, ver que tramaba y vi como me indicaba con la mano que la siguiera, lo mismo que me había avisado de antemano en los comentarios del anterior relato. Iba con una falda cortita y unos tacones muy bonitos. Como siempre, rompedora, llamando la atención.

Yo no tenía ganas de hacer ningún espectáculo y la seguí. Intentaría quitármela rápido de en medio y ya está. Le dije a mi familia que iba al baño, que ya venía. Vi que se metía en los baños de las chicas, y haciéndome el disimulado entré también. Digo lo de disimulado, evidentemente, porque no es normal que un hombre se metiera en los baños de mujeres y no quería que me viera nadie.

Eran unos baños bastante amplios y muy limpios. Diana estaba en la puerta y vi como entraba en el baño, con el típico retrete en el que podías echar el candado. Entré y ahí estaba ya ella sentada en el retrete, con la típica pose sugerente de abrir bastante las piernas. Había bastante espacio, ya expliqué antes que los baños eran bastante grandes y cabíamos los dos perfectamente.

-¿Qué coño quieres, Diana? Estoy cenando con mi familia tranquilamente.

-Ya sabes que te puedo hacer la vida imposible, profe. Así que pórtate bien.

-¿Cómo te enterastes de que publico relatos? Llevas toda la semana amenazándome.

-Yo me entero de todo, cariño. Debías haberme avisado para contar lo nuestro. De todas formas me han gustado mucho, así que espero que escribas algunos más.

-Mira, hablamos en otro momento. Ahora me tengo que ir.

Yo daba el encuentro por finalizado pero sabía que por su parte era diferente. Me disponía a darme la vuelta e irme cuando me puso la mano en el paquete.

-Joder, ¿Qué haces? Mira, ahora no puedo- Le dije.

-¿Cómo que no? Claro que puedes.

Empezó a mover la mano suavemente, frotando mi pene, por encima del pantalón. Ella sabía provocar, era una provocadora nata, y lo demostraba una vez más. Me estaba calentando y mi instinto animal empezaba a despertarse. La polla empezaba a estar dura.

-Profe, hazme algo. He venido tan sexy para ti.

Se subió la falda y tampoco llevaba bragas. Así que desde arriba podía verle todo el coño. Me puse de rodillas, ella seguía sentada y le quité los zapatos para que estuviera más cómoda. Tenía unos pies muy bonitos, los cogí con la mano y empecé a chuparle los deditos suavemente, y sus uñas pintadas de rojo. De siempre había oído que los pies eran muy eróticos, pero la verdad que yo hasta ese momento tampoco los había usado mucho para eso. Pero la verdad que me gustaba lamerlos, la planta y los deditos sobretodo.

-Que gusto, profe. Esto relaja mucho.

-¿Te gusta? Nunca lo había probado.

-Sí, está muy bien. Nunca está de más probar cosas nuevas.

Así seguí un rato más hasta que fuí masajeando sus piernas poco a poco subiendo cada vez más hasta que puse mi cabeza cerca de su sexo. Use las manos para abrirlo un poco y empecé a meterle la lengua poco a poco. Lo tenía depiladito, como a mí me gustaba. La follaba con la lengua suavemente metiendo y sacándola rápido, podía ver su cara de placer y oir sus primeros gemidos.

-Mmmmmmm !Que bien lo haces, profe. Me encanta como me lo comes!!

-Me has liado otra vez, putita. Mi familia está fuera esperando.

-Que esperen un poquito más. No les va a pasar nada.

Así seguía yo, lamiéndole de arriba a abajo el chochito suavemente. Con la mano podía aprovechar para frotarle el botoncito rojo delicadamente, en concreto con el dedito gordo. Ella cada vez estaba más cachonda, y yo también la verdad. Me gustaba lamer su coño, lo empezaba a conocer y más aún cuando yo sabía que ella disfrutaba mientras lo hacía.

Entonces paré, cogí sus zapatos, que los había dejado en el suelo. Estaban limpios, pero de todas formas cogí un trozo de papel higiénico para pasarlo sobre el tacón y, suavemente, empecé a introducir el tacón en su vagina.

-Mmmmmmm, ¿qué haces?-Me preguntó.

-Meterte el taconcito, cariño. ¿No te gusta?.

-Ufffff, claro que sí. Nunca me lo habían hecho.

Y así seguí, metiendo y sacando el tacón cada vez con más fuerza. Su vagina estaba roja, ya con el típico líquido preliminar. Notaba que jadeaba cada vez con más fuerza, haciendo más ruido y yo mientras le puse la mano en la boca, porque no hay que olvidar que estábamos en unos aseos públicos y podía venir gente.

-Pfffff, dame más fuerte. Quiero más!!.

-Claro, mi niña. Aquí está tu profe para ayudarte.

Seguí masturbándola con el tacón, pero veía que le quedaba poco para correrse y no quería que sucediera eso sin yo hacerle nada porque no quería que pasara como en el primer relato, en que me quedé a dos velas. Así que paré, le di una palmadita con la mano en la vagina y esperé un poco. Tenía los labios jugosos y tiernos, como a mí me gustaban.

-Joder, ¿qué haces? ¿Porqué paras????- Me preguntó.

-Tranquila, Diana. Ahora te doy lo tuyo. ¿Qué creías, que te ibas a salir con la tuya, como la vez que me dejastes tirado en clase??. No, mi niña, estás muy equivocada.

-Jaja, que cabrón eres. Bueno, haz algo, machote.

Cogí el zapato e hice que chupara el tacón para que probara a que sabía y lo hizo sin tapujos ni excusas.

Después me desabroché el cinturón, me saqué la polla que estaba enorme y la apoyé encima de su vagina. Sin penetrarla empecé a moverla arriba y abajo cogiéndola con la mano recorriendo su coño para que la sintiera y se pusiera más cachonda aún, si cabe.

-Mmmmm, la noto. Métemela, métemela !!!!!!.

Empecé a meterle la cabeza poco a poco haciendo aún más larga la agonía y más inmenso el placer. Estaba muy cachondo y pegué un empujón hasta que quedó toda dentro. La dejé dentro bombeándole la vagina, y pronto empecé a meterla y sacarla con fuerza, mientras le sobaba los pechos y los pezones. Ya no podíamos controlar nuestros gemidos. Seguíamos follando salvajemente y mi familia fuera esperando…

Notaba que me quedaba muy poco y veía que a ella también.

-Mmmmmm, que gusto. Voy a correrme!!!!- Dije.

-Pffffff, ohhhh, yo también- Contestó.

Seguimos un poquito más hasta que me corrí con tanta fuerza que incluso se me taponaron los oídos. Ella también, y notaba sus flujos calientes en mi polla.

Me lavé, espere a que el pene volviera a su posición habitual y salí disimuladamente del baño, sin que nadie me viera. Ella se quedó un rato más dentro para que no nos vieran juntos.

Volví a dónde estaba mi familia, y mi mujer me dijo:

-Has tardado. ¿Ha pasado algo?.

-No, perdón. Algo me ha sentado mal. Vámonos.- Contesté.

Creo que se me notaba algo nervioso y alterado.

Pagamos y nos marchamos. Pero ya no me gustaba esto, la cosa se me estaba yendo de las manos….

Bueno, pues esta es la tercera parte. Para sugerencias o lo que sea, dejo mi correo para quién me quiera agregar [email protected] o [email protected]

Dejo esa dos porque la primera me daba algunos problemas y por eso creé la otra. Así que quién me quiera agregar que lo haga a las dos si es posible y así nos quitamos el problema. Un saludo grande para todos.

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