Nuevos relatos publicados: 9

MI DON (48)

  • 34
  • 6.167
  • 9,58 (12 Val.)
  • 0

Raúl – El regreso.

Fue un sábado muy ajetreado, desde el abrazo a Dani a la hora de comer, mi polla había pensado más que yo, con Dani y Eleonor queriendo saber de mí,  con Naira y su menstruación, con Mara y sus borracheras, y Lara y Alicia volviendo de ver a ese capullo de Lorenzo, que parecía sacado de una película de quinceañeras salidas.

Todo había pasado muy rápido, pero ahora estaba relajado y con la cabeza despejada. Era domingo y se acercaba la hora  de comer. Estaba abrazado a Naira en su cama, nos habíamos acostado relativamente pronto, pero entre la aparición de Mara, tener que acostarla, y más tarde la intrusión de Lara y Alicia, me costó pegar ojo. Pero al despertarme junto a Naira, sólo con unas bragas, adormecida en mi pecho, conmigo aún con los vaqueros sin cerrar puestos, después de un día especialmente raro con esa canaria algo tímida, tuve tiempo para pensar con calma.

Eleonor, había vuelto, y se había arriesgado a volver a pagar a Dani para informarse de mí. No era raro, ya me esperaba de todo de ella, incluso después de mostrarle el vídeo de Yasira, la hija de su fiel sirvienta siendo follada de forma bestial tras reconocer que la habían enviado como arma,  y amenazarla con un vídeo de ella misma en Internet mal editado. Pero  lo que me estaba dando vueltas en la cabeza,  era cómo se había enterado Eleonor de mi ruptura con Casandra, y de mi despido en el mercado, eran cosas que no había ocultado, pero tampoco la había divulgado.

Tenía que investigar, así que con cuidado, aparté a Naira, y me fui al cuarto de Lara, aún dormida desnuda y con el olor a sexo frustrado llenando mis fosas nasales. Me puse en su PC, a mirar por qué había cerrado el supermercado dónde trabajé. Ya lo sabía, o eso me dijeron, una empresa extranjera les había cortado el suministro de mercancías baratas y no podían mantenerse. Quise profundizar, fui tirando del hilo, en artículos y enlaces, era un galimatías de empresas, una detrás de otra, hasta que por fin di con una, el nombre me sonaba, era una de las empresas del ex marido de Eleonor, y eso no podía ser una coincidencia. Eleonor había participado, de algún modo, en mi despido, y de paso, con el de toda la empresa. No fue una locura financiera, sino que por lo visto encima habían ganado dinero con aquella operación, pero así sabía como Eleonor se había enterado de mi despido, lo provocó ella.

Estaba dispuesta a seguir jodiéndome la vida, podía haber sido una casualidad con tantas empresas de por medio, ¿Pero que justo fuera la mía, y luego pagara a Dani por saber como había reaccionado yo? Sin duda lo hizo conscientemente.

 Yo ya tenía despejada una duda, ¿Pero como averiguó lo de Casandra? Me fui al salón a llamarla.

-YO: hola rubia, ¿Cómo te va todo?

-CASANDRA: pues de puta madre, el curso me va genial.

-YO: me alegro un montón.

-CASANDRA: ¿Y tú que tal?

-YO: pues algo mosqueado.

-CASANDRA: ¿Y eso?

-YO: verás, no he ido por ahí pregonando nuestra ruptura y alguien a quien no me hace gracia que lo sepa se ha enterado, ¿Sabes algo?

-CASANDRA: bueno…yo se lo he dicho a mi familia y eso, pero nada más…aunque…

-YO: ¿Aunque…qué?

-CASANDRA: un pavo…se me acercó hace unos meses, me dijo que estaba investigando unas cosas para anuncios, y que me tenía que hacer unas preguntas.

-YO: ¿Y qué te preguntó?

-CASANDRA: chorradas, como una encuesta, mi nombre, mis gustos, mi opinión, y una pregunta era si estaba soltera o no, y al decirle que lo dejamos, insistió en saber cómo y por qué…fue raro.

-YO: ¡¿Y no me avisaste?!

-CASANDRA: ¿Y yo que sabía? Me paran en la calle muchas veces para esas chorradas… ¿He “metío” la pata? – me frotaba las sienes sobrepasado.

-YO: no, solo has sido una chica normal, por una vez…muchas gracias, nos vemos.

-CASANDRA: vale…pero si eso, avísame…por si te puedo ayudar.

Al colgar me dolía la cabeza. No sólo Eleonor me había despedido, junto a toda una cadena de supermercados,  sino que tenía a gente preguntando a mi ex, ¿Quienes serian? Fui preguntando a las chicas del piso según se despertaban, y a todas les habían hecho “esa encuesta”. Un tipo se había presentado de formas diferentes, como entrevistador de radio, de una ONG, o para entrar en un concurso,  pero las preguntas eran las mismas, y la descripción que dieron, aunque vaga, parecía el mismo tipo. Ninguna se dio cuenta de nada, fue a lo largo de casi año y medio, desde  que le envié el CD a Eleonor, y la amenacé a través de Yasira, la hija de su sirvienta.

Me puse a llamar a las chicas con las que había estado durante ese tiempo, a todas les habían hecho  “la entrevista”, a todas sumándole a gente sin más que conocía, amigos, compañeros de trabajo o conocidos, incluso mi madre, mi hermana y Dani. A todos con los que contacté, algunos no me cogieron el teléfono, pero con los que hablé, sí, a todos   menos a Liz, la iracunda amiga de mi hermana, que dijo no saber nada.

