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Fantasía de Spirou (2 de 2)

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La tarde era calurosa y padre e hijo decidieron bajarse a la piscina. Jesús iba empalmado viendo el corto bañador de Fran, su padre, que no era ajeno a las miradas lascivas de su hijo. Poco a poco se le iba quitando la vergüenza y le acariciaba las nalgas, o dejaba que Jesús le besara en la boca, cada vez se excitaba más entrelazando su lengua con la de su hijo.

¡Y qué mamadas le hacía! Incluso por debajo del agua. Jesús, totalmente desnudo y empalmado, salió un poco para secarse y en las escaleras las manos de su padre le retuvieron por la cintura. Jesús notó con indescriptible placer la lengua húmeda y caliente de su padre explorándole su agujero negro. Poco a poco, aquella lengua le estaba haciendo delirar. Chupaba, lamía, besaba su culo, metía un dedo, dos, le cogió y le tiró para atrás. En el agua, el cuerpo de su hijo pesaba mucho menos y lo podía manejar a su antojo.

Jesús, que iba gimiendo y gritando cada vez más, le pedía más y más guerra, quería que la verga de su padre le destrozase y le abriese sus entrañas y Fran iba siendo cada vez más brutal, haciendo chapotear y levantar y sumergir a su hijo, que notaba la polla de su padre abriéndose paso dentro de él. Descargó todo su semen dentro de aquel agujero y Jesús, una vez follado, se dio la vuelta y besó con pasión a su padre.

Cuando salieron del agua, se dieron cuenta de que su tío, que a veces los visitaba, había contemplado la escena. Y lo estaba haciendo masturbándose como un poseso, con los pantalones y el calzón bajados hasta las rodillas. Jesús gimió de placer al ver la verga de su tío, que era incluso más grande que la de su padre, también descapullada. Sin pensárselo dos veces, se abalanzó para chupársela y no encontró oposición por parte de su tío.

Su tío, Sergio, tenía 28 años, era alto, moreno, muy deportista y sobre todo, tenía un culazo impresionante. También había fantaseado a menudo con él. Mientras se la chupaba, Sergio le decía que lo hacía como una puta, le preguntaba si le gustaba su polla y Jesús asentía sin sacársela de la boca, casi desencajada por el trozo de carne dura que tenía dentro. Sergio separó la cabeza de Jesús y le hizo levantarse. Le dio la vuelta y le dio un cachete en las nalgas. Sin contemplaciones, lo arrastró hasta la tumbona y le dispuso de tal modo que su culo en pompa estaba indefenso si su tío le embestía, cosa que hizo de repente.

Jesús aulló de dolor pese a que el semen de su padre debería haber actuado como un buen lubricante, pero aquella barra gorda, dura, caliente y grande se había hecho paso a través de su canal donde no había espacio y notó las pelotas de su tío golpeando su culo. Sergio empujó y se movió disfrutando de la presión que recibía de su sobrino y luego inició el mete y saca, acompañado de insultos y humillaciones que a Jesús comenzaron a arrastrarle a un placer indescriptible. No le importaba gritarle a su tío que le gustaba que le diera por culo, que deseaba que su polla siguiera jodiéndole, que quería sentir su semen dentro de él. Y Sergio eyaculó de tal modo que Jesús se corrió sin ni siquiera haberse tocado, aunque la erección no le bajaba.

Vio que su tío Sergio se quería levantar los pantalones, satisfecho del polvo que le había echado a su sobrino. Pero Jesús estaba muy caliente y la visión de aquel culo redondo era imposible de rechararla. Se lanzó a él y le dijo que ahora le tocaba a él. Aunque al principio el tío se negaba, las promesas de Jesús diciéndole que le iba a gustar y las bromas de su hermano Fran acabaron por convencerle. Ante Jesús, el culo de muchas de sus pajas se le mostraba en todo su esplendor. Su padre fue a por un lubricante para que no le doliera y mientras Jesús fue chupándole el culo y metiéndole varios dedos para dilatar la entrada. Su verga le latía furiosamente, no veía la hora de enterrar sus 17 centímetros de polla ahí dentro.

Llegó su padre y acabó la tarea. Lubricó su ano y su polla y le penetró con ansia. Bastó una embestida para enterrar su verga entera dentro del culito virgen de su tío. Ambos gritaron escandalosamente, pero cada uno de forma distinta. Jesús estaba muy caliente y desatendió las súplicas de Sergio arremetiendo de nuevo hasta los cataplines. Le decía que pronto iba a ir tomando gusto, y así fue, pues aunque no dejó de gritar, el placer fue tomando fuerza sobre el dolor y Sergio incluso movía su cadera para que el rabo de su sobrino penetrara lo máximo posible. Y Jesús, por supuesto, en la gloria, culeando a su tío y sintiendo millones de oleadas placenteras que terminaron en una colosal corrida.

Cuando se retiró Jesús, fue Fran el que se hizo con su sitio. Ensartó su verga en el ano de su hermano y sin importarle el semen de su hijo, comenzó a darle por culo a Sergio, que había intentado salir de su posición sin éxito. Jesús se alejó un poco para ver mejor la escena digna del mejor cine porno gay. La fuerza de su padre hacía que su tío se balancease violentemente al ritmo de las embestidas de polla de su hermano. Advirtió que Sergio tenía de nuevo una erección de caballo y sin dudarlo se fue a por él. Primero se la chupó un poco, pero al ver que su tío estaba fuera de sí y que le pedía a gritos poder follarle otra vez, se metió en el hueco que le dejaban y le ofreció su culo de nuevo, pese a que estaba muy dolorido.

Pero fue increíble. Fran hacía moverles a los dos con sus embestidas. La verga de su tío entró fácilmente, no por algo la entrada estaba lo suficientemente dilatada y lubricada de semen. Sentir el instrumento ardiente y duro de su tío le hacía casi correrse, estimulaba bestialmente su próstata y notaba algo como varios orgasmos simultáneos. Los tres terminaron de correrse casi al mismo tiempo. Ahora Jesús podía oler a la perfección un aroma de semen, saliva y sudor que le extasiaba.

Sergio se levantó y se vistió. "Esto hay que repetirlo, familia".

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