Quedé con ella esa misma tarde, no me tragaba que ella se hubiera escapado, Liz era demasiado importante  y  una fuente de información, se pasó 4 meses en mi casa siendo mi particular esclava, la conocía desde niño y seguía siendo la mejor amiga de mi hermana. Sabía muchas cosas y  no me aguantaba desde que la dejé, aún así, accedió a quedar en una cafetería muy conocida con cierta docilidad. Al acudir, vestido con unos pantalones negros largos y una camiseta bajo la cazadora, la invité a un café y nos pusimos a charlar, tratando de no centrarme en la belleza salvaje de Liz, con su piel morena, rasgo ligeramente asiáticos, y vestida con un pantalón vaqueros y una blusa de color rojo muy chillón.

-YO: ¿Y cómo te va todo?

-LIZ: pues bien, aunque no gracias a ti.

-YO: ¿Todavía me guardas rencor?

-LIZ: ¿Cómo no te lo voy a guardar? Me usaste como a un pañuelo, y luego me tiraste.

-YO: sabías lo que había, no era nada serio.

-LIZ: ¿Te follas a la mejor amiga de tu hermana, y pretendes que no sea serio?

-YO: para mi no lo era…

-LIZ: ¡Pues para mi sí! Me importabas, y me dejaste a un lado por una mocosa retrasada.

-YO: pues te pido disculpas, lo estaba pasando mal y no sabía muy bien lo que hacía.

-LIZ: eso ya da igual, guarda tus disculpas.

-YO: no puedes ser así de rencorosa, no vas a vivir.

-LIZ: oh, si que voy a vivir, y de hecho he quedado con una amiga nueva, y por ahí viene…te va a encantar…- no me giré, por que ya lo intuía.

-YO: no me creo que te hayas vendido…

-LIZ: mira, no sé si os conocéis, esta es Eleonor…- al alzar la mirada, la vi, sonriente, dándole dos besos de saludo a Liz, con un vestido rojo ajustado de arriba abajo, muy elegante y con clase, eso no lo había perdido.

-ELEONOR: hola Raúl, cuanto tiempo…– se sentaron, y extendió su mano, se la cogí saludándola con la educación que el enfado que tenía me permitía.

-YO: no el suficiente.

-LIZ: no seas mal educado, es mi nueva amiga…- su tono de sorna era irritante.

-ELEONOR: sí, nos hemos llegado a conocer muuuy bien, me ha contado muchas cosas de ti, de tu vida y de lo que has estado haciendo…- su tono era peor, más cálido y pausado, degustándolo.

-YO: ya imagino….. ¿Cómo os conocisteis?

-LIZ: después de que me echaras de tu casa, se presentó un señor muy amable, haciendo una encuesta, estaba tan furiosa que le conté tantas cosas que me presentó a su amiga, Eleonor, y desde entonces hemos quedado a menudo…para charlar.

-ELEONOR: sí, mucho, sobretodo de ti…

-YO: ¿Qué quieres, Eleonor?

-ELEONOR: oh, no se trata de lo que yo quiera, si no de lo que nosotras queremos, nos hiciste daño Raúl, mucho, y eso no se cura.

-YO: puedo entender a Eleonor…– miraba a Liz, obviando a aquella colombiana rabiosa - … es una perturbada mental obsesionada conmigo, ¿Pero tú, Liz?, nos conocemos desde pequeños,  por favor.

-LIZ: eso no te pareció mal cuando me hiciste tu esclava y me follaste cuanto quisiste.

-ELEONOR: no te preocupes querida, Raúl lo hace con todas, nos usa como quiere, nos da lo que deseamos, y luego nos lo quita.

-YO: estás loca.

-ELEONOR: es posible, pero si lo estoy es por tu culpa, yo te quería…aún te quiero, y estoy dispuesta a dejar que vuelvas a mi lado – el tono de burla desapareció.

-LIZ: espera, ¿Qué…que ha pasado con lo de jugar…y…y divertirnos?

-ELEONOR: deja hablar a los adultos, querida – Liz casi se cae al suelo al ver cómo había sido usada.

-YO:  ¿En serio pensabas que Eleonor era tu amiga? – una carcajada, algo exagerada, me salió de la garganta.

-ELEONOR: no soy su amiga, ni nada, solo he tomado lo que quería de ella, y lo mío me ha costado, ha sido la única que ha querido…colaborar.

-YO: ¿Y para qué?, ¿De qué te ha servido? Me has echado del trabajo, y andas con un imbécil preguntado  por mi vida, ¿Para qué?

-ELEONOR: para nada, como te decía, estoy dispuesta a perdonártelo todo… – me cogió de la mano –… eres joven y algo alocado, solo quería que vieras de lo que soy capaz  por ti… por que te quiero – suspiré profundamente, mirándola a los ojos color avellana.

-YO: no me quieres Eleonor, tienes un problema mental.

-ELEONOR: eso dicen los abogados de mi ex, pero conmigo la empresa va mejor que antes, les dejó hacer a los que saben, y me dejan a mi aire… – posó su mano en mi muslo -…  vuelve conmigo Raúl, Ana ya no está, ni la cría esa tan pequeña, ¿Casandra o Lola?, no me acuerdo….da igual, tú y yo podemos ser felices, Raúl, se mío  – sonreí, cogiéndola de la mano en mi pierna, besando en sus dedos con ternura y clavando los ojos en su bello rostro.

-YO: no voy a estar contigo, nunca.

-ELEONOR: sí lo estarás, por las buenas…o por las malas, apenas has visto nada de lo que te puedo llegar ha hacer.

-YO: no seas tan valiente, recuerda que tengo muchas cosas contra ti – todavía tenía los  CD y los PC con decenas de videos de sexo y más detalles delictivos de Eleonor. Ella sonrió, sin más,  de una  forma que no me gustó nada.

-ELEONOR: ¿Seguro?, Liz ha sido muy útil, y mi hombre se encargó de borrar todo cuando visitó a tu hermana junto a Liz - me dejó helado.

-LIZ: pero yo no sabia…¡¡Eres una zorra!!- sollozaba.

-ELEONOR: querías lo mismo que yo, darle una lección, ahora ya lo sabe.

-YO: no has podido borrarlo todo.

-ELEONOR: yo no, pero Liz sí, ha pasado mucho tiempo en tu cuarto, mientras tú te divertías con la profesora y con las niñas del piso ese de zorras, ha sido muy eficiente, y ahora que ya tengo todo, decidí atraerte.

-YO: ¿Por eso avisaste a Dani? Sabias que no me vendería, y que me llevaría hasta ti.

-ELEONOR: ¡Qué listo eres! Lo que sabía es que no me fallarais, no sé cómo, pero  te ganas a todas, me sorprendería que no te  hayas follado ya a la sirvienta… – “Al menos desconoce ciertas cosas”, suspiré aliviado - …así que estamos como al principio, y estoy dispuesta a olvidar todo esto, pero tienes que volver conmigo…- hizo una pausa dramática, muy bien expresada - …sólo conmigo.

-YO: ¿Y si no?

-ELEONOR: te haré la vida imposible, ¿Te crees que despedirte pagando 122 millones de € es mucho? Tengo preparadas mil maneras de hacer de tu vida un infierno, si quiero, puedo hacer que te den una paliza aquí mismo, con un simple gesto.

Mientras Liz y Eleonor conversaban sobre su nueva “relación”, pensaba profundamente. Por lo visto, había perdido lo que tenía en los PC, pero no habían dicho nada de las copias secretas, las que hice cuando estaba con Casandra. No se lo dije a nadie, tenía 5 CD, cada uno con copias de todo, escondidas en diferente sitios, incluso le di una al padre de Teo, el abogado que hundió al ex de Eleonor,  por si me pasaba algo. Mucho CSI.

Claro, podía decírselo a Eleonor en ese mismo momento,  jugar mis bazas, pero tocaba pensar, ¿Recordáis? “Analiza todos los escenarios, y actúa en base al peor de ellos”.

Eleonor podía saber de los CD, o no. Si sabía de ellos, sin duda ya las tendría en su poder, si no, no se hubiera atrevido a plantarme cara. Si no lo sabía, al decírselo, sería cuestión de tiempo que fuera a por ellos, tenía dinero casi infinito, recursos, y por lo visto, una fijación obsesiva conmigo, Eleonor no descansaría. Me iba a guardar ese AS  de los CD hasta saber si contaba con las copias,  o no. Por otro lado, si  Eleonor no supiera de esas copias, aunque hiciera pública su depravación, perdería mi única jugada,  ella seguiría contando con mucho dinero para seguir jodiéndome, y tenía esos “planes” ocultos contra mí, que yo no conocía.

La jugada era única, me sentía caminar sobre un alambre muy fino. Así que tenía que seguir el juego de Eleonor para ganar tiempo, y  saber si contaba con las copias. Y si todavía las tenía, descubrir sus planes hasta contar con alguna ventaja que ella no hubiera previsto. Ya puestos, pensé un pequeño truco para saber si su amenaza física era real, y podía hacerme daño en cuanto quisiera.

-YO: está bien, tú lo has querido, puta loca, no voy a  volver contigo, así que desata tu ira… – me levanté para irme, pero lo hice de forma muy brusca, Dos tíos de la barra, sudamericanos  con aspecto feroz, se pusieron tensos,  y un tercero, sentado escondido cuatro mesas más allá, se delató con una mirada fugaz, casi ni le presto atención. Sonreí levemente, los había descubierto, pero ahora sólo sabía que era una amenaza real – …¿Encimas traes perros?

-ELEONOR: no te preocupes por ellos, son sólo mi escolta, soy una mujer valiosa.

-LIZ: Eleonor, por favor,  era un juego…

-ELEONOR: quizá para ti, niña, pero para mí, no…– la miró con los ojos llenos de desprecio -… Raúl, no tienes opciones, serás mío, pero puedes ahorrarle mucho sufrimiento a tu familia y a  tus amigos, no obtengo placer de hacerles daño, pero si me obligas, les destrozaré la vida a todos, a todos los que te importan.

-YO: no te tengo miedo – asintió desalentada por mi decisión, sacando una tarjeta del bolso y dándomela.

-ELEONOR: como quieras, cuando te canses, llámame – la cogí, quizá necesitara contactar con ella.

-YO: y  tú…-  señalé a Liz –…cuídate de la ira de mi hermana, no la voy a  decir nada, pero como se entere, te matará, y como le pase algo a mi familia por tu culpa…- me callé por no tener que cumplir mi amenaza más adelante. Liz se echó a llorar, comprendiendo el alcance de su metedura de pata.

Me fui de allí, memorizando las caras de los escoltas, había dos armarios en la barra, seguramente colombianos y de malas pulgas. Pero el tercero era diferente, español, con gesto taimado y sibilino,  tenía pinta de investigador privado, y sus rasgos se parecían a la descripción que me dieron las chicas del “entrevistador”. Pasé  frente a él, sonreía cruzado de piernas, sorbiendo un café con una tranquilidad perturbadora. Saqué el móvil fingiendo coger una llamada, y le hice una foto, por lo ocurrido, aparentemente  él no se había delatado aún, y era mejor que él pensara que yo no le conocía.

Corrí para llegar a casa. El primer CD estaba escondido en un aire acondicionado del ático de mis padres, pero no estaba, y me maldije. Corrí hasta el coche, dónde tenía otro CD, al entrar y mirar en la colección de discos habitual, lo encontré, y suspiré dando gracias a dios. Pero al salir del coche, un calambre en el pecho me tiró al suelo, vi unos cables conectados en mi torso, los seguí con los ojos hasta ver una pistola táser sostenida por una figura en la penumbra,  antes de desmayarme en una segunda descarga. Al volver en mí, el CD ya no estaba, pero eso me cercioró que Eleonor sabía de los CD, algo malo, y no sabía cómo se enteraron, pero tampoco los tenían todos, y eso era bueno,  pero yo no sabía cuantos habían encontrado.

Pensé en denunciar, ¿Pero a quien y de qué? no había visto al agresor, aunque suponía quien era, y solo me había desaparecido un CD que no podía salir a la luz aún. Llamé desde una cabina, para saber del tercer CD, al padre de Teo, abogado de nivel,  que me confirmó que aún tenía el suyo que le di por si las moscas. Eso me tranquilizó, pero una leve conversación con el padre de Teo me dejó claro que Eleonor había jugado sus bazas, y aquel CD sería para la propia seguridad de él y su familia, así que no contaba con su ayuda.

El cuarto CD lo tenía escondido en el trabajo, y cuando fui el lunes, tampoco estaba, “¿En serio? Han entrado aquí a robarme un CD, y nadie se dio cuenta”. Me dio miedo ir a por el quinto CD, si me estaban siguiendo, en cuanto lo cogiera me lo quitarían, como el del coche. Aquello era demencial, y me estaba volviendo paranoico, pero tenía que saber si contaba con ese CD, y si me seguían a mí,  no podían seguir al resto. Así que mandé a Teo a por el CD, confiaba ciegamente en él, y si ya le protegía su padre, no había motivos para que le siguieran, o eso esperaba,  a saber cuantos secuaces tenía Eleonor, podía permitirse un ejército. El CD estaba  escondido en el parque al que íbamos de pequeños, en una rendija oculta tras un muro, Teo lo encontró, pero le dije que se lo guardara y no se lo dijera a nadie.

Ahora sabía que tenia dos CD a buen recaudo, aunque solo contaba con uno, sabía que me seguían para vigilarme, sabía que nos les importaba dejarme tieso con un táser,  que  no sabían cuantos CD más tenia yo, y que Eleonor atacaría pronto. Me había negado a ser su perro, y eso me iba a traer consecuencias, pero no sabía hasta que punto.

Contarle a mi familia parte de lo que pasó con Eleonor, para que se prepararan, fue de las cosas más duras que he hecho en mi vida. Mi madre, de golpe, se vio con una enorme pieza del puzzle que  le faltaba sobre la ruptura con Ana, e hiló como un detective de novela negra. Mi hermana solo gritaba y despotricaba sobre lo estúpido e imbécil que había sido, me ponía furioso, y quise decirla que su mejor amiga, Liz, me había vendido, pero seria una estupidez, Liz era la que más sabía de todo aquel lío, no necesitaba alejarla, si no tenerla cerca, aunque llevaba días sin verla. Mi padre se mantuvo callado, preguntado cosas muy concretas para asegurarse de entender el problema. Y Dani, que ya formaba parte de mi familia, solo lloraba de lo estúpida que había sido. Estuvimos pensando durante días qué hacer, entre todos, pero no se nos ocurría  nada, y Eleonor parecía no mover ficha, así que me relajé un poco, pero no mucho.

Una cosa de mí, es que soy horrible recordar  las fechas y rememorar letras de canciones, pero los rostros se me quedan fáciles. En cuanto veo a una persona dos o tres veces, ya la reconozco, y pasada una semana, reconocí a seis tíos distintos siguiéndome, por turnos y relevándose, tácticas que mi afición a la segunda guerra mundial me habían enseñado a ver. Al hombre misterioso del café no lo vi, pero sentía su presencia cerca, quizá fueran alucinaciones, pero casi juraría que sabía que le había reconocido en el café, y no se la quería jugar.  Con el paso de los días, ya tenía fotos de todos, (Dios bendiga los móviles con cámara), lejanas y de reflejos en escaparates o ventanas, pero me valían para enseñarlas a mis familiares y amigos, y que me fueran confirmando que a ellos también les seguían los mismos. Si había más secuaces, eran demasiado buenos como para cazarlos.

 

Kate – ¿La primera amenaza?

Como no ocurría nada con Eleonor, me centré en el trabajo, supuse que la jugada con los CD había dado sus frutos y había asustado lo suficiente a la esa zorra desgraciada, sin saber si tenía o no más CD, como para dejarme tranquilo por el momento. La tensión me iba a matar, mis ventas bajaban, y la sensación de que me miraban era constante, sólo una cosa me distraía, Kate, que era la siguiente de mi lista. Sí, mi cerebro, pese a la saturación, o debido a ella, quería seguir con aquello, y quizá no lo hubiera echo si de golpe, Kate, no se hubiera mostrado raramente abierta conmigo.

Lo primero que pensé, es que era una treta o un truco, obviamente, pero pensaba eso de todos desde la reaparición de Eleonor, de esa chica del ascensor, de ese tío de la cola de la tienda o de aquella abuela en el supermercado. Todo el que me mostraba algo de interés pasaba a ser un enemigo, y  no lo soportaba. Necesitaba desahogarme con alguien, y ella fue la que puso su hombro.

Debido a mis malas ventas, Alexis me puso con ella en las mixtas, para centrarme un poco, y entre ella y yo, más ella, hicimos el récord del año en ventas en una semana. No era de extrañar, Kate era pecado, normalmente iba vestida de negro con traje de oficina, que pese a disimular sus curvas, la hacían llamativa, pero al ir de ventas mixtas siempre acudía con vestidos exuberantes y provocativos de cuero negro. Era una versión mejorada de Penélope, más pecho y cadera, mejor culo,  alta, con el pelo largo moreno y ondulado, y unos ojos verdes maravillosos. En esos días, su férreo rostro y la gélida cara se esfumaron, o eso me pareció, y como apenas tenía sexo con nadie por miedo a…por miedo,  su compañía me resultaba agradable.

Volviendo un día de hacer buenas ventas en coche, conmigo conduciendo y ella en el siento del copiloto, se puso a hablar con un tono de voz roncó y seco. No casaba con un cuerpo tan femenino, era casi voz de general, con un toque sexy y sensual de dama de alta cuna, pero firme y férreo. Ese día, Kate iba reluciente con un vestido rojo largo, vaporoso y con un balanceó que hipnotizaba, junto a un escote que hacía sobresalir sus voluptuosos senos, muy al estilo Alexis, con zapatos altos a juego y un peinado estudiado para no tapar nada interesante.

-KATE: estás muy callado.

-YO: ya, es que tengo muchas cosas en la cabeza.

-KATE: ya lo he visto, me he tenido que trabajar las ventas casi yo sola…

-YO: lo siento…y te agradezco el esfuerzo.

-KATE: no pasa nada, pero Alexis está como una fiera contigo, no sabe por qué has bajado tu nivel.

-YO: pues que la jodan, no siempre se tiene lo que se quiere…- suspiraba, buscando en los retrovisores a mis acompañantes de ese día.

-KATE: tranquillo, no lo pagues conmigo.

-YO: es que no estoy bien, ¿Vale?, y no necesito charlas bobas – carraspeo, por no contestarme mal.

-KATE: joder, como te pones, mira que me habían dicho que eras un cielo con las chicas de la oficina.

-YO: que las den por el culo, que aprendan a tener la boca cerrada – pretendía ser una indirecta, estaba muy ofuscado, necesitaba silencio.

-KATE: ¿Me pregunto…cual crees que folla mejor? – casi me salgo del carril con su pregunta, era una mujer directa, pero  nunca había tocado ese tema.

-YO: ¿A qué coño viene eso?

-KATE: tú sabrás, eres el que se la ha tirado a todas…

-YO: ¿Algún problema?

-KATE: no…ninguno, pero es una curiosidad.

-YO: ¿Y para qué quieres saberlo?

-KATE: pues para cosas mías…- sonó muy raro.

-YO: ¿Necesitas una que folle bien para un amigo o un ligue? – su sonrisa pareció tan estudiada como perversa.

-KATE: no…sería para mí – esa belleza extraña se dibujaba en su cara, yo era capaz de leer que era una fachada, pero no qué había detrás de ella.

-YO: ¿Eres lesbiana?

-KATE: algo así…

-YO: bisex…- me cortó.

-KATE: nada de eso, me va el sexo duro.

-YO: como  a todas…

-KATE: no es eso… ¿Sabes lo que es el  sado? – no me creía aquella conversación.

-YO: claro… ¿Te va ese rollo?

-KATE: oh, sí,  me encanta – su forma de cruzar las piernas casi le cuesta la vida a una anciana que cruzaba por la calle.

-YO: con lo mojigata que pareces…

-KATE: ya, es solo fachada, con los años he aprendido a disimular.

-YO: ni que tuvieras 40 años.

-KATE: 28 para ser exactos, pero empecé muy joven…a los 15 años – lo decía sin pestañear.

-YO: ¿A tener sexo o con el sado?

-KATE: ambos, a mi profesor de historia se la ponía dura tontear con sus jóvenes e inocentes colegialas, y me metió en ese mundillo – aquella conversación, aparte de distraerme, me estaba calentando, parecía tan sencillo hablar con ella de algo tan íntimo.

-YO: ¿Y que haces?, ¿Ama o esclava?

-KATE: al principio era esclava de aquel depravado, me tuvo hasta los 19 siendo su puta, pero cometió el error de presentarme a personas, y enseñarme sitios, aprendí mucho y rápido, ahora soy ama, esclava o lo que tenga que ser.

-YO: pues qué desperdicio, eres una preciosidad y no necesitas de esa basura para tener al tío que quieras.

-KATE: gracias, pero no es que lo necesite, es que me gusta, no sé explicarlo, ser usada por un extraño, o dominar a alguien que confía a ciegas en ti, tiene algo que atrae – eso no se lo iba a negar, el mejor sexo que tenía normalmente era con esclavas, como las colombianas en su día, Madamme,  Lara o mi leona, por supuesto.

-YO: algo sí que tiene…- me miró sorprendida.

-KATE: lo has practicado, ¿Verdad?, se te nota.

-YO: no, bueno, no a ese nivel, relaciones en las que domino sí, las hago alguna maldad, pero no estrictamente sado.

-KATE: ¿A que te sientes genial?

-YO: un poco, pero nunca he probado ser el esclavo, sospecho que no me gustaría.

-KATE: si no los has probado…

-YO: no soporto que me digan qué debo o no debo hacer, se decidir por mí solo.

-KATE: mucha gente lo ve raro, y cuando lo prueba le encanta…

-YO: ¡Que no! Joder – sonó tan brusco, que gimió de broma.

-KATE: tranquilo, que me vas a poner cachonda – me sacó una sonrisa natural.

-YO: para líos de esos estoy yo…

-KATE: pues por lo que dicen, no te cuesta mucho tener a la mujer que quieras, una me dijo que la hiciste sangrar por el culo…

-YO: Gladis, de contabilidad, sí, ella me dijo que la diera más fuerte…- soltó una carcajada enorme, y en mucho tiempo, creo que fue la primera de verdad que le salió por mi culpa.

-KATE: es que eres una bestia, normalmente cuando pasan estas cosas, las chicas suelen exagerar y notas cuando mienten o chismorrean, pero cuando hablan de tu polla se ve que de verdad  les brillan los ojos, debes de tener un trabuco enorme

-YO: no está mal…

-KATE: ya – la falsa modestia no sirvió para nada, así que desvié el tema.

-YO: ¿Y por qué buscas a una que folle bien?

-KATE: nah…que me he cansado de mi juguete, y quiero uno nuevo.

-YO: y qué juguete ha perdido tu favor, ¿Hombre o mujer?

-KATE: mujer…si la conoces y todo…- temblé de pensar de golpe en Eleonor.

-YO: ¿Qui…quien? – me oscilaba la voz.

-KATE: te lo digo si prometes no divulgarlo.

-YO: hecho.

-KATE: es Alexis…- paré el coche en doble fila, entre la risa y la incredulidad.

-YO: ¡¡¿¿QUÉ??!!

-KATE: ¿Que pasa? Alexis es mi esclava, desde hace dos  años.

-YO: ¡No  me lo creo! Pero si es la jefa más zorra y despiadada que he conocido, y un demonio de mujer, jamás se sometería de esa forma.

-KATE: pasa  a menudo, mujeres atractivas, con éxito y con su carácter, se sienten en una vitrina sin que nadie se atreva a tocarlas, y se someten con facilidad ante cualquier muestra de fuerza sexual, ¿Cómo crees que entré a trabajar aquí? La obligué a contratarme para tenerla bien vigilada.

-YO: me dejas de piedra…¿Y que la haces?

-KATE: lo que se me ocurre.

-YO: no, no me lo creo.

-KATE: ¿Quieres pruebas? Vamos a la oficina, y fíjate en su falda, no lleva ropa interior por que se lo he ordenado.

-YO: puff, con un tanga pequeño tampoco se notaria, y aunque no las llevara, no significaría nada.

-KATE: umm, un incrédulo, está bien…¿Y si hago que te la chupe?

-YO: eso sí seria una prueba – regresó su fachada fría y cruel, poniendo morritos, pensativa.

-KATE: esto parece divertido, ummm vale, dime una palabra, cualquiera, algo que puedas meter en una frase pero que no se diga muchas veces – pensé unos segundos,  viéndola venir.

-YO: dubitativo.

-KATE: eres listo…bien, la diré que a todo el que le diga esa palabra se la tiene que comer con pasión hasta que te corras, y que se lo trague – me parecía divertido, la falta de sexo era mucha,  pero mi mente ya trabajaba a varios niveles desde que Eleonor regresó. Un plan estaba en marcha.

-YO: no, eso es muy fácil…dila que cuadro oiga esa palabra, tiene que obedecer a la persona ciegamente, como si fueras tú, hasta hacer que se corra – sonrió sorprendida.

-KATE: eres un cabrón muy listo…

-YO: si nos ponemos a ello, con una mamada no me vale, me la follo allí mismo – se mordió el labio imaginándoselo, acariciándose el escote con sus dedos.

-KATE: hecho – suspiraba nervioso.

-YO: ¿Y qué más la haces?

-KATE: ahhh, eso queda entre nosotras…- se elevó sobre mi oído, susurrando -…si quieres saberlo, puedo invitarte algún día, pero son cosas muy…muy sucias – lamió mi oreja con lentitud. Aquella mujer era una manipuladora de tomo y lomo, no era raro su nivel de ventas.

-YO: ohhhhh, qué mala eres – no me había dicho nada, pero ya se me pasaba por la cabeza chuparle una bota por ver a Alexis humillada.

-KATE: no sabes cuanto…

-YO: ¿Y te has cansado de ella? Pero si es una belleza de mujer, una Pin Up de escándalo.

-KATE: ya, pero cuando pasa tanto tiempo te repites, no sabes qué hacer, quizá me lo piense si entras a jugar con nosotras, pero si no, voy a buscar a otra.

-YO: ¿Y qué harías con Alexis?

-KATE: dejarla libre, ella misma se buscará otro amo  a quien adorar, la gente así no sabe vivir si que un Alfa los domine.

-YO: pues déjame que la destroce  primero.

-KATE: toda tuya, pero nada de por el culo, está castigada – accedí sin entenderla.

Aquella preciosidad de mujer, no solo era directa y una depravada de cuidado, sino que Kate me había servido a la que creía más difícil de la oficina  en bandeja. Todavía no me lo creía, Alexis era un témpano de hielo duro y cruel, no la había visto mostrar debilidad en ningún momento como para entrarla, ¿Y me tenía que creer que era una esclava sexual? Eso tenía que verlo.

Volvimos a la oficina, y según llegamos le entregamos las ventas a Alexis, conversamos, y hasta nos echó una bronca por perder una de ellas. Kate hizo un gesto, leve y casi imperceptible, pero al momento, Alexis me sacó de la sala y cerró. Yo me distraje unos minutos con los compañeros, y al abrirse la puerta, apareció Kate con una enorme sonrisa, se acercó a mí y me susurró un “Toda tuya”, con un ligero beso en la mejilla.

Pasaron un par de horas en las que dejé comerse la cabeza a Alexis, y sopesaba cuanto de trampa, o no, podía haber en aquello, pero la posibilidad de humillar a Alexis  me podía mucho más que jugármela a que Eleonor estuviera en el ajo. Llamé a  puerta, y Alexis me miró sobresaltada, al verme, relajó la vista y me dejó pasar entre susurros, obviándome.

-ALEXIS: ¿Qué quieres? Estoy muy ocupada.

-YO: verás, querría disculparme por mis malas ventas.

-ALEXIS: no quiero tus disculpas, quiero ventas.

-YO: sólo quiero hablar contigo un momento, no seas brusca.

-ALEXIS: está bien, pasa – al hacerlo, cerré la puerta, con el pestillo con agilidad imperceptible.

-YO: ¿Puedo sentarme?

-ALEXIS: sí, ¿Por qué no?, ya puestos a perder el tiempo…- se cruzó de brazos, mientras me sentaba,  apretando sus buenas tetas debajo de un  chaleco negro ajustado que hacía las veces de corsé, en un ligero escote en pico.

-YO: mira, sé que la estoy cagando, y trato de mejorar, pero tengo muchas cosas en que pensar, sólo pido tiempo.

-ALEXIS: ya te lo dijimos el primer día, nos da igual todo, menos las ventas, y si no rindes nos da igual, te vas a la puta calle, así que o mejoras o fuera, tengo mucho trabajo y estoy esperando a alguien – “¿A mí?”, me sentía nervioso.

-YO: es que no es fácil …– cogí aire – …me siento…dubitativo – un aire gélido cruzó la estancia, Alexis se tensó en la misma postura, y me miraba con los ojos bien abiertos.

-ALEXIS: ¿Que…que has dicho?

-YO: lo que has oído, dubitativo – se puso en pie, pegado los brazos a su cuerpo, apretando y soltando los puños, su mirada era de incredulidad, pero a la vez, de aceptación.

-ALEXIS: ¿Y…y qué desea mi señor? – rompí en una carcajada, ella se puso roja y agachó la cabeza.

-YO: lo primero sinceridad, si me mientes lo sabré…– asintió con la cabeza –… dime, ¿Desde cuando conoces a Kate?

-ALEXIS: hará más de un año y medio – alguien mentía, o Kate que me dijo dos años, o ella. 6 meses era demasiado tiempo para equivocarse.

-YO: ¿La metiste a trabajar a posta?

-ALEXIS: sí, ella me…me lo ordenó.

-YO: ¿Eres la puta esclava de esa mujer?

-ALEXIS: s…sí…….sí - tartamudeaba.

-YO: ¿Y qué te ha dicho que hagas?

-ALEXIS: alguien me diría esa palabra y …y tenía que ser la esclava de esa persona hasta que haga que se corra…- temblaba de la idea - …pero aquí no, por favor, en la oficina…- no podía dejarla suplicar, no sabía mucho del sado, pero la esclava no opinaba.

-YO: cierra la puta boca, zorra – alzó la mirada ruborizada, entendiendo que yo no sería Kate, pero tampoco la daría cuartel.

-ALEXIS: sí, mi señor, ¿Qué desea que haga?

-YO: levántate la falda, quiero ver si llevas bragas.

-ALEXIS: no llevo – me acerqué a ella, tirándola de la cola de caballo que tenía en el  pelo.

-YO: he dicho que quiero verlo, no que me lo digas, zorra estúpida, como vuelvas a hablar sin mi permiso se lo diré a Kate, y ella sabrá como hacerte daño – se retorció, mirándome con algo parecido al placer en la cara.

Bajó sus manos a la ajustada falda azul marino por las rodillas, fue doblándola hasta tenerla en la cintura, y  pude deleitarme con la visión de su coño depilado, sin ropa interior. Pasé mis dedos por encima de su vulva, húmeda y caliente.

-YO: ¿Estás cachonda? Respóndeme sólo cuando te pregunte.

-ALEXIS: mucho, mi señor.

-YO: ¿Qué es lo que más te gusta del sexo?

-ALEXIS: comerle el coño a mi ama – eso sería aprendido, así que lo dejé estar, lo que le gustaba era la humillación.

-YO: ¿Y lo que menos?

-ALEXIS: el sexo…anal - se estremeció  al sentir otro tirón del pelo –…tengo el culo muy fino y me duele mucho.

-YO: me han dicho que estás castigada, y no puedo follarte por el culo, ¿Por qué?

-ALEXIS: mi ama me dijo que te pusiera en mixtas con ella, y por turnos no pude, así que…me castigó…- “¿Por qué quería Kate estar en el turno conmigo?”

-YO: ¿Cómo te castigó? …– se agachó dándome con el culo en la cadera, hice hueco y vi un consolador ancho pero corto, metido por el culo –…vaya castigo, si no se nota cuando caminas, ¿Te duele?

-ALEXIS: sí, cada vez que me muevo, y cuando me siento, me mareo… – lo cogí sacándoselo con cuidado, ella gemía –… no, no por favor, es mi castigo, no puedo sacármelo.

-YO: te lo estoy sacando yo, puta imbécil,  eres mía hasta que me corra, ¿Recuerdas? …- al sacarlo, me pareció un consolador no muy largo, pero tan ancho como una lata de cola. Lo volví a dejar en su sitio, entre suspiros de dolor –… bien, guarra, vamos  a empezar, desnúdate del todo, déjate los tacones.

Obedeció al instante, y verla desnudarse fue glorioso. Aparte de ir sin bragas, tampoco llevaba sujetador, aunque eso parecía más obra de dios que de Kate, sus buenas tetas se sostenían firmes en su sitio. Toda su piel era de un blanco nuclear, solo unos rosados pezones duros y grandes resaltaban.

Me senté en la silla, y con una palmada la llamé a mi regazo, se sentó con cuidado, para no mover mucho lo que tenía metido detrás. Mis manos fueron a sus senos, acariciándolos con cuidado, la sensación de su piel era ligeramente áspera, y sus pezones eran delicados, lamí uno de ellos con esmero para oírla suspirar. Entonces mi mano bajó a su coño mojado, se abrió de piernas y masturbé frotando por encima un buen rato. Mis dedos se abrían paso dentro de ella, sus gemidos era ahogados por la humillación, pero estaba disfrutando, encontré su punto G, y daba pequeños saltos con las piernas para que cada vez que retumbara, su ano se resintiera. No duró ni tres minutos, y se corrió tapándose la boca con las manos por no alertar a la oficina entera.

-YO: ¿Te ha gustado?

-ALEXIS: ¡Sí!, ¿Follamos ya? – lo suplicaba.

-YO: no, hoy no – sus ojos casi se le salen.

-ALEXIS: pero…- la silencié con un largo beso con lengua.

-YO: eres mía, puta, hasta que hagas que me corra, recuérdalo bien, y no se lo digas a nadie, Kate incluida, dila que te folle fuerte, y que la tengo enorme, pero que no me gustó.

-ALEXIS: no puedo mentirla, es mi ama.

-YO: ¿Qué te ha dicho que hagas conmigo?

-ALEXIS: soy tuya hasta que te corras.

-YO: entones no la mientes, la estás obedeciendo…– asintió confusa, así que agarré el consolador de su ano y le hice salir y entrar tan fuerte que gritó un poco –… se una buena esclava y hazme caso, Kate está pensando en dejarte de lado por otra.

-ALEXIS: ¡No! Mi ama nunca me haría eso.

-YO: no me creas, compruébalo, dila lo que te he dicho, y en menos de un mes serás agua pasada, y no puedes hacer nada para evitarlo, si la ama decide, tú obedeces.

-ALEXIS: ¿Y qué será de mí? – casi lloraba, su subconsciente ya veía venir el palo de Kate, yo sólo se lo había confirmado.

-YO: yo cuidaré de ti, ya has visto que sé cómo  hay que tratar a una  golfa como tú – se me abrazó con ternura, casi con admiración, yo sonreía al ver que mi plan funcionaba.

-ALEXIS: haré lo que me digas, y nunca te cuestionaré, podrás hacerme lo que desees y te complaceré lo mejor que pueda, y si no puedo, buscaré a quien pueda, ¿Puedo ser tu esclava?

-YO: sólo si te lo ganas, y el primer paso es que confirmes mis palabras, así sabrás que no te miento, como Kate… - sobé su cuerpo unos segundos - …anda, vístete, y sigue siendo quien eres de cara a todos, incluso de mí, incluso delante de Kate, sigue el papel, pero cuando estemos solos, serás solo mía – asintió con felicidad extrema en la cara, la di un fuerte azote en el culo que ruborizó sus mejillas. Alexis se vistió, y al abrir la puerta, gritó algo sobre las ventas, pero me guiñó un ojo. Ya era mía.

Al salir de allí, analicé mi jugada. Sí, podría habérmela follado, y así quedar saldada la cuenta, ¿Pero qué ganaría yo con eso? ¿Un polvo? Los  tenía dónde quisiera, yo no era un hombre normal al que el sexo le cegara, aunque  al entrar en el despacho  estaba decidido a follarla y ver hasta dónde llegaba aquel juego. Pero Alexis había dicho que Kate la castigada por que no la obedeció al ponerme junto a ella antes, ¿Por qué querría hacer pareja conmigo Kate? Eso tenía que resolverlo, además,   ¿Tener a tu jefa dominada y a tu merced? Eso era poder, y pensaba quitárselo a una Kate de la que no me fiaba, una mujer así, tan manipuladora y fría, podría estar jugándomela y ni me daría cuenta, había sido demasiado fácil que me diera tanta información, y tan deprisa se ofreció a que me quisiera en sus juegos. Como había aprendido, a las malas con Ana,  jugaría a lo que ellas quisieran, pero siempre con la mejor mano.

Me crucé con Kate en la oficina, que me miró sorprendida de verme fuera del despacho.

-KATE: ¿Tan rápido?

-YO: es que folla bien.

-KATE: ya lo sé.

-YO: aún así, no me ha gustado, creo que voy a pasar de vuestros juegos…

-KATE: una lastima…tendré que buscarme a otra.

-YO: te recomiendo a Cameron o a Pamela, son las que mejor follan de todas – sonrió agradecida.

-KATE: Cameron tiene novio, puedo manejarlo, ¿Pero esa vieja?

-YO: oh, sí….además es muy fácil doblegarlas.

Mentira, le costaría un mundo averiguar el fetiche de Cameron con el Ánime, y Pamela era la mujer más orgullosa y dura de pelar que había conocido últimamente, no lograría nada, o al menos se tiraría dos semanas estudiándolas.

“Tiempo, necesito tiempo, y ver venir los golpes”, Kate podía ser una aficionada al sado sin más, o una enviada por Eleonor, no lo sabía, pero aunque os parezca rocambolesco, desde que Eleonor regresó, hacía esto con todo el mundo, no me fiaba de nadie, y siempre me aseguraba estar en una  mejor posición, y con Kate no sería diferente. La tenía delante, sonriéndome de forma dulce y agradable, y pese a ello, no sabría decir en qué estaba pensando Kate, por suerte soy ingenioso.

-YO: muy ocurrente lo del consolador en el culo, ¿Por qué la castigaste?

-KATE: ah...nada…no me ayudó con un chico al que me quiero camelar…- la muy zorra usaba mi mismo truco, las verdades a medias son más útiles de lo que parece, y son más fáciles de creer. Fuera una trampa de Eleonor, o no, Kate  iba a por mí, y no me pillaría descuidado. Además, alguien  se llevó el CD de la oficina, y no sabía quien.

Nos despedimos con cariño, su forma de besar en las mejillas era excitante, posando los labios con clama y dejándolos unos segundos, lo justo para sentir sus prominentes pechos en tu cuerpo. Se alejó contoneando aquel culo de cine encerrado en un vestido de licra. Y yo me sentí menos vulnerable en ese instante, de lo que llevaba días sintiéndome.

(9,58